Astra - 16
Capítulo 2
Parte 1
Luego del percance que habían tenido, los tres jóvenes comenzaron a definir si finalmente seguirían su camino o descansarían hasta el amanecer.
– Tendremos que seguir nuestro camino; pero primero hay que encontrar un lugar dónde pasar la noche.
– Podríamos quedarnos en el pueblo – opinó al respecto Ireth después del comentario de Hana.
Milo también intervino para poner su punto de vista.
– Aunque hay muchas casas que han quedado inhabitables, los pobladores están acomodándose como pueden en otras para poder dormir, dudo que podamos conseguir un…
Antes que pudiera terminar de hablar, Milo fue interrumpido por un poblador que se acercó a ellos.
– Disculpen, eh… fui testigo de cómo trataron de ayudarnos, así que quisiera ofrecerles mi hogar para que puedan pasar la noche si desean, no es muy cómodo pero…
– ¡Claro! – respondió Hana de inmediato.
Ireth vio a Milo con una expresión sarcástica pero seria.
– ¿Decía algo?
Milo solo la vio y cerrando ligeramente los ojos respondió a aquello.
– Olvídalo…
Aquella noche, los tres jóvenes se encontraban durmiendo en una misma habitación, considerando que era una estadía de una sola noche en una casa precaria, se habían sido tendidas tres camas algo alejadas entre sí.
Hana e Ireth dormían; Milo no, él se encontraba despierto apoyado sobre sus manos con la vista hacia el tejado, pero no duró mucho, tras eso comenzó a cerrar los ojos despacio como si el sueño por fin lo hubiese vencido, pero tras hacerlo, de inmediato una presencia oscura acompañada de un bastante extraño susurro pareció haber pasado por la puerta de la casa.
Milo de inmediato abrió los ojos y se sentó bastante nervioso, se puso de pie y caminó unos pasos hasta llegar a la ventana de la habitación que se encontraba en el segundo piso y daba hacia la calle.
Tomando las cortinas y haciéndolas a un lado se asomó lentamente y comenzó a ver la oscura y desolada calle.
Aún inquieto, salió de la habitación habiéndose cerciorado que ambas chicas dormían, bajó las escaleras y muy despacio se dirigió a la puerta, la abrió y salió.
Una vez fuera, veía en una dirección de la calle con esa preocupación del inicio.
Podría ser acaso…
En aquel instante, Milo advirtió que alguien se acercaba y de inmediato volteó hacia el interior de la casa.
La joven elfo se acercaba a la puerta, ya no vestía su traje de dormir.
– ¿Sucede algo? – preguntó Ireth.
– No, no pasa nada.
– ¿Entonces qué haces aquí?
– No podía dormir.
– También lo sentiste ¿verdad?
Esta última pregunta, hizo que Milo quede estático y sin poder responder de forma inmediata. Luego de unos segundos, volteó con la intención de regresar a la habitación y avanzó un poco pasando por el costado de Ireth.
– No sé a qué te refieres.
Pero ella lejos de quedarse sin hacer nada, volvió a hablar.
– Esa presencia…
– Es cierto, pero no es nada que nos tenga que importar… me regreso a dormir.
Milo, sin desviar su vista del frente y luego de decir aquello, comenzó a caminar de regreso a la habitación.
Ireth sin embargo, se quedó inquieta y no dejaba de ver hacia aquella dirección a la que la extraña presencia se movía.
– Va a suceder algo malo… hacia allá… hay una gran cantidad de personas.
– ¿Te refieres a una ciudad?
– Los pobladores referían una ciudad llamada Cassperor.
De inmediato una fuerte sensación invadió el cuerpo de Milo.
De modo que volverá a suceder…
Mientras Milo permanecía quieto, Ireth le volvió a hablar.
– Tenemos que ir
– No tenemos que molestarnos en hacerlo, las ciudades tienes sus propios resguardos, que ellos se encarguen,
Milo comenzó a subir las escaleras hacia el segundo piso, pero en cuanto fijó su mirada hacia la puerta vio como Ireth salía hacia la calle.
– Está bien… yo voy.
¿Acaso está loca?
– Oye, ¿eres consciente de lo que está por ocurrir?
– Pues me lo puedo imaginar, pero mi naturaleza no me permite ignorar acontecimientos en los que la vida de inocentes esté en peligro. Sé que no haré mucho, pero será tanto como me sea posible… Solo dile a la señorita Hana que les agradezco por todo, de aquí en adelante comenzaré mi nueva vida.
Ireth comenzó a caminar en dirección a Cassperor, pero en ese momento escuchó una voz.
– Espera…
Se trataba de Milo, había salido de la casa y se encontraba detrás de ella.
Sé que no me perdonarás si dejo que se vaya.
Milo pensó aquello mientras tomaba entre sus manos cierto collar que sostenía un cristal rojo.
– Yo me encargaré… regresa a la casa y no le digas nada a Hana, nos veremos al amanecer.
Milo pasó caminando al costado de Ireth sin detenerse ni decir una palabra más.
– ¿Estás seguro? ¿No necesitarás ayuda?
– Aunque la necesitara, no creo que tú me la podrías dar, pero gracias igual.
Milo terminó por alejarse del lugar ante la vista de Ireth, que no hizo nada más que regresar a la casa.
Parte 2
Hana… Hana Reis… Hana… Reis…
– Estoy seguro que la vi venir por aquí, tengo que encontrarla, debería estar por… ¡ahí está! ¡Señorita Hana!
Por fin la encontré, su belleza es deslumbrante, no puedo con eso, y esa sonrisa… esa sonrisa es lo mejor, incluso desde esta distancia puedo sentir su cálido aroma, y esos labios perfectos a punto de hablarme… sí… creo que puedo escucharte…
– Onii-chan…
Ahhh sí… soy tu Onii-chan… ¿Huh? ¿Onii… chan?
– ¡Onii-chan! ¡Onii-chan!
Alexei abrió los ojos, y tenía frente a él, tomándolo por los hombros y sentada sobre sus piernas, a Jayla.
– Cielos, hasta que por fin despiertas.
– ¿Qu…? ¿Jayla?
– Oh vaya, pero que era lo que soñabas que tenías una expresión que nunca antes te había visto ¿eh?
– ¿Qué haces aquí? ¿Y quieres hacerme el favor de quitarte de encima?
– Ups… lo siento hehe
Jayla de inmediato lo dejó y fue a sentarse sobre otro sofá.
– Entonces, ¿no me dirás lo que soñabas?
– No es de tu incumbencia.
– Fufufu ¿podría ser acaso que se tratara de una mujer? ¿Acaso conociste a alguien?
– Jayla, ¿a qué has venido?
– Pues, me dirigía a la sala de descanso, pero te vi aquí durmiendo y quise venir a molestar un poco.
– Pues felicitaciones, lo has conseguido. Ahora puedes irte.
– No, no me iré hasta que me hables de ella.
– ¿Huh?
– Te conozco hermanito… ahora mismo debes estar desesperado por hablar de ella ¿no es así?
– E-Está bien, lo reconozco, se trata de una mujer… pero estás muy equivocada si crees que voy a… si crees que…
– Fufufu… continúa
La cabeza de Alexei giró hacia ambos lados fijándose que no haya nadie cerca y luego volvió su mirada hacia Jayla.
– Está bien, te lo contaré… su nombre es Hana Reis, la conocí esta tarde, es la mujer perfecta, su personalidad, su belleza…
– ¡Lo sabía! – Jayla levantó la voz.
– ¿Podrías bajar la voz?
– Lo siento, eh… y bueno, quisiera conocerla… quiero conocer a mi futura cuñadita.
– No comas ansias hermanita, aún no he podido hablar como se debe con ella, ya que anda viajando con dos acompañantes.
La joven se cruzó de piernas dejando ver su hermosa piel bajo la falda, mientras se cruzaba de brazos también.
– ¿Acompañantes?
– Un tipo bastante irritante y una mujer elfo.
– ¿Mujer elfo?
– Así es, no tengo la más mínima idea de lo que hace aquí, pero tampoco es como si me importara. Solo me interesa ella.
– ¿Y de dónde es?
– No lo sé, parece que son viajeros, pero no sé de dónde estén viniendo.
Jayla se puso de pie y luego de estirar los brazos hacia arriba refirió unas palabras:
– En ese caso, ¿no te has puesto a pensar que podría haber sido la única vez que la hayas podido ver?
Con este comentario, Alexei pareció haberse dado cuenta de ese pequeño detalle, por lo que de inmediato se llevó la mano al rostro, mientras Jayla comenzaba a irse.
– Tienes mucha razón… qué descuidado he sido para dejar pasar un detalle como ese – Alexei también se puso de pie con la mirada hacia el suelo –, aún deben seguir en aquel pueblo, no hay tiempo que perder.
– Suerte con eso… onii-chan
Jayla se despidió con estas palabras mientras ambos se separaban en aquel salón.
Parte 3
En el pueblo, cuando Ireth regresó a la habitación, Hana despertó.
– ¿Ireth?, ¿qué sucede? – preguntó mientras se frotaba los ojos.
– Señorita Hana, en realidad…
– ¿Dónde está Milo?
– Bueno, lo que pasa es que sentimos una presencia sospechosa dirigiéndose a la ciudad que se encuentra cerca de aquí y el señor Milo se dirigió allá para averiguar de qué se trata.
– ¿Qué?, ese idiota… Ireth, debemos ir
– ¿Estás segura?
– ¡Por supuesto! – enfatizó Hana ante la mirada de la joven elfo.
Por su parte, Milo se desplazaba lo más rápido que podía.
– Me apresuré en salir sin preguntar qué tan lejos estaba la ciudad… debo apresurarme, de lo contrario…
Milo se detuvo y se agachó posando la palma de su mano sobre el suelo.
De inmediato comenzó a cantar una suerte de hechizo.
– Sub oculis Barbatos, Liber’est… Octavo hechizo de Oscuridad: Umbrae
Al terminar estas palabras, el joven desapareció en la oscuridad como una sombra y se desplazó velozmente en aquella forma hacia la ciudad.
Hana e Ireth corrían por el camino hacia el mismo lugar, pero su avanzar era lento.
– ¿Qué tan lejos se encuentra la ciudad?
– Es una distancia considerable – respondió la joven elfo de cabellera blanca.
– Tsk…
Mientras ambas seguían presurosas, Milo llegó a la entrada de la ciudad, y en ese momento una bengala salió despedida hacia el cielo desde algún punto.
– ¿…?
Cuando vio aquel destello despedido por la bengala, Milo se desplazó en aquella dirección.
Se trataba de una gran mansión; al llegar, Milo observó la entrada y vio a los guardias asesinados tendidos por todo el lugar.
Cuando comenzaba a avanzar sintió una presencia extraña, y en ese momento vio cómo dos individuos llegaron a posarse sobre una de las torretas vigías del lugar.
¿Acaso ellos pueden ser…?
Uno de ellos traía un extraño parche negro cubriendo uno de sus ojos; y el otro, era un sujeto cubierto en su totalidad por una larga gabardina que cubría la mayor parte de su rostro, y al costado de él dos cuchillas negras circulares y de gran tamaño girando en el aire.
– Se está tardando
Refirió el sujeto que traía el parche, mientras la luz de la luna iluminaba su extraña cabellera azulada y mientras sostenía en su boca un pedazo de una rama de árbol.
– Oigan, ustedes – Milo les dirigió la palabra desde su ubicación.
– ¿Hah? – el sujeto volteó a verlo al igual que su acompañante.
– ¿Qué hacen aquí?
Luego de unos segundos de silencio, el tipo respondió con otra pregunta.
– ¿Quién eres tú?
Antes de que Milo pudiera responder, una tercera presencia llegó a la torre…
– Onii no es justo que me carguen la responsabilidad de llevar todo esto
Dijo una pequeña niña inflando sus cachetes.
La tercera persona se trataba de una niña que fácilmente no pasaba los catorce o quince años de edad.
La niña de cabellera rosa atada en dos largas coletas, cargaba dos grandes bolsos con un contenido desconocido.
En aquel momento se dio cuenta de la presencia de Milo y fijó por unos instantes su mirada en él.
– ¿Quién es?
– No tengo idea, ni me importa… andando – refirió el sujeto de cabello azul saltando del lugar y desapareciendo.
– ¡Onii!
La niña también saltó desapareciendo del lugar.
El tipo cubierto sin embargo, quedó viendo por un instante a Milo, para luego desaparecer de la misma forma.
Milo por su parte, no se movió de su posición, pero parecía algo angustiado por aquel extraño encuentro.
No cabe duda, se trata de ellos
Varios metros más allá, el sujeto de cabello azul y la niña esperaban sobre otra edificación el alcance del tercero de ellos.
– ¿Por qué demorará? – dijo el varón mientras una bufanda que traía puesta flameaba por acción del viento.
El encapuchado llegó entonces quedando los tres juntos.
– ¿Por qué demoraste?, ¿qué te detuvo?
– Ese sujeto… – respondió el encapuchado.
– ¿Ehh?, ¿qué tiene?
– No… nada
Después de ese corto intercambio de palabras, los tres extraños desaparecieron del lugar saltando a través de los techos con gran rapidez.
Mientras, a las afueras de la mansión, Milo se disponía a regresar, cuando alguien lo llamó desde atrás.
– ¡Hey tú!
Milo se detuvo y volteó, viendo así a tres personas acercarse.
A simple vista parecían ser miembros de alguna organización militar, aunque uno de ellos se distinguía en su traje por lo cual parecía ser un miembro de mayor rango entre ellos.
– Hasta que por fin dan la cara, malditos – dijo aquel sujeto.
Ese símbolo…
Pensó Milo observando en el pecho de aquella persona.
… Fénix Negro
– Normalmente un uno a uno representaría una gran desventaja para nosotros, pero ahora somos tres a uno, y no desperdiciaremos la oportunidad
Refirió con una sonrisa el sujeto.
– Les mostraremos a los blancos que no son tan imprescindibles como creen ser; te eliminaremos aquí por este acto que acabas de cometer.
– No entiendo a lo que te refieres, yo no tengo nada que ver con esto.
– ¿Planeas hacerte el desentendido?, no importa, cuando los blancos lleguen arrojaremos tu asqueroso cadáver en sus caras para que sepan que podemos ser tan temibles como ellos.
Los tres sujetos comenzaron a prepararse para lo que era un inminente enfrentamiento, el del medio comenzó a colocarse unos guantes blancos, el individuo a su derecha apretó fuertemente sus puños dejando ver sus marcados músculos y venas sobresalientes, y el tercero se puso de cuclillas comenzando a jugar con los dedos puestos sobre la tierra.
Milo se agachó posando la palma de su mano en el suelo y generando una pequeña sombra de la cual comenzó a sacar una funda que se colocó de inmediato en la espalda.
– Se están equivocando de persona, ¿qué tanto les cuesta entender?
– Cierra la boca y empecemos de una vez.
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