Academia Fantasma - 04
13 de junio de 2025 10:30 a.m
La tormenta y todo lo que trajo consigo quedó atrás, ahora cálidos y hermosos rayos de sol reclamaron la zona.
Los jóvenes estaban despiertos desde ya hace bastante tiempo, ya que, aunque lograron conciliar unas horas de sueño, el sonido del viejo edificio ponía los pelos de punta a todos.
Al final algunos se armaron de valor y dados en la posición de que no podían abandonar el lugar decidieron entrar en el edifico.
Por lo que el profesor Marcelo se quedó con los estudiantes del bus y la profesora Elizabeth junto al profesor Matías acompañaron a los curiosos.
Entre ellos estaban Yuki, Alex y Gen. Quienes apenas entraron al edificio fueron golpeados por el olor del abandono.
—De prestigiosa no tiene nada, ¿no creen? — dijo Alex al ver el deteriorado interior.
—Lleva más de 60 años olvidada, no es como si alguien la estuviera manteniendo—contesto Yuki, quien revisaba el suelo para no clavarse algún vidrio o clavo.
—Aunque sea así, la forma de la estructura no me gusta, es como si fueran pasillos de algún tipo de castillo, les aseguro que, si hubiera estudiado aquí, hubiera querido salir a toda prisa, es tenebroso—
Bill era quien lideraba la cabeza del grupo, Yuki junto a los demás iban en el medio, mientras que los maestros vigilaban detrás.
—Señor Bill, ¿sabe cuántos estudiaban aquí? — Pregunto Lani
—Casi 1000 estudiante, todos hijos o parientes de ricachones, además había más de 50 maestros—
—¿Por qué tantos? —
—Cornelius se construyó con el único propósito de educar solamente a los ricachones de aquella época, y para eso necesitaban varios expertos en todas las materias, la educación prestigiosa para ellos sin duda era importante—
Mientras caminaban llegaron a una gran escalera la cual era iluminada por un enorme cristal en el techo.
—Muy extravagante para una academia ¿no? — pregunto Gen.
—Con dinero puedes hacer cualquier cosa— Lani quedó contemplando como a pesar de los años, partes de la madera aún brillaban y se veían intactas.
—Por el estado de la escalera no creo que sea muy buena idea subir— dijo la profesora al sentir como la escalera crujía solo con el viento que se filtraba desde las grietas.
—¿De qué habla?, está a la perfección—
Will ya estaba subiendo las escaleras, las cuales a pesar de crujir fuertemente estás no sé rompían, omitiendo cada palabra de advertencia que le habían dado.
El grupo de adolescentes lo imitó, y comenzaron a subir uno a la vez.
El edificio tenía un total de 4 pisos, sin embargo, la entrada hacia el tercer piso estaba bloqueado con vigas de madera que habían cedido debido a los años, o eso es lo que parecía.
Los chicos se adentraron en el segundo piso, en donde solo se podían ver aulas de clase abandonadas.
Las sillas llenas de moho y hongos, los pizarrones aún tenían algunos escritos en ellos.
Will quien se alejó un poco del grupo, empezó a recorrer otro pasillo más alejado.
—Will, ten cuidado—
—No se preocupe, que estoy bien…. ¡Gwua! —
El sonido del cemento fracturándose enmudeció a Will, este logro sujetarse de unos fierros quedando suspendido en el aire desde una gran altura.
El más cercano a él era Yuki quien al escuchar los gritos de Will rápidamente se abalanzó sobre sus manos para evitar que se soltara.
—¡Ni se te ocurra soltarte! —
—¡Tranquilo, no creo que quiera!, ¡rápido súbeme! — Este observaba hacia abajo, viendo que estaba al menos a unos 3 metros de altura, quizás más.
El pelinegro trataba con todas sus fuerzas de levantar a Will, sin embargo, él se percató de que la zona en la que él se encontraba también comenzaba a fracturarse lentamente.
—¡Gen, Alex, denme una ayudita!… no puedo subirlo solo… ¡rápido! —
Los dos anteriormente mencionados sujetaron a Yuki quien estaba al borde de terminar como Will pues el cemento comenzaba a ceder.
Entre toda la tensión que el grupo sentía el joven pelinegro se distrajo con algo que le pareció increíble de ver.
Una chica, de pelo negro, ojos carmesíes, piel pálida como la nieve, su uniforme tipo marinero con una C en su lado izquierdo, sin duda era hermosa.
Aquella chica estaba de pie al lado de Yuki, observándolo directamente a los ojos con una ligera sonrisa en su rostro, como si le divirtiera la situación en que estos se encontraban.
—¡Yuki, súbelo de una vez! —
El pelinegro reaccionó, volviendo en sí, y con todas sus fuerzas, más los anclajes de Gen y Alex logro subir a Will.
—¡Te dije que tuvieras cuidado! —
—A partir de ahora, ninguno se separa del grupo— Advirtió la profesora Elizabeth. —No sabemos en qué condiciones está realmente este lugar, solo se están guiando por lo que ven… Así que, vamos todos juntos—
Annerose quien estaba muy nerviosa se acercó y abrazo con todas sus fuerzas a Will.
—Debes tener más cuidado… pensé que podría haberte pasado algo muy malo—
—Tranquila, estoy bien, aunque creo que, con eso, me cagué en los pantalones. Hahaha—
A pesar de casi caer y terminar muy mal herido, Will no había perdido su sentido del humor. Con aquel comentario, Will logró que el grupo completo entrará en carcajadas.
Todos menos Yuki, quien sólo se quedó mirando aquel agujero recordando lo que acaba de ver, pues ahora no había nadie ahí más que él y sus compañeros, la chica que hace solo unos momentos le miraba tan divertidamente, se había esfumado como humo.
Después del incidente, el grupo siguió avanzando, llegando hasta el final del pasillo del segundo piso, en donde había dos enormes puertas.
————— ◊ Oficina del director ◊ ——————
—¿Quién pondría la oficina del director en el segundo piso? —
—Por lo general están en el primer piso, o en lo más alto de la escuela… Esto es extraño—
Las puertas se abrieron con un enorme chillido por parte de las oxidadas bisagras.
La habitación era la más ordenada de lo que se podía ver por todo el edifico. Los documentos están perfectamente organizados. Los muebles, aunque igual de podridos estaban en su lugar y no había señales de desorden como en los salones de clase en donde las sillas y mesas estaban regadas por todo el salón
Alex abrió una puerta la cual resultó ser un baño, el cual estaba totalmente impregnado de olor a humedad, suciedad y antigüedad.
En el lavamanos había 4 destornilladores y dos navajas, los cuales estaban cubiertos por una sustancia roja ya seca, al igual que el fondo del lavamanos.
Lani y Dani accionaron el interruptor de luz con la esperanza de que aun funcionara, cosa que no fue así.
—Había que intentar, ¿no? —
—Oigan, miren esto—
Henry traía en sus manos un celular el cual aún funcionaba, sin embargo, estaba cubierto de polvo y moho.
—Un iPhone 7, felicidades por tu hallazgo— Dijo Will dándole palmadas en la espalda felicitándolo.
—No es eso, ósea tú mismo lo dijiste, es un iPhone 7. Has cuentas, este teléfono no existía en 1962—
—Con esto queda claro de que no somos los únicos que estuvieron aquí, debieron de haberlo olvidado al momento de irse—
—¿Qué tal si volvemos y almorzamos? — Propuso la profesora.
—Buena idea, volvamos con cuidado. Ojalá no haya más sorpresas –dijo con una leve mirada hacia Will
—Ojalá—
El chico que estuvo a punto de caer por un agujero solo se limitó a silbar al sentir que aquellas palabras y miradas disimuladas apuntaban hacia él.
Al salir del edificio el grupo creo una fogata donde se reunieron y prepararon bocadillos para comer.
Por algún motivo el día había pasado más rápido de lo que aparenta.
El grupo estuvo dentro del edifico por casi 30 minutos, pero al salir y volver a revisar la hora habían pasado más de 5 horas.
El sol ya estaba dando sus últimos rayos de luz para dar paso a la noche la cual traería una oscuridad que solo sería acompañada de las estrellas y del fuego de la fogata.
Los maestros estaban limpiando los utensilios y preparándolos para lo que sería el almuerzo y cena a la vez.
El grupo de adolescentes junto a Billy estaban alrededor de la fogata comiendo malvaviscos y bebiendo soda para pasar el rato.
—Señor Bill, ¿podría contarnos más sobre esta academia? —
—Si, yo igual quiero escuchar más—
—El 14 de junio de 1962, todas las familias de los estudiantes vinieron para celebrar el primer aniversario de la academia que preparaba a sus hijos para el futuro. Se dice, que, en medio de la noche, en la ciudad más cercana de por aquí se oyeron gritos desgarradores provenientes del interior del bosque. A la mañana siguiente, y después de muchas llamadas por parte de gente de la ciudad, la policía vino hasta aquí, las luces seguían encendidas, algo no estaba del todo bien por lo que ingresaron al edifico, no hallaron nada, ni familiares, ni maestro, ni estudiantes o alguna señal de auxilio que indicara que algo había pasado—
—¿Entonces todos se esfumaron? —
—¿Cómo llamarían ustedes a esto? —
—Una academia fantasma—
—Oigan, huelen eso *Sniff* *Sniff* huele a basura de historia—
Los chicos rieron incluido el propio Bill.
—Pues eso es lo que se dice, yo no inventé la historia—
—¿Qué les parece si dejan de hablar sobre eso y……… disfrutan de esto? —
En las manos de la maestra Elizabeth estaban dos bandejas, en las cuales había brochetas de res y de pollo.
—Órale, nuestra maestra si nos conoce bien—
—Salud por eso—
—¡Salud! —
Tras disfrutar del almuerzo, todo el curso comenzó a dar ideas para ver qué harían para salir de allí.
Después de mucho discutir y debatir sobre ideas todos, se decidieron por una.
El profesor Matías volvería por el camino hasta la carretera en donde posiblemente sería capaz de pedir ayuda y dar las indicaciones del lugar en el que estaban.
El resto del grupo se quedaría en Cornelius esperando el regreso del maestro, ya que debían mantenerse juntos.
En cuanto los relojes tocaron las 15:00, el maestro Matías se despidió de todo, y emprendió camino. Todos le observaban hasta que este se perdió entre los grandes árboles del camino, con la esperanza de volver con ayuda.
Mientras y dado que no tenían nada más que hacer, los adolescentes decidieron seguir explorando el edificio, está vez más a fondo que la anterior. Pero Yuki, se resistía a volver a entrar. También se había alejado de Alex y Gen, y eso sí que era rarísimo, ya que siempre estaban juntos, por lo que la maestra Elizabeth noto enseguida el extraño comportamiento en él, y se acercó para conversar.
—Te sucede algo, ¿verdad?, has estado relativamente distante de todos desde que salimos del edificio— dijo mientras se sentaba a su lado.
—Creo que vi algo imposible de ver, por lo que simplemente trato de olvidar—
—¿Qué cosa? — dijo la profesora curiosa.
—Es solo una locura, olvídelo, no pierda su tiempo con ello—
—Oh no, nada de eso, ya me enganchaste, además tenemos bastante tiempo ahora mismo, así que vamos, dime ¿qué es lo que te mantiene tan intrigado? —
El pelinegro miró a su maestra directamente a los ojos. Inhaló, exhaló, y con leve nerviosismo habló.
—Creo que vi a una chica—
—¿Dónde? ¿En la academia? —
—Si, estaba mirándome directamente a los ojos, y sonreía, cuando estábamos intentando subir a Will—
—¿Y después, que pasó? —
—Nada, simplemente desapareció—
—¿Acaso despertaste el poder de ver a los muertos? — dijo en tono burlesco.
—Creo que después de esto ya no quiero volver a entrar ahí— Yuki soltó una leve risilla sin vida, seguido de un suspiro.
—Una risa falsa para ocultar el miedo que sientes, ¿eh? —
—Que perspicaz maestra—
—No por nada eres “mi estudiante preferido”—
Animado por la conversación, Yuki decidió, aún en contra de todo lo que su cuerpo sentía, volver a entrar en ese lugar, con la esperanza de quizás volver y no volver a ver a aquella chica.
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