Apocalypse - 17

Ya es hora de que te muestre tu nuevo hogar- dice Mike poniéndose de pie.

-Vamos.

Eduardo se acerca a Iñaki y le da la mano. Es un saludo cálido. Iñaki tarda unos segundos en volver a reconocer esa sensación; bondad humana.

-Mi departamento es el que está al lado del de María, si necesitas algo ahí me podes encontrar.

-Gracias.

Mike sale por la puerta e Iñaki lo sigue con Roco a sus talones y Sofia en brazos.

-Estamos en el cuarto piso- dice Mike subiendo las escaleras-, Eduardo y María están en el tercero, Martina y Victorio en el quinto. El resto de los pisos están vacíos.

– ¿Por qué no están todos juntos?

-Yo pregunte lo mismo al llegar…Eduardo y Victorio están en sus “verdaderas” casas. Cuando empezaron a traer gente les asignaban departamentos en todos los pisos. En un momento estaban todas las viviendas ocupadas. Hoy solo lo están los departamentos de quienes llegaron hasta aquí.

-Todavía me parece extraño.

-A mí también…habla con Victorio.

– ¿Él está a cargo?

Mike se detiene frente al 4to D y saca una llave de su bolsillo. Iñaki mira la puerta y cree oír cientos de gemidos. Pestañea. Silencio. Mike abre la puerta. El sonido estaba en su mente.

– ¡Bienvenidos! Tenemos 3 habitaciones, en una estoy yo así que podes elegir entre las otras dos.

-Perfecto

-En ese armario hay ropa que seguro te va bien. Voy a preguntarle a María si tiene ropa para Sofia. En la cocina hay comida, agarra lo que necesites. ¿Queres que lleve a Roco a dar una vuelta y le doy algo de comer?

-Te lo agradecería.

-Ok, hasta luego. ¡Vamos Roco! ¡Goodbye, little princess!

Iñaki visita las dos habitaciones. Ambas son igual de grandes, misma cama y resto de muebles. Solo un detalle es diferente. Una de las habitaciones tiene un cuadro de un castillo en un acantilado y la otra tiene uno de náufragos luchando contra un mar revuelto.

El castillo lo atrae, por lo que Iñaki decide quedarse con esa habitación.

Luego se acerca al armario y examina la ropa.

Después de unos segundos, Iñaki escoge unos vaqueros y un suéter verde.

Iñaki se quita la ropa con cuidado, deshaciéndose de las capas que le cubren la piel. Como una serpiente se deshace de quien era y va mutando en quién será. Pero allí, desnudo frente al espejo del armario, aún no es.

Es como observar a otra persona. Ese rostro no es el suyo, ese cuerpo no le pertenece. Cae de rodillas al suelo.

-Valentina- susurra Iñaki entre lágrimas.

Iñaki llora por ella y por él, llora por la niña y el perro; llora por todo. El dolor del mundo se reúne en su pecho. Cierra los ojos. Se duerme.

El aroma a café abre los ojos de Iñaki. La luz se mete por la ventana y se refleja en sus pupilas.

– ¿Despierto? – escucha la voz de Mike tras la puerta-. Tengo una taza de café para vos.

Iñaki mira sobre su hombro y comprueba que Sofia sigue durmiendo. Iñaki quita un mechón de pelo de sus parpados y se levanta de la cama.

-Voy.

Apenas atraviesa la puerta Roco se le echa encima, lame sus manos y ladra feliz. Mike le extiende el café y al agarrar la taza su calidez contagia a Iñaki de optimismo.

– ¿Qué tal esta Sofia?

-Bien, sigue durmiendo.

-Perfecto- dice Mike e invita a Iñaki a la mesa-. Antes de que hables con los demás me gustaría preguntarte algo.

-Decime.

– ¿Estás dispuesto a acompañarme a buscar supervivientes?

-Si, estoy dispuesto.

– ¡Genial! – dice el yanqui pegando un brinco en la silla-. Tenemos una ciudad que salvar.

Iñaki ríe desde lo mas profundo de su ser. No sabe si es el café, Mike, su heroísmo o la luz de un nuevo día, pero la esperanza reaparece en Iñaki; verde, fértil, lista para salvar el mundo.

-I realize the screaming pain…

– ¿Qué? – pregunta Iñaki.

-Nada, nada.

-Ok.

-Ok.

-Muy bien, Victorio vino hace algunas horas mientras dormías. Quiere hablar con vos. María me dijo que va a venir a buscar a Sofia para que te quedes tranquilo.

– ¿Sobre qué?

-Supongo que querrá adiestrarte- dice pronunciando la última palabra con ironía-. De momento no le digas que vas a ayudarme a buscar supervivientes.

-Ok.