12 Horas de Terror - 00
Prólogo
El fin del principio
En una noche tormentosa donde los rayos no cesaban y el fuerte viento no dejaba reposar debido al rechinar de las ventanas, un pequeño niño se encontraba luchando por descansar. Estando solo en una habitación completamente a oscuras, sus traumas aprovecharon para actuar. Sí, solo para recordar aquellas tortuosas doce horas de terror.
Su mente lo traicionaba. En efecto, su mente lo asesinaba. Nada cambiaba incluso mientras duerme, él siente escalofríos por la espalda como si aún estuviera en aquel pavoroso lugar.
“Tranquilo, hijo, lo peor ya pasó, ve a casa y duerme en paz”. Eso fue lo que le dijo un oficial en la mañana, pero ¿cuál paz? sí de solo recordar aquellos rostros diabólicos su mente colapsaba y de ninguna manera podía dormir.
—¡Ya basta! ¡por favor! —Se escuchó la voz del niño en medio de la habitación completamente oscura.
Por culpa de la ruidosa tormenta de aquella noche como de sus constantes pesadillas, el niño no tuvo más alternativa que levantase de su cama y de pensar en el día de mañana. Finalmente, aclaró su mente solo para luego ser torturado con otro asunto igual de malo. Recordó que temprano debía decidir con cuál de sus padres quedarse, ellos se iban a divorciar.
Para el niño, esto es un tormento incluso mayor que el que le causó aquel hombre que intentó quitarle la vida. Ahora, con lágrimas corriendo por sus mejillas, él decide ir a la habitación de su madre.
Ignorando la habitación donde dormía su padre, que antes era la de su difunta hermana, el niño siguió haciéndose paso por la sala para luego llegar al cuarto de su querida madre, quien estaba profundamente dormida. Él pequeño se acercó al oído de ella y susurró.
—Te quiero mamá —Después la observó por unos segundos dormir plácidamente. El chico entendía lo mucho que ella sufría debido al dolor que le causaba su esposo, aun así, ella podía soñar tranquila. ¿Cómo lo lograba?
“Me alegro que al menos tú puedas dormir bien, madre”. Pensó el niño mientras tenía un fuerte ardor en el pecho, él no podía negar que envidiaba un poco el sueño tranquilo de ella.
El niño solo se limitó a darle un beso a su madre en la mejilla para luego salir de la habitación.
El pequeño caminaba por la oscura sala sin sentido alguno, simplemente no podía dormir. Debido a su dolor, la tormenta, lo que le ocurrió en aquel paseo que supuestamente iba a ser «de maravilla» y para colmo el divorcio de sus padres; definitivamente la vida estaba siendo absurdamente cruel con este pequeño niño.
Repentinamente, un rayo cayó en el patio, cerca de la casita de su querida mascota. Sí, su perro Rex, quien actualmente era el mejor amigo del niño. Ahora mismo, ellos tenían algo en común y ese algo era que no podían dormir debido a la tormenta, así que ¿cómo no podría compadecerse de ver a su mejor amigo estar bajo ese chaparrón?
“Rex, lo siento, que descuidado soy”. Pensó el niño arrepentido por no haberse dado cuenta antes.
Él chico nuevamente se dirigió en silencio al cuarto de su madre, tomó un paraguas, una linterna y las llaves de su hogar. Luego, salió al patio abriendo la puerta trasera de su casa sin hacer ruido, encendió una linterna y abrió el paraguas, camino entre la lodosa y empapada tierra y se dirigió a la casa de su perro.
Por el revotar de las gotas de lluvias contra la tierra, la pijama que vestía el chiquillo se ensució de lodo, pero no es como si le importase, ahora mismo la prioridad era su querido amigo que no paraba de ladrar aterrorizado.
“Guau, guau…”
Mientras caminaba con dificultad, al niño le empezó a temblar todo su cuerpo siendo el crujir constante de sus dientes una advertencia de una inminente hipotermia. Era de esperarse, aquel fuerte viento nocturno repartía el frio y las gotas de lluvia por doquier, dejando prácticamente inútil él paraguas que él llevaba.
“Pobre Rex, todas estas horas ha estado pasando por esto, este horrible frio, aguarda amigo, ahorita te meto en la casa y dormimos juntos”. Razonó, sabía que Rex incluso estando dentro de su casita de perro de igual forma le entrarían las gotas de lluvia que eran llevadas diagonalmente por él viento. Eso sin mencionar que difícilmente una casita de esas pudiese aguantar el impacto de un rayo.
Cuando ya estaba muy cerca, sus pies vacilaron y el resbaloso suelo fangoso no lo perdonó.
—¡Ahhhh! —gritó dándose un resbalón y cayendo por su diestra—. ¡Auch! —Se levantó sacudiendo en vano su sucia y mojada ropa.
Sin razón aparente, su linterna se apagó dejando todo en completa oscuridad donde ni siquiera la luna tuvo la bondad de regalar un poco de su luminiscencia. En este momento, solo se podían escuchar las fuertes gotas de lluvia tintinear contra el suelo sin cesar.
“SSSS SSSS SSSS”. Sopló un viento terrorífico.
El niño empezó a respirar con dificultad porque ahora todo se había trasformado en un escenario digno de una película de terror. Por lo que golpeó varias veces la linterna con la palma de su mano con la esperanza de que prendiese y al cabo de unos segundos lo logró.
—Gracias a Dios. Aunque, ¡que frio! —El niño prendiendo la linterna y apuntando su luz hacia la casa del perro, notó que este no estaba ni se escuchaba.
“¿Eh? qué raro”, piensa extrañado y empieza a buscarlo con el faro por los alrededores de la casita.
La linterna se volvió a apagar y otra vez la lobreguez ahogó todo el lugar.
—¡¿Qué pasa?! —exclamó conteniendo el aliento y costándole tragar saliva.
Volvió a intentar prender la linterna y para cuando lo logró, iluminó nuevamente a donde antes estaba Rex y…
—¡AHHHHHH! —gritó al ver la escena espantosa frente a sus ojos.
Siendo llevada por el agua y la sangre encharcada, él vio la cabeza de su perro cortada…
Sus pupilas se dilatan, su cuerpo se calienta, su respiración se incrementa y siente los latidos de su corazón acelerarse con fuerza.
“Thucump, thucump, thucump”. Así de fuerte era el latido de su corazón.
“SSSSSSSSSSSSSSSSSSS”, silbó el viento.
Entrando en pánico y resbalándose, nuevamente su linterna se apagó, su paraguas es llevado por la fuerte ráfaga de viento dejando al niño completamente al descubierto.
—Dime que esto es real, dime que esto es real —decía el niño levantándose del suelo atemorizado, pero ¿por qué suplicaba que fuese real la muerte de su amigo?
La linterna se volvió a encender e iluminó la casita de Rex, su mascota estaba con la cabeza en su lugar y sin ningún daño en absoluto.
“Guau, guau, guau”. Ladró el perro.
—¡R-rex! —Sacudiéndose la cabeza el niño llamó confundido a su perro.
Estando ambos completamente empapados, el joven termina de acercarse a su canino, este movió la cola a los lados, miró con ojos agradecidos a su dueño y lo lamió amistosamente.
—Y-ya y-ya R-Rex —expulsó con dificultad una temblorosa risilla. A su vez, intentaba quitarle la cadena a su perro cuando…
“SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS”
Un fuerte viento huracanado llegó de repente causando un horrendo sonido. Rex entró rápidamente a su casita aún encadenado y el niño se desequilibró por completo cayéndose y golpeándose la nariz contra el suelo.
—¡Auch! —Lloriqueó con la nariz ensangrentada. Ahora estaba temblando aún más, sus dedos estaban helados y su cuerpo lo sentía prácticamente congelado.
Levantándose y dirigiendo su mirada a un lado, el niño perdió el aliento. Su cuerpo se entumeció. Su mente gritó en pavor.
—N-no, no, no, nononononononononononono. Ya no debería estar dentro de mí. Él dijo que te eliminó —dijo completamente horrorizado, miles de recuerdos llegaron a su mente y un sentimiento indescriptiblemente terrorífico tomó el protagonismo—. Entonces, ¿por quééé estas…?
—Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.
—Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.
—Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja.
Escuchó risas de muchos niños a su al rededor, eran todos sus compañeros de clases incluido la chica que le gustaba, ellos caminando y jugando alegremente en medio de la lluvia nocturna. Claro, jugando con cuchillos ensangrentados.
—Oye Jax, vamos a jugar. —Le dijo María a Jax ladeando la cabeza y con una tierna sonrisa en su rostro.
—¡Ahhhhgg! —gritó Jax porque un cuchillo cortó su yugular.
Así es, todos los compañeros de clase empezaron a matarse entre sí, dejando una lúgubre decoración de viseras, extremidades cortadas y mucha sangre en él lugar.
El niño estando tirado de nalgas contra el suelo observando esta terrorífica escena anonadado. Como si un rayo llamado locura lo hubiese atravesado, el niño se levantó con la mente completamente nublada y empezó a huir devuelta a su casa.
—¡Ahhhhhhh, ayuda ayuda ayuda ayuda ayuda ayuda ayuda!
“SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS” sopló un viento.
La linterna se volvió a apagar. El negro de la noche tomó el lugar.
“Thucump, thucump, thucump, thucump, thucump, thucump, thucump, thucump, thucump”. Palpitó con fuerza su corazón.
Completamente aterrerado, totalmente perturbado, olvidándose de ayudar a su amigo Rex y corriendo a la puerta abierta de su casa… Estando muy cerca de su hogar, su lugar seguro… llegando a la puerta…
“SSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS” sopló un viento de muerte.
“¡TAMMMMMM!” y se cerró la puerta violentamente justo cuando estaba a punto de entrar.
El niño fue descuidado y había dejado la llave al otro lado de la cerradura. Ahora, estando afuera totalmente empapado, el tocaba y llamaba a la puerta desesperado:
—¡Mama, mama, mama, ayuda, ayuda, ayuda! —Pero no vino nadie.
Rindiéndose, el niño solo se puso en posición fetal chocando su espalda contra la puerta y cuando miró a donde antes estaban sus compañeros de clase… ya no estaban, ni había sangre, ni cadáveres.
—N-no puede ser —finalmente dijo con un tono de voz completamente apagado y con la mirada perdida—. Hubiese sido mejor si fuese real.
Tronó, la lluvia se intensificó, el viento sopló más fuerte. El niño iba a morir de hipotermia y para colmo, algo malo se le manifestó. Lo peor de lo peor, el mayor de sus miedos, su peor pesadilla, incluso más vil que aquel asesino. Era Él.
Una entidad extremadamente alta y delgada, completamente negra como una silueta, con una cabeza como un rombo deforme, con garras tan largas en sus manos que colisionaban contra el piso y con una inconfundible boca llena de dientes. Pese a ser completamente negra y ser de noche, por algún motivo el niño podía observarlo con anormal facilidad. Esta cosa estaba frente al joven, completamente quieta y sin hacer absolutamente nada, era como si jugase con su presa, se exhibiese frente a él estando inmutable solo para sádicamente aterrar más y más a su víctima.
Pero, con una reacción completamente inesperada, el niño dijo ladeando la cabeza y cambiando su cara de horror a una completamente serena:
—Ah, nos volvemos a ver, TheRomber, ja, ja, ja —Empezó a reír como loco. El llamó con ese nombre tan ridículo a la criatura frente a sus ojos.
La única respuesta de este monstruo fue un fuerte rugido para luego acercarse lentamente al niño, abriendo más y más su boca.
El chico mirando a la espalda de la criatura que tenía a su frente contempló como cuatro pares más de ojos rojos brillantes en la oscuridad lo miraban fijamente.
—Ah, también están ellos. —Aceptando su trágico final, el niño cerró sus ojos y le dio la espalda a la criatura.
No sabía porque lo hacía, ni el mismo lo entendía, pero simplemente aceptó lo que ocurrió y se dejó tragar por la locura…
“PUM, PUM, PUM, PUM”, este era el sonido producido por el impacto constante de su cabeza contra la puerta de su casa que él mismo se causaba.
“Crrr, crrr, crrr”, y este era el crujir de su cráneo.
Cerró sus ojos, dejó de golpearse la frente porque fue sintió el inimaginable dolor de ser devorado desde la espalda, comiéndoselo vivo, dientes rasgando sus riñones y destrozando su columna vertebral…
—¡Ahgggggg! —gritaba de dolor mientras se retorcía en el suelo, todo su cuerpo le dolía y ya para cuando ellos acabaron, por fin todo quedó en oscuridad.
***
Abriendo sus ojos, notó que todo estaba brillante, era plena luz del día, el niño estaba en el patio, la tierra a sus pies estaba completamente seca y el cielo despejado sin señal de tormenta alguna.
—¿Qué… pasó? —preguntó el niño mientras se rascaba sus ojos—. ¿Hace un momento no era…?
Se detuvo por que miró a los lados y notó que habían dos cadáveres que reconoció de inmediato a sus lados, estaban recién asesinados.
—Ouh, ya veo… —dijo el niño estando de pie y llevándose el dedo índice al labio inferior, en realidad su rostro no mostraba emoción alguna.
Una brisilla relajante con olor a sangre impactó contra su corto cabello negro, en sus ojos rojos como un rubí se reflejó el destello de un cuchillo ensangrentado entre sus manos.
—Ya se alimentaron, ¿eh? —El niño empapó sus labios con su lengua y ladeó la cabeza—. En fin, ahora me toca dejar La Marca de ********.
12 Horas de Terror.
Por: Fernando Campos.
Comments for chapter "00"
QUE TE PARECIÓ?
Definitivamente es una historia que mezcla lo psicológico y promete grandes dosis de tensión y misterio al leerla. El protagonista tiene una forma de paranoia y si fuera una serie imagínate como nos harías sentir la angustia de la situación en todo momento. El interés acrecienta a cada minuto que pasa en este tipo de historias. Una de la parte fuerte es cuando se presenta el panorama de su mascota degollada y cualquiera terminaría con el corazón destrozado pero no era cierto, el viento que soplaba lo envolvía, también hace ver como si estuviera en el olvido lidiando con la desesperación.
El titulo «El fin del principio» o «El principio del fin» suenan familiares.
Saludos!
¿Qué rayos acabo de leer? Más confuso que el final de Evangelion :p