Academia de Asesinos - 79
Dos días después de la primera prueba, Kaizer y compañía salen del salón donde hicieron el segundo examen que corresponde a un escrito. Serie de preguntas donde los estudiantes pondrían a prueba sus conocimientos a lo largo de todo el año, mejor conocidos como “exámenes definitorios de primer año”, temor de la mayoría de aquellos aspirantes a asesinos por su complejidad. No deja de ser un examen teórico, pero con la enorme dificultad para aquellos que no han sabido seguir el ritmo anual.
Temeroso ante un nuevo fracaso, Kaizer se vuelve a derrumbar ya que varias preguntas le fueron casi esquivas para desarrollar y eso le carcome la mente al pensar sin parar que no sería suficiente y tendría muy baja nota como para que le dé la cantidad de puntos necesarios.
Megumi propone ir a la cafetería y comer y beber grandes cantidades del menú del día sin darse cuenta de que un ambiente deprimente envuelve a Kaizer y aunque no lo demuestre, Kamata. Ambos se sienten preocupados por sus respectivas notas:
—¿Enserio les fue tan mal? —pregunta Megumi con enorme preocupación ya que ella fue la que los ayudó a estudiar y sin duda que por los rostros de ellos siente una gran culpa.
—Fue…demasiado difícil…—exclama Kaizer.
—Tranquilo Kaizer, no te sientas así. Ambos van a aprobar este examen. Confío en ustedes. —los anima ella.
Kaizer se derrumba como si no fuera el mismo chico que hacía unos días fue consolado por Megumi y sentía como si podría enfrentar al mundo:
—¿Y si…ser asesino no es lo mío? Me siento…fracasado…no he logrado aprender nada y no he podido superarme siquiera. Soy tan débil…soy débil en el curso…soy débil en las pruebas…soy un…—golpea impotente la mesa con el puño hasta que Megumi lo interrumpe.
—¡Ni se te ocurra decirlo! —lo golpea en el rostro y sin darse cuenta Kaizer acaba tumbado contra el suelo.
—¿Lo golpeaste? —pregunta Lucian, incrédulo de que lo haya golpeado y pudiera dejarlo casi adormecido.
—Pues…si…—responde Megumi.
—Vaya, que fuerza. —se sorprende Kamata.
—¿Habrá muerto? —pregunta Lucian al ver que está con ojos cerrados.
—No digas eso, es de mal gusto. —lo regaña Maia.
—Pero míralo, parece un pez muerto. —continua el tirador.
—Para mí que está viajando hacia arriba. —añade Kamata.
—Ya cállense los dos. —les dice Megumi.
Por increíble que pareciese, Kaizer empieza a reírse a carcajadas, abre sus ojos y reincorpora con más espíritu que antes. El solo hecho de tener a sus amigos le da la fuerza necesaria para no perder la fe:
—Gracias chicos, en verdad no sé qué haría sin ustedes.
Megumi se abalanza sobre Kaizer y lo abraza de la misma manera que siempre cuando él necesite del amor fraternal de alguien, en este caso de alguien dulce y honesta, conteniéndolo como una figura maternal que vela por cada miembro del grupo:
—Ya te dije, no lo eres y para mi eres más que eso. Eres…eres lo único que tengo…—se sonroja ella al darse cuenta de que lo que dijo puede entenderse mal desde los ajenos— eemmm…digo…junto a Kamata, Lucian y Maia por supuesto.
—Lo siento tanto…—exclama Kaizer y le acaricia la cabeza a Megumi— perdón por siempre ponerme así, no es algo que quisiera, pero me gustaría tener en orden mis sentimientos o al menos ser fuerte mentalmente.
—Lo eres Kaizer, lo eres, pero creo que deberías tranquilizarte. Con todo lo que pasamos este año dudo mucho que pretendan hacernos repetir de curso…creo. —intenta calmarlo Lucian.
—Si…es verdad, pero…lo siento chicos…no sé porque, pero tengo que decirles que lo lamento…
—¿Lo sientes? ¡¿Qué es lo que mierda sientes?! ¡deja de comportarte así y se un hombre! Perdiste ¿y qué? Sigue con la frente en alto porque eso es lo que hace un hombre de verdad. Este examen no definirá tu puntaje final. Conseguirás aprobar y al final destrozaras a tus rivales en la prueba final. —lo intenta animar como puede el espadachín, aunque Megumi lo mira con profundo odio al no tener el tacto que ella sí.
—Bueno, ciertamente la prueba final es muy importante, aunque las tres deben sumar ¿veinte? Es un problema ¡pero ¡qué diablos, lo lograrás porque hemos estado en situaciones más difíciles que estas! —Lucian levanta su pulgar hacia arriba confiando plenamente en Kaizer, quien se conmueve por tales palabras.
—¡Oye! ¡¿Quién demonios te dijo que me interrumpas?! —lo pelea Kamata.
—¡Creo que solo se me ocurrió! ¡¿algún problema?!
Tanto Lucian como Kamata chocan sus frentes e intercambian miradas eléctricas. Megumi se acerca a ambos y ríe de una manera tan delicada y tierna que los demás se sonrosan enternecidos pero el espadachín y el tirador ven a través de ese gesto un demonio que los quiere golpear:
—Haaaaa, chicos ustedes sí que son unos tontos, pero aun así los adoro. —les dice ella.
—En fin, deja de lamentarte y enfócate más en esta prueba. —lo alienta Kamata.
—Que extraño que tú no te sientes nervioso. —lo mira de reojo Maia.
—Bueno…es que ya me resigné hace tiempo ¡jajaja! —ríe el espadachín.
—Eres un maldito desastre. —dice Lucian.
—¡¿Haaaa?! ¡¿me dijiste algo?! —exclama Kamata— Tu sí que eres deprimente.
—¡¿Qué dijiste maldito enano?! —choca una vez más miradas fulminantes con el espadachín.
—¡¿A quién llamaste enano?! Señorito sin habilidades. —se burla de su amigo.
—¡Aaaaaahhh, te mataré! —se toma de las ropas con Kamata al pelearse de forma inmadura, agitándose y tratando de tirarlo al suelo. A pesar de ser más alto que su amigo no logra moverlo debido a su enorme fuerza física siento más pequeño de estatura.
—Nos tienes a nosotros Kaizer, ellos no cuentan. — Megumi se toma del rostro avergonzada. Mal que nos pese somos una familia nosotros cinco, no estés triste y como dijo Kamata, vas a lograrlo confía en lo que te dijimos. —lo anima junto con Maia ignorando a los otros dos que se pelea y balbucean tonterías.
—Gracias, muchas gracias. Agradezco lo que hacen por mí.
A lo lejos, Hiroshi y Olympico observan emocionados hasta las lágrimas por la bella escena y amistad de esos chicos que han sufrido a lo largo del año y siguen luchando para alcanzar sus sueños de ser asesinos:
—Hiroshi…—deja escapar Olympico.
—¿Qué sucede? —Hiroshi mira a su amigo y se toma del rostro, algo avergonzado con solo verlo aguantar para no estallar en lágrimas.
—No le digas a nadie, pero creo que voy a llorar en cualquier momento.
—¿Cualquier momento? Ya estás llorando idiota.
—…—se queda callado y deja que las lágrimas fluyan.
—Haaaaa, llora cuanto quieras. A decir verdad, habrá más de un llanto.
—¿Ya están los resultados?
—Si. —muestra unas hojas que sostiene con la mano derecha.
—¿Eso es lo que creo que es?
—Digamos que es esperanza para esta generación que lucha contra nobles, invasores y criminales. No es un regalo no nada de eso, más bien…es la sorpresa que me llevé cuando lograron conseguir este éxito a pesar de no ser su fuerte.
Horas más tarde, un profesor pega los resultados de los exámenes en un largo muro para que los estudiantes de todos los años puedan ver sus notas. Como parte de la estructura dentro de las academias, los exámenes se rigen también por un sistema de ranking, donde las mejores notas aparecen en la cima y las peores en el abismo. Megumi es la primera en encontrarse e increíblemente se encuentra en el primer puesto dentro de todos los estudiantes. Su resultado es de un sorprendente diez, seguido por un nueve de Lucian. Maia obtuvo un ocho y se encuentra en el puesto onceavo.
Kaizer se empieza a desesperar hasta que finalmente ve su ranking, el puesto cuarenta y tres con seis puntos. Kamata por su parte obtuvo la misma calificación:
—¡E-Esperen un momento…cuatro…seis…estoy a diez puntos de aprobar! —levanta su puño en alza con la fuerza renovada y sus amigos alzando también sus manos dándose la fortaleza para afrontar juntos la última prueba del examen.
***PARTE II***
Por la noche, Dekkman recorre las calles de Pumbakar y allí es arribado por Hiroshi. Ver al ex miembro de la división de inteligencia lo hace arquear una ceja, pero no al punto de sentirse molesto sino curioso. Su duro rostro que le otorgó haber nacido y vivir toda su vida en el norte normalmente intimida a quienes no lo conocen, pero una historia de prestar servicio pocos meses, los suficientes como para conocer al director del norte lo impulsan a tal riesgosa decisión:
—Me gustaría decir que estoy entusiasmado de volver a verte, pero mentiría. ¿Qué sucede Phasmark?
—Ese apodo ya no lo uso, director del norte.
—Lo sé, solo es para fastidiar. Dime ¿Qué necesitas de mí?
—Tengo una pregunta que hacerte o varias.
—¿Soy sospechoso de algo?
—No, para nada, pero tengo ciertas dudas sobre la nota que recibió Kaizer.
—Ah, sobre eso. No estuvo a la altura y personalmente es muy tosco para pelear. Hasta ese chico Kamata es más elegante.
—¿Es eso o hay algo más?
—¿Sigues dudando de mi criterio?
—Si.
—Sígueme, esta conversación tiene que ser en un lugar poco concurrido.
Dekkman e Hiroshi caminan hasta un parque con bastos árboles, fuentes con chorros de agua que salen despedidos y caen como cascada y muy pocas personas circulan, casi inexistente es la presencia de civiles:
—Me preguntaste porqué le di esa nota y mi respuesta es esa.
—No te creo.
—Haaa, eres muy terco. Te reconozco por ser un poderoso miembro de la orden, pero me temo que me disgusta tu falta de respeto.
— Tu mismo lo sentiste Dekkman no me digas que no. Kaizer es diferente.
—¡Si, si, es diferente! ¡¿y cual hay?! Eso no hará que pelee mejor y apruebe. Estamos en una crisis muy grave y quien sabe si bastemos a futuro.
—¡Él se enfrentó a Alexander dos veces, a los nobles y fiesmeros que invadieron la academia! Estuvo cerca de la muerte dos veces.
Dekkman se queda sin palabras, tiene toda la razón del mundo ya que Kaizer, en particular, demostró muchas cosas que otros no lo han hecho y la primera prueba del examen final no es la excepción. Esa fuerza que se sintió fue lo suficientemente intensa como para casi doblegar a los mismísimos cuatro grandes. Dekkman no olvida ese momento de sorpresa y en parte lo hace sentir incomodo:
—El origen del invencible, una fuerza inmensa y que muy pocos poseen. Lo sentí y no dudo que sea sorprendente, pero tengo mis dudas de que Kaizer no se vuelva un Alexander y nos traicione.
—Temes a que surja un traidor.
—¿Por qué negarlo? Es potencialmente peligroso incluso más que Alexander.
—Entonces ustedes van a estigmatizar a los talentosos jóvenes que podrían liderar a la próxima generación.
—Preferimos ser los villanos de esta historia, aunque…
—¿Aunque?
—¡Tsk! Doncaster se opuso y fue el único. Se que sonamos injustos, pero es lo que hay que hacer.
—A costa del fracaso de un joven que busca hacer lo mejor para el mundo. Limitarlo no hará que esos errores no se cometan.
Hiroshi se da media vuelta y aleja lentamente mientras alza su mano para despedirse del director del norte:
—Tú lo aprecias ¿cierto?
—Tanto como a un hijo. —responde y se retira del lugar con extraña sensación de haber dicho todo lo que sentía.
—Se nota en tu preocupación. Quizás tengas razón, Hiroshi. Por eso es que la próxima generación es la indicada para juzgarnos.
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