Asoid (Novela Ligera) - 08
Al pasar el tiempo el anciano decidido quedarse junto al pequeño, no tenía la confianza para volver a la civilización ni tampoco las ganas. El hombre se dio cuenta de la ingenuidad del pequeño que lo acababa de salvar e hizo un juramento solemne con Ella – Mientras respiremos el mismo aire, mi misión de vida será protegerlo – de esta forma se podía visualizar como una tormenta se formaba en sus ojos, este suceso pasaba cada vez que alguien juraba algo en nombre de Ella; si por alguna razón el alma juramentada llegara a romper el lazo de la promesa ¡Moriría al instante!
El anciano recibía una píldora roja por mes, algo que era extremadamente raro incluso para él, alguien que se encontraba en el piso siete gozaba de privilegios inimaginable y este pequeño que no había conseguido sobrepasar el primer nivel ya era capaz de producirlas al sesenta por ciento de efectividad – Noclu, ya es tiempo de tu píldora – Senoch terminaba de girar sus manos para producir un humo rojo, seguido de esto una píldora es creada y arrojada directamente a la boca del anciano.
Masticando algo incomodo – Ya te he dicho que mi nombre es Nocluivoe – si tuviese manos se podría observar como hacia un puño con ellas.
Senoch se ríe, se disculpa y se sienta enfrente del anciano para su lección diaria de encantamientos – Ya, ya… está bien, Nocluivoe – menciona en tono burlón – Es hora de aprender – si Senoch abriese mas sus ojos, estos podrían salirse volando.
Este escenario se había estado repitiendo por meses, y siguió repitiéndose por años. Nocluivoe le explicó cómo funcionaba la torre central, los oficiales dentro de la zona de la torre y cuales eran los diferentes niveles que existían en encantamientos y píldoras. La diferencia entre un demonio y un dios es el elemento que trabajan, los dioses trabajan con esferas de luz mientras que los demonios empleaban el uso de esferas de aire.
Las estrellas que siguen el flujo de aire de cada esfera indican el nivel de poder del encantamiento. Para la ciudad de Ronwben el nivel de encantamiento mas poderoso era el de cinco estrellas, claro que nadie dentro de la ciudad podía provocarlo. Para lograr un encantamiento de una estrella era necesario poseer diez esqueletos de bestias elementales comunes, un encantamiento de dos estrellas requería diez bestias de una estrella, por otra parte, el encantamiento de tres estrellas solo usaba cinco bestias de un nivel mas bajo que el encantamiento.
Para lograr un encantamiento de cuatro estrellas era necesario dos esqueletos de bestias de tres estrellas, por esta razón era prácticamente imposible poseer artefacto de dicho nivel; el encantamiento más poderoso en todo Ronwben era el de cinco estrellas, para este era necesario los huesos de una bestia elemental de cuatro estrellas.
Senoch aprendía rápidamente todo lo que Noclu le enseñaba al pie de la letra, como el pequeño ya estaba familiarizado con el uso de polvo elemental que es el nombre que reciben los huesos de las bestias, era como si tuviese un talento innato para los encantamientos.
Como las dos almas se encontraban en aislamiento dentro de las profundidades de Tibesa les era bastante sencillo conseguir los materiales para los encantamientos básicos, en cuestión de un par de años el pequeño ya dominaba la técnica. Muchas veces Nocluivoe se percataba que Senoch desaparecía por días incluso semanas… el chico salía a cazar sin avisarle al anciano.
Era algo normal ver merodear grupos de cuatro a cinco personas cazando bestias elementares, era la manera más fácil de intercambiar tokens dentro de la ciudad y el mercado. Senoch, que ya estaba familiarizado con el bosque observaba como un grupo rodeaba a una bestia de dos estrellas, el animal se defendía con todas sus fuerzas, pero su muerte era inminente. Los atacantes pertenecían a los niveles altos de la torre central, lo que indicaba que una bestia de dos estrellas era una cuestión sin problemas.
La bestia en su mas desesperado movimiento fue en contra de las dos almas poseedoras de la sabiduría de los dioses, ellos se encargaban de curar las heridas del grupo, rápidamente dos hombres de mediana edad saltan a la defensiva posicionándose en medio del ataque de la bestia y lo curanderos.
Segundos antes Senoch había activado su miasma en un radio perfecto para solo cubrir su cuerpo, se desplazó a una velocidad impresionante, al estar a centímetros de los defensores se detuvo, comenzó a caminar como si se detuviese el tiempo, cruzó sus brazos formando una equis en su pecho generando dos esferas de aire; eran algo extrañas, en lugar de ser un elemento puro se podía observar como todos los colores se juntaban en ellas. El pequeño da un paso que crea una honda expansiva en el suelo que desestabiliza a los curanderos haciéndolos caer, al mismo tiempo, estira sus brazos liberando las esferas de oscuridad que explotan arrojando por los aires a las almas poseedoras de la sabiduría de los fantasmas.
Todo esto ocurría mientras la bestia estaba en el aire mirando directamente a sus presas y con un movimiento de sus garras acabo con la vida de los curanderos; el rostro de los presentes era de pánico y terror… nunca en sus vidas habían vivido algo así y menos en contra de una bestia de tan bajo nivel. Los gritos de dolor eran música para los oídos del pequeño que poco a poco se desvanecía de la escena y se perdía profundizándose en el bosque, su rostro era el de alguien que disfrutaba lo que hacía.
El anciano que estaba sentado meditando escucha llegar al pequeño y le pregunta – ¿Pudiste cazar alguna bestia? –
El pequeño decepcionado – No, no pude… me topé con un grupo y preferí no salir a cazar por mi cuenta – Senoch se sentaba junto al viejo mientras temblaba por la adrenalina que corría por su cuerpo tras las acciones cometidas.
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