Astra - 15
Capítulo 1
Habían transcurrido algunos días de viaje y con el sol comenzando a ocultarse, Milo, Hana e Ireth caminaban ya en territorio theriano, a través de un camino rodeado por árboles frondosos, bajo el canto de las aves del lugar, lo cual hacía ver un panorama tranquilo…
– Ahhhh, espero que lleguemos a encontrar pronto algún pueblo o ciudad – decía Hana mientras estiraba los brazos hacia arriba.
– A pesar que llevamos unos días caminando, no hemos hecho más que pasar las noches durmiendo a la intemperie, parece ser que no hay algún lugar cerca que sea habitado.
La joven elfo hacía este comentario mientras continuaban avanzando.
– Y parece ser que pasaremos otra noche más de la misma manera – agregó Hana dejando ver una pequeña sonrisa amarga.
Milo no dejaba de ver esporádicamente por el rabillo del ojo a Ireth, de hecho la había estado observando de la misma forma desde que salieron de aquella cabaña, parecía haber notado algo en ella.
La caminata aparentemente tranquila se vio interrumpida cuando un pequeño grupo formado por unas tres o cuatro personas apareció viniendo de la misma dirección a la que ellos se dirigían, corriendo desesperados, como si huyeran de algo.
– ¿Personas? – preguntó Hana.
Los tres se detuvieron mientras el pequeño grupo se acercaba a su ubicación, Ireth dio unos pasos más.
– Parece que huyen de algo…
– ¿Huir?
Ante esta apreciación de ambas jóvenes, Milo permanecía quieto sin pronunciar ninguna palabra. El pequeño grupo pasó por el costado de los jóvenes sin detenerse. En efecto los rostros en ellos eran de susto, Hana trató de detenerlos, pero fue en vano.
– ¡Oigan!
Las personas continuaron sin detenerse, solo ante la vista de Hana, ya que Milo e Ireth mantenían su vista al frente. El joven refirió entonces:
– Huyen… y su pueblo está cerca.
– Pueden necesitar ayuda – Ireth salió corriendo en aquella dirección.
– ¡Oye Ireth, espera!
Tratando de llamarla, Hana salió detrás de ella casi de inmediato.
Milo quedó inmóvil por unos segundos más antes de salir en aquella dirección también.
Tras algunos minutos de correr, por fin los tres llegaron al pueblo, encontrándose con una sorpresa, una criatura negra de dimensiones no tan grandes, aproximadamente unos dos metros y medio de estatura, de complexión bastante delgada, y brazos largos, un rostro en el que solo se apreciaban los destellantes ojos rojos; se desplazaba a través del pueblo en llamas, mientras la gente huía despavorida.
– ¿Pero qué es eso? – Hana se sorprendió al ver semejante imagen que nunca antes había visto.
–………………………………. – Milo veía a aquella criatura pero no podía definir qué era, por lo que no contestó a la pregunta de Hana.
– Tenemos que detenerlo antes de que destruya el lugar.
Hana tomó el astil de su espada y se dispuso a avanzar, pero Milo estiró su brazo delante de ella deteniéndola.
– Espera, esta criatura no tiene un nivel ordinario, hay que actuar con mesura.
– Te refieres a las personas ¿cierto?, en ese caso debemos evacuar el lugar y podremos atacarlo con todo.
– Olvídalo, son muchas personas, no habrá tiempo de salvarlas a todas, tampoco sabemos a cuántas de ellas ya habrá matado.
La manera en la que Milo habló sin mostrar algún tipo de preocupación por aquellas personas hizo enfadar a Hana.
– ¿Pero qué es lo que dices?, ¿no tienes pensado ayudar a nadie?
– Tenemos que esperar…
– Olvídalo, no esperaré un solo segundo.
Hana avanzó unos pasos, estiró su brazo derecho hacia el frente y con un movimiento directo lo llevó hacia un costado.
De esta forma todas las llamas que devoraban el pueblo se movieron como si fueran succionadas hacia la zona que apuntaba el brazo de Hana, formándose un remolino de fuego y dejando las casas y las calles libres. Acto seguido, Hana volvió a desplazar la posición de su brazo, en esta ocasión fue contra la criatura; el remolino salió disparado contra este impactando de lleno en su cuerpo, las llamas golpeaban con fuerza y por un momento pareciera que iban a consumirlo completamente, pero esta criatura desprendió de un golpe el fuego de su cuerpo y lo hizo desaparecer ante la sorpresa de Hana.
– ¡Imposible!
La criatura volvió la mirada hacia Hana, ella no esperó más tiempo y volviendo a estirar su brazo hacia esta comenzó a mover los dedos haciendo estallar el cuerpo de la criatura; una, dos, tres explosiones, pero la cuarta estalló en el aire. La criatura empezó a moverse en dirección a Hana a una velocidad sorprendente esquivando los estallidos.
– ¡¡¿Pero qué?!!
¡Es el momento!
En aquel instante, Milo dio un salto rápido contra la criatura a la vez que dejaba a Hana protegida con esa esfera de aire que en ocasiones anteriores había hecho.
Milo llegó con velocidad contra la criatura y la logró cortar en dos con un certero golpe, aun así esta llegó a golpear a Hana, pero su ataque impactó contra la barrera que ella tenía encima. Luego de esto, ambas partes cayeron al suelo pareciendo la criatura haber sido eliminada.
Bastante lejos de esto, ambas partes se volvieron a unir con mucha rapidez y sus largos brazos parecieron crecer aún más para golpear a Hana, ella tomó con prisa su espada y logró contener el golpe aunque de igual forma salió despedida algunos metros hacia atrás.
Milo quiso reaccionar nuevamente, pero la criatura tuvo una mayor reacción y estirando aún más su brazo lo golpeó en el rostro lanzándolo contra un muro hasta que este se desmorone.
Mientras, Ireth permanecía inmóvil a un lado, como si no supiera cómo reaccionar.
La criatura volvió a correr contra Hana y comenzó a atacarla, ella se defendía de los tremendos golpes que recibía; a pesar de ello, la extraña criatura logró asestarle un duro golpe que la mandó contra el suelo.
Milo salió de los escombros y vio cómo aquella criatura comenzó a emitir una especie de destello de lo que podía llamársele cuerpo, podía notarse una gran cantidad de pequeñas partículas concentrándose en un solo punto, sin duda preparaba un ataque mágico o algo similar con la intención de borrar por completo a Hana.
Maldición, no quería hacerlo pero, no tengo más opciones.
El cuerpo de Milo estuvo a punto de encenderse nuevamente con esa extraña aura gris que con anterioridad había usado, mientras cogía su espada.
Se disponía a realizar un ataque, hasta que repentinamente desistió de realizar cualquier acto.
Esta presencia es…
Cuando la criatura estuvo a punto de lanzar su ataque, la zona en la que se encontraba sufrió un cambio gravitacional brusco que lo arrojó contra el suelo de forma violenta.
Ireth, quien permanecía inmóvil, se sorprendió al ver aquello. Hana de igual manera, se ponía de pie sorprendida.
– ¿Qué está sucediendo? – preguntaba la joven.
Alguien venía acercándose al lugar a pasos lentos, un sujeto de cabellos negros y cortos, con anteojos y con un gran saco color rojo con bordados dorados.
El sujeto llegó a pararse delante de la criatura afectada con esa gravedad, viendo a los tres jóvenes.
– ¿Pero qué es lo que hacen tres personas frente a un espectro?, pudieron haber muerto – dijo el también joven de aparentemente unos dieciocho años de edad.
De inmediato quien respondió a aquella pregunta fue Hana, que se encontraba notoriamente fastidiada.
– ¿Cómo que qué hacíamos?, tratábamos de derrotarlo.
El sujeto vio a Hana quedando de inmediato como petrificado, los ojos parecían quedarle adormecidos mientras se enfocaban en ella, y Hana se dio cuenta de aquello sonrojándose ligeramente.
– ¿E-Eh?
El sujeto dejó de lado su aparente impresión y comenzó a caminar hacia la criatura mientras dejaba detrás a los tres jóvenes.
– Permítanme encargarme de esto.
En aquel preciso instante Milo sufrió una fuerte impresión al darse cuenta que a la espalda del saco rojo, el sujeto llevaba un logo muy conocido por él.
– Imposible
El sujeto del saco rojo, ya frente a la criatura que aún se mantenía bajo la gravedad alterada, levantó el brazo derecho estirándolo hacia un costado, generando un círculo mágico con cinco pequeñas bolas de fuego en su contorno.
– Regresa a las profundidades de las que saliste.
Movió su brazo hacia adelante y las bolas de fuego salieron disparadas hacia la criatura quien quedó envuelta en llamas al instante.
Luego de esto, la gravedad que mantenía inmóvil a la criatura se disipó dejándola libre nada más que para correr hacia el mago aun con el fuego consumiendo su cuerpo.
Por supuesto que ver una escena como esta sorprendió a todos.
– Increíble, ¿cómo puede ser tan resistente incluso después de ese ataque? – se preguntaba Hana.
Mientras, el mago la escuchaba decir esas palabras con una ligera sonrisa.
– Consúmanlo todo… flamas carmesí.
El joven mago chasqueó los dedos y el fuego en el cuerpo de la criatura comenzó a tornarse de un color rojo vivo, esto detuvo intempestivamente el avance de esta, quien cayó al suelo. Las llamas comenzaron a consumir muy rápido su cuerpo carbonizándola hasta desaparecer.
Hana e Ireth quedaron perplejas, ya que habían visto que de manera fácil se habían desecho de una criatura a la que les estaba costando trabajo enfrentar.
Segundos después, un pequeño grupo de personas vestidas con largos sacos blancos comenzó a llegar al pueblo, dispersándose por los distintos puntos afectados por el ataque de la criatura; mientras, el mago del saco rojo se acercó a los otros tres jóvenes.
– Me disculpo por las molestias causadas aquí, señoritas…
– N-No no tienes porqué…
Hana respondió sonriendo ligeramente, pero Ireth no pronunció palabra alguna.
– Por cierto, déjenme presentarme, mi nombre es Alexei… Alexei Van Ewen, de la Orden Neo Génesis.
Aquel mago hizo una leve reverencia frente a ellas. Hana no pudo evitar susurrar el nombre de la orden.
– ¿Neo Génesis?, ¿dónde escuche ese nombre?
Lo recordó entonces, que Milo le había hablado unos días atrás sobre ellos.
La guardia personal del rey, ¡la élite del reino!
Luego de pensar aquello, Hana vio levemente de reojos a Milo, y al ver su rostro supo que este ya se había dado cuenta desde mucho antes.
– ¿Y ustedes son…? – preguntó Alexei, manteniendo siempre esa expresión arrogante que a distancia ya podía notarse, aunque con ambas jóvenes parecía mantener apaciguada, mostrando en su lugar una educación de primer nivel.
– ¿E-Eh?, ah… bueno, mi nombre es Hana Reis.
– Hana Reis… Hana… qué hermoso nombre, le hace honor a su belleza… es verdaderamente un placer señorita Reis.
– ¿Ehh?
Alexei tomó la mano de Hana y la besó sutilmente saludando con una sonrisa a la joven portadora de la gran espada haciendo que esta se ruborice aún más. Luego de esto vio a Ireth, quien parecía algo temerosa.
– Oh vaya, un elfo… no es muy común verlos por aquí, ¿cuál es su nombre, señorita?
– I-Ireth
– Es un gusto conocerla, me siento alagado, siendo esta la primera vez que puedo ver a un visitante de otro mundo, señorita Ireth.
Al utilizar la palabra «mundo», Alexei hacía referencia a un continente, los continentes eran conocidos por todos como «mundos».
Luego de haber saludado de la mejor manera a ambas jóvenes, Alexei dirigió su mirada hacia Milo cambiando completamente su expresión.
– Y bueno, tú eres…
– Milo – respondió de inmediato el joven de cabellos verdes.
– Ah ya veo, Milo
Alexei lo vio con una mirada que podría hacer sentir inferior a cualquiera. Milo solo atinaba a responderle con una mirada fría característica de él.
Alexei volvió su vista a las chicas…
– Verán, mi grupo y yo nos encontrábamos no muy lejos de aquí y pudimos sentir la presencia de este espectro antes de que llegue al pueblo, pero desafortunadamente no pudimos darle alcance a tiempo. Agradezco mucho su ayuda al evacuar a los pobladores; quizá haya algo que pueda hacer por ustedes en compensación.
– Torneos…
De manera inesperada, esta fue la respuesta que Hana dio casi por inercia.
– ¿Torneos?
– Sí, torneos… queremos saber dónde podemos encontrar torneos de lucha.
– Ya veo, ¿piensan participar en uno?
Cuando oyó la pregunta, Milo se cruzó de brazos cerrando los ojos e imaginó que la idea de Hana era poder observar a alguien a quien pudiera pedir apoyo, no que ella pensaría en participar.
Como si fuera a considerarlo
Pero la respuesta de Hana discrepó totalmente con su pensamiento.
– Así es
– ¡¿Qu…?!
Luego de oír la respuesta de Hana, Milo abrió los ojos rápidamente soltando sus brazos.
– Entiendo… los torneos son muy poco comunes como deben de saber, con suerte, uno se lleva a cabo una vez al año, y es en la ciudad de Aglynthor; sin embargo, suelen haber algunos organizados ilegalmente en algunas ciudades. Siendo sincero no creo que por lo pronto puedan encontrar alguno, considerando más aún que este año no habrá torneo oficial.
– Así que solo quedan los ilegales – refirió Hana cruzándose de brazos.
– Les daré un consejo… los torneos ilegales, por el mismo motivo de ser ilegales están absolutamente prohibidos, pueden ser encarcelados si se les encuentra participando en uno de ellos. Lo mejor será que olviden esa idea.
– No, yo vine aquí con un propósito y lo voy a conseguir…
– ¿Vino aquí?, ¿qué quiere decir?
– E-Eh q-quiero decir que vine a este pueblo buscando un torneo, y-y no voy a descansar hasta encontrar uno.
– Ah entiendo… bueno, ya estando sobre advertencia no puedo hacer más por ustedes, solo les pido encarecidamente que tengan cuidado, señoritas.
Finalmente, luego de estas palabras, Alexei comenzó a retirarse del lugar ante la mirada de los tres jóvenes, y con una expresión que nunca antes había mostrado.
– Hana Reis, es muy hermosa, me dejó sin palabras, será que… ¿acabo de encontrar a la mujer ideal?
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