Bajo Mi Mente En Otro Mundo - 25
En la calmada y refrescante noche donde sólo se podía escuchar el sonido de los grillos y los bostezos, Lyna, quien siempre estaba acostumbrada a levantarse a altas horas de la noche para preparase y alistarse para trabajar, sin hacer mucho ruido, se alza de la cama y observa a Luz durmiendo con la boca abierta con una gota de baba detenida en su labio, mientras que Inés reposaba plácidamente.
Al levantarse e irse directo al baño para limpiarse la cara y arreglarse un poco su cabello, al salir, va directo a la sala con la poca luz del día que había, pero una presencia que permanecía en la oscuridad hace que voltee su mirada.
—Señora Andra… —Dice con voz baja al presenciar a la anciana.
—Buenos días, Lyna. ¿Qué haces despierta a estas horas? Es muy temprano para que los jóvenes anden despiertos. —Respondió la anciana.
—L-lamento por interrumpir su sueño… Yo suelo levantarme a estas horas para alistarme al trabajo…
—Comprendo… Yo, cuando solía trabajar, me levantaba a estas horas, más aún cuando eran mis días de reposo; ya que estás aquí siéntate, te traeré algo de beber.
—N-no se moleste… Soy una sirvienta; más bien yo tendría que atenderla a usted…
—Siéntate nomas, ahora no eres ahora una aventurera, ¿no? —Respondía a la petición de la sirvienta mientras que se acercaba a ella y le daba asiento.
—B-bueno, sí…
—Entonces no te preocupes por eso, eres mi huésped y debes aprender a aceptar las peticiones de los demás. —Expresaba Andra con una sonrisa en su rostro—. Así que quédate aquí. Te traeré algo, ¿qué quisieras beber?
—N-nada no se preo… —Al haber olvidado en tiempo olímpico el consejo que le había dado Andra, está la interrumpe.
—Lyna…
—P-perdona… —Se disculpaba y observa el piso tratando de ocultar su vergüenza.
—No te preocupes, poco a poco irás dejando eso, así que… ¿Qué quisieras tomar?
Resistiéndose a no volver a rechazar su petición, poco a poco comienza a hablar…
—U-un vaso de agua… —Pidió.
—Está bien, jovencita. Ahora te lo traigo.
La anciana va a la cocina al traerle un vaso de agua, pero al tener el vaso en la mano decide darle algo más refrescante que podría gustarle; aunque Lyna estaba nerviosa: no porque haya hablado con Andra, era porque no estaba acostumbrada a que las personas la atendieran, es decir, ¿quién le serviría a una sirvienta? ¿No son ellas las que nos deben atender?
Mientras esperaba que Andra regrese, Lyna observa con más detalle la sala en donde había ciertos libros en una estantería y unos recuadros donde se podía apreciar las imágenes de cuando Simón y Andra eran jóvenes. También había una pequeña mesa frente a Lyna, sobre esta permanecían pequeños retratos de los hijos de estos ancianos. Al ver la felicidad en los rostros dibujados, Lyna sintió bastante tranquilidad.
—Aquí tienes, Lyna, te traje un delicioso y fresco jugo de naranja. —Decía Andra al traer dos vasos y los coloca en la pequeña mesa.
—P-pero… No era necesario…
—Lo sé, pero, si no fueras tan tímida, apuesto que me hubieras pedido otra bebida que no fuera agua. —Con una expresión tranquilizadora que confundía a la sirvienta, se sienta en el sillón al frente de Lyna para contemplarla mejor.
—¿P-por qué hace est…
—Ni una palabra más, eres mi huésped, que eso te quede claro, Lyna. —Le interrumpía para corregirla con un tono un tanto serio.
Como si se tratara de un reclamo al no haber entendido las palabras de Andra, se disculpa con un «Perdona» que no deja satisfecha a la anciana.
—No pidas disculpas, debes aprender a decir menos perdón y más gracias. —La corregía como si se tratara de su nieta.
—E-entiendo… M-mu… Muchas gracias por atendernos… Y-y por el jugo.
Como si lo que dijera fuera música para los oídos de Andra, está la observa manteniendo una expresión alegre.
—Mucho mejor.
Al beber sus vasos, Lyna no dejaba de ver los cuadrados bien pintados, esto llama la curiosidad de Andra y le dice a la sirvienta…
—Está bueno el jugo, ¿no?
—S-sí… Está muy bueno.
—Me alegra oír eso, mi hija fue quien lo trajo hace unos días, su esposo por error había comprado de más; por los que nos dio una parte, mientras que lo demás intentará como venderlos.
—Que lastima…
—Sí… Será un buen yerno, pero suele ser un tanto torpe ja, ja. —Reía suavemente —. Veo que te dan curiosidad esos cuadros.
—Son bonitos… ¿El señor Simón los pintó?
—Mi marido tendrá unas bonitas manos, pero no sabe usar un pincel, esos cuadros lo pintó un viejo conocido, tiene un puesto de retratos en San Siro, no cobra mucho por lo que podría hacerte un bonito dibujo.
—Más tarde le diré a Luz y a Jeremy sobre él, tal vez les pueda interesar. —Al terminar su bebida y dejar su vaso en la pequeña mesa, Andra se levanta para recogerlo—. E-estuvo muy bueno. —Agradecía la sirvienta.
—Me alegro que te haya gustado, si algún día van, envíales un saludo de nuestra parte.
—C-claro.
Con una sonrisa entre ambas, Andra deja los vasos en el lavadero y vuelve con Lyna que estaba observando la estantería de libros que estaba a su derecha.
—Veo que te interesa los libros, ¿quisieras leer uno mientras esperamos a que despierten los demás?
Al escuchar que podría leer un libro, como si todo nervio y complejo de sirvienta que tenía desaparecía al poder pasar tiempo con su mayor pasatiempo, le responde…
—¡C-claro, sería muy amable de su parte! —Expresaba casi en voz alta, haciendo reír a Andra por ese cambio en su carácter.
—¡Ja, ja, ja! —Reía suavemente mientras hacía movimientos con sus manos para que bajara un poco su voz—. Ahora no te niegas o te pones nerviosa, eres un mar de sorpresa, Lynita. —Decía con cariño.
—P-perdone… Me gusta mucho leer, aunque solo haya leído unos ocho libros…
—Es bueno saberlo y no te preocupes, verte animada es adorable. —Se acercaba a la estantería—. ¿Qué géneros te gustan? Aquí tenemos: romance, aventura, misterio, poesía, tragedia…
Al escuchar esos géneros, Lyna no sabía cuál elegir, pero guiándose por todos los libros que había leído, iría por el género que más le gustaba.
—Pues… Suelo leer romance y aventura, aunque también leí algo de poesía… ¿Qué me recomendaría usted?
—Veamos… ¡Ya sé! —Al haber respondido a la pregunta que le dijo Lyna, esta queda curiosa de lo que podría sacar—. Este puede gustarte.
Al sacar el libro que curioseaba a la sirvienta, la curiosidad de Lyna aumenta cuando ve a Andra acercarse.
—¿Qué libro es? —Indagaba.
—Es un libro que leí hace varios años, lo leí la primera vez por la época de la guerra de los diez años para calmar mis miedos… Yo antes vivía por el suroeste, ahí la situación era muy dura, por lo que los libros me eran una vía de escape hacia un mundo nuevo y lleno de esperanzas, aunque claro, este libro es un tanto distinto a lo que había leído con anterioridad.
Al poner el libro sobre la pequeña mesa, Lyna lo observa curiosa mientras escuchaba lo que decía.
—Opino lo mismo que usted, los libros tienen algo que te atrapan y hacen que todo problema, miedo o presión desaparezca y te emerjas a un mundo desconocido. —Expresaba Lyna.
—Eso es verdad, me alegra que te gusten mucho los libros, yo quería ser escritora, pero no pude serlo.
Expresando una meta no lograda, sólo hace impresionar y maravillar más a la sirvienta.
—¿P-por qué no pudiste? De seguro pudo haber sido una gran escritora. —Comentaba.
—Tal vez, pero al haberme casado, tener mis hijos y por estar trabajando todo el día no me lo permitía, y cuando ellos se independizaron, pensé en retomarlo, pero no era lo mismo.
—¿N-no era lo mismo? ¿No se arrepiente en no haber sido una escritora?
Sorprendida por las preguntas que hacía la sirvienta, Andra, con calma y felicidad al saber que ese temor al hablar había quedado atrás, la responde con felicidad y sinceridad como recompensa a su nueva actitud.
—Digamos que sí, no podría decir que es culpa de haber mantenido una familia, sería sobre todo la mía.
—¿La tuya?…
—Es difícil mantener una familia, son varios años que cuide a esos traviesos, pero, a fin de cuentas, ahora a esta edad miro y digo…: «No me arrepiento de nada» —Decía con voz nostálgica contemplando los recuadros—. Podía haber seguido mi sueño como escritora en mis pocos tiempos libres, pero preferí estar con mi familia, con mis hijos y esposo, trabajar para poder mantener y darle lo mejor a mis niños.
Aunque esto podría calmar las aguas de curiosidad de la sirvienta, esto no era del todo suficiente para que continuara a insistir.
—Pero al haber dado su tiempo a su familia, aunque haya tenido tiempo no pudo seguir su sueño, ¿no se siente mal por eso?
—No, para nada, mi segundo sueño, cuando tenía tu edad, era poder mantener una familia y poder vivir una larga vida con las personas que quiero.
Sorprendida con las respuestas que daba Andra, Lyna se queda maravillada, como si los sueños que ella tenía fueran compartidos con ella.
—B-bueno… Y-yo también pienso lo mismo que usted. Mantener una familia, cuidar a tus hijos y envejecer con la persona que amas… Me gustaría cumplir ese sueño… E-es raro que una sirvienta como yo diga algo así, no me está permitido eso… Pero… —Observa a Andra levantando sus ojos con felicidad—. Quisiera cumplirlo.
Como si se tratara de una escena cinematográfica, el rostro de la sirvienta es iluminado por la luz del sol naciente. Ante esto, Andra con sentimientos encontrados le responde.
—Sé que lo cumplirás, no hay sueño que no se cumpla si uno no se esfuerza, aunque es contradictorio que lo diga yo, pero agradezco y me siento muy orgullosa de haber cumplido mi otro gran sueño. —Expresaba con una sonrisa y con una lagrima retenida en su ojo—. Si seguimos así, solo me harás llorar. —Limpiaba su mejilla—. Pero no te preocupes, Lyna, yo sé que cualquier sueño que tengas, aunque sea tonto, sé que lo podrás cumplir, no importa lo que pase o las vidas que tengas que pasar, yo creo que lo lograrás. —Animaba Andra con un pulgar en alto, haciendo sentir bien a la sirvienta.
—G-gracias, señora Andra, yo sé que algún día podré cumplirlo… Yo lo sé. —Expresando su sueño: que gracias al chico que tanto aprecia podía observar un futuro feliz, esto le llena de felicidad a su corazón y todo lamento del pasado era curado cada vez más.
—Lo cumplirás, lo cumplirás… Bueno, regresando a los libros: te recomiendo este, se llama «el silencio de nuestro amor». ¿Lo has leído?
—Uhm… No, pero tal vez lo he visto en las estanterías de la biblioteca de donde trabajo.
—Ya veo… Este libro lo habré leído cuatro veces, es uno de mis favoritos, tiene como género el romance, aventura y tragedia.
—¿Tragedia? Hasta ahora no he leído un libro que contenga ese género.
—Entonces este será el primero: trata de un chico consumido por su pasado, un chico incomprendido y atormentado por los demonios de su cabeza.
—Debe ser duro.
—Así es, su pasado es muy duro y triste, aunque todos tengamos un pasado similar, siempre llegará alguien que nos iluminará y quemará esos viejos sentimientos; siendo el caso del chico al encontrar a una chica en los muelles al querer tirarse al agua y morir ahogada. ¿Qué razones había para impedir que la chica se quitara la vida? Eso es lo que pensaba el muchacho rechazado por la sociedad, pero una fuerza de querer salvarla, y sin que se diera cuenta, sus pies habían comenzado a correr por sí solos, pero por desgracia, no logró detenerla, por lo que sin, mucho que pueda hacer se tira al agua en busca de salvarla, pero… Al entrar y sumergirse, es disparado hacia un nuevo lugar desconocido donde solo estaba él y unas huellas en la arena que lo llevaría hacia ella o… Tal vez no. —Contaba Andra, llamando la atención de Lyna.
—Interesante… Es como usted dijo, ¿por qué saltó por salvar a alguien desconocido? ¿Por qué es odiado por todos? ¿Por qué tiene demonios en su cabeza?
—Tranquila, tranquila, no te preocupes, todas las respuestas están en este libro, puedes leerlo hasta que los demás se levanten.
Al observar el libro que estaba al frente suyo, lo toma con suavidad y lo abre.
—Buena lectura. —Articulaba Andra.
—Claro, muchas gracias por dejarme leer el libro. —Con una sonrisa que no ocultaba su entusiasmo, abre la primera página y comienza a leer.
Viendo que Lyna estaba leyendo, Andra se dedica a lavar las tasas que había dejado en el lavadero. Al secarlos y volver a la sala para tomar un libro, observa atentamente como esa chica de cabello blanco, tímida pero agradable, leía atentamente el libro, como si hubiera entrado rápidamente a su mundo de lectura; por lo que tranquila, y sintiéndose feliz al saber que su libro favorito estaba en buenas manos, comienza a leer un libro pequeño hasta esperar que sea la hora de hacer el desayuno.
Al ser las 7 de la mañana, Andra avisa a Lyna para que la ayude a hacer el desayuno. Dejando el libro en la mesa, la acompaña a la cocina y la ayuda bajo lo que parecía ser una agradable mañana.
Ya a punto de terminar, Andra le dice a Lyna que despierte a los demás; haciendo caso a lo que decía la anciana, primero va a despertar al señor Simón, después a Inés y a Luz, aunque ella esté durmiendo, su nariz no paraba de moverse al oler el delicioso aroma que venía de la cocina. Solo faltaba un cuarto y era donde estaba Jeremy y el chico que apreciaba, Alessio.
—A-Alfonso… Jeremy… Ya está el desayuno. —Llamaba mientras tocaba la puerta, pero al no presenciar ni una respuesta, baja la manilla y abre la puerta—. A-Alfonso, Jeremy, el desayuno ya está listo.
Aunque haya entrado y haya dicho eso, Jeremy; quien parecía dormir muy plácidamente mientras aplastaba su brazo izquierdo, respondía sonámbulo…
—Déjame dormir un poco más, mamá… T-tengo una misión con mi hermano… —Hablaba sonámbulo.
La respuesta que daba el soñador Jeremy hizo reír un poco a la sirvienta por lo que se acerca para despertarlo, pero al costado de él estaba Alessio que aún seguía durmiendo con el cabello desordenado, y como gesto de ternura, Lyna intenta arreglarlo.
—Levántate Alessio, te hice un delicioso desayuno junto con la señora Andra. —Decía, y mientras lo miraba como un niño no dejaba de expresar una adorable sonrisa curvada.
Aunque quisiera continuar viéndolo durmiendo y tocar su cabello, no podía hacer esperar más a la señora Andra, conque llama otra vez por sus nombres a los dos.
—Alfonso, Jeremy, el desayuno y-ya…
—»¡Oye chico durmiente despierta!» ¡Robaron tu bate especial! —Interrumpía Luz con voz ruidosa.
—¡Q-qué!… ¡¿C-como, cuando?!… ¡Auch! —Exclamaba al dar un brinco de su cama y caía al piso.
—¡Ja, ja, ja! ¡¿Eh?!…
Como si se tratara de un brinco caricaturesco, Jeremy se acercó con gran velocidad hacia Luz, interrumpiendo la risa de la chica, los ojos de nervios que mostraban Jeremy era la muestra que estaba completamente despierto.
—¡D-dime donde! ¡¿Q-quién?! ¡¿-C-cuando robaron mí Krobol?! ¡Responde! —Agitando a Luz debido a la angustia, Jeremy intenta obtener respuesta, sin embargo, Luz lo aparta con fuerza e intenta calmarlo.
—Relaje, tu bate está bien.
—E-entonces, ¿por qué dije?… ¡Auch mi brazo! —Sintiendo un pequeño hormigueo naciente de su brazo izquierdo, comienza a apretar sus puños.
—Eso se te pasa por apretar por varias horas tu brazo. —Decía Luz burlona.
—¿¡Como iba a saber que tenía mi brazo aplastado!? ¡Ahg! ¡Como odio cuando pasa esto!
Ante la angustia que sentía de ese inofensivo dolor, Lyna tenía una solución.
—De vez en cuando también me suele pasar, pero para que pase un poco el dolor, intenta alzar tu mano y retenerlo por unos segundos.
Al decir esto, Jeremy hace caso a lo que la sirvienta le decía.
—Carajo… No vuelvas a hacer eso Luz, puedo aceptar que me hagas bromas, pero no a mi querido bebé.
—¿Bebé? Depende de cuales estarás hablando. —Sin que hubieran notado su presencia, Alessio respondía con tono burlesco como primeras palabras del día.
—¿Cómo que cuales? ¡Je! Tengo muchos, pero son muchos mejores que los bebes comunes.
—Entonces eres un mujeriego, espero que eso no le moleste a Luz, sin ofender.
Al decir tal broma sea Jeremy o Luz, voltean sus miradas bruscamente para no verse.
—Puede estar con las mujeres que quiera, con que solo las trate bien, basta.
—Aunque quisiera, aún sigo soltero, pero tampoco hay prisa para encontrar a la correcta.
Ante tal respuesta, Inés había pasado por detrás de ellos al dirigirse a la cocina, Lyna al verla se acuerda a lo que había venido y les dice…
—Hablando de prisa… No hay que hacer esperar a la señora Andra, junto con ella hicimos un delicioso desayuno.
—¡Uh! ¡Uh! No digas nada, Lyna, yo iré a investigar, ahí voy. —Saliendo con velocidad del cuarto, Jeremy la reclama.
—¡Oye! Primero ve a lavarte las manos.
—¡Oblígame…!
—¡Agh! Esa chica… Después está que le duele el estómago, gracias por la recomendación Lyna, siento que mi mano ya está mucho mejor.
—No hay de que, Jeremy, ve que se enfría.
Haciendo caso a lo que decía la sirvienta, ahora y solos en el cuarto, Alessio y Lyna se encontraban solos en la habitación.
—Bueno… Va siendo hora que vayamos, pero de antemano quiero felicitarte por haber ayudado a la señora Andra.
—A la que deberías agradecer es a ella, no a mí, sin ella, no estuviéramos por tomar este desayuno.
—Pero eso es también gracias a ti por haberla ayudado, si dos maestras de la cocina, cocinan juntas, lo más seguro es que salga algo digno de los dioses je, je, je.
Expresando con felicidad ante buena combinación de buenas cocineras, sólo hace sacar una dulce sonrisa de la sirvienta, y como era costumbre, se esperaba que ella dijera algo para desprestigiarse, pero en cambio, sólo le devolvía una sonrisa que hacía dar un buen sabor este nuevo inicio de día.
—¡Espero que lo disfrutes!
—Claro, y… —La observaba—. Buenos días, Lyna.
Con una notable sonrisa que iluminaba más la mañana de la sirvienta y la de él, van juntos al comedor.
No mentía que realmente habían hecho un buen desayuno, entre un delicioso café con leche con panes, mermeladas y mantequilla. También había unos cuantos huevos fritos, un poco de ensalada de fruta, y lo que parecía ser, también había carne de cerdo junto con un encebollado. Un buen desayuno para que de las energías suficientes a estos aventureros en su largo día.
Ante tal buen desayuno, no era de esperarse que se hablara de ciertos temas interesantes que decía Simón para mantener entretenidos a sus huéspedes: como cuando era joven y conoció a Andra, burlarse indirectamente de Jeremy ante su comportamiento de ayer y más cosas que mantenía una buena confianza en ese hogar.
Después de una larga charla y de haber acabado, Alessio y Luz se habían ofrecido a llevar los platos al lavadero. Sería Lyna quien los lavaría y Alessio secaría los trastes y Luz se dedicaría a guardarlos, en cambio, Jeremy arreglaría su cuarto al igual que Inés.
Preparados y ya cambiados, estaban listos para marcharse del hogar de esos ancianos tan amables.
—Muchas gracias por su hospitalidad, fueron muy amables. —Agradecía Lyna, haciendo sentir más feliz a Andra.
—Me alegro que lo hayan pasado bien. En todo caso si algún día piensan volver, traigan a ese chico llamado Alessio. —Decía Andra.
—E-eso haré, espero volvernos a ver algún día.
—Lo mismo digo, son bienvenidos así que no se preocupen en venir a visitarnos. Aunque nos guste estar a solas, siempre es bueno tener visitas. —Agregaba Simón, quien estaba sacando algo —. Tengan, esto es por su trabajo. No es mucho, pero es lo máximo que tenemos para darles.
Al sacar unas monedas y entregárselo a Luz, esto eran nada más y nada menos que treinta monedas de cobre, sumado al pago del trabajo que era veinte monedas de cobre, era un total de cincuenta monedas cobre, era más de la recompensa que estaba escrito en el gremio; confundida ante este pago adelantado, Luz sin interés de lucro le dice:
—Muchas gracias por todo, pero en el gremio nos pagarán por el trabajo, no es necesario que usted nos pague.
—Digamos que es un dinero extra, esas treinta monedas de más tómenlo como un agradecimiento de nuestra parte.
Confundida ante este gesto amable, Luz intenta negarse a ese aumento.
—No busques más explicaciones, Luz, toma el dinero y larguémonos antes que alguien tome una misión importante. —Decía Jeremy directamente.
—Sí, pero… A pesar de eso, ayer venimos tarde, de seguro los hicimos esperar mucho tiempo y no merecemos este dinero extra.
Dando a entender que no podían aceptar ese dinero, Simón y Andra les devuelven una sonrisa media burlona que los confunde.
—¿Oigan, por qué se ríen? ¿Qué hay de gracioso? —Preguntaba Jeremy, un tanto fastidiado.
—Nada, nada, nos da gracia que sean así de humildes que no quieran aceptar nuestro dinero extra, es verdad que llegaron tarde y pensábamos que nadie iba a venir, pero al ver como bajabas y te acercabas a nosotros, nos hizo sentir muy felices, no sería la primera vez que algunos aventureros lleguen tarde a nuestras propuestas de trabajo, pero a diferencia de ellos, ustedes son un tanto diferentes; desde la animada Luz, hasta la callada y reservada Inés, cada uno de ustedes nos ha hecho ver cada uno de sus personalidades y fue entretenido pasar tiempo con ustedes, es cierto que son aventureros, pero mi esposa y yo los vemos como buenas personas. Los otros aventureros solo hacían las cosas por hacer y sin muchos ánimos, tal como tú Jeremy ja, ja, ja. —Reía incomodando a Jeremy, haciendo que aparte su mirada —. Por lo que no se preocupen al aceptar nuestro dinero extra, se lo ganaron y no sientan culpa por haber llegado tarde, la ayuda puede tardar en llegar, pero cuando llega, es gratificante y se debe ser agradecido.
Antes las palabras de Simón, cada uno lo escuchaba atentamente, las frases de una persona mayor tienen más valor y Simón lo demostraba.
—No se olviden de visitarnos, estaremos muy contentos en volver a verlos. —Decía Andra.
Expresando su gratitud ambos ancianos, cada uno se despiden con un apretón de mano y un abrazo, siendo Inés la única que se apartaba de eso. No era algo que repudiaba, pero no era un gesto que ella estaba acostumbrada a hacer sea con desconocidos que con conocidos, aunque una excepción sería Ilna y su hermano Ron, aunque no lo hagan tan a menudo.
Ante tal gesto de negación y sin haberse despedido, Andra, que terminaba de despedir a Lyna con un abrazo, observa a Inés apartada del grupo y se acerca a ella.
—Haz estado muy callada desde que llegaste, pero no importa, no te obligaremos a hablar. —Inés aparta la mirada, este gesto daba más razones para que le siguiera hablando—. Pero quería darte las gracias por haber ayudado con las cosechas, has hecho un buen trabajo. Tal vez no me quieras escuchar ni verme, pero quiero decirte que eres una buena chica y estamos muy agradecidos que hayas estado con nosotros, gracias, Inés…
Intentando tocar su cabello como parte de agradecimiento, como si fuera algo instintivo, Inés, que le había apartado la mirada, tan rápido como pudo, aparta abruptamente la mano de Andra haciendo sorprender a los demás ante un sonido que podía haber parecido una bofeteada.
Observando a Andra con su mirada seria, no dice nada, pero en cambio, siente como las miradas de los demás caían en ella, ante esto, uno podría sentir presión y disculparse, pero en este caso, Inés solo se dedicaba a sobar su mano.
—¡Inés, que te pasa! —Exclamaba Luz.
—¡¿Señora Andra, se encuentra bien?! —Preguntaba Luz preocupada.
—¡¿Cielo, estás bien!? —Decía Simón al acercarse a su esposa.
La preocupación de los demás no era de esperarse, aunque pareciera que Andra estaría enojada y cambiara su opinión respecto a Inés, ella solo sonríe y calma a su esposo.
—Te preocupes demasiado, no fue nada de qué preocuparse.
—¿Cómo no quisieras que me preocupara? Déjame ver tu mano. —Intentando auxiliar a su esposa, aunque le haya dicho que estaba bien, Luz se acerca a Inés con cierto enojo.
—¡¿Qué te pasa?! ¿Por qué tuviste que hacer eso? Está bien que no quieras estar con nosotros o no te agraden los demás, pero no debe ser un motivo para que comiences a comportarte así con las personas, más aún con las que fueron buenos contigo. Intenta disculparte, no fue algo bueno de tu parte. ¿Entiendes Inés?
No haciendo caso a lo que decía Luz, Inés solo aparta la mirada y observa su mano con el que aparto la mano de Andra. Sin recibir una respuesta de ella, solo le hace enojar, ante esto y una posible discusión, Andra interviene.
—No se enojen con ella, fue mi culpa haberme precipitado sin su permiso —Mira a Inés —, tal vez no estés acostumbrada a esos gestos de cariño y lo comprendo, quiero pedir perdón por haber querido tocar tu cabello sin tu consentimiento. No estoy enojada ni nada, más bien, estoy orgullosa de que me hayas enseñado algo: No debo ser precipitada. Aunque tenga setenta y un años seguiré cometiendo errores, pero cuando un joven te hace reconocerlo más aprecio sientes por él.
No era que Andra quisiera dar una buena imagen y no mostrar su enojo ante lo sucedido, sabía que había cometido un error y no tenía más que aceptarlo. Era claro que la manera en cómo lo hizo Inés no era lo más justo, pero sin eso no podría haberlo entendido.
Inés, quién seguía apartando su mirada, le era «raro» que ella no se enojara, aunque podía preguntarle ante su falta de enojo, su orgullo no le permitía bajo el argumento de «ya ella si se enoja o no»; en cambio, sí por accidente le hacía eso a Velleda, un duro castigo le vendría encima, tomando esto en cuenta, le pareció raro que Andra no le haya reclamado.
Inés no mostraba señal que quería disculparse, haciendo que Luz hable por ella.
—Lamento que mi compañera haya sido grosera con usted, ella es un tanto callada y seria, pero no es mala persona, pido perdón a su nombre.
—No pasa nada, con que haya captado el mensaje es más que suficiente, más bien fue un gusto tenerlos aquí, muchas gracias por la ayuda. Les deseo mucha suerte y bendiciones a ustedes cinco, esperamos volverlos a ver.
—Igualmente, señora Andra, muchas gracias a ustedes dos por habernos atendido.
Despidiéndose con una sonrisa, Jeremy había sido el primero en ir a alistar a los cabagones y revisar que toda la mercancía estaba en su lugar, eso sin antes revisar con atención si su Krobol estaba bien. Todo listo y preparado, llama a los demás para que se suban: Inés fue la última en subirse.
Preparados para volver a San Siro, se despiden de los ancianos que con una adorable sonrisa; les desean suerte diciéndoles que la bendición del Dragón del Norte esté de su lado.
Ya había pasado una larga hora desde que se habían ido de la casa de los ancianos, Jeremy era el que manejaba como siempre y tenía como copiloto a Luz. Aburrida y sin hacer nada, va para atrás para hablar con Lyna y Alessio.
—Hola, señorita Luz, ¿por qué está aquí? —Saludaba Lyna, quién había estado hablando con Alessio mirando juntos el paisaje.
—Estaba algo aburrida. Ser de copiloto es sinónimo de no hacer nada hasta que el conductor le pase algo y no pueda seguir manejando.
—¡¿Si tanto quieres manejar, pon tu trasero aquí y soporta el sol?! —Reclamaba Jeremy al haber escuchado a Luz.
—Si no te desmayas primero, tal vez, pero ya que estoy aquí; viéndote desde atrás, veo que estás haciendo un buen trabajo, sigue así compañero. —Con un pulgar en alto negando hacer de piloto, esto sólo crea un pequeño enojo en Jeremy que solo responde con un pequeño gruñido.
—¿Realmente no habrá un día que no molestes a Jeremy? —Preguntaba Alessio, que había volteado su mirada hacia Luz.
—Si no lo hago, no podría hacerme sentir bien, dejarlo de molestar es como si ya no me importara, me alegra que aún me soporte, je, je, je… ¿Qué es eso lo que traes ahí, Lyna?
Curiosa al percibir algo rectangular al lado de la sirvienta, Lyna le responde:
—Oh, es el libro que me regaló la señorita Andra, no sé si lo habrás leído. —Al entregarle el libro, Luz lo observa curiosa.
—El silencio de nuestro amor… Uhm… No soy tan fanática del romance, por lo que no lo he leído, pero viniendo de ti, eso no sería raro.
—¿T-tú crees que sea raro? —Preguntaba avergonzada.
—No me refería a eso, está bien que te guste el romance, pero en cambio, yo prefiero más las historias de aventura, tragedia y si es posible, comedia.
—Bueno, este libro trae también aventura y tragedia. He llegado a leer hasta la página cuarenta y siete y es muy bueno, la señora Andra tiene buenos gustos.
—Tal vez sea cierto, con toda esa estantería lleno de libros, es claro que tendrá algo para cada gusto, ¡eres muy mala por no avisarme!
Con un «enojo» juguetón que salía del improviso, Lyna, que no entendía porque le decía eso, sus nervios no se hicieron esperar.
—¿M-mala? P-perdona si te he hecho molestar en algo… N-no era mi intención. —Disculpándose ante algo que no hizo, Luz se dio cuenta de que realmente se estaba disculpando, haciendo que explique su motivo del porque dijo eso.
—Tranquila, Lyna, no hiciste nada malo ja, ja, ja. Digo eso porque no me avisaste que la señora Andra estaba prestando libros, sabes que también me encanta leer, y al ver esa estantería llena de libros, apuesto que encontraría un libro que haga justicia a mis gustos.
—Oh… Lamento si no te he avisado, estábamos muy ocupados con ordenar las cosas que se me olvidó pasarte la voz, disculpa.
Aunque Luz haya mencionado el motivo del porqué le dijo «¡Eres muy mala por no avisarme!», pareciera que Lyna no estaba del todo tranquila al saber que Luz se quedó sin ni un libro, Alessio se da cuenta de esto e intenta intervenir para hacerla sentir mejor:
—Bueno, siempre hay una segunda vuelta, ellos dijeron que éramos bienvenidos, por lo que la próxima vez que vayan a visitarlos puedas pedirle un libro prestado.
—Es verdad… Pero todos los libros que tengo ya me los leí y los que hay en San Siro son muy aburridos, prefiero los de la capital e incluso los de otras regiones. —Afirmando su preferencia: quería sí o sí leer un libro nuevo, por lo que, con una idea en mente, Luz alza su voz hacia Jeremy—. ¡Oye, Jeremy! Lamento interrumpirte, ¿pero serías tan amable de dar media vuelta y volver a la casa de la señora Andra?
—¡¿De qué estás hablando?! ¡Ni con tus buenas palabras volveré, ya estamos por llegar, ¿y quieres que volvamos solo para satisfacer tus gustos?! Para eso mejor hubieras sido la conductora mientras que yo estaría allá atrás puliendo mi hermosa Krobol y presentárselo a Alessio. Pero como no quisiste y me dejaste aquí solo, ahí está tú recompensa.
Desahogándose y negando volver hacia la casa de Andra y Simón, Luz estaba un poco decepcionada por la respuesta que dio Jeremy, a ella no le importaría volver a la casa de ellos sólo para tomar un libro o bueno, los que sean necesarios para satisfacer su aburrimiento en sus tiempos libres, pero a pesar de ello, piensa en sus demás compañeros que podrían agobiarse en ir otra vez, por lo que deja de lado eso.
—Ya, ya, no es necesario que presumas a tu arma horrenda, no sé qué le ves de hermoso a ese montón de clavos oxidados, pero bueno, como dijo Alessio, siempre hay una segunda vuelta, así que por ahora tengo que conformarme en seguirte escuchando en mis tiempos libres, no hay de otra.
Expresando con un tono un tanto decepciónate al no tener algo para que entretenerse, Lyna le entrega el libro que le había regalado Andra.
—Ten, Luz, tal vez no tenga los géneros que te guste, pero es parte de la señora Andra, por lo que podría gustarte. —Al entregarle el libro con amabilidad, Luz, confundida, lo rechaza.
—Muchas gracias, Lyna, es muy gentil de tú parte, pero no es necesario que me lo des. Tú lo comenzaste a leer y sería de mala educación que te quedes a mitad de libro y no es que me disguste tanto el romance, sólo que quisiera que tú lo acabaras primero. He leído muchos libros por lo que acabarme cien páginas serían tan rápido como cuando a Jeremy lo detuvieron por ser un posible «acosador» al esperar a fuera de la escuela de su hermana ja, ja, ja.
—¡Oye, te escuche! ¡Fue un malentendido de esa vez! —Gritaba Jeremy—. Esos malditos caballeros no están del todo bien entrenados, cualquiera que les caiga mal ya es punto de mira para detenerlo y poder ganar un grano de pan. —Defendiéndose antes que ocurra un mal entendido, Luz solo vota una leve carcajada recordando esa situación.
—De todos modos, fue divertido como tu hermana tuvo que dar explicaciones por tú parte, si no fuera por mí, por tu hermana y tu mamá; estarías pagando una condena de diez años, serías conocido como Jeremy, el acosador de menores, o Jeremy, el que no atrae chicas, pero sí a los caballeros a montones, ja, ja, ja.
—¡No hables de esa forma de mí! Más bien deja las bromas y ve preparando la mercancía para bajarlo, ya estamos por llegar, dile a Inés que también colabore.
—Vale, vale, ya oyeron al depravado, a mover esos traseros que hay trabajo por hacer, ¿oíste, Inés?
Escuchando lo que decía Luz, no le responde, no es que sienta pena o vergüenza lo que haya pasado antes, ni siquiera se disculpó con Andra, pero a pesar de ello, sabía que tenía que colaborar, por lo que se alza y va hacia ellos para preparar las cosas.
Al llegar a San Siro, su primera parada fue el puesto de verduras, cuyo pedido era para justamente ese día, por lo que hacen la entrega con calma, no había nada que los apresurada, pero a cambio de eso, Lyna al entregar las cosas, se fija en todas las verduras que había, como si se estuviera dando una idea de qué cosa comprar para después cocinar y hacer algo delicioso a sus compañeros.
Terminando de dejar la mercancía, el señor que atendía estaba más que contento de la calidad en el que estaban los repollos y zanahorias, creciendo más su confianza hacia esos ancianos, pero principalmente, todo eso era gracias a la buena recolecta y lavado que le dieron este grupo de aventureros.
Al volver al carruaje para estacionarlo en el callejón, bajan y van directo al gremio para reclamar la recompensa, siendo Tom el primero en darles la bienvenida.
—¡Hola! Veo que todos están sanos y salvos. —Saludaba con un tono amigable, mientras que guardaba unas hojas y sacaba otras.
—¿Qué te hace pensar que estaríamos en peligro? Estuvimos en la casa de unos ancianos inofensivos y no pasó nada, más bien, escuchar eso de tu parte solo me hace pensar que te hubiera gustado vernos muertos para que el gremio no gaste ni un centavo en nuestro trabajo.
—¡Qué va! ¡Qué va! Al menos no quisiera verte muerto a ti Jeremía. —Sonreía.
Extrañado ante tal comentario de su viejo amigo, no le toma tanta importancia y va directo al grano.
—Y yo quisiera que no sigas diciendo cosas raras solo a mí, en todo caso, aquí está la hoja de la firma sea de esos ancianos que del mercader de verduras, revísalos en esa cosa rara donde ven que las firmas son auténticas.
—¿Por qué la prisa, Jeremía? Quiero saber cómo la pasaron los demás. ¿Qué tal te fue, señorita Luz?
—Todo bien, esos ancianos resultaron ser muy amables, nos invitaron a dormir en la noche con una deliciosa cena, creo que habrá sido lo mejor que he comido en esta semana. Dudo que haya algo que lo supere. —Enunciaba con una sonrisa al recordar el gran manjar que comió la noche anterior.
—Cuando se trata de comida, tú no puedes evitar en mencionarlo, me alegro que le haya gustado.
Mientras Tom respondía a Luz, metía la hoja que le había entregado Jeremy en un aparato redondo como si fuera un tipo de impresora para escanear si ambas firmas eran auténticas, esto llamada la atención de Alessio: Observando ese aparato, no era tan grande como una impresora promedio como lo era en su mundo, era mucho más chico como para escanear solo las hojas de ese mismo tamaño, como si sólo hubiera sido fabricado para escanear las firmas en los gremios, tampoco estaba conectado a algún dispositivo electrónico, por lo que tal vez funcione a base de algo de magia o posible encantamiento.
—¿Y ustedes tres que cuentan? ¿Cómo les fue su primer trabajo? —Preguntaba al sacar la hoja.
—Estuvo interesante, la señora Andra y el señor Simón son personas muy amables. —Respondía Lyna.
—Es verdad, fueron buenas personas con nosotros, y como dice Luz, estuvo muy bueno la cena, aunque me gustaron, los platillos que haces, Lyna, son mis preferidos. —Expresando su sinceridad, hace sentir feliz a Lyna, haciendo que se sonroje un poco con una pequeña sonrisa.
Inés, que como siempre estaba apartada de ellos, sin querer responder va al mismo asiento para sentarse y esperar que terminen de reclamar la recompensa.
—Bien, bien, es bueno saber que su primer trabajo les haya gustado. ¿Y dónde se fue la chica de anteojos? —Preguntaba—. Oh, ahí está, ¿por qué siempre se aparta? ¿Sucedió algo malo?
—Bueno, es su carácter, prefiere tener su espacio y lo respetamos, pero… Le fue bien, colaboró de manera correcta, aunque… —Recordando lo que había pasado anteriormente, prefiere no poner en vergüenza a Inés, por lo que evita tocar el tema—. Fue bueno, cada uno aportó en este trabajo.
—Así es, cada miembro del grupo debe aportar al grupo, ¿si no por qué se tendría que llamar grupo? ¡Ja, ja, ja! —Reía mientras acomodaba las monedas—. Bien, la recompensa era de veinte centavos de cobre, pero siendo cinco cada uno recibirá cuatro centavos de cobre.
Al separar los centavos, cada uno agarra su parte, siendo Jeremy que había agarrado ocho para después entregárselo a Inés.
—¿Por qué pones esa cara Jeremía? ¿Acaso no te basta haber tomado más centavos demás?
—¿De qué estás hablando? Los otros cuatro son para Inés, se lo daré luego, pero en sí, el pago es una miseria, pero tampoco me puedo quejar del todo, estamos a tiempo para tomar el siguiente trabajo.
—Ahora que estás con eso, quiero avisarles que ahora no hay muchas misiones, está siendo una semana muy apretada, y como se acerca el festival, la gente pide más ayuda y los aventureros aceptan para tener algo de dinero y gastárselo en el festival.
—¿Festival? —Preguntaba Alessio, curioso ante lo que había dicho Jeremy.
—Sí, cada dos veces al año se hace un festival por el cambio de atardecer.
—¿Cómo es eso del cambio de atardecer?
—Es cuando termina la época de Prima-rano y entra el verano, el cambio se nota principalmente por el cambio de color del atardecer, en vez de que sea anaranjado, será celeste, y termina al final del verano cuando vuelve el mismo atardecer. —Respondía Lyna a la duda de Alessio.
—Pero si ya el cielo es celeste, ¿Cómo se podrá diferenciar ese atardecer?
—Fácil, cuando el atardecer comienza a las seis, en vez del color anaranjado sigue estando celeste hasta volverse un celeste oscuro. —Agregaba Tom.
Ante tal extraño fenómeno que nunca había presenciado, Alessio le cuesta creer que algo así pueda suceder, aunque sabiendo que estaba en otro mundo, era algo posible que sucediera.
—Y te va a gustar, además de ese típico fenómeno que causa siempre furor, si también hay suerte, el primer atardecer del verano puede también ser de color verde, no es un evento que se vea todos los años, por lo que si llega a pasar ten por seguro que por la emoción harán bajar el precio de muchas cosas, que bien que pude ahorrar algo y pueda comprar unas mejoras para mi Krobol.
—Tú y tu arma oxidada, más que mejoras le darás menos mantenimiento. —Decía Luz que estaba guardando los centavos.
—Que sabrás tú, al menos yo no me quejo de tu arco. —Mira a Tom—. Respóndeme una cosa, ¿ahora no hay un trabajo disponible?
—Pues… Ahora no hay ni uno disponible, pero en unas horas llegarán nuevas misiones, por lo que les aconsejaría que tengan la mañana libre.
—Ya veo… Bueno, más tiempo para platicar con mi gran y fiel compañero. —Toca el hombro de Alessio y lo observa—. Te va a fascinar mucho mi Krobol, te dejaré tocarlo, pero no pienses que te lo regalaré.
—¿Qué te hace pensar que quiero tener eso? Y, por cierto, donde está el señor… ¿John?
—Se fue a hacer unas compras, como mañana será el festival, quiere decorar el lugar y preparar todo hoy para mañana.
—Así que el viejo está de compras y te dejó a cargo, se nota que eres su favorito.
—Pues claro, soy el único que administra todo esto.
—Ahg, se nota la poca vida social que tienes. —Decía con un disgusto amigable, haciendo reír a Tom.
—En fin, los veré en unas horas, tengo cosas que hacer, pero eso sí, si quieren un buen trabajo, les recomiendo que vengan rápido antes del mediodía, tómenlo como un consejo de mi parte, adiosito.
—Bien, tomaré tú consejo, nos vemos en unas horas AburriTom.
Mientras que los demás se alejaban, Tom los despedía con la mano junto con una sonrisa. Al salir del gremio, una refrescante mañana les estaba por esperar, pero sin antes, Jeremy le entrega su parte a Inés.
—Oye, cuatro ojos, ten. —Extendía su mano—. No será mucho pero bueno, hiciste un buen trabajo, ten.
Observando con seriedad a Jeremy, toma con calma los centavos y lo guarda en su monedero, sin decir nada.
—Está bien, tenemos toda la mañana libre hasta el mediodía. ¿Recomendaciones a excepción de ver el bate oxidado de Jeremy? —Preguntaba Luz a los otros.
—¡No, no, no! Eso sí que no, primero dije que le mostraría mi Krobol a Alessio, si quieren vayan a su cuenta a hacer cosas de chicas, Alessio y yo haremos cosas de hombres.
—¿Y si mejor ordenamos nuestras cosas que dejamos en el hostal? —Agregaba Alessio.
—Buena idea, me gusta. —Respondía Luz.
—¡U-un momento! ¡Pero eso podemos dejarlo para después!
—¿Para qué después no lo hagas? Te conozco desde hace años, y la primera mentira característica de ti es «Dejarlo para después y no hacerlo». Entonces, para evitar eso, lo haremos, aunque te niegues. —Sugería Luz.
Teniendo ya un objetivo por hacer, Lyna felicita a Alessio por la idea inicial.
—Cómo no esperarse de Alessio, eres muy ordenado. —Felicitaba Lyna.
—No es para tanto, je, je, je.
Sintiéndose algo alagado ante el comentario de Lyna, intenta rascarse su cabello para calmar su pequeño sonrojeo, pero ante eso, Jeremy que se sentía nuevamente traicionado por Alessio; le dice un tanto enojado.
—¡Tch! Siempre se salen con la suya…
—No te enojes, ya habrá tiempo para que me hables de ese bate, pero es mejor arreglar nuestras cosas ahora para tener más tiempo después.
—…
Escuchando con lo que decía Alessio, este otra vez no tiene más que aceptar.
—¡Bien…! Vamos ahora a arreglar esas cosas, no quisiera llegar tarde y no encontrar un trabajo con una recompensa aceptable. —Jeremy quien era el que menos quería arreglar las cosas, fue el primero en dar el primer paso hasta el hostal—. Mejor vayamos comenzando, no hay tiempo que perder.
Cuando los cinco iban yendo al hostal para arreglar sus cosas, el recepcionista los había saludado. Estaba un tanto extrañado en no haberlos visto la noche anterior, siendo Luz la que le había puesto al día sobre la ausencia de ellos. Bajo contexto y sin más que preguntar, los deja pasar a sus habitaciones, no era una sorpresa para Jeremy ver de vuelta el cuarto que le había tocado, en sí no tenía entusiasmos en volver ahí, era mejor dormir en el parque que en esa cama cerca al inodoro que desprendía un cierto olor peculiar, mucho más fuerte que el día anterior.
Este olor que fastidiaba a los demás, Lyna ni tonta ni perezosa, decide limpiar dicha habitación, su instinto de sirvienta se había activado ante tal repugnancia, y no podía dejar que Alessio y Jeremy durmieran y respiraran ese olor, por lo que, con la ayuda de Luz, van con el recepcionista para pedir ciertas cosas para limpiar. Con todo listo, Lyna comienza a limpiar con la ayuda de Luz y Alessio, aunque al inicio Jeremy no quería limpiar algo que debería ya haber sido limpiado por los limpiadores del hostal, para no ser tan mal agradecido, da una mano.
En cambio, Inés solo se había dedicado a ordenar sus cosas y esperar a que acaben, lo máximo que hizo fue pasar un pequeño trapo a las cosas para quitar un poco el polvo.
Después de varias horas hasta dejar la habitación reluciente y que huela bien, cosa que parecía haber sido un trabajo imposible, por lo sucio y descolorido que era, todo rastro de eso fue cambiado a una habitación mucho más aceptable y brillante de lo que era antes, todo gracias a la experiencia de Lyna y sus métodos de limpieza, siendo parte fundamental para que los dos chicos pudieran descansar mucho mejor. Ahora en ese inodoro solo salía agua cristalina y un olor a limón.
Felicitando el trabajo que había hecho Lyna, quien se sentía alagada y un tanto sonrojada, en cambio, Jeremy ya quería partir al gremio, no sabía cuántas horas había pasado, pero sí sabía que había pasado un largo tiempo y que era hora de volver al gremio, ante su desesperación, Luz acepta y van directo al gremio lo más rápido que pudieron. Encontrar un trabajo con una recompensa era el objetivo del día, pero grande fue su sorpresa al llegar al centro del pueblo y ver una fila enorme que se originaba desde el gremio, las posibilidades de encontrar una misión aceptable era más que difícil, y un leve presentimiento de no encontrar el trabajo indicado aumentaba en Jeremy.
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Comments for chapter "25"
QUE TE PARECIÓ?
Entretenidísima aventura con las andanzas del grupo que pudieron experimentar algo nuevo para algunos de ellos que no salen de la mansión hace long time. Aunque en algún momento hubo un poco de desazón por la actitud de Inés hacia la anciana. (Esperamos vuelvan pronto y seguir generando recuerdos inolvidables parece decir la anciana) El mensaje que deja a l@s lectores sobre el respeto al resto de seres que te rodean hace que se pase un rato divertido en la lectura de este capítulo. 。◕‿◕。
Capitulo relajado, conun cierre bueno para la mision de recoleccion habia muchas cosas que hacrr , pobre ancianos al hacer todo ese trabajo solo pero deben estar acostumbrado como siempre Lyna adorable con su gusto por la lectura y Andra como una abuela como ella al hablarle aconsejarle y hasta recomendarle libro, hoy los protagonistas fueron Jeremy, luz y Lyna. Alessio por su parte fue secundario y casi no tocado en este cap al igual que Ines hasta que hizp una rbaieta por decirlo asi con la anciana al querwr que no la toquen ya se me hacia raro que no pasara un conflicto en este capitulo jajaj xD pero bueno ahora ver que mison tomaran y si podran ir al festival, a por el siguiente cap
-Mi marido tendrá bonitas manos pero no es muy bueno con el pincel.
*Auch doña, hasta a mí me dolió jajaj 💫
Buen cap, al siguiente :3
Alessio despierta, el desayuno está listo :v