Astra - 02
Capítulo 2
Parte 1
Luego de haber detenido el ataque de aquel sujeto de apariencia desagradable, este se alejó rápidamente de la posición de Hana hasta quedar junto a su acompañante.
– ¿Quién es ella?
– No lo sé, pero parece ser que hoy es mi día de suerte ♪♪… me quedaré con la mujer, a cambio de ello, tú tomarás el arma ♪.
Aquel sujeto de cabellera blanca no dejaba de ver a Hana de manera lasciva mientras hablaba de una especie de acuerdo con la otra persona.
– Tch, esa expresión me causa repugnancia – murmuró Hana mientras veía a aquel sujeto con desagrado.
El sujeto de las pistolas asintió de inmediato a la propuesta que había recibido, nada mejor que quedarse con el botín completo.
– De acuerdo, acepto tu trato.
De inmediato Hana vio de reojos hacia el suelo, el estado del joven no era nada alentador. La posibilidad de que sobreviviera dependía mucho del tiempo que ella se tome en deshacerse de los mercenarios.
– ¿Quién eres? ¿Por qué ayudas a este sujeto? ¿Acaso sabes en el problema en que acabas de meterte? – le preguntó ese sujeto.
– No necesitan saberlo… que a donde van ni lo recordarán, criminales.
– Jajaja me gusta esa expresión ♪♪, ¡me gusta!, me han dado más ganas de tenerte, ¡¡no puedo esperar más!!
Aquel tipo se lanzó contra Hana y comenzó a atacarla con las sais, sus movimientos no eran lo que ella podría llamar destreza, sino por el contrario. Eran ataques que comenzó a evadir sin muchos problemas, pero había algo que más le llamaba la atención, y era la manera desesperada en que trataba de vencerla.
Esta actitud…
Tras los continuos ataques, de alguna forma Hana terminó apoyando su espalda contra un árbol; el sujeto le lanzó un golpe con la energía eléctrica cargada en su arma, pero sin problemas la joven logró evadirlo saltando hacia un costado.
El golpe finalmente impactó contra el árbol y este se derrumbó cayendo pesadamente contra el suelo.
Para cuando Hana se dio cuenta, el segundo sujeto la tenía en su mira, apuntando con su pistola.
Su reacción inmediata fue tomar su espada a la vez que una extraña aura comenzaba a rodear a esta, como si la energía de alrededor se acumulara en ella formando una especie de poder.
Aquel sujeto no espero ni un segundo para dispararle.
En respuesta, Hana agitó su espada en aquella dirección expulsando un gran poder que no solo borró los proyectiles sino al sujeto que los disparó y parte de los árboles detrás de él.
Hana pudo darse cuenta que el otro sujeto quedó impresionado y lo mostraba su rostro con algunas gotas de sudor.
– Como lo imaginaba, un sátiro – Hana comenzó a acercarse a él con gran disgusto.
Ahora mismo este reía de forma disforzada.
– Qué arrogante eres mujer; será un placer disfrutar de ti, pero un evento como ese debe darse en otro ambiente ♪♪, ya sabes, así que tendré que retirarme por ahora…
Luego de reír como loco, saltó hacia la rama de un árbol.
– ¿¡…!?
El sujeto tomó un pedazo de rama y en sus manos esta se cargó con energía eléctrica, volviéndose un arma más.
¿Qué piensa hacer?
Ante su vista, aquel sujeto lanzó con fuerza la rama contra el joven.
– ¡…!
Hana corrió tan rápido como pudo para bloquear el ataque y afortunadamente logró llegar a tiempo.
– Maldito… ¡tú!…
La joven se puso de pie para buscarlo, pero el sujeto ya no estaba, ella tenía unas ganas tremendas de ir tras él, pero había algo más importante, el herido.
Se acercó para tratar de levantarlo hasta dejarlo apoyado en uno de los árboles.
– Oye… despierta…– no dejaba de tirarle golpecitos en la cara para que reaccione.
El joven abrió los ojos levemente y con gran dificultad.
– Está muy mal… y no sé nada de medicina… ¿oye puedes caminar?
Hana lo tomó del brazo y lo pasó por sobre su cuello para comenzar a llevarlo.
– Resiste chico, ¿dónde por aquí podré encontrar un lugar para atenderlo?, ahora corro contra el tiempo…
Entre Escena
En la ciudad de Estalias, Aedaldor caminaba por las calles luego de haber utilizado un sello para trasladarse desde Damardas.
Los «Sellos» son instrumentos mágicos que tienen distintas funcionalidades, y son de un solo uso, dependen del color, por ejemplo el Sello Azul es usado para transportes rápidos mediante círculos de control mágico, el transporte únicamente se puede dar de círculo a círculo, es decir, hay puntos de salto para utilizar estos instrumentos. Estos puntos por lo general se encuentran en las principales ciudades de los reinos, pero también los hay en algunas pequeñas ciudades. Y es parte del comercio, ya que los sellos son vendidos como mercadería.
Mientras caminaba comenzó a escuchar cómo la gente comentaba la situación de Liberty, algo que estaba siendo noticia popular, al tratarse de una de las principales organizaciones del reino.
–… dicen que por fin se disolvieron…
–… los ex miembros se comenzaron a unir a otras órdenes…
–… parece que sus más importantes miembros los abandonaron…
Aedaldor comenzaba a sentirse incómodo por aquellos comentarios, por lo que comenzó a murmurar para sí mismo.
– ¿Disuelto?… entonces a eso se refería con lo de ser la única que quedaba… ¿cómo pudieron llegar a tanto?
Pero los comentarios no cesaban…
–… por fin desaparecieron esos malos militares…
–… no me extrañaría que comiencen a buscarlos gente de otras organizaciones para desaparecerlos…
–… en los últimos años se ganaron muchas enemistades, pues lo tendrán bien merecido…
– ¿Enemistades?, yo diría que más bien odio, que es mucho peor – seguía murmurando Aedaldor mientras continuaba caminando –, ciertamente si ellos no comienzan a unirse a otras organizaciones aunque sean de menor categoría corren el riesgo de ser atac…
En aquel momento se detuvo con el cuerpo congelado y recordó a los tres encapuchados con los que se había cruzado unas horas antes.
– Entonces… ellos iban por Hana – murmuró mientras apretaba fuerte el puño –, debería… no, aquellos no son rivales para ella, seguro no tendrá problemas.
Tratando de confiar en la fuerza de Hana, Aedaldor decidió continuar su camino, sabiendo que ya iban tras sus pasos.
* * * *
Parte 2
Thrin Theras, el reino más importante de Belifas, era conocido así por la magnífica labor que realizaba el rey y quienes trabajaban con él en la ciudad capital de Aglynthor, en la cual se erguía un gran castillo que tenía por distintos puntos un símbolo que llamaba mucho la atención por la imponente forma de diseño que tenía, aquel castillo pertenecía a la reconocida élite militar de Thrin Theras, Neo Génesis.
Una gran y majestuosa mansión que abarcaba cerca de trece kilómetros cuadrados de extensión, siendo su entrada establecida por dos imponentes columnas fabricadas de mármol de la más alta calidad.
Custodiadas por guardias en trajes majestuosos, estas daban a un camino largo y arbolado que conducía a un patio de gran tamaño.
En el centro de aquel patio se levantaban tres mástiles del que flameaban tres estandartes con escudos diferentes.
Uno de estos estandartes era el de la Orden, los otros dos representaban al reino y al continente. Y unos metros más allá de aquel patio se ubicaban tres grandes edificaciones.
Al interior de una de ellas, en una de las tantas habitaciones adornadas de joyas y cristales, se daba una pequeña reunión, entre un grupo de personas, todos ellos vestidos con sacos blancos que tenían a la espalda el símbolo de la orden, con bordados dorados y diversas cantidades de galones y distintivos.
– ¿Mansión Mitsui?, se supone que se encontraban arreglando tu compromiso con la heredera Mitsui ¿verdad Romeu?
– Así es, el compromiso debió haberse hecho formal dentro de unas dos semanas – contestó Romeu Vitalis, miembro de la orden Neo Génesis, este joven de diecinueve años portaba siete galones dorados y uno de platino sobre su saco –, esta vez se han metido con la familia equivocada.
Terminado de decir esto, uno de los presentes soltó una carcajada que evidenciaba una clase de burla hacia Romeu. El responsable de esto se encontraba sentado sobre una silla de terciopelo rojo, dando la espalda al resto.
– Preocupándose por insignificancias… con razón es que estamos así… ¿se han dado cuenta que desde hace más de un año, que es donde los asesinatos aumentaron de manera considerable, no hemos logrado dar con uno solo de ellos?
El sujeto que era una especie de excepción en cuanto a vestimenta, ya que en lugar de los sacos blancos él traía uno de color rojo, pero con tantos galones como los del resto, cinco dorados destacaban en su saco; el sujeto de cabello negro y anteojos se puso de pie y continuó.
– Siento tener que decir esto pero… actualmente los slayers no dan la talla contra Safiot.
Con estas palabras se ganó una mirada seria y poco amigable del resto de los presentes, pero es algo que no lo inmutó en lo más mínimo, por el contrario, continuó hablando.
– Es la verdad, no tienen por qué verme de esa forma… es irónico pero, hasta ellos se dan el tiempo de matarse entre sí, ¿y nosotros?… a ver, dime Dorian ¿cómo es que uno de ellos se les escapó en el estado en el que se encontraba?, no puedo entenderlo.
Dorian Calx, era uno de los magos que formaban parte de la orden, un tipo de contextura delgada, con cabello lacio color marrón, y portando tres galones dorados en el saco.
– Me confié, solo fue eso.
– ¿Lo ven? – preguntó el sujeto de rojo dirigiéndose a todos –, lamento decirte esto Dorian, aún no estás calificado para cazar «bichos», deberías permanecer un tiempo más como jaeger.
Neo Génesis contaba con dos facciones denominadas como Slayers y Jaegers. Los primeros se encargaban de la protección del reino de los criminales, mientras que los segundos protegían el reino de las amenazas que suponían los seres sobrenaturales, llamados espectros. De estas dos, era la facción Slayer la que se consideraba la más poderosa por el hecho de tener a los miembros más fuertes de la orden.
Dorian sonrió en tono burlesco ante la mirada del sujeto. Y al mismo tiempo intervino otra de las personas presentes, se trataba de una joven de cabellos marrones con una cinta negra en la cabeza, esta joven bordeaba los diecisiete años, pero no traía encima su saco blanco.
– Bueno ya fue suficiente, me parece que te estás excediendo con tus comentarios – dijo aquella mujer.
En aquel momento entró a la habitación otro sujeto de saco blanco también, pero con una cantidad mayor de galones y distintivos, dieciocho galones dorados y siete distintivos de platino más precisamente, con una edad mayor a la de los jóvenes quienes bordaban los dieciocho años en promedio.
– Déjalo Jordana, no te molestes en calmar las cosas.
Refirió aquel sujeto mientras caminaba entre todos ellos hasta llegar a sentarse en el sillón principal del salón, que era parte del escritorio sobre el cual posaban gran cantidad de documentos y una pequeña bandera a escala con el símbolo de la orden.
La joven llevaba por nombre Jordana Calx, también miembro de la orden y hermana menor de Dorian.
El sujeto de los numerosos galones continuó hablando dirigiéndose esta vez al joven de saco rojo.
– Te veo muy animado, Alexei.
El sujeto del saco rojo, Alexei Van Ewen, miembro también de la orden, mostró una sonrisa.
– Me parece que ya es hora de que los slayers actúen como tal, así que he decidido transferirme de facción.
Al oír aquello, todos vieron a Alexei con expresión de sorpresa.
– ¿Dejarás a los jaegers? – le preguntó Dorian.
– Cazar espectros se ha vuelto una rutina aburrida, ahora quiero cazar «bichos».
– ¡Ja! – una expresión burlona se dejó oír de entre todos los presentes.
Alexei movió su mirada hacia el lugar del que provino aquel gesto, viendo con algo de incomodidad.
– ¿Te causó gracia algo, Jane?
Se trataba de otra miembro más, Jane Hagens, una joven de cabellos color celeste cielo y un corte mediano; vistiendo un uniforme igual al de Jordana, incluido además su saco blanco, con cuatro galones dorados y un distintivo de platino. La bella joven se dirigió hacia Alexei.
– ¿Cazar?, realmente estás muy animado, en verdad espero ansiosa que te nos unas.
Luego de esto, el sujeto del sillón principal intervino mientras permanecía con una expresión seria.
– Creo que va siendo hora de ponernos serios, precisamente sobre ese tema venía a hablar con ustedes, claro que lo ideal era que todos estén presentes, pero andan en otras misiones, así que comenzaré con los que estamos.
Ante la absoluta atención de todos, el sujeto continuaba.
– Como sabemos, durante los últimos diez años Safiot no ha hecho más que burlarse de nosotros, escapando siempre de cualquier manera cada vez que hacen de las suyas, me ha quedado más que claro que el formato de lucha que utilizamos actualmente no nos sirve en esto, así que se ha decidido que volvamos a utilizar el formato uno.
Todos mostraron una expresión de sorpresa; solo Alexei lo tomó como si ya lo hubiese estado esperando.
– Pensé que te darías cuenta de eso mucho antes, Kai.
– ¿Quieres callarte, Alexei?
Kai Godo era el nombre del General de la Orden Neo Génesis.
– No dije nada, no dije nada…– Alexei se encogió de hombros. Kai solo trató de no prestarle atención y continuaba.
– De los tres formatos que tenemos hubo solo uno que nos funcionó muy bien contra Safiot… Tenemos actualmente el formato tres, que solo nos permite ir tras pistas posterior a los asesinatos para dar con ellos. El formato dos, que permite anticiparnos a los hechos y bloquear sus movimientos. Ninguno de estos nos han dado para nada buenos resultados. Así que volveremos a usar el número uno… buscar y matar.
– Lo que básicamente nos estás queriendo decir es que saldremos a buscarlos sin esperar a que den algún golpe, ¿cierto? – la pregunta fue de Dorian, aunque esta era dirigida a Kai, quien contestó fue Alexei.
– Exactamente, desde que ingresé a la orden lo he estado esperando con ansias, y al fin se da.
– ¿Debo recordarte que aún eres jaeger? – Jane intervino para hacer una pregunta irónica contra Alexei.
– Jajaja, tranquila querida, no te desesperes – Alexei no dudó en contestar volviéndose a sentar y poniendo ambas manos sobre la nuca mientras se apoyaba en el sillón. Mientras, Kai continuó hablando.
– Aprovecharemos también que dentro de unos días se producirá un nuevo relevo para Eupheos, así coordinaremos mejor nuestros movimientos.
El Monte Eupheos, era la montaña más alta del reino, y se encontraba ubicada al extremo norte de la capital, en la cual había un establecimiento perteneciente a la orden y el cual era protegido por otros miembros de la misma.
– ¿Relevos? – Alexei no duró muchos segundos sentado, su reacción para ponerse de pie fue inmediata mientras veía a Kai, aquella noticia había resultado sorpresiva para él por algún motivo.
– ¿Qué pasó? – comenzó a reír Jane –, así que tu gran dolor de cabeza regresa, no «la» soportas ¿cierto?
– A ver, silencio. Alexei retírate por favor, ustedes tienen mucho por hacer, aquí estamos tratando exclusivamente temas concernientes a la facción slayer – Kai volvió a interferir, esta vez para detener a ambos jóvenes.
– Pero seré uno, haré mi transferencia.
– Cuando lo seas con mucho gusto te dejaré participar en estos asuntos, por ahora no lo eres, así que…
Jane quiso reírse pero trató de ocultarlo poniendo su dedo sobre sus labios.
Alexei se dio cuenta y la vio con enfado, pero luego se calmó cerrando los ojos por un momento.
– De acuerdo, seguiré con lo mío, y en lo que me incorporó espero no tener que oír de un nuevo fracaso ¡ja! – luego de decir estas palabras, el joven mago salió de la habitación.
Una vez que la puerta se cerró hubo un breve silencio en el lugar.
– Tiene un carácter especial – refirió Jordana mientras el resto permanecían algo fastidiados.
– Es bueno que tenga esos ánimos – agregó Kai.
– Espero que con esos ánimos pueda darnos cabezas importantes – comentó Romeu –, si no el fracasado será él.
Parte 3
Un cielo gris comenzaba a cubrir la tarde al interior del bosque al sur de la ciudad de Damardas.
Hana había encontrado en algún punto de aquel lugar una pequeña cabaña, y al interior de ella, dentro de una pequeña sala, había recostado sobre una cama a aquel joven.
Pasado un tiempo, él recuperó la consciencia, poco a poco comenzó a abrir los ojos y trató de levantarse.
– ¿D-Dónde estoy?
Aún débil, giró la cabeza hacia un costado, hacia el lugar donde ella se encontraba arreglando algunas cosas que estaban puestas sobre una mesa.
El lugar parecía que contenía mucho material bibliográfico, muchos libros, revistas, todos de contenido medicinal, pero también algunos de magia.
Algunos instrumentos de preparación yacían sobre la mesa, precisamente aquellos objetos los cuales acomodaba.
– No te esfuerces o tu herida volverá a abrirse – dijo Hana sin voltear a verlo.
– ¿Mi… herida? – el joven se dio cuenta entonces que traía un vendaje cubriéndole la parte abdominal –, entonces tú…
– Encontré esta cabaña, parece estar abandonada, además vi abundante material de medicina y algunos libros… a pesar que no es mi especialidad traté de aplicar algo para cicatrizar tu herida y parece que lo conseguí.
Su respuesta fue nada más que una explicación algo trivial, ella volteó y comenzó a acercarse a la cama.
El joven la veía fijo a los ojos, pero luego bajó la mirada al suelo.
– Te lo agradezco… si no llegabas en ese momento, creo que hubiese muerto.
– Pues yo estoy segura que hubieses muerto – respondió Hana mostrando una leve sonrisa –, lo que no entiendo es qué hacías en ese estado caminando por esta zona.
– Solo… iba de paso, traía esta herida desde hace tiempo, y parece que no aguantó más el viaje y se me complicó todo.
Qué sorpresa fue oírlo, ¿quién podría siquiera avanzar unos metros en el estado en el que ella lo encontró?
– B-Bueno parece que estás mejorando bastante rápido –volteó nuevamente para dirigirse hacia la mesa.
– Es verdad
El joven se puso de pie, dio unos pasos dirigiéndose hacia donde se encontraba su arma apoyada sobre la pared y cogió su polo ensangrentado que se encontraba tendido sobre una pequeña silla.
– Creo que ya puedo continuar, no quiero causarte más inconvenientes… por cierto, te debo un gran favor…
– No te preocupes… ehmm… más bien quería hacerte una pregunta.
Es algo que Hana no suele hacer a menudo, pero tal vez aquí estaba el inicio de su deseo, lo poco que ella pudo ver de aquel joven fue asombroso, a pesar de encontrarse muy malherido demostró que no era una persona ordinaria, y eso ella no debía dejarlo pasar.
– Antes que me digas cualquier cosa, ¿qué sucedió con los tipos del bosque?
– ¿Ehh?… pues derroté a uno de ellos, pero el otro logró escapar.
– Entiendo – el chico de cabellos verdes comenzó a caminar hacia la puerta –, yo me encargaré de él.
– N-No entiendo…
Una vez que aquel chico llegó a pararse frente a la puerta, respondió.
– Lo voy a matar
¿Ma-Matar?, ciertamente el sátiro es un criminal; pero…
Hana no podía evitar hacerse ideas confusas en la cabeza, pero tenía que salir de sus dudas.
– Oye, eso puede ser peligroso para ti, los sátiros no son criaturas comunes, son muy astutos y…
– Creo que me subestimas demasiado, esto es algo para lo que fui entrenado…
¿Entrenado?
– P-Por favor, lo haces sonar como si fueras…
– ¿Un asesino? Pues lo soy.
Hana sintió entonces como si todo su esfuerzo desde el momento en que lo vio había sido desperdiciado segundo a segundo, ayudando a un asesino a sobrevivir, ironías de la vida.
Dejó entonces caer lo que tenía a la mano en ese momento, ya había dejado de escuchar las palabras que aquel joven continuaba hablando.
– Esto no cambia la deuda que tengo contigo… no pienso olvidarla, te la voy a pagar.
Decía este tomando la manija de la puerta y disponiéndose a abrirla.
Cuando el sonido de la puerta llegó a los oídos de Hana, lo primero que hizo fue tomar una navaja puesta sobre la mesa y la aventó con fuerza contra él.
Pero había olvidado que este joven tenía una habilidad fuera de lo ordinario y le fue fácil eludir la navaja tan solo haciéndose a un lado.
La navaja se incrustó en la puerta.
– ¿Qué te pasa?
– Entonces… también eres un criminal…– empuñando su espada, Hana le apuntaba en tono amenazante.
– ¿Eh?
– Eres la peor clase de escoria que puede existir, si lo hubiese sabido desde un inicio yo misma te hubiese matado en ese momento, ahora como consecuencia, tengo que absolverte de todo…
Él se quedó viéndola muy serio por un instante, para luego voltear nuevamente dispuesto a salir, y eso es algo que enfurecía en demasía a Hana, no puede tolerar que alguien simplemente la ignore.
– Aún podemos evitar esto – le dijo el joven.
– ¡No escaparás!
Hana no quiso oír nada y se abalanzó contra él dispuesta a golpearlo, agitando con fuerza su arma, una gran espada que casi la superaba en tamaño.
El joven volvió a moverse evadiendo el ataque, a causa de ello Hana alcanzó a destruir la puerta de la cabaña, terminando de salir del lugar.
Él salió también desenfundando su espada.
– En verdad no quisiera hacerlo… pero no me dejas más alternativa.
– Los criminales no deben existir en este mundo…– ella se puso en posición de ataque frente al joven.
– Si eso es lo que piensas, entonces terminemos esto de una vez – respondió este poniéndose también en posición.
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