Academia de Asesinos - 46
Al día siguiente, Lucian visita los dormitorios, ya que al tener un hogar no hizo falta que tuviera que mudarse, inclusive pudo perder un permiso especial para en caso que se necesite, poder trasladarse cuando haga falta.
En el camino, se encuentra con Kamata, cruzando sus miradas de rechazo, pero sin decir una sola palabra. Por alguna extraña razón no se soportan y las opiniones respecto al otro son dispares. Pero la razón por la que visita el edificio es para encontrarse con alguien, o más bien crear ese encuentro. Su deseo es poder hablar con Maia y la timidez hace que pierda la oportunidad, una tras otra.
Su recorrido lo hace encontrarse con Megumi, quien no lo saluda y solo mira hacia adelante. Lejos de preocuparse por la frialdad de su preciada amiga, sigue firme en su intención de poder hablarle.
Cuando se aleja lo suficiente, Megumi gira su cabeza y ve la espalda de Lucían:
—Mucha suerte Lucian. —levanta el pulgar y desea fuertemente que Maia y Lucían logren conectar.
La chica se presenta ante Lucian con una actitud muy directa casi intimidante:
—Hola Lucian. —dice con una brillante expresión de alegría de estar frente al chico que le gusta, pero se propone no dejar que eso opaque el hacer las cosas bien.
—H-Hola ¿Cómo…cómo estás? —dice Lucian en un estado de nerviosismo que lo anula por completo.
—Bien ¿Y tú? —responde Maia con serenidad a pesar de que se encuentra quizás, igual de nerviosa que Lucian.
—M-Muy bien. Entonces, eres amiga de Megumi…
—Aja. —responde ella y al verlo con temor lo toma de la mano y arrastra hacia la cafetería para poder hablar más tranquilos.
Sin embargo, Lucían se resiste y siente la fuerza de ella:
—Qué fuerte es. —piensa impactado—Oye, quiero hablar contigo, pero afuera. —le dice sin mover un solo paso.
—Oh, discúlpame. No…puedo medir mí fuerza y quizás te incomode, perdóname por favor. —se inclina disculpándose.
—Tranquila, ven, vamos a caminar.
Ambos recorren por el patio y luego muy cerca del bosque, conversando de cualquier cosa, pero sintiéndose cada vez menos tensos.
Sin querer, Maia roza con su mano los dedos de Lucían y allí unas intensas ganas de sostener las del chico se hacen presente como mariposas en su estómago. Mientras tanto, Lucian intenta caminar con total normalidad, pero sentir el dulce aroma de su cabello, observar la tan femenina figura y el dulce rostro, pero también fiero, hace que su mente se ponga en blanco y no pueda salir ninguna palabra clara.
Los dos se encuentran en un trance que solamente puede significar algo profundo en sus corazones pero que aún no logran descifrar y al estar juntos en ese momento, los obliga a permanecer un poco más por el deseo de la compañía que el otro le otorga. El amor entre Lucian y Maia ha nacido como blancas mariposas que revolotean juntas entre el claro firmamento.
Megumi rompe en llanto al ver la tan ansiada imagen de su amiga dando el primer paso. Por detrás, Kaizer apenas dice «Hola» y la chica salta del susto:
—¡Kaizer, no me asustes así! —lo regaña.
—Lo siento. ¿Qué pasa? ¿Porque estás ocultándote?
—Scuish, scuish. —señala Megumi a Lucian y Maia mientras reproduce el sonido de un pequeño roedor.
—¿Lucian? Y esa chica… ¿Quién es? —pregunta Kaizer.
—Ella es mi amiga Maia. —responde Megumi. Por un breve instante mira a Kaizer.
Kaizer se asoma y ve la situación con más detalles, aunque no entiende porque están juntos lo ve muy contento a su amigo.
Maia se lo mira a los ojos a Lucian y lo toma de ambas manos:
—Por cierto, muchas gracias por haberme defendido con los nobles en aquella ocasión. —dice Maia con una amable sonrisa.
—N-No, no fue nada. No podía dejar que hagan lo que quieran con las personas…—baja sus brazos y se anima a decir algo más—menos contigo…
—Gracias, es muy tierno lo que dices. — sonríe Maia.
—M-Maia, yo…—dice Lucian en voz baja.
Lucian se inclina y extiende su mano hacia Maia mientras grita para darse fuerzas:
—¡¿Q-Quieres ser…?!
—E-Espera un momento. —lo interrumpe tomándole la boca con su mano, bastante desorientada.
—¿Huh? —la mira, preocupado ya que cree que será rechazado por ella.
—Lo mejor es comenzar tranquilos, como amigos. ¿No te parece?
Maia ve cuan confundido se encuentra Lucian, entonces cuando está a punto de explicarle, el chico lanza una sonrisa de felicidad y una muy madura respuesta:
—Claro, me parece justo.
Porque lejos de sentirse ofendido o rechazado, él comprende que el primer paso siempre es el más importante y ella lo ha resuelto de la mejor manera posible y no arruinar nada a futuro.
Después de eso, Maia regresa a su habitación donde la ocupa con Megumi. Se tira a la cama y cubre su rostro con ambas manos mientras repite una y otra vez:
—¡No puede ser, no puede ser, no puede ser! — rueda sobre la cama hasta que se detiene y apoya el rostro en la almohada—No puede ser tan lindo. Me pregunto si él pueda soportar ser mí amigo. No es como si no pudiéramos…ser novios…pero no quiero apurar las cosas. Quiero que las cosas funcionen sin forzar nada.
Antes de regresar a casa con un transporte de carro tirado por dos bellos caballos grises que a más de uno cautiva por lo majestuosos que se ven, Lucian conversa con Kaizer. Le cuenta a su amigo como se siente respecto a su declaración bastante tímida y formal para con Maia:
—¡¿Qué hiciste qué?!
—Oye, eso debería decírmelo Megumi. —dice Lucian frente al escándalo que hace Kaizer.
—Ya, lo siento. ¿Qué te dijo Maia?
—Ella me pidió ser primero amigos y ver que sucede después. Si me lo preguntas, se siente como un rechazo. —dice con una expresión cercana a la resignación.
—Esas son…
—Si, lo se. Creo que la asus…
—¡Son grandes noticias! — se entusiasma Kaizer.
—¿Heh? — Lucian no entiende de que va la reacción de su amigo.
—¿No lo entiendes? Ella quiere estar contigo y seguramente como amigos podrán conocerse más. Bueno, es lo que Megumi me dijo hace un rato. Aunque no sé qué signifique. — reconoce Kaizer.
—Ser amigos. Me pregunto si en verdad eso es lo mejor en estos momentos.
—Vamos. —palpa la espalda de su amigo— No es como si te haya dicho que no, seguramente quiere ir lento para decidirse. Ella no parece de esas chicas que jueguen con los demás así que esfuérzate.
—Hubiera preferido una respuesta directa. — dice Lucian.
—No se mucho de mujeres, pero…si eres paciente puede que te lleves una gran sorpresa. — lo alienta a reunir el valor de esperar como bien ella le pidió.
***PARTE II***
Los estudiantes del club de artes marciales se preparan con dureza para formar parte del equipo que va a participar en los torneos de noviembre. Por supuesto que aquellos que participen en competiciones de clubes estudiantiles quedan exentos de todo examen final. Aunque el resultado no fuera el mejor, solo por competir hace que no tengan necesario dar exámenes.
Después de enfrentarse a su rival en un uno contra uno, Kaizer demuestra ser un verdadero prodigio en combate cuerpo a cuerpo, teniendo la resistencia y fuerza más alta entre los presentes.
Cada vez que lo observa combatir se queda con mayor certeza de que podría ser un competidor del equipo realmente signo y posible arma secreta.
Sin embargo y desde el lado opuesto, Paul no cree que este preparado para enfrentar el reto de un torneo, las razones son algo simples:
—¿Sigues creyendo que no es buena idea involucrarlo al torneo? —Anthony le pregunta a Paul.
—Lo sigo y seguiré sosteniendo. Si bien es muy fuerte y resistente para su edad, hay algo que lo hace incapaz. —responde Paul al ver algo que el presidente del club no puede debido al entusiasmo que le despierta el chico de primer año.
—Paul.
—¿Que?
—¿Qué fue lo que viste en él?
—¿No es obvio? Esa fuerza no es normal. Cuando tuvimos que reparar el suelo la primera vez que lo vimos pelear contra ti. A lo sumo puede agrietar, pero en su caso fue dejar un cráter. —le explica Paul.
—Seguramente haya sido por la infraestructura del edificio. Hace tiempo tendríamos que habernos encargado de ello.
—No Anthony. Fue puro poder físico de Kaizer lo que llevó a dejar el suelo en esas condiciones.
—No podemos expulsarlo.
—Claro que no.
—¿Que sugieres?
—Apartarlo del equipo del torneo. Ya te lo había dicho como una opción, pero verlo este casi mes y medio me hizo dar cuenta que es necesario.
—Puede que se sienta deprimido y hasta abandone al club.
—Que lo haga o no, dependerá de que tan comprometido esté con el club.
—Pienso que es cruel esto.
—Piénsalo como una medida de solo este año. Si continúa aquí para el próximo año entonces podrá participar.
Después de eso, Anthony se reúne afuera del dojo destinado para las artes marciales que usualmente lo usan varios clubes. Este le explica la situación a Kaizer, pero nunca diciéndole la razón del porque no puede realmente ser parte del torneo:
—Sé que puede resultar horrible lo que te digo, pero entiende que es muy pronto incluirte. Tienes un gran talento, fuerza y resistencia, además aprendes rápido pero apenas llevas casi un mes y medio. ¿Entiendes? El año que viene no lo dudes, te vamos a incluir. — dice Anthony.
Kaizer asiente sonriente, pero con una profunda angustia de ser rechazado por el club. Deja que Anthony siga hablando, y por primera vez se dispersa en sus pensamientos, combinados con los recuerdos de ser permanentemente hostigado por su propia debilidad, lo cual lo ha llevado a sufrir una gran depresión entre tantos otros motivos.
Kaizer se retira del club, ya que después de cada entrenamiento, los que forman parte del equipo para el torneo deben quedarse para preparar sus técnicas y estrategias con las que podrán enfrentar a sus rivales. Acongojado por el rechazo, Kaizer recorre los pasillos de la academia, rumbo hacia el salón de entrenamiento general donde Olympico da sus clases de fortalecimiento físico, creyendo que sigue siendo muy débil. Al abrir la puerta, se encuentra con Kamata, quien sorpresivamente se encuentra entrenando como cada día hasta casi la medianoche, buscando perfeccionarse también a sí mismo.
Al contrario de lo que le sucede a Kaizer con el club, Kotomi le pidió a Kamata que no se esfuerce demasiado ya que a futuro podrá tener problemas en sus articulaciones y mentales. El poco sueño producto de estar entrenando hasta altas horas de la noche, es una constante en Kamata que empobrece la salud del chico, prueba de ello son las calificaciones y la poca atención que tiene en los estudios. Sin embargo, no es como si no pudiera concentrarse, al contrario, es un prodigio en mantener la calma y la atención en una cosa durante gran tiempo como lo es practicar con la espada de madera, sino más bien que odia estudiar y lo considera una pérdida de tiempo, así que solo se queda al margen y duerme en clases, pero su desempeño en actividades físicas es sublime:
—Oh, eres tú. —dice Kamata y sin darse cuenta, se queda dormido.
—¿Se…quedó dormido? — lo mira confundido.
Entonces, Kaizer se le acerca y con su dedo índice empuja a la frente de Kamata, despertándolo en el proceso:
—¡¿Ah?! — se exalta Kaizer al ver que sus ojos se abren de par en par y miran fijamente al chico.
—¿No tienes actividad con tu club? — pregunta Kamata.
Sorpresivamente para Kaizer, el chico no se enoja, sino que mantiene la calma:
—Creo que no me necesitan. — dice Kaizer, muy deprimido, regresando a su estado cotidiano de sentirse horriblemente mal consigo mismo.
—Ah. — responde mientras agita sus brazos y sostiene la espada de madera— Deberías enfocarte en más cosas, no solo en las actividades del club. — dice en voz baja que Kaizer alcanza a oír.
—¿Otras actividades?
En eso, Kaizer recuerda haber tomado un folleto de otro club y lo tiene en su bolsillo por lo que mete su mano allí y saca dicho papel con el nombre que le recuerda mucho a su vieja vida:
“Club Estudiantil de Pastelería y Panadería”
***PARTE III***
Megumi no puede contener sus ganas de saber lo que pasó y corre hacia su habitación compartida con Maia para conversar. No es para menos, ya que a ella le encanta lo que al amor se refiere y si es para escuchar y ayudar a su querida amiga, entonces vale mucho más la intención.
Maia no tiene ningún problema y se recompone después de casi quedarse dormida en la cama:
—¿Y bien? ¿Qué pasó? Por favor no me digas que Lucian terminó triste. — dice Megumi, temiendo que su amigo se haya deprimido, aunque Kaizer se haya encargado de levantarle el ánimo.
—No, descuida. Creo que se lo tomó bien. — dice Maia.
—Fue una conversación algo corta para lo que él pretendía. — dice Megumi, recostándose en su cama.
—Digamos que fue muy directo conmigo. — dice Maia, algo consternada.
—Es poco típico de Lucian tratándose de alguien que le gusta bromear. —se sorprende Megumi.
—Parecía, no sé cómo describirlo.
—¿Desesperado? — dice Megumi.
—Pero no en el sentido ruin de la palabra sino más bien como si tuviera un fuerte deseo por amar a alguien. — dice Maia— No dudo en que sintiera cosas por mí tampoco yo por él, pero… ¡ayyy, es tan confuso esto! — se despeina confundida— Tuve que detenerlo a mitad de su declaración. —se lamenta.
—Entonces lo rechazaste. — afirma Megumi.
—No. — responde Maia—Mas bien le dije que dejemos que el tiempo lo decida y que por ahora seamos amigos. — añade la joven— Me hace sentir una tonta.
Megumi no se sorprende, puesto que Maia es alguien a quien no le agrada ir deprisa y quiere que las cosas lleven su tiempo, sin presiones y disfrutando de las cosas más simples de la vida:
—¿Crees que funcione? — pregunta Megumi.
—Eso espero, porque él me gusta mucho. — dice Maia, abrazándose a uno de sus peluches con forma de oso que se trajo del orfanato.
—Yo sé que funcionará. Lucian no es alguien que desee hacer sentir mal a las personas y si quieres ir con calma entonces él lo va a respetar sin problemas. — dice Megumi para calmar la ansiedad de Maia además de conocer bastante a Lucian, uno de sus grandes amigos.
—¿Tú crees? — pregunta Maia, preocupada de la decisión que ha tomado.
Megumi la mira y con calma le repite:
—Somos amigos y por lo que se de él, no lastimaría a nadie. Confía en mí, va a respetar tu decisión y sin dudas que te esperará.
—Siento que es alguien inalcanzable. Es amable, gracioso y brillante. Además, no dudó en defenderme en aquel entonces en la cafetería. Eso es algo que jamás me olvidaré y…—dice con su rostro completamente rojo.
—Si, si, ya sabemos con las chicas. Hace tiempo que te gusta. — dice Megumi, emulando lo que Maia repite muchas veces.
Conociéndola en igual o mayor medida que a Lucian, Megumi sonríe y piensa en lo lindos que se verían ellos dos, juntos y tomados de la mano. Tan seguro que vayan a lograrlo, como que el sol se aparece para dar calor y la luna otorgar frio en una mañana de otoño.
Ambas se quedan calladas, lidiando con similares pensamientos hasta que y sin darse cuenta, Megumi piensa en la misma situación, pero con Kaizer. Rápidamente su fantasía se termina en la parte donde ella y su amigo se besan. Maia se le queda mirando con una sonrisa:
—¿Pensaste en Kaizer? Dime la verdad. — dice Maia.
—¿Podría negarlo? — pregunta Megumi.
—No, para nada. —responde Maia, sosteniéndole la mirada y sonriendo.
—Veo que ambas tenemos un lio en la cabeza, jejeje. Estoy en el mismo problema que tú, aunque no estoy segura si Kaizer…bueno, si le gusto. — dice un poco angustiada— Como le mencionaste sobre el tiempo a Lucian, es lo mejor que podemos hacer, esperar a que todo vaya naturalmente.
—Tal vez tengas razón. — Maia mira por la ventana, la hermosa luna llena y el cielo estrellado mientras piensa en si su decisión es la correcta cuando los sentimientos que florecen cada día le indican que no pierda la oportunidad.
Detrás de la puerta, Lucy escucha a las jóvenes conversar del amor y particularmente ella, quien tiene conflicto con ello, se siente muy conmovida por la juventud y sus problemas:
—Forzar las cosas no hará masque acrecentar el dolor en el corazón y el alma de aquellos amantes. Es tan romántico. —murmura mientras respira de manera tal que cualquiera la confundiría con una pervertida.
—Lucy. — Olympico la encuentra infraganti y arrastra tomándola del cuello de la ropa— Te dije cientos de veces que no espíes a los estudiantes. Pareces una psicópata.
—Oye, Olympico. — dice Lucy.
—¿Qué?
—¿Crees que puedan vivir su juventud de esta manera tan pacífica y feliz? — pregunta Lucy, preocupada por lo que pueda pasar a futuro en la academia y la vida de los estudiantes.
—…—Olympico no responde porque es la mayor de sus preocupaciones.
***PARTE IV***
En la medianoche, Sadair reúne a un grupo de sus fuerzas apostadas en Pumbakar en los muelles vacíos, quienes se preparan para el asalto a la academia. Preocupados porque la presencia de poderosos asesinos pueda arruinar la operación:
—Prepárense porque en unos días iniciaremos el ataque. No olviden que solo vamos a secuestran estudiantes para el proyecto. Si ven al director o algún profesional de élite, procuren escapar con el o los objetivos. — explica Sadair— También quiero que tomen a estos estudiantes. — entrega fotos de Kaizer, Kamata, Megumi y otros estudiantes más como prioridad para secuestrar.
—La chica es objetivo de Tauro ¿no deberíamos dejársela a él? — pregunta uno de los subordinados.
—Si vamos hacer esto será completo. Ninguno infame idiota nos dirá que hacer o cómo hacerlo. — dice Sadair.
—¿Aunque el que dio la orden de dejarle a Tauro la chica? — pregunta el hombre.
—Sea o no nuestro líder también tenemos trabajo. Como fiesmeros tenemos un código. No olvides que también somos traficantes y compartimos un compromiso con los clientes. Ninguna venganza personal está por arriba de nuestros objetivos a cumplir y el contrato exige capturar a los estudiantes talentosos de la academia cueste lo que cueste. — advierte Sadair.
Entre los encapuchados miembros del grupo, una mujer de cabello corto y negro, anteojos y rostro imperturbablemente seria observa cómo se preparan los demás:
—Esto es mucho peor de lo creía. — piensa la mujer.
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