Academia de Asesinos - 12
El camino de tierra, entre los bosques fuera de la academia, se enfría en la tarde de invierno con vientos tan frescos que es difícil respirar. Un invierno que realmente hace doler hasta los huesos de cualquiera.
Han pasado varias horas desde que Hiroshi se marchó de la academia rumbo al sur en un viaje que a pie le llevaría unas tres semanas, solo hasta llegar a la frontera. Esto por supuesto en un ritmo calmo, pero no a la velocidad de marcha rápida de Hiroshi, quien corre a más de ochenta kilómetros por hora. Todo por su enorme preparación como asesino y características físicas.
En tan solo trece horas llega al pueblo costero más próximo llamado “Puerto León”, un importante sitio que en contraste del Puerto Pumbakar, es exclusivo para fuerzas militares, armas y toda clase de abastecimiento militar. Sus almacenes rebosan de navíos prototipo y otros en reparación.
Hiroshi recorre el puerto en busca de indicaciones y mercado para comprar más raciones de comida.
Después de dirigirse a un mercado de carne y vegetales, y comprar varias piezas para su viaje, se dispone a preguntar a algunos comerciantes sobre cómo llegar a la próxima ciudad llamada “Peia”. Un centro vital del comercio ya que es de donde las rutas del sur convergen con el oeste y es la ciudad más próxima en relación a las demás en el oeste. Sin embargo, muchos de esos comerciantes le advierten que vaya con cuidado si decide tomar la ruta más corta a Peia ya que últimamente caravanas y viajeros son atacados o desaparecen sin dejar rastro solo para aparecer días después con el estómago abierto y marcas en el rostro con forma de quimera. Automáticamente Hiroshi entiende que se está acercando al objetivo, aunque no se encuentra ni a la mitad del camino:
—Kazumayo, tendría que haberlo eliminado en aquel momento. — Hiroshi recuerda aquel día en que las llamas en un edificio usado por la academia del oeste se consumían y en una punta se encontraba Kazumayo con el rostro a carne viva porque el espadachín en la juventud, pero valentía lo empujó contra llamas — No podría perdonarme si ese infeliz hiciera algo contra chicos inocentes de la academia del sur. — Se maldice a sí mismo.
De repente siente una presencia entre los árboles del bosque. Una sombra esquiva y veloz. Sin alterarse, Hiroshi se detiene y suspira largamente mientras estira sus brazos y deja a un lado sus pertenencias:
—¿Y bien Torza? — pregunta Hiroshi.
Un misterioso hombre con el rostro oculto detrás de una máscara sin rostro y con marcas que simulan ser ojos negros se le aparece por detrás como una entidad sobrenatural:
—Un gusto volver a verte Hiroshi. — dice Torza.
—Lo mismo digo.
—Las redes de inteligencia pudieron distribuirse la tarea y por lo pronto tenemos ciertas noticias. Demasiado inquietantes diría yo. — reconoce el hombre.
—¿Inquietantes? Dime más.
—Los nobles al este cesaron sus actividades, pero mantiene su perfil alto como siempre.
—No es de extrañar. Tienen el ego más grande en el continente. ¿Qué más? —dice Hiroshi. Se acerca a su bolso y busca comida que compró del puerto León.
—Nuestras sospechas son reales. La academia del sur tiene un infiltrado y posiblemente sea Kazumayo.
—¿Quieres? — le ofrece un pedazo de carne seca.
—Muchas gracias, pero estoy bien.
—De acuerdo. Entonces Kazumayo es profesor en la academia del sur.
—Solo tenemos eso de información. No hubo más movimientos y ni siquiera los nobles tomaron un curso de acción contra los chicos que agredieron a sus hijos.
—¿Te refieres a Lucian y Kaizer? Eso es extraño ya que por lo general los nobles ven con insulto apenas el verlos a los ojos. Son la peor clase de gente posible. — mira al asesino — Oye, ¿quieres acompañarme? Son diez días hasta Peia así que necesitaré compañía hasta al menos la frontera.
—¿Seguro?
—Claro, Lucy y Olympico se quedaron así que me volveré loco si no converso con alguien. Además, sé que no es todo lo que tienes para decirme ¿verdad? — Hiroshi mira fijamente a Torza.
Torza sonríe al ver que las viejas costumbres no se pierden:
—No por algo fuiste el jefe de inteligencia en Antares. Nuestro líder y mentor. Si, hay algo más y mucho más turbio de lo que jamás pensamos.
—Te escucho. — dice Hiroshi mientras encuentra algo que le dejó Lucy a él junto a sus pertenencias. Un pedazo de pastel que ella había horneado. Sonríe gratamente por el detalle de tu amiga.
—Como verás, los nobles ya no están en el territorio este, pero hubo avistamientos de personas que no parecen ser de Antares. — responde Torza según los datos que posee.
—Eso es normal proviniendo del este siendo un lugar para la llegada de inmigrantes y exiliados que escapan de guerras o pobreza. No por algo el este es el nexo para que esas personas se vayan al sur que es donde encontramos la mayor actividad cosmopolita del continente.
—Si, pero no son civiles. Mas bien navíos que se aparecen en la cota y desaparecen. Su tamaño no podría explicarlo, pero según las fuentes fotográficas, eran del triple que nuestro mayor orgullo naval a nivel continente. — describe con pánico en sus ojos.
—¿Dices que aparecen y desaparecen en la costa? — se detiene a pensar Hiroshi— Parece un patrón de reconocimiento, pero por lo que describes su poder naval puede ser un problema. ¿Enviaste a alguien a buscar esos navíos?
—Solo botes, pero volvieron después de que una niebla impidió ver.
Aunque las redes de información en Antares son extremadamente profesionales inclusive con los equipos que el mismo Hiroshi entrenó en su tiempo como asesino activo, esos navíos misteriosos despiertan la curiosidad y cierto temor porque haya enemigos peligrosos afuera incluso en las partes más lejanas del continente.
De igual manera el temor también se encuentra internamente ya que los nobles y mercenarios que se mueven en territorio de la orden asesina están actuando a voluntad.
En ese momento, Hiroshi se masajea la frente y camina hacia un árbol en el cual se sienta y saca de su bolso una libreta:
—¿Hiroshi? — pregunta Torza.
—Este es un mensaje para Doncaster. Necesito que se lo entregues una vez llegues a la academia. No podemos confiar en nadie al menos hasta solucionar el asunto en el sur con Kazumayo y tener más pruebas de los nobles. ¿Puedes hacerlo? — le entrega una nota escrita y doblada.
—No comprendo ¿Qué está pasando?
—Estás a trescientos cincuenta y ocho kilómetro de la academia. No es necesario que lo sepas, no ahora.
—¿Qué descubriste? Al menos dímelo. — le pide Torza.
—Bien. —Hiroshi se acerca a Torza y le cuenta al oído. Su expresión es peor que antes porque algo verdaderamente terrible ocurre e Hiroshi mismo se ha dado cuenta.
—E-Entendido. Puedes confiar en mí. — dice para luego desaparecer rápidamente.
Hiroshi, quien es conocido por su entereza entra en pánico por lo que acaba de descubrir.
Después de una hora de descanso, reanuda su marcha hacia la frontera donde un contacto suyo lo espera. Ya no hay tiempo para ir a Peia porque es crucial acabar lo más rápido posible con Kazumayo.
Mientras tanto, Torza se apresura a una velocidad inmensa hacia la academia. Por lo general podría llevarle un par de días, pero el tiempo es oro. Piensa aun lo que Hiroshi le contó sobre qué está pasando:
—Kazumayo es un esclavista que planea tomar a estudiantes como mercancía. Por esa razón se infiltró en la academia del sur y por esa razón tenemos que proteger a las demás academias. El peligro de que sean atacadas es demasiado grande.
***PARTE II***
En los pasillos de la academia, los estudiantes se preparan para los últimos días previos a los simulacros que definen el nivel teórico y luego practico de los exámenes finales.
Ciertamente nadie queda fuera de los nervios y la típica ansiedad que conllevan los exámenes a excepción de Megumi, quien lo lleva de la mejor manera al esperar con ansias esa época y también Lucian, aunque este desea probarse a sí mismo en los estudios.
Luego de varios minutos quejándose porque faltan pocos días, Megumi suspira y mira a ambos chicos con cierto desagrado por odiar de esa forma los exámenes:
—¿No creen que se demoran mucho para los exámenes?
—¿Huh? Megumi, las fechas no se pueden mover, aunque lo quisieras. — responde Lucian.
—Lo sé, pero ya quiero saber que nos preguntarán. — responde Megumi — Geometría, formulas químicas y físicas, literatura. ¿No les entusiasma? — agrega.
—Yo solo espero que no sea muy difícil. — dice Kaizer, incomodo por ser el único que no se siente seguro de obtener una buena nota. Su fuerte no son los estudios y eso lo tiene preocupado.
Lucian mira a una chica que desde lo lejos lo observa mientras ella está en un grupo de amigas. Esta mueve su mirada velozmente para hacerse la disimulada, pero no escapa a los ojos del muchacho:
—¿Lucian? — pregunta Megumi.
—Ah, perdón. Es que me pareció…nada. —responde el chico sin saber que decirle.
—Esa chica. Hace un rato que lleva mirándote. — dice Kaizer.
—¿Cómo es que te diste cuenta si estas de espalda? — se sorprende Lucian.
—¿Instinto? Ni siquiera tengo idea. — también se sorprende Kaizer — Pero no cambies de tema. Cuéntanos.
—Oh. — Megumi mira de quien se trata — Con que ella ¿huh? — dice con expresión juguetona.
—¿La…conoces? — pregunta Lucian, claramente interesado en saber más.
— Si, es una amiga que hice en mi clase extra de química. Su nombre es Maia Lacroise. Es bastante amigable, inteligente y bonita. ¿Quieres que te la presente? — dice Megumi mientras realza su propia expresión juguetona.
—¿Podrías? — pregunta Lucian — ¡No, espera! Solo…yo…decía. — se pone nervioso ante la propuesta. Aunque no le desagrade poder conversar con Maia, ya que la cree bonita a simple vista. El solo imaginarse tenerla de frente lo avergüenza.
—¡Jajaja! Tranquilo, tranquilo. Solo bromeo. — dice Megumi para calmarlo — Pero si quieres puedo hablarle de ti. — le dice al oído.
Megumi vuelve su mirada hacia Kaizer, encontrándolo muy serio a como estaba hace momentos antes. Desde su perspectiva no hay motivo para tal cambio brusco de humor ni expresión hasta que ve pasar a los aristócratas acercarse y pasarse por al lado sin siquiera mirar ni hacer algo como comenzar una pelear lo cual resulta demasiado extraño. Solo ignoran a Megumi, Kaizer y Lucian, como si estuvieran siendo repelidos por ellos tres:
—¿No creen que los nobles están muy tranquilos? — pregunta Megumi.
—Si, eso estaba pensando. No pasaron ni tres días desde que golpeamos a Borka y los nobles no parecen los mismos de siempre. — dice Kaizer.
—¿Eso no es bueno? — vuelve a preguntar Megumi
—Por lo general los nobles tomarían represalias por lo que consideren como insulto según su estatus. — explica Lucian.
—¿Cómo lo sabes? — pregunta Kaizer.
—Tengo curiosidad por el tema y busco información.
—Okey, supongo que no deberíamos preocuparnos por ellos al menos no por ahora. — Kaizer calma los ánimos de sus amigos sin olvidar que puede ocurrir cualquier cosa.
—Pero algo se siente raro aquí. —Kaizer sospecha que hay algo más.
Megumi es demasiado perceptible con los sentimientos ajenos. Muchos afirman que es tan empática que sin duda ayudaría a cualquier que lo necesite. El cómo se siente Kaizer no es la excepción y comparte sus sospechas cuando ve a Kamata pasar por al lado de los nobles y estos se apartan asustados como si estuvieran escapando de una bestia peligrosa.
Rápidamente se apresura hacia Kamata para pedirle explicaciones:
—Hola, Kamata. — lo saluda Megumi.
—¿Pasa algo? — pregunta Kamata.
—Siempre tan simpático. — dice Megumi, bromeando sobre la ruda actitud del chico incluso con ella — Solo quiero hablar contigo.
—¿No estamos hablando? Además, hablamos siempre en el orfanato. No sé de qué quieres hablar ahora. —responde molesto por lo que cree es un interrogatorio.
—… —lo mira Megumi con una expresión que pone los pelos de punta a Kamata por el temor que le infunde ella.
—¡Ya, ya! — se toma de la cabeza —¿Qué quieres? — pregunta el chico.
—¿Le hiciste algo a los nobles? Están muy raros y eso es demasiado siendo que no son de la clase de personas que actúen con un bajo perfil. ¿No te parece demasiado sospechoso? — pregunta Megumi. Se apoya junto a la pared mientras mantiene la mirada en Kamata
—¿Qué te hace pensar que yo hice algo?
—Vamos, te conozco desde hace tiempo. Se que me defiendes de muchas cosas.
—No sé de qué hablas. —mira levemente a un lado.
—Eres pésimo mintiendo. ¿Lo sabes?
—Haaa, solo los golpeé a dos de ellos y les advertí. Cielos, eres tan molesta.
—¿Solo sabes solucionarlo todo con violencia? — se queja Megumi.
—Es la manea que se hacerlo.
—Mira ¿Por qué no te haces amigo de Lucian y Kaizer? Ellos son buenos chicos. — le aconseja Megumi.
—¿Hay algo más que necesites?
Ante la negativa de Kamata por continuar la conversación, Megumi sonríe y da unos pasos para regresar con los chicos:
—No, eso era todo. — responde la chica.
—Bien, nos vemos luego. — se da vuelta y camina hacia el lado opuesto rumbo a la arena de entrenamiento como hace cada descanso luego de una clase — Por cierto. — se detiene.
—¿Huh?
—Jamás imaginó poder verte sonreír de la manera en que lo haces cuando estás con ese tonto. — camina hacia la arena y alza su mano saludándola — Me alegra muchísimo que mi mejor amiga pueda tener un rostro así además del melancólico de siempre. — sonríe sin que Megumi se dé cuenta.
—¡¿Heeeeeeeeeeeeeeh?! — se exalta Megumi.
Una vez dicho eso, Kamata regresa a su caminata solitaria, aterrando a otros estudiantes con solo su presencia y los rumores que lo envuelven por tratarse de alguien de cuidado.
Kamata no está interesado en propuestas que involucren a otras personas, pero si se trata de proteger y salvaguardar las apariencias, se predispone siempre a ser excesivamente violento con quien considere enemigo. Se podría decir que busca ser temido, ante todo:
—Kamata ¿vas a seguir aislándote de la gente? — Megumi lo mira, preocupándose por él, ya que lo conoce lo suficiente como para no creerle el papel de tipo rudo e imponente que pretende mostrar con la gente.
Naturalmente ella lo cuestiona internamente y cuando están en el orfanato, pero es la plena decisión de Kamata:
—Megumi ¿Dónde estabas? — corre Kaizer a su encuentro — De repente te fuiste corriendo y me preocupé de que algo te haya pasado.
—Oh, vaya que vergüenza. Perdón es que tenía algo que hacer y me distraje en el camino. Perdón. — dice con una sonrisa y recuerda lo que Kamata dijo sobre ella y Kaizer. Involuntariamente lo golpea en el rostro a Kaizer mientras su corazón palpita aceleradamente por lo que su amigo dice — Auch, creo que me he excedido. — se lamenta en voz baja.
***PARTE III***
Mientras tanto en la ciudad de Pumbakar muy cerca de la Academia del Oeste, los nobles que concurren a dicha institución se reúnen en la mansión de Borka donde planifican varios de sus movimientos desde que Kaizer y Lucian agredieron al joven aristócrata y obligó a sus padres a tomar cartas en el asunto. Pero la conversación entre Doncaster y Li Yue no fue tan fructífero como pretendían:
—¡Ah, maldita sean esos plebeyos hijos de perra! — maldice Borka en su habitación, rodeado de sus aliados.
—¿Entonces que vamos hacer? Esos malditos huérfanos no pueden correr a sus hinchas en los pasillos de la academia, así como así. ¡Tienen que conocer su lugar! — dice Trevor, enfurecido por el trato hacia ellos.
—¡Si, deben conocer su sitio! — replica otro de los nobles sin levantarse de su silla.
—Y eso haremos. Si mi padre y el líder del consejo de nobles no hará nada para vengarnos o al menos recuperar el orgullo, simplemente tendremos que ser nosotros los que actuemos. — dice Borka muy serio.
—¿Qué pasa si sale mal? — cuestiona Gramiselia, una de las nobles de la casa menor llamada “Espada Carmesí” que pertenece a la casa “Acero Negro”, posiblemente la más nobles en valores e ideales, pero no así menos aristocrática que cualquiera.
—Tu solo has lo que se te diga. Recuerda que eres representante de la gran casa de Acero Negro. No hables a tus anchas solo porque eres mínimamente una noble. Todos los que ves aquí somos de las grandes casas. — Borka la intimida con la mirada.
—S-Si, lo siento mucho. — se inclina Gramiselia, escondiendo su expresión de desaprobación.
—Se dice que cuando los nobles se ven insultados por alguien inferior, tienen al menos siete días para recuperar su honor. A diferencia de que lo haga un noble, el cual se soluciona con una reunión o un duelo amistoso. — cuenta Sevihorn, uno de los primogénitos del líder del clan Berserk.
—Exacto. — dice Borka.
—¿Y eso cuándo será? — pregunta Clarcy miembro del clan Prometeo.
De repente, una de las empleadas domestica interrumpe la reunión con una bandeja en sus manos con vasos de jugo para los nobles. Borka la patea fuerte, molesto de que haya irrumpido sin siquiera tocar la puerta:
—¡Maldita zorra! ¡aprende a golpear antes! — vuelve a patearle, esta vez en las costillas y luego el rostro — ¡¿Acaso te crees mejor que nosotros?! ¡sucia perra sin valor! ¡maldita esclava! — le pisa el rostro.
—Oye ¿esa no es la zorra que Kazumayo trajo del Sur cuando estuvo en las escuelas rurales? Ha crecido más que la última vez que vine. En verdad… — dice Hao Fhei, otros de los nobles del clan Carmesí mientras observa la bella y sensual figura de la chica de apenas quince años y ella suplica por piedad — me interesaría mucho estar a solas con ella. — admite mientras se relame.
—Tengo una habitación al fondo que quizás pueda interesarte. Yo la llamo La Habitación del Placer. Puedes hacer lo que quieras con ella. — sonríe Borka — Hasta podrías quedarte a dormir todo el tiempo que gustes mientras pruebas el fruto de esta zorra.
—Sería interesante. — responde Hao Fhei. Llama a varios miembros de la servidumbre y arrastra a la chica, quien ruega, implora a gritos que no le hagan eso y araña el suelo hasta partirse las uñas— Por cierto, Borka. — se voltea antes de cruzar la puerta — Deberíamos tener cuidado con uno de esos idiotas. Ya sabes de quien hablo. Él no es alguien ordinario. — advierte y se retira del lugar.
Borka retoma la conversación después de beber el jugo que la chica había traído. Su rostro se torna lleno de resentimiento y asco. El solo hecho de que tenga que temerle a alguien en particular siendo inferior a su parecer le revuelve el estómago y enfurece. En respuesta golpea la pared, dibujando una grieta:
—Sobre lo que habías preguntado, Clarcy. ¿Cuándo será nuestro movimiento? — sonríe — Será el mismo día de los simulacros de examen. Exactamente en dos días vamos a propinarla la mayor paliza a esos tres idiotas. Al mismo tiempo enviare un mensaje a través de un halcón mecánico a mi padre, contándole lo que está ocurriendo. Digamos que presionaré la situación mintiéndole. — explica Borka.
—¿Eso no hará que la relación entre la Orden y las Casas empeore? Acabará muy mal para nosotros si enfrentamos abiertamente a los directores de academia. —se preocupa Clarcy.
—Eso es verdad y nos pondría en una muy mala situación con nuestras casas y padres por lo que el mensaje no tendrá nombre. Solo será anónimo. — responde Borka.
— ¿Crees que tu padre se crea eso? Recuerda que también está el líder del consejo, Li Yue. — añade Sevihorn.
— ¿No cree que Li Yue está esperando a que se encienda esa mecha? Es verdad que aún no han hecho movimiento alguno y eso es precisamente por lo que debemos hacerlo nosotros. No haremos nada contra sus deseos sino más bien ayudar a que sus planes se cumplan. Desafiar a la Orden, volver a obtener el poder que nunca debimos perder y por supuesto…dar inicio a la guerra civil por el absoluto control de Antares. — explica Borka mientras aplasta el vaso de vidrio contra la puerta, reventándolo y desparramando los pedazos sobre el suelo — Todo se está dando como se esperaba. Después de todo los asesinos han sido negligentes durante muchísimo tiempo.
—¿Y el demente de Kamata? ¿olvidas lo que les hizo a…? — dice Sevihorn, muy preocupado.
—Se que les pasó, pero no te preocupes. Que nadie se altere, tengo algo planeado para él en particular. Procuren vigilar a ese maldito. Al final es el más peligroso. — advierte Borka una vez más.
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