Academia de Asesinos - 83
Ni a Kaizer, ni a Accard se les da por atacarse. Una cierta curiosidad los hace mantener la guardia en alza mientras llegar y se meten dentro del bosque. Accard se detiene al igual que Kaizer y por unos largos segundos se quedan intercambiando miradas, calculo y esperando al movimiento del otro:
—¿Quieres decir algo? —pregunta Accard.
—Seguramente tú también. —responde Kaizer.
—Puedo ver que no eres como tus compañeros.
—¿A qué te refieres?
—Eres de los que, si desean algo, pero temen a las consecuencias ¿me equivoco?
—…—no responde, pero piensa en lo que acaba de decir Accard.
—Solo es una observación. En algún sentido soy como tú también. Pienso mucho en mis amigos y compañeros, pero poder enfrentar a un rival que me dé pelea es algo que hace que el temor se desvanezca. Irónico que venga de un chico de apenas trece años.
—Es verdad. Muchas veces dudo de poder vencer a rivales iguales o más fuertes. A veces es lo que hace que Kamata me sermonee, creyendo que mi potencial es más que el de él.
—¿Y qué es lo que piensas en verdad?
—No lo se. No lo he pensado aún y dudo poder hacerlo.
—¿Por qué?
—Porque…día y noche…cada día…siento que por más que me esfuerce…no puedo alcanzar ese supuesto potencial.
Accard no ve mentira alguna en lo que dice Kaizer y hasta empieza a sentir simpatía por el joven del oeste. Accard decide poner a prueba una vez más la determinación de su rival, ahora empieza a verlo con ojos más de empatía y ya no con la hostilidad del comienzo de las pruebas:
—Después de tu tonta derrota puedo ver que eres digno de respeto…aunque sea un poco más.
—¿Gracias?
—No agradezcas, pero lastimosamente tengo que hacer esto…
—¿Disculpa?
Accard toma su arma, un sable curvo y apenas se ve como sus piernas se mueven con gran rapidez para darle batalla frente a frente. La tensión se multiplica cuando lanza numerosas estocadas, siempre para herir no matar y sin usar los costados filosos. Incluso Kaizer tiene problemas para esquivar tales ataques con un arma tan peligrosa y bien usada por el chico.
El estado emocional de Kaizer empieza a decaer, haciéndolo recordar sobre su fracaso en la primera prueba y llevándolo a deprimirse. Mientras se mueve evadiendo los ataques, Kaizer recibe en el proceso unos cortes en brazos, hombros y una muy superficial en el mentón.
Se puede visualizar lo incomodo que está Kaizer y la frustración que lo invade. Sus movimientos son cada vez más torpes y una de las estocadas lo obliga a caer al suelo.
Con el sable apuntándole en una estupenda pose de esgrimista Accard le dice:
—Tienes una habilidad. Úsala…y así yo usaré la mía…
—No puedo…
—¿Por qué no puedes? Se supone que hay que ir con todo lo que tenemos.
—Es que yo…no he podido pulirla lo suficiente.
—Si en verdad quieres ser un asesino como cualquiera de nosotros tendrás que dejar de pensar en los demás y disfrutar de una batalla para poder demostrarte a ti mismo que puedes protegerlos. ¿Entiendes a lo que voy? Por una vez…deja salir a esa persona que enjaulas.
—¿Qué? ¿Cómo?
—¿Crees que no me he dado cuenta? Deja salir tu fuerza, no quiero vencerte tan fácilmente.
—Ven…cerme…tan fácilmente…
Kaizer sonríe y de su cuerpo expulsa una fuerte brisa que asusta a todos los animales pequeños y medianos. Los lobos y osos que merodean se sienten abrumados, pero mantienen su posición mirando en dirección al origen de esa fuerza hostil.
Accard atestigua sus sospechas acerca de Kaizer. Según el chico de la academia del sur, Kaizer no es un chico ordinario y pudo verlo claramente en la primera prueba cuando liberó esa fuerza invisible pero que hasta alcanzó a estremecer por pocos segundos a los cuatro grandes y los profesionales presentes.
Accard retrocede al sentirse invadido por la fuerza invisible y casi al punto de colapsar. Kaizer decide calmarse y acercarse para pedir disculpas, sin embargo, Accard le arroja su arma para que no siga avanzando:
—E-Eso fue peligroso. —se exalta Kaizer.
—Si, tienes ese algo, pero no eres consciente de ello. Aún no puedo comprender que es, pero te hará tan peligroso como fantástico. Ahora sé que debo usar mi habilidad, así como la tuya. Espero te prepares.
De la mano izquierda de Accard se forma un aura movediza y esta crea un sable curvo como el que acaba de arrojarle a Kaizer:
—¿C-Como hiciste eso?
—¿Esto? Es mi habilidad. Soy capaz de crear un arma que tuve en mis manos por exactamente diez segundos. Mientras recuerde su peso, forma y estructura al sostenerla la puedo replicar varias veces, pero solo teniendo una.
—No contaba con algo así. Inclusive parece que puede controlar dos sables si obtiene el otro que me arrojó. Tengo que encontrar su punto débil. —piensa preocupado, centrando su atención en el arma.
—Empecemos.
—¡¿Heh?! —retrocede un poco al ver que Accard lo ataca de nuevo con veloces estocadas.
—¡¿Continúas esquivando?! ¡¿solo vas hacer eso?! ¡no me decepciones Kaizer! —se empieza a molestar por no verlo firme en el ataque.
Por extensos momentos Accard es muy superior a Kaizer. Su habilidad de duplicación armamentística le permite reponer lo suficientemente rápido como para desgastar a su rival.
Kaizer se siente en su límite, aunque diferente a lo que creía. Es diferente a cuando enfrentó a Alexander o los fiesmeros. Poco a poco se ve acorralado contra un árbol y sin espacio para moverse ante los ataques de los sables, evadiendo sin descanso y también sufriendo diversas heridas superficiales en el cuerpo.
Cuando esquiva uno de los ataques, un movimiento erróneo hace que el sable curvo le dé en el brazo de lleno y atravesándolo por arriba del hueso, pero tan doloroso que Kaizer grita lleno de dolor.
A pesar de que no fue su intención e incluso tiene la intención de ver cómo se encuentra, Accard se detiene y mantiene la distancia ya que no desea que su rival se sienta envuelto en empatía. Necesita doblegarlo para sacar a la luz el potencial del chico:
—Ahora sabes que tienes que ganar.
—¡Aaaaaghhhh, duele mucho…! —se queja del tan infernal dolor.
—Tus quejas no van a ayudarte a mejorar. Si no vas a usar tu habilidad tendré que atravesarte el otro hombro.
—¿Por qué?
—¿Por qué? ¿qué?
—¿Por qué haces esto? Seguir lastimándome.
—Porque es lo mejor.
—¿Mejor para quienes? ¿Qué sucede contigo?
—Kaizer yo te conozco incluso por más tiempo que el que recuerdo y tu no lo sabias.
—¿De qué hablas? Es la primera vez que te veo.
—Y yo a ti no.
—¿De dónde me conoces?
—Hace un par de años. Estuve de visita con mis padres en el oeste y mientras recorríamos las calles buscando una tienda encontramos a un chico en el callejón de enfrente, hurgando en la basura y siendo acosado luego par unos chicos. Ese niño tenia los mismos ojos que tú y no olvidaré tu mirada entristecida por la pobreza y una vida que no llevaba a ningún lado. Pudiste cambiar tu destino y eso es algo que me entusiasma. Parece que ese mismo destino es el que nos cruzó para variar.
—Aún no me explicaste porque haces esto. —se levanta con su mano sobre el hombro perforado por el sable curvo.
—Bueno, creo que hemos terminado con esto. Si no usarás tus habilidades entonces daré por terminado esto. —se para firme y en una posición donde con la filosa hoja mide a su rival y apunta. Se impulsa hacia Kaizer con la mirada puesta en el otro hombro.
Kaizer activa su habilidad de “premonición” que puede ver apenas cinco segundos en el futuro. Es el suficiente tiempo como para permitirle moverse al lado opuesto del ataque y con un puñetazo en el estómago lo eleva apenas centímetros y luego otro golpe a la mejilla izquierda que lo hace impactar varias veces contra el suelo.
Kaizer derrota a Accard con solo dos movimientos, pero antes de continuar con su camino el chico da un vistazo a su oponente. Suspira tras ver que lo encuentra vivo y no fue un exceso de fuerza usada sobre él. Kaizer lo levanta y coloca en el hombro que aún no está afectado por alguna herida.
Luego de casi media hora caminando sin parar llegan a un rio, allí deja junto al agua a Accard y Kaizer se predispone a beber agua y descansar unos momentos. Se sienta a un costado de allí y mira hacia arriba, observando las hojas como caen inesperadamente en forma danzante:
—Desear sin temor a que los demás salgan lastimados. ¿Yo deseo algo más que ser asesino de la orden? Es raro lo que me dijo ese chico. —mira a Accard, quien abre los ojos y se queja del dolor en su rostro.
—Auch, eso sí que ha dolido. ¿Q-Que ha sucedido? —pregunta adolorido y abrumado por el golpe.
—Tu habilidad es increíble, pero pude ver tu punto débil. Son ataques tan directos que apenas esquivarlo hace que la ofensiva se vuelva en tu contra.
—¡Jajaja! No contaba con que lo supieras. Vete, pasa la línea de meta. —le dice, recostado en el suelo, avergonzado, pero a la vez reconociendo a Kaizer como un gran rival.
De repente y entre los arbustos sale un oso mediano, pero con la brutalidad de esos animales que buscan alimento para pasar el próximo invierno. Kaizer y Accard se quedan petrificados sin saber que hacer. Ambos heridos por el combate y casi sin energía para correr:
—¡No, no, no, no, maldición! ¡piensa Kaizer, piensa! ¡¿Qué haría Megumi en una situación así?! —piensa y mira hacia Accard— Dejarlo atrás ¡jamás! Entonces ¿Qué podría hacer? Esto es demasiado como para que sea una prueba final. ¿No dijeron los profesionales que estábamos seguros de animales salvajes y peligrosos? ¿Qué hace un oso en esta zona segura?
—¡Kaizer déjame aquí y vete!
—¡No, no voy hacer eso!
—¡Tienes que hacerlo! Mereces esta victoria así que solo vete por favor. —se pone de pie con el sable en mano.
—¿Q-Que haces Kaizer? ¿alguien va a sacrificarse por ti? ¡no, no, no, no! —se siente sofocado por la situación y sin pensarlo empuja a Accard contra el suelo mientras Kaizer desenfunda su daga fundadora y la mirada que lo caracteriza se agudiza por el conflicto de emoción y la ira desbordante.
Kaizer se defiende esquivando los zarpazos del animal, quien se encuentra en un territorio desconocido y extrañamente algo lo llevó a extenderse hacia esa zona.
A pesar de ser un animal que se mueve por instinto, Kaizer no puede hacer nada ante la fuerza del oso y derriba al joven estudiante que cae al rio y de su brazo alcanzado por las garras brota sangre. El chico entra en pánico por su herida y al ver a Accard otra vez desmayado por el brusco golpe recibido ahora en la cabeza. Sin embargo, está dispuesto a enfrentarlo para defender a su ahora rival y compañero de la orden.
El chico se abalanza contra la bestia sin importa lo herido que está.
Con el atardecer acercándose velozmente como un viento de tormenta, una figura misteriosa aparece de entre la vegetación y golpea salvajemente al animal y envía contra un árbol enorme. Asustado, el oso huye despavorido y aquella figura humana resulta ser la de un joven de la misma edad que Kaizer, encapuchado por la desgastada ropa que lo cubre y difícilmente puede verle el rostro:
—Muchas gracias ¿eres algún profesional? ¿estudiante? No pareces alguien que participe de la prueba.
Ninguna palabra sale de aquella persona salvo una mueca de desinterés.
A pesar de ser salvado por alguien tan misterioso, Kaizer no quiere descuidar su labor y camina hacia Accard pero cuando se da media vuelta para dale las gracias a esa persona ya había desaparecido.
Doncaster y Durias permanecen en la salida del bosque, preocupados por sus estudiantes:
—Creo que esto se nos ha ido de las manos. —dice Doncaster.
—Tienes razón. Nunca debimos hacer la prueba final en el bosque. Este Dekkman y sus estúpidas ideas. —se queja Durias.
—Y a pocos meses del torneo. ¿En qué diablos pensaba? —añade Doncaster.
—¿Crees que esto haya servido para los estudiantes?
—Sinceramente Durias, no lo se. Estoy mucho más preocupado por ellos.
—Si, te entiendo. Yo también estoy igual.
Desde su lado ven como Kaizer avanza con Accard, siendo ayudado por este para caminar, cubiertos de sangre y heridas. El más grave en termino de heridas es Kaizer debido a su pelea con el oso.
Ciertamente la sorpresa entre los del sur es enorme al ver que un prodigio como Accard esté llevando a un oponente a quien había menospreciado antes. Pero esa sorpresa se traslada a como es visto Kaizer frente a los demás de otras academias, ya no como alguien débil sino como una promesa digna de respeto. Esto aumentaría con el correr del tiempo cuando Accard explica lo sucedido mientras que Kaizer es llevado al pabellón médico y la herida del oso a la vista de todos.
Kaizer es llevado en camilla y acompañado por enfermeras al pabellón médico para que puedan curar su cuerpo, mientras sus amigos preocupados le preguntan insistentemente:
—¿Qué fue lo que paso? ¿Estás bien? —Megumi ve con extrema preocupación el brazo herido por el ataque del oso— ¡Dios mío! ¡Tienes que tratarte, rápido!
—Tranquila estoy bien, alguien me ha salvado de un oso. Pudo haber sido peor — Kaizer se sienta en una silla y una enfermera trata su herida con analgésicos y alcohol para evitar la infección de la herida.
—¿Un oso? ¿Qué demonios hacia un oso en un lugar que debería ser protegido? —se indigna Lucian.
—No lo sé, pero esa persona parecía alguien de mi edad y aun así era muy poderoso — dice cabizbajo y acerca de la identidad de esa persona.
—Lo importante es que estas bien, aunque admito que hubiera querido enfrentar a ese desconocido. —exclama Kamata.
—¿Pretendes enfrentarte a todo lo que camine? — Megumi lo mira resignada por la falta de educación del espadachín.
—Si…eso podría ser…—el espadachín acepta orgulloso que es una especie de adicto a probarse a sí mismo en combates contra quien considere fuerte.
—Eres un idiota. —le dice Maia con cara de asco.
—¿Como te ha ido en la actividad? —pregunta Lucian.
—Según parece, pasé. Fue muy difícil inclusive caí en la desesperación, pero logré superar la actividad.
—¡Eso es fantástico! —Megumi lo rodea con sus brazos, felicitándolo una y otra vez.
Kaizer se sonroja, pero también sonríe al sentir el afectuoso abrazo de ella. Por un momento y frente al oso había experimentado el temor de la muerte y sentir ese calor de Megumi le hace añorar vivir eternamente en el mismo mundo que ella. Entonces, ambos terminan mirándose cara a cara hasta que deciden apartarse bruscamente:
—L-Lo…siento mucho. —dice ella, incapaz de verlo a los ojos.
—Yo…lo sí…siento también. —dice Kaizer y Megumi lo cubre con sábanas blancas del pabellón.
—Haaa, oigan tortolos, ya ha terminado la actividad, Doncaster anunciara los resultados. — interrumpe Kamata.
—Que rápido. —dice Lucian.
Los cuatro grandes se suben al escenario frente a una gran multitud y sobre ellos el cielo nocturno iluminados por faroles ubicados a lo largo de todo el lugar. Unas quinientas personas reunidas en el lugar esperan a los resultados con entusiasmo.
Lentamente llaman a que dan un paso los estudiantes participantes de las pruebas. Muchos aprueban y otros no, ese es el orden de las cosas. Lo importante es no rendirse y lograr la meta deseada.
Entonces llega el turno de Kaizer y su calificación final anunciada por Doncaster:
—Kaizer. En la primera prueba lograste cuatro puntos. La siguiente prueba que constaba de un examen teórico, obtuviste un seis y finalmente gracias a tu rendimiento no solo individual sino colectivo obtuviste un merecido diez.
El rostro de Kaizer demuestra que no cree lo que ve y es más de lo que esperaba. Se siente aliviado y cae de rodillas con expresión feliz al punto de derramar sus lágrimas:
—G-Gracias director. —responde feliz de haber aprobado su examen final de primer año.
—Hoy vas a poder descansar como mereces. Sigue con tu fuerte voluntad para lograr la meta. Se que vas a lograrlo. Apostamos todos a que lo harás. — le da palmadas en la cabeza para alentarlo.
—¡Si, muchas gracias!
Cada uno de los chicos obtuvo su aprobación en menor o mayor medida, pero lograron el objetivo anhelado de pasar todos de curso y disfrutar del segundo año que los espera.
Después de los agotadores exámenes, las cuatro academias organizan una enorme fiesta de despedida para los representantes de los territorios en Antares. Se formaron amistades y algunas rivalidades, pero cada uno de los estudiantes pudo crecer a su manera y llevar sus habilidades a un nivel creciente.
Kaizer festeja junto a Accard bebiendo una gaseosa y bromean como cualquier chico de su edad y a ellos se suma Vizkhan. Mientras Kamata discute con Athorax y Velbard porque estos dos tratan de abrazarlo e invitarlo a comer unas pizzas hasta que el espadachín cede y choca puños con los del sur. Megumi invita a Libia unos deliciosos postres de chocolate mientras conversan y sonríen, celebrando su nueva amistad.
Lucian y Maia, por su parte, bailan con una sonrisa cómplice al compás de la dulce melodía de una banda que llegó desde el sur a pedido de Durias para específicamente ese día. Megumi los observa brevemente y luego ve a Kaizer, imaginándose a los dos bailando y sin darse cuenta sonría.
Los profesores conversan sobre ese grupo tan unido de estudiantes que evocan a la época dorada en la orden y todos los valores reunidos en apenas adolescentes con la voluntad más ardientes para lograr cambiar su pequeño mundo hasta el más grande:
—En lo que respecta a ejercicios físico ella no destaca mucho, pero en el examen escrito…su calificación fácilmente la posicionaría entre las mejores cinco de primer año en toda la historia de la academia. — dice Hiroshi sin ocultar su sorpresa.
—Eso no es de extrañar. — Lucy la mira como si una madre mirase con orgullo a su querida hija – Que no todo se define con la fuerza de los puños, el poder o resistencia. La mente es una fuerza a tener en cuenta.
—Por eso una de las razones de clasificar a los exámenes físico finales es que el equipo apruebe al menos con 250 puntos. Ciertamente Megumi obtuvo un más que sobresaliente 100 mientras que Lucían obtuvo 70. — dice Olympico— Aunque no podría decir lo mismo de Kaizer y Kamata, quienes apenas entre los dos obtuvieron 80 puntos. — se toma de la cabeza.
—Bueno, quizás no son buenos en el aspecto intelectual. —dice Lucy.
—No es como si hubieran tenido opciones. Kaizer apenas sabe leer y escribir mientras que Kamata es una máquina de entrenar. En cambio, Megumi sabe que en fuerza física está demasiado atrás pero su inteligencia natural es asombrosa. Y Lucían al carecer de habilidades sabe que tiene que esforzarse más que el resto. Son un combo excepcional. — reconoce Hiroshi.
—Eso, ejem, ejem. — Lucy infla su pecho lleno de orgullo.
—Jajaja, sí que la estimas muchos. — dice Hiroshi.
—Eso como si fuera una hermana menor o una hija. Y es triste pensar que algún día se graduará de aquí y emprenderá su propio camino. — dice Lucy con rostro algo triste.
—Vamos Lucy es demasiado pronto para pensar algo así. —la anima Olympico— Además ¿No es inusual encontrarse a un grupo tan unido? Sobre todo, porque hace menos de un año que cursan.
—Ahora que lo mencionas ellos se compenetraron demasiado bien en las clases grupales. Quizás estamos en presencia del primer grupo en primer año. — responde Hiroshi.
—Aun es muy pronto chicos. Ni siquiera podemos afirmar que les depara el futuro. —dice Lucy mientras los mira desde lo lejos.
A lo lejos, esa figura pequeña que había protegido a Kaizer del oso observa desde un árbol en el enorme bosque como se desenvuelve la fiesta de las academias. Esos ojos albergarán muchos misterios sin resolver, pero con su presencia cambiará para siempre la vida de Kaizer y compañía.
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