Academia de Asesinos - 110
En la medianoche tras la inauguración del torneo, las calles se encuentran vacías a excepción de equipos que recorren la ciudad preparando todo para los eventos. Algunas de esas calles son cortadas para los eventos de persecución y captura de objeto. Los descansan en sus respectivos hoteles, bueno, excepto el equipo comandado por Kaizer quien fue elegido líder antes de partir hacia el estadio.
A pesar de las altas horas de la noche, ninguno puede conciliar el sueño por lo que, a su manera, pasan el tiempo. Lucian y Kaizer salen hacia el balcón para respirar aire fresco. Kamata toma asiento junto a su cama y afila con sumo cuidado su peligrosa espada mientras mantiene la costumbre de discutir con Abbadon:
—Enserio que eres molesto. —dice Kamata. Al estar conectado con la esencia demoníaca del arma, la conversación que mantiene es silenciosa.
—¿Pretendes seguir ignorando mis precauciones? —dice Abbadon.
—Si, pretendo ignorarte todo lo que quiera. —le responde sin tapujos.
—Enserio eres un maldito terco, mocoso de mierda.
—¿Y tú qué? ¿tan desesperado estás porque te haga caso?
—Tan solo escucha lo que te digo. Vas a arrepentirte si no lo haces. —insiste Abbadon.
—¡Que molesto! ¡¿Qué mierda quieres?!
—Ayer confrontaste a ese mocoso, Tarox. ¿Qué fue lo que sentiste cuando ocurrió?
—¿Qué tiene de importante? Es solo un espadachín al que venceré pronto. Ni vale la pena recordarlo.
—Pues deberías.
—Sabes algo que yo no. Escúpelo.
—Oh ¿ahora quieres escucharme?
—Dime lo que sabes o dejaré de darte mantenimiento. Hay muchas espadas con las que puedo sustituirte. —responde el espadachín y deja de afilarlo.
—¡Tsk! Esto no lo olvidaré.
—¿Bien?
—No sé si notaste, pero el aura del mocoso es diferente a la de cualquier mocoso del lugar. Estoy casi seguro que su espada es de la misma clase que yo y que dentro hay una esencia.
—¿Seguro?
—Tan claro como el agua, aunque no lo sabremos hasta enfrentarnos a él.
—Eso me entusiasma. —sonríe Kamata.
Mientras tanto, Megumi y Lucy están en otra habitación solo para ellas descansando en la comodidad de sus camas. Nada las perturba ni siquiera dedican su tiempo en pensar sobre los eventos que tendrán más tarde.
La noche avanza lentamente y los chicos siguen impacientes. Conversan y tratan calmar sus nervios. Entonces, alguien golpea la puerta por lo que Kaizer se dirige para abrirla y allí ve a Megumi en camisón preguntando si puede acompañarlos. Los chicos no tienen problema por lo que le permiten ingresar a la habitación:
—¿Cómo se sienten? —pregunta ella.
—Sin saber en qué evento estaremos por ese castigo. No podríamos estar más nerviosos. ¿Tú no pudiste dormir? —pregunta Kaizer.
—Muy poco. Me desperté para ir al baño y luego no pude conciliar el sueño. —exclama ella.
Los chicos arrastran sus camas para pegarlas y allí se sientan formando una ronda. Charlan sobre la creación de planes, tácticas, estrategias y comentan acerca de los rivales que deben tener cuidado. Muchos mencionan sobre Accard otros Tarox pero Kaizer desliza la posibilidad de que hay alguien mucho más peligroso y que nadie notó. Rápidamente todos miran a Kaizer esperando por más información, aunque este ya no dice más nada.
Kaizer mira involuntariamente a Kamata, quien no se haya en la conversación, como si estuviera pensando en algo que va más allá de lo que están discutiendo ellos. Le pregunta al espadachín:
—¿En qué piensas? Es sobre ese espadachín ¿verdad?
—¿Qué? ¿en quién? —reacciona algo distraído.
—Vamos…hablo del representante de la academia del norte ¿Cuál era su nombre?
—Tarox.
—Si, ese chico. ¿Te preocupa algo sobre él?
—Es cierto, ese momento en que estaban cara a cara fue peligroso. —añade Haiser.
—Cuando llegamos al estadio y entramos al establecimiento, empecé a sentir una fuerte presión en el lugar. Como si alguien estuviera vigilándonos. Por alguna extraña razón no era Tarox, no tenía esa fuerte sed de sangre que se sentía por el lugar. Kaizer, mencionaste a alguien que puede llegar a ser peligroso entre los equipos. De ninguna manera podría ser Tarox, comprende la filosofía de los espadachines. —explica Kamata.
—No solo había animosidad contra ti si a eso te refieres, idiota. —exclama Lucian.
—¿A qué te refieres imbécil? —lo mira el espadachín.
—Todos estamos preocupados. Si a eso te refieres. Sin embargo, por el momento hay que preocuparse sobre ese Tarox. Parece muy fuerte. Por alguna razón le gusta intimidar a otros portadores de espada. Como si esperase a alguien fuerte que lo pueda enfrentar. —dice Kaizer.
—Es muy tonto. Bueno, todos los espadachines tienden a ser idiotas. —añade Lucian.
La conversación continua al menos una hora más hasta que todos terminan dormidos sobre las camas juntadas para una divertida reunión de equipo.
Por la mañana cuando apenas el sol se asoma, Hiroshi abre la puerta para despertar a los chicos y encuentra a todo el equipo desparramado en las camas y varios trozos de papel con los nombres de los chicos y quienes podrían ser los que peleen en caso de que haya combates individuales. El espadachín sonríe. Luego da unos aplausos mientras despierta a cada uno para que se preparen.
Ya en el carruaje y a medida que se acercan al estadio, ven como el cielo es adornado por fuegos artificiales colores rojos, amarillos, verdes, azules entre otros.
En la sala de espera del equipo, preparan sus ropajes para el primer evento. Los equipos son llamados al centro del estadio donde el público espera y alienta a los jóvenes. El oscuro túnel que llega hasta la arena se tiñe poco a poco de una luz blanca intensa mientras los equipos se aproximan a su destino.
Una vez salen al campo, la multitud estalla en aliento con la promesa e ilusión de que puedan ver al futuro de la orden asesina. Los futuros protectores de Antares están frente a ellos. El orden es claro, primero la academia más fuerte, la del norte, seguida por la del sur, del este y por último la que es considerada la más débil, la del oeste:
—Jamás me acostumbraré a algo así. —dice Accard.
—Opino lo mismo. Es abrumadora la presencia de las personas. —responde Kaizer. Claramente sus nervios son palpables.
Los cuatro equipos se posicionan uno al lado del otro formando una larga fila. Todos miran hacia la plataforma donde se encuentran los directores y el gobernador listos para dar el gran anuncio sobre en qué consistirá el primer evento. Los nervios toman forma mucho más pesada. Haiser se queja de que tienes ganas de vomitar a lo que Kamata amenaza con que si le tira encima se las verá con él y su espada.
La directora del sur, Durias, se acerca el micrófono y explica el evento inaugural del torneo:
—Como sabrán hoy tendremos el evento inaugural, el cual consiste en una serie de combates por equipos de dos. El puntaje para este evento es el siguiente; el equipo ganador obtendrá cinco puntos mientras que el perdedor solo un punto. En caso de que algún miembro del dueto no pudiera continuar queda eliminado automáticamente. Si eso mismo ocurre, pero antes de empezar, también queda eliminado. En el caso de que algún equipo quede sin un miembro, podrán reemplazarlo, pero en un plazo de 24 horas y si no encuentran a alguien para suplantarlo entonces el equipo participará con esa desventaja. Sin más preámbulos demos por iniciado el primero evento. Los equipos que se enfrentarán son; el dueto del sur compuesto por Kofi y Athorax de segundo año contra el dueto del oeste…Kamata y Lucian de segundo año.
Mientras que la directora de la academia del sur explica una vez más como para recordarle a todos que está prohibido matar y para las heridas hay un grupo especializado que en todo momento observa y permanece a la espera.
Cuando termina el anuncio, Kamata y Lucian se quedan estupefacto de que tengan que hacer equipo. No hay duda de que Hiroshi y Doncaster tuvieron que ver en el armado de los competidores. Megumi se ríe a modo de burla ya que jamás hubieran imaginado que tengan que verlos trabajar juntos. Hasta Kaizer no puede contener su risa.
Hiroshi decide intervenir con solo ver la disconformidad de ambos chicos. Es lógico, son dos personas tan distintas que sus estilos de combate no se ven compatibles y ahí es donde apunta Hiroshi:
—Escuchen. Entiendo que les cueste trabajo imaginarse colaborar siendo dos, pero sus habilidades en completa disparidad pueden complementarse. Kamata, eres formidable en combate cuerpo a cuerpo, pero desatiendes tu alrededor, y tú, Lucian, eres muy atento en un radio bastante amplio, aunque no resultes ser tan fuerte como tu compañero. Podrán apoyarse mutuamente si se lo permiten.
—No tiene mucho sentido Hiroshi. Yo solo podría acabar con esos dos del sur. —dice Kamata.
—Es cierto además ¿Por qué hacer grupo con este imbécil? No sabe hacer equipo. —se queja Lucian molesto por la decisión de obligarlo hacer equipo con el espadachín.
—Como si tuviera otra opción, estúpido desgraciado. —responde Kamata.
—Oh, con que te burlas tan descaradamente bastardo. ¡Enano con cuchillo de cocina!
—Aprende a no menospreciar el arte sagrado de la esperada ¿o quieres que te corte?
—¡Cierren la maldita boca que nos están avergonzando! ¡Solo vayan y hagan lo que mejor saben hacer y después mátense en el hotel o la academia! —los regaña Hiroshi, visiblemente harto de las peleas de ellos dos.
—Está bien profesor. —dice Kamata.
—¡Bien, lo aguantare! —exclama Lucian.
Kamata y Lucian se acercan hacia la arena. El tirador mira hacia el cielo como los rayos del sol golpean contra su piel de forma caliente. Para los 35° que tienen que soportar, es molesto:
—Que molestia tener que hacer equipo contigo. —exclama Kamata mientras avanza y estira sus brazos y mueve su cabeza de lado a lado, tronando su cuello.
—Pero no hay opción. —responde Lucian, avanzando en la misma velocidad que el espadachín. Le extiende su puño a Kamata. —Procuremos dar lo mejor. —le dice sin mirarlo a los ojos.
—Siempre doy lo mejor de mí. Espero que no te quedes atrás. —le devuelve el gesto chocando el puño del tirador.
Desde la distancia, Hiroshi observa de brazos cruzados junto con Lucy y Olympico en la sala de espera del equipo:
—Podrán pelearse y mostrarse odio mutuo, pero en el fondo de aprecian y respetan mutuamente. Es por eso que le propuse a Doncaster colocarlos en un equipo para el primer evento.
Megumi se voltea y observa que Kaizer no se cerca. Se queda junto a las máquinas expendedoras de dulces y gaseosas. Entonces y sí que se dé cuenta, lo abraza por detrás para aliviar la pesadez que tenga en su corazón. Siempre que hace eso, Megumi siente una paz y él también. Ella es consciente que el chico sufre de gran depresión por lo que a menudo le da abrazos y consuela:
—¿Cómo te sientes ahora? —pregunta ella.
—Yo…—dice sonrojado. Los latidos de su corazón se aceleran y un cosquilleo en su estómago lo agobia, pero a la vez desea quedarse para siempre así. Megumi también lo siente de igual manera.
—Este abrazo es para darte fuerza. —le dice igual de sonrojada, pero sin soltarlo. Apoya su cabeza en la espalda del chico. La seguridad que siente junto a él es tan cálida que podría quedarse así por siempre.
—Eso…es muy…agradable. —le dice Kaizer. — Ojalá ganemos este primer evento.
—Por supuesto que sí. Lo lograremos. Kamata y Lucian ganarán. De eso no tengo dudas. —dice Megumi con su puño en alto.
—Sí que sabes cómo darme tranquilidad. Supongo que me sigue poniendo en aprietos este tipo de cosas con muchas personas observándome.
—Ah, entonces quisiste verte fuerte ayer. Tonto. —lo vuelve a abrazar.
—Contigo…claro que lo haré sin dudarlo…—murmura Kaizer.
—¿Qué dijiste? —pregunta ella.
—No, nada.
***PARTE II***
En el centro del estadio los dos dúos se presentan bajo los protocolos de la buena competencia. Durias toma un martillo y camina hacia una gran campana apoyada sobre el suelo de la plataforma. Con el martillo golpea a la campana para dar inicio al primer evento. Athorax, uno de los estudiantes del sur señala a Lucian y con una autoridad proveniente de su fuerte personalidad le dice:
—¡¿Me recuerdas?! ¡Me venciste de esa forma tan estúpida y patética que sin duda te regresaré la humillación que me diste!
—Lo mismo digo. También me volví más fuerte que aquella vez. —responde el tirador.
—Ya lo veremos. —dice Athorax.
—La campana sonó hace un rato así que si me disculpan…—dice Kofi mientras se prepara para atacar a Kamata.
—Es ci…haaaaa…—se detiene Kamata, quedándose dormido de pie.
—¡¿Pero porque se queda dormido en este momento?! —reacciona todo el público al unísono.
—¡¿Kamata?! —se exalta Lucian. —¡Hey, no puedes quedarte dormido en un momento como este! —lo sostiene de la ropa y abofetea para despertarlo sin resultado. —¡Maldición! ¡¿Qué no ves que estamos en un combate?! —lo suelta y para su sorpresa se queda de pie. Athorax se aproxima y trata de empujarlo violentamente pero el centro de gravedad del espadachín es tan pesado que no logra moverlo ni un centímetro.
—Carajo, es como tratar de mover un árbol. Parece que esto será un hándicap de dos contra uno. —exclama Athorax y mira a Lucian.
La sorpresiva situación del joven espadachín sorprende a extraños, pero no así a los aliados y conocidos pues es bien sabido que la enfermedad de la narcolepsia puede aparecer en momentos inesperados. Kofi aprovecha intentando sacarse de encima al espadachín, pero es detenido por Lucian, quien dispara balas de goma como fuego no letal muy cerca de los pies del otro chico.
Athorax guarda la distancia. A diferencia de Kofi, Athorax es más inteligente a la hora de atacar y si algo no le convence entonces se permite analizar y tomar una mejor decisión. Kofi busca de nuevo por cualquier ángulo el dejar afuera al chico, pero de nuevo es defendido por el tirador quien con cada disparo al suelo insulta a su compañero:
—Deberías esperar un poco. —dice Lucian mientras apunta a los pies de Kofi. —Dos contra uno no parece justo.
—Comprende que es un torneo y da igual si es o no justo. Lo importante es ganar. —responde Kofi sobrado de confianza.
Lucian dirige su atención a Kamata y con fuerza le grita:
—¡Ya despierta enano de mierda!
Athorax se pone en sus manos unos guantes mecanizados que golpean con la fuerza de martillos la parte superior. Con sus armas puestas, el sureño se lanza contra el espadachín y justo antes de darle el golpe, Lucian se interpone y cruza ambos brazos para recibir de lleno el ataque.
Lucian es empujado violentamente hacia atrás y es arrastrado contra el suelo. Kofi toma impulso y corre hacia Kamata con la intención de propinarle un brutal golpe con su puño. Como si el tiempo empezase a mover lento cuando el puño se dirige hacia el rostro del chico, los ojos de Kamata se abren y extiende su brazo y abre la mano para detener el golpe de Kofi. Se queda tan sorprendido de que haya bloqueado con tanta facilidad que intenta retroceder. Con su cabeza inclinada hacia el frente, Kamata sonríe.
Desde la zona de espera del equipo del oeste, Haiser mira a un lado y luego hacia el otro. No entiende que está pasando. Al no conocer tan bien a Kamata siente que se está perdiendo de algo, una habilidad o algo que haya entrenado. Entonces Kaizer le explica mientras el combate continúa:
—O-Oye ¿Qué fue lo que sucedió? ¿Cómo es que ha reaccionado tan rápidamente?
—Es verdad que Kamata sufre de narcolepsia y a veces es difícil no preocuparse por él cuando hay una situación crítica. Según los médicos que lo trataron cuando fuimos internados, hay una parte de su cerebro que siempre está activo que funciona como una especie de alarma o radar. Él no duerme completamente por lo que siempre está en guardia. Si está dormido producto de su narcolepsia, solo necesita de un catalizar para regresar y Lucian sabe dónde atacarlo. Aunque a veces no lo hace con el mejor humor posible, despierta como si jamás hubiera cerrado los ojos. —explica Kaizer.
—Entrenó y demasiado, pero…me cuesta creer que fuera tan complejo. —dice Haiser.
—Su carácter sigue siendo pésimo. —añade Megumi sintiéndose algo molesta.
Kofi intenta zafarse, pero la fuerza que ejerce Kamata es tan agobiante que es sometido y cae de rodillas. Athorax tiene que recurrir para obligarlo a soltar a su compañero atacándolo con sus guantes mecanizados. Logra golpearlo de lleno al rostro y esto hace que suelte la mano de Kofi. Esto lo hace enfurecer y luego Athorax se aproxima hacia Lucian para infligirle igual de daño.
Sin embargo, Kamata se reincorpora y sonríe con el rostro demarrando sangre en su nariz, boca y frente apenas cortada. Da un paso y acorta tal distancia que con la punta inferior del mango de la espada golpea en medio de la cara a Kofi y luego se aproxima velozmente hacia Athorax. El sureño reacciona a tiempo para abandonar su ataque hacia Lucian y vuelve con su compañero:
—¡Pagarás por esto maldito desgraciado mediocre! —exclama Kofi. Se impulsa de nuevo hacia el espadachín.
—¡Espera Kofi! —lo intenta detener su compañero.
—¡No te distraigas! —exclama Lucian desde un costado por donde ataca a Athorax.
—¡Mierda, no lo vi venir! —se sorprende Athorax.
Kofi lanza una lluvia de puñetazos que Kamata esquiva sin problemas mientras sonríe. Esto lo hace para provocar a su rival quien pierde los estribos y pierde el enfoque haciendo que cometa errores tras otro. Cegado por el enojo, Kofi tira un golpe que Kamata evade y luego responde con un puñetazo al estómago.
El espadachín es el centro de atención por parte de los espectadores, se sienten eufóricos por la actitud tan despreocupada, pero también mostrando un talento digno de admiración. Muchos de los profesionales que lo ven reaccionan positivamente alegando que su nivel es cercano a grandes espadachines y el futuro es digno para que se vuelva más fuerte.
Lucian no se quiere quedar atrás y asfixia a Athorax con ataques a base de disparos manteniendo la distancia entre ambos. El cuerpo poco desarrollado del tirador para lo que es el combate físico no le permite intercambiar golpes y esto no agrada a un sector del público que espera una demostración de fuerza digna de presenciar, pero varios de los profesionales admiran la capacidad que tiene de apuntar rápido y lanzar ráfagas de disparos.
Kamata no es ajeno a esa reaccionar del pueblo. Le molesta que se murmure que Lucian es muy débil por lo que llega hasta él y se juntan espalda contra espalda:
—¿Qué haces? —pregunta Lucian.
—Cállate y sígueme. —le contesta Kamata.
La mala suerte llega para el tirador cuando Lucian no alcanza a reaccionar a tiempo y Athorax le golpea de lleno el pecho y luego en pleno aire lo toma del pie y avienta varias veces contra el suelo. Kamata toma su espada con el mango puesto para responder, pero Kofi aprovecha para atacar sus piernas:
—¡Pedazo de hijo de puta!
Ante el salvajismo de sus compañeros en el sector destinado para la academia del sur, Accard los reprende desde la distancia:
—¡Esos malditos tontos! Debían estar calmados. Habrá que interceder porque si no acabará matando a Lucian. —les dice a sus compañeros para que vayan a aplacar a sus compañeros. Está furioso de que hayan convertido en algo personal el evento.
Desde el sector de la academia del oeste, Megumi mira indignada y llora por su amigo. Es shockeante ver la situación. Kaizer y Haiser están listos para saltar e intervenir para ayudar a sus amigos sin importar las consecuencias, pero son detenidos por Hiroshi al sostenerlos del cuello de la ropa:
— Esperen un momento, no se precipiten. —les dice el espadachín.
—¡¿Qué?! ¿no ves que están siendo atacados brutalmente? —dice Kaizer.
—Kaizer, mira eso. —le avisa Haiser mientras señala hacia la arena.
—¿Huh? —mira en dirección a la arena y abre sus ojos de par en par. —No puede ser.
Kamata concentra su siguiente ataque contra Kofi. Le da una patada al costado del cuerpo del sureño y luego toma del rostro con ambas manos y da un cabezazo en la zona de la nariz. Kofi cae al suelo con la nariz rota.
El espadachín socorre a su amigo y sin pensarlo siquiera, desenvaina a Abbadon con la mano derecha para contener los guantes de Athorax y con la izquierda le sostiene la otra mano. Usa toda su fuerza para doblegar a Kamata siendo un choque feroz de talentosos estudiantes:
—¿Dónde quedó el código de honor y juego limpio de las academias? —mira Kamata con una ferocidad muy rara en él. Obliga a retroceder a Athorax.
—Esto es un torneo…una competencia…no tenemos por qué seguir reglas de moral y ética. —responde con un gran sentido de la competencia que muchas veces ciega a los estudiantes más competitivos.
—Con que así ¿huh?
Herido, pero con fuerza aún para pelear, Lucian abre los ojos cubiertos de sangre y dolor corporal y observa a su amigo. Piensa que si no fuera por él nunca podría vencer a nadie lo cual deprime al chico:
—Ka…haaa…Kamata…discúlpame…—se disculpa al sentirse inútil.
—No te disculpes idiota. Déjamelo a mí. Tan solo apártate y descansa de tus heridas. —le responde sin bajar la intensidad de sus ataques contra Athorax.
—¡Aun puedo continuar! —intenta ponerse de pie.
—Siquiera puedes pararte. Me estorbarás así que mejor quédate recostado y descansa.
Con solo escuchar eso, Lucian se desmaya sobre el suelo dejando al espadachín en un hándicap contra Athorax y Kofi. Kamata es consciente de que ahora todo recae en él para ganar y sus emociones salen a flote con solo ver que Lucian está en el suelo y lastimado. Le indigna y enfurece. Todos los esfuerzos del tirador arrojados a la basura o eso es lo que siente Kamata. Siente una gran sed de venganza que lo envuelve en una oscura entidad. Es aprisionado lentamente.
En tono amenazante, se dirige furioso hacia ellos y les dice mientras que de la hoja de Abbadon brota un aura oscura y la presión es tan fuerte que llega hasta inclusive las gradas. La expresión de él cambia bruscamente. Jamás lo habían visto así:
—¿Así es como quieren hacer esto? Bien ¡prepárense malditos estúpidos! —sonríe macabramente. —Los voy a acabar aquí y ahora.
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