Astra - 20
Capítulo 6
– Así es, todos ellos son de Fénix Negro
– Es que no puede ser… no podíamos tener más mala suerte.
– ¿Hum? ¿De qué estás hablando onee-chan?
– Este es un torneo ilegal – Milo respondió a la pregunta de Aiko –, se supone que tendríamos que estar en problemas por tener a una organización aquí.
– Si nos detienen, todo habrá acabado
Hana había comenzado a ponerse nerviosa, era una situación muy mala, y tal vez la única salida estaba en pelear y escapar. Así que se dispuso a tomar su arma para ello.
– ¿Ah? Eso no va a pasar
Aiko dio una respuesta, con un semblante bastante tranquilo para sorpresa de todos.
– ¿Qué quieres decir? – Milo de inmediato cuestionó las palabras de Aiko.
La pequeña comenzó a soltar sus brazos mientras los llevaba hacia la cintura, al mismo tiempo en que respondía a la pregunta.
– Porque son ellos quienes organizaron este torneo.
Hana quedó impávida ante aquella afirmación, y no solo ella sino también Milo e Ireth.
La joven elfo dirigió su mirada una vez más hacia aquellos caballeros que conversaban jocosamente unos metros más allá.
– No puede ser posible… e-ellos no podrían estar detrás de esto.
Hana aún no salía de su asombro, no quería creer que hayan militares actuando de esa manera, pero Aiko seguía hablando con total tranquilidad y seguridad.
– Entonces cómo puedes explicar que aún no hagan nada y solo se encuentren disfrutando del ambiente.
Hana giró el cuerpo para ver a aquellas personas que tal como Aiko lo había dicho, no parecían tener ninguna intención de intervenir.
– ¿Q-Qué significa esto?
– Todo parece indicar que obtienen algún tipo de beneficio de esto – comentó Milo a modo de respuesta a la pregunta de Hana.
– Es tal como dijiste onii-chan… al ser ellos los organizadores, recaudan todo lo obtenido de los participantes, además de eso, manejan el derecho del cincuenta por ciento de las ventas de los comerciantes durante todo el torneo.
– Por la manera en que lo dices, pensaría que no es la primera vez que lo hacen.
– Así es… de hecho, cada torneo ilegal que se desarrolla en el reino es organizado y supervisado por ellos.
Mientras esta conversación entre Milo y Aiko se desarrollaba, Hana intervino con un comentario:
– Quiere decir… que esta organización controla estas actividades ilegales como si fueran una…
– ¿Mafia? – agregó Aiko con una sonrisa poco infantil.
Milo permaneció quieto y no mostraba ninguna reacción ante esto, casi de la misma manera que Ireth.
Solo Hana parecía ser afectada por este tipo de cosas, dado el gran ideal de justicia que manejaba.
Saber que una organización militar, que se supone trabaja para el bien de un reino, sea precisamente quien realiza actividades ilegales debería ser castigada severamente.
Aiko cerró los ojos y cambió su expresión, esta vez concordaba más con su edad que no parecía superar los catorce años promedio.
– Bueno, eso no podría asegurarlo, la verdad es que quien sabe – refirió Aiko encogiéndose de hombros y mostrando una sonrisa satírica.
– Oye enana, ¿cómo es que sabes tanto sobre esto?, ¿eres alguna especie de espía o algo?
– ¡¡..!!… ¿e-enana?
Aiko se acercó a pasos apresurados hacia Milo bastante enfadada, aunque como era de esperarse, sin lograr intimidarlo debido a su pequeño pero atractivo físico.
– ¿A quién le dices e-na-naa?… nñññ…
– Lo siento, es que olvidé tu nombre
– ¡¡¡…!!! ¡¡Waaaaaaahhhhn!! – Aiko corrió hacia Hana abrazándola al instante –, ¡Onee-chaaan!… ¿quién es ese mal hombre?, ¿p-por qué no lo desechas? – decía entre sollozos.
¿Desechar?, ¿acaso me ve como alguna clase de desperdicio?
Aiko se desplazó por la cintura de Hana hasta quedar a sus espaldas.
– ¡Ya sé! ¿Por qué no usas esta gran espada para hacerlo?
La pequeña posó sus manos sobre la hoja de la espada mientras incitaba a Hana a ese berrinche.
– Creo que estás exagerando un poco Aiko.
Aiko se separó de Hana de nuevo y mientras cerraba los ojos a la vez que se encogía de hombros, le hizo un comentario:
– Entiendo, tal vez sea que no quieres lastimar a la persona cuyo cuerpo alimenta tus deseos de lujuria desenfrenada.
– ¿¡¡Qu..!!?
El rostro de Hana se tornó colorado por completo, y no suficiente con eso recordó el momento en que se apoyó sobre el torso desnudo de Milo la noche anterior.
– ¿P-P-P-Por qué d-dices esa clase d-de cosas?
– ¿Uhh?… bueno parece que no es ese el motivo… lo siento.
Aiko soltaba unas pequeñas risas mientras Hana parecía estar mareada por esa evidente broma.
Ireth suspiró mientras se tomaba la cabeza, había visto tantas veces a Hana pasar por esos momentos incómodos que de alguna forma sentía un poco de lástima por ella.
– Oye…
Milo llamó a la pequeña mientras esta parecía disfrutar de las reacciones de Hana. Aiko dio vuelta para ver a Milo y vio su aspecto sombrío viéndola fijo a los ojos.
– Te hice una pregunta ¿sabes?
– ¡¡Hyyee!!… l-lo siento…
Aiko se alejó unos metros de Milo, y asustada por la expresión de este, comenzó a contarles.
– Está bien, verán… supe hace un tiempo por medio de un participante de estos torneos, que Fénix Negro organizaba estos eventos en diferentes pueblos del reino buscando dinero y diversión, al principio no le presté mucha atención hasta que mencionó que el vencedor de cada torneo podía obtener un objeto como premio. Yo rob… ejem… compro esos objetos a los ganadores para después poder venderlos a un mejor precio en las ciudades mercantiles, por eso cada vez que oigo algún rumor sobre el comienzo de un nuevo torneo viajo hasta ese lugar, y en todos esos pueblos aseguran todo lo que les he contado.
– Entiendo, de manera que estás aquí para poder comprar el premio que va a ser regalado al ganador.
– Sip
– Aiko – Hana se acercó preguntando –, ¿y qué clase de objetos son los que se pueden ganar?
Aiko se llevó la mano a la altura del mentón poniendo ahí un dedo y respondió a su pregunta.
– Uhmm, pueden variar según lo que a ellos se les ocurra, pero generalmente son armas.
– Asumo que deben ser de muy baja calidad.
– Eso es correcto, no tendría sentido que ganen dinero a la vez que regalasen objetos de gran valor.
– Entonces – Ireth intervino en la conversación –, estás aquí para comprar el objeto que gane el vencedor de este torneo.
– Sip, ustedes estarían dispuestos a venderme su premio en caso ganaran ¿verdad?
– Claro, yo no lo necesito – refirió Hana cruzándose de brazos y con una sonrisa.
– Podría dártelo, pero… tendría que saber qué me darías a cambio.
Estas palabras salieron de la boca de Milo, que tenía los brazos cruzados mientras mantenía los ojos cerrados, y con una expresión calmada.
– ¿Heh?
Hana e Ireth no terminaron de entender muy bien lo que habían oído.
– ¡¡..!!
Aiko tuvo una reacción más sorpresiva.
¿Acaso en realidad este tipo puede ser…?… en ese caso…
La pequeña cambió de golpe su expresión, ahora sus suaves mejillas comenzaron a enrojecerse mientras envolvía sus brazos alrededor de su cuerpo.
– ¿..?
– Onii-chan pervertido, e-está bien… tal vez podría darte mi cuerpo a cambio.
La voz de Aiko era bastante suave mientras pronunciaba aquellas palabras.
Fufufu… delataré tu asquerosa personalidad en frente de todos y te mandaré a prisión ya lo verás.
– ¡¡¡…!!!
– ¿¡¡¡Heeeeeeh!!!? – Hana e Ireth pegaron este grito al unísono.
Milo había dejado su postura anterior al momento de escucharla, fue una respuesta que en ningún momento se le hubiera ocurrido recibir.
Q-Qué mocosa más desvergonzada, ha malinterpretado lo que dije.
Aun así, pareció calmarse nuevamente y se cruzó de brazos una vez más, pero esta vez viendo a Aiko.
– ¿Ah sí? Pero yo me refería a cosas de valor.
– ¡¡¡HNAA!!!
Aiko recibió un duro golpe a su atractivo físico.
Hana e Ireth parecieron haberse calmado luego de esa respuesta y permanecían quietas mientras escuchaban.
– ¿Q-Qué has dicho? ¿Acaso insinúas que m-mi pureza no vale nada?
– Pero si yo no he…
– Eres un… ¡¡idiota!! ¡¡Waaaaaaaaahn!!
La pequeña Aiko salió corriendo del lugar, mientras de a poco se perdía entre la gente.
– Qué niña más rara – alcanzó a decir Hana.
En aquel momento la gente comenzaba a desplazarse en una dirección en común, las expectativas parecían crecer entre la multitud, dentro de unos cuántos minutos iniciaría el torneo.
– Parece que va a comenzar – refirió Ireth.
Hana golpeó su puño con la palma de su otra mano con un entusiasmo mayor al habitual y una sonrisa que lo confirmaba.
– Ahora sí, por fin… la gran oportunidad para conseguir lo que deseo, el premio es lo de menos mientras haya la posibilidad de encontrar guerreros que puedan unirse a nosotros. ¡En marcha!
Los tres jóvenes salieron en aquella dirección preparados para el inicio del evento.
Parte 2
Una plataforma de mediano tamaño hecha a base de de madera se encontraba ubicada algunos metros alejado del centro del pueblo, parecía haber sido preparada en el transcurso de la noche anterior para una gran tarde de peleas.
En un sector fuera de la plataforma se encontraba todo el público que había llegado para poder disfrutar de las peleas, y en otro, aquellos quienes serían los participantes, esperando que comience la selección de enfrentamientos.
– Creo que aquí debemos separarnos.
Ireth se despidió de Milo y Hana, dado que ella no participaba, comenzó a avanzar hacia la zona del público.
Cuando ambos se encontraban entre todos los competidores, Hana no podía ocultar su entusiasmo por conocer a posibles miembros de su orden más que por el hecho de pelear en sí.
– Todos parecen fuertes… espero que podamos conseguirlo.
– Sin embargo, somos pocos.
Milo por el contrario, solo atinó a realizar esa observación.
– ¿Uhm?… uno, dos, tres, cuatro…
Hana comenzó a contar disimuladamente a todos los que se encontraban allí.
–…catorce, quince, dieciséis… somos dieciséis. No es un mal número.
– Si tú lo dices.
Cuando acababan de hacer esos comentarios, una persona llegó a ponerse de pie en el centro de la plataforma. Era un sujeto sin nada particular, vestía un traje formal de presentación y traía un brazalete de tela roja con un símbolo negro en él, la imagen de un fénix.
– Bienvenidos a este nuevo torneo de lucha – indicó el sujeto mientras usaba un micrófono especial.
Mientras esta persona hablaba, otros dos sujetos subían al escenario una mesa con una pequeña urna y un pizarrón de mediano tamaño.
– En esta ocasión contaremos con un mayor número de competidores que en las jornadas anteriores.
– Entonces es verdad – comentó Hana –, no es la primera vez que organizan estas peleas ilegales.
Milo solo seguía observando al presentador.
– Antes de comenzar con el sorteo de los enfrentamientos, tengo que explicarles cuáles son las bases de las mismas. Presten atención por favor. Primero, está prohibido el uso de cualquier tipo de armas, a menos que el rival de su consentimiento. El uso de magia o habilidades especiales es aceptado siempre que no causen daños de gran magnitud. Está prohibido matar al oponente, el perdedor del enfrentamiento se decidirá en caso que pierda el conocimiento o caiga de la plataforma. Por último, si alguna pelea llegará a salirse de control será intervenida de inmediato.
– ¿Intervenida? – se preguntó Hana al instante.
– Seguro tiene que ver con ellos.
Milo dio esa respuesta mientras veía fijamente a los caballeros de Fénix Negro, parados metros más allá en una zona que en definitiva parecía ser la del jurado o invitados especiales.
– Ahora sí, procederemos al inicio del sorteo. En esta urna tenemos los nombres de los dieciséis participantes de esta ocasión. Para poder determinar los enfrentamientos, uno de los invitados, Roy, caballero de la orden Fénix Negro, tendrá que escoger un nombre y aquel competidor saldrá a escoger otro. El nombre que ese competidor escoja, ese será su rival.
– Qué manera tan poco ortodoxa de emparejar enfrentamientos – refirió Hana.
– Bien, comencemos.
El caballero llamado Roy, introdujo su mano en la urna y sacó una tarjeta que contenía un nombre, y a continuación llamó al participante.
– Aydal
El sujeto de ese nombre subió a la plataforma y caminó hasta llegar a la mesa, metió su mano a la urna y sacó una tarjeta. El presentador se la pidió y a continuación mencionó a su rival.
– Su rival será Ordreva
El pizarrón comenzó a ser llenado.
Mientras el presentador llamaba al siguiente competidor, Milo hizo un comentario.
– No entiendo la necesidad de hacer un sorteo en frente del público, solo nos hacen perder el tiempo.
– O quizá tienes vergüenza de salir al frente – Hana refirió a la vez que sonreía un poco.
– No digas tonterías.
– Solo espero que por lo menos uno de ellos pueda ser lo que necesito.
Mientras, el sorteo continuaba su curso.
– Para el quinto enfrentamiento el nombre elegido es Milo.
– ¡…!
– Anda, apresúrate
Milo subió al escenario y comenzó a caminar, podía notarse su incomodidad al estar frente a tanta gente, pero trataba de disimularlo como podía.
Luego de introducir su mano en la urna, Milo sacó la tarjeta correspondiente y se la entregó al presentador.
– Su rival será Rumpel
Entre los competidores, uno de ellos, que mostraba una muy buena condición física y con una expresión soberbia, soltó un comentario.
– ¿Ese chiquillo será mi oponente?, esto será demasiado fácil, esperaba algo mejor.
– Dejarse llevar por las apariencias es un grave error, te recomiendo no hacerlo.
Hana respondió aquel comentario con este otro, además de que mostraba una sonrisa de confianza.
Otro sujeto se acercó a ella por detrás y podía notarse en él una mirada lasciva mientras posaba su mano sobre el hombro de la joven.
– Oye nena, me sorprende que también estés participando, trata de cuidar ese lindo cuerpo, me gustaría salir a dar un paseo contigo después de esto.
Hana permanecía quieta, cruzada de brazos y manteniendo su sonrisa, como si no hubiese escuchado aquel comentario.
– ¿Eh? ¿Vamos qué dices? ¿Solos mi cama, tú y yo?
El caballero llamó entonces al siguiente competidor.
– Arienthus
– ¿Huh? Mi turno… nos vemos luego, muñeca.
Aquel sujeto que fastidiaba a Hana subió al escenario, luego de sacar y entregar la tarjeta, el presentador nombró a su rival.
– Su rival será… Hana.
Cuando el sujeto regresó a la zona de espera, Hana ya se encontraba al lado de Milo. Pero este, se acercó sin más reparos.
– Me parece que seré tu oponente, nena. De hecho solo hay dos mujeres, pero como una ya salió, definitivamente la otra eres tú.
Milo veía por el rabillo del ojo a aquel sujeto, mientras Hana parecía ignorar las palabras de este, aunque ahora mantenía una expresión seria.
– Hey, ¿qué te parece si hacemos una pequeña apuesta? Si yo gano la pelea, vendrás conmigo esta noche ¿eh?, ¿no te parece divertido?, será una noche sensacional, te prometo que no la olvidarás. Y si tú ganas, pues… hehehe… no, no ganarás.
Diciendo esto, el sujeto se separó de ellos sin dejar de reír.
– Debiste matarlo… o quizá quieres que lo haga por ti.
– No es necesario – Hana, que ya había dejado de lado su sonrisa, y aún cruzada de brazos, mantenía esa expresión bastante seria –, ya me ocuparé de eso más adelante.
– Como quieras
Finalmente el sorteo de enfrentamientos había terminado y los dieciséis participantes ya estaban emparejados para sus respectivas peleas.
El caballero que había participado del sorteo se retiró de la plataforma y el presentador mencionó cada una de las peleas.
– El orden de los enfrentamientos está definido y serán de la siguiente manera…
El sujeto que hacía de presentador comenzó a mencionar cada uno de los enfrentamientos entre los que destacaban el de Milo contra Rumpel y el de Hana contra Arienthus.
– Para ser un torneo ilegal, hacen demasiadas formalidades, que fastidio.
Milo hizo este comentario a la vez que todos los competidores se dirigían a un lado de la plataforma para poder apreciar los enfrentamientos.
– Buena suerte chicos – dijo Ireth en referencia a sus compañeros.
El pizarrón con los nombres y enfrentamientos fue retirado del escenario, y el presentador tomó la palabra.
– Señores, que inicien las peleas.
El aliento de la multitud no se hizo esperar, cada uno de los presentes apoyando a sus favoritos, algunos realizando apuestas y otros bebiendo cerveza.
– El primer enfrentamiento, se encontrarán frente a frente un aspecto de temer, quienes tuvimos la oportunidad de verlo pelear sabemos lo peligroso que puede ser cuando de usar las piernas se trata de… ¡Aydal!…
El aliento de la gente hacía entender que este sujeto era uno de los candidatos a ganar el torneo; mientras, el presentador continuaba.
–… y un nuevo participante, de apariencia imponente con sus casi dos metros de estatura… ¡Ordreva!
Los simpatizantes del contendiente también ponían de su parte alentándolo.
Ambos participantes se pararon al centro de la plataforma viéndose de frente.
– ¡Comiencen!
El presentador indicó el inicio de la pelea, y ambos participantes comenzaron.
– Ahora es cuando comienza nuestro trabajo, Milo – dijo Hana a voz baja mientras miraba atenta la pelea.
Milo solo veía la pelea sin decir una palabra y manteniéndose de brazos cruzados.
Luego de algunos minutos de pelea, finalmente se decidió al primer vencedor, el resultado favoreció al candidato. Aydal sacó de la plataforma a Ordreva con fuerte golpe en el rostro.
– El vencedor del primer enfrentamiento es ¡Aydal!
Sin embargo, aquella primera pelea no presentó nada atractivo para Hana ni para Milo.
Así, las peleas continuaban avanzando poco a poco, pero ninguno de estos enfrentamientos tuvo algo especial que llame la atención de Hana.
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