Apocalypse - 20

Iñaki pone primera y gira en la dirección de los infectados. Segunda, el asfalto quema los neumáticos. Tercera, Iñaki ya puede oírlos. Cuarta, se alinean en la calle con sus brazos extendidos. Quinta, decenas de cuerpos impactan contra el capo y el parabrisas del coche. Ruidos cortos y secos resuenan en los oídos de Iñaki. Iñaki frena y mira hacia atrás.
-Misión cumplida.
Estaciona el coche enfrente de la puerta y mira a Mike.
– ¿Tenes el mapa?
-Sí.
– ¿Estás bien?
-Sí- responde Mike mientras mira las grietas sangrientas en el cristal. ¿Volvemos?
Entonces Iñaki suelta el volante, apaga el motor y relaja los brazos.
-Volvamos.
-Vamos al departamento de Eduardo, seguro que Sofia está ahí con María.
-Ok.
En el departamento de Eduardo…
– ¿Están bien? ¿Qué fueron esos ruidos? – pregunta Eduardo.
– ¿Qué van a ser? – responde Mike.
Sofia está sentada junto a María con su rostro manchado de puré. Mira a Iñaki y este cree ver alegría en sus ojos. Roco corre hacia la niña y le limpia el rostro de un lengüetazo.
La puerta se abre en ese momento. Entran Victorio y Martina.
– ¿Qué fue eso? – pregunta Victorio.
-Un grupo de infectados- responde Iñaki.
-Eso supuse.
Silencio.
– ¿Están todos muertos?
-Todos.
– Buen trabajo, mañana subí de nuevo al 5to piso que tengo una tarea para vos. Vamos, Martina… ¿Martina?
-Si, vamos.
Ambas figuras desaparecen tras la puerta.
-Toma- dice Eduardo dándole a Iñaki una lata de albóndigas con tomate-, sentate y come algo.
Mike e Iñaki se sientan en la mesa y devoran las albóndigas como un par de zombis. Roco los mira petrificado.
-Me voy a descansar unas horas -dice Mike una vez termina de comer-, si necesitan algo estoy arriba.
-Ok.
Mike abandona el piso y solo quedan María, Eduardo, Sofia Roco e Iñaki.
-Tu hija se porto muy bien- dice María acariciándole el cabello.
Otra vez esa palabra. Iñaki busca la mirada de la niña, pero esta ni se inmuta.
-Gracias.
María sonríe.
-Eduardo, ¿nos traes dos tazas de té? Sos un ángel.
-Gracias- añade Iñaki.
– ¡Gracias a vos y a Mike por protegernos!
– Bueno, Iñaki, ahora que tenes algo de tiempo disponible ¿Qué te gustaría hacer?
-No lo sé, creo que voy a ir a descansar un poco.
Eduardo mira a Iñaki, su mano tira de una media atrapada entre los dientes de Roco.
-Creo que Roco quiere quedarse acá.
-Mejor, tenes más medias que yo.
María le cede a una Sofia dormitante en la puerta y se despide.
Iñaki sube las escaleras y al entrar al departamento lo reciben los ronquidos de Mike. En breve Iñaki se convierte en otro miembro de la orquesta del maestro Mike.
– ¡Señor, el enemigo se acerca!
– ¡Preparen a los arqueros, hiervan el aceite, no hay tiempo que perder! – dice Iñaki con el puño en alto.
– ¿Y la reina, mi señor?
– ¿La reina?
-Su majestad Valentina.
-Valentina…
– ¿Mi señor?
-Yo voy a advertirle.
-Si, mi señor.
– ¿Valentina? – pregunta Iñaki tras abrir la puerta.
-Acá estoy.
Sentada en el trono le extiende su mano y lo invita a acercarse. Esos ojos son luz, esa voz un faro omnipresente.
– ¿Iñaki?
-Nos atacan, mi reina. Tengo que llevarla a un lugar seguro.
La reina desciende del trono, cetro en mano, se acomoda la corona y se para delante de Iñaki.
– ¿Vos, cuidarme a mí? ¡Si es por tu culpa que nos están atacando!
-Valentina…
– ¿Cómo pude pensar que vos me protegerías?
Gritos de soldados leales a la reina gritan. Los enemigos han entrado.
-Mi castillo ha caído, gracias a vos.
-Valentina…
-Pero no caerá solo.
La reina extiende su brazo y en un movimiento fugaz apuñala a Iñaki con su cetro.
-Te amo- dice Iñaki saboreando sangre.
-No lo suficiente…
Gritos. Humo. Sudor. Oscuridad.
Iñaki despierta en medio de la noche. La imagen de Valentina arde en su cerebro y desearía poder alimentar ese fuego…pero se va extinguiendo y con el pierde otro detalle mas de su rostro. Como arena entre los dedos se le va escapando.
Iñaki se levanta de la cama sin despertar a Sofia y camina hasta el cuadro.
Contempla el castillo y en su mente retumba su voz <<No lo suficiente…>>. Sus rodillas se doblan bajo su peso. Cae al suelo y ahí pasa el resto de la noche.