ALKIMIS - 16

Estoy seguro de que no me hablará después de todo lo que sucedió. Realmente la arruiné con ella, debería haberme mantenido callado o haber ido directamente a la policía por mi cuenta. No debería haberle cargado eso a Jimena… quizás ella estaría sana y salva.

Algo está yendo mal, si en verdad el padre de Yuli es el culpable de todo, ella está en peligro. No puedo permitir que sufra lo mismo que Jimena.

Jared aparece corriendo con un frasco entre brazos, corriendo hacia Samir. “Muchachito”, gritaba desde lejos.

“¿Profesor Jared? ¿Qué pasó, por qué estás agitado?”

“¿Viste a tu compañera, esa con la que coqueteas todas las clases? Por favor dime que sí.”

“No la vi en todo el día, ni en clases ni en receso. ¿Es algo urgente, profesor?”

“Muy urgente, Samir. Quiero comprobar algo con ella, de hecho es algo que parece sacado de una película de ciencia ficción. Si la encuentras, dile que me busque en el laboratorio, que ya voy tarde a clases.”

“Está bien, profesor. Si la veo, le diré que te quiere ver urgentemente.”

Entre pensamientos, no sé si querrá escucharme o siquiera me dirigirá la palabra. Entre estos pensamientos, se dirige al baño que se encontraba vacío.

Lavándose la cara, tengo mi rostro demacrado, parece que no he dormido nada en toda la semana.

Entrando al baño, un hombre más alto que Samir se coloca a su lado lavándose las manos.

Este chico, sus ojos, son verdes como los de Yuli, un pelo negro que contrasta con su ropa oscura y cuerpo fornido…

“Vaya, chico, te ves fatal. ¿Tu novia te terminó o algo por el estilo? De verdad, si fuera tú, me iría a casa.”

“Eh, ¿está hablando conmigo? Él no parece de los que hablaría con cualquier persona que se ponga en su camino. Debe ser muy popular por su aspecto…”

“Disculpa, ¿cómo te llamas? Nunca te había visto por la escuela.”

“A cierto, disculpa, disculpa, mi nombre es Javier. Casi siempre dicen eso, pero siempre estoy en la uni, pero muy pocas veces me pongo esta ropa, pienso que me hace ver muy ‘llamativo’.”

Entre risas, Javier le pregunta cuál es su nombre.

“El mío es Samir. Me da curiosidad cómo vienes vestido generalmente. Para reconocerte la próxima vez.”

“Pues… me gusta usar casacas con capucha, a veces me pongo chompas o sudaderas. Pero hablando de eso, disculpa si soy muy confianzudo, recién te conozco.”

“Pero esa chica con la que paras es tu novia, si es así te sacaste la lotería. Ojos verdes, cabello ondulado y se nota que la muchacha se cuida”, la expresión de su cara cambiaba a una un poco amenazante.

“No, de hecho creo que jamás lograría nada con ella. Metí la pata. Lamentablemente, ahora toda la U la odia… ¿qué harías en mi posición, Javier?”

“Hmm, es complicado. Se nota que la amas, pero toda la U la odia por tu culpa. Déjame pensar”, mientras se acariciaba la cabeza.

La expresión de Javier cambió repentinamente a una sonrisa disimulada. “¿Y si mejor no te marchas de su vida?”

“¿Cómo a qué te refieres, que me marche de su vida?”, preguntaba Samir con sus ojos llorosos.

“Claro, le provocaste muchos problemas.

Quizás nada hubiera pasado si no la hubieras conocido, quizás sería popular y la adorarían. Mírala, viejo, ella define la belleza.”

Entre lágrimas, Samir se pone a reflexionar. “Quizás tienes razón, Jimena, Yuli, no se merecían nada de esto. Si yo no estuviera, quizás ellas hubieran sido muy buenas amigas.”

“Hey, hey, no seas tan duro contigo mismo. Quizás me equivoqué”, con una sonrisa falsa lo abraza consolándolo.

“Así que este es el amigo de Jimena . No parece ser mala persona, pero lamentablemente hizo sufrir a Yuli…”