Academia de Asesinos - 62
En esa semana, la sala de entrenamientos se llena de estudiantes de primer año que fueron convocados por el profesor Olympico. Cuando llegan de a poco se encuentran con una enorme maquina que está siendo colocada por varios hombres fornidos junto a un enorme escenario donde se realizan anuncios.
Esa maquina presenta un diseño ovalado con una pantalla que cubre al menos la mitad del frente y la otra mitad es una especie de estructura acolchonada que fácilmente podría soportar golpes fuertes, y eso es precisamente su función.
Kaizer, Megumi, Kamata, Lucian y Maia se acercan hasta casi el frente de todo el grupo y ven que hay estudiantes de primer año de todo tipo sin excepciones. Bueno, no es como si la presencia de Lucian junto a ellos siendo alguien sin habilidades no fuera algo excepcional.
Olympico da un paso en adelante con micrófono en mano. Apenas acercar a su boca el aparato hace que un chirrido insoportable cause dolor al escucharlo:
—Lo siento, lo siento. – se disculpa el enorme profesor mientras palpa con su mano la entrada de sonido del micrófono y repite una vez más sus disculpas— Listo. Espero que estén bien. Como podrán ver nuestros amigos del este nos trajeron este aparato que es un medidor de fuerza. Lo que tendrán que hacer es golpear esta zona acolchada color rojo. Cuando lo hagan saldrán números en esta pantalla que representaría la fuerza física que poseen. Creo que eso es todo. Hagan fila y acérquense a la máquina.
—En verdad eres pésimo con el micrófono. – le dice Lucy.
—¡C—Cállate! – le responde avergonzado.
El primero en acercarse es Leon X del curso de Kaizer. Su actitud a comparación con principio de año se había vuelto muy arrogante, esto debido a que el rendimiento durante los entrenamientos sigue muy de cerca a los mejores, Kamata y Kaizer, por lo que su ego aumentó drásticamente en meses. Se para frente al acolchado rojo con enorme confianza y da un puñetazo. Olympico se asoma a la pantalla junto con el estudiante y ven como se forma los números que representan la fuerza del chico:
—De acuerdo, Leon X sacaste 70 de fuerza. El siguiente por favor. – anuncia Lucy mientras anota en su lista de estudiantes.
A medida que los estudiantes pasan y dejan su marca en la maquina con la mayor medición de Stephan, quien estudia en el curso paralelo al de Kaizer y compañía, con al menos 120 de fuerza.
Lucian y Kamata empiezan a pelear debido a que el tirador se burla de la baja estatura y que sería difícil que saque mucho mas que 100 y de parte del espadachín afirma que superará con creces y deberá meterse sus palabras por donde no da la luz. Megumi los detiene al golpearlos en la cabeza:
—Son un par de tontos escandalosos. – dice Megumi con voz claramente molesta.
—Si ¿Cuándo dejaran de pelearse? – añade Maia con expresión de repulsión hacia sus compañeros.
—Lo sentimos. – exclaman ambos y de sus cabezas sobresalen chichones casi del tamaño de una pelota de tenis.
—¿Kaizer, estas bien? Te noto preocupado. – pregunta Megumi al ver tan serio a su amigo.
—N—No, no pasa nada, tranquila. – le sonríe.
La siguiente en pasar es Maia. Ella es alguien muy familiarizada con la medicina, debido a que su interés se inclina hacia ese lado y obtuvo en todos sus exámenes de química y tratamiento de hierbas medicinal con gran éxito al punto de sorprender a los mismos profesionales en la materia, pero en demostración de habilidad como velocidad, agilidad o fuerza, ni siquiera puede afirmar que sea considerada una amenaza para el enemigo.
Mira al frente y avanza a paso lento, tímida y tragando saliva con mucha incertidumbre. No es como si le preocupase obtener poco puntaje de su fuerza sino todo lo contrario, sacar mucho más y que Lucian la véase como un fenómeno o poco femenina:
—¿Lista? — pregunta Lucy al verla muy nerviosa
—Eso creo. – responde Maia.
—No te preocupes Maia, no dejaras de ser femenina. Demuestra que el poder físico no hará que dejes de ser una dulce y delicada señorita. – le guiña Lucy.
—¡Si! Es solo que no pude dormir nada. — asienta con expresión feliz.
—Tendrías que descansar un poco mas y dejar de escabullirte por las noches a entrenar. — lo regaña ella.
—¿Qué? ¿Cómo es que?
—Kamata es tu compañero de habitación y me lo dijo.
—Ah…no me extraña. – imagina a Megumi presionando a Kamata para que le cuente.
Después de decirle eso, Maia retrocede su pie derecho, así como su puño mientras cierra los ojos e inhala todo el aire que puede.
En aquel instante, una leve e invisible brisa gira alrededor del brazo de la estudiante. Un fenómeno que solo Olympico y Lucy alcanzan a notar y que lentamente se va tornando en un débil color rojo.
Maia lanza su puñetazo y mueve un poco la máquina que de por sí es cinco veces el tamaño de la estudiante. Todos los presentes, incluyendo a los profesionales, se quedan sorprendidos con tal despliegue de fuerza de la estudiante. Cuando Olympico ve la potencia de la fuerza se voltea hacia Lucy:
—¿Cuánto es la potencia de fuerza? – pregunta Lucy.
—125 puntos…
—¡¿Q—Q—Que?! – se exalta Lucy.
Olympico se acerca a Lucy y ambos discuten lo que acaba de ocurrir:
—¿Maia tenía tal fuerza? — pregunta Olympico siendo que Lucy conoce mucho a las chicas y sobre todo a Maia y Megumi.
—No que yo sepa. Siempre fue una chica interesada por la medicina y hasta me ha dicho que quiere ser doctora. – responde completamente confundida.
—Vaya, entonces es la gran sorpresa.
Megumi es la siguiente en golpear la máquina, por lo que Olympico y Lucy regresan a sus puestos para tomar nota de la potencia de fuerza que pueda sacar la joven. Sin embargo, lo que todos suponían se hace realidad y es que apenas logra obtener 50 puntos.
Lejos de tomárselo como algo personal y para deprimirse, Megumi regresa con sus compañeros y ríe a carcajadas, alegando que ser la más débil tiene sus ventajas y que confía en sus amigos para protegerla, a lo que los demás responden con sinceras sonrisas.
El siguiente es Lucian y al igual que Megumi saca 70 puntos igualando a Leon X. Se queda pasmado el estudiante del curso de Kaizer, porque alguien de aquellos sin habilidades pudo igualarlo, le resulta indignante y atropella su propio orgullo:
—¿Y bien? ¿Qué me dices? – se acerca a Kamata mientras saca sus brazos para que vea los músculos.
—Si, si, lo que digas. Los 70 puntos…muy impresionante.
—¡Siguiente por favor! — llama Olympico al próximo.
—Si, yo. – responde Kamata, caminando rumbo hacia el aparato.
Kamata llega hasta la maquina de medición donde se tambalea un poco debido a que no pudo dormir. Su enfermedad de narcolepsia le impide dormir en horarios establecidos por lo que en clase o sitios innecesarios se queda dormido y durante la noche, destina su tiempo en entrenarse, así como durante el día. Los horarios que manera en su día a día son extraños.
Se para en guardia como si estuviera sosteniendo una espada, mientras que hay algunos murmullos que le cuestionan la forma en que golpeará el acolchonado medidor carmesí. Incluso, Leon X siente que es una burla como si fuera algo personal.
Sin embargo, es todo lo contrario y gracias a lo que aprendió en kendo y frente a los estudiantes del mismo club, Kamata golpea de manera prolija y serena. Tal golpe hace que la maquina se levante unos treinta centímetros y luego caiga de lleno hacia su sitio.
Una vez mas las reacciones son de sorpresa, pero no con la intensidad frente a la demostración de fuerza de Maia. Incluso Olympico y Lucy no saben que rostro poner, pero en parte entienden que tratándose de Kamata es algo que podría pasar:
—Kamata obtuvo…198 puntos. Un…record…—exclama Olympico.
A lo lejos, Hiroshi mira con atención, así como el mismo Doncaster el desarrollo de la clase de medición:
—198 puntos ¿acaso no superó tu record de primer año?
—Mi puntaje fue de 156. El record era de Olympico con 193. – responde Hiroshi, apoyándose contra el marco de la entrada al salón de entrenamiento.
—Interesante camada la de este año y con todo lo que han pasado, supongo que el proyecto va encaminado. – dice Doncaster.
—Para empezar el proyecto nunca estuvo encaminado y por azares del destino fue que lo que hemos hechos acabó en ellos. ¿Comprendes?
—Lo dices como si no estuviera saliendo nada como esperábamos…—desvía la mirada hacia Hiroshi con extraña sonrisa dibujándose en el rostro— pero por lo visto la espada llamó al chico. La daga está en poder de Kaizer. Los abanicos fueron elegidos por la chica. ¿Recuerdas porque decidimos eso?
—Porque es la forma de definir el carácter de la nueva generación.
—Además, porque estaríamos impulsando a ese destino tan esquivo para que esa generación tan prometedora sea la más grande que jamás haya existido.
—Haaaa, Doncaster, por más esté saliendo bien es una jugada muy arriesgada. – dice Hiroshi, con voz agotada— Desde lo ocurrido con los nobles no hemos dejado de decidir por ellos ¿Qué tal si permitimos que opten por su verdadero camino?
—Hiroshi…
—¿Huh?
—Nosotros dejamos de entrometernos hace tiempo. Las piezas ya están en sus posiciones y listas para moverse.
—Tratas a los jóvenes novatos como si fueran meros objetos en un tablero. – responde indignado.
—Puedo sonar cruel con lo que dije, pero ¿Cómo definirías a las personas que se mueven en este conflicto que lleva siglos con los mercenarios?
Hiroshi se queda sin palabras ante la elocuencia del director de la academia del oeste.
El silencio no permanece mucho tiempo y acompañado por un estruendoso impacto tanto Hiroshi como el director miran al frente cuando notan que la maquina echa humo y la zona de donde deben golpear los mismos estudiantes se ve dañado. Un feroz impacto fue lo suficientemente poderoso como para averiar la máquina, pero ¿Quién podría lograr tal proeza? Solo tres personas en el lugar tienen el suficiente nivel, uno es Olympico, el otro Hirochi y finalmente Doncaster.
Esos murmullos empiezan a sonar cada vez más fuerte.
Hiroshi y Doncaster, ven desde su sitio a Kaizer y como se aleja de la máquina, siendo él quien causó tal estruendo.
Después de la clase para medir la fuerza de cada estudiante de primer año, Olympico se disculpa con los trabajadores que llevaron a la maquina desde el lejano este debido a que su uso fue excesivo y en particular con un par de chicos que de alguna u otra manera averiaron el aparato:
—Sigo sin creer lo que pasó. ¿Enserio midió eso? — deja escapar Hiroshi, aún en shock.
—Hiroshi, lo vi con mis propios ojos. Esa fuerza tan monstruosa no es normal en un chico de su edad. Seguramente es algo que pase entre los de ultimo año. – su imponente voz ahora se ve disminuido por la absoluta sorpresa.
—¿No es lo que viste en la torre? – le pregunta Lucy a Hiroshi.
—Si, recuerdo muy bien eso. Kaizer tiene una fuerza demasiado inusual como para que fuera un simple muchacho de catorce años. – sus ojos se quedan pasmados en un cartel pegado al costado de la maquina de medición que dice “Potencia máxima: 300 puntos de fuerza” – Lucy.
—¿Sí?
—¿Podrías repetirme los puntos logrados por Kaizer?
—Claro, lo tengo aquí, déjame ver…— busca entre sus anotaciones la lista del curso— Aquí está, Kaizer 298 puntos de fuerza.
No es para nada extraño que Kaizer continue mostrando talento físico, siendo su reclutador es de un sentimiento de enorme orgullo el que siente por su joven estudiante.
Doncaster se retira con gran entusiasmo por ver que la nueva generación se está, lentamente, destacando por encima de todos.
Mientras tanto, Hiroshi se queda pensativo en su oficina entre las instalaciones de la academia junto con Lucy y Olympico:
—¿Qué creen sobre lo de hoy? — les pregunta a sus amigos.
—Kaizer, Kamata y Maia, son monstruos con fuerza bruta. Me agrada como se encaminan. – dice Olympico, orgulloso.
—No digas eso de Maia. Ella al igual que Megumi tienen un enorme potencial que lentamente se va a ir moldeando con mucho estudio y voluntad. Lucian parece ser de lento desarrollo, pero sus sentidos son extremadamente agudos, más que Kamata con todo su talento en la espada. – regaña Lucy a Olympico.
—¿No creen que estamos sobre exigiéndolos? — pregunta Hiroshi, cuestionando los métodos con los que buscan a una generación que los supere, tal y como Doncaster desea.
—Al final no somos nosotros los que decidimos el camino que estos jóvenes tienen que recorrer. – dice Doncaster al entrar a la oficina.
—Doncaster…— deja escapar Olympico.
—El deseo más ferviente que tenemos y debemos tener es la de que fueran mejores que nosotros en todo sentido. Es mi mayor deseo frente a la oscuridad y el mundo violento que tenemos. Eso es todo. – exclama antes de cruzar por la puerta.
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