AkiTora - 02
Capítulo 2.
Lo que nos separó.
Eran las 9:32 am cuando en una tienda comercial de la zona de Yokohama en Tokio, cuando una multitud de gente había rodeado a una joven muchacha castaña que pasaba por el lugar solo para momentos después dispersarse a la misma velocidad en la que se habían juntado. Era una escena lamentosa observar cómo recibía comentarios salidos de lugar, y alguno que otro insulto, era como si la gente despreciara su existencia. El nombre de dicha muchacha era Fujioka Aki y aunque sonara lamentable, en realidad estaba bastante acostumbrada a vivir situaciones similares.
Todo había comenzado desde el momento en el que había decidido a entrar en el mundo del espectáculo inspirada por su hermana al momento de su décimo séptimo cumpleaños, cuando decidió probar suerte tocando en la calle tal como su hermana, había empezado por buscar algunos trabajos nocturnos para presentarse en cafeterías locales mientras que por el día paseaba por las zonas céntricas cerca de parques o plazas comerciales donde mucha gente se juntaba para dar a conocer su música poco a poco.
La reacción que el público había tenido ante su presencia en el mundo del espectáculo, sin embargo, había resultado de una manera totalmente opuesta a como le hubiera gustado. La razón de eso, era porque la gente que pasaba por ahí a escucharla, si bien, sí se acercaba entusiasmada a observarla, pronto se dio cuenta de que esta no lo hacía por mérito propio. Las personas siempre pensaban que estaban a punto de escuchar alguno de los conciertos al aire libre de la majestuosa Tora, vocalista y fundadora de la increíble banda Schleife.
Schleife era una banda visual kei que manejaba los géneros musicales del J-rock, Indie, metal sinfónico, pop punk y power pop fundada en el febrero del 2014. Bueno, esa es la fecha oficial, ya que fue el año en el que la banda firmó contrato con una empresa de alto renombre y se formó legalmente el grupo, sin embargo, Schleife había estado operando desde mucho antes como una banda de bajo renombre que canturreaba por las calles ganándose fama de poco en poco desde principios del 2010, tiempo para el cual en el momento en que ella decidió salir a las calles, la banda de su hermana ya llevaba unos cinco años operando.
Cinco años de ventaja, cinco años en los que se hizo de fans, de público, de una reputación, en la que su rostro se hizo viralmente famoso. Por supuesto, ella ya había imaginado que al querer seguir el mismo camino que su hermana traería bastante obstáculos ya que desde que ella era tan sólo una niña había admirado fervientemente a Tora ya que era una persona con una personalidad bastante fuerte y extrovertida que hacía amistades con bastante facilidad, era alguien confiable a quien podías contarle tus secretos confiando en que no se los contaría a nadie y que te daría su apoyo incondicional si es que necesitabas ayuda o algún consejo. Respecto al canto, ella era una feroz bestia, justo como lo indicaba su nombre, Tora, nombre cuyo significado era «tigre», el cual quedaba perfecta con su personalidad explosiva y pasional.
Su hermana tenía una voz intensa y profunda que llegaba hasta el último rincón de los estadios en los que se presentaba, tenía una voz tan firme y entonada que podía pasar desde los tonos bajos a los altos con una aparente facilidad la cual tenía un toque angelical y sin embargo podía llegar a raspar la voz en los momentos indicados para agregarle mayor sentimiento a la letra. Pudiendo interpretar desde melodías calmadas y dulces hasta canciones más salvajes como metal si era su intención.
Pero lo que más destacaba a la muchacha era su pasión. Sí, sin lugar a duda era un talento innato con una voz privilegiada, pero lo que había hecho a la vocalista de Schleife tan famosa era ese sentimiento que impregnaba en cada nota que salía de su boca, ese matiz que lograba darle a su trabajo y que llegaba hasta sus fans de manera tan profunda que lograba obtener cierta conexión con estos. La música de Schleife era tan transparente que los sentimientos que Tora quería transmitir al momento de cantar calaban tan profundo en su público que lograban que éstos estallaran de emoción si era una canción movida o se soltaran a llorar si era algún tema sentimental.
Y era precisamente en ese punto en el que Aki se sentía incapaz de poder superar a su hermana, ya que, si bien ella amaba la música, sentía que no lo hacía al grado en el que lo hacía su hermana. Era como si para Aki, la música fuera proporcional al amor que se siente por un amigo cercano, al cual apoyaría, cuidaría y escucharía en los momentos necesarios, sin embargo para Tora, la música representaría el sentimiento hacia un amor eterno, como si la música fuera su amante perdido en vidas pasadas, con la cual se reencontraba eternamente tras innumerables reencarnaciones, un amor incondicional y extenso unido por el destino de volverse a ver las veces que fueran necesarias y hasta el final.
De manera que cuando ella quiso seguir su propio camino, la gente no la aceptó. En lugar de eso siempre fue comparada con la mayor, y fue constantemente acosada de intentar aprovecharse de la fama de su hermana para hacerse de una carrera musical. Cuando la gente la confundía con Tora y se acercaba a escucharla, usualmente solía alejarse después de unos minutos sin quedarse a escuchar su música hasta el final, pareciendo estar decepcionados de que no fuera lo que estaban esperando oír.
Es por eso que le había costado demasiado trabajo firmar un contrato con alguna empresa musical sino hasta unos tres años después, a la edad de 20 años, que si bien fue el mismo tiempo en el que su hermana firmó contrato desde su aparición en las calles hasta su carrera profesional. Le resultaba bastante humillante admitir que eso era solo porque los fundadores de Schleife así lo habían decidido. Fácilmente pudieron haber firmado un contrato al año de su aparición en redes, cuando gracias a la interpretación de una nueva canción esta logró hacerse viral por las redes sociales.
En ese entonces muchas empresas musicales llegaron a su casa para intentar que firmaran contrato con ellos, y sin embargo, se rechazó debido a que desde un principio Schleife estaba pensada en ser una banda de cinco integrantes y no un dueto como lo era en ese entonces.
Así es, Schleife originalmente estaba conformado por dos personas. Recordarán a la persona que estaba al lado de su hermana en la portada del cartel que anunciaba el nuevo disco «Lovers» que estaba pegado en la puerta del centro comercial momentos antes de que se viera envuelta en esa situación tan vergonzosa frente a tantas personas.
Ese chico era uno de los fundadores de Schleife y también era el mejor amigo de su hermana. Se habían conocido en su natal Italia, amigos desde la infancia. El nombre de ése chico era Julian y era cinco años mayor que ellas, él se había hecho cercano a su hermana cuando ambas iban en segundo año de primaria con unos siete años de edad, tiempo después por ciertas circunstancias ellas se mudaron a Japón y un año después resulta que él también se había mudado al país que fue cuando empezaron a tocar juntos, Tora como vocalista y él como guitarrista.
Pasaron cuatro años después cuando por fin estaba la banda completa y todos se sentían listos para empezar una carrera profesional y por fin aceptaron la propuesta de una de las disqueras más importantes de Japón no sin antes poner unas estrictas condiciones de propiedad intelectual, en donde bajo ningún motivo permitirían que la empresa se apropiara de su música. Si había otra razón por la que no habían firmado ningún contrato con anterioridad era precisamente porque no deseaban que los empresarios ricachones robaran su trabajo y se adueñaran de ellos, exigiendoles qué tocar, cómo hacerlo. Sin embargo, la empresa terminó accediendo ya que después de todo para ese entonces Schleife ya era un éxito en varias regiones de Japón y lo habían logrado sin ayuda de nadie, por supuesto que deseaban a la gallina de huevos de oro con ellos, y si eso implicaba darles algunos beneficios, lo aceptarían.
Desde entonces, con la promoción adecuada habían escalado rápidamente hasta la cima, lugar en donde se encontraban actualmente manteniéndose triunfadores sobre otros competidores.
Aki en esos cinco años de carrera (tres como amateur y dos como profesional) había logrado hacerse de sus propios fans aún en contra de toda esa gente que no deseaba verla triunfar. Por supuesto toda esa fama que llegó a obtener, seguía siendo poca cosa si se le comparaba con su hermana, y ella estaba bastante consciente de eso, pero ella se esforzaba por mantenerse positiva y seguir esforzándose. No deseaba seguir los pasos de su hermana, quería forjar su propio camino y escalar por sus propios méritos. Sin embargo, aún si intentaba mantenerse fuerte, lo cierto es que aún le afectaba toda esa situación, sentirse aborrecida por gente que ni siquiera conocía, de gente que la juzgaba sin saber absolutamente nada de su vida, e incluso de algunos que de verdad querían verla en la ruina. La gente puede ser muy cruel, en especial en el medio.
—Todo estará bien —Susurró la castaña para sí misma en un intento de consolarse —todo estará bien, estará bien —Susurraba mientras se abrazaba así misma intentando calmarse.
Para ese momento la muchacha ya se había alejado del centro comercial, se había vuelto a colocar su gorro, y había cubierto su rostro con el cubrebocas caminando con pasos apresurados hacia su departamento esperando que nadie volteara a verla nuevamente. Después de todo sus lentes se habían roto con la caída anterior, y sus ojos esmeralda eran demasiado llamativos como para pretender quedarse en la calle casualmente.
Le había mandado un mensaje a Tomoyo en donde le pedía de favor que le comprara víveres para llenar su alacena además de ingredientes para hacer curry. Sabía que había tenido que hacerle caso a su manager desde un principio cuando le advirtió que no debía de salir despreocupadamente por la calle. No era la primera vez que la descubrían por hacer sus travesuras, y la verdad es que ya debería estar acostumbrada a los insultos y desprecio de algunas personas, pero eso no lo hacía menos doloroso.
—Soy tan tonta —Susurro tras entrar a su departamento y cerrar la puerta fuertemente contra su espalda —Tan tonta —Repitió al momento que se quitaba el gorro y lo tiraba al piso furiosamente junto al cubrebocas —Perdón por no ser ella —Comentó sarcásticamente recordando todos los malos comentarios de la gente momentos atrás mientras cerraba fuertemente los puños enterrándose las uñas, se encontraba furiosa —¡Así es, no soy Tora! —Gritó histéricamente mientras golpeaba la pared para después dejarse caer al piso lentamente recargándose en la pared, momento en el que aprovechó para abrazar sus piernas y ocultar su cabeza entre sus piernas dejándose caer en un suave llanto, en esa habitación vacía.
La muchacha se quedó en esa posición por unos minutos, llorando ahogadamente, tratando de no hacer ruido. Se había acostumbrado a llorar de manera silenciosa para no molestar a nadie, siempre enfrentando su frustración por sí misma, sin pedir ayuda. Pudo haber llamado a Tomoyo, después de todo para ella era más que una simple manager.
Tomoyo era de las pocas personas que habían creído en ella desde un principio, y desde que la conoció la había tratado muy bien y apoyado más allá de los deberes de un manager, se había convertido en una gran amiga a la cual podría reconocer fácilmente como parte de su familia. Sabía que, si le hubiera pedido consuelo, ella hubiera venido corriendo y a pesar de no haberle hecho caso, no la juzgaría, sólo guardaría silencio, la abrazaría y le diría las frases adecuadas para animarse. Y, sin embargo, no lo hizo.
—No debo causar problemas —Pensó recordando fragmentos de su infancia.
Le tomó unos cuantos minutos reincorporarse y volver a hacer su rutina habitual, aún le faltaba arreglarse y cambiarse de ropa a algo más apropiado para su trabajo. No podía permitir que sus emociones interfirieran de esa manera en su vida. Sabía ya desde el inicio que en el mundo del espectáculo siempre se enfrentaría a problemas similares, ya sea por chismes o por haters que no apreciaran lo que hace. No podía siquiera pensar en continuar en el medio si permitía que la derrumbaran unos cuantos comentarios.
Con esos pensamientos en mente se levantó, y se dirigió a su habitación para empezar a rebuscar entre sus ropas algún vestido apropiado para la ocasión. Faltaba poco para la gira, y a decir verdad tenía algo de tiempo libre tras haber trabajado arduamente en el estreno de su nuevo disco y debido a eso le habían dado unas mini vacaciones por así llamarlas, en las cuales sólo debía hacer trabajos comunes de publicidad, pero sobre todo tenía que usarlos para prepararse para los conciertos próximos y en seguir escribiendo como siempre.
En esa ocasión tenía su sesión de baile que empezaba a las 3:00, para lo cual le hubiera gustado usar algún pants y camisa deportiva, sin embargo, para mejor experiencia, le gustaba usar vestidos y zapatos de tacón, dado que era lo que solía usar en los conciertos por lo cual le gustaba aproximarse a la sensación que tendría arriba del escenario
Escogió un vestido liso color blanco con hermosas flores de color azul y rosadas el cual se amarraba por el cuello y se ajustaba por la cintura dejando un escote pronunciado en la espalda el cual le llegaba hasta tres dedos por encima de la rodilla, se puso los mismos zapatos blancos del día anterior los cuales combinaban con el atuendo, un collar dorado con pulsera de conjunto y ató su cabello en una coleta alta para lo cual se colocó también unos pasadores de colores para sujetar el cabello de su flequillo y que no le molestara al momento de bailar.
Preparó una pequeña mochila con su almuerzo, un cambio de ropa junto a su toalla y accesorios de limpieza para ducharse tras la práctica, así como una gran botella de dos litros de plástico que siempre llevaba para cuando iba a hacer ejercicio. Por lo menos mover su cuerpo le ayudaría a despejar su cabeza.
No pasó mucho tiempo para que Tomoyo llegara al lugar con las bolsas de la compra y comenzara a acomodar las bolsas en su lugar. Aki al ver aquello, se apresuró a ayudarla. Era un rápido trayecto del auto de la pelinegra hasta el interior del departamento. Aki vivía completamente sola, en un departamento privado de tamaño mediano. El alquiler era un poco elevado, pero alcanzaba a pagarlo con el trabajo que hacía. Constaba de dos habitaciones y un baño completo los cuales se encontraban en el piso superior, contaba con su propia sala y cocina en la planta baja.
El trayecto de la puerta a la cocina era rápido, pero gracias al ambiente tenso que se sentía, lo percibió como una eternidad. Desde su llegada, Tomoyo no le había dirigido ni una sola palabra, sólo se mantenía callada realizando su labor y acomodando todo en la alacena, y pues, ella por su parte no tenía ganas de iniciar la conversación así que sólo se dedicaba a hacer lo mismo.
—Estuviste llorando —Afirmó —Ya te he dicho que no salgas a lugares públicos por tu cuenta. —Aki no pudo hacer nada más que morderse el labio inferior en señal de nerviosismo.
—No entiendo de qué estás hablando —Mintió.
—Tienes los ojos rojos —Añadió la mayor —No trates de engañarme, sabes que me molesta —Ante tal regaño, la castaña no pudo evitar suspirar y comenzar a hablar.
—Ya lo sé, me lo has dicho muchas veces.
—¿Te volvieron a atacar?
—» Deja de emocionar a la gente, impostora» —Citó
—Qué despreciables — Frunció el ceño —Cuándo van a entender que eres un ser separado de tu hermana y que tu vida no gira en torno a la de ella.
—Déjalo Tomoyo —Sonrió tristemente —Está bien.
—¡Por supuesto que no está bien! —Se quejó —Alguien debería enseñarle modales a toda esa gente, ¿Es que acaso no vivimos en un país civilizado? —Refunfuño —¿Acaso el fandom de tu hermana es tan tóxico?
—Déjalo, en serio —Negó con la cabeza —Ella no tiene que ver, y el hecho de que alguno de sus fans me haya tratado de esa manera no quiere decir que todos sean iguales —Defendió —De hecho, varios de sus fans me han mandado cartas y tweets de apoyo, no todos son malos.
—Ya lo sé, es solo que me molesta, y tampoco entiendo por qué tu hermana no sale en tu defensa.
—No soy una niña indefensa que no sabe cuidarse sola —Carraspeo —No necesito que nadie me defienda.
—Se encuentra ahora en Estados Unidos, ¿Verdad?
—Sí —Suspiró —Creo que volverá para el estreno de su disco.
—Es impresionante —Se sorprendió —¿Cómo puede anunciar el estreno de un nuevo lanzamiento cuando lleva meses en gira?, ¿Es un monstruo?, ¿Acaso no duerme?
—¿Podríamos por favor cambiar de tema? —Interrumpió —No estoy de ánimos para esto.
—Lo entiendo, pero… —Hizo una pausa —¿No crees que venga a visitarte?, ha pasado tiempo desde que no se ven.
—Si es que viene sabe dónde encontrarme, claro, eso sí es antes del 25— Se encogió de hombros —Además Tora difícilmente tiene tiempo como para hacer visitas familiares.
—Me preocupa un poco —Dijo pensativa —El director mencionó que los apartados de tu disco prometen venderse muy bien, pero la verdad es que no esperábamos que Tora anunciara un nuevo disco por estas fechas, saldrán a la venta casi al mismo tiempo.
—¿Eso será un problema? —Preguntó sin comprender.
—Por supuesto que sí, sus discos siempre se venden como pan caliente, no sabemos cómo afectará a nuestras ventas.
—Tomoyo… Te pedí que cambiáramos de tema.
—Está bien… — Retrocedió tres pasos — Lo siento.
Cuando terminaron de colocar todo en su lugar, Aki tomó su bolsa con sus cosas y se dirigió hacia la salida tras agarrar sus llaves y salió del lugar seguida de su manager, quien inmediatamente tomó su posición al volante después de que la castaña cerrara bien la puerta del apartamento.
—De cualquier forma, ¿No te vendría bien usar un poco de ropa menos glamurosa para practicar?
—Éste es el tipo de atuendos que usó en el escenario — Sonrió — ¿Qué sentido tendría si al momento de estar en el escenario no aguantara los pies o me tropezara por no estar acostumbrada a los tacos?
—Eso es cierto, pero… — La observó de pies a cabeza — De esa forma, ¿no te desgastas más antes del concierto?
—¿Eso crees? — Giró la cabeza en gesto de confusión — Creo que ya me he acostumbrado.
Tras ese último comentario, el resto del camino se realizó de manera silenciosa. Mientras Tomoyo prestaba atención al camino, Aki, desde el asiento del copiloto lo único que podía hacer era mirar desde la ventana el paisaje de la gran ciudad y adentrarse en lo más profundo de sus pensamientos.
Tomoyo parecía haber querido hablar mucho más sobre su hermana, pero al parecer había entendido el mensaje y ya no había insistido, cosa que la castaña agradeció. Habían pasado seis meses desde la última vez que había visto a Tora, cuando ésta la fue a visitar antes de irse de gira a varios países de Europa de los cuales su destino final eran varias ciudades de Estados Unidos, lugar en el que se concentraba una buena cantidad de los fans de Schleife en occidente.
Era cierto que la empresa en la que trabajaba no esperaba el anuncio del nuevo disco de Tora, el cual había anunciado a través de una conferencia en vivo desde Nueva York que tuvo por videollamada con una de las televisoras más importantes de Japón. En dicho evento, la mujer había mencionado que se habían grabado dos videos promocionales con escenas exclusivas de algunos de los países visitados y contenía 8 nuevas canciones.
—Sin duda tú no pierdes el tiempo —Pensó.
Lentamente cerró los ojos mientras imágenes de su pasado empezaban a pasar por su cabeza.
Recordaba vívidamente los momentos que había pasado a la edad de seis años. Tenía muy presente esa edad ya que recordaba claramente que había sido ésa la edad en la que su hermana había empezado a tomar clases de canto a través de un canal de poca monta de YouTube, que ahora que recordaba, la mujer que enseñaba ni siquiera era tan buena, pero por lo menos explicaba los conceptos básicos del canto, de cómo manejar la voz y técnicas de respiración, sobre la caja de resonancia|, las notas, etc.
En ese entonces Tora practicaba a escondidas ya que era lo suficientemente orgullosa como para no querer que la escucharan desafinar. Por supuesto, la casa en la que vivían no era muy grande y ellas dormían en la misma habitación, así que era imposible que no escuchara a su hermana en sus intentos fallidos de entonar, y por supuesto, estuvo presente también en sus pequeños progresos a lo largo de los años.
En ese entonces solían escuchar música de los 80’y éxitos actuales a través de un mp3 viejo y gastado que Tora había logrado robarle a papá sin que se diera cuenta, ya que lo tenía botado y ni siquiera lo usaba. No recordaba mucho de cómo, pero en ese entonces Tora siempre llegaba con música nueva descargada en el mp3 y ambas se colocaban sus audífonos conectados a un adaptador para que pudieran escuchar las dos sin necesidad de compartir auricular.
La música que solía traer su hermana siempre hablaba de autosuperación personal, de progresar, de resistir, de ser fuerte. Al parecer esas eran sus temáticas preferidas, y a Aki por su parte, le hacía muy feliz ver a su hermana tan entusiasmada, con los ojos brillosos y ése pequeño sonrojo en sus mejillas que se formaba debido a la emoción.
Fue un año después cuando ella decidió intentar cantar de la misma manera que su hermana, sin embargo, en ese entonces algo había cambiado. Había aparecido ese sujeto en la vida de Tora. Un chico de secundaria el cual no lograba entender de dónde había salido, pero de pronto empezó a juntarse con ambas.
Ese chico era Julian, un muchacho de piel clara, semi tostada y cabello corto y lacio de color negro, bastante despeinado y descuidado en ese entonces para su gusto, ojos de un color chocolate profundo los cuales eran muy grandes y tenía las pestañas largas, a su parecer era lo único lindo que tenía. Tenía desde entonces una apariencia de niño rebelde, solía llegar en ocasiones con moretones o chichones y tenía algunas cicatrices ocasionadas por peleas.
Cómo asistían a una primaria con secundaria integrada, de pronto Julian había empezado a aparecer diariamente en el portal de su casa a esperarlas para que pudieran caminar juntos hasta clases. Momentos en los que platicaba de diversas cosas con Tora y ella tan sólo se reía y bromeaba con él hasta llegar al portón de la escuela en donde él se despedía de ambas, y después se dirigía con sus amigos, tan solo para aparecer nuevamente a la salida y volverlas a acompañar. En muchas de esas ocasiones Tora tras dejar a Aki en casa se escabullía junto a Julián y se iban a no sabía dónde.
Toda esa situación sólo podía hacerle pensar una cosa. Ese sujeto era muy mala influencia para su hermana, las estaba separando poco a poco. Ella se sentía bastante excluía cuando ambos platicaban de cosas que no comprendía, y cuando se iban a jugar a algún parque cercano. Aunque ahora que lo pensaba, en varias ocasiones la habían invitado a unirseles, pero ella solía negarse ya que estando con ellos solía sentirse más sola que si simplemente esperaba a Tora en casa.
—Éramos tan unidas —Recordó.
Inmediatamente después comenzó a pensar en sus peleas de almohada nocturnas, sus intentos de maquillarse con los instrumentos de mamá, las veces que dormían en la misma cama porque ella tenía pesadillas y Tora la dejaba escabullirse entre sus sábanas y le contaba historias para que pudiera dormir tranquila mientras la sostenía de la mano, las veces que ambas practicaban su canto y su hermana quien le llevaba un año de ventaja en la práctica le aconsejaba técnicas y corregía, cuando ambas veían a las estrellas en la televisión y festejaban de la emoción, o bailaban alguna melodía, sus juegos de escondidas en la casa, sus imitaciones de algún anime que estuviera de moda en ése entonces, las veces que se demostraban afecto sin pena, y se abrazaban y tomaban de las manos cotidianamente con un vínculo fraternal muy fuerte probablemente influenciado por el hecho de ser gemelas. Todo perfecto, hasta ese día…
—Hermana —Se había acercado una joven Aki a poco tiempo de su cumpleaños número doce —¿Recuerdas cuando platicabamos de pequeñas sobre formar un dúo y convertirnos en artistas juntas? —Sonrió con clara ilusión y desbordando felicidad—Estuve pensando y creo que con lo poco que he aprendido en mis clases de guitarra podríamos intentar a hacernos famosas en un futuro, ¿te imaginas?, las dos bailando juntas en el escenario —Comentó entusiasmada mientras sus ojos se volvían brillosos y el sonrojo en sus mejillas se volvía evidente
—Ah… —Tora hizo un silencio prolongado en donde la observó con una mirada difícil de descifrar —Lo siento Aki —Dijo mientras se rascaba la nuca e intentaba no verla directamente a los ojos —Eso no va a poder hacerse.
—¿Eh? —Exclamó sin comprender —Pero por…
Justo antes de poder terminar la frase, Julian apareció en el lugar, se encontraban en las afueras del colegio esperando a que éste llegara a recogerlas. El chico a sus 17 años, ya más varonil y fornido además de apuesto, se había acercado por la espalda a Tora y la había abrazado por los hombros. El chico llevaba colgada en su espalda un estuche de guitarra.
—Aki —Volvió a hablar la mayor mientras la susodicha empezaba a escuchar como su corazón palpitaba rápidamente en un naciente pánico —Formare una banda con Julian —Mientras ella hablaba, Aki sentía como la voz de su hermana empezaba a alejarse cada vez más —Nuestros gustos musicales son muy diferentes, no hay manera de que pudiéramos encajar —Observó a su nuevo compañero — Pasando las navidades empezaremos a tocar en las calles.
Traición… Así es como lo sintió la menor.
Antes de que se diera cuenta ese hombre había alejado por completo a Tora de ella, se había metido en su relación y la había destrozado. Había quitado ese pequeño espacio en el corazón de su hermana que le pertenecía y se la había llevado lejos hasta el punto en que cada vez solía verla menos y así continuó hasta que Tora subió al estrellato y sus caminos se separaron por completo. Cada una teniendo una vida totalmente ajena a la otra y teniendo encuentros casuales cuando Tora tenía algo de tiempo libre y se decidía a visitarla.
Desde ese momento su corazón había sido viciado por un enorme rencor dirigido hacia ese azabache que las había alejado.
—Eso fue, lo que nos separó —Susurro suavemente Aki mientras salía del coche tras haber llegado a su destino.
Continuará…
Fichas:
Fujiwara Aki
Nakano Tomoyo
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