Astra - 18
Capítulo 4
El solo oír esas palabras hicieron que un intenso escalofrío recorra el cuerpo de Hana, ¿qué iría a pasar cuando se encuentren miembros de Neo Génesis con alguno de Safiot? Estaba claro que no iba a ser algo menor y por ese instante ella había deseado no estar en ese lugar.
Ireth seguía aún sin entender todo lo que estaba sucediendo.
– Porque si se trata de eso, déjenme decirles que ya lo sabía… desde que comenzó este enfrentamiento lo supe – decía mientras Hana se separaba de Milo –, que uno de ustedes dos tenía que ser un sucio «bicho», y la verdad es que me alegro que no se trate de usted, señorita Hana.
– ¿Bicho?
La expresión de Milo cambió como si aquellas palabras lo hubieran ofendido.
– La verdad es que no entiendo cómo pueden ser tan escurridizos, o quizá se deba al exceso de confianza de los nuestros… pero ahora…
Alexei estiró el brazo al frente con la mano extendida apuntando a Milo, y antes de que pudiera reaccionar, cayó bajo un cambio de gravedad que comenzó a querer llevárselo contra el suelo.
Esa alteración solo afectó la posición de Milo, ya que Hana quien se encontraba a su costado estaba normal.
– Mi-Milo ¿qué te pasa?
– V-Vete de a…quí – le dijo Milo con mucha dificultad – mientras trataba de permanecer de pie.
– Despreocúpate bicho, que a ella no la pienso tocar.
– ¡Señorita Hana!
Ireth de inmediato llamó a la joven para que se alejara de ahí.
Hana vio a Milo siendo vencido poco a poco por la gravedad, y no iba a quedarse de brazos cruzados.
La joven en un acto rápido levantó su brazo contra Alexei e hizo un movimiento con sus dedos haciendo estallar el lugar donde estaba este.
Tras el ataque, la alteración de gravedad que pesaba sobre Milo desapareció, y sin regalar un segundo de tiempo, este prendió su cuerpo en su extraña aura gris, y tomando el astil de su espada se movió a tal velocidad que pareció transportarse hacia algún lugar.
Alexei dispersó la humareda de la zona con un movimiento de su brazo y en ese instante Milo apareció por detrás de él.
El mago giró de inmediato para ver a Milo listo para blandir su espada contra él, y al instante gritó lo que parecía ser un hechizo.
– ¡¡¡AEGIS!!!
Milo asestó su golpe contra Alexei, y una gran onda expansiva cruzó a través del cuerpo del mago de anteojos.
Hana e Ireth vieron con sorpresa aquellos segundos del enfrentamiento, y más aún el hecho de que la espada no había logrado tocar a Alexei.
– Eres un bicho muy astuto – refirió Alexei, cubierto en una especie de blindaje mágico.
– No es posible – dijo Milo impresionado con lo que había pasado.
Terminado de decir estas palabras, sintió una palpitación y al instante arrojó sangre por su boca.
Diablos… me he excedido en el uso de la maldición tanto que mi cuerpo está sintiendo los efectos.
Alexei no esperó un instante para golpear con una fuerte patada en el rostro a Milo, haciéndolo alejar unos metros.
Antes que Milo pudiera reaccionar de ese golpe, Alexei con un movimiento más violento de su brazo estrelló contra el suelo al joven peli verde.
La gravedad aplicada en esta ocasión fácil podía superar a la que fue utilizada contra el espectro.
Milo no podía moverse, la presión ejercida sobre su cuerpo era demasiado.
Alexei alzó la mirada dirigiéndola hacia Hana.
La explosión de hace un instante… ¿acaso fue obra suya?… ¿o será el elfo?
– ¿Por qué no le hicimos ningún daño? – preguntó Hana a la vez que volvía a levantar su brazo contra Alexei.
¡Fue ella!
Hana comenzó a mover los dedos y nuevamente explosiones acorralaron a Alexei, empezando una humareda en el lugar; sin embargo, la magia de gravedad no se desvanecía.
Hana dejó de atacar por un instante, y cuando el polvo comenzó a disiparse la silueta de Alexei se mantenía intacta, pero ella no esperó y corrió contra él tomando su gran espada.
Cuando Hana llegó a la posición del mago, agitó su arma contra este, pero el ataque fue detenido con la mano. Realmente, la espada no hacía contacto directo con la piel de Alexei, al igual que con el ataque de Milo.
Mientras sujetaba la espada, Alexei vio fijo a los ojos de la sorprendida joven de cerquillo.
– ¿Por qué? – preguntó el mago con un tono serio.
– ¡¿…?!
– ¿Por qué está defendiendo a este sujeto?… acaba de decir que ustedes no tienen ninguna relación, y aun así…
Hana se alejó de un salto hacia atrás.
– ¿Ehh?
– No intente aprovechar mi sentir por usted…
El cuerpo de Alexei comenzó a desprender un brillo ligero, levantando un brazo hacia un costado ante la mirada de absoluta confusión de Hana.
El mago agitó el brazo con fuerza hacia abajo, y Milo, que se encontraba sometido a la magia de gravedad, recibió una carga cinco veces más pesada con una violencia tal que hundió la tierra unos metros con suma rapidez hasta que la magia se disipó y su cuerpo impactó pesadamente contra el suelo.
– ¡¡ARGHH!!
El cuerpo de Milo rebotó y cayó quedando de espalda contra el suelo, inconsciente y con serios daños físicos luego de haber soportado demasiada presión.
– ¡Milo!
Hana corrió hacia la ubicación de Milo, pasando por el costado de Alexei. El mago no hizo nada por interferir, pero sí habló:
– Se lo preguntaré por última vez… ¿qué relación tiene con el bicho?
– Pues te lo repetiré por última vez – respondió Hana de pie y mirando fijo a los ojos de Alexei –… no tenemos ninguna relación, él solo es un miembro de mi organización.
– ¿Miembro?
La expresión seria de Alexei pasó a convertirse en desconcierto, y poco a poco comenzó a dibujarse en su rostro una sonrisa.
– Pff… hehe… hehehe…
– ¿?
Alexei echó entonces a reír como si hubiese escuchado algún buen chiste, aquella última aclaración de Hana le había causado tanta gracia que no paraba de reír.
– ¿Hahh?
– Lo siento, lo siento… pero es que esta es la broma más graciosa que he podido escuchar…
Alexei justificaba entre risas su reacción, pero para Hana esto era algo inentendible.
– ¿Broma?
– Es que… ¿es que acaso no sabe quién es este bicho?… Es… es…
Hana se había dado cuenta de a qué se estaba refiriendo Alexei, el símbolo aquel que Milo tenía en su pecho en forma de halcón la había hecho saber que él realmente pertenecía a aquella famosa organización de asesinos llamada Safiot; aun así, ella respondió:
– Sé lo que es, pero ahora está de mi lado y eso es lo que me importa…
– ¿C-Cómo?
La expresión de Alexei cambió por completo cuando oyó aquello.
– También sé de la rivalidad que tienen ustedes con ellos, y francamente me importa poco…
– Pero qué…
– Como líder de la orden Liberty, no puedo perdonar que dañes a los míos…
Hana tomó postura de ataque contra Alexei sosteniendo firme en una de sus manos su gran espada que casi tocaba el suelo con la punta.
El mago quedó embelesado con la determinación en las palabras de Hana, y esbozó una sonrisa.
– Entiendo… veo que no me equivoqué en mi elección
– ¿Huh?
– Cuando la vi por primera vez supe que era la mujer perfecta, digna de mí – expresó con cierta arrogancia –, su belleza, su fortaleza y determinación me cautivaron; y ahora más que nunca sé que nuestro destino ha sido predestinado para terminar juntos.
– ¿¿Q-Q-Q-Q-Qué estás d-diciendo??
La cara de Hana enrojeció después de escuchar esta casi declaración amorosa, y no solo ella, Ireth también se ruborizó al oírlo.
– Está bien… me iré – Alexei bajó la mirada hacia el cuerpo maltratado de Milo, con una expresión de desagrado –, no morirá… el daño que le causé es algo que ellos tranquilamente pueden soportar, de modo que con un buen tratamiento podría recuperarse.
Hana dejó su postura de ataque, el mago había decidido dejarlos sin causar más problemas, y esto la había sorprendido.
– Tengo una última pregunta señorita Hana. Mencionó usted una organización llamada Liberty; sin embargo, Thrin Theras solo cuenta con dos: Neo Génesis y Fénix Negro, ¿acaso es alguna organización ilegal?, porque de ser así… debería ser considerado un delito.
Hana tenía un problema, solo habían dos opciones de respuesta para esa pregunta: la primera era aceptar ser una organización ilegal y como consecuencia asumir toda la responsabilidad por ello, una opción claramente peligrosa; y la segunda, explicar que vienen de otro reino y dar un buen fundamento del motivo, una opción no menos peligrosa que la anterior.
–………
– ¿Hmm? – Alexei esperaba la respuesta.
Si no doy una respuesta pronto comenzará a sospechar mal.
– No, no es ilegal… lo cierto es que…
– Son extranjeros – afirmó Alexei con mucha calma.
– ¡!
La expresión de Hana se tornó en una temerosa, sabía que Alexei podría reaccionar de mala manera sin ningún problema, sin embargo no fue así.
– Ese es un problema – Alexei se cruzó de brazos –, las incursiones de organizaciones en reinos ajenos es considerado como espionaje, un delito grave.
– ¿G-Grave?
– A no ser que tengan un permiso especial del mismo reino de origen y un buen fundamento de su incursión, ¿lo tienen?
Aquí había otro problema, Hana no podía decir que tenían un permiso especial, porque no lo tenían, y tampoco podían justificarse porque su objetivo era robar la llave que la organización de Alexei custodiaba. Hana trataba de pensar una respuesta que no fuera a sentenciarlos.
Tal vez solo deba decirle la verdad, pero y si se rehúsa a entender… podría aceptar que es una organización ilegal, pero… ¿qué pasaría?… no, si tengo que hablar será con la verdad, no puedo faltar a mis principios, y si hay que luchar… no puede ser, ¿en qué estoy pensando?, Milo fue derrotado tan fácil que…
– ¿Y? – preguntó Alexei.
– Vine aquí porque quiero encontrar a los guerreros y magos más fuertes del continente, y que se puedan unir a mi orden, quiero convertirla en la más poderosa de Agaia y así poder matar a Lian.
Fue una respuesta inesperada, la respuesta que menos posibilidades de veracidad tenía ante Alexei fue precisamente la que sin pensar y por la fuerte presión que sentía la joven maga, confesó hablándolo con rapidez casi como si estuviese cantando un trabalenguas.
–………………………………………………………………………….
–………………………………………………………………………….
–…………………………………………………………………………. ya veo.
Oh no qué idiota… estamos acabados
Hana comenzó a lamentarse en su mente, mientras Alexei estaba callado como asimilando recién aquella respuesta, pero para Hana esto podría significar un muy probable enfrentamiento y posterior expulsión, así que de inmediato trató de explicarlo.
– E-Espera… p-p-puedo explicarlo, en realidad lo que…
– Puff… hehe… hehehe
Alexei como momentos antes, no pudo aguantar la risa.
– ¿E-Eh?
– Lo siento, lo siento… hehe… vuélvame a dispensar por favor… es que esa… esa es una justificación nada creíble… hehe…
Hana no sabía si reír también o preocuparse por la reacción del mago de anteojos, pero él aún no había terminado de hablar.
– Nada creíble, pero… me convenció – dijo manteniendo una ligera sonrisa.
Por un instante el ambiente permaneció en silencio.
¿Qué acabo de escuchar? ¿Está diciendo que me cree? ¿O quizá lo hace para que bajemos la guardia?
La joven no terminaba de creer lo que había escuchado, así que no consiguió reaccionar.
– Así que planeas luchar contra el «rey de la ira»… y buscas aliados para ello ¿no es así?
– B-Bueno sí, pero…
– Y no tuviste mejor idea que aliarte con un triste bicho y – Alexei cambió la dirección de su vista hacia Ireth manteniendo esa sonrisa entre jovial y arrogante –… un elfo.
– Puedes pensar lo que quieras, pero te aseguro que cumpliré mi objetivo.
– Oh sí, cuento con ello… aunque dudo que puedas encontrar aquí aliados como los que deseas. En fin, aclarado todo, debo retirarme… solo le haré algunas aclaraciones.
– ¿Aclaraciones?
– Así es… queda claro que no he matado a este bicho solo porque usted así lo quiso…
Una vez más el rostro de Hana se enrojeció, sorprendida por esas palabras, mientras Alexei continuaba hablando.
– Pero eso sí, en el momento en que lo encuentre solo, no vacilaré en matarlo, sería bueno que se lo haga saber cuando despierte. Como segundo punto, no cuenten con que algún otro encuentro con magos de Neo Génesis salga favorable para ustedes, definitivamente morirán. Y por último…
Alexei dijo estas palabras haciendo aparecer delante de Hana un pequeño cristal transparente que fácilmente podría caber en la palma de su mano. Ella juntó sus manos para recibir el cristal que lentamente bajó hasta posarse sobre ellas.
– Sepa que desde este momento puede contar conmigo para cualquier cosa… solo use el cristal cuando lo necesite y de inmediato vendré en su ayuda.
– ¿Eh?… ¿Heeehhhhh?
Aquello tomó por sorpresa a Hana, pasaba de tener un enemigo a un posible aliado.
– G-Gracias, pero… ¿por qué haces todo esto?
– Ya se lo he dicho… el destino ha decidido unirnos en esta ocasión… la mujer perfecta para el hombre perfecto.
¿Q-Qué pasa con este sujeto?
En esta ocasión Hana no atinó a responder, en lugar de ello solo devolvió un intento forzado de sonrisa.
– Dicho esto, quiero pedirles que se marchen antes que estos sujetos despierten, no quisiera tener problemas por dejar vivo al bicho.
– Señorita Hana
Ireth llamó a Hana mientras sostenía en el hombro a Milo.
Uno de los hombres con sacos blancos venía caminando en dirección de los jóvenes, y se acercó a Alexei en ese momento.
– Señor
Aquel sujeto le habló algo al oído, y mientras lo escuchaba, la mirada de Alexei regresó hacia Milo, quien estaba siendo cargado de hombros por Ireth y Hana.
Luego de eso Alexei volvió a hablar.
– Quiero hacerles una última pregunta.
Hana volteó a ver a Alexei cuando escuchó aquello.
– Me gustaría saber qué es lo que hacían a estas horas en este lugar.
Antes de que Hana pudiera decir algo, quien en esta ocasión tomaría la palabra fue Ireth, la joven elfo respondió mientras se ponía de pie dejando a Milo a cargo de Hana.
– Nosotros nos encontrábamos durmiendo en el pueblo donde ocurrió el incidente del espectro, pero pudimos sentir una extraña presencia que pasó por donde estábamos, y venía desplazándose hacia aquí. Ese fue el motivo por el cual nos dirigimos aquí, sospechábamos que algo malo iba a ocurrir.
– Entonces cómo pueden explicar el enfrentamiento con estos tipos.
Entonces la situación había parecido salir por completo del control de ambas jóvenes, ninguna sabía qué era exactamente lo que había ocurrido momentos antes de que llegaran.
La expresión de Alexei se tornó sombría, había quizá descubierto una amarga verdad.
– ¿Saben ustedes que una familia ha sido asesinada hace algunos minutos?
Tanto Hana como Ireth quedaron estáticas, era una situación crítica, la suerte no jugaba a su favor en esta oportunidad, no había manera que pudieran salir de esta situación.
Todo parecía haber terminado para los jóvenes viajeros, el mago no perdonaría algo como esto, el silencio esta vez era una invitación a la malinterpretación.
– No fueron ellos, yo lo vi todo
Estas palabras intervinieron el ambiente tenso del momento.
Las miradas se dirigieron hacia aquel lugar, pero solo tenían en frente a una pequeña niña con una gabardina que la cubría casi en su totalidad, quizá lo más llamativo eran las coletas rizadas que sobresalían con notoriedad. Aquella niña de cabellera negra continuaba hablando.
– Fueron tres personas las que llegaron mucho antes y cometieron el crimen. Yo caminaba por aquí cuando ocurrió… por supuesto que ellas no podrían haber sabido lo que había ocurrido porque llegaron a este lugar cuando aquellos responsables del crimen se habían ido. Ese joven llegó un poco antes, pero cuando los otros ya no estaban, y por un error los guardias creyeron que él había causado esto y lo atacaron. Así es como sucedió.
Cuando la pequeña terminó de contar los hechos, Alexei la vio fijamente a los ojos esperando alguna reacción que pueda delatar una eventual mentira; pero lo único que pudo hacer es corroborar la veracidad de sus palabras, esos ojos azul marino intensos decían la verdad.
– En efecto, parece que dices la verdad, pequeña.
Alexei regresó la vista hacia Hana y con un leve gesto les dijo que se marchen. Ambas jóvenes tomaron a Milo por los hombros y se comenzaron a marchar del lugar.
Mientras se alejaban, dejando atrás a Alexei y la misteriosa niña; Hana sentía un gran alivio, la intervención a su favor las había salvado de un escenario complicado.
– Eso estuvo cerca – refirió Ireth.
– Sí, si aquella niña no aparecía hubiésemos tenido serios problemas. Sea quien sea nos ha sacado de un gran problema. Por cierto Ireth, tienes habilidades curativas, ¿por qué no curas a Milo?
– Aún estamos muy cerca de esos magos señorita Hana, podrían sentir mi magia.
– Es verdad, alejémonos un poco más… y otra cosa, solo llámame Hana ¿sí?
– D-De acuerdo… Hana
– Sí, así está mucho mejor
Hana terminó diciendo esto con una sonrisa mientras poco a poco iban alejándose del que bien pudiera haber sido el final de su viaje.
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