Academia de Asesinos - 65
—¡¿Acaso eres tupido?! ¡¿creías que podías salvar a tus amigos de este incendio?!— se pone eufórico mientras llena de puños el cuerpo y rostro de Kaizer y este intenta esquivar todo lo que puede con su habilidad de premonición— ¡Ellos van a morir, sean calcinados o falta de oxígeno! ¡lo sabes y aun así les diste falsas esperanzas de sobrevivirá a esto! — le da una patada una vez más al pecho y envía contra una columna la cual atraviesa y sobre el chico caen escombros de madera y camas en llamas— Muere de una miserable vez. Se da media vuelta y ve a Kamata acercándose con su espada al frente apuntando al pecho del mercenario— Tu tampoco aprendes.
—Suelen decirme que soy testarudo. Supongo que es la naturaleza de los que seguimos el camino de la espada. — se enorgullece de los insultos del mercenario.
Con espada en mano, la agita en dirección al mercenario para cortar su extremidad, aunque solo alcanza a rozar levemente su chaqueta marrón a la altura del antebrazo.
En un instante, Kamata se acerca hasta quedar cara a cara frente a Alexander y apunta con su espada, ahora en dirección al cuello. Cuando se da cuenta, el mercenario golpea con sus nudillos desnudos al rostro del chico, sin embargo, intercambia de mano la espada y logra asestar un apuñalamiento en el costado del abdomen.
El daño es muy leve, pero obliga a retroceder al joven mercenario y procurar no cometer otro error de ese tipo. Entre jadeos, se sorprende de que los dos jóvenes estudiantes lo estén llevando a ese nivel de dificultad:
—Ustedes…haaaa, haaaa, será un placer matarlos con mis propias manos…—dice mientras saca de sus bolsillos unas manoplas oxidadas y coloca en sus manos— Odio usar esto, pero se extendió demasiado.
—¡Ja! Haces honor a tu orden. Maldito cobarde. —sonríe con la nariz goteando sangre, el labio roto y el pómulo izquierdo hinchado y abierto.
—¡Borraré tu maldita sonrisa! — se aparece detrás de Kamata con una velocidad que lo hace invisible y ataca con la manopla en sus nudillos hacia el rostro.
Kamata esquiva una y otra y otra vez, adolorido y tambaleándose por el daño sufrido y la sangre que sigue perdiendo. La sangre brota de su boca y nariz, baja hasta el mentón y cae al suelo. Salta varios metros hacia atrás y mantiene levantada la espada con el filo apuntando a lo largo del cuerpo de Alex en forma vertical.
El chico siente una fuerte presión que emana del mercenario como nunca antes había sentido en un enemigo. Kamata respira lentamente, inhala y exhala para tratar de estar calmado pero las voces que emite la espada que solo escucha él hace que sea imposible hacer frente en total plenitud. Alex se aprovecha de esta gran ventaja para sí mismo y usa su velocidad para lanzar una serie de ataques feroces que dan al estómago y hombro. Esos golpes lo inutilizan y cae de rodillas, completamente débil y exhausto:
—Me duele…me duele mi cuerpo…—piensa Kamata—siento como si me estuviese quemando esta maldita arma y las heridas que me hizo este mercenario bastardo.
—¡Jajaja! ¿Qué pasa mocoso? ¿no puedes aceptar que me necesitas? — murmura en la mente de Kamata la diabólica voz proveniente de la espada.
—¡Tsk, en verdad eres molesto! — responde.
—Solo te ofrezco un poco de mi fuerza ¿Qué tanto mal podría hacer? Dime…mocoso. —intenta persuadir aquella voz.
Alex mira confundido al joven espadachín que conversa en voz baja, pero según la perspectiva del mercenario, es como si hubiera perdido la cabeza y pelea con él mismo. Suspira sintiendo vergüenza ajena, creyendo que con eso el espadachín trata de hacer tiempo ante la inevitable muerte.
Antes se continuar con la pelea, Kamata arroja su propia espada a un lado, harto de que intente poseer su cuerpo y así hacer lo que se le dé la gana. Esto es algo que desde que la obtuvo no ha parado de molestar con ideas absurda como asesinar sin piedad a sus propios amigos, profesores, y cualquiera que se le cruce por el camino. En esa voz hay un rasposo tono de desprecio y resentimiento por la vida y busca a toda costa, transmitírselo al estudiante quien, sin embargo, posee una voluntad asombrosa.
El mercenario choca sus nudillos entre sí con las manoplas colocadas y ensangrentadas.
El estudiante sin dudarlo se para firma e imitando a su amigo en posición de artes marciales, busca dar una impresión de que no solo sabe empuñar una espada sino también es hábil con sus manos desnudas. Esto es algo que busca crear en el imaginario del mercenario, pero a pesar de esto ya se da cuenta de que no es así. Alex no es nada estúpido y hasta muchos confirman el hecho de que es brillante, casi al nivel de los genios de Antares y su capacidad de percepción es absolutamente destacable.
Aquellas manoplas oxidadas son quitadas por el mismo Alex y arrojados a un lado. El hecho de haberlo usado tanto tiempo y que tanga sus dedos hinchados lo incomoda bastante:
—¿Qué pasa? ¿Vas a renunciar a tus únicas armas? — exclama Kamata.
—Descuida, tengo mis manos con esto basta. —responde con plena seguridad en su fuerza.
—Un tigre sin sus garras sigue siendo un tigre ¿cierto?
—Interesante como lo ves. Serias una gran adquisición para un futuro en mis fuerzas.
—Lamento decirlo, pero escupo en tu propuesta.
—Si que resultas igual de exasperante que ese maldito bastardo que está ahí muerto.
—Te equivocas.
—¿Huh?
—No somos iguales quiero que lo sepas. —sonríe y mira a su espada. Se siente desnudo sin su arma, pero no es el momento de flaquear.
—Son igual de exasperantes ¿Qué tienen de diferente?
—Yo sigo siendo alguien difícil de tratar y aun así ellos me han abierto los brazos para recuperar la confianza que perdí cuando se fue Kotomi del club, pero él…no puedo fallarte… ¿verdad?
—¿A quién le habla…? ¡¿huh?!— se da media vuelta y ve una sombra que lo golpea en la cara y envía contra la puerta de la cocina, partiéndola a la mitad.
En completo silencio, Kaizer se había levantado de entre los escombros y sin que nadie se percatase de que los mismos se estaban moviendo, muy levemente, pero cualquiera que prestase atención podría ver que la madera ennegrecida por el fuego se movía.
Cuando Kamata estaba en plena lucha contra la esencia oscura, notó que había ruidos extraños en el montículo atrás de él por lo que supuso era Kaizer intentando salir y en el momento que Alex se distrae al quitarse las manoplas, el chico se apresura a rodearlo por atrás. Un placen bastante eficaz si el espadachín podía evitar que Alex prestase atención a su alrededor.
Sin embargo, nota que Kaizer está diferencia, las pupilas están finos como los de un dragón producto de que este fenómeno fisiológico en el chico sucede por tener ojos de naturaleza extraña y muy vinculada a sus emociones. No es normal que posea ojos rojos y negros en las pupilas, pero su forma es la adecuada a un humano, sin embargo, cuando se enfurece o estalla en ira, estas se tornan con intenso color carmesí y se afinan como un depredador en plena posición de combate que lucha por su territorio.
También su físico es el que sufre cambios. Las venas en el rostro, cuello, manos y cabeza aumentan su tamaño mientras que el chico empieza a gruñir, como si fuera un animal salvaje porque no puede controlarse a sí mismo en estado de ira extrema. El cabello se le eriza muy poco notable pero el mayor cambio es el que se refleja a su alrededor con forma de aura oscura.
Kamata cae exhausto y mientras que sus ojos se entrecierran de a poco, ve a su amigo acercarse a la cocina donde se reincorpora Alex:
—Ah…que extraño…
Al ver esa apariencia de Kaizer, Alex decide adoptar una actitud cautelosa. Mientras tanto los pasillos se inundan de llamas y algunas partes en la academia empiezan a ceder hasta derrumbar el techo en efecto dominó:
—No pareces tú mismo, mocoso. —dice ante los gruñidos rabiosos de Kaizer— Parece que las cosas no serán tan fáciles como pensaba. Está… ¡descontrolado! — cruza ambos brazos para evitar el ataque directo del chico con una patada que da de lleno al abdomen.
Alex atraviesa los vidrios donde se colocaban los platos de comida y golpea contra las mesas. El mercenario se siente, extrañamente, intimidado no por Kaizer en sí, sino más bien por la ira desenfrenada con la que ataca. Su golpe es mucho más violento y fuerte que antes.
En su cabeza, Alex ya no se ve como el máximo depredador en ese momento, sino que debe pelear por su territorio frente a otro animal igual de salvaje que él. Sin embargo y para su sorpresa, la fuerte tensión que ha sufrido su cuerpo lo hace desmayarse contra el suelo:
—¿Qué mierda acaba de pasar? — pregunta, confundido y sin percatarse de que Kaizer tiene sus ojos abiertos pero su cuerpo se encuentra entumecido.
—No…no te…dejaré escapar de…aquí…—dice débilmente.
—¿Todavía estas despierto? Cielos, si no fueras mi enemigo te sacaría de aquí y convencería de que eligieras mi bando. —se acerca al chico y lo toma del cuello— Estoy muy impresionado, pero también decepcionado, es decir, me sorprende como mejoraste, pero también decepcionado…de mí mismo por haber perdido contra un muerto de hambre como tú, pero descuida porque no volverá a pasar de nuevo. — dice en tono severo y malicioso.
—¿Crees…que tengo miedo de morir? — lo desafía sin darse cuenta de que lagrimas caen de sus ojos y circulan por su rostro hasta caer al suelo.
—¿Entonces porqué lloras? ¡jajaja, eres patético! ¡¿Dónde quedó toda esa hombría?! ¡tu amigo esta moribundo allí y tu estas peor que él. — se mofa del chico, aun cuando tiene la pelea ganada el mismo orgullo que perdió aquel día en el examen de ingreso lo hizo mucho más violento y dispuesto a vengarse.
—E—Eres un maldito monstruo desalmado. No…pudiste vivir…con lo que sucedió ese…día que irrumpiste…y ahora…atacas…a la academia que me dio un hogar…—responde adolorido y sintiendo como el apriete de Alex es cada vez más fuerte— Yo…solo salvé…a esas personas…inocentes de un psicópata…que quería hacer daño…aaaaaggghhhhh— una de sus costillas rotas perforé uno de sus pulmones, lo cual impide poder hablar y hasta oponerse a la fuerza del mercenario.
—Suenas estúpido cuando lo dices de esa forma. Te haces el valiente, pero eres un mocoso que no entiende cómo funciona el mundo. Mírate en el estado en que te encuentras, cielos, me siento realmente furioso cuando pienso que alguien como tú me igualó ese día. En fin, le tienes mucha fe a la orden mercenaria y en especial a tus queridos superiores como Hiroshi y Doncaster. Sin embargo, sé de algo que sin duda desmoronará toda tu confianza, no solo la tuya sino en general en Antares. ¡Todo se irá a la mierda, jajaja!
—¿D—De que hablas? — mira desconfiado a Alexander, pero por dentro algo lo impulsa para querer saber qué es lo que se ha ocultado durante mucho tiempo incluso entre los miembros de la academia del oeste.
Se acerca al chico y murmura al oído:
—Escúchame claramente mocoso ¿Por qué crees que no fui detenido a pesar de que los directores son junto a las leyes vivientes, las fuerzas más grandes en el continente? ¿Por qué me conocen tus profesores y el mismo director? ¿Por qué me temen tanto a pesar de ser un mero mercenario que si las leyes se lo proponen podrían acabarme?
—N—No puedo…respirar…estoy a punto de desmayarme…—cada vez que intenta respirar, su cuerpo siente fuertes dolores tanto interno como en el cuello.
—No te duermas ¡hey! — lo abofetea— Me encantaría verte siendo consumido por el fuego, pero esto es importante.
Las llamas envuelven a la cafetería, dejando apenas unos pocos espacios para moverse. Mientras, Kamata se encuentra tirado en una de las esquinas cerca de la puerta y a metros de la cocina, cubierto de heridas y respiraciones agitadas.
Kaizer sigue siendo sostenido solo por la mano de Alex quien mantiene apretado el cuello del chico:
—Me demoré demasiado. La razón por la que soy completamente inmune a los asesinos es porque ¡Doncaster es mi jodido padre!
—¡¿E-Eres hijo del director?! ¡coff, coff! — grita Kamata—¡Eres una vergüenza para tu padre y la academia, basura!
—Oh, increíble que también sigas respirando. Esta generación es fuerte en verdad. Pero sepan que ustedes, la querida generación y esperanzadora, son meros títeres de la orden asesina. ¿Qué esperaban de estos corruptos?
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