Apocalypse - 18
– ¿Tuviste una buena noche? – Preguntó Mike.
-No recuerdo haber tenido una mejor en mucho tiempo. – respondió Iñaki.
-Si en algún momento necesitas hablar, acá estoy.
– ¿Cómo terminaste acá?
– Por accidente. Cuando escapaba en coche del centro de Buenos Aires choque. Dentro del otro auto estaban Victorio y Eduardo. El mío quedo inservible pero el de ellos no. Eduardo me preguntó si me estaba bien, respondí que sí. Victorio, viendo mi coche, me pregunto a dónde iba, le dije a cualquier lado lejos de ahí. Grito entonces que me subiera a su auto, que los infectados estaban ya a metros de distancia.
-Yo no lo llamaría “accidente” en este caso.
-Supongo que no- responde Mike meneando la cabeza-. En fin, me subí al auto y me trajeron acá. Estoy vivo gracias a la generosidad de un par de extraños. Por eso pretendo seguir buscando supervivientes. Sin darse cuenta, Eduardo y Victorio me enseñaron cómo salvar este mundo.
– ¿Generosidad?
-Si, generosidad y confianza. Vamos a sobrevivir, Iñaki, no lo dudes. Puede que vos y yo no, pero <<nosotros>> sobreviviremos.
– ¡No sabía que eras un filósofo!
– ¡Yo tampoco! – responde entre risas-. Bueno, será mejor que vayas a ver a Victorio ahora.
-Ok.
Después de subir al 5to piso, Iñaki toca la puerta del departamento de Victorio.
– ¡Entra!
Iñaki abre la puerta y se encuentra con la figura de Victorio inclinada sobre una mesa, rodeado de papeles.
-Fui a ver como estabas esta mañana, pero seguías durmiendo. Veni -añade levantando la mirada-, sentate.
Iñaki cierra la puerta y toma asiento enfrente de él.
– ¿Dijiste que sos medico?
-Me faltan unas materias, pero sí.
-Bien, bien, vas a ser muy útil acá.
Victorio asiente pensativo e Iñaki no está seguro de si espera una respuesta o no.
– ¿Algo más?
Las palabras de Iñaki lo despiertan.
-No, no, eso es todo. Seguramente Mike tenga alguna tarea para vos. Hasta luego.
Cuando Iñaki se levanta los ojos de Victorio siguen en la nada misma. << ¿Qué le pasa?>> piensa Iñaki mientras camina hacia la puerta.
-No te preocupes por él- la voz de Martina lo recibe en el pasillo-, es una buena persona y nos mantiene a salvo a todos.
-Como digas.
– ¿Cómo esta la niña?
-Bien, creo que María la está cuidando ahora.
-Yo también puedo cuidarla, si queres.
– ¡Martina! – llega la voz de Victorio a través de la puerta.
-Tengo que irme, después hablamos.
La joven desaparece tras la puerta e Iñaki se queda observándola, su mente intenta darle algún significado. Después de unos segundos se rinde y vuelve al departamento de Mike.
Un trueno ruge a la distancia e Iñaki se queda petrificado entre dos escalones. Lluvia.
Sus pasos ahogan el sonido exterior y continúa hasta el departamento de Mike.
– ¿Cómo te fue? – pregunta Mike una vez que entra Iñaki.
-No se realmente….
-I know, es un hombre extraño.
– ¿Dónde está Sofia? – pregunta Iñaki mientras le rasca las orejas a Roco.
-Con María y Eduardo, le están dando de comer.
– ¿Cómo estaba?
-Mejor que ayer, pero sigue sin hablar. Lo que me recuerda que tengo que pedirte algo.
-Decime.
-Tengo un mapa en el que voy anotando los lugares donde busco supervivientes.
-Muy organizado de tu parte, nos va a venir bien…
-No demasiado, me lo deje en el coche cuando llegamos. ¿Me acompañas a buscarlo?
-Vamos.
– ¿Armas?
Mike camina hasta el sillón del salón, lo abre y saca de adentro una pistola y dos hachas de bombero.
-Toma- dice ofreciéndole una a Iñaki y guardando el arma en su pantalón-. es lo único que tengo de momento.
Iñaki siente el peso del hacha en sus bíceps, la pasa de una mano a la otra y asiente.
– ¿Saben los demás lo que tenes abajo del sillón?
-Eduardo lo sabe; Victorio lo intuye.
-Pensé que él estaba al tanto de todo.
-El también lo piensa. Vamos.
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