Academia de Asesinos - 98
Unos días más tarde…
Vorex recorre las ramas de los árboles mientras que beast rock lo sigue desde el suelo. Sus movimientos son rápidos y con equilibrio que demuestra sus años viviendo en el bosque.
Pasaron alrededor de una semana tras la batalla que casi lo mata y gracias a las medicinas otorgadas por Hiroshi es que pudo sanar en tiempo récord. Cabe destacar que su integridad física es diferente gracias a el ambiente en que lleva viviendo.
Sus brazos, no obstante, siguen doliendo al igual que su torso, pero por lo demás está casi al 100% de su capacidad normal.
Se lanza y en pleno aire da unas piruetas y se deja caer al suelo desde casi veinte metros. La caída parece ser dura, pero logra aterrizar sin problemas.
El gran oso lo embiste y estando en el suelo es lamido por el animal:
—Ya, ya, también me alegra haber sanado. —le dice Vorex intentando apartarlo para poder reincorporarse. —Me pregunto cómo se encuentra ella…—el oso lo mira confundido. —Me refiero a Megumi. Sabes que no soy bueno hablando con las personas y ella…bueno, es mi primera amiga. Me da mucho entusiasmo. —sonríe por lo bajo.
Con la vista hacia arriba, se percata que ya está anocheciendo. Deciden regresar a la cueva para descansar y pensar en que desayunar a la mañana.
En el camino, ven a un conejo muerto al que ningún depredador fue a reclamar. Es bastante grande como para que ambos lo coman. Antes de tomarlo y llevárselo consigo, se pone de rodillas y el gran beast rock inclina hacia abajo para agradecer al bosque el alimento que le está otorgando.
Desde que tiene consciencia, Vorex agradece cada comida sea fruto, carne animal o agua o cualquier hierba al bosque como manera de respetarlo como una fuerza natural. Sea admirar, querer, respetar o temer, el bosque merece agradecimiento:
—Bien, creo que es todo. —se pone de pie y tomar al animal del pellejo. —¿Vienes beast rock? Tengo papas, algunas verduras y hierbas aromatizantes. Estoy seguro que lo disfrutaras.
—Aaaaarrrrwwww…
—Sigo sin entenderte cuando haces esos sonidos, pero debería tomarlo como que aceptas mi invitación.
Cuando cae la noche y tanto Vorex como beast rock llegan a la cueva se encuentran con un pequeño zorro deambulando adentro. El chico lo espanta con el oso detrás imponiéndose como el gran amo del bosque.
Después de esto prepara un pedazo de tronco largo en el cual deja el cuerpo del conejo para luego despellejarlo con mucho cuidado. Le quita la piel, corta las papas y prepara el caldo con agua caliente y varias hierbas para darle un exquisito sabor. Beast rock huele la comida y se queda embelesado, pero le encuentra más sentido a comerlo crudo más que cocido con grandes añadidos que perturben el sabor.
Vorex ve que está queriendo comérselo de un bocado a lo que decide cortar la mitad del pequeño animal y se lo arroja fuera de la cueva:
—Haaaa, ¿Qué haré con este tonto? —exclama con una sonrisa mientras corta las verduras.
Su acción se interrumpe cuando piensa en la poca y breve interacción, pero también fuerte que tuvo con el grupo de Megumi. Impactó tan intensamente que desea saber que pueden estar haciendo.
Todo lo que quiere es ser su amigo por un día sin preocuparse por salvarse del ataque de animales o enemigos.
A pesar de no saber lo que significa ser amigo, la experiencia del otro día le hace ver cuanto necesita de esas personas. La soledad ha llegado a un punto en que necesita estar con gente de su misma edad, sentirse amado y también necesitado. Quiere permitirse ser egoísta por una vez en la vida.
Añora porque llegue alguno de ellos y lo lleve a esa vida y alejarlo del bosque para siempre.
El oso regresa después de haber devorado la mitad del pequeño mamífero y se acurruca con él:
—Si, lo sé. Ya he pasado demasiado tiempo aquí pero no sé qué hacer. Podría regresar a Amazon Ville. Esas personas me han cuidado desde que era un niño pequeño, pero no sé si sea eso lo que quiero. Me siento demasiado confundido. —le acaricia la cabeza y el lomo. —Déjame que tengo que seguir preparando el estofado. —le dice para que se aparte, pero el peso de su cuerpo apoyado en las piernas del chico hace que no pueda casi moverse. Suspira y dice—Eres demasiado terco ¿lo sabias?
Por la noche y tras haber cenado el estofado, Vorex duerme en su cama y a su lado beast rock lo acompaña con rugidos que libera entre sueños. Seguido de esto, los relámpagos resuenan con destellos y sonidos estruendosos que podrían alterar a cualquiera, pero lo que hace despertarlo es una pesadilla marcada por alguien que lo acosa y hace temer.
Se despierta cubierto de sudor, exaltado y casi gritando una palabra irreconocible. Sus latidos se desaceleran cuando ve a beast rock dormido hocico arriba y las patas extendidas. Esto le da un poco de gracia ya que ve como el gran oso rey del bosque está en una posición tan vergonzante y sin darse cuenta.
Vuelve a recostarse, pero mirando al techo durante varios minutos. Desde el techo y de manera intermitente caen gotas que le impactan en la frente. La lluvia, como ocurre en esa parte del año, es torrencial e inunda el bosque dejando a más de un tipo de animal refugiándose en la cueva. Zorros, conejos, lobos, pequeñas aves, todos esperan distanciados a que pase la lluvia.
Beast rock se une a ellos, siempre adoptando una distancia que no haga que escapen o se sientan intimidados. Sin embargo, la tensión es palpable al converger herbívoros y depredadores en un mismo espacio, pero la idea es sobrevivir a los embates de la naturaleza.
Vorex se levanta una vez más y ve como los animales se reúnen mirando a la entrada. Mira al oso y luego vuelve sus ojos hacia la entrada de la cueva:
—Por la tarde no parece que fuera a llover. —murmura. Luego se percata que hay fisuras en las paredes y que posiblemente sea la última vez que pueda estar en la cueva acelerando su decisión de marcharse de allí, pero manteniendo las dudas de si irse del bosque o no. —
***PARTE II***
Por la mañana del día siguiente, Vorex aprovecha que apenas caen gotas de finas lloviznas para cargar su ropa mojada. La marcha, desnudo, se traza hasta el rio donde lava y escurre la ropa sucia con sangre y la que está mojada deja en el suelo con la esperanza de que los rayos del sol disipen los cielos nublados.
En esta ocasión, Beast rock no lo acompaña ya que el gran oso se marchó muy temprano como cada día para estirar sus patas y cazar algún animal para no perder la costumbre. Algunas veces se aleja varios kilómetros. Incluso en una ocasión logró salir del bosque y se metió en un pueblo donde provocó pánico en las personas. Para su buena suerte Vorex lo encontró y rápidamente regresaron al bosque. Desde entonces, el chico lo mantiene con él todo el tiempo que pueda, aunque sin privarlo de sus recorridos, ya que es un animal carnívoro y muy grande, necesita estar solo, cazar y mejorar sus tácticas de caza. No por algo es el rey del bosque tras Vorex.
Los sonidos del cielo relampagueante evitaron que pudiera dormir el tiempo que desease y una mera idea fue parte del insomnio.
Según se dice entre los mas supersticiosos, si el sonido de la lluvia despierta y te mantienes despierto toda la noche con la mente pensando en algo concreto, ese algo es la razón por la que no eres feliz o al menos los mas ancianos creen eso. En términos mas sencillos, la mente es un océano inmenso de pensamientos, pero aquel que nos quita el sueño acaba siendo el de mayor significado para nosotros.
Detrás de él se escuchan pasos que no son de animal moviéndose entre los arbustos en silencio. Se queda inmóvil, solo moviendo las manos disimulando que lava su ropa ensangrentada. A su lado yace el martillo que nunca aparta de él. Entonces cuando se voltea y mueve su mano para atacar se encuentra con Kieber, aquel hombre que lo encontró cuando era muy pequeño en aquel barco tenebroso y lo crio como pudo. La sorpresa invade el rostro del chico quien no sabe si abrazarlo y seguir con lo que hacía:
—Hola chico, ha pasado un tiempo.
—Si, cuatro meses…creo yo. —responde fríamente. —¿Qué haces aquí? —pregunta con las manos ocupadas en la ropa.
—Por la madrugada hubo una lluvia terrible y quise venir a ver que estuvieras bien.
—Es un largo trayecto desde el pueblo hasta aquí. ¿Viniste solo a ver que estuviera bien? —se siente conmovido.
—¿Por qué no me preocuparía por ti? Eres…
—No soy tu hijo ni nada por el estilo. —endurece sus sentimientos, pero desea liberarse y decir que siente haberse ido de Amazon Ville.
—Lo sé, pero te crie y no me arrepiento de eso.
—Siento haber dicho lo que dije. —se voltea y sienta sobre el suelo. —¿Por qué estás aquí?
Kieber, en mucho tiempo que lo conoce, ve que el joven ha cambiado muy poco, pero lo hizo y es que no fue algo aislado o que haya ocurrido en el bosque. La razón de ese cambio es gracias a un grupo de personas que por un instante lo hicieron parte del suyo. El calor de la batalla y lucha por sobrevivir, conocer a una chica y que fuera su primera amiga, son suficientes motivos para cambiarle la vida a una persona que vive desde su tierna infancia en el hostil bosque y codearse con animales salvajes:
—Quería saber como te sientes y que decidiste sobre seguir aquí.
—¿Sobre seguir aquí? Yo vivo aquí. No sé de qué hablas.
—Hablo de que ya es tiempo de abandonar esta vida tan solitaria. No basta con que yo o ella vengamos a ver como te sientes, si estas bien o traerte comida y abrigo. —habla mencionando a esa mujer del pueblo que actúa como su madre, tan preocupada por él, siempre.
—Esta…esta es la única vida que conozco. ¿Cómo podrías pedirme que lo abandone? No quiero volver a Amazon Ville.
—Nunca dije que vengas a vivir a ese pueblo tan mugriento.
—¿Huh?
—Hace días recibí comunicación…
—No.
—¿Qué? No terminé lo que iba a decir.
—Se lo que dirás y no pienso ir a la ciudad. Mucho ruido, me alejaría de la paz de aquí y de beast rock.
—Vorex, hablas de un oso. Esos animales no pueden tener amigos humanos, su naturaleza es ser carnívoro.
Vorex no responde a eso. Comprende que tiene razón, pero no quiere reconocer que debe irse de ese lugar:
—No pienso discutir de eso.
—Al menos podrías pensarlo. Viviste muy solo todo este tiempo y mereces amigos de tu misma edad, vivir seguro y tener una educación. Además, tienes un gran potencial para ser un asesino.
—Estoy harto de este tema. Allí afuera no hay nada que me obligue a moverme de aquí.
—¿Seguro? ¿Qué no encontraste a un grupo de chicos en tu camino?
—¿Cómo es que lo sabes?
—Tienes insomnio desde el día en que los conociste porque descubriste cuando difícil es la soledad. Eres muy bondadoso y lo demostraste porque ellos decidieron protegerte. No es una creencia más, sino que luchas con ese lado que añora el contacto humano mas que cualquier cosa, la amistad, la familia, el amor. Todo eso lo deseas y a pesar de haber conocido dos de esos sentimientos, sabes ahora que depende de la decisión que tomes.
—¿Qué mas puedo hacer? Esos chicos, no se quienes son y tener que abandonar mi vida aquí.
—Te diré una frase que mi padre me transmitió. Espero que te ayude a partir de ahora.
Vorex escucha atentamente a lo que Kieber quiere decirle:
—Caminar por un sendero oscuro y tormentoso es mas sencillo cuando tienes a alguien cuidándote la espalda. —termina de decir eso y le sonríe y luego acaricia la cabeza del chico. —Es todo. Supongo que es el adiós. —se despide con la creencia de que va a tomar la mejor decisión posible.
—E-Espera…tu… ¿me abandonas? —se pone de pie con el rostro a punto de explotar en llanto.
—La vida de los jóvenes está atravesada, siempre, por los cambios dramáticos. Primero somos los padres quienes sostenemos el escudo y una espada. Luego…los amigos te ayudarán a sostener tus propias armas. Mi función aquí se termina. Fue un placer haberte visto crecer. —se despide de Vorex.
Vorex ve a Hiroshi caminar hacia él. Sospecha que quiere, pero en cierta forma no le importa que tenga para decirle, simplemente busca estar tranquilo, sanar sus heridas de la batalla pasada y también heridas profundas y antiguas.
Comments for chapter "98"
QUE TE PARECIÓ?