Apocalypse - 28
El órgano cobra vida y las notas se esparcen por la iglesia. El suelo vibra a los pies de Iñaki.
– ¡Manuel, nos van a escuchar!
– ¡Eso! – dice el padre levantando el crucifijo del altar en la dirección del órgano- ¡Siniestro como el Señor, como el Ángel Caído, como Johann Sebastián!
Las notas van in crescendo, consumiendo el aire alrededor de Iñaki.
– ¡Decile que pare, va a atraer una legión de zombies!
– ¡Son lacayos de Dios, Eduardo! ¡Siguen sus órdenes! ¡Comida, música y vino para los fieles!
El hombre agarra una botella a sus pies y la estalla en el altar.
– ¡Sangre de Dios!
– ¡Tenemos que salir de acá! – ruge Iñaki sobre las vibraciones del órgano.
– ¡¿Adonde?! – grita Manuel entonando con la música-. ¡Dios es omnipresente! ¡Daniel envíale nuestra señal! ¡Tocata y fuga en re menor!
– ¡Vamos por la comida!
Ya no solo vibra el aire con las notas musicales. Decenas de manos descompuestas llaman a la puerta.
– ¡Ya están acá, agarra todo lo que puedas y vamos!
Iñaki se agacha y vacía el contenido de cuatro cajas en su mochila. No entra nada más.
– ¡Vamos!
La puerta por la que habían entrado se abre. Los 5 infectados se adentran en la iglesia. Otras decenas de manos se estrellan contra la entrada principal. Y miles de no muertos en el centro comercial se preguntan que es ese sonido.
– ¡Esta es la casa del señor! – dice Manuel señalando como un profeta a las criaturas-. ¡¿Cómo se atreven?! ¡Daniel, toca mas fuerte! ¡La ira de dios los fulminara!
Eduardo llena su mochila y sigue a Iñaki. Un no muerto aparece en su camino
CRAC el cuchillo de Iñaki se entierra su cráneo, el muerto cae al suelo y otro ocupa su lugar.
Iñaki deja atrás al zombie y a otro, a otro, el cuarto se tropieza con un banco y el quinto prueba el hacha de Eduardo CRAC.
– ¡Salgamos de acá!
– ¡No! ¡Acá esta la salvación paganos!
Iñaki escucha la voz y las carcajadas del padre Manuel al abandonar la iglesia. Una risa que confirma el día del juicio final…por lo menos para los dos eclesiásticos.
Mientras Iñaki corre por la calle, la música va dando paso a los gemidos. El viento silba en sus orejas mientras corre por su vida. Eduardo lo sigue por detrás. Decenas de zombies despiertan de su letargo y se dirigen a la iglesia. Iñaki esquiva con facilidad a los que se encuentra en el camino.
Con los pulmones incendiados llega a la puerta de la urbanización. Iñaki se dobla sobre sus rodillas y espera a Eduardo. Unos segundos después, Eduardo inserta la llave y tira hacia fuera.
PAM la puerta se cierra y están de nuevo en la seguridad de <<Edificio Oasis>>. La música aun suena en la noche porteña.
-El…el…padre Manuel…esta…comple…tamente loco.
-Ni me digas…
Unas horas después….
-Latas de atún, cereales, garbanzos, arroz, tomate en lata…
Sentado, Iñaki le acaricia el pelo a Sofia mientras Roco huele las mochilas con interés y Eduardo inspecciona los víveres en la mesa.
-Bueno, si lo racionamos tendría que durarnos unas…cuatros semanas- Victorio escribe una nota en su libreta y la guarda-. Pero seguimos teniendo poca agua. ¿No queda mas nada en la iglesia?
-Quedaba comida cuando escapamos, pero volver no es una opción.
– ¿Qué era esa música?
-Los delirios de un loco.
-De dos locos- corrige Iñaki-, el fin de la música debe de haber sido el fin de sus delirios.
-Buen trabajo- los felicita Mike.
-Gracias- añade María.
-Gracias- repite Sofia mirando a María.
-De nada.
-Bueno, podemos dar por concluida la misión. Mañana intentaremos resolver el problema del agua. Buenas noches.
-Victorio, ¿podemos hablar ahora? – pregunta Iñaki.
-Si, me había olvidado- dice y abre la puerta-. Acompáñame y hablamos en mi departamento.
-Vuelvo enseguida, Sofia. ¿María?
-Ya sabes que estoy encantada.
-Gracias, hasta ahora.
Los ojos de Martina siguen a Iñaki hasta que sale con Victorio por la puerta.
Ya en el departamento de Victorio….
-Vos dirás.
-Estuve hablando con Martina.
Victorio mira a Iñaki confundido.
-Me dijo que esta agradecida por todo lo que hiciste por ella.
Victorio arruga la frente, aun mas confundido.
-Me dijo también que le gustaría tener un departamento para ella sola.
Iñaki distingue los ojos de Victorio procesando la información que acaba de recibir. De a poco, la confusión se va transformando en enfado.
– ¡¿Cómo te atreves?! – el bulto en su garganta reaparece.
-Tu garganta… ¿Estas bien?
Otra vez la confusión asalta su rostro.
– ¿Mi garganta? …Si, estoy bien.
– ¿Seguro?
-Si.
-Podría examinarte…
Confusión y duda se juntan en su mirada.
-No es necesario- concluye, se acomoda en su asiento y retoma esa frialdad característica-. ¿Qué es lo que hablaste con Martina?
-Como te dije, quiere irse a vivir sola.
-No tiene sentido.
-Solo soy el mensajero.
Victorio junta ambas manos, mira a un costado, a otro, frunce los labios y mira a Iñaki una vez más.
-Martina se queda acá- se pone de pie-. Si quiere irse a vivir sola, que me lo diga ella personalmente. Eso es todo, adiós.
– ¿Qué clase de relación tenes con ella?
– Ella es- Victorio busca la palabra en su mente- mi mujer.
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