Academia de Asesinos - 97
Luego de eso, Hiroshi se reúne a solas con Doncaster en la oficina. Como siempre el director tiene los nervios a flor de piel porque los demás miembros del grupo “los cuatro grandes” están tratando de sacarle toda información posible sobre Alex con tal de encarcelarlo o matarlo, aunque sea cual sea el destino, la vida del criminal estará condenada.
Hiroshi entra a la oficina y ve que discute muy acaloradamente con Dekkman al punto de insultarse mutuamente. Se aparta a un lado, donde se encuentran los sofás mientras escucha la incómoda discusión.
Tras oír que Doncaster acaba por cortar la llamada se toma la cabeza y sutilmente deja caer el comunicador al suelo:
—¿Mal momento? —pregunta Hiroshi.
—¿Eres alguna clase de cómico? Presenciaste una discusión. Para nada que es buen momento. —responde agobiado.
—¿Qué te dijo el director Dekkman?
—Lo de siempre. Me regaña por no haber podido detener a Alex y que no soy capaz de mantener buena imagen en el territorio del oeste. Como si el norte estuviera en buen estado. Apenas puede mantener la paz con las fronteras montañosas. Nada es tan simple como parece.
Entre sus pesimistas palabras se encuentra una verdad detrás. Los sucesivos ataques de Alexander despertaron desconfianza dentro de los cuatro grandes con Doncaster. Todos los directores sabían que Alex es hijo del asesino y sobre su historia, pero nunca lo consideraron una amenaza visible como para preocuparse, inclusive era visto de una manera más pequeña, como si se tratase de un niño capricho buscando atención de los demás.
En cierta forma esta afirmación es verdadera pero no de la manera inocente que uno quisiera considerar. Ahora, la credibilidad del director del oeste se tambalea por lo que tiene que empezar a pensar una forma de detener al nuevo grupo enemigo de la orden.
Mira fijamente a Hiroshi y se cruza los brazos mientras espera algo ansioso por noticias algo positivas:
—¿Cómo se encuentran los jóvenes? —pregunta Doncaster.
—Está bien. Increíblemente sanaron bastante rápido. Megumi está mejor de su pierna, aunque la cicatriz no se irá. Kaizer pudo sanar como siempre, a una velocidad impresionante y Lucian tiene dolores en su espalda, pero estará bien en cuestión de días.
—Me sorprende el valor de estos chicos como para enfrentar a los mercenarios ex convictos.
—Si, yo también me sorprendí, pero creo que lo mejor es pensar un castigo para ellos.
—Ponerles límites, es interesante la propuesta. Estoy de acuerdo, a pesar de que no son los mismo desde el principio de año, siguen siendo unos niños y novatos. —exclama el director. —¿Cuál es el reporte? —pregunta. —Por favor, dame buenas noticias.
—Además de que Alex se escapó, de nuevo y que Vorex desapareció con el oso…no hay nada que reportar. —dice Hiroshi.
—¿Seguro? —pregunta el director con la esperanza de que si haya algo. Hace una mueca moviendo su cabeza a un lado.
—Si ¿por qué? —responde Hiroshi.
Doncaster suspira, toma del cajón de su escritorio un pedazo de papel y lo arroja sobre el escritorio un fragmento de lo que el informante de nombre Glover le dejó. Hiroshi da un vistazo y solo lee una frase confusa:
—La verdad…está detrás de la sangre. No…lo entiendo.
—Si, sabía que sería complicado a la primera. Lo que está escrito es solo una parte, una bastante amplia de una verdad.
—¿Una parte? ¿Dónde está el resto? —pregunta Hiroshi.
—Eso no importa ahora.
—Mencionaste una verdad ¿Cuál verdad?
—Una que es inevitable para todos y cada uno de nosotros.
—La sangre…la…familia… ¿a eso te refieres? —pregunta y al ver que Doncaster asiente en silencio pregunta— ¿eso que tiene que ver con nosotros?
—No con ustedes…con ellos…con él.
—Ambos…tanto Alex como él. —añade Hiroshi.
—…—Doncaster guarda silencios y responde. —Quizás…también.
—Hemos luchado todo el año y aun así te cuesta entender que Alex es una gran amenaza para todos aquí. Ya no trabaja solo y eso lo vuelve aún más peligroso.
—Tu no lo entiendes Hiroshi.
—En cierta forma, si lo hago, pero lo único que sé es que de nuevo los chicos estuvieron en peligro y alguien está filtrando información que no debe ser filtrada. Hay un maldito traidor y descubriré quien es.
Lejos de sorprenderse por esa afirmación, Doncaster solo escucha en silencio a su personal más confiable. Cada palabra que sale de la boca de él son puras verdades negadas por una sociedad que lentamente se ha vuelto hipócrita y fría.
Si fuera otra persona la habría mandado al cuerno, pero Hiroshi es leal y tiene pocos pelos en la lengua. Aun así, le inquieta demasiado que haya alguien observando y entregando información a los enemigos:
—No hace falta que lo hagas.
—¿Qué cosa?
—Ir por esa persona.
—¿Por qué? No me digas que ya tienes un sospechoso.
—Es el mismo conocimiento que el que tienes tu, Hiroshi. No es mucho lo que sé ni tampoco es que sea un riesgo menor hacer algo. Pero quizás puedas hacer algo con tus contactos.
—Tener aún contacto con la división de inteligencia es muy conveniente para estos casos. Haré lo que pueda.
El director se sale de su cómoda silla y deambula de un lado hacia el otro en la oficina. Estar varias horas sentado, firmando documentos, hablando con importantes personas y organizaciones le han dejado doliendo las rodillas y es necesario estirar las piernas por unos momentos:
—Por lo pronto tendremos que usar el evento a nuestro favor si quieres atraparlos…a todos.
—¿Quieres usar al mayor evento estudiantil para atrapar a criminales? Eso me parece demasiado. Jugar con la emoción de los chicos y las ilusiones…no me parece. —Hiroshi se muestra reacio a lo que le anuncia Doncaster.
—El torneo de las Academias, uno de los eventos estudiantiles más importantes de cada año y que reúne a los jóvenes de entre primer año y tercero para que compitan. No pareces tan disgustado como quisieras mostrarte. Sabes que tengo razón al hacer esto, así como el que pretendan hacer su golpe en el torneo de academias.
—De eso no tengo duda, pero…
—Ahora si te veo algo molesto.
—También vas a usar a los chicos ¿verdad?
Doncaster se queda en silencio una vez más. Toma el vaso lleno de whisky que está sobre el escritorio y da pequeños sorbos y cada vez que descansa sus labios agita el contenido con hielo en su interior. Apoya de manera sonora el vaso y mira a Hiroshi a los ojos. Sin pestañar:
—Ellos van a estar bien tienes mi palabra de eso.
—¡Sabía que algo así pasaría! ¡¿En qué carajo estás pensando?!
—Te prometo que no les pasará nada y eso es un hecho.
—¿Cuantas veces dirás algo así solo para que acaben luchando solos y por sus vidas? ¿Cuántas veces vimos eso este año?
—Esta vez será diferente.
—¿Qué tan diferente? Las leyes vivientes están lidiando con conflictos de salvajes en el norte, esclavistas al este y al sur, y aquí…al oeste los refugiados siguen llegando de quien sabe dónde. —le recrimina a Doncaster.
—Los cuatro estaremos presentes.
—Eso no será suficiente. Solo vas a usar a los chicos como carne de cañón. Dime una cosa ¿alguna vez los piensas como lo que en verdad son? Unos niños, adolescentes que quieren tener una vida sin peligros.
—Desde que se inscriben y forman parte de la Academia dejan de tener esa clase de privilegios y por si no te has dado cuenta, los menosprecias. —vuelve a golpear el escritorio con su vaso con hielo.
—Te equivocas.
—Vamos Hiroshi, te conozco desde hace mucho tiempo. Quieres lo mejor para ellos, pero temes darles esa libertad.
—¿Así como también ustedes al negarles la verdad que unos pocos sabemos? Los quiero proteger de las amenazas que ustedes vuelcan sobre ellos.
—Esta reunión se acabó. Asesino Hiroshi puedes regresar a tus labores. —Doncaster se muestra muy molesto y toma de su costado la botella entera de whisky y la bebe frente a Hiroshi sin importarle nada.
—Adiós.
Hiroshi pega un portazo al salir.
Doncaster tira la botella a un lado y se tira hacia atrás en su silla:
—Algún día tendré que decirle mis intenciones como director. Me pregunto cómo reaccione a mi decisión cuando ya no esté vivo…
Junto a su mano y un bolígrafo se ve escrito un papel con el título de «Mi sucesor».
***PARTE II***
Luego de aquella discusión, Hiroshi se reúne al atardecer con Kaizer, Kamata, Lucian, Maia y Megumi para informarles su castigo. Les pide que se reúnan en la cafetería. Allí los cinco llegan y ven a Olympico y Lucy junto a una persona, un muchacho que no parece tener más de veinte años, pero su apariencia está marcada por cicatriz en su mejilla, una espada enorme apoyada contra la pared y la mirada seria de un hombre curtido en batalla.
Hiroshi les da la bienvenida y pide que tomen asiento. El chico desconocido se queda mirándolos uno a uno como si fuera una especie de máquina que analiza a cada persona con solo mirarlas. Al terminar de hacer eso, Hiroshi espera su respuesta y el joven asienta con la cabeza:
—Sin duda que están bien. ¿Cuál es la persona que tiene interés en la medicina? —pregunta el joven.
—Ella. —Lucy señala a Maia.
—¿Yo? ¿Qué está pasando? No entiendo. —exclama la chica.
Kamata, quien a excepción de los demás no aceptó sentarse, observa al desconocido y a los profesores, quizás los mas cercanos a los chicos. Su lenguaje corporal consiste siempre en estar en guardia, desconfiando y listo para defender su posición y en este caso es igual:
—Viene por ti. —dice con las palabras justas el espadachín.
—¿Qué? —pregunta Maia.
—¡¿D-De que hablan?! ¡¿Por qué vienen por ella?! —se altera Lucian.
—Tranquilos, tranquilos, no es nada grave. Él es Loto, un médico graduado de la academia del oeste. Las calificaciones de Maia atrajeron la atención de la división médica de la orden. —explica Hiroshi.
—Nuestra división está recién creada, pero disponemos de una amplia selección de jóvenes de todo el continente Antares con conocimientos en diferentes ramas de la medicina. El líder de la división, Norman Alsidius quedó tan impresionado por tus capacidades en medicina que me pidió venir hasta aquí y decirte que fuiste seleccionada para formar parte de unas pasantías. —dice el muchacho con expresión dura como la piedra, pero su tono de voz es tranquilo sin miedo y tampoco busca intimidar. Es comprensible y amable.
—¿Pasantías? —Maia no sabe si explotar de emoción y temor por preguntar la duración y cuando será.
—Así es. Exactamente estas pasantías iniciaron este año y lo que buscamos es encontrar a estudiantes talentosos para que al final de su vida académica puedan venir con nosotros.
—Me llena de felicidad la propuesta, pero…por el momento quiero estar aquí. No deseo separarme de mis amigos…no de ellos. —dices desde el fondo de su corazón quien siempre piensa en ellos como la familia que jamás conoció.
Loto se levanta de su asiento y toma la espada que estaba recostada contra la pared. Olympico se acerca para persuadirlo, creyendo que se había ofendido por el rechazo de ella, sin embargo, es todo lo contrario. Loto sonríe sintiendo una gran admiración por Maia:
—Descuida. No hace falta que te decidas ahora. Al fin y al cabo, lo que importa es como se sienta uno, pero te advierto, esta oportunidad es solo para los estudiantes. En cuanto te recibas no podrás entrar ni siquiera como una pasante.
—Lo se. Agradezco su interés.
—Nos vemos. —se va del lugar con Olympico escoltándolo.
—¿Estás segura? Es una organización bastante nueva, pero tiene el potencial para cambiar todo lo relacionado a la medicina. Sé que te interesa muchísimo eso. —dice Lucy, sorprendida de que Maia escoja perder tal oportunidad que hasta podría redefinir su futuro.
—La oferta es muy buena, pero en estos momentos no deseo irme de aquí. Eso es todo. —responde con una sonrisa.
—Técnicamente no te irías ahora, más bien es un largo proceso donde estarás dos días en la academia médica establecida aquí en el oeste y el resto permanecerás aquí. La decisión de abandonar el territorio será cuando te gradúes. Allí verás que hacer, si ser una asesina en plena actividad o seguir la rama médica. —explica Hiroshi.
—Entonces ¿significa que podré?
—Claro. Si aún estás interesada puedo hablar con Loto en la semana para acordar los días que estarás allí. —dice Hiroshi.
Maia se cubre la boca con ambas manos y de los ojos brotan lagrimas de felicidad. Ella mira a sus amigos y estos sonríen felices. Se pellizca y todo es real. Podrá seguir lo que mas ama y no abandonará a nadie importante para ella:
—Ahora…a lo importante…—dice Hiroshi.
De repente, la atmosfera se vuelve tensa y los chicos se sientan derechos con la espalda recta y no levantan la mirada. Kamata termina sentado también. El orgulloso espadachín se derrumba sobre la silla.
Se empiezan a sentir nerviosos. Hiroshi, con el rostro serio, les comenta la clase de castigo que recibirán tras haberlo pensado con Olympico y Lucy y un poco la ayuda de Doncaster:
—Como sabrán, cometieron una terrible falta no solo a nuestra confianza sino también a la academia. —empieza diciendo. —Lo que pasó en el bosque fue tema serio. Pudieron morir si no llegábamos a tiempo.
Mientras cada uno no puede alzar la cabeza por la vergüenza de fallarle a la confianza de sus profesores más cercanos, Kaizer se levanta y con mirada al frente exclama:
—Todo lo que hicimos…fue porque yo los impulsé hacerlo. Si quieren darle un castigo a alguien, que sea a mí.
—No Kaizer, no te eches la culpa a ti mismo. —exclama Megumi.
—Megumi tiene razón, todos fuimos participes. —dice Lucian.
—Chicos, no terminé. Ustedes solicitaron un viaje para relajarse, divertirse y pasarla bien.
Al escucharlo cada vez más, se dan cuenta de que la situación es delicada y que no hay manera de volver para atrás. Los chicos se muestran preocupados y llenos de culpa. Es lógico, luego de un año conflictivo para todos y muy difícil. Sin embargo, ven a Hiroshi sonreír junto con Lucy:
—A pesar de lo que pasó, seguimos confiando y creyendo en ustedes. Esto sirvió como experiencia contra los mercenarios y en cierta forma para el futuro que vendrá.
—¿Eso quiere decir qué? —pregunta Lucian.
—Ajá. —asienta con la cabeza. —Tendrán ese viaje.
La expresión de Lucy e Hiroshi cambia a una mezcla de seriedad y sonrisa maléfica:
—Sin embargo, no van a ser vacaciones de descanso. Si, las chicas podrán ir a la playa con Lucy, pero los chicos tendrán un campamento de entrenamiento. —al decir eso último, Kamata sonríe emocionado. —Entrenarán todos los días y quizás…solo quizás…puedan disfrutar como se debe. Dependerá de cuanto mejoraron. Ah, y antes de que regresen a sus dormitorios.
—¿Huh? —deja escapar Kaizer.
—El próximo año habrá un evento de academias donde se disputará el famosos torneo que definirá cual es la mejor academia. Su castigo…lo sabrán más tarde.
Comments for chapter "97"
QUE TE PARECIÓ?