Academia de Asesinos - 72
Pocos días sirvieron para que Kamata regrese a clases y sea recibido por Megumi, Lucian y Maia. Los tres se reúnen en el salón de entrenamiento, se sonríe y caminan a la espera de que la clase de comienzo.
Tras la destrucción de la vieja academia del oeste, la orden asesina utilizó todos sus recursos disponibles para construir en tiempo record nuevas instalaciones similares a las que tenia el edificio incluyendo zonas de entrenamiento y sectores habitacionales para los estudiantes. Estas nuevas instalaciones se ubican a quinientos metros de donde se encontraba la vieja academia y con el gran y frondoso bosque detrás.
Suenan las campanas y el trio de amigos se acerca a la puerta y la abren lentamente. Cuando se dan cuenta todos sus compañeros corren hacia ellos con miles de peguntas a lo que Lucian responde con calma al verlos muy preocupados:
—Tranquilos, estamos bien. Kaizer volverá en unos días.
—Cuando él regrese por favor no lo asfixien. —pide Megumi.
—Bien dicho Megumi, entonces comencemos con las clases de… ¡fortaleza extrema física! —exclama Olympico.
El grupo se queja y murmura, desganados de tener una clase que los hace ejercitar de forma exhaustiva a diferencia del profesor que se encuentra con mucho entusiasmo. La razón es que los ejercicios que tiene pensado para los alumnos será demasiado exigente, pero ayudará en un futuro por si algo como lo del ataque a la academia vuelve a ocurrir. Entonces comienza una jornada educativa difícil para todos.
Al final de la clase, donde todos acaban agotados, Megumi y Maia caminan rumbo al hospital para unos simples análisis, siendo ellas las menos comprometidas en su salud por lo que la enfermera las hace preguntas de protocolo.
En el camino, adornado con muchas ventanas y a diferencia de las columnas en el anterior edificio ya no hay agregados tan imponentes sino más austeros, se dan cuenta que Kamata descansa a un lado del pasillo muy cerca de la enfermería con su arma apoyada al hombro y ojos cerrados, pero con la mente concentrada en cada sonido que lo rodea como parte de su entrenamiento:
—¿Qué haces aquí? —pregunta Maia.
—¿Quieres acompañarnos? Solo son preguntas. —dice Megumi.
—No se preocupen, solo estoy aquí de paso, descansando. —responde el espadachín sin querer reconocer que está preocupado por la salud de ambas.
Kamata se pone de pie y aleja de ambas para que tengan su espacio. En el fondo desea protegerlas, aunque le cuesta mostrarse de esa forma. Megumi intenta alcanzarlo, pero su mano cae en el aire:
—Y ya se fue. —dice Maia.
—Si. Me preocupa. —dice amargamente Megumi.
—¿Por qué lo dices?
—Lo encuentro muy distante.
—¿Mas que de costumbre?
—Si.
—Ven Megu, mejor dejémoslo solo.
—Si…será lo mejor. —dice, pero su expresión de preocupación no desaparece fácilmente. —Por cierto ¿Qué era lo que querías preguntarle a la señorita Nayla?
—Oh, solo quería preguntarle acerca de un libro de medicina. Desde hace meses que estudio para algún día ser una médica respetada.
—Eso es estupendo. Tienes todo mi apoyo.
—Gracias. —dice Maia con una sonrisa de oreja a oreja.
***PARTE II***
Esa misma semana, Kamata continúa aislado sin querer hablar con nadie más que unas simples palabras de respuesta a sus queridos amigos. Su actividad se reduce a entrenar arduamente en la soledad del salón de entrenamiento, en el club de kendo y el gimnasio. Esta actitud de parte de él hace que los demás se preocupen y no supiera que hacer hasta que finalmente y después de un tiempo corto, pero a la vez extenso para aquellos que acostumbraban verlo, Kaizer regresa al nuevo edificio de la academia del oeste.
Cuando Kaizer lo saluda después de días sin verse, Kamata solo reacciona con una leve sonrisa y sigue de largo en silencio, como si fueran a retorna al comienzo de todo en donde abundaba resentimiento del espadachín para con el chico.
El día sigue transcurriendo con Kaizer, Megumi, Maia y Lucian divirtiéndose en clase y en el descanso, alegrados porque la tragedia haya pasado.
Durante el mediodía los estudiantes y profesionales se reúnen en el jardín, donde descansan entre clases o después, para despedir a los fallecidos que perdieron la vida durante el incendio. Los números resultan atroces para los asesinos y la orden porque en total fueron 28 víctimas, 9 profesionales y 19 estudiantes de los cuales la mitad fueron de ultimo año. Una desgracia que nadie desea olvidar y los mismos miembros de mayor rango en la orden han prometido cazar al culpable.
El director y varios profesores entregan globos para cada estudiantes y adultos presentes. Estos globos tienen pequeñas placas de madera en los que pueden anotar sus deseos y nombre de cada persona a la cual se recuerda. Es una tradición del territorio oriental o del este donde se conmemora una fecha o a una persona.
Muchas personas lloran tras tocar sus mas profundos sentimientos y que esa perdida haya sido injusta. Incluso Doncaster siente muchas ganas de liberar su frustración, pero lo que mas se necesita es que como autoridad máxima en el territorio muestre fortaleza.
El cielo despejado y con el sol en su punto mas alto es cubierto lentamente por los globos que van subiendo hasta saludar a las nubes con los mensajes escritos en la placa de madera.
Al terminar el ritual en conmemoración de los fallecidos, Kaizer y Lucian conversan sobre lo que sucede con Kamata:
—¿Qué crees que le está pasando a Kamata? —pregunta Kaizer.
—Si me lo preguntas, creo que es un tonto. —responde molesto.
Megumi les golpea en la cabeza a ambos:
—Oye ¿Por qué nos golpeas?
—¡En lugar de pensar en cosas sin sentido preocúpense por las clases que ya estamos demasiado atrasados y vienen los exámenes finales! —los regaña la joven.
—Con esa actitud no esperes que hagamos caso y…—Lucian mira a Megumi y esta les regresa una mirada feroz— Me estás dando miedo.
—Te debería dar miedo porque si reprueban los matare a ambos. —ella los amenaza con su puño en alza y apretando.
—Da mucho más miedo Megumi enojada que enfrentarse a Alexander. — piensa Kaizer, mirándola con una extraña sensación en su pecho. Mientras mas la ve, mas fuerte late su corazón. Entonces sacude su cabeza intentando calmarse ante la confusión.
Una sombra silenciosa se acerca hacia ellos y solo con pronunciar una palabra hace que se exalten asustados y pongan en posición de guardia para pelear:
—Vaya pose de batalla. Hiroshi y Olympico sí que hicieron un buen trabajo para entrenarlos. —exclama el hombre.
—Haaa, profesor Farclar es usted. —dice Kaizer.
—¡No nos asuste de esa manera! —exclama molesto Lucian.
—¡Jajaja, lo siento mucho, pero me agrada la energía que muestran! ¡jajaja!
—Si que tiene ganas de reír. —piensan Lucian y Kaizer al mismo tiempo.
—Bueno chicos, solo vengo a decirles que este viernes empezaré a darles clases de habilidades especiales. Por diversas cuestiones no he podido dar la clase, pero finalmente podremos empezar, aunque entiendo que los de primer año han aprendido gracias a circunstancias que superan cualquier enseñanza. En fin, no seré benevolente ¡jajaja! Los veo el viernes entonces. —los saluda y regresa a la sala de profesores.
—¿Quién demonios era? —pregunta Lucian.
—Era el profesor Farclar de habilidad especiales. — responde Kaizer.
—¿Cómo es que lo conoces?
—Fue uno de los profesores que vino a visitarme cuando estuve en el hospital después de la pelea contra Alexander. A decir verdad, él también fue uno de los profesores hospitalizados.
—Ah…aún así estuvo muy raro ¿verdad?
En ese momento, Kamata recorre los pasillos y pasa por al lado de Lucian y Kaizer, intercambiando miradas con ellos. Kaizer no lo piensa dos veces y detiene a su amigo tomándolo del hombro. Nota que lleva al menos 30kg de peso en cada pie, así como también en brazos, un total de 120kg en el cuerpo para mejorar su velocidad y resistencia. Además, lleva descansando en el hombro la espada negra con el mango colocado.
Ve que los ojos del chico están hinchados y negros producto de no haber descansado desde hace varios días entonces con todo el temor y dudas posibles le pregunta:
—D-Dime una cosa…—intenta preguntarle, pero él no saber cómo podría reaccionar hace que se muerda la lengua por la torpeza.
—No sucede nada, si es lo que quieres preguntar. Solo estoy entrenando así que déjame en paz.
Tanta frialdad en la mirada agotada del espadachín es suficiente como para que ceda y bajo todo el sudor y horas de entrenamiento sin parar lo hacen caer al suelo y siente el cuerpo con un peso monstruo que difícilmente le permite moverse:
—¿Quieres que te ayude a levantarte? —pregunta Kaizer.
—No. —responde sin mirarlo a los ojos.
—Al menos permite que hagamos eso. —añade Lucian.
—¡Les dije que no, maldita sea! —responde furioso. Entonces aprieta el puño con fuerza y continua— Desde que Alexander nos atacó y acabamos derrotado no he dejado de pensar en eso. No hay de otra mas que entrenar para ser más fuertes y no dejar que nos vuelvan a dejar en ridículo, nuestros amigos no se sientan desprotegidos. Si no puedo ser fuerte y proteger a mis amigos, no merezco tenerlos cerca mío. —aprieta con fuerza la espada, lleno de impotencia y angustia que lo carcome por dentro. Su orgullo se encuentra completamente dañado al creer que su entrenamiento constante es suficiente para vencer.
—¡Ya cierra la boca idiota! —grita Kaizer e insulta para que entre en razón.
Kamata levanta su mirada hacia su amigo, sorprendido por la reacción que tiene Kaizer. No es normal verlo tan furioso y es un hecho realmente desconocido para cualquiera con solo escucharlo insultar:
—¿Kaizer? —deja escapar el espadachín.
—Tu no debes decir eso, lo enfrentamos siendo apenas unos estudiantes. El mercenario nos derroto por su experiencia que fue superior. Estás equivocado si piensas que eres débil. ¡Estas muy equivocado! —se golpea el pecho con su pulgar para señalarse a si mismo— ¡Desde que desperté no he dejado de sentirme miserable al igual que tu y eso no me ha dejado de carcomer la mente, pero no me importa porque tengo a mis seres queridos que velan por mi así que deja de tener autocompasión!
Escuchar esas palabras hacen que Kamata deje escapar una pequeña risa y luego recompone al ponerse de pie:
—¿Recuerdas la primera vez que nos conocimos? Llegue a creer que era mas fuerte que el resto. Claro que eso llenó mi orgullo y ego de una manera increíble. Con lo que ocurrió en la academia y el mercenario, destruyó mi espíritu. Quien sabe cuantas veces mas me ocurrirá algo así. Lo siento Kaizer pero no siento que sea de tanta utilidad. — sus ojos se tornan cristalinos y lágrimas caen, pero a la vez se esfuerza por no verse débil. Se siente miserable.
—Da igual las veces que ocurra porque te levantaras una vez más. No importa las veces, siempre lo harás.
—¿Por qué crees eso?
—Porque eres más fuerte de lo que crees ser. Es por eso que no quiero que piensas esas cosas. ¿Utilidad? ¡eres nuestro amigo maldición! ¡el futuro es distante pero ahora somo un grupo, somos amigos y pase lo que pase vamos a afrontar todos los obstáculos! ¡¿lo entiendes?! ¡tú, Megumi, Lucian, Maia y yo…enfrentaremos cada peligro que exista! — le extiende su mano al espadachín.
—¿Esperas que esas palabras logren animarme y hacerme recapacitar? —mira fijamente aún con lágrimas en los ojos.
—¡No solo eso, sino que eres muy importante para nosotros y todo rival que surja lo venceremos! ¿sigue dudándolo? Entonces yo te demostraré que te equivocas, te ayudaré pase lo que pase.
—¿Me ayudaras a ser el mejor?
—Claro que sí.
—Bien, entonces…
El espadachín desenvaina su espada y con la mano que la sostiene en alza, grita con todas sus fuerzas:
—¡Yo seré el mejor espadachín que el mundo haya visto, no por vanidad, no por buscar el poder sino para defender a mis seres amados! ¡juro ser invencible, juro ser un verdadero demonio de la espada! ¡Kaizer a partir de hoy jamás dejaré de entrenar ni permitiré que cualquier demonio que se cruce en mi camino me venza! —baja su mano y con la otra toma la de Kaizer.
Lucian sonríe y ve que a lo lejos Maia y Megumi se acerca:
—Ahí vienen las chicas. Será mejor que no le digan nada para no preocuparlas. —dice Lucian.
—¿Qué pasa tirador? ¿tienes envidia de que ellas estén más preocupadas por mí?
—¡¿Huh?! ¡¿quieres pelear tonto?!
—¡¿Tienes las agallas?!
—Al menos tienen humor. —los mira Kaizer como se pelean entre sí.
El orgullo del chico nacido de la luna azul, un demonio con la espada, no flaquea por un momento y defender a sus amigos será su estandarte, su lema, el motivo de ser en su vida y también el impulso para que con su mano en alza y sosteniendo la espada pronuncie las palabras que lo acompañarían por el resto de sus días…convertirse en el mejor asesino espadachín del mundo…Kamata el demonio azul.
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