Astra - 08
Capítulo 8
– ¿Pedazo de lata?
Con aquella extraña voz que daba una sensación de pereza, el extraño sujeto dio un paso al frente, su pisada fue en extremo pesada haciendo incluso retumbar el lugar.
– Yo soy Levionte… y mi deber es acabar con cualquiera que se entrometa en nuestro objetivo mmm…
– ¿Entrometer?, no entiendo a qué te refieres, pero el acabado aquí… ¡vas a ser tú!
Hana quería acabar con ese extraño personaje lo antes posible temiendo que pueda complicársele todo más adelante.
Se abalanzó contra Levionte dando inicio así a su enfrentamiento.
Por otro lado, la lucha entre Milo y Fazhir estaba alcanzando su punto de quiebre.
Milo realizaba saltos tan rápidos en diferentes direcciones logrando así esquivar los impactos que las cadenas de Fazhir intentaban concretar contra él.
Fazhir hacía retroceder poco a poco a Milo con su incesante ataque de cadenas.
Los movimientos que de a poco iban hacia atrás, cambiaron de golpe cuando Milo se decidió a contraatacar. Con esa misma rapidez él comenzó a avanzar entre todo ese ataque, saltando de un lado a otro sin darle un patrón determinado de su posición a Fazhir.
Al ver la manera como Milo iba evadiendo todos los ataques y acercándose tan rápido, Fazhir trató de formar una barrera con sus cadenas para impedir su avance.
La velocidad de Milo fue incluso superior a la de las cadenas y con fuertes impulsos de sus pies contra el suelo logró atravesar por entre estas antes de que se cierren completamente como un escudo.
Milo, tomando en su mano nuevamente su arco, llegó a quedar a tiro de su enemigo y con un rápido movimiento disparó una flecha a casi nada de distancia de Fazhir, pero otra sección de cadenas se levantó en bloque aún más rápido y bloquearon el ataque.
La contramedida inmediata fue aprisionar a Milo comenzando a apretar cada vez con más fuerza.
– ¡Diablos!
Las cadenas levantaron a Milo por el aire mientras él trataba de zafarse.
Luego de elevarse a una altura considerable descendieron con gran fuerza impactando, con el cuerpo de Milo sujetado, de lleno contra el suelo.
El impacto levantó en el lugar mucho polvo, las cadenas se alejaron del lugar retornando hacia Fazhir.
Mientras aún se mantenía esa opacidad, Milo salió con gran velocidad, esta vez empuñando su espada, intentando sorprender a Fazhir, pero las cadenas volvieron a reaccionar y detuvieron la punta de la hoja unos milímetros antes de que atraviese la garganta de este.
Con un fuerte movimiento Milo alcanzó a alejarse de Fazhir de un salto hacia atrás.
– Eres más bueno de lo que esperaba.
– Yo diría que soy totalmente superior a ti – refirió Fazhir, y de inmediato sus cadenas volvieron a lanzarse contra Milo.
– Pues de esa forma no creo que sea cierto lo que dices – contestó Milo mientras comenzaba a evadir las cadenas una vez más.
– Hehe… pues yo no estaría tan seguro
Todo lo que Milo parecía tener bajo control se vio desmoronado cuando por debajo del suelo salieron tres de las cadenas negras las cuales tomaron por sorpresa al joven.
Las cadenas no le dieron tiempo a reacción y volvieron a tomarlo prisionero.
– ¡¿Qué?!
Las cadenas levantaron de nuevo a Milo por el aire y al igual que antes, descendieron estrellándolo contra un muro haciendo que el lugar levante más polvo.
Fazhir lanzó una carcajada, veía cómo los intentos de Milo por tocarlo eran insuficientes, aquella carcajada lo hacía ver seguro de su cómoda victoria. Sin embargo decidió que ya tenía que ponerle fin al enfrentamiento.
– Creo que fue suficiente de juegos, ahora voy a…
Antes que termine de hablar, una flecha salió disparada desde la cortina de polvo, pero Fazhir logró darse cuenta a tiempo y una de sus cadenas trató de bloquear la flecha.
La velocidad con que iba esta solo permitió que haya un roce desviando ligeramente su dirección y rozando el rostro de Fazhir.
Luego que sucediera esto, aquel sujeto llevó su mano al rostro y pudo sentir algo extraño. De inmediato vio su mano y fue grande su sorpresa y confusión al verla toda ensangrentada.
– ¿Cómo es que…?
El polvo iba desapareciendo y la figura de Milo comenzaba a dejarse ver mientras sostenía su arco.
Milo Tenía la expresión seria en aquel rostro ensangrentado.
– En algo tienes razón, fue suficiente de juegos.
Mientras la pelea de Milo preparaba una segunda ronda, en la entrada a la cueva Hana golpeaba reiteradas veces a aquella extraña armadura que se hacía llamar Levionte y este solo levantando el brazo recibía los golpes pero sin recibir algún daño.
No entiendo cómo es posible que no pueda ocasionarle ningún daño.
Pensaba Hana, aun así no dejaba de atacar, ruidos metálicos se oían cada vez que la espada chocaba contra su brazo.
– Aún no tienes la fuerza suficiente como para enfrentarme mm… – dijo Levionte en un momento –, si quieres ocasionar daño esto es lo que tienes que hacer.
Aquella armadura escapó del ataque de Hana dando un gran salto hacia el cielo. A ella le era imposible creer que alguien con tanto peso pueda hacer tal cosa.
– ¡Pero qué…!
No pasó mucho tiempo y a gran velocidad y con gran fuerza, aquella armadura cayó contra Hana dispuesto a golpearla.
– ¡Maldición!
Hana sin tener oportunidad de zafarse del lugar por la rapidez con la que llegó, no vio otra opción más que recibir el golpe directamente.
Fijó sus piernas firmemente contra el suelo y levantó su gran espada tomándola del mango y con la otra mano sosteniendo una parte de la hoja.
Levionte llegó y golpeó con su brazo a Hana, el violento impacto ocasionó que el lugar donde estaba ella parada se agrietara haciendo saltar pedazos de rocas alrededor y una onda de aire se expanda desde aquel punto.
Pero qué poder más destructivo
Hana había dejado caer una rodilla contra el suelo a causa del fuerte impacto, pero aún seguía resistiendo la fuerza de Levionte quien seguía presionando contra ella.
El poder mágico que constantemente acumulaba la espada había ayudado a Hana a resistir el peso de Levionte. Pero ella sabía que no podría aguantar más en un enfrentamiento de resistencia.
Maldición, si no hago algo ahora… terminará por aplastarme.
La joven comenzó nuevamente a acumular en su espada energía desde los diversos puntos de aquel lugar para convertirlos posteriormente en poder mágico, con ayuda de esta «habilidad» Hana tomó impulso físico y logró echar hacia atrás a Levionte. Una vez que este retrocedía unos pasos ella logró zafarse de esa situación haciéndose a un lado con un movimiento rápido.
– Eres muy buena… mmm…
Levionte no le dio tiempo a Hana ni de pensar, golpeó el suelo con fuerza y este se fue destruyendo en dirección a ella.
Al ver como esa hilera de grietas venían hacia ella, Hana alcanzó a saltar. Pero Levionte se aprovechó de ese momento y saltó a gran velocidad contra ella golpeándola de lleno en todo el cuerpo mientras permanecía en el aire.
– ¡¡Arghhh…!!
El golpe la mandó de regreso al suelo. Hana cayó con fuerza, pero muy rápido se hizo a un lado para evitar la llegada de Levionte, quien quiso darle el golpe final cayendo desde el aire. Hana ya a un costado se mostraba bastante lastimada, adolorida y agitada…
Es muy rápido, n-no imaginaba que alguien con esa apariencia pudiera tener tanta agilidad…
El polvo se había levantado de nuevo a causa del fuerte impacto de Levionte y rodeaba su armadura.
El golpe recibido la había afectado mucho, escupió un poco de sangre mientras alcanzó a ver su espada que se encontraba a unos metros alejada de su posición.
Sin ella le sería imposible resistir las embestidas de Levionte, por ello quería calcular la distancia para poder reaccionar y tomarla antes de que la armadura vuelva a atacar.
Estiró su brazo tratando de medir la distancia que tenía con la espada.
– Entonces…
Hana realizó un salto rápido hacia un lado para lograr tomar con ambas manos el astil de su espada comenzando a reunir en dicha arma una buena cantidad de energía ante la pasiva vista de Levionte.
– ¡¡PRUEBA ESTO!!
Se posicionó y agitó su espada liberando una ráfaga de energía destructiva contra su rival.
Levionte no tenía posibilidad de esquivar aquel ataque, pero hizo algo que sorprendió a Hana, golpeó con fuerza el suelo haciendo que este se hunda unos metros, de esta forma el ataque de Hana pasó por encima de este.
¡¡No es posible!!
Levionte salió caminando desde ese hoyo tan tranquilamente que a Hana le generaba escalofríos y de nuevo comenzó a correr muy rápido contra ella para golpearla, Hana volvió a protegerse con su espada, y continuó haciéndolo mientras Levionte seguía atacándola, haciendo caer su pesado brazo contra ella.
El cielo había comenzado a nublarse y por ratos alcanzaban a oírse fuertes truenos que anunciaban que una fuerte lluvia estaba al caer.
Pero ambos enfrentamientos no acababan, Milo seguía escapando del continuo ataque de cadenas que Fazhir realizaba, aún con su arco en la mano buscaba espacios libres en cada ataque enemigo para dispararle flechas que las cadenas siempre bloqueaban.
– A este ritmo no voy a conseguir nada… – murmuró.
– Entiende de una buena vez que no eres rival para mí – refirió Fazhir mientras reacomodaba sus cadenas – acabemos esto…
– Tienes razón – respondió Milo mientras sacaba una flecha de su aljaba –, es hora de acabar con esto.
Las cadenas de Fazhir se lanzaron contra Milo.
No es algo que deba usar a la ligera, pero si no lo hago esto se complicará.
El cuerpo de Milo entonces liberó aquel aura gris y disparó la flecha al mismo tiempo que guardaba su arco y desenfundaba su espada.
La velocidad de Milo en esta ocasión fue todavía mayor a la que había mostrado en cualquier ocasión anterior, tanto que le permitió salir hacia la posición de Fazhir casi a la par con la flecha que había disparado.
La flecha fue bloqueada por una de las cadenas, pero esta se desestabilizó tras el impacto, sin duda, haber llegado al choque envuelta en el mismo aura le había dado un mayor daño a aquella flecha. El resto de las cadenas comenzaron a atacar a Milo, quien en su rápido avance las evadió a todas con facilidad.
– ¡No es posible!
Fazhir se sorprendió por la gran velocidad que Milo tenía y trató de levantar su defensa de cadenas, pero antes de que esta se completara Milo llegó a pasar por entre ellas y blandió su espada contra este.
Ahora Milo había quedado detrás de Fazhir.
– Im… presionante
Las cadenas se detuvieron por un instante y cayeron todas al suelo, Fazhir comenzó a sangrar a la altura del pecho y cayó también pesadamente.
El aura de Milo desapareció y enfundó su espada mientras veía el cuerpo sin vida de su adversario.
– ¿Qué es lo que protegen? – se preguntó a sí mismo.
No había tiempo que esperar, Milo sospechaba que Hana podría estar luchando contra alguien luego de aquellas palabras que Fazhir le había dicho anteriormente. El joven de cabellos verdes de inmediato salió corriendo en la dirección por donde Hana había ido.
Con una de las peleas terminadas, aún quedaba por resolverse la que tenía como protagonista a Hana.
Levionte golpeó con fuerza la espalda de Hana haciéndola volar contra una roca, cada golpe recibido por aquella armadura deterioraba más el estado físico de la joven.
Hana se puso de pie mientras pedazos de escombros caían desde su cuerpo. Le era muy difícil mantenerse de pie, la sangre le goteaba de distintas partes de su cuerpo y rostro.
Su traje estaba ligeramente dañado a pesar de todo, y vio su espada alejada a unos metros nuevamente.
– Ahora que has perdido tu único medio de defensa, te daré el golpe final mmm…
Levionte comenzó a dar pasos lentamente hacia Hana. Cada uno de sus pasos hacía retumbar el lugar.
Es inútil, no siento que se esté cansando siquiera un poco, a este ritmo…
Hana cerró los ojos por un breve tiempo, había que pensar rápido en alguna solución.
Luego de unos segundos volvió a abrir sus ojos mostrando una mirada afilada, levantó su brazo hacia su enemigo e hizo un ligero movimiento con la mano.
Ese movimiento que Hana hizo con sus manos generó una explosión en el hombro de Levionte.
– Arrggh… ¿pero qué fue eso?
Levionte se preguntó esto luego de haber sido sacudido por el ataque.
Hana volvió a mover la mano y otra explosión dañó en la pierna a Levionte haciéndolo caer, pero volvió a levantarse.
Cuando quedó de pie, sorpresivamente empezó a correr contra Hana acelerando cada vez más, pero recibió una explosión más en el rostro.
Levionte se detuvo después de ese ataque.
– Aarrrgghh ¡¡maldita!!
– Algo ocultan ahí dentro – señaló Hana viendo la cueva detrás de Levionte, manteniendo su brazo levantado –, ¿qué es?
El sujeto de la gran armadura no hizo caso a la pregunta de Hana y volvió correr contra ella.
Hana comenzó a mover la mano estallando el cuerpo de Levionte varias veces seguidas y haciendo que este se detenga y comience a retroceder lentamente.
Las numerosas explosiones cesaron luego de unos segundos y Levionte cayó de rodillas al suelo.
La respiración de Hana comenzaba a acelerarse. A estas alturas dejaba mostrar una notoria impaciencia, ante la dificultad de movimiento de su adversario.
– Estoy perdiendo la paciencia…
No se podía saber cuál era el estado en que Levionte se encontraba, a causa de la armadura, pero en su hablar pudo sentirse que el daño que había recibido era de consideración.
– Van… a morir – alcanzó a decir.
– Tch…
Hana chasqueó la lengua mostrando su enfado mientras comenzaba a respirar con más fuerza, la mano con la que apuntaba contra su rival comenzó a temblarle, y luego de unos segundos cerró con fuerza el puño generando un gran estallido que acabó por desaparecer a Levionte.
– Absuelto…
Hana cayó de rodillas al suelo, su estado no era del todo bueno, había recibido un daño importante y perdió aquella expresión fría que tenía.
Ahora podía notarse el cansancio con el que había quedado.
Momentos después Milo llegó corriendo y vio la escena, solo podía divisar a Hana de rodillas en el suelo, pero no a su rival.
¿Qué pasó aquí?
Milo se acercó hacia ella mientras esta se ponía de pie lentamente.
– ¿Qué sucedió?, vi las explosiones, pero… ¿qué te ocurrió?
Hana levantó la cabeza para ver a Milo, había quedado demasiado debilitada luego del enfrentamiento, aunque trató de hacerlo pasar desapercibido.
De ninguna manera podía mostrarse como alguien que necesite ayuda o dependa de otros.
– Un tipo bastante extraño apareció y no me dejó continuar… dijo algo así como que no nos interpusiéramos en su camino… y pues como puedes ver, también tuve problemas aquí… jeje…
– Ya lo veo
Milo sin embargo mostró que él tampoco tenía ninguna intención de prestar ayuda, aunque a Hana tampoco parecía importarle aquello en lo más mínimo.
– ¿Y qué sucedió con el otro sujeto?, ¿lograste averiguar algo? – preguntó Hana después, mientras me ponía de pie.
– No dijo nada como eso, lo único que hacía era atacar, fue tan fastidioso como traer una piedra en el zapato… pero al menos ya sabemos hacia dónde continuar.
– Es cierto… la ardilla se metió allí – dijo Hana señalando la cueva con el dedo.
Hana fue a recoger su espada que se encontrada tirada a unos metros, la enfundó y comenzó a caminar hacia el interior de la cueva.
Milo también comenzó a caminar detrás de Hana, ambos ingresaron a la gran cueva esperando dar con la extraña ardilla.
Comments for chapter "08"
QUE TE PARECIÓ?