AkiTora - 05
Capitulo 5.
It’s a Show Time.
Eran las ocho de la mañana cuando el avión de Schleife aterrizó en Japón, en el Aeropuerto Internacional de Narita. Tora había bajado rápidamente del avión y había empezado a estirar su cuerpo haciendo una rápida rutina de estiramientos. Había estado volando alrededor de unas 12 horas seguidas y su cuerpo se sentía totalmente exhausto, cosa que porsupuesto había afectado a su estado de humor lo que había provocado ciertos problemas con sus compañeros ya que habían tenido que soportar sus constantes quejas y charlas que tenían como objetivo romper con su aburrimiento, lo cual terminaba en su mayoría molestando a los integrantes pues eran ellos los que tenían que lidiar con una hiperactiva Tora.
Por supuesto, el único que podía aguantar a Tora cuando se encontraba en ese estado, similar a como cuando la muchacha metía demasiado dulce en su sistema, era nada más ni nada menos que Julian, quien en la mayor parte del tiempo había estado durmiendo o escuchando música con sus audífonos puestos, ignorando de una manera magistral a la mujer quien solía hacerle muecas y gestos para llamar su atención sin éxito aparente, cosa que sólo lograba provocar en ella que insistiera con más fervor hasta que por fin lograba que el mayor la volteara a ver y le acariciara la cabeza en un gesto cariñoso que terminaba por calmarla, por lo menos por una hora más.
Los demás integrantes de la banda estaban totalmente conscientes de que si Julian quisiera podría callarla o entretenerla por más tiempo, pero la realidad es que éste, en general se comportaba de manera indiferente ante el sufrimiento de los demás, o más bien, parecía disfrutar ver como Tora los volvía completamente locos cuando se encontraba de esa manera y por eso no intervenía. Solía enfocarse en sus cosas, ya sea escuchando su música, leyendo o viendo alguna película, hasta que por fin la tranquilizaba tras notar que ya sus compañeros parecían estar a punto de estallar.
—Maldito bastardo— Es lo que solía pensar el bajista de la banda, Ciro — ¡¿Por qué no controlas a tu mujer?! — Había gritado en varias ocasiones sin respuesta alguna por parte del azabache quien con toda la calma del mundo, se dedicaba solamente a cambiar las páginas de su libro fingiendo no haberlo escuchado.
No era la primera vez en que Ciro se expresaba de esa manera sobre la forma de relacionarse de Julian y Tora. Él había sido uno de los primeros integrantes de la banda que se había incorporado a Schleife cuando aún eran unos adolescentes entusiastas por lo cual los conocía bastante bien. Para ser sincero jamás en la vida los había encontrado haciendo algo fuera de lo común dentro de una relación profesional, y eso que había intentado espiarlos en más de una ocasión para ver si es que se comportaban de forma distinta cuando no los observaban pero nada de eso sucedía nunca. Lo máximo que llegaba a ver era que de vez en cuando se daban leves golpes entre los dos a manera de saludo, solían acurrucarse en una esquina cuando llegaban a poner películas, y una que otra vez se tomaban de la mano, cosa que no era extraña sabiendo que ninguno de los dos habían nacido ni crecido en Japón dentro de sus primeros años de vida sino en Italia donde no eran tan conservadores como los nippones.
Desde siempre había tenido la seguridad de que esos dos sentían algo el uno por el otro y sin embargo, a pesar de conocerlos ya desde hace varios años, le resultaba totalmente extraño que en ninguna ocasión los hubiera descubierto besándose o haciendo algunas de las actitudes típicas en los novios. Se comportaban tan solo como los amigos de la infancia que eran, con la suficiente confianza como para insultarse, bromear entre ellos y llevarse con juegos un poco pesados, además de tener uno que otro contacto casual pero nada que diera a entender que salían juntos.
Incluso en los medios masivos, a pesar de que la prensa era la más interesada en saber si ellos tenían alguna clase de relación, jamás había podido captar alguna fotografía comprometedora que demostrara alguna insinuación amorosa entre esos dos, y es por eso que, a pesar de que la gente solía preguntarse si es que había algo entre ellos, eso jamás había podido comprobarse y siempre que se les preguntaba algo al respecto en entrevistas, lo negaban, con una expresión neutra, sin demostrar alguna emoción que pudiera considerarse delatora, por lo cual a pesar de las teorías, no se podía siquiera insinuar una buena historia sobre ambos. «Amigos de la infancia y compañeros de trabajo», esa era la forma en la que describían la relación de esos dos desde que tenía memoria.
Aunque pensándolo a fondo, Ciro podía entender perfectamente por qué hacían eso, y es que aunque le costara trabajo admitirlo, la verdad es que la mayor parte de los fans eran atraídos por ese dúo. Por supuesto esa era una acción esperada dado que ellos fueron los fundadores de la banda y los que atrajeron la atención en un inicio cuando ni siquiera podía considerarse que tuvieran una banda, además, en el sentido de lo visual, su apariencia extranjera también jugaba mucho a su favor, pues algunos de los fans habían empezado a seguirlos no por la música sino por su atractivo, qué fue lo que en primer lugar les había llamado la atención para después enamorarse de la música del grupo.
Así es, lo que trataba de decir es que Tora era la persona que atraía a la mayor parte del público masculino y Julian quien atraía a la mayor parte del público femenino. Eso, en un medio como en el que se movían era bastante fundamental, pues indicaba que al ser ambos la imagen de Schleife, debían de ser los más cuidadosos. En Japón, si se quería ser alguien importante en cualquier medio artístico ya sea en la música, en la actuación, siendo seiyuus, idols, o lo que se quisiera lograr, estaba muy restringido el hecho de que alguno de ellos pudiera desenvolverse en una relación amorosa, en general las empresas solían prohibirlo, y hacer firmar algún contrato que indicara que no podían relacionarse con los mismos integrantes de la banda bajo ninguna circunstancia, pues eso podría afectar su imagen y ahuyentar a los fans que no los seguían precisamente por su trabajo.
Afortunada o desafortunadamente para él y el resto de sus compañeros, era el hecho de que con ellos ése tipo de regla no era tan estricta como en los fundadores. Incluso él había sido el protagonista de uno que otro artículo amarillista en donde le habían tomado fotos besándose con alguna actriz y la empresa no lo había sancionado. De hecho, el escándalo solía pasar rápidamente de moda y la prensa pasaba a la siguiente víctima sin algún tipo de repercusión. Sin embargo, estaba totalmente seguro de que no sería lo mismo con esos dos si pasaba algo de ese calibre y a decir verdad, sentía bastante lástima por ellos. Debía ser difícil tener sentimientos tan fuertes el uno por el otro y no poder hacer nada al respecto sobre eso.
Regresando con Tora, después de haberse estirado por unos minutos y recuperar la cordura, había soltado un suspiro de alivio y se había dirigido hacia la salida del aeropuerto. Por suerte para la banda, no debían de preocuparse por ir a recoger sus maletas, pues algunas personas habían sido contratadas para tomar el equipaje y llevarlos a sus respectivos dueños sin necesidad de que estos hicieran algún esfuerzo.
Tora llevaba una camisa negra con manga corta, una falda roja cuadriculada con franjas negras abierta por el muslo izquierdo, unas mallas de red y un short de licra corto para que no se viera más de lo necesario, además de sus característicos botines de tacón alto de color negro llevaba una gargantilla, las uñas pintadas de rojo, anillos de plata, aretes llamativos y su largo cabello castaño estaba totalmente suelto, este le llegaba hasta el muslo al igual que a su hermana, con la diferencia de que ella tenía algunos rayos de color verde, y que su cabello estaba un poco más alborotado dándole su típica apariencia rebelde.
En su rostro tenía los ojos pintados con sombra negra lo que hacían resaltar aún más sus intensos ojos rojos. Tora siempre solía llevar puestos aquellos pupilentes como alguna clase de marca personal, lo cual incluso hacía pensar que había nacido con ese inusual color de ojos, sin embargo, la verdad era que nunca antes se había presentado frente a los medios sin estos puestos, aunque era obvio que su tono natural era del mismo color esmeralda que el de su gemela. La razón por la que ocultaba mostrar sus ojos al natural era todo un misterio, después de todo ese color verde intenso era una maravilla exótica que a cualquiera fascinaría, y sin embargo, la muchacha no los mostraba nunca.
En cuanto salieron a los pasillos dentro del aeropuerto aún sin poder mirar el exterior pudieron encontrarse con una escena bastante familiar. El aeropuerto se había encargado de despejarse el camino colocando unos postes separadores para alejar a la multitud de fans del camino y que tuvieran espacio para poder salir.
El lugar estaba repleto tanto de admiradores, como de cámaras que filmaban su regreso a Japón.
En cuanto los fans los vieron llegar, no se hicieron esperar los gritos de emoción y los cumplidos empezaron a salir de la boca de estos, algunos tratando de llamar la atención de Tora, otros de Julián y de los demás integrantes de la banda, quienes al igual que la castaña sonreían y saludaban a la multitud enloqueciéndolos aún más.
—¡Bienvenidos! — Gritaban algunos.
—¡Buen trabajo, los extrañabamos! — Decían otros.
La primera en dirigirse hacia la salida fue Aria, la segunda integrante femenina de la banda. Era una muchacha de estatura media con veintidós años de edad al igual que Tora. Su cabello era quebrado de color negro y le llegaba un poco abajo de los hombros, al igual que su compañera tenía mechones de pelo de diferente color, en éste caso eran rojos. Sus ojos eran de un color gris profundo que contrastaba con un único pupilente de color, el cual solía variar desde tonos violetas, blanco, azul, o en el caso de ése día, de color rojo al igual que su compañera. Tenía puesto unos lentes de carcasa oscura, y el cabello lo tenía atado en una media cola, llevaba un suéter negro, pantalones de mezclilla y unos tenis. A diferencia de Tora, ella solía vestirse de manera casual a menos que tuviera que vestirse para una grabación o para un concierto, jamás utilizaba faldas y rara ocasión usaba vestidos ya que prefería la comodidad.
Aria era la segunda guitarrista de Schleife, su manejo con los dedos era impresionante y su pasión por el instrumento no tenía igual, en el escenario mostraba gran pasión, en especial cuando le tocaba interpretar algunos de sus solos. Su actitud solía ser bastante tranquila y misteriosa, no solía hablar demasiado y entablaba pocas amistades al ser tan reservada, aunque los pocos que tenía eran bastante leales. Su actitud pasiva y callada solía desaparecer cuando se encontraba al lado de personas de gran confianza para ella, pues solía volverse parlanchina, algo alocada y bastante molesta en algunas ocasiones, gustando de hacer bromas al lado de Tora a quien pudieran.
Seguida de Aria venía Jio, quien a diferencia del resto de los integrantes era una persona bastante promedio, tenía el cabello negro y corto alborotado, tenía tatuajes en los brazos, unas grandes ojeras y ojos castaños. Él era el baterista provisional de Schleife quien había servido para suplir a un integrante que había renunciado hace unos meses debido a que no soportó el loco ambiente de la banda y que ahora, tras haber pasado medio año junto a ellos, por fin entendía porque habían vuelto loco al pobre y había decidido marcharse.
Al principio, cuando le habían ofrecido el trabajo de irse de gira como batería provisional de Schleife por supuesto que aceptó gustoso, lo consideraba como una gran oportunidad para dar a conocer su trabajo y si es que les gustaba lo que hacía tenía la esperanza de que lo convirtieran en un miembro oficial, pero tras la gira, esa idea se había hecho trizas junto a sus ganas de continuar viviendo. Todos estaban dementes, con dos integrantes con narcisismo que se la pasaban peleando constantemente sobre quién era el más atractivo, seguido de la loca guitarrista quien se había dedicado a joderle la existencia, al parecer al ser un nuevo miembro lo había agarrado de conejillo de indias y solía molestarlo gastandole bromas que para él eran de mal gusto pues en ningún momento se había metido con nadie. Sin embargo, la peor sin duda alguna era Tora.
Si, ese monstruo rockero que frente a los medios se mostraba tan tranquila y perfecta en realidad era una loca desquiciada que solía escaparse a las calles en cada ocasión que podía y le causaba muchos problemas a los demás por cumplir sus caprichos. Lo peor del caso, es que todos a su alrededor parecían permitirle comportarse de esa manera, en especial por Julián.
Definitivamente ese hombre tenía su rencor eterno, era la única persona capaz de tranquilizar a Tora y hacerla obedecer de ser necesario y sin embargo no hacía nada para detenerla, al contrario se unía a sus desastres, y qué decir de Aria quien era su compañera de bromas, ambas igual de hiperactivas y desastrosas cuando se encontraban juntas. Ciro era el único cuerdo que trataba de calmar las cosas, y para ser sincero era el único que ponía el equilibrio y evitaba que la banda se desmoronara en mil pedazos.
—Tora podrá ser hermosa, pero es una mujer muy complicada —. Pensó mientras se alejaba lo más que podía del lugar, quería desaparecer lo más pronto posible.
Al final de todos ellos, estaban los dos demonios nombrados con anterioridad, sonriendo y saludando a los fans y a las cámaras. Tanto a Julian como a Tora les fascinaba salir frente a las cámaras, les gustaba ser el centro de atención por su complejo narcisista. Ciro era exactamente igual, y gustaba de obtener la atención de los demás, sin embargo él sabía que si se unía a esos dos, tardarían una eternidad en llegar al hotel y no tenía ganas de seguir ni un minuto más dentro del aeropuerto dado que ya llevaba 12 horas encerrado y lo único que quería hacer era tomarse una buena ducha y dormir hasta que diera la hora de irse. Esa noche era su último concierto que cerraría en Tokio y tenía que estar descansado porque sino no podría tocar en plenitud. Con eso en mente se apresuró a empujar por la espalda a esos dos para que apresurara su caminar y sin más pudieron llegar al automóvil que ya los estaba esperando con el equipaje dentro.
Dentro del auto Jio se encontraba viendo hacia la ventana, esperaba llegar cuanto antes a la capital para poder descansar en el hotel antes de que tuvieran que tocar en la noche. A decir verdad su contrato solo abarcaba la duración de la gira, y ése sería el final, sólo tenía que resistir unas cuántas horas más y después saldría huyendo de ahí, se dedicaría a la cocina, la pintura o cualquier otra cosa que lo mantuviera alejado del medio para no tener que volver a encontrarse con ese desastroso grupo, había reorientado sus prioridades en ese medio año.
—¿Qué pasa cabeza cabeza de cepillo? – Preguntó Aria algo divertida, burlándose del cabello despeinado del contrario — ¿Estás triste porque será tu última noche con nosotros?, te ves bastante decaído.
—Al contrario — Mencionó con una naciente vena en su sien — Estoy muy feliz de alejarme de ustedes.
—Este es como los anteriores — Se lamentó la mujer — No nos han durado nuestros bateristas debido a que son de mentes débiles.
—En lugar de quejarse de eso, ¿No deberían dejar de causar problemas a los nuevos? — Chistó molesto.
—¿Qué dijiste?
—… Nada — Se retractó.
—No entiendo por qué te quejas — Se rió Tora mientras lo abrazaba por los hombros —¡Fue divertido!
—¿Podrías no abrazarme como si fuéramos amigos? — Se quejó mientras quitaba su mano — Sé que no eres japonesa, pero has vivido suficiente tiempo aquí como para saber que deberías respetar el espacio personal de los demás.
—¡Oye! — Respondió molesta — ¡Soy mitad japonesa!
—¿En serio?, ¿Es eso a lo que le das importancia?, ¿Vas a seguir ignorando lo que te digo hasta el final? — Suspiró cansado.
Tras ese último reclamo Jio se colocó sus auriculares esperando poder ignorar a la banda por el resto del camino, acto que le funcionó a la perfección por lo menos hasta llegar al destino ya que Tora ya se había tranquilizado desde que había pisado el suelo Japonés y ahora estaba escuchando música y cantando junto a Aria. Al mismo tiempo Ciro estaba grabando un directo en su cuenta de instagram en donde saludaba a sus seguidores y anunciaba que acababan de llegar a Japón y ahora se dirigían a descansar, asimismo había grabado a los demás integrantes quienes estaban ensimismados en sus propias actividades; Julian por ejemplo, sólo había asentido con la cabeza y levantando la mano en forma de saludo para después continuar leyendo su libro.
Las dos partes femeninas de la banda habían continuado cantando y bailando en su asiento mientras saludaban y sonreían a la cámara y Jio por su parte, ni siquiera había tenido la oportunidad para ser grabado, ya que cuando el pelinaranja lo iba a enfocar éste se distrajo con un comentario y volvió a hablar sobre otras cosas. Bueno, no es como que esperara mucho en realidad, después de todo él no era un miembro oficial y sabía que a los fans no solía importarle mucho su existencia.
Al llegar al hotel, lo primero que hicieron los miembros fue desayunar y correr a acostarse en sus respectivas habitaciones, estaban cansados tras el viaje y debían descansar antes del concierto. Al atardecer, cerca de las tres de la tarde, los miembros de la banda se reencontraron en la habitación de Jio para almorzar. No querían bajar al comedor del hotel debido a la cantidad de gente que en esas pocas horas ya se había informado de la ubicación del hotel en la que se estaban hospedando, por la cual tenían que mantenerse encerrados, así que habían pedido comida a domicilio que sería traído por uno de los trabajadores de la empresa.
A petición de Tora habían ordenado un poco de Gyudon el cual es un tazón de carne acompañado de arroz, platillo que se suele acompañar con verduras y huevo. También habían pedido algo de karaage el cual es un tipo de pollo frito al estilo japonés que se hace al marinar previamente el pollo con una mezcla de salsa de soja, sake, jengibre y ajo para después ser cubierto en harina antes de ser frito en abundante aceite, dando por resultado una fritura ligera y muy deliciosa. Igual pidieron algunas bebidas y verduras para acompañar su comida. Julian había pedido además algo de sake y una cajetilla de cigarros.
—Me hubiera gustado comer unos onigiri — Comentó Jio por lo bajo — Esta mujer come demasiada carne, ¿Cómo se mantiene en forma? — Continuó susurrando.
Julian, quien tenía un oído bien desarrollado, al escuchar aquél comentario despectivo se apresuró a lanzar un pedazo de calabaza con los dedos índice y pulgar provocando así que aterrizará directamente en la mejilla del muchacho, quien al ser atacado, rápidamente volteó molesto para confrontar al guitarrista, sin embargo se tuvo que guardar los reclamos al darse cuenta que el pelinegro lo estaba fulminando con la mirada.
Sinceramente, Julian rara vez se enojaba, pero cuando lo hacía se veía completamente aterrador y desprendía un aura de asesino, por lo cual procuraban no hacer cosas que sacaran a la luz su fuerte temperamento. Una de las cosas que podía hacer enojar al mayor con gran facilidad era meterse con la hermosa cantante del grupo y toda la banda estaba consciente de eso, incluso él a pesar de ser nuevo, y sin embargo había hecho comentarios de la castaña pensando que nadie lo escucharía susurrar y si no quería echar más leña al fuego tendría que aceptar la advertencia en silencio.
—Por cierto, Tora — Habló Aria dirigiéndose a su amiga mientras mordía un pedazo de pollo — ¿Piensas visitar a Aki?
—Mmm… – La mayor se tomó unos momentos para responder tras tragar un bocado de carne — No veo por qué lo haría — Se encogió de hombros.
—¿En serio? — Preguntó Jio sin comprender la situación, estupefacto por la indiferencia mostrada por la mayor — ¿No es tu hermana a la que no ves desde hace más de medio año?
—Aki no necesita que la visite — Respondió sin darle demasiada importancia mientras volvía a comer su delicioso platillo y obtenía un gran sonrojo en las mejillas — Hace tanto que quería comer esto — Cambió de tema mientras se tambaleaba de un lado a otro en la posición que se encontraba.
—Que mujer tan fría — Volvió a susurrar por lo bajo obteniendo otra mirada letal por parte del azabache la cual le congeló la sangre.
—Tora, por favor dime que ahora descansaremos una temporada — Mencionó Ciro un poco cansado — Hemos estado trabajando como locos esta última temporada, y ya está por estrenarse el nuevo disco, no vayas a querer empezar con las giras de inmediato.
—No soy un demonio — Se rió — No creo que a la empresa le moleste darnos una temporada de tranquilidad mientras sigamos asistiendo a los shows y entrevistas correspondientes.
—¡Yuju! — Exclamó emocionado — ¡No he podido descansar como Dios manda!
—Llorón — Dijo Julian con tono de voz neutro.
—¡¿A quién le dices llorón?! — Se defendió Ciro ofendido — ¡¿No me digas que no estás ansioso por un debido descanso?!, ¡Hemos trabajado como locos!
—A diferencia de ti a mi me gusta mi trabajo — Respondió con tono burlesco mientras negaba con la cabeza — No me gusta pasar el tiempo rascándome la panza como tú.
—Ohhhh — Exclamó enojado mientras empezaba a ponerse rojo por la vergüenza y rabia — No actúes como un profesional ahora cuando hasta hace unos días tuve que traerte a rastras porque no fuiste capaz de cumplir con una simple tarea… Solo una, tenías que traer a Tora.
—Para serte sincero, Tora es bastante persuasiva — Comentó sarcásticamente mientras ampliaba aún más su sonrisa al ver que el otro se enojaba aún más.
—¡No tienes derecho para quejarte de mí cuando lo único que haces es coquetear con ella! — Se acercó al pelinegro preparándose para el conflicto — ¡Tú, gran pervertido!, actúas como el tipo cool, pero en el fondo eres un playboy.
—Sí, tal vez podría serlo — Le restó importancia mientras se encogía de hombros — Sería muy popular — Mencionó pensativo.
—¡Era un insulto!, ¡No lo disfrutes!—Explotó.
—¿Julian un playboy? —Preguntó Tora— ¿Alguien compraría eso?— Dijo en tono burlesco.
—Jajajaja, ¡Buena esa! — Apoyo Aria mientras se empezaba a reír escandalosamente — Seguro yo no.
—¡Oigan! — Ahora el azabache si se había molestado y estaba dispuesto a defender su orgullo.
—Jajajajaja, ¿Ya ves? — Ciro se unió al ambiente — Ni las chicas consideran que seas atractivo.
—¡Tú cállate Cirox! — Se quejó Aria — ¡Ni quién te hable!
—¡Sí, cállate Cirox! — Apoyó Tora — Que tú ni a la revista entrarías.
De pronto, en menos de lo que canta un gallo, todos empezaron a pelearse; Julian seguía burlándose del pelinaranja, mientras éste le gritaba al azabache de la misma manera junto a las chicas por insultar su apariencia, cuando era uno de los galanes de la banda. Tora y Aria solo se lo tomaban todo a broma y se habían unido como siempre para molestar a los dos y se reían escandalosamente.
Rápidamente la discusión subió de nivel y se convirtió en una guerra de comida empezada por Ciro quien le lanzó un pedazo de berenjena cocida al pelinegro,quien le respondió con un pedazo de carne. A su vez, eso hizo enojar a Tora quien no podía soportar que desperdicien la comida, menos cuando era un platillo que disfrutaba tanto y le lanzó una almohada al azabache, quien le respondió de la misma manera pero le dio a Aria, esta se enojó y lanzó los cigarrillos de Julian por la ventana, y eso hizo que la pelea explotara y el cuarto empezará a ser un desastre.
—Oigan… Este es mi cuarto — Susurró Jio pero esta vez nadie lo escuchó.
Tras aquella pelea desastrosa, todos los miembros de Schleife tuvieron que tomar una prolongada ducha, antes de salir del hotel a mediados de la cuatro, en donde se dirigieron a un estudio en donde practicarán antes del concierto. Después se dirigirian a la empresa en donde les prestarían algunos atuendos para presentarse esa noche y finalmente, irían al escenario para hacer las debidas pruebas de sonido y luz antes de presentarse, en donde se cambiarían y los estilistas harían su magia para transformarlos para su presentación final.
De manera que faltaban unos cuarenta minutos para que el concierto empezará cuando la gente ya se encontraba afuera del escenario haciendo fila, esperando a que empezaran a meterlos. Dentro del lugar, los integrantes de Schleife ya se encontraban arreglados y listos para la presentación. Jio se encontraba alejado de todos ellos, estaba enfurecido por el desastre que hicieron en la tarde y no quería ni siquiera voltear a verlos. Lo único que Jio esperaba era que el tiempo transcurriera más rápido y ya presentarse para poder mandarlos al demonio y no regresar. No le importaba en lo más mínimo tratar de renovar el contrato, ya había tenido suficiente estrés en los últimos meses como para pensar en quedarse aún más tiempo.
Sin embargo, la forma en la que el muchacho trataba de fervientemente alejarse de la banda, en lugar de favorecerle y funcionar como quisiera, lo único que hacía era picar la curiosidad de Tora, pues era una mujer socialmente activa por naturaleza y le gustaba hablar con las personas para que se integrarán, por lo cual se había acercado al chico intentando que se uniera a la conversación.
Aunque por supuesto, eso no funcionaba ya con el novato, quien sólo negaba rotundamente la invitación de la castaña y seguía pidiendo que lo dejaran solo. Eso solo supuso un reto para Tora quien al verse rechazada había intentado aún con más fuerza convencerlo, cosa que estaba comenzando a hacer hervir la sangre del chico, quien estaba intentando no insultarla.
Julian, desde una esquina estaba observando la escena y Jio sabía que la razón de eso era para vigilarlo. Aquél azabache era muy perspicaz y sabía que a él no le agradaba para nada Tora, y que quería alejarla, y es por eso que estaba atento a que no fuera a tratarla mal. Él lo sabía ya que desde el momento en que entró hubo fricción entre ellos por la misma razón.
Al principio a Jio le gustaba Tora y le coqueteaba constantemente, pero a medida que la fue conociendo y se dio cuenta de que no era lo que imaginaba, ese interés se perdió y se convirtió en aversión, sin embargo eso no había mejorado su relación con Julian, pues seguía viéndolo de mala manera, amenazandolo en silencio y alejándolo de la castaña cada que tenía oportunidad.
—Tora — La llamó el azabache — Déjalo, no tienes por qué cuidar de él.
—Pero Julian — Rezongó — Es la última noche que estará con nosotros, al menos al final podríamos intentar llevarnos todos bien.
—No importa — Renegó el mayor — Él no quiere llevarse bien con nosotros — Negó con la cabeza — De cualquier forma no es como que importe, es fácilmente reemplazable.
—¿Reemplazable? — Se quejó Jio mientras se levantaba de su asiento — ¿A qué te refieres con eso?
—¿No sabes lo que es reemplazable? — Preguntó Julian mientras su voz se transformaba gélida como un iceberg — Significa que no eres importante — Agregó mirándolo como si fuera basura — Si te vas o te quedas es irrelevante, no aportas nada a la banda, sólo eres un reemplazo momentáneo.
—¿Reemplazo? — La voz del chico empezó a temblar de rabia mientras apretaba fuertemente los puños enterrándose las uñas en sus palmas — ¿De qué estás hablando?, gracias a que he estado aquí se pudo llevar a cabo esta gira.
—¡Ja! — Se rió sarcásticamente mientras su mirada se volvía aún más fría — ¿Y por eso te crees importante?, así como tú hay miles, no es como que no pudiéramos haber llevado a alguien más si no te escogíamos.
—¿Ah si?, ¿Y entonces por qué me seleccionaron? — Se defendió — ¡Fui el mejor entre todos los que audicionaron!
—Que seas el mejor entre basura, no significa que seas bueno — Sonrió —. Simplemente tocaste entonado, y con ritmo y tenías facilidad de horarios, eso es todo.
—¡¿Qué dices?! — Gruño preparándose para soltar un golpe.
-Basta… Julian – Pidió Tora, sin embargo no fue escuchada.
—¡No te pongas engreído! — Gritó Jio — Hablas como si fueras superior, tú y toda esta banda de porquería — Se burló — No es raro que ningún baterista les dure, si es que son un desastre.
—¿Ah sí? — Se metió Aria igualmente frunciendo el ceño, eso último había logrado molestarla también — ¿En qué sentido somos una «banda de porquería»?, escúpelo.
—Jajaja, ¿Es enserio que no lo saben? — Se carcajeo — Serán muy buenos músicos, pero como personas no valen ni una mierda, tú — Señaló a Aria — Eres una loca psicópata que disfruta de burlarse y hacer sentir menos a las personas, parece que gozas del dolor ajeno.
—¿Seguro que no tienes vagina? — Dijo sarcásticamente mientras arqueaba una ceja — Porque parece como si estuvieras en tu periodo.
—¡¿Ves?! — Gritó nuevamente — ¡A eso me refiero, loca de mierda! — Se giró sobre sus pasos para señalar ahora a Julian — Tú eres un despreocupado que podría hacer que ésta banda tuviera un mínimo de decencia pero prefieres fingir ignorancia y dejar que todo se descontrole — Volteó a ver hacia Tora — Y tú — Gruñó — ¡Eres la peor de todas!
—¿Yo? — Preguntó la castaña mientras endurecía el semblante.
—Así es — Confirmó — Al principio pensé que sería agradable tratarte, pero luego me dí cuenta que eres una mocosa malcriada y marimacha que no tiene ningún sentido de la responsabilidad y que gusta de causarle problemas a los demás, ¡Me das asco!
Ante ese último comentario, todos los integrantes de la banda se pusieron a la defensiva. Inclusive Ciro, quien era el más tranquilo de todos tenía una mirada penetrante y estaba dispuesto a partirle la cara, sin embargo se contuvo ya que sabía que no era su tarea hacerlo, después de todo ese chico había firmado su sentencia de muerte al insultar a la vocalista de Schleife frente a Julian. No, corregía, había firmado su sentencia de muerte al haberla insultado frente a todos los miembros de la banda, después de todo, Tora era una de las personas más queridas de la banda, a pesar de su naturaleza traviesa era una persona muy agradable, era amable, sonriente y leal, y todos la querían por lo mismo.
Julian, por su parte, había adquirido un aura siniestra y había empezado a caminar hacia el miserable que se había atrevido a hablar mal de su castaña. Estaba dispuesto a darle la paliza de su vida aún a sabiendas de que se metería en problemas con la empresa por hacerlo, sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, Tora se le adelantó.
Antes de que pudiera darse cuenta, la castaña había levantado la palma de la mano y le había soltado una bofetada a Jio con todas sus fuerzas, las cuales, debía de mencionar que no eran pocas ya que la mujer hacía ejercicio y era bastante fuerte y capaz de defenderse por cuenta propia. Tanto así había sido el impacto, que el muchacho se había mareado por unos instantes y la zona de la mejilla ahora estaba totalmente enrojecida y palpitando.
—¡Eres una perra! — Reclamó aún más fuerte cuando se volteó a enfrentar a la mujer pero se quedó tieso al ver la manera tan fría en que la mujer lo veía, a diferencia de ocasiones pasadas, esta ahora se veía enfurecida y su semblante daba algo de miedo, ahora que lo pensaba, nunca la había visto enojada.
—Di lo que quieras de mí — Dijo la mujer con tono calmado pero firme — No me importa que me insultes o incluso me golpees, lo que puedas pensar o decir de mí me es indiferente — Hizo una pausa — ¡Pero no te atrevas a meterte con mis amigos! — Advirtió mientras la voz le salía algo ronca debido a la rabia — ¿Quieres quejarte de algo? — Preguntó — Pues bien, si vamos a jugar así, está bien — Sonrió dándole un semblante aún más oscuro — Si Julian te está diciendo que no sirves es porque es cierto, si lo detuve antes es porque no quería ser grosera — Se acarició el cabello mientras continuaba — Te quejas de nosotros y dices que no servimos como personas, pero déjame decirte que eso no es importante — Caminó hacia el chico — Nosotros somos excelentes en lo que importa, nuestro trabajo — Sonrió — Nunca faltamos a ningún ensayo, no hemos presentado nunca un concierto fuera de tiempo ni hemos cancelado a pesar de los percances que pudieran ocurrir — Jio empezó a retroceder mientras la mujer lo enfrentaba — Esta banda tiene de miembros a músicos excelentes, todos y cada uno de ellos — Señaló a sus compañeros — Practican por horas para perfeccionar sus habilidades e incluso van más allá de eso, afinando canto para hacer los coros y para tu información tocan más de un instrumento, todo eso, para que cuando se presenten enfrente de un público con miles de personas observando, puedan presentar el mejor show, sin errores y cumpliendo las expectativas de los fans que gastaron su preciado dinero que bien pudieron haber invertido en cualquier otra cosa — Jio quedó acorralado contra la pared cuando Tora lo agarró de la corbata y acercó sus rostros lo suficiente como para que éste pudiera ver directamente a sus ojos cargados de rabia — Tú sin embargo, no sirves, te equivocas en los conciertos, no ensayas lo suficiente, tu técnica es un desastre y contrario a lo que podría pensarse, ni siquiera haces algún esfuerzo por mejorar, sólo te limitas a pensar que con el nivel que tienes es suficiente y que eres lo suficientemente bueno, eres un conformista, entras fuera de tiempo y tenemos que ajustarnos a ti — Aspiró aire para después agregar — Tú… Como profesional, eres una persona mediocre, y eso, para tu información, si es malo.
—Apuesto a que estaba desesperado pensando que después de esta noche podría «huir de nosotros» — Agregó Julian mientras se acercaba a la castaña — Que ingenuo, pensando que nosotros lo atábamos de manos, para tu información ni siquiera teníamos intención de renovar el contrato, por si es que acaso pensabas que te dejaríamos estar con nosotros.
—De ninguna manera — Dijo Aria — ¡Este tipo apesta!
—¡Si tan inútil soy, supongo que no me necesitarán esta noche! — Amenazó como última esperanza para ganar la discusión.
—Tienes razón — Dijo Tora — No te necesitamos — Sonrió — Lárgate de aquí, y no te preocupes por el contrato, no te daremos multa por incumplimiento, obtendrás el pago entero, así que no vuelvas a mostrar tu rostro frente a nosotros.
—¿Qué? — Balbuceó sin entender — Pero el concierto…
—El concierto ya no es tu problema — Interrumpió — No te necesitamos, no me hagas repetirlo.
Indignado, el chico giró sobre sus pasos para dirigirse a los vestidores y quitarse todo el atuendo. Tomaría sus cosas y se iría de ahí, como decían ya no era su problema, de todas maneras, se sentiría triunfador sabiendo que arruinaría su perfecto historial de puntualidad. Sin un baterista el concierto se atrasaría, se cancelaría o tocarían sin batería. De cualquier manera, en cualquiera de esos aspectos, él saldría triunfador.
Afuera ya podían escucharse los gritos, la gente ya estaba dentro del escenario esperando a que los integrantes de la banda salieran y coreando sus nombres a gritos. Las luces estaban apagadas ya y sólo se iluminaba por el escenario en donde estaba el staff probando los instrumentos nuevamente y entreteniendo a la gente. Él por su parte estaba en las afueras del escenario observando todo el público tras bambalinas, tenía ya su mochila con sus cosas en manos preparado para retirarse, sin embargo no lo hizo, porque quería ver el momento en el que se anunciara el retraso del concierto, era lo único que lo llenaba de gozo.
—Quítate — Escuchó la voz de Tora mientras ésta pasaba a su lado y se posicionaba en el centro del escenario parándose frente al micrófono mientras el público gritaba enloquecido.
—»Es el momento» — Pensaba Jio — «Anda, dilo, humillate, quiero verlo» —Sonrió.
—¡Buenas noches público!, ¿Cómo están hoy? —Exclamó entusiasmada provocando que el ambiente se animará aún más, Tora los dejó gritar un momento y después colocó su dedo índice en sus labios para indicarles que guardaran silencio — Tengo un anuncio que hacer.
—»Aquí vamos» — Pensó el novato.
—Desafortunadamente hemos tenido una pequeña discusión con nuestro baterista suplente — En el público empezó a escucharse un balbuceo de desconcierto y desánimo, todos pensando que anunciaría que no se podrían presentar esa noche — Es por eso que quiero hacer una pregunta al público.
—¿Pregunta? — Dijo Jio en voz baja sin comprender.
—¿Hay alguien en el público que sepa tocar la batería y se sepa nuestras canciones? —Sonrió — Aquél afortunado que responda que sí — Hizo una pausa — ¡Tendrá el privilegio de tocar con nosotros esta noche! — El público volvió a enloquecer y los gritos ensordecieron el lugar. Cuando el ambiente se calmó, se pudo ver al fondo unas tímida mano levantada, Tora puso su mano en su frente mientras afinaba la mirada y pudo observar a un chico menudo de cabello castaño, piel pálida y ojos miel, parecía un muñequito — Tú, el chico adorable de atrás — Señaló — Sube a mostrarnos qué tienes.
Jio estaba que no se lo creía, su mandíbula estaba abierta a más no poder y sus ojos abiertos cuan grandes eran, parecían que iban a salirse de su lugar. Había esperado todas las respuestas posibles, menos una solución como aquella. No podía creer que fueran a dejar a un completo desconocido presentar un concierto entero, sin ningún tipo de preparación, ensayo, sin algún plan en mente, ni siquiera sabían si se encontrarían con alguien bueno o no. ¿Es que acaso había perdido la cabeza?
El muchacho se dirigió hacia el escenario entre los festejos y gritos de los fans quienes lo apoyaban por atreverse a audicionar enfrente de tantas personas y en medio de esa situación tan peculiar. Tora le dio unas baquetas y lo dejó dirigirse hacia la batería tras pedirle que improvisara un poco mientras ella cantaba alguna de las canciones a capela.
Inesperadamente, aquél muchacho era extraordinario, incluso Tora se sorprendió al escucharlo y sus ojos brillaron tras aquella interpretación, había ido a buscar cobre y encontró oro.
—Niño, ¿Cómo te llamas? — Preguntó.
—Y… Yuu — Respondió tímidamente mientras su rostro enrojeció por la vergüenza.
—Yuu, ¡Felicidades, eres digno de tocar con Schleife! — Festejó — Si lo haces bien esta noche, estás invitado cordialmente a unirte a la banda.
El público enloqueció nuevamente y a continuación los demás miembros de la banda salieron uno a uno, los fans empezaron a golpear el piso con los pies haciendo temblar el escenario. Todos gritaban sus nombres, festejaban, algunos lloraban por la emoción, todo estaba envuelto en un ambiente de felicidad, todos, menos un pobre ex baterista que no podía comprender nada de lo que acababa de presenciar y que ahora se sentía vacío por dentro y sin ningunas ganas de volver a tocar una sola baqueta en lo que restaba de su vida. Para cuando el concierto empezó, éste desapareció entre las sombras totalmente derrotado.
Continuará…
Fichas:
Fujiwara Aki Nakano Tomoyo Fujiwara Tora
Testa Julian Nakamura Ciro
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