Astra - 10
Capítulo 10
Aún no salían de su asombro cuando dos siluetas se pusieron detrás de ellos, como si hubiesen estado esperando su llegada.
– Veo que acaban de conocer a mi gran fuente de poder mágico.
Al oír aquellas palabras, ambos jóvenes voltearon rápidamente viendo en la entrada del corredor a dos sujetos con extrañas apariencias.
– ¿Quiénes son ustedes? – preguntó Hana.
– Parece ser que ustedes fueron quienes acabaron con Fazhir y Levionte – dijo uno de ellos –, ahora me encargaré de matarlos…
– Espera Blust, en este lugar no…
Uno de esos dos sujetos parecía ser un simple subordinado del otro.
Aquel sujeto que detenía a su compañero tenía una apariencia más imponente y fuera de lo ordinario.
– Oh sí, tiene razón señor.
– ¿Blust? – Hana hizo un pequeño murmuro.
– Arreglaremos esto, pero fuera de este lugar, no quiero poner en peligro mi fuente de poder.
Al mismo tiempo en que terminaba de decir estas palabras, este sujeto levantó su brazo a un costado y con esa acción los cuatro desaparecieron.
Fue en la entrada de la cueva donde terminaron llegando a dar.
Ahora estos dos sujetos tenían a su espalda la entrada al lugar y Milo junto a Hana se encontraban frente a ellos.
– ¿Qué hizo? – preguntó Hana sorprendida.
– Es magia de proyección, es mi magia innata, aunque es muy buena, no me gusta utilizarla, yo prefiero magias más destructivas, el poder de destruir todo es lo que deseo, el elemento rey de la destrucción, el elemento sobre los elementos… el fuego. Siempre ha sido mi objetivo poder dominarlo, y ahora, después de un año de haber empezado con este proyecto por fin estoy a un paso de conseguirlo… y no voy a dejar que ustedes se entrometan.
– El elfo – dijo Milo viendo al sujeto fijamente –… ¿qué relación tiene con todo esto?
El sujeto solo atinó a sonreír, dio media vuelta y caminó hacia el interior de la cueva.
Esa reacción no hizo más que darle la razón a Hana, aquel grupo de extraños eran unos criminales.
– ¡Espera!
Hana avanzó unos pasos pensando en detenerlo, pero aquel sujeto de apariencia poco convencional llamado Blust se puso frente a ellos.
Traía un peinado estilo militar y vestía un traje que daba la impresión de ser algún tipo de investigador o científico, además de ello usaba una corbata de lazo roja y anteojos, todo un personaje.
– No tiene caso contárselo a quienes están a punto de convertirse en cadáveres.
Con estas palabras Blust tomó entre sus dedos pequeñas esferas negras con las cuales comenzó a juguetear mientras sonreía frente a ambos jóvenes.
No puedo percibir el tipo de habilidad de este sujeto… eso lo hace aún más peligroso, debemos tener bastante precaución para…
Cuando Milo todavía se encontraba analizando al rival que tenían en frente, Hana desenfundó su espada más que de inmediato.
– Si piensas interponerte en nuestro camino, te mandaré junto con tus amigos.
¿Acaso esta mujer no puede tener un poco más de inteligencia?… ¿inteligencia?… ¡eso es!
Luego de pensar aquello, Milo expresó con sorpresa lo que había deducido en ese mismo instante.
– La fuente de poder mágico… la fuente de la que hablan es el elfo…
– ¿¿Qué?? – Hana volteó a ver a Milo sorprendida también.
– Los elfos se caracterizan por tener un vasto conocimiento de la magia desde sus orígenes, además de todos poseer poder mágico innato; por lo que a menudo son llamados «médiums».
– Brillante, no esperaba algo como eso… en efecto, los elfos poseen el conocimiento de los principios de la magia, pero no solo es su gran sabiduría… sino también la gran capacidad de regenerar su poder mágico mucho más rápido que una persona normal, y no necesitan de reposo ni nada. Estén en el estado que estén su regeneración es la misma. Una habilidad como esa fue la oportunidad perfecta para Ilaz de conseguir su objetivo.
– ¿Ilaz? – preguntó Hana.
– No sabía que tenían esa clase de habilidad – Milo reaccionó con más sorpresa aun, entendiéndose que la segunda parte de la explicación de su enemigo no había sido de su conocimiento.
– Pero hasta ahora no puedo entender cómo es que hay un elfo aquí, los elfos son una raza que se supone existen solo en Edana.
En efecto, el continente de Belifas corresponde solo a la raza humana y algunos seres menores que lo habitan; pero el continente de origen de los elfos es Edana, es por esto que Hana cuestionó ese hecho sin importar que lo estuviese haciendo al enemigo.
– Precisamente – comentó Blust –, cuando la capturamos supimos que no habría otra oportunidad como esta.
– Así que es por eso que utilizaron la vida del elfo, ese miserable merece morir – expresó Hana con un gesto repulsivo.
– Pues yo me encargaré de que no puedan pasar por aquí – Blust no contemplaba la opción de dejarlos pasar y se los hizo saber.
– Eso lo veremos…
Hana levantó su mano al frente, apuntando a Blust.
– Espera Hana, no gastes tu energía… Ilaz, la necesitarás para cuando nos enfrentemos contra él.
Hana bajó su brazo luego de escuchar a Milo. El joven tenía mucha razón, ahora Ilaz había conseguido manejar el fuego y por ello sería un rival bastante complicado de vencer.
– ¡Entonces será así!
Hana empuñó con fuerza su espada y corrió contra aquel sujeto con toda rapidez esperando sorprenderlo y no darle tiempo a que pueda reaccionar. Pero en aquel momento en que ella había abandonado su posición, él le lanzó aquellas pequeñas esferas que tenía entre sus dedos.
A Hana le pareció alguna clase de broma y simplemente destruyó esas esferas agitando una vez la espada.
Esta acción que para ella no significaba nada hizo que Milo reaccione rápidamente.
Para cuando Hana se dio cuenta, esa extraña esfera de aire que le había protegido antes del ataque de cadenas, nuevamente la había cubierto por completo.
En el mismo instante en que esa barrera de aire la cubrió, las esferas estallaron alrededor de Hana sucesivamente y se generó una gran explosión.
Hana estaba confundida al interior de aquella barrera y dentro de esa gran humareda, cuando volteó a ver atrás, Milo estaba con el brazo levantado en su dirección.
Aquella había sido la causa de que se encuentre ilesa, Milo había generado esa esfera mágica que la había protegido de esas explosiones. Entonces recién ella pudo notar que el elemento mágico de Milo era el aire.
Blust sonreía imaginando que ya había acabado con uno de ellos.
– Bueno, ahora es turno de…
Sin embargo, tras la humareda generada por la explosión, se dejó ver la silueta de Hana, que no había recibido ningún daño, y solo se mantenía cubriendo el rostro del polvo con su brazo.
– ¡N-No es posible!
Hana retrocedió nuevamente, y Milo se acercó a ella.
– Debes atacar con más prudencia.
– G-Gracias.
Blust fijó su atención en Milo, lo que normalmente habría sido una victoria fácil había sido echado a perder por la intervención de él.
– Entonces fuiste tú…
– Así que tu magia es la de «Explosivos» – dijo Milo.
– ¿Explosivos?
– ¡Así es! Magia que domina el arte de los explosivos – enfatizó Blust mientras hacía aparecer entre sus dedos nuevamente esferas explosivas –, ¡¡ahora mueraaan!!
Blust lanzó las esferas contra los dos muy frenéticamente en evidente estado de ira.
Hana comenzó a saltar de un lugar a otro comenzando así a esquivar las esferas mientras hacían explosión conforme chocaban contra el suelo.
Milo evitó una y salió corriendo muy rápido al encuentro de Blust también esquivando el resto de las esferas, en su avance se movía de un lado a otro haciendo que los explosivos estallen en el suelo y en el aire.
Ya cuando estaba cerca desenfundó su espada dispuesto a atacarlo.
Blust echó una risa, chasqueó sus dedos y la zona por donde pasaba Milo en ese momento estalló, aquella explosión lo atrapó perdiéndose de la vista de Hana quien se cubría el rostro del polvo liberado.
– ¡¡Milooo!!
– JAJAJAJA
Blust comenzó a reír a carcajadas, pero una vez más volvió a darse cuenta que la explosión no había ocasionado ningún daño cuando Milo salió de entre el polvo cubierto con la esfera de aire.
– No es posible… ¿otra vez?
La barrera de aire fue desvaneciéndose poco a poco junto con el polvo.
– Así que minaste toda el área, qué fastidio…
Aun cuando pronunciaba esas palabras, una sensación lo abrumó. La mirada de Milo cambió de dirección, pasando a centrarse en el interior de la cueva detrás de Blust. Podía sentirse un aire bastante pesado proviniendo desde su interior.
– Eso es…
También Hana había logrado percibir aquello y solo se quedó inmóvil mientras Milo retrocedió de un largo salto hasta ponerse a su costado.
Cuando Hana lo vio pudo notar que estaba bastante preocupado.
– Ilaz, ese sujeto comenzó a aumentar su poder mágico – le dijo.
– Hay que detenerlo pronto… pero ¿cómo podremos pasar a este tipo? – preguntó Hana porque en ese momento no podía idear nada.
Llegados a este punto, tenemos que reaccionar tan rápido como se pueda, así que…
– Presta atención Hana – dijo Milo sin quitar la vista de Blust –, irás de frente contra él, no dudes en ningún momento, por nada te detengas, tienes que acabarlo con un solo golpe, ¿entendiste?
– ¿Hah? pero parece que tiene explosivos por debajo de la tierra… ¿cómo esperas que pueda acercarme así?
– Tú solo has lo que te digo
Hana vio a Milo y sintió en su mirada una seguridad descomunal.
¿En serio podría salir bien? Pero siento como si él lo tuviese todo calculado…
A estas alturas, Hana sabía que si había un momento para empezar a confiar en él, era este. Asintió con la cabeza, el tiempo corría en contra, algo grande y nada bueno se estaba suscitando al interior de la cueva y tenían que avanzar tan pronto como les fuera posible, y la única manera era derrotando a Blust en un solo ataque.
Aunque no lo tenía claro, Hana tomó muy fuerte su espada y esperó la señal de Milo.
Solo bastó una mirada de Hana, y Milo entendió que estaba lista.
– ¡¡AHORA!!
Hana salió corriendo a toda velocidad hacia Blust.
Blust al verla venir sonrió y comenzó a lanzarle esferas explosivas, mientras ella las iba esquivando todas.
– ¡¡Hagan lo que hagan no podrán tocarme!!
Milo se mantenía inmóvil, su concentración era alta y no dejaba de quitarle la vista de encima a Hana.
La gran espada de Hana comenzó a reunir toda la energía posible, ya estaba lista para golpearlo.
– ¡¡¡ES INÚTIL!!!
Blust chasqueó sus dedos una vez más.
En otro momento Hana hubiese cerrado los ojos esperando lo peor, pero su confianza en Milo mantuvo su concentración intacta, las minas en el suelo estallaron y el lugar se cubrió de polvo.
Blust esta vez no celebró nada porque se percató del movimiento que hizo Milo con la mano.
– ¡¿Qué hizo?!
Entonces Hana salió de entre la humareda de las explosiones, protegida por esa barrera de aire y quedando frente al sujeto.
– ¡¡¡IMPOSIBLEEE!!!
Hana agitó su espada contra Blust y una gran explosión eliminó por completo a este.
Tal y como lo había dicho Milo, la pelea se decidió en un solo golpe.
Hana apoyó su espada sobre el suelo bastante agitada, el polvo aún no terminaba de desaparecer.
– Salió bien… bien pensado – dijo Hana todavía un poco agitada.
Milo no esperó un solo instante y pasó por su costado corriendo hacia el interior de la cueva.
– ¡Hay que apresurarnos!
– Es verdad…
Hana quitó su espada del suelo y la enfundó sobre su espalda, a pesar de su fatiga comenzó a correr en la misma dirección dejando un campo destruido casi en su totalidad a causa de su enfrentamiento.
Al interior de la cueva, Ilaz, el último de los enemigos, yacía con la palma de su mano extendida hacia el elfo a unos dos metros de distancia, podía notarse cómo la magia emanaba en grandes cantidades como una corriente de viento directamente hacia el hechicero mientras continuaba drenándole el poder mágico.
– Finalmente voy a conseguir el poder que tanto he anhelado y así me convertiré en el mago más temible de Belifas, jejeje… JAJAJAJA.
– ¡Detente!
Hana exclamó de inmediato, ella y Milo habían llegado hasta el lugar luego de haber apresurado su desplazamiento. A ella aún podía notársele lo agitada que se encontraba por la manera en cómo respiraba.
Ilaz se detuvo en cuanto escuchó la voz de Hana, bajó el brazo y volteó hacia ellos mostrando una extensa y tenebrosa sonrisa.
– Llegan justo a tiempo…
– ¿A… tiempo?
– A tiempo para mostrarles el resultado de haber obtenido el poder máximo…
Ilaz no dejaba de mostrar aquella sombría expresión ante la mirada paralizada de ambos jóvenes, mientras su cuerpo comenzaba a encenderse en llamas.
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