Asoid (Novela Ligera) - 10
Tras la explosión del collar Interespacial cientos de objetos salieron disparados por los aires, mientras Senoch analizaba todos y cada uno de ellos, sabía que no tendría el tiempo suficiente para pensar que hacer – ¡No! No puede que no haya nada útil – desesperado por sentirse tan impotente ante la situación que se le presentaba ante sus ojos.
Un fuerte rugido se escuchaba frente al anciano quien sin manos se encontraba, totalmente indefenso ante la bestia elemental de cuatro estrellas, las garras del oso-león eran inmensa y con un movimiento de sus patas termino con la vida del anciano; el pequeño se quedo inmóvil, lagrimas se derramaba de uno de sus ojos, incapaz de procesar el escenario Senoch estaba en shock.
La bestia volvía a rugir frustrada porque otra vez había perdido una de sus presas, sin mas se desvaneció a través del bosque, al mismo tiempo que la bestia se marchaba el pequeño corría desesperado donde antes se encontraba el cuerpo de Noclu, el chico agarraba la tierra donde antes se encontraba un cuerpo sin manos, ahora simplemente era vacío.
Decidido a que no iba a terminar de esta manera, el pequeño se sienta de piernas cruzadas y cierra los ojos, la búsqueda de la sabiduría comenzaba en el bosque de Tibesa. El tiempo se diluía ante sus ojos, su presencia se desvanecía del mundo, Senoch se hacia uno con el bosque.
Para todos aquellos fuera del área de aislamiento del pequeño, el tiempo transcurría normal, pero dentro de un radio pequeño que rodeaba a Senoch el tiempo se había teniendo. Paso años y años tratando de conseguir una respuesta a como traer de vuelta al anciano; no sabia cuanto tiempo le quedaba ni tampoco cuanto tiempo había pasado, lo único en su mente era la creación de una píldora capaz de revivir a los muertos – Al fin… ¡lo logre! – los sentimiento que expresaba Senoch luego de encontrar la respuesta a como revivir el alma de un descendido eran extraño, tenia la respuesta pero sabia que no era capaz de llevarlo a cabo – ¡Imposible! Necesito el alma de una bestia elemental de diez estrellas – decidido, intento darle la vuelta a lo que ya había conseguido anteriormente.
Luego de miles y miles de años en aislamiento atemporal – ¡Eso es! La clave esta en reducir la efectividad de la píldora, no necesito un cuerpo, solo necesito su esencia – con esto en mente el pequeño vuelve al plano real.
Muchos de los ingredientes que necesitaba Senoch se encontraban repartidos por el aire tras la explosión del collar. El chico comenzó a rotar su espíritu y hacer gestos de manos; todos los ingredientes se dirigían a donde estaba el pequeño.
Respirando profundo y cerrando los ojos, se dispuso con la primera creación de píldoras elementales – Primero debo crear diez píldoras de descanso elemental de humo rojo – luego de unos segundos de muchos destellos diez píldoras se presentaban ante su rostro.
Con un movimiento de su mano derecha hace que comiencen a girar una tras otra en forma circular, acto seguido, Senoch se dispone a retraer mas ingredientes para el siguiente paso usando su espíritu – Segundo paso, diez píldoras de descanso elemental de humo azul – mientras la conversión de la medicina ocurría, el cielo se oscurecía y una tormenta comenzaba a formarse encima del pequeño cubriendo todo el bosque. Utilizando su mano izquierda hace que las píldoras azules sigan a las rojas de una forma especial si Noclu estuviese vivo podría notar como hacían la forma de una esfera.
El chico parecía estar en su mejor forma, pero la verdad era que dentro de el estaba luchando para mantenerse consciente, tras tratar de salvar a Noclu la primera vez, luchar contra la bestia de cuatro estrellas y recibir la explosión del collar; esos eventos habían dejado en un estado deplorable a Senoch, quien con pura fuerza de voluntad se mantenía despierto.
Casi a punto de terminar la formula para la posible resurrección del anciano comenzó a tose sangre, esto desestabilizo un poco la esfera del píldoras que tenia girando a su lado; tomo otro sorbo de aire y recobro la estabilidad – Necesito cien píldoras oscuras – tenia la cantidad exacta mezclando los ingredientes que estaban en el aire con los ingredientes que tenia él en su posesión – Cien no serán suficientes, necesito al menos mil – con un movimiento de manos comenzó a rotar su espíritu, la sabiduría de todo el bosque se reunía en una sola alma y esa era la del pequeño.
Senoch abre los ojos y en ellos se encontraba una tormenta – No dejare que mueras ¡Lo juro! – después de crear un juramento inquebrantable con Ella, el pequeño sabía que de no lograrlo su destino seria la muerte.
En el momento en que el pequeño abría sus ojos este creaba un campo de extracción de almas, muchas bestias comunes fueron atraídas por la fuerza del espíritu de Senoch solo para ser absorbidas por él. Luego de acumular la cantidad necesaria mezclo todo en un punto y creo mil esferas de oscuridad.
El chico sabía lo inestable que eran estas esferas así que las coloco cuidadosamente dentro de las esfera roja y azul que tenía a su lado. Con la ayuda de su espíritu mueve la esfera delante de él, coloca sus manos en una posición superior e inferior; con una fuerte e inmensa liberación de energía comenzó a comprimirla, la tormenta que se encontraba encima del pequeño comenzó a liberar rayos uno tras otro – Mi plan está casi completo – si alguien pudiese leer su mente, este seria su pensamiento.
Senoch comenzó a absorber la energía de los rayos dentro de la esfera de energía que tenía delante – Solo me falta un solo ingrediente, un alma de una bestia elemental de cinco estrellas – el pequeño se pone de pie por primera vez desde que comenzaba el proceso de la creación de la píldora de resurrección – Ahora es tu turno – el collar del chico comenzaba a brillar de una manera que podría hacer desaparecer toda la oscuridad del cielo, un objeto de forma ovalada sale a la acción.
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