Astra - 09
Capítulo 9
Parte 1
A través de los pasillos de la mansión Neo Génesis, Romeu y las dos jóvenes detrás de él llegaron a una puerta de doble entrada.
Romeu posó ambas manos sobre las puertas y las empujó abriéndolas, el interior era una habitación majestuosa circular de gran tamaño con un gran espacio libre al centro, tenía trece pedestales ubicados alrededor del lugar, cada uno con un asiento de terciopelo color rojo, cada pedestal estaba construido a base oro puro y estaban ubicados a dos metros del suelo con pequeños escalones.
Uno de los pedestales estaba ubicado frente a la puerta y un metro más alto que los otros, definitivamente se trataba del lugar más importante del salón.
Al ingresar, Romeu junto a Jayla y Jane encontraron a dos magos, uno de ellos era Feraldus Weiss, aquel hombre que llegó junto con Jayla, de apariencia bastante seria, cabellos plateados, con un peinado de puntas, vistiendo el uniforme oficial de la orden y un largo saco blanco con bordados dorados que llevaba a la espalda el símbolo de la orden; y el otro era Kai Godo, el general de la orden, que también vestía el mismo uniforme con diferencia de la camisa, ya que esta era blanca. La camisa era la única prenda que se podía alternar en el uniforme oficial, podían usar blancas o negras, no había inconveniente.
Ambos magos estaban sentados en dos de los pedestales, Kai ocupaba el que se encontraba al frente de todos, mientras Feraldus uno de los ubicados a su derecha.
– Tomen sus respectivos asientos.
Kai se dirigió con estas palabras a los tres magos que acababan de llegar, la expresión que tenía era de tranquilidad y mucha calma, se podía notar años de experiencia en su trabajo, un veterano en la orden.
– Sí – asintió Romeu yendo a ubicarse a otro de los pedestales.
Jayla y Jane no pronunciaron palabra alguna y también se dirigieron a sus lugares. Aquellos pedestales dorados eran lugar de cada uno de los magos de la élite de Neo Génesis. Trece pedestales dorados hacían alusión a doce magos más el general. Sin embargo, en aquel momento solo habían cuatro de ellos.
Jane se cruzó de piernas y brazos como si esperara por alguna clase aburrida. Mientras Jayla apoyó un codo sobre la agarradera del mueble poniendo su mano en el rostro con señal de aburrimiento también.
– Es la hora
Con estas palabras de Kai, el salón oscureció dejando una visibilidad escasa en el lugar, al mismo instante en que proyecciones holográficas aparecieron en los pedestales restantes. Ahora eran once pedestales de magos ocupados fuera del general, solo uno estaba vacío.
Las proyecciones holográficas mostraban las siluetas oscuras de los magos restantes en el salón.
– Todo está listo, la modificación del formato de operaciones fue aprobada por el Concejo Real.
Con este aviso Kai comenzó aquella reunión.
– Búsqueda y exterminio ¿eh? – refirió una voz masculina de entre las proyecciones –, no imaginé que en algún momento Safiot nos llevaría a tomar esta postura, sí que son unos sujetos bastante insoportables.
– Insoportables y demasiadamente cautelosos – agregó Jane manteniendo aún su postura –, creo que el hecho de haber cambiado el modo de operación no nos facilitará mucho el trabajo, estos tipos son bastante astutos.
– No es nada que no se pueda manejar
Una nueva voz se oyó desde las proyecciones, esta vez era una mujer, se trataba de Jordana Calx, la maga de cabello marrón y cinta negra en la cabeza, uno de los relevos por los que volvieron Feraldus y Jayla.
– Solo debes combatir su astucia con inteligencia, haremos que usen esa cualidad a nuestro favor – agregó la joven.
– ¿Nuestro… favor?
– Está claro Jane – intervino en la conversación Romeu –, ¿por qué ir a ellos si ellos pueden venir a nosotros?
– ¡Maravilloso! – en esta ocasión, la intervención provino de una frágil y fresca voz, que parecía indicar que se trataba de una infante de aproximadamente ocho o nueve años de edad –, no podría esperar menos del cerebro de la orden y futura cabeza de la familia Calx.
Sin embargo, esta afirmación provocó que Dorian manifestara su incomodidad.
– La próxima cabeza de la familia Calx voy a ser yo, no lo olvides Theodrada.
– Por favor… Dorian, Theodrada, este no es el momento ni mucho menos el lugar para este tipo de discusiones.
Jordana trató con estas palabras de interrumpir una posible discusión en medio de la reunión.
Es entonces cuando otra voz infante se oyó desde las proyecciones aparentando una misma edad que la anterior, pero esta vez era de un varón.
– Muy bien dicho Jordana, como siempre poniendo en orden las cosas, un carácter perfecto… por cierto, aún no has considerado mi proposición de matrimonio ¿cierto?
El rostro de Jordana se ruborizó ligeramente mientras cerraba los ojos y trataba de mantener la seriedad.
– Suficiente Theodore – intervino el general de la orden, Kai –, es momento de decidir… el motivo por el cual se hizo esta reunión fue precisamente para ver la manera de comenzar con las operaciones, y gracias a Jordana hemos conseguido la posibilidad de realizar un primer movimiento…
– ¡Disculpen!
Jayla tenía el brazo estirado hacia arriba, dando la apariencia de un estudiante queriendo consultar algo que no ha entendido, con una expresión de mucha curiosidad.
– Desde hace rato andan hablando de la muy buena idea de Jordana y el primer movimiento que se pondrá en marcha, pero aún no han mencionado de qué se trata.
Al instante todos los presentes dirigieron sus miradas a la joven de coleta.
– Como siempre, tu nivel de percepción no deja de impresionarnos Jayla.
Con este comentario, Feraldus ocasionó que se oyeran algunas risas disimuladas en la habitación.
– Pasemos ahora a centrarnos en la operación.
Kai dirigió estas palabras a los presentes ignorando lo que estaba pasando, no parecía tener interés alguno en participar de esa actividad «infantil».
La reunión continuó de esa manera extendiéndose por algunas horas más.
Parte 2
Mientras avanzaban, Milo y Hana se dieron cuenta que aquella no era una simple cueva, la apariencia que esta mostraba era similar a la de alguna mazmorra subterránea.
– No esperaba encontrar algo como esto
Habían transcurrido algunos minutos en los que ambos jóvenes caminaban a través de un gran túnel.
– Es una especie de… casa de las torturas – Milo tenía una sensación extraña, lo que lo llevó a decir aquel comentario mientras observaba todo el lugar –, y pensar que llegamos hasta aquí por seguir a una… ardilla.
– Ya te dije que tuve un extraño presentimiento cuando se puso frente a nosotros…
– Quieres decir que sentiste como si te estuviese queriendo decir algo ¿cierto?
– Algo así
– Ya veo – refirió Milo cerrando los ojos –, mientras no haya sido producto de tu imaginación…
– Ahora que voy viendo este lugar, no puedo evitar pensar en lo que ese tipo me dijo.
– ¿Te refieres a lo de no interferir? – dijo Milo abriendo nuevamente los ojos y viendo hacia la joven.
– Sí, posiblemente aquellos sujetos realizaban alguna especie de ritual o simplemente torturaban gente aquí y no querían que sepamos o que los estorbemos.
– O quizá hacían algo más grande…
– Pero… dónde se habrá metido esa…
Antes de poder terminar de hablar, Milo y Hana se detuvieron observando estáticos lo que había frente a ellos. Una especie de compuerta metálica de gran tamaño bloqueaba su avance.
Daba la impresión de estar sellada a la superficie ya que no se podía observar ninguna clase de manija de la que tirar o alguna fisura que utilizar para forzarla.
¿Una puerta?
Hana se preguntó así misma con extrañeza, pues era bastante impensable encontrarse con un lugar como aquel y mucho menos bajo una montaña.
– Parece que está sellada de alguna forma.
Milo comentó aquello mientras se acercaba hasta la puerta y palpaba diversas zonas tratando de encontrar algún punto por el cual tratar de abrirla.
Habían avanzado tanto en esto como para simplemente dejarlo por una simple puerta.
– Entonces solo hay una forma de abrirla, hazte a un lado…
Al oír estas palabras provenientes de Hana, Milo tuvo una repentina sensación nada agradable, volteó y la vio con el brazo apuntando hacia la puerta, por ende contra Milo también.
– ¡O-Oye!
Hana cerró la mano haciendo puño y la puerta estalló de inmediato, destruyéndose.
Un instante antes Milo logró saltar escapando con lo justo de la explosión, aun así la onda de esta lo aventó unos metros más allá.
Una vez que el polvo comenzaba a disiparse en el lugar, Milo se acercó a Hana bastante disgustado.
– ¿Pero qué tienes en la cabeza?, estuviste a punto de volarme junto con la puerta…
– ¿Qué, enserio? – respondió Hana avanzando como si no se hubiese tratado de algo preocupante.
Esta mujer es maldad pura
Ambos ingresaron al lugar, un gran espacio rodeado por grandes celdas vacías, ya parecía tener varios años de abandono por el desgastado lugar en que se había convertido, los barrotes de las celdas se encontraban por completo oxidadas, habían algunas cadenas ensangrentadas al interior de estas y bastante sangre seca.
Pero a pesar del aparente estado de abandono del lugar, el hedor que emanaba era bastante fuerte para el olfato humano. Hana se llevó la mano a la cara tapándose la nariz y la boca.
– Pero qué lugar tan…
Hana refirió mientras se acercaba lentamente a una de estas celdas.
Milo por su parte continuó avanzando, cruzó todo el lugar mientras observaba los alrededores, y llegó a un pequeño corredor que conectaba quizá a otro espacio. No dudó ni un segundo y comenzó a caminar a través de este.
Hana caminaba viendo todas las celdas sin dejar de sorprenderse por las muestras de crueldad que mostraban cada una de estas.
Esos malditos, así que esto es lo que protegían…
Milo salió del corredor y terminó quedando en otro espacio similar al anterior, pero hubo algo que le llamó demasiado la atención.
Mientras Hana se encontraba recorriendo despacio las distintas celdas de torturas, oyó la voz de Milo.
– ¡Oye!, tienes que ver esto…
– ¿Hmm?
Luego de oírlo llamarla, Hana caminó hasta entrar al corredor y cruzarlo, llegando hasta el otro espacio desde donde Milo la había llamado.
Una vez ahí logró ver algo que la dejó pasmada, tanto así que se podía ver cómo gotas de sudor recorrían su rostro.
– No puede ser…
Hana caminó unos metros hacia adelante hasta pararse al costado de Milo quien se encontraba al centro del lugar.
Ambos observaron el cuerpo bastante lastimado y posiblemente sin vida de una mujer semidesnuda con únicamente la ropa interior a medio poner.
Su cabello era blanco, tapando su rostro caído, sus pies con grilletes y sus manos extendidas hacia arriba de la misma forma con los grilletes y una cadena que colgaba de estos desde lo más alto del lugar sosteniendo el cuerpo en el aire.
– Pero si es un…
Hana balbuceó tratando de hablar. Pero fue Milo quien terminó por completar la frase.
–…Elfo
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