Academia de Asesinos - 13
Al día siguiente en el descanso después de la clase de literatura, Megumi y Kaizer se reúnen con Lucian en la cafetería como siempre para almorzar y hablar sobre sus clases. Por suerte el lugar tiene disponible una mesa luego de ver que está casi lleno.
Lucian camina hacia el mostrador para ver el menú del día que consiste en deliciosas hamburguesa y como segundo platillo mejor conocido como onigiri, clásico de oriente que consiste en arroz cocido formando bollos.
Mientras tanto, Megumi y Kaizer le guardan a su amigo un lugar hasta que vuelva con la comida:
—¿Te gustó la clase de hoy? — pregunta Megumi.
—¿La de literatura? Es asombrosa. Jamás imagine que el territorio del este tenga tal material literario. — Kaizer responde entusiasmado.
—Sobre todo la novela romántica… ¿Cuál era su nombre? Ah, sí, sí, Rosas en el Desierto. No es muy conocida, pero es de lo mejor que leí. ¿Sabes de que trata?
—No, dime. — responde el chico, curioso por la historia de esa novela.
—Trata de un romance prohibido entre el noble de una casa del Este con una chica perteneciente a una caravana. No podría contarte más, pero es un amor que va contra muchos prejuicios que sostienen los aristócratas. Léelo, sé que te gustará. — le cuenta Megumi, enternecida por la historia.
—Lo haré. — responde, mirándola a los ojos.
Lucian llega a la mesa y apoya las bandejas con hamburguesas para los tres y vasos de madera con gaseosa dentro. Durante la próxima hora conversan sobre muchas cosas y ríen a carcajadas sin preocupaciones.
Sin embargo, se acerca Haiser uno de sus compañeros:
—Lucian, te busca Doncaster. Necesita que vayas a la oficina. — dice el recientemente electo delegado de la clase junto con Megumi— Hola delegada, Kaizer. — los saluda cortésmente.
—¿Qué querrá el director? Ya vuelo. Déjenme la hamburguesa. ¡Si, te hablo a ti Megumi! — dice Lucian y señala con ambos ojos a la chica para que no se atreva a comerse su comida.
—Tienes agallas para decirle eso a una dama tan fina como yo. — le responde Megumi— ¡Jajaja! Descuida, ve con calma. — añade entre risas inocentes.
—Kaizer, te lo dejo en tus manos.
—S-Seguro. — responde Kaizer.
Si bien ambos continúan comiendo sus hamburguesas, la sensación de que algo pasa los carcome por dentro, dándoles unas ansias de descubrirlo por su enorme curiosidad.
Kaizer se apresura a ver si Lucian sigue caminando hacia la oficina en línea recta a través del pasillo. Justo lo ve entrar y le indica a Megumi que es momento de ir a ver que sucede. Salen de la cafetería y sortean a muchos estudiantes y compañeros que los saludas sonrientes, así como también las miradas de rechazo por parte de los aristócratas que siguen su paso por los pasillos:
—Kaizer ¿estás seguro que es lo correcto? — duda Megumi.
—¿Sobre qué? — pregunta Kaizer.
—Es decir no estoy segura de que Lucian quiera que espiemos sobre sus cosas. Quizás lo mejor sea dejarlo así y volver a la cafetería.
Repentinamente Kaizer también duda de seguir estando a pocos metros de la oficina. Entonces salen gritos del lugar como si hubiera una discusión realmente intensa. La voz que sale no es reconocida por los chicos haciendo que la curiosidad renazca con fuerza.
Se acercan sigilosamente hacia la oficina y llegan a la puerta. Apoyan con cuidado sus oídos y escuchan todo lo que pueden:
—¡¿Acaso crees que esto es una maldita broma, Lucian?! ¡¿tienes idea de lo que hiciste?!
—Yo…lo siento mucho…— responde Lucian con los hombros encogidos y la voz temblorosa.
—Diablos Lucian. Te he dicho muchas veces que no te encojas de hombros y actúa como un hombre. No soy mamá no papá así que relájate y discute conmigo. Se supone que no soy ninguno de nuestros padres. — se lamenta.
—Ya, ya, Baltazar. El hizo lo correcto no hace falta que lo regañes. — Doncaster intenta calmar la situación.
—Esa es la cuestión Doncaster. Se que el hizo lo correcto, pero todos estamos intentando cumplir una misión. Tú sabes que significa. Ahora no sé qué planearan los nobles en respuesta. — dice Baltazar.
—De eso me ocuparé yo. Mientras tanto mantente ocupado con tus pasantías. No te queda mucho y sé que te seleccionaron para formar parte de ellos.
Baltazar, hermano de Lucian cinco años mayor, es una de las grandes promesas de la orden asesina y la academia del oeste además de estar en su último tiempo como estudiante para formar parte de los profesionales. Es muy conocido por ser alguien tan amable y a la vez estricto con su hermano pequeño que muchas veces se lo confunde con una persona que disfruta de maltratar a su familia. Sin embargo, está fuera de la realidad, ama profundamente a su hermano pequeño, pero no quita el hecho de que desee que sea fuerte para no depender de nadie y sepa defenderse. Por esa razón lo regaña y a la vez alienta a mantener sus fuertes ideales como por ejemplo lo que le hizo al noble, en parte preocupándose el joven por Lucian y por otra aplaudiendo el que haya defendido a su amiga.
La dicotomía del deseo y el deber es constante en él.
Se acerca a Lucian y le acaricia la cabeza mientras esboza una paternal sonrisa que tranquiliza al niño:
—Se que debo darle un castigo Doncaster pero al verlo tan convencido de lo que hizo no puedo hacerlo. Defender a un amigo como lo hizo es algo que valoro y sin duda seguiré apoyando. Espero lo entiendas.
Doncaster agacha su cabeza, resignado, pero con una sonrisa satisfecha de que los valores entre los chicos son tan fuerte y presente que no hace falta hacerle pasar un mal rato a Lucian:
—El asunto de los nobles lo manejaré yo así que pueden estar tranquilos.
—Es bueno escucharlo. —dice Baltazar.
—¿Puedo preguntar algo? — pregunta Lucian.
—Dime. — responde Doncaster.
—¿Qué pasará con Kaizer? Por favor no lo castiguen. Él…—ruega Lucian.
—Descuida no voy a castigarlo tampoco. Pero a diferencia tuya él está en una posición muy crítica. No tiene familia y eso para empezar complica su situación así que tendría que hablar con él. Haré todo lo posible para que esté a salvo.
—M-Muchas gracias.
Las voces en la oficina se detienen. Kaizer y Megumi intentan apurarse a regresar a la cafetería, pero sin pensarlo el chico entra a un salón que se encuentra de paso y de manera torpe se tropiezan hasta impactar contra el suelo:
—Auch, auch, auch. — se aqueja Kaizer.
—P-Perdón. — murmura Megumi al haberse caído sobre la espalda de Kaizer.
—N-No, no te preocupes. Prefiero ser yo el que haya caído al suelo. ¿Estas bien?
—Si, muchas gracias por preocuparte. — dice Megumi. Mira hacia abajo y ve que su mano se posa sobre la de Kaizer y este se le queda mirando a pocos centímetros— ¡Cálmate Megumi…cálmate! — se repite a sí misma mientras su corazón se acelera al igual que el de Kaizer.
—L-Lo siento mucho. — Kaizer aparta su mano.
—Yo…lo siento…— se disculpa Megumi— ¿Qué ha pasado? ¿Quién era esa persona? — pregunta mientras se pone de pie y ayuda a Kaizer.
—Por lo que llegué a escuchar es el hermano de Lucian. Creo que su nombre es Baltazar.
—¿Sera por lo de los nobles? ¿por mi culpa? — Megumi se deprime al pensar que sus dos amigos podrían estar en peligro.
—Hey, hey, no digas eso. Nada de esto es tu culpa. ¿Escuchaste lo que dijo Doncaster? Está bien que hayamos hecho eso. No te preocupes por nosotros, estaremos bien. ¿Me crees? — la consuela Kaizer en la oscuridad y silencio del salón.
—Si. — asienta con su cabeza y una sonrisa inocente y cálida a la vez.
Por fortuna las cosas salieron bien para Lucian y Kaizer, ninguno recibirá un castigo y todo por la petición de Hiroshi, Olympico y Lucy, quienes constantemente se posicionan a favor de los estudiantes y a pesar de todo, Doncaster también lo hace, pero como director de la academia no puede estar del lado de nadie, adoptando así un lado neutral. Sin embargo, se siente aliviado de que todo haya salido bien, aunque el peligro latente de las represalias nobles es enorme por lo que se pone en marcha para una reunión inusual.
Lucian se retira de regreso a la cafetería donde Kaizer y Megumi lo esperan disimuladamente con la comida que sin querer olvidaron, pero los cocineros les guardaron. Mientras tanto Baltazar se queda con Doncaster un rato más para hablar con él:
—Lamento retenerte un poco más, pero hay algo que debemos discutir. — dice Doncaster.
—Te escucho. — responde Baltazar.
—¿Qué opinas sobre el incidente de los exámenes de ingreso?
—Eso pudo haber terminado en una tragedia si no hubiera sido por ese chico, Kaizer. ¿Por qué la pregunta?
—Alexander. Sigue suelto en el continente y según la división de inteligencia se mueve hacia el territorio del este.
—Aparentemente la actividad mercenaria está aumentando radicalmente. Mis superiores ya me informaron que cuando me gradúe de las pasantías me incorporaré rápidamente. — se pone de pie y camina hacia la puerta— Entiendo cómo te sientes, pero hay algo que no me gusta de esto y si Alexander continua con esto no quedará de otra más que…eliminarlo. — sale de la oficina con cierta expresión de nostalgia.
—Te sientes igual que yo, perdido. No por algo Alexander era un gran amigo tuyo, aunque hayan sido rivales al que le llevabas un año de diferencia. — murmura Doncaster.
***PARTE II***
En la cafetería, Kaizer y Megumi hablan sobre lo que pudieron escuchar de la conversación entre Baltazar y Doncaster. Si los hubieran encontrado con los oídos sobre la puerta el directo los habría regañado fuertemente. Pero por haber sido una reunión sobre lo que pasó hace días terminó bastante bien por lo que lejos de preocuparse, Kaizer disfruta de su comida, aunque en su mente no deja de pensar que Megumi se encuentra en constante peligro.
Entonces dice sin querer:
—Yo…te protegeré cueste lo que cueste.
—¿Huh? — Megumi levanta su cabeza y lo mira, sonrojada.
—¿Qué? — pregunta Kaizer. Lentamente su rostro se vuelve en un tono carmesí por la vergüenza— ¡No, no dije nada! — mira hacia otro lado.
—Si…por cierto ¿Qué opinas sobre lo pasó en la oficina del director?
—Es demasiado confuso. No sabíamos que Lucian tiene un hermano mayor.
—Digamos que no conocemos tanto como creemos a Lucian. No es como si nos contase todo. — dice Megumi mientras da un mordisco a su comida.
—Yo confío en él y estoy seguro que tendrá sus motivos. Lo que me llama la atención es que sea tan importante como para hablar tan casual con el director. — admite Kaizer.
Kaizer mira hacia la puerta donde Lucian entra con su característico rostro amigable como si nada de lo que pasó en la oficina hubiera sucedido. Eso lo hace aún más extraño, pero no por eso Kaizer lo considera como de poca confianza sino al contrario, tanto él como Megumi respetan su decisión de mantener su vida personal sin revelar:
—¿Qué hacen? Oh, Megumi tienes mi…
—Aquí tienes. — le entrega su hamburguesa con una sonrisa amistosa.
—Gracias, muero de hambre. — da un gran mordisco, disfrutando del sabor tan grasoso pero delicioso de la hamburguesa— Delicioso.
Como es de esperarse, Lucian no deja que las cosas le afecten y mantiene la buena actitud que lo hace una persona con gran facilidad para ser amigos, algo así como Megumi pero misterioso con su pasado. Mientras devora con gran entusiasmo la comida, Kaizer y Megumi intercambian miradas. No es normal que Lucian se encuentre tan ansioso.
Se escuchan ruidos de sillas moviéndose desde la otra punta, esto lo altera de tal manera que deja caer la comida al suelo e inmediatamente se toma la cabeza:
—Hey ¿estas bien? — pregunta Megumi al verlo así de nervioso.
—S-Soy un idiota. Siempre hago todo mal y nunca aprendo. — se maldice Lucian.
—¿De qué hablas? — pregunta Kaizer.
—M-Mi hermano…él es alguien bueno conmigo y detesto profundamente decepcionarlo. Aunque el demuestre lo contrario siento que debo retribuirle de la mejor manera y también a quienes confían en mi en casa. ¡Soy un idiota, maldición! — vuelve a maldecirse.
—No entiendo Lucian ¿Qué te pasa? Hace unos momentos estabas bien y ahora… — dice Kaizer. De repente ve que Megumi se levanta y se acerca a Lucian — ¿Megumi?
De un puñetazo al rostro lo tranquiliza contra el suelo. Su rostro de enojo es terrorífico al punto de que Kaizer se aparta a un lado para no caer en la extensión de su puño frágil pero curiosamente más fuerte que el de una chica común:
—A veces nos sentimos desolados cuando no encontramos respuesta a las acciones que tomamos y yo entiendo de eso. Muchas veces me maldije al creer que las consecuencias harían de la vida un trago amargo constante, pero ¿sabes algo? ¡qué más da si puedes mantener la cabeza en alto y con ánimos de seguir avanzando! ¡¿acaso crees que no me siento mal todos los días?! ¡pero mírame ahora, tengo a tres personas que hacen de mis días muy graciosos y eso me importa! — dice con tanta pasión y enojo entremezclado que las lágrimas salen a cantaros — ¡Al carajo con las consecuencias! ¡Si hiciste las cosas bien no hace falta perder el tiempo con sentirse mal por ello! Yo…lo dije… — se vuelve a sentir y siente vergüenza por todo lo que ha dicho.
—Eres…increíble Megumi. — dice Kaizer, sorprendido.
—Ciertamente jamás oí a una chica hablar así y es increíble. Por alguna razón me siento bastante bien conmigo mismo. — admite Lucian.
A lo lejos junto a la puerta y mirando a través de las ventanas sin ser vistos por nadie en la cafetería, Olympico y Lucy se quedan perplejos por el brote de ira de Megumi que desencadenó en un apoyo emocional enorme para Lucian sin que los profesionales tengan que acudir a escuchar y aconsejar:
—La capacidad de Megumi para alentar y apoyar a los demás es inmensa. No hay duda de que es tan brillante como empática con las personas. — dice Lucy con orgullo por su futura alumna.
—Concuerdo. Si Hiroshi los viera sentiría nostalgia. — dice Olympico.
—Hablar del pasado es de ancianos y no creo que lo sean. — bromea Lucy.
—Cállate. Por cierto ¿Cuándo te dignarás a trabajar?
—Si…sobre eso…seré yo la responsable de los simulacros así que puedes quedarte tranquilo que daré mi mayor esfuerzo. — le sonríe Lucy con el pulgar arriba y confianza deslumbrante.
—Me das mucho miedo cuando sonríes de esa manera. — Olympico se incomoda.
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