Academia de Asesinos - 23
A pocos días de que regresen las clases, Kaizer, Lucian y Megumi recorren con autorización de Olympico las calles del puerto donde cientos de pescadores llevan sus productos hacia el mercado y otros se mueven hacia sus botes y barcos para sacar los productos del mar entre los que se destacan truchas, salmón y mejillones considerados cómo manjares en el Oeste y el Sur.
Megumi se queda mirando una tienda donde venden artículos finos hechos con perlas color gris y otras de color dorado gracias al tratamiento que se le hace regularmente para embellecerla y así obtener mayor ganancia mediante esa rareza:
—¿Algo te llamó la atención? —pregunta Kaizer al verla concentrada y mirando el vidrio del local.
—Solo miro esos collares. Se ven muy hermosos. — mira perdidamente los productos.
—Son muy raros esos collares y a veces hasta escasos. Más aún en estas fechas del año donde usualmente se consigue más en verano. —explica Lucian.
—¿También sabes de joyería? Vaya sorpresa. —dice Megumi.
—Jajaja, no lo creo. Solo averiguo y leo…eso es todo. —responde orgulloso.
—Se te da muy bien la economía también. —dice Kaizer.
—Aunque no tanto como a Megumi, jejeje. —ríe Lucian.
—Ya basta, me avergüenza. —Megumi se enoja levemente y sigue su camino con el rostro sonrojado.
—Jajaja, ya, no te enojes. —la sigue Lucian.
Justo antes de seguirlos, Kaizer se detiene unos momentos y permanece ese tiempo en silencio y con la sospecha de que alguien los está siguiendo. Una extraña sensación lo altera como si pudiera escuchar con mayor precisión a su alrededor. Él siente como si en un rango pequeño las personas que no puede ver se vuelven detectables:
—¡¿Kaizer?! ¡¿No vienes?!—pregunta Megumi desde lo lejos junto con Lucian.
—¡Si, ahí voy! — responde con un grito moderado. Antes de continuar mueve su cabeza buscando algún indicio o rastro de esa extraña sensación de ser seguidos por alguien— Tendré que caminar con más cuidado. Esa sensación me está diciendo que no es seguro continuar por aquí sobre todo porque hay poca gente. Aunque sea un lugar de concurrencia de pescadores.
Desde el otro lado de la calle se ven varias sombras vigilando por los callejones y acechando a los chicos que no sospechan nada de lo que sucede excepto por Kaizer. Él es el único que desconfía de la tranquilidad que los rodea y la ausencia de los nobles que amenazaron con lastimarlos y vengarse. Siente como una ligera brisa que alerta su cuerpo.
Los nobles que se esconden mientras vigilan, discuten con cierto entusiasmo sobre lo que harán próximamente está ve con un nuevo joven aristócrata que usa un nuevo tipo de influencia para efectuar sus fines, la capacidad de liderar a los futuros cabeza de familia que acaban de entrar al último año y están formándose cómo los que se encargaron de sus clanes en un futuro no muy lejano:
—Qwerguil, ¿No deberíamos esperar un poco más? Parece que hay más gente de la que imaginamos. —dice uno de los nobles.
—Tiempo no es algo que tengamos en abundancia. Sobre todo…—dice el joven que se posiciona como sexto en orden de herederos para liderar al clan Ceniza y detrás de este se acercan varias personas muy jóvenes de unos diecisiete a dieciocho años—porque sin duda vamos a cumplir lo que los demás no han podido. No sé desanimen. Antes de abandonar esta mierda de continente acabaremos con la vida de estos tres bastardos huérfanos.
—Oye, Qwerguil, más te vale que este tiempo que me haces perder no sea en vano. Sabes que detesto ese tipo de cosas. —dice Farul, segundo en orden del clan noble Berserk.
—Descuida esto acabará muy bien para nosotros. —promete con entusiasmo— Lo que tenemos que hacer ahora es esperar el momento para…
—Qwerguil, deberías pensar otra manera de acabarlos. Borka por ejemplo no pensó bien las cosas y terminaron demasiado mal para él. Costillas rotas y casi se le rompe la columna por el impacto. No debería jugar con fuego sin conocer a tu enemigo y definitivamente no lo han hecho siquiera. Solo se lanzan cegados por la venganza.
Qwerguil no sé lo había pensado de esa manera ya que los esfuerzos de los demás chicos nobles fueron de fracaso tras fracaso, pero sin llegar a comprar la razón o sin siquiera pensar en el motivo por el que fue así. El ciclo vuelve a repetirse donde nadie ha pensado que investigar puede resultar en una mayor probabilidad para el ataque. Para peor, los nobles han usado su superioridad numérica para atacar, pero solo han sido limitados por eso.
Al poseer mayor y experiencia, los jóvenes mayores intentan aconsejarlos para que se eviten problemas a futuro y un éxito que los entusiasme a crecer y fortalecerse. Sin embargo, muchos de los más jóvenes se niegan a hacer caso y solo siguen a lo que Qwerguil diga.
El noble, duda en un principio sobre qué acción tomar ya que tiene sentido lo que dicen y no es para menos, considerando que están por graduarse y salir del continente, pero su decisión no es otra más que continuar con el modo de actuar. No hay otra manera para ellos, ir en grupos y actuar cobardemente ya que están limitados en poder y conocimientos a diferencia de los demás en sus clanes.
De cualquier manera, Qwerguil hace lo que cree mejor para sus propios intereses y continua con el acecho, buscando la oportunidad de atacar a su principal objetivo, Kaizer.
Los nobles de último año se miran entre ellos al ver lo testarudo que es el chico. Muchos empiezan a cuestionarlo, pero le dan un poco de razón al no permitir más faltas de respeto por parte de los plebeyos a quienes consideran insolentes y merecedores de un fuerte castigo. Entonces y a modo de ejecutores, se ponen a las órdenes de Qwerguil solo para ver como acaba y si todo sale mal podrán afirmar que todo fue culpa del chico, pero si todo acaba de la mejor manera para ellos podrán quitarle la idea. ¿Quién les diría algo siendo herederos más fuertes y cercanos? Nadie puede contradecirles por esas razones:
—Te seguiremos, pero en cuanto veamos algo que peligre nuestra seguridad los dejaremos sin ninguna duda. Espero te quede claro. —advierte Eibold sin pelos en la lengua y velando por su propia seguridad como próximo líder del clan noble Prometeo, rescatado de la miseria provocada por su misma familia y arruinándolos en el proceso. Los meses previos y malas decisiones hicieron que su familia cayera en desgracia de manera prematura antes de que los demás nobles pudieran iniciar su operación—No permitiré que mí casa se vea perjudicada otra vez por estupideces personales que me importa un carajo.
—Claro. —responde Qwerguil.
—Eibold, todavía no entiendo cómo es que este mocoso puede mandonearte. Es casi irreal. —dice en tono de burla.
Eibold lo mira intimidante y lleno de desprecio ante esas palabras irrespetuosas:
—Te diré lo siguiente. —se mueve sigilosamente por detrás de su compañero, lo toma por la cabeza y golpea contra la pared ante la vista de los demás nobles y con absoluta furia lo increpa—Podremos ser iguales en títulos, pero el hecho de que ni casa se encuentra casi arruinada no te da el derecho de pisotearme. —comprime con fuerza la cabeza contra la pared—Si no quieres que tu cráneo se rompa entonces dame el respeto que merezco ¿Entendiste, Arbog?
—S-Si, lo entiendo. —responde adolorido.
Eibold lo suelta y deja caer a su compañero al suelo quien levanta la vista y mira con odio al actual cabeza y único miembro de la casa Prometeo. Eibold le devuelve la mirada hasta que Qwerguil los interrumpe antes de que se convierta en una batalla que pueda arruinarle los planes:
—¡Hey, no peleen! —los regaña en voz baja.
—Solo dinos cuando actuar y deja de perder el tiempo. —dice Eibold.
***PARTE II***
Mientras tanto Kaizer, Megumi y Lucian comen pescado frito junto a uno de los cientos de muelles, observando a los pescadores sostener las cañas y otros agotan redes para sacar peces parados sobre sus botes de madera a pocos metros de del puerto:
—Muy rico este pescado frito. Pero siendo mi segundo pescado ya no doy más, jejeje. — Lucian ríe feliz por estar con sus amigos en el muelle.
—Concuerdo, creo que también voy por el segundo y estoy satisfecho. Pero definitivamente está cubierta de queso sobre el pescado es deliciosa. — añade Kaizer —¿Tu qué opinas Megumi? — pregunta.
—La textura con el marinado, añadiéndole el queso alrededor del pescado le da un sabor demasiado rico. Creo que es mi quinto pescado ¿hay más? — Megumi dice entre risas mientras se cubre la boca para que no la vean comer. La elegancia que maneja a pesar de tener aceite y pedazos de pescado en la mejilla y barbilla es notable.
—¡¿Cinco porciones haz dicho?! — se sorprenden los dos chicos.
—Ara, ara, chicos no deben reaccionar así por una dama. — dice ella sonriente.
Desde una esquina no muy lejana, Megumi ve a una niña jugar muy inocentemente, siguiendo a una mariposa y salta contenta y su mano extendida tratando de alcanzar al insecto. Se detiene y mira a Megumi, ambas se saludan y la niña regresa a buscar alcanzar a la mariposa.
De repente la tragedia se hace presente cuando la niña cae al agua y entre pataleos para evitar ahogarse e intentando buscar la madera que sostiene el muelle logra lanzar un pequeño grito, pero no hay nada en las cercanías. Sin embargo y sorprendentemente ese pequeño sonido de la niña llega a oídos de Megumi. Ella mira a dónde se encontraba la niña y no la ve por ningún lado, solo las aguas frente al muelle agitándose.
Lo primero que sospecha es que no hay pescadores allí por lo que algo raro paso, ni siquiera peces grandes entonces por su mente surge la duda y sin pensarlo dos veces corre a toda velocidad:
—¡¿Megumi, a dónde vas?!—pregunta Kaizer al verla correr rumbo al muelle sin detenerse y preparándose para saltar a las aguas heladas.
Una vez llega al otro extremo del muelle se tira donde ve las aguas agitadas. Sus habilidades como nadadores resultan más que decentes ya que en sus tiempos libres durante las vacaciones de verano suele ir a nadar a una pileta con sus amigas del orfanato por lo que ha podido forjar una gran habilidad en aguas abiertas y cerradas.
A casi dos metros en lo profundo del agua encuentra a la niña, inconsciente pero aún con vida. La toma de la mano y lleva hacia la superficie, donde Kaizer y Lucian esperan desesperados a sacarlas del agua.
Megumi, al notar que la niña esta pálida, toma su muñeca dándose cuenta que no tiene pulso. Se alarma preocupando a sus amigos, pero inesperadamente comienza a hacer compresiones moderadas en el pecho y respiración boca a boca. Afortunadamente, solo le toca hacerlo un par de veces para que la niña reaccionara y escupiera toda el agua marina que había tragado.
Lucian toma a la niña mientras intentaba consolarla y Kaizer a Megumi:
—¡¿Estás bien?! Eso fue muy arriesgado. Me hubieras avisado antes y podríamos haberte ayudado. —dice Kaizer.
—Discúlpenme. Yo escuché un sonido que me guio hasta aquí. —intenta explicar Megumi.
—Dios…sí que reaccionaste a tiempo ¿Cómo sabías que hacer?
—Lo estudié hace un tiempo, pero honestamente era la primera vez que me tocaba recurrir a eso.
—Eres increíble —suelta Kaizer en un susurro haciendo sonrojar a la chica hasta las orejas.
Dobla su ropa empapada de agua de la cual sale como si fuera una pequeña cascada sin despegar su mirada en la niña
—¡¿Estás bien?! —le pregunta a la niña que solloza frente a ellos.
Su madre corre hacia la niña, luego de haberla perdido en el mercado de mariscos y pescados tras intentar regatear unos precios. La abraza y llora junto a ella.
Luego de acariciarle la mejilla mira a los chicos y les agradece una y otra vez entre lágrimas para partir de regreso a un hospital. Mientras se alejan, la niña mira a Megumi una vez más y la saluda con una expresión de agradecimiento que por siempre la pequeña recordará:
—Megumi ¿No quieres ir al hospital también? Hace demasiado frío y tu ropa está empapada. —Kaizer le coloca encima su propia chaqueta de invierno para que ella no sienta frío a pesar de que él se queda solo en camiseta y rodeándose por sus propios brazos para calentarse el cuerpo.
—Es verdad. Quizás agarres hipotermia. Lo mejor es que vayamos rápido. —recomienda Lucian.
—Está bien. —sonríe al ver la preocupación de los chicos y devuelve el saludo a la niña.
Por primera vez en su vida siente una fuerte voluntad para hacer el bien y más aún defender a los niños más pequeños y vulnerables. Su experiencia de vida le hace cargar con una cruz, un deber fuerte para impedir que más inocentes pasen lo que ella cuando apenas era un bebe y aun portando esa marca para toda la vida con la incertidumbre de si podrá superarlo del todo.
Otra vez, los nobles vuelven aparecer esta vez con una cara nueva que los lideras y detrás de estos se encuentran chicos de mayor edad y que están por graduarse de la academia del Oeste. Kaizer se da cuenta de que la cosa va muy enserio y no algo que se asemeje a lo sucedido con Borka o los demás. Ellos solo quieren asesinarlos y que mejor lugar que un muelle casi vacío donde cualquier cuerpo puede aparecer de la nada en el agua. Nadie sospecharía, nadie acusaría. Un crimen que solo los aristócratas pueden efectuar con la malicia que puede caracterizarlos en Antares.
***PARTE III***
En algún lugar del territorio Sur, Hiroshi se encuentra con la frontera y un sendero en el bosque que da hacia un pueblo de plantación de trigo, completamente destruida sus casas, personas en su mayoría hombres adultos asesinados y los campos quemados como si solo por disfrute alguien haya provocado tal masacra injustificada:
—S-Santos cielos. — deja escapar Hiroshi— ¡¿Hay alguien con vida?! — grita con fuerza para llegar a todo el lugar y busca por los escombros y pastizal quemado alguna señal o rastro de personas hasta que ve un pequeño pendiente.
A lo largo del campo nota pequeños y extraños rastros con forma delgada. Se apresura para ver de qué se trata y que sus sospechas no sean verídicas, pero nada de sus suplicas resultan ser escuchadas porque cuando llega se encuentra con una pila inusualmente alta llena de huesos y calaveras desparramadas a su alrededor. Huesos pequeños, grandes, los hay de todo tipo y eso acrecienta el enojo de Hiroshi por tal crimen impune.
Una realidad tan cruda es que las fronteras son tierras ausentes de ley a las cuales ninguna autoridad, sea alcaldes, directores de academia, ley viviente ni gobernadores se preocupan por esos lugares. Muchas personas que viven en los pueblos fronterizos cargan con la pena de convivir con miedo de ser asesinados por bandidos o forajidos como organizaciones criminales como es el caso de Big Mom, quien tomo el pueblo de Megumi junto con todas las niñas y los bebes para usarlos en el negocio de la explotación sexual.
Lejos de lo que pueda creerse, Hiroshi sabe lo que ocurre y debido a la cautela con la que se mueven sus superiores en este caso Doncaster, no pudo optar nunca por tomar una acción y eso durante años tuvo sus consecuencias. Los altos índices de criminalidad en esos lugares y el ascenso de la mortalidad infantil y la cantidad de huérfanos son escalofriantes por lo que una enorme cantidad de personas cuestiona a la orden asesina sus métodos durante los últimos decenios.
Desde el otro lado una persona encapuchada y con mascara puesta avanza junto con un enorme grupo que lo sigue detrás:
—¿Aun quieres continuar? — Hiroshi mira fija y fulminantemente hacia esa persona— Kazumayo.
—Me diste una buena paliza Hiroshi, pero eso cambiará con mis aliados. — extiende sus brazos en demostración de los números que lo acompañan.
—Acabemos con esto. — responde Hiroshi mientras desenvaina su espada y un aura cubre su cuerpo de color gris que representa a su habilidad de copia.
—Eso es lo que esperaba. — dice Kazumayo, moviendo su cabeza y tirando la capucha hacia atrás, revelando la máscara característica de los Fiesmeros.
Hiroshi se sorprende al ver que Kazumayo en verdad es un Fiesmero:
—Con que es cierto. — dice Hiroshi.
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