AkiTora - 10
Capítulo 10
Como debe ser
La castaña empezó a respirar de manera agitada, no podía creer que ese hombre se encontrara ahí, en el mismo salón que ella. Habían pasado un par de años desde la última vez que lo había visto y para ser sincera, de todas las cosas que pensó que podrían pasarle aquella noche, lo único que jamás habría pensado, ni en un millón de años sería que precisamente él asistiera. ¿Por qué estaría ahí?, ¿Será que algún miembro de la compañía lo habría invitado?, pensándolo con cuidado no sería tan extraño, teniendo en cuenta que todos los presentes eran músicos, y en ocasiones se hacían colaboraciones con miembros de diferentes compañías. Después de todo era un mundo pequeño, y Japón era aún más pequeño, no era tan extraño coincidir en un evento de ese estilo.
-Jajaja, sí, tienes razón -Escuchó nuevamente la voz masculina del muchacho fundirse en una cálida risa que entró por sus oídos y llenó su cuerpo con pequeños escalofríos que recorrieron toda su espina dorsal.
De pronto Aki se encontraba ensimismada en su propio mundo. El tiempo pareció detenerse y la gente a su alrededor empezó a desaparecer. De un momento a otro pareció como si los únicos presentes en la habitación eran ella y aquel apuesto hombre de cabello azabache con preciosos ojos ahora rojizos por los pupilentes, pectorales marcados al igual que sus brazos y anchos hombros, estaba fornido pero no de manera exagerada a tal punto que se viera desagradable, sino de una manera que su cuerpo se marcara a través de su ropa y pareciera un modelo de revista.
Desde niño había sido bastante alto, sabía de su estatura exacta debido a los blogs de fans de Schleife en donde indican que medía alrededor de 1.89. Su largo cabello se encontraba atado en un pequeño chongo que permitía ver sus perforaciones a lo largo de su oreja, una de ellas estaba en el lóbulo y otras dos en la hélice y la escafa, aunque por el momento sólo tenía puesto dos aretes largos color rojo en cada oreja, su rostro al ser un evento privado se encontraba totalmente limpio de maquillaje, cosa que para nada le bajaba el atractivo sexual, su nariz era recta y respingada, labios delgados y ojos grandes con pestañas de ensueño, piel pálida y sonrisa encantadora.
Bajando por su cuello podía observarse la gargantilla con pinchos que solía llevar regularmente, su manzana de adán se marcaba tenuemente dándole un toque más varonil. Bajando la mirada se veían sus clavículas marcadas, y después observó la camisa negra que llevaba puesta la cual era ajustada y se pegaba exquisitamente en su cuerpo bien formado dejando difícil hacer que su cerebro ignorara pensar en cómo se vería su abdomen marcado sin que ésta se encontrara estorbando. Finalmente tenía un pantalón negro de mezclilla, cadenas colgando de su cinturón, botas con estoperol y plataforma que lo hacían ver aún más alto, muñequeras en ambas manos y uñas pintadas de negro, una apariencia digna de una estrella de rock.
Aki empezó a sentir como su corazón comenzaba a palpitar cada vez más rápido entre más veía al chico, pudo sentir como el bello de su cuello y brazos comenzó a erizarse y empezó a sentir un extraño burbujeo en el estómago, sus piernas flaqueaban y se le hacía más difícil respirar. Sentía que el corazón se le saldría del pecho y tuvo que morderse la lengua para evitar soltar un gritito.
Sin poderlo evitar, su mirada terminó perdiéndose en los labios del muchacho, cómo se movían mientras hablaba y cómo se veía su rostro sonriente cada que soltaba una carcajada, la cual terminaba por ser música para sus oídos. Tenía un timbre de voz tan característico, no era demasiado grave pero tampoco agudo, era el tono perfecto, seductor, masculino con un toque raspozón. De pronto le entraron unas ganas tremendas de ir a saludar pero negó rápidamente con la cabeza tras regresar a la realidad.
Rápidamente empezó a buscar por todo el salón. Si él estaba ahí, había un 90 porciento de probabilidad que su hermana también lo estuviera, después de todo siempre estaban juntos como uña y mugre, le extrañaba el hecho de que no estuvieran hablando juntos en ese momento. Eran como dos imanes que siempre se atraían constantemente, y si estaban en el mismo lugar sería extraño no verlos pegados uno al lado del otro. Esa era la principal razón por la que la prensa y en internet habían explotado millones de comentarios insinuando que había una relación oculta entre la vocalista y el guitarrista de Schleife, aunque nunca se había podido demostrar nada.
-¿No está aquí? -Exclamó sorprendida para después regresar su mirada al muchacho-. Tengo que salir de aquí -Concluyó al momento que giraba su propio eje para alejarse del lugar, desgraciadamente para ella, la zona del ponche estaba cerca de la salida por la cual ir hacia allá no era una opción, de manera que se dirigió a su balcón de seguridad esperando que nadie lo hubiera agarrado como su zona oscura para besarse en privado.
Lo que Aki no sabía, es que en cuanto se giró para escapar, el azabache había notado desde su lugar la característica melena castaña de la muchacha, y estaba seguro de a quién pertenecía, dado que la otra persona que tenía un cabello igual, se encontraba en ese mismo momento divirtiéndose en el salón de belleza, probablemente torturando al joven nuevo miembro de la banda.
Supuso que la mujer aún no lo había visto, ya que era una fiesta de Shining Stars y él no se encontraba entre los trabajadores de la empresa, así que se disculpó con su amigo y empezó a adentrarse en el salón. La persona con la que estaba hablando era un viejo colega con el que había trabajado ya que este le había pedido su ayuda para la composición instrumental de un nuevo sencillo en el que estaba trabajando, refinando algunos detalles, razón por la que su amigo lo había invitado a la fiesta a manera de agradecimiento, además de que incluiría su nombre en los créditos correspondientes, por supuesto.
Al principio Julian había querido invitar también a Tora pero gracias a las últimas semanas en las que habían estado tan ocupados no había encontrado una manera de pedírselo ya que la chica estaba bastante emocionada escogiendo un estilo para Yuu. Además, tenía entendido de que esa era la fiesta de bienvenida de una nueva artista, y sinceramente pensaba que si Tora asistía al evento, opacaría por completo a la festejada, así que había optado al final por no decirle nada para evitar problemas.
El muchacho se abría paso entre la gente, quien lo dejaba pasar tras reconocer quien era, todos parecían sorprendidos de verlo ahí, algunos lo miraban con envidia y otros con gran admiración, en especial las mujeres que suspiraban tras verlo pasar y se cuestionaban si ir a saludarlo o no. Él tan solo los ignoraba y giraba su cabeza buscando una cabellera castaña pero no veía nada por el lugar, cosa que lo extrañaba ya que tenía entendido que el espectáculo estaba pronto a comenzar y no creía que quisiera perdérselo, conociendo lo curiosa que era. Notó a una mujer pelinegra mirándolo constantemente pero optó por ignorarla de la misma manera y siguió su camino.
Lo único que faltaba por ver era la zona de los balcones, se acercó a uno de ellos y encontró a una pareja comiéndose a besos los cuales al verlo se sonrojaron enormemente y salieron del lugar de forma apresurada tras disculparse. Julian ante eso, soltó un pequeño suspiro y negó con la cabeza para después asomarse por el balcón en donde se quedó parado unos momentos observando el paisaje, la luna se observaba casi completa, las luces de los edificios iluminaban la ciudad y el aire golpeaba suavemente su rostro. Regresando a su tarea giró hacia su izquierda, desde ese lugar podía verse el resto de balcones y pudo notar a una persona sentada en el piso del balcón más alejado de todos, era la silueta de una mujer la cual pudo reconocer a la perfección.
-¿Pero qué hace en un lugar como ese? -Preguntó confundido volviendo a acceder al salón y caminando hacia el lugar donde se encontraba la muchacha, casi al mismo tiempo el presentador del lugar empezó a anunciar que el espectáculo estaba a punto de empezar por lo que la gente se empezó a reunir en el centro, pero él lo ignoró y se dirigió hacia su objetivo. El lugar estaba tan lleno y ahora estaban enfocados en el show, que nadie noto lo que hacía salvo unos ojos violetas que no lo habían perdido de vista desde hace unos pocos minutos.
Mientras tanto Aki permanecía sentada, había escuchado el anuncio de que empezaría la presentación de Liah, y para ser sincera tenía ganas de ir a verla, sin embargo no podía arriesgarse a salir y ser descubierta por Julian. Se encontraba abrazando sus propias rodillas y había escondido su rostro en medio de estas en un intento infructuoso de hacerse invisible.
-Si te estás escondiendo de alguien, creo que lo que debiste de haber hecho es encerrarte en el baño de mujeres en lugar de sentarte ahí y esperar a que te encuentren tarde o temprano -Dijo Julian mientras se recargaba en la barandilla y observaba cómo la muchacha se exaltaba desde su lugar algo asustada, cosa que le divirtió enormemente.
-Qué… Tú… que -Empezó a balbucear mientras su rostro enrojeció por la vergüenza- Tú que.. ¡¿Tú qué haces aquí?! -Preguntó finalmente.
-Conozco a alguien del lugar -Sonrió mientras observaba a la muchacha-. Ha pasado mucho tiempo, Aki -Mencionó mientras sonreía de manera tierna y después observaba a la muchacha-. Déjame observarte mejor, hace un par de años que no te veo, ¿Cuánto de la última vez?, ¿Dos, tres años?
-¿Tanto tiempo ya? -Fingió ignorancia mientras se levantaba y sacudía los restos de tierra que se habían pegado en su vestido.
-Te queda muy bien el verde -Halago provocando que el sonrojo en el rostro de la muchacha aumentara – Tenía pensado traer a Tora para que pudieran verse pero al final no se pudo -Y tal como lo esperaba, no duró ni cinco segundos sin tener que mencionar a su hermana, eso era algo tan típico de él.
-No importa -Negó con la cabeza-. Debe de estar muy ocupada.
-Algo así -Se rió-. Supongo que ya te habrás enterado de que tenemos un nuevo cachorro para entrenar.
-Sí… Algo así escuché, aunque son solo rumores -Se quedó pensativa para después observar al chico que ahora se encontraba parado de perfil y observando la ciudad nuevamente cosa que la hizo morder levemente su labio. -«¿Es enserio?» -Pensó algo entristecida mientras se recorría así misma con la mirada y luego regresaba la vista al chico quien no apartaba la vista del paisaje-. «Ni siquiera porque me arregle tanto… Soy capaz de llamar su atención».
Aki se encontraba plenamente conciente de que esa noche se veía espectacular, la mirada de varios de los invitados se lo había comprobado y ella misma se sentía más atractiva de lo normal a pesar de que su autoestima no fuera algo de lo que pudiera presumir. El vestido se ajustaba deliciosamente a sus curvas, le alargaba las piernas, el escote era lo suficientemente amplio para dejar ver parte de sus preciosos pechos pero no tanto como para verse vulgar, se había pasado horas arreglando su cabello para que se viera como salida de una estética de belleza y su maquillaje era sencillo, no muy llamativo, discreto pero precioso, Tomoyo se había esforzado por hacer que las sombras hicieran ver sus ojos aún más grandes y que sus color de ojos resaltará aún más, y el gloss rosa pálido que había utilizado hacía que sus labios se vieran apetecibles y esponjosos. Sin embargo, todo eso para Julian carecía de sentido y eso era algo que a la mujer le causaba mucho dolor admitir.
Desde que eran niños, Julian sólo había tenido ojos para su hermana. Siempre para Tora, y eso que el hombre era un completo seductor desde que tenía memoria y había tenido varias novias desde su adolescencia. Ella lo sabía porque había ocasiones en que su hermana llegaba a casa totalmente furiosa e insultando a su amigo, señal que le indicaba que el mayor ya se había conseguido una nueva pareja.
En ese entonces, Tora parecía estar tan furiosa que ni siquiera notaba que a pesar de que el hombre estuviera con diversas mujeres, la verdad es que sus relaciones parecían carecer de sentimentalismo, sus relaciones solían ser cortas y superfluas, y no sólo por parte de él, sino que de las pocas ex novias que le que había conocido, parecían igual quererlo de manera superficial, fijándose más que en nada en su apariencia.
Su hermana no parecía darse cuenta de que a pesar de que Julian hubiera tenido novias, la atención del hombre siempre era dirigida principalmente a ella, ya que aunque tuviera citas las cancelaba para ir a verla, para ensayar o simplemente para pasar el rato. Aki, quien observaba todo desde el punto de vista de un tercero, había notado las innumerables veces en que Julian se había quedado viendo el rostro de su hermana con unos ojos de cachorro enamorado, con ese brillo característico en sus castaños ojos que sólo se presentaban única y exclusivamente para Tora, su tono de voz incluso se suavizaba y sus labios parecían curvarse de manera involuntaria en una sonrisa aún cuando éste trataba de aparentar un semblante neutro.
Aki siempre solía guardar silencio y mirar todo desde lejos. Ella sabía la razón por la cual el muchacho había salido con tantas mujeres a pesar de su obvio interés por su hermana, y eso se debía a una sola cosa, su evidente diferencia de edad.
Si bien, cinco años parecían insignificantes ahora, en su momento era bastante evidente, Julian era un adolescente hecho y derecho cuando Tora apenas entraba en la pubertad. De niños podía notar que su relación se basaba simplemente en una relación amistosa de completa confianza, pero en algún punto notó cómo el muchacho empezaba a mirarla diferente, a tratarla y sonreírle de manera especial, no podría asegurar desde cuando empezó a ocurrir eso, pero era obvio que ya no la quería como una simple amiga de la infancia.
Esos pequeños gestos eran más claros para Aki, ya que ella podía comparar la manera en la que Julian trataba a su hermana a como lo hacía con su propia persona y era bastante notorio el cambio ya sea en la forma en la que él se dirige a ella, la distancia que mantenía, o el escaso interés que mostraba en su apariencia a pesar de que ella siempre vistió y actuó de manera mucho más femenina que Tora.
En algún punto, Tora dejó de llegar molesta. No estaba segura del momento exacto en el que sucedió, pero en algún punto Julian dejó de salir con mujeres, de eso ya algunos años, no estaba segura de cuántos, sólo sabía que ya hacía mucho de eso, más de cinco años por lo menos. Lo único que cambió en ellos dos, probablemente, fue el hecho de que Tora igual empezó a compartir la misma mirada, las sonrisas cómplices, y leves roces de mano o intercambio de chistes que sólo los dos comprendían. Ambos se encerraron en una burbuja en donde no estaba permitido para un tercero siquiera pensar en entrar.
Que cruel era el destino, que todo parecía estar en su contra. No sólo le bastaba con hacer a Tora más talentosa, más famosa y carismática, sino que inclusive la habían hecho enamorarse de un hombre que jamás la correspondería porque éste sólo tenía ojos para su hermana.
¿Qué estaba mal con ella?, ¿Tanta diferencia había entre las dos?, ambas eran gemelas, tenían el mismo rostro, el mismo cabello, el mismo tipo de cuerpo y a pesar de eso, aún sentía que su hermana se había llevado también la parte de la belleza, ya que ella siempre había obtenido más miradas por parte de los chicos e inclusive de mujeres, siempre había tenido más amigos, y una facilidad para desenvolverse en cualquier ambiente.
Al lado de ella, había veces en las que se sentía como el patito feo de la historia. Ni siquiera había podido encontrar a alguien que la quisiera o le mostrara siquiera una pizca del amor que ése hombre profesaba por cada uno de los poros de su piel por su hermana.
Sin que pudiera evitarlo, las lágrimas empezaron a recorrer el rostro de Aki. En todo el tiempo que ella había estado pensando en todo lo anterior, Julian le había estado platicando sobre lo que había hecho los últimos años, sin embargo, ella no había escuchado absolutamente ninguna palabra que saliera de su boca. Toda la confianza que había adquirido sobre su apariencia esa noche, de repente se derrumbó.
Era por eso que se había escondido, la razón por la que no quería verlo, sabía que el hecho de que ella fuera ahora una mujer o el que pudiera verse fabulosa era irrelevante frente a ese hombre. Jamás podría esperar que él la observara con unos ojos diferentes a los que pondría si él hubiera tenido una hermana pequeña. El soñar con que él la viera como la mujer que era, simplemente era una situación que sólo podría quedarse en su cabeza, sabía que jamás lograría romper aquella imagen de niña inocente que se le había quedado desde el momento que la conoció. Empezó a sentirse enferma y horrenda, quería romper el vestido y quitarse el maquillaje, de pronto sintió que aparentaba ser algo que no era.
-¿Estás bien? -Preguntó Julian tras notar como el rostro de la muchacha enfrente de él había comenzado a llenarse de dolorosas lágrimas, al mismo tiempo que su menudo cuerpo empezaba a temblar- ¿Te sientes mal?, ¿Dije algo malo? -Empezó a preocuparse de sobre manera, nunca había soportado ver a las mujeres llorar, no sabía como reaccionar o qué hacer y entraba en pánico- Aki, ¿Alguien te hizo daño? -De pronto recordó que había estado totalmente aislada de los demás, tal vez la había abordado en un momento vulnerable- ¿Aki? -Con las cejas curvadas por la desesperación, lo único que pudo atinar a hacer fue sostener los hombros de la castaña con ambas manos para intentar que esta le hablara.
Aki, al sentir el contacto del hombre contra su piel, se desmoronó ahí mismo, y en un reflejo se abrazó al pecho de Julian empezando a llorar con mucha más fuerza, como un niño pequeño. De no ser porque la música ya había empezado a sonar, toda la fiesta hubiera escuchado sus desgarradores gritos de dolor, sin embargo, estos se camuflaban entre los gritos de la gente y la voz de la rubia quien cantaba y bailaba en el escenario.
El azabache por su parte, solo pudo atinar a petrificarse por unos instantes en lo que analizaba e intentaba entender la situación. Después, tras ver como la menor se aferraba a su cuerpo como si su vida dependiera de eso, solo pudo corresponder el abrazo al momento que rodeaba su delgado cuerpo con sus fuertes brazos, colocando una mano en la espalda y otra en la cabeza de la castaña, invitándola a recargarse en su hombro para que pudiera ocultar su rostro con plena confianza.
Se quedaron en esa posición unos minutos. Julian no entendía nada, pero tampoco quería preguntar, sólo se encargaba de corresponder su abrazo, sabía que lo que necesitaba era sentirse apoyada por lo cual sabía que en ese caso, su mejor arma era el silencio. Tal vez no fuera lo suficientemente listo para ayudarle a solucionar sus preocupaciones, pero por lo menos, si algo podía hacer para ayudarla a mitigar su dolor, haría lo que estuviera en sus manos. Hacía mucho tiempo que conocía a ambas gemelas, y desde su perspectiva, Aki era como la hermana pequeña que siempre deseo, así que le dolía mucho verla sufrir.
Por su parte, la menor se sentía como una reverenda estúpida. No sólo estaba llorando por una verdad que ya sabía desde hace bastante tiempo, sino que ahora había hecho preocupar a Julian y le estaba manchando la camisa con maquillaje, la cual ya podía suponer que para ese entonces estaría totalmente arruinada. Sabía que debía separarse y reponerse, sinceramente no se sentía a gusto estando tan cerca de la persona especial de Tora, pero había algo dentro de sí misma que le impedía alejarse, sabía que él sólo le correspondía por cortesía, por preocupación o por lo que fuera, sin embargo, a pesar de ser una mentira, Aki tenía deseos de sentirse querida.
En esa posición, podía escuchar el palpitar del corazón de Julian, sentir el calor de su piel contra la suya la tranquilizaba, el aroma a shampoo que podía percibir de su cuello combinado con su propio aroma varonil también le traía paz. Sabía que ese momento sólo duraría unos instantes, por lo cual, quería disfrutarlo el mayor tiempo posible.
Los aplausos de los invitados la trajeron de vuelta a la realidad, y decidió que debía de alejarse antes de que alguien pudiera verlos y malinterpretar la situación. De su bolso sacó un pañuelo que siempre llevaba consigo y empezó a limpiarse los restos de rimel que se habían corrido de su rostro, no tenía ni ganas de verse al espejo en ese momento.
-Espera -Dijo el azabache con un tono de voz mucho más dulce de lo normal-. Si lo restriegas será peor, déjame ayudarte -tomó el pañuelo entre sus manos mientras que de su bolsillo delantero sacaba su llavero del cual colgaba un pequeño frasquito con un misterioso liquido dentro. No se hizo esperar y empezó a humectar el pañuelo con el contenido para luego empezar a limpiar el rostro femenino ante la mirada desconcertada de ella- Es desmaquillante -Explicó obteniendo una mirada aún más confundida-. Tora al ser tan inquieta suele arruinar su maquillaje con facilidad, y siempre enloquece cuando eso sucede, así que me he visto obligado a traer un poco cada que salgo a la calle -Cerró los ojos mientras una gota de sudor bajaba por su sien-. Incluso me obligó a aprender a maquillarla para que pudiera lucir siempre bien -Aki parpadeo varias veces confundida y luego se soltó a reír.
-Suena a algo que ella haría -Para la suerte de ambos, el público empezó a pedir más canciones por lo cual podrían tener algo más de privacidad antes de que las personas volvieran a despegarse del escenario.
-Déjamelo a mí -Sonrió de manera presuntuosa -. Te dejaré mejor de lo que estabas.
-Oh… No es necesario -Contestó apresurada y bastante apenada.
-Nada de quejas -Le guiñó el ojo-. Tora no me perdonaría si dejo a su hermana llorando sola en un balcón y con su maquillaje destrozado, además de que no sería de hombres hacer algo así-Dijo orgulloso-. Supongo que traerás maquillaje en tu bolso, ¿No es así? -Aki asintió con la cabeza y aprovechó para sacar una bolsita transparente cargada de todo lo necesario para arreglar el desastre.
Así pues, Julian procedió a retocar su maquillaje mientras que Aki sólo podía observar desde su posición la cercanía de su rostro con el de muchacho, acto que nuevamente lograba hacer que su corazón empezara a bombear más sangre de la normal y subiera a su rostro.
-Es tan amable -Pensó tras cerrar los ojos a petición del muchacho.
-Ya verás, ya verás -Repetía de manera divertida-. Sabrás que mis habilidades no se limitan solo a la guitarra -Aki solo podía reír por lo bajo mientras se dejaba mimar por la misma persona por la cual momentos atrás había quedado así en primer lugar.
Sí, sabía que los sentimientos de Julian por su hermana jamás cambiarían, y que el amor que sentía por él estaba destinado al fracaso. Pero igual sabía que no podía mandar por encima de su corazón, y que éste no escogía de quien enamorarse, por lo cual, aunque fuera por un instante, olvidaría al mundo entero para poder disfrutar de ese breve instante de felicidad, ahí, con él, disfrutando de sus malos chistes y presunciones.
Nadie podía culparla por haberse enamorado del galán más codiciado en el país, después de todo, él no era tan solo atractivo, sino que tenía un gran corazón y se lo había demostrado constantemente desde el pasado, por eso tampoco podía culpar a su hermana por haberlo escogido de entre tantas personas.
Las cosas eran como debían ser.
Continuará…
Comments for chapter "10"
QUE TE PARECIÓ?