ALKIMIS - 02

«Querido diario, han transcurrido cuatro días desde el incidente con Samir. Desde entonces, papá evita mis preguntas, pasa más tiempo en el sótano y apenas lo veo».

Yuli estaba tan absorta en su diario que no escuchó a su padre abrir la puerta.

Harold: Hola, hija, dice con una voz temblorosa, esperando la respuesta de su hija.

Absorta en sus pensamientos, Yuli simplemente sigue escribiendo, limitándose a responder: «¿Qué sucede?»

Al escuchar esta respuesta fría de su hija, Harold deja un maletín, lleno de cuadernos, sobre la cama, mencionando que la próxima semana volverá a clases.

Al oír esta noticia, Yuli no puede ocultar su emoción. Su rostro se ilumina por completo. Ella sueña con ir a la universidad y poder recordar algo de su pasado.

Yuli: Gracias, papá. ¿Cuándo empezaré? Pregunta emocionada por la noticia que su padre acaba de darle.

Harold: Empezarás en dos días. He comprado todos los materiales que necesitarás en la universidad. Están abajo, en la mesa. Cuando termines, puedes bajar a recoger tus útiles.

Yuli asiente con la cabeza a las palabras de Harold.

Harold: Disculpa por lo del otro día. Ese muchacho no parecía confiable. No quiero verte otra vez con él.

Al decir esto, sale de la habitación, dejando la puerta entreabierta. Yuli escucha una conversación telefónica.

—Estamos hablando de medio millón de euros por su silencio.

—Créame, le conviene bastante. Solo tiene que decir que fue un error.

—No, si en caso el hospital levanta cargos contra usted, yo conozco al dueño. Podríamos llegar a un acuerdo.

—Sí, gracias. Mañana mismo quedamos en un lugar para entregarle el dinero.

—NO INTENTE TRAICIONARME. SÉ PERFECTAMENTE A QUIÉN ACUDIR. MEDIA CIUDAD ME CONOCE.

Harold parece muy molesto. Las venas de su cuello se hinchan y su voz eriza la piel de Yuli. Una vez que su padre baja al sótano, ella aprovecha para recoger los materiales que él le había comprado.

Yuli está pensando en la voz del otro hombre. Le resulta familiar. Ya la había escuchado en otro lugar; una voz amable pero gruesa.

Con tantas preguntas en su mente sobre el comportamiento de su padre y sin ninguna pista, solo le queda observarlo de cerca para descubrir qué esconde.

Teniendo esto en cuenta, Yuli sube a su cuarto con sus cosas. Cuando está subiendo, nota un líquido en las barandillas de las escaleras. Es algo extraño, ya que a su padre siempre le ha gustado tener todo impecable en la casa.

El rastro de este líquido lleva hasta la habitación de su padre. Sin pensarlo dos veces, Yuli se apresura a dejar las cosas en su habitación y seguir el rastro de este líquido.

Yuli pensando: Ese líquido tiene un olor peculiar. Se asemeja al olor de la gasolina, pero es más penetrante.

Cuando llega al cuarto de su padre, está con candado, pero se escucha su voz.

Harold: Un olor peculiar, pero sirve para cumplir los estándares que se me pidieron.

Harold: Qué maravilla. Sus colores son semejantes a los de una mariposa.

—¿Qué estará haciendo encerrado en su cuarto? Sus palabras simplemente no tienen sentido—, piensa Yuli con intriga y preocupación. La curiosidad le gana y toca la puerta de su padre.

A lo cual este se apresura a abrir.

Harold: H-hija, ¿qué pasa? ¿Necesitas algo? —esconde la habitación con su cuerpo—.

—Sí, papá. Necesito unos marcadores finos para delinear las letras—, miente obviamente para que su padre salga de casa.

Harold: O-oh, ya veo. Disculpa, hija. Cuando me desocupe, iré por esos marcadores.

—Está bien, papá—, sube a su habitación con más preguntas que respuestas.

Los días pasan rápido, hasta que por fin llega el día de reincorporación a clases.

Harold: Apresúrate, hija. Hoy vuelves a clases y te voy a acompañar.

Después de decir eso, Yuli está detrás de su padre, lista para ir a la universidad.