Academia de Asesinos - 96
Cuando la lucha se vuelve violenta y cruel, Hiroshi se antepone con toda su experiencia. Ni los esfuerzos combinados de Ehirazu y Alexander son suficientes para doblegarlo. El asesino, aun así, pone mucho esfuerzo en pelear contra los mercenarios.
Baligra salta con Lucy en su espalda, reteniéndola, y ambas se golpean contra los árboles. El plan de la mercenaria funciona y con ello se dirige a Alex. Lo mismo hacen Riurik, Brutallio y Tyrakus. Todos heridos por la gran batalla contra los chicos y luego profesionales.
Por detrás de la legión de mercenarios se pone de pie Kaizer y Vorex, mientras que Kamata y los profesionales van por el frente rodeando a los criminales. Alex no se deja intimidar, pero según Ehirazu es un gran problema y lo mejor es retirarse.
Cuando el mercenario se da cuenta, el inexperto joven se lanza sin pensarlo con una sed de sangre y determinación tan peligrosa como inmadura. Esta es rechazada cuando Hiroshi usa la habilidad copiada de Alex y lo agobia con muchos ataques que apenas puede esquivarlo:
—¡Alex, tenemos que retirarnos! —exclama Ehirazu.
—¡No cuando podemos eliminarlos! ¡se están agotando! —responde enceguecido por la batalla.
—¡Nosotros también! —responde Ehirazu. Detiene a Riurik y Brutallio, quienes dan un paso al frente para apoyar a su joven líder.
—¡Tenemos una misión aquí y la cumpliremos como sea!
—¡Al carajo la misión y al carajo con tu actitud de niño caprichoso! ¡compórtate como un maldito líder! —lo regaña Ehirazu. Su experiencia no es para nada menospreciable y no dejará que un novato provoque su muerte.
—¡No me voy a retirar, estamos demasiado cerca de eliminarlos! ¡Míralos, están heridos los mocosos, podemos usarlos para acabar con Hiroshi y esos bastardos! —señala a Kaizer y Vorex.
Ehirazu lo detiene tomándolo del hombro y continúa reprendiéndolo. Los demás mercenarios del grupo, empiezan a sentirse hartos de la discusión y plantan cara a su líder. Ya les resulta excesivo el capricho de Alex por querer buscar matar a sus enemigos sin un plan o con incapacidad para evaluar la situación.
Con un destello producto de su habilidad de “velocidad relámpago”, Alex se apresura hacia Kaizer para acabar con su vida de una vez y por todas ignorando las advertencias de Ehirazu. Hiroshi reacciona un poco más tardío lo que impide que pueda llegar antes de que le aseste el golpe.
Megumi y Maia tratan de correr para interponerse en el camino. Kamata se lanza con su espada en mano corriendo con todas sus fuerzas.
Alex carga su puño y lo extiende en dirección al rostro de un debilitado Kaizer:
—¡Adiós…maldito!
El silencio se apodera de todo el bosque cuyo nombre es revelado como “madriguera de lobos” y con ello la sangre de todos se congela. Entre la vegetación se escuchan sonidos y acto seguido destellos eléctricos oscuros y carmesí salen volando por todas partes. Animales e insectos escapan para no estar en el epicentro de ese fenómeno.
Alex se detiene y entre temblores se voltea como todos los presentes. Una gota de sudor se desliza por su rostro preocupado y nervioso. Los mercenarios retroceden asustados como si estuvieran en presencia de algo fuera de su control. Caso contrario los chicos y profesionales sienten alivio al ver que llega Doncaster desprendiendo una presión y destellos eléctricos fulminantes por todas partes:
—I-Imposible…—deja escapar Ehirazu.
—Ehirazu, tenemos que irnos ¡pronto! —exclama Brutallio muy asustado.
—Ehee, ehee, odio admitirlo, pero el grandulón tiene razón. —añade Riurik.
—No es un enemigo al que podamos vencer ni en nuestra mejor versión. —dice Baligra.
—No, no, no…no… ¡No de nuevo! ¡deja de arruinar mi venganza! —Alex se pone violento al ver a su padre llegar junto con varios asesinos de la orden entre ellos profesores.
—Hijo, te permití escapar y pensé que no serías tan tonto como para volver. Me equivoqué. —exclama decepcionado el director. —No creas que te dejaré escapar esta vez.
—Nadie dijo que vaya hacerlo.
—¿Quién te dijo que vengas hasta aquí? ¿Por qué? —mira a los criminales junto a él. —Incluso liberaste a esta gente tan peligrosa ¿tienes idea de lo que haces?
—Te sorprenderías si te lo dijera. —dice Alex. —Me tomó mucho tiempo formar a este grupo solo espera a ver como haremos caer a la orden. —exclama al mismo tiempo que insulta a todos los presentes con un gesto con el dedo del medio levantado.
—Alex…si no pretendes escucharnos entonces te abandonamos aquí. Estamos en una situación difícil así que retirémonos. —Ehirazu busca entrar en razón con el joven y parece que logra ese cometido porque ve en sus ojos confusión y mirada brillosa, como si estuviera a punto de quebrarse. El mercenario aprovecha el momento para tomarlo del brazo y arrojarlo hacia Brutallio, quien lo lleva a su hombro y Baligra le inyecta al instante un fuerte sedante para dormirlo.
Una vez más, Doncaster se queda inmóvil ante la huida del grupo de criminales, pero esta vez por mareos y cae de rodillas al sentirse débil. Hiroshi ordena a los asesinos que llegaron con el director que los persigan mientras que ellos se encargan de los chicos.
Lucy va con el director y ayuda a reincorporarse. Ambos regresan a la academia, atravesando una gran distancia.
Por su parte, Hiroshi y Olympico ven como se encuentran los demás. El grandulón toma a Lucian sobre su hombro y camina hacia Kaizer para hacer lo mismo. El chico mira a Vorex y luego a Hiroshi:
—Ese es el chico que encontramos durante los exámenes. ¿Quién es? ¿Por qué lo han ocultado todo este tiempo? —pregunta.
—Este no es el momento para preguntar esas cosas. —responde Hiroshi.
—…—Vorex se queda en silencio mirando la situación.
Hiroshi se acerca a Vorex y extiende su mano para ayudarlo, pero enseguida lo rechaza. Se pone de pie solo y da media vuelta hacia la cueva:
—¡Vorex, espera! —lo llama Megumi.
—¿Qué? —pregunta sin darse la vuelta.
—¿Quieres venir con nosotros? —pregunta ella.
—Estar entre personas…no es para mí…además tengo a un amigo que se encuentra muy mal…cof…cof…—escupa sangre y siente mucho dolor en su cuerpo. Maia se sorprende de que con todas sus heridas pudiera mantenerse de pie.
—Pero…—da un paso hacia él siendo detenida por Hiroshi, quien niega con su cabeza.
—Por el momento se siente cómodo aquí. —dice el espadachín.
—Es que parece triste en la soledad. —se siente angustiada por él.
—Comprende que no se siente listo. No aún.
Hiroshi levanta su mano hacia Olympico y este le entrega una enorme bolsa negra con comida, agua y muchos medicamentos. Como si hubieran previsto lo que se encontrarían.
La bolsa la deja en la entrada de la cueva ante los ojos de Vorex. Sin decir nada ni despedirse, el chico se mete en la cueva dejando la bolsa allí. Kamata se ofende y va a confrontarlo, pero Hiroshi lo detiene y sonríe. Sabe que el chico del bosque tomará la decisión correcta en aceptar la ayuda.
El grupo de asesinos llega con malas noticias y le informan al espadachín:
—Señor, no pudimos capturarlos. Llegamos a un arroyo y de la nada nos cegaron. —exclama un asesino que lideraba al grupo.
—¿Los cegaron? —pegunta Olympico.
—Si.
—Esfera lumínica. —deja escapar Hiroshi.
—¿Es enserio? Ese artículo está en investigación y pertenece a la división tecnológica de la orden. ¿Cómo obtuvieron un artículo perteneciente a la capital? —pregunta Olympico.
—Esto es muy malo. Hay alguien que está filtrando información y robando artículos de investigación. —dice preocupado Hiroshi.
—¿Qué hacemos?
—Por ahora llevemos a los chicos al hospital y luego investiguemos. El sol se está ocultando, mejor apurémonos.
***PARTE II***
Por la mañana del día siguiente, sorpresivamente Kaizer se recuperó durante la noche cosa que ya no es tan descabellado para los médicos y su constante tratamiento de las heridas del chico. Lucian está en reposo con Maia a su lado con favorable pronostico.
Megumi apenas recibe medicación ya que Vorex supo tratar la herida en la pierna de ella y ayudó a evitar la necrosis. Kamata persiste en no ir al médico y se encuentra en el dojo de kendo entrenando con los miembros. El club es muy responsable y perfeccionista. Desde que Kotomi decidió irse, la aspiración de Kamata es volverlos grandes espadachines en honor a ella.
Cuando les dan el alta, Kaizer se reúne con sus amigos en el pasto fresco junto al árbol en el que suele sentarse a su lado. Se tardan en hablar puesto que pasaron por mucho y también fueron interrogados por los profesores y el director. La falta que cometieron fue grave. El asunto de Vorex era un secreto muy bien guardado y ahora todo ha cambiado para los miembros de la academia:
—¿Te encuentras bien Megumi? —pregunta Kaizer.
—Si, eso creo. —responde, aunque en su mente no olvida por qué Vorex se negó en ir con ellos y como se encuentra. Espera noticias pronto.
—Conociste al chico encapuchado. ¿Vorex era su nombre? —pregunta Kaizer.
—Muy poco, pero si, su nombre es él. Él es muy…cortés, muy amable y me salvó de perder la pierna.
—Vorex…me pregunto ¿Quién eres? —se pregunta lleno de curiosidad.
Kamata interrumpe su entrenamiento a pocos metros para añadirse a la conversación con una pregunta concreta y que lo tiene muy preocupado:
—Megumi ¿Cómo fue que terminaste en el bosque?
—Si…a decir verdad tampoco lo sé con seguridad. Lo que recuerdo es ver árboles y una luz. Después de eso me encontraba en el bosque.
—Que extraño. —dice Kamata.
—Parece que este año tendremos que cuidarnos más de la cuenta. —dice Kaizer y mira a Megumi, notándose la preocupación por ella.
Los chicos se toman demasiado enserio todo lo que han pasado y no es para menos, han sido blanco de los mercenarios desde principio de año. Kaizer se deja caer sobre el pasto y mira hacia el sol con la mirada sobre las nubes y su mente dispersa. Luego cierra los ojos y se queda pensando unos momentos:
—¿Saben que pasó con los criminales? —pregunta Lucian.
—Los profesores no quieren decir nada. —dice Megumi.
—Y a juzgar por el hecho de que mercenarios pudieron acceder a los bosques acabó encendiendo las alarmas en la orden. —añade Maia tras lo ocurrido. —Lo que me preocupa es ese chico, Vorex ¿no estará en grave peligro? Quizás los mercenarios pretenden volver por él.
—Eso lo dudo. —exclama Hiroshi llegando con noticias.
—Profesor. —exclama Megumi.
La voz de Hiroshi despierta a Kaizer y este se acomoda sentándose sobre el suelo:
—De lo único que tienen que preocuparse es por terminar de sanar sus heridas. Algunos de ustedes siguen con heridas leves. En unos momentos tendrán que hacerse los chequeos así que hagan caso y prioricen su salud. —aconseja Hiroshi.
—Pero ¿Qué sucederá con…? —pregunta Megumi.
—Déjenlo en nuestras manos. No vamos a dejar a un chico tan joven en una situación tan precaria. Confíen en nosotros. —dice Hiroshi.
—¿Pudieron capturar a la legión de mercenarios? —pregunta Kaizer.
—Desaparecieron sin dejar rastros. —responde suelto, pero con cierto tono de vergüenza por no haber podido capturarlos. —Estén tranquilos porque la situación ya está en manos de los directores.
Durante la noche en el bosque, Hiroshi, Olympico y Lucy regresan al lugar de la batalla y ven que la bolsa que el espadachín había dejado el día anterior solo para encontrarla vacía y la cueva también. No hay rastro de Vorex y tampoco sus pertenencias. Lucy piensa que los mercenarios se lo llevaron en algún momento del día, pero Hiroshi niega tal cosa y explica que sería imposible considerando que los subordinados de Alexander estuvieron contra su voluntad.
No obstante, le parece extraño que se haya ido:
—No solo te está preocupando la situación de Vorex ¿verdad? —dice Olympico.
—¿Podrá ser esa peligrosa alianza? —pregunta Lucy.
—Ahora que Alex tiene aliados es muy probable que se vuelva más audaz que antes. ¿Qué fue lo que pasó? Cada paso que damos es uno que nos aleja de ellos. —exclama Hiroshi en tono culposo.
—Me sorprende de ti pensar de esa manera. Siempre nos dices de pensar las cosas antes de actuar y no dejar llevar tanto por emociones que opaquen las acciones. —dice Lucy casi como si lo estuviera regañando.
—Ciertamente y es prioridad velar por la seguridad de los chicos. —agrega Olympico.
—Si, eso es verdad, pero…seríamos negligentes si no nos preocupáramos por todos los jóvenes que necesitan de nuestra ayuda. —exclama Hiroshi siempre con las nuevas generaciones en su mente. Fue un año duro para todos y donde el espadachín ha puesto toda su esperanza en los de primer año.
Desde una de las ramas más altas de los árboles, Vorex observa, cubierto de vendas y con severos dolores en el cuerpo, como se alejan los profesionales. Le cuesta sacarse de la cabeza ese pequeño momento en que compartió una batalla con chicos de su misma edad y fundamentalmente Megumi, a quien extraña y siente la necesidad de tener su presencia a su lado. Es su primera amiga en toda la vida y jamás había sentido tales sentimientos de cariño por una persona.
El enorme oso, beast rock, se levanta sobre sus dos patas traseras y mira hacia el chico llamándolo y rascando el tronco. Vorex se baja dando un salto al vacío y cae al suelo hundiendo los pies y resquebrajando levemente la tierra. El animal apoya su cabeza sobre la mano del chico como si fuera amigos desde hace mucho tiempo:
—Ya, ya, estoy bien. —acaricia al oso que se muestra inofensivo con Vorex. —Ven, regresemos a la cueva. Por un tiempo tendremos que huir de las personas.
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