Academia de Asesinos - 67
La cafetería se cae a pedazos con el fuego devorando toda la estructura de la academia.
Kamata se pone de pie a duras penas y Kaizer hace lo mismo, pero con más dificultad. En lo que respecta al mercenario, es casi imposible que puedan ponerse de pie y dar pelea, pero frente a sus ojos incrédulos ellos dos logran tal hazaña:
—Son muy testarudos bastardos. Quizás fui demasiado endeble.
—Luchar por nuestra vida…haaa…no hay duda de que seguiremos así. —responde Kaizer. Su cuerpo se siente pesado y la respiración es intermitente.
—Hagas lo que hagas no me iré al otro mundo sin antes cortarte en pedazos. —añade Kamata.
Alexander deja de intercambiar palabras y se lanza al ataque primero contra Kamata, quien desarmado trata de defenderse de los puñetazos al interponer sus brazos de manera cruzada. Kaizer, por su parte, lo ataca al mercenario por detrás y da una débil patada al costado de la cabeza.
Antes de impactar es bloqueado por el brazo del mercenario y le devuelve el ataque con otra patada que le rompe el brazo y arrastra por el suelo hasta una de las columnas y golpea su cabeza, levemente, pero se abre una herida que derrama sangre por su rostro:
—Que molesto eres. En breve estaré contigo, ya te reunirás con tu amigo idiota. —dice Alex.
—Yo…
—¿Huh? —mira incrédulo como el chico se levanta torpemente, pero con una voluntad increíble digna de elogio.
—No voy a perder…—se marea con permanecer de pie y estando sofocado por el humo del fuego.
—Esto tiene que ser una broma. —piensa incrédulo al ver a Kaizer tan ensangrentado, pero de pie frente a él.
—¿No crees que es un error de novato ignorar a tu rival de hace momentos? —pregunta Kamata, quizás en un estado menos grave que Kaizer pero muy adolorido.
—Ah, no te preocupes por eso. Te eliminaré antes que a él. —se da media vuelta, clavando su mirada fijamente en el joven espadachín.
En un instante, Alex siente como arde tu cuerpo debido a todas las heridas recibidas a diferencia de Kaizer y Kamata, quienes no se han fijado plenamente de que, si se distraen y colapsan, no habría marcha atrás. El mercenario se tambalea gracias a los mareos que lo aquejan desde aquel golpe en la cabeza recibida por Kaizer. Ni cuando peleó contra el líder fiesmero sufrió tanto daño como para no poder continuar con su batalla.
Aquellos dolores significan para él una gran prueba de que debe olvidarse de eso y asesinar a esos dos chicos que en un futuro van a representarle muchos problemas, no solo a él sino a la orden mercenaria.
Ver que los chicos dan pelea es casi tan indignante como que no pueda aplastar a una mosca con la mano.
No puede evitar enfurecerse mientras que salta de nuevo a golpear a Kamata con ambos puños. Uno, dos, tres, cuatro, hasta diez puñetazos golpean a el escudo creado con los dos brazos cruzados al mismo tiempo que Kaizer se acerca y logra desbalancearlo de una patada a la espalda y luego otro golpe con su puño cerrado que da al costado superior de la cabeza.
Durante varios largos segundos intercambian golpes sin cuartel, todo para salvar sus vidas, de parte de los estudiantes, y bajo un sentido de venganza, por parte del mercenario.
Alex retrocede y eso permite que los aspirantes a asesinos puedan reagruparse y así planear una mejor defensa:
—Haaaa, haaa…son muy resistentes malditos. —reconoce Alex la insistencia de ambos por no dejarse matar.
—T-Tu dijiste…dijiste que eres hijo de Doncaster ¿Por qué traicionaste a la orden asesina? Se supone que protegemos y tu solo renunciaste a eso. —dice Kaizer.
—Te equivocas. Los asesinos son tan volátiles que pensar en que podrían hacer daño a inocentes de forma indirecta, resulta poco creíble ¿verdad?
—Pues claro, nunca podría pasar. —interrumpe Kamata.
—¿Cómo podrías estar tan seguro? —pregunta Alex mientras baja sus puños.
—¿Qué es lo que sabes? —indaga Kaizer para comprender las motivaciones de su enemigo y que es lo que pueden estar ocultando los profesores. La revelación de su conexión con Doncaster es la gota que rebalsó el vaso.
—¿Kaizer? — se sorprende Kamata de que tuviera interés en lo que dice el mercenario.
—Quiero escuchar que sabe.
—Pero es un maldito mercenario y quien sabe a cuantos asesinos eliminó.
—Lo se Kamata pero es nuestra única oportunidad de saber algo más de lo que nos dicen.
Kamata sigue confundido, pero al tratarse de su amigo y nunca haría algo que dañe a los suyos, entonces decide confiar plenamente en él y se queda en silencio esperando por la respuesta del traidor.
Alex no se queda atrás y mira con gran seriedad a sus rostros, y entonces frunce el ceño:
—Bien, si quieres saberlo.
—Di lo que tengas que decir.
—Como digas. Solo puedo decir que la orden asesina no es que se ha mantenido ingenua en los asuntos más retorcidos Antares, más bien las altas esferas fueron quienes han apoyado a esclavistas y nobles.
—¿Eso cómo es posible? —se sorprende Kaizer.
—¿Te sorprende? ¿Por qué piensas que los nobles jamás fueron detenidos aun cuando las pruebas estaban ahí? Eres bastante tonto según parece. Todo para mantener un balance en Antares es que jamás tocaron a los nobles. Ni los directores ni las leyes vivientes, aunque estos últimos siempre han deseado erradicarlos, jamás pudieron debido a la presión de mi padre y sus compañeros.
—¿Y ahora vienen como salvadores? —exclama un irónico Kamata.
—Me importa un bledo sinceramente. Mi intención es ascender a la cúpula más alta de la orden mercenaria y aplastar a mi padre en el maldito juego que ha jugado durante muchos años. Pobres ignorantes, no saben que también son piezas en ese tablero que ellos comandan a voluntad. —dice en voz alta con sus brazos extendidos de lado a lado.
—¿Matar inocentes es una forma de patear ese tablero? ¿eso es lo que quieres decir? ¡es muy estúpido! —se enfurece Kaizer.
—Lo que digas o pienses me tiene sin cuidado. Yo vine con un único fin y lo cumpliré sea como sea.
—¡Ja, por tu estúpido complejo de niñito sin amor de papi! ¿enserio quieres que muramos? ¡vete a la mierda! — grita e insulta Kamata y levanta su dedo de en medio.
—¿Qué pueden saber dos malditos huérfanos sobre mi sufrimiento? Son solo fracasados muertos de hambre ¡¿Qué pueden saber de qué tu padre te haya descuidado y abandonado mientras que por dentro seguías llamando e implorando por tu madre?! —de un salto al frente llega a Kamata y Kaizer y toma del rostro y empuja contra la pared.
Mientras luchan para evitar que sus cabezas revienten en pedazos por la fuerza con la que empuja contra la pared, pequeños hilos eléctricos salen de sus dedos, brazos y ojos. Este fenómeno es casi imperceptible y no los ve, además su estado de ira extrema nubla su juicio:
—¡Malditos mocosos! ¡¿Qué van a saber si no tienen una madre ni jamás la tendrán?! ¡basuras, basuras, basuras sin valor! ¡desgraciados! —maldice una y otra y otra vez. Cada vez que grita todo el odio de su cuerpo las venas de sus manos se hinchan.
—M-Maldición, es muy fuerte, me duele la cabeza…tengo miedo…—piensa Kaizer—tengo que soportarlo…debo hacerlo o Kamata…él… ¿huh? —cuando mira hacia su amigo lo encuentra con sus ojos cerrados, entonces la desesperación se adueña de su cuerpo y entra en la desesperación.
—¡Siiiiii, esto es lo que esperaba! ¡verte en la desesperación y…!
De repente, una mano captura al antebrazo de Alex y una fuerte presión lo obliga a retroceder hasta casi la otra punta de la cafetería. Sonríe al ver que quiere interrumpe con su gran misión personal es nada más ni nada menos que el propio Doncaster, su padre:
—Ya basta hijo. Tienes que detenerte ahora, sino será muy tarde para ti. —exclama en tono calmado pero que en sus ojos se refleja una profunda tristeza
—Te tardaste padre. Nunca imaginé que vayas a permitir que esos mocosos peleasen para defender el honor de esta academia.
—Por favor hijo ya detente. ¿Qué fue lo que te paso? ¿Quién te ha hecho cometer estos crímenes?
—¡Jajaja! ¡¿acaso crees que puede venir a decir esto?! — aparta el brazo de su padre y lo confronte— ¡tú también eres parte de esta porquería! ¡tú sabias! ¡hasta mi madre sufrió por tu culpa! ¡ella…ella murió por tu culpa la asesinaste tú!
—…—se queda en silencio y mira a los ojos de su querido hijo.
—Si, haces bien en no decir nada.
—¿Asesinada? ¿pero quien te ha dicho tal cosa? — pregunta confundido y enojado por aquellas palabras llenas de engaños de otra persona.
—No pienso creer en tu inocencia.
—No lo entiendes Alex. —su rostro muestra dolor, pero aún confía en que detrás de esa persona sádica y brutal sigue existiendo ese niño que crio con tanto amor.
—Tu…solo me temes… ¡asesino! —grita, enardecido al ser tratando como un niño, sintiendo la misma indignación que en aquel momento y lo hizo desertar de la orden asesina.
—Ya veo, entonces…no hay nada mas que decir.
Al decir eso, Doncaster mira a Kaizer y Kamata como han sido heridos y el tiempo es escaso para llevarlos al hospital. De nada le sirve pelear una batalla donde no se solucionará nada.
Tras ver el estado de ambos, toma a Kaizer y Kamata y los sostiene en sus hombros:
—¡¿Qué mierda haces?! —dice Alex.
—Me los llevo. —responde el director.
—¡No, no, no, tú vas a pelear contra mí!
—No tengo tiempo para esto. Estos chicos necesitan ser tratados con urgencia. — se acerca hacia la puerta de salida donde se encuentra detrás de Alex.
—¡¿Crees que permitiré que hagas eso? ¡estas muy equivocado! —se pone en posición de pelea con sus manoplas colocadas en los puños.
Sin embargo, Doncaster avanza sin temor hasta la salida sobrepasando a su colérico hijo que amenaza con matarlo junto con los otros dos. Algo lo petrifica al mercenario, no es temor sino más bien nostalgia y el hecho de que es su padre. Al darse cuenta de eso, Alex deja caer sus manoplas y mira hacia el suelo con un extraño sentimiento de vergüenza. Quiere llorar, pero lo reprime con todas sus fuerzas.
Doncaster abre la puerta y antes de salir del lugar y sin voltear exclama:
—Veo que estas comiendo y estas en buen estado físico. Por favor sigue así, come muchas verduras…carne y confía un poco más en la gente. Siempre serás mi hijo, que no te quepa la menor duda. Adiós. —cruza la puerta con las lágrimas de un padre que siente que ha fracasado y que esas palabras son las únicas que puede decir en medio del odio que se tiene a sí mismo.
Alex seca una única lagrima que cae del ojo derecho, suspira y murmura:
—Eres…muy tonto…papá.
Comments for chapter "67"
QUE TE PARECIÓ?