Apocalypse - 25
– ¡¿Cómo que no trajeron nada?!
El puño de Victorio golpea la mesa. Iñaki divisa una vez mas ese pequeño bulto en su garganta…
-Fue imposible- responde Mike.
– ¡¿Por qué?!
Sofia pestañea con cada grito.
-Tranquilízate Victorio, esto no ayuda a nadie- responde Iñaki.
– ¿Sabes cómo se sobrevive en este y en cualquier otro mundo, querido Iñaki? Con agua y comida…No con tranquilidad.
-Bueno, pero la tranquilidad puede ayudarnos a conseguir agua y comida.
-Iñaki tiene razón, Victorio- la voz de Eduardo deselectriza el aire-. Además, creo que se de otro lugar donde puede haber comida.
– ¿Y ahora nos lo decís? ¿En dónde?
-En la iglesia.
– ¿La que está a unas calles de acá?
-La misma.
-Insisto- dice Victorio conteniendo la respiración-, ¿Por qué esperaste hasta ahora para decírnoslo?
La mirada cansada de Eduardo no se inmuta.
-Según nos dijiste, el supermercado era una excursión segura…Lo de la iglesia es solo una posibilidad.
Victorio finge una sonrisa.
-Conozco al padre Manuel- continua Eduardo-. Semanas antes de perder contacto con el mundo exterior hable con él. Me dijo que estaba aprovisionando la iglesia y que cualquier feligrés que no tuviera a donde ir podía refugiarse ahí. No volví a saber nada mas de el desde entonces. Puede que haya gente y comida ahí, o no. No sé.
-<<No se>> es nuestra mejor opción ahora mismo, ¿no? – pregunta María.
-Eso parece…
-Muy bien- dice Mike mirando a Iñaki-, a la iglesia.
-No, esta vez voy yo- Eduardo se dirige al gringo y pone una mano en su hombro-. Vos descansa.
-Tenes razón, Eduardo, actuemos con calma- dice Victorio-. Repasare el plan hoy por la noche y mañana organizo la misión. Ya fueron suficientes decepciones por hoy. ¿Martina?
La joven se pone de pie y ambos desaparecen tras la puerta.
Iñaki quiere aportar algo al debate, pero sus músculos están consumidos. Estar de pie es todo un esfuerzo.
-Vayan a dormir- la voz de María es un somnífero-, mañana lo solucionamos.
-Ok.
– ¿Queres que me quede con Sofia por esta noche?
-Si, porque no.
-Dale, no hay problema. Dale un beso a tu papa, Sofia.
Los ojos de la niña recorren la figura de Iñaki, pero su cuerpo no se mueve.
-Esta bien. Adiós, Sofia.
Iñaki cierra la puerta con la palabra <<padre>> resonando en las paredes de su mente y con Roco siguiéndolo (y olfateándole) los pies.
– ¿Listo para descansar?
-Jamás estuve más preparado.
Mike asiente, se detiene frente a la puerta como si hubiese llegado al paraíso, y la abre.
-Si me necesitas voy a estar desmayado en mi cama.
-Lo mismo.
Mike entra en su habitación y un segundo después se oye su cuerpo chocando con el colchón. Iñaki se acuesta y cierra los ojos.
A la mañana siguiente….
Cuando Iñaki despierta se encuentra con una nota sobre la mesilla de noche. Mike fue al departamento de Eduardo y lo espera con los demás ahí. <<Muy bien- concluye Iñaki estirándose bajo las sabanas-, hora de empezar un nuevo día>>.
Una vez cambiado, se dirige a la puerta de la habitación, la abre y se encuentra a Martina en el salón.
– ¿Martina?
-Hola, Iñaki, te estaba esperando.
– ¿Para ir al departamento de Eduardo?
-No.
– ¿Para qué?
-Necesito hablar con vos.
– ¿Qué pasa?
-Mira…- la joven busca las palabras en la palma de su mano-, me gustaría pedirte un favor.
Iñaki asiente con una sonrisa en el rostro.
-Me gustaría que hablaras con Victorio de mi parte y le dijeras…
– ¿Sí?
Martina continua con la mirada en sus manos, esa melena oscura fluye como una cascada hasta su pecho.
-Que quiero un departamento solo para mí. Quiero vivir sola.
La joven acompaña la ultima palabra con un pestañeo en la dirección de Iñaki.
-Y ¿Por qué no se lo decís directamente?
-No me atrevo- dice tras acomodarse en el sillón-. Victorio me ayudó mucho todo este tiempo, pero creo que tiene una idea equivocada de nuestra relación.
– ¿María no sería una opción más diplomática?
-Creo que tampoco se animaría. Vos sos el único que puede hablar con él; te respeta.
-Si vos decís…
-Gracias- dice y enlaza sus ojos con los de Iñaki.
Sus pómulos arropan esos ojos y sus labios dibujan una fina sonrisa. Le ofrece a Iñaki la mano.
– ¿Me ayudas a levantarme?
Iñaki agarra la mano de Martina y su calidez llega hasta la punta de sus pies. La mujer se pone de pie y su aroma acaricia el rostro de Iñaki. Aun no le soltó la mano.
-Gracias- repite.
Sus ojos marrones se reflejan en los de Iñaki. Siente el latido de su corazón. Aun no le suelta la mano.
-De nada.
Su camisa está a centímetros del buzo de Iñaki, su pantalón negro roza sus vaqueros. Iñaki siente su respiración en su boca y todavía no le suelta la mano.
– ¿Vamos? – pregunta Martina.
-Vamos.
Entonces los labios de Martina encuentras los de Iñaki con precisión magnética. Su mano libre se encuentra en la espalda de Iñaki.
Tras separar los labios, Iñaki la mira y la vuelve a besar.
La rodea con sus brazos y enreda su lengua con la de ella. Su aroma lo intoxica. Ya no hay centímetros entre los dos y aun no le suelta la mano. Su cabello se pasea por la mejilla de Iñaki y su respiración se iguala a la de ella.
-Iñaki…
Unas llaves tintinean tras la puerta en ese momento y un segundo después entra Mike con Roco a sus pies.
– ¿Todavía estas…? Ah…Hola.
Martina se separa de Iñaki, saluda nerviosa a Mike y abandona el departamento.
Mike mira a Iñaki, mira la puerta y lo vuelve a mirar.
-Ok…
-Ok…
– ¿Bajamos?…
-Bajemos.
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