Bajo Mi Mente En Otro Mundo - 26.5
Saltando entre las ramas y ramas, dejando atrás el pequeño incendio que poco a poco se estaba extendiendo, Luz, sin pizca de estar cansada, va directo donde se encontraba Jeremy combatiendo con Mapo segundo, y Lyna, que corría sin parar, pero sin ir tan rápido para no dejar atrás al padre que cargaba a Inés; en cambio, Alessio y Julia, que habían sido los primeros en llegar, esperaban la llegada de ellos sentados en el carruaje.
—Han pasado varios minutos… ¿Estarán bien? —Preguntaba Julia.
—Bueno… No sabría que responderte… —La observa con inseguridad—, pero no podemos hacer mucho más que esperar.
—Yo podría hacer algo, aunque mi dominio actual con tierra no ayudaría mucho… Tampoco sabemos que serán de los otros o si lograron al menos rescatar a mi padre… Lo siento si los metí en esto, debería haberme quedado ahí y morir junto con mi padre…
Observando como sus ojos se nublaban ante la incertidumbre al bajar su mirada, Alessio sabía que las posibilidades que algo pudiera salir mal eran altas, pero tampoco podría estar de acuerdo y afirmar una derrota sin saber los resultados, así que de inmediato, confiado a este pensamiento, expresa a Julia.
—Es cierto que no sabemos que serán de ellos, pero algo dentro de mí dice que tenemos que mantener la fe que todo saldrá bien, mírame, yo no tengo ni un poder o habilidad, más bien, debe ser un milagro que aún esté aquí, pero pensándolo bien… Es mi error decir que es un milagro, si estoy aquí… No, si estamos aquí es por la gran defensa que nos dio Luz y por ti, ¡¿acaso no te has dado cuenta?! Cuando usaste tu habilidad con la tierra expulsaste una cantidad de polvo considerable haciendo que unos enemigos se quedaran cegados y Luz los haya derrotado, y ni que hablar de Jeremy, estuvo muy neutral ante las palabras de este tipo, y gracias a eso, pudimos escapar gracias nuevamente a Luz, aunque no sé qué será de Lyna, Inés y de tu padre, tengo la certeza que Luz los esté ayudando.
Intentando animar a Julia que tenía sus manos tocando sus ojos, confundida con ese extraño carácter de confianza, intenta defender su incertidumbre.
—¿Por qué dices esas cosas? ¿Por qué tienes tanta confianza en ellos? ¡Los Mapolas no son un grupo fácil de derrotar! ¡¿Qué victoria tienen ante todos ellos?!
—Bueno, por lo que demostraron no eran muy fuertes o hábiles, tu misma lo viste como cayeron. Te digo estas cosas por una simple razón —mostraba su pulgar en alto—, no quiero que pierdas las esperanzas ante una derrota no dada, además, no permitiré que alguien ponga en duda en las cualidades de mis amigos, ellos podrán lograrlo. —Decía Alessio con confianza observando a Julia, para que paso seguido voltee su mirada al bosque donde se encontrarían sus compañeros, esperando una señal de ellos.
Había un silencio profundo en el ambiente donde se encontraban, el ruido de los grillos era lo único que sonaba, Alessio sabía que estaba poniendo toda su confianza en ellos, no podía hacer mucho, e ir hacia allá era su pena de muerte.
Julia, confundida ante la reacción de Alessio al ver el bosque sin decir nada, voltea su mirada hacia ese bosque profundo donde se encontraba el campamento de esa gente que lo tuvo prisionera; sabía que ser pesimista lo le serviría de nada, tampoco ir hacia allá, pero poner su confianza en personas que aún apenas había conocido y que se habían propuesto a ayudarla, era lo único que podía hacer.
Alessio seguía sin decir nada, quería mantener la calma, pero sus inquietudes ante lo que posiblemente podría haberles pasado no era algo que quería pensar, sobre todo en Lyna, que era a la que más temor tenía si le sucediera algo, por lo que aprieta poco a poco la madera del asiento donde estaba sentado, siendo observado por Julia, dudando en las palabras que le dijo Alessio.
En eso, unos pasos que nacían dentro de ese bosque y que venía hacia ellos los hace poner en alerta, haciendo que Alessio botara pequeñas gotas de sudor, y en lo lejos, dos siluetas humanas que se acercaban hacia ellos se hacían cada vez más y más claros quienes eran; era Lyna y el padre que cargaba a Inés en su espalda.
—¡Papá! —Fue lo primero que dijo Julia al verlo.
—¡Hija mía! —Entregando a Inés a Lyna, este, con sus últimas fuerzas, va a abrazar a su hija, una escena conmovedora que daba a entender que la misión había salido con éxito.
—¡Lyna, Inés! —Gritaba Alessio con emoción al bajar del carruaje.
—¡Alfonso! —Respondía Lyna.
—Déjame ayudarte, ¿qué le pasó a Inés? —Preguntaba al sostenerla en sus hombros.
—Gastó una enorme cantidad de mana, pero se encuentra bien, debemos llevarla al carruaje para que descanse.
Llevándola hacia el carruaje, al subir a Inés, Alessio ve las manos lastimadas de Lyna, preocupándose.
—¿Qué sucedió con tus manos?
—Oh… N-no te preocupes, sólo fueron unos rasguños al intentar liberar al señor Ceres, pero no es la gran cosa, se sanarán…
—Sí, pero… —Toca su mano con delicadeza—. Se ve que te arden, ¿no?
Sorprendida ante la atención que le estaba dando Alessio sin que le haya pedido, ella, con un pequeño sonrojeo, afirma con sí.
—¿Cómo no quieres que me preocupe…? —Sube al carruaje a recoger unas cosas.
—No, en serio, se sanarán en unos días, soy una sirvienta y no debo ser atendida.
—Deja de decir eso. —Baja del carruaje—, eres mi amiga y somos compañeros, es normal que me preocupe.
Al sacar una pequeña botella de medicina curativa instantánea y unas cuantas vendas, era notable que Alessio quería atenderla, los rasguños parecían un poco profundos, y sus manos estaban un poco enrojecidas, pero haciendo caso a lo que decía Lyna, tampoco quería precipitarse.
—Toma esto, tal vez pueda calmar el dolor, aunque no se si también el ardor… Pero creo que si te pones estas vendas tal vez lo calme… No, espera, debería primero echarle algo de agua a tus heridas para evitar alguna posible infección… —Confundiéndose sin saber cómo curar a su amiga, Lyna, tomando con ternura su confusión, agarra la mano de Alessio y le da indicaciones.
—Tranquilo Aless… Digo, Alfonso, sólo debes poner el líquido de la medicina en la venda —Destapa la tapa de la medicina, y coloca un poco de líquido en la venda—, y luego dejamos que se esparza el líquido por la venda y listo.
—Oh… Y yo haciéndome tantas complicaciones… —Envuelve la venda—, ¿Quieres una ayuda?
—Claro, lo agradecería mucho.
Ayudando en envolver la venda a Lyna, el padre y su hija, felices en su encuentro, observan a la pareja de amigos.
—¿Quién es ese? —Preguntaba el padre al observar a Alessio.
—Es uno de los aventureros que nos ayudaron a salir, él estuvo conmigo manteniéndome al seguro. —Respondía Julia.
—Entiendo, debería darle las gracias.
Acercándose hacia Alessio que guardaba las vendas en el carruaje, le dirige la palabra.
—¡Eje! ¡Eje! —Acomodaba su garganta—, Así que tú mantuviste a salvo a mi querida hija, ¿no? ¿Cómo te llamas? Chico misterioso. —Lo observaba mientras Alessio se sacudía las manos.
—Hola señor, sí, así es, pude mantener a su hija a salvo gracias a la ayuda de mis compañeros, aunque yo no hice mucho que digamos, sólo corrí y grité, no es para tanto…
—Si gritar y correr te refieres a nada, entonces no estarías aquí… ¡Rayos…! —Sobaba su cabeza.
—¿Qué sucede padre? —Preguntaba Julia.
—He dejado mi monedero allá, pero no importa. —Vuelve a observar Alessio—. Muchacho, tal vez parezca un panzón a lo que lo único que le importa es comer, cosa que es cierto, o ver las buenas cualidades de las mujeres…
—Papá… —Interrumpía Julia avergonzada.
—¡¿Qué?! ¿Cuál es el problema? ¿Ya nadie puede ver los buenos sentimientos de las damas? ¡Por quien me has tomado! Bueno, bueno, bueno… Dejando de divagar; muchacho, tú y tus amigos tendrán una más que recompensante recompensa, sólo debería saber sus nombres y podré depositarles en unos cuantos días, eso sí, no son cifras de más de cuatro dígitos, pero lo suficiente para demostrar mi gratitud por haber protegido a mi hija y haberme rescatado.
La felicidad y el buen humor que mostraba el padre hacía contagiar a los demás, haciendo que Lyna refleje una sonrisa.
—Hiciste un buen trabajo Alfonso, bien hecho.
—Bueno, todo fue gracias a Jeremy y a Luz, pero no reconocer tu colaboración junto con Inés sería irrespetuoso de mi parte, ¡dame esos cinco!
Alzando sus manos y chocándose entre sí, el padre y Julia lo observan extrañados por ese gesto que nunca habían visto, por lo que el padre le dice a su hija en voz baja.
—¿Acaso esto es un nuevo estilo de tener relaciones sexuales entre jóvenes? —Decía con sarcasmo, por lo que su hija saca una leve risa.
Parecía un buen ambiente, como si todo el trabajo de este rescate estuviera por acabar con éxito, pero eso no se podría concluir sin la llegada de Luz y Jeremy.
—¡Y bueno! ¡Qué esperamos para irnos! Llevo días sin comer y siento que mi cuerpo me está comiendo… —Expresaba el padre.
—Claro, podremos irnos luego que lleguen Luz y Jeremy lleguen, no podemos irnos sin ellos. —decía Alessio, —¿sabes donde estarán? —Le dirigía la palabra a Lyna.
—La última vez que vi a Luz fue cuando ella nos protegió de los Mapolas que nos estaban siguiendo, no fue hace muchos minutos… Espero que esté bien… ¿Y Jeremy…?
—Lo mismo digo… Él nos protegió y dio el paso libre para poder escapar al carruaje y se quedó peleando con los otros Mapolas, sin tan sólo pudiera hacer algo… —Apretaba su mano al saber lo inservible que era; sin ni un poder, o habilidad a su favor, lo único que podía hacer es ser mero espectador, pero sus ganas de colaborar en algo más grande y servir en algo eran altas.
—Ales… Alfonso… Tranquilo, estarán bien, confía en mí. —Tomaba la mano del chico para calmar su inseguridad.
—Sí… Lo único que podemos hacer es tener fe que estarán bien, ellos estarán bien.
Dirigiendo sus miradas hacia ese bosque oscuro, donde al fondo de este estaban sus dos compañeros, sea Lyna que Alessio esperaban con atención la llegada de ambos en un silencio profundo, a lo que, desde lo más profundo del bosque, Lyna llega a escuchar ciertos pasos que iban directo hacia ellos, siendo la primera en sentirlo y avisarle a Alessio.
—¿Oíste eso? Se acerca alguien —Señalaba Lyna.
—No logro escuchar nada… ¿Tú cuanto crees que son? —Respondía y preguntaba confundido.
—No sabría decirte con exactitud… Pero no es sólo una persona…
—¿C-cómo? ¿C-cuantos exactamente?
—Tal vez entre dos o tres… No lo sé… Pero se acercan…
El padre y la hija que estaban observando extrañados a ambos por su silencio, el padre les dirige la palabra:
—Oigan, ¿por qué tan callados? ¿Se comieron la lengua entre ambos?
—Padre, ¿qué forma de hablar es esa?
—¿¡Qué!? Si antes chocaron sus manos de esa forma, no me extrañaría que encontraran otra forma de hacer un acto…
—Señor Ceres, Julia… Es mejor que vayan al carruaje. —Interrumpía Alessio.
—Está bien, por mí no hay problema, mi espalda pide a gritos un lugar donde apoyarse, ¿pero a que se debe ese silencio entre ambos? Bueno, sé que son jóvenes y quieren su espacio…
—No es eso…. Se acerca alguien… —Decía Lyna con atención.
—¿Se acerca alguien…? Deberán ser sus otros dos amigos… ¡Oigan estamos aquí! ¡Aquí! ¡No se tarden tanto, ya me quiero ir! —Vociferaba el padre.
—¡Papá! ¿Qué haces?
—Estoy intentando ayudar, mi voz les guiará hasta acá, ya verás que se sentirán felices de haberles ayudado.
—Pero no sabes de quienes se tratan, no te confíes demasiado.
—¿Cómo qué no? Estamos a salvos, es una victoria asegurada.
Mientras el padre intentaba proclamar su victoria, una voz salía del bosque, helando las reacciones de los demás.
—Haz caso a tu hija gordiflón, o si no nosotros te lo haremos entender.
Entre los arbustos, lo que hubiera parecido la llega de Jeremy y Luz, en cambio, habían llegado las personas que menos quisieran ver; tres Mapolas se hacían presentes, y el padre, tragándose sus palabras, comienza a sudar, mientras que su hija se pone delante de él.
—M-mierda… No son Luz y Jeremy… —Comentaba Alessio en voz baja.
—Ay no… No, no, no, no… —Expresaba Lyna, como si su miedo aumentara.
—Lyna, tranquila, tranquila…
Poniendo su mano en su hombro, Alessio observa a los Mapolas que reían y se acercaban poco a poco.
—Así que aquí es donde sería su escape jeje, y gracias gordo por guiarnos, tus gritos al fin sirven de algo.
Reían los tres Mapolas.
Alessio en cambio, observa como Julia, con determinación en sus ojos, se pone delante de su padre y estirando sus dedos, entona su enojo hacia los Mapolas.
—Cómo se atreven a hacer esto… Estoy harta de ustedes y de sus estúpida risas y su horripilante olor, ¡Ya déjenos en paz de una vez! ¡Tierra forma!
Alzando sus dedos hacia el aire, un montón de tierra en forma de óvalo iban directos hacia los Mapolas, pero estos, en forma de broma y con la facilidad de sus lanzas, desforman los ataques de Julia.
—Julia, ¡alto! —Expresaba Alessio.
—No, ¡ya estoy harta! ¡No dejaré que este par de mal nacidos se salgan con la suya! ¡No dejaré nos atrapen!
Continuando, lanzando sus ataques, los Mapolas sólo se dedicaban a romperlos con facilidad, haciendo que Julia se enojara más y aumentara sus ataques.
—¡Oye hija! ¡Cálmate! —Agregaba el padre.
Parecía que Julia no pararía sus ataques, no quería que el rescate que había parecido más que perfecto fuera arruinado por esos tres Mapolas, por lo que, en su poco aprendizaje con la habilidad tierra, usa todo lo que tienen en mano para usarlo a su favor; a pesar de ello, los Mapolas no mostraban ni un signo de amenaza, más bien, parecía un calentamiento que una verdadera batalla.
En cierto punto, Julia parecía estar perdiendo velocidad, como poco a poco esos ataques de tierra caían antes de llegar a los Mapolas. Bostezando ante su rápido desgaste de mana, sudosa y enojada, observa como los Mapolas reían ante su fracaso.
—¿Qué pasó? ¿Qué no muy determinada? Cuando nos enteramos que eras una aprendiz de tierra pensábamos que eras alguien fuerte y que nos podrías haber traído problemas, pero sólo era una simple mentira, tal vez para ti sea una desgracia, eres una desgracia, pero para nosotros, es más una ventaja que no seas realmente una verdadera aprendiz de tierra.
Escuchando lo que decía unos de los Mapolas, no quería que sus palabras le llegaran a afectar, más bien, era un combustible que aumentaba las ganas de cerrarles la boca y que se traguen su tierra.
—Señorita Julia… —Decía Lyna al acercarse hacia ella, pero Julia la detiene y alzando su mirada, observa con furia a los Mapolas.
—Que me importa si soy una principiante, estoy harta de ustedes, no quiero que se salgan con las suyas, ¡y no dejaré que me vuelvan a ser su prisionera!
Alzando su mirada y hacer chocar sus manos en distintos movimientos, dice la siguiente frase:
—¡Tierra combo FORMA!
Al decir esto, una forma triangular en posición vertical salía de la tierra siendo apuntados hacia los Mapolas, en cambio, ellos se ponían en posición para defenderse del ataque, por lo que dicho su ataque, este va dirigido hacia ellos.
Los Mapolas, confiados que sería como el ataque anterior, la forma triangular que iba hacia ellos a mitad de camino, Julia, formando un tipo de tijeras con sus dedo índice y medio, los juntas y corta el triangulo a la mitad, haciendo que el polvo que cayera del corte funcionara como un tipo de aturdidora, cegando y topando de improviso a los Mapolas, haciendo caer sus lanzas y comienzan a rascarse sus ojos, mientras que las dos partes del triangulo iban hacia arriba para luego caer hacia ellos, quedando cubiertos de tierra.
—¡E-eso les ensañará con quien se meten…! —Caía desplomada de cara.
—O-oye… Julia… —Observa Alessio al verla tirada en el suelo.
—¡Hija! —El padre, acercándose hacia su hija, la voltea boca arriba y ve la cantidad de sudor que botaba. —No, no, no… No te mueras…
Lyna, acercándose hacia Julia, pone sus dedos cerca de su nariz y luego lo pone en la muñeca derecha de la hija para sentir sus pulsaciones, hecho ambas cosas, le da la noticia al padre.
—Tranquilo señor Ceres, su hija está bien, le sucedió lo mismo que a la señorita Inés, sólo es un desgaste de mana, sólo debe reposar.
—Entiendo… Esta vez te excediste hija mía, pero diste tu mejor esfuerzo, bien hecho. —Agarraba la mano de su hija mientras le secaba unas cuantas gotas de sudor.
—Es mejor que la lleve al carruaje junto con la señorita Inés, les haré beber una medicina instantánea.
—Muchas gracias, piernas boni… No… —Sacudía levemente su cabeza—, muchas gracias, Lyna.
Al levantarse y llevar a su hija al carruaje, Lyna va hacia Alessio que observaba el pilar de tierra que cubría a los Mapolas.
—¿Qué fue Lyna? ¿Está bien Julia?
—Está bien, sólo es un desgaste de mana… —Observa el pilar de tierra—. ¿Qué hacemos ahora? —Preguntaba.
—No lo sé… Tal vez lo mejor sería irnos… Pero no podemos dejar atrás a Jeremy a Luz. —Cambia su mirada a Lyna.
—Es cierto… Dejarlos sería muy malo de nuestra parte…
En un silencio como si estuvieran pensando en una opción que los favorezca en estar en un lugar seguro, ambos llegan a la misma conclusión.
—Lo mejor sería quedarnos. —Decían ambos al mismo tiempo, haciendo que se observaran y Lyna, ante las mismas palabras que habían dicho, ella se rasca suavemente su nariz, extrañando a Alessio.
—¿Y eso? —Preguntaba.
—Oh… Bueno, es una vieja tradición que aprendí al ver a otros cuando decían lo mismo, no es nada…
—Entiendo, creo que ahora estamos a mano ja, ja, ja.
Reía al saber que como pasó con darle los cinco a Lyna, el pasó lo mismo ante ese gesto de Lyna, por lo que ambos ríen al recordarse de ambas situaciones, pero un ruido que escuchaba delante de ellos los mantiene alerta.
—Arr… Entró en mi boca, ¡agh! —Decía unos de los Mapolas que salía a duras penas de la tierra.
—Qué habilidad fue esa… ¡Fuag! —Escupía.
—Ya verá… Esa chica la pagará. —Agregaba otro.
Los Mapolas, que habían sido cubiertos de tierra, habían excavado lo suficiente para que se sintieran algo exhaustos.
—Esto es malo… No podemos irnos y dejar atrás a Jeremy y a Luz… —Expresaba Lyna a Alessio mientras observaba como salían de la tierra los Mapolas.
La ausencia de Jeremy y Luz era muy notable en esta situación, Lyna y Alessio no podían hacer nada ante ellos, Alessio era consciente que cualquier movimiento que haga, podría ser su fin, no quería que nadie saliera lastimado, menos su querida amiga.
“Esto no es posible, esto no debe estar pasando, no puede…”, decía al observar a Lyna, donde lo único que desprendía era miedo e incertidumbre en sus ojos. “Ni uno de nosotros puede afrontar a estos tipos, ni Lyna ni yo podremos salir de esta…”, se ponía delante de ella. “Que opciones…. Que opciones… Venga cerebro inútil, por favor, piensa en algo…”
Golpeando su cabeza para que una idea se le viniera en mente, nada se le venía, sus limitaciones no lo le dejaban ver más de lo que podía hacer, su debilidad y complejidad no hacía resaltar una posible alternativa en él.
“Claro que nada me vendrá en mente… Si en mi antigua vida sólo pensaba cosas malas de mí, menos podré ver una posibilidad en mí para acabar con esos tipos… Pero… No quiero que salgan lastimados, quiero un final feliz en esta situación… Una derrota no es una opción, si estoy aquí es porque quise estar aquí, yo decidí tener una nueva vida para mejorar mi yo del pasado, y estoy aquí para cambiar eso…”, observando como Lyna se ocultaba cada vez más detrás de él, y los Mapolas alzaban sus lanzas, Alessio sigue pensativo.
—Mírenla, ya se quiere esconder la niña.
—Esconderte no te servirá de nada, menos de un chico enmascarado que tiene miedo de mostrar su verdadero yo.
“SU VERDADERO YO”, resaltó en la cabeza de Alessio al oír esa frase, como si esas tres palabras le hubieran encendido el foco. “Mi verdadero yo… Mi verdadero yo… ¡Exacto! Ellos no saben quien anda detrás de esta mascará, ese cierto que soy yo, pero mi verdadero yo de este mundo es alguien tan fuerte y conocido que ni el más fuerte enemigo quisiera enfrentarse hacia mí, bueno, en Emilio…”
Organizando su plan en mente, Lyna aprieta cada vez más fuerte el brazo de Alessio, como si le indicara que retrocediera, pero él, poniendo resistencia, llega a un plan.
“Este plan no puede ser perfecto, ni mucho menos pueda salir bien… No sería la primera vez que me afrontaré a alguien más fuerte que yo fingiendo ser Emilio, pero otras alternativas no tengo, pero no puedo sólo seguir siendo un mero espectador, estoy en este mundo porque quiero ser mejor de lo que fui, debo hacer algo hasta lo último que haga para mejorar y ser mejor”
Decidido, suelta la mano de Lyna y le dirige la palabra sin quitar de vista a los Mapolas.
—Lyna, quiero que vayas al carruaje, yo los afrontaré. —Mandaba Alessio.
—¡¿Qué?! N-no te dejaré sólo, somos un equipo, ¡recuérdalo!
—Somos un equipo, y quiero que colabores como tal, ¿entiendes?
—Sí, entiendo… Pero…
—Nada de peros Lyna, entiendo que te preocupes por mí, pero no puedo estar callado y no hacer nada a cambio, no he hecho nada más que escapar y gritar, esconderme y no hacer nada para afrontar los problemas, pero ahora que tengo la oportunidad lo voy a afrontar porque quiero protegerlos, quiero protegerte… Así que, por favor, sólo ve atrás y cuida de los demás.
Expulsando ese sentimiento que tenía de su pasado, hacía que desde el profundo de su ser quisiera cambiar lo que una vez fue, no por algo quería estar en un nuevo mundo, comenzar de cero y tener la oportunidad de tomar las decisiones correctas y afrontarlas; este momento era una de ellas.
En cambio, Lyna que estaba insegura en dejar sólo a Alessio en afrontar a los tres Mapolas, sólo le traía recuerdos lo que pasó esa vez cuando afrontó al tipo de armadura morada el primer día que se conocieron.
Pero tampoco tenía otras alternativas, que, en contraparte de Alessio, ella tenía la única opción de caer junto con él, pero al ser una sirvienta y su código de seguir ordenes, no tiene más que hacerle caso y sentirse preocupada por él.
—Esta bien, te haré casó… Pero por favor, no quiero que te hagan daño… No quiero verte lastimado…
—No te preocupes, no llegué tan lejos para morir aquí, confío en ti Lyna, ve.
—Igualmente, confío en ti, Alessio.
Separando su mano las del chico que quería, Alessio, observándola como iba hacia el carruaje a atender al señor Ceres y a Julia, cambia su mirada hacia los Mapolas, teniendo toda su atención.
—Oye, oye, ¿por qué dejas ir a la niña miedosa? —Decía unos de los Mapolas.
—¿Eso a ti que te debe importar?, no te permitiré que le toques un pelo, ni a ella, ni a mis amigos. —Le respondía.
—¿A sí? Dime, ¿qué puede hacer un simple enmascarado contra nosotros tres? Ten en cuenta que nosotros no tendremos piedad ante ustedes, y ten por seguro que sus pelos serán perfectos para nuestras escobas, ¿así que para que te molestas? Déjanos hacer el trabajo rápido y no pongas resistencia.
Los Mapolas no parecían querer poner resistencia, parecía que irían enserio si Alessio dijera algo que les haga atacar, pero en él, el plan que tenía podía hacerles cambiar de opinión.
—Eso me gustaría decirles lo mismo a ustedes, pero sus pelos los usaré para algo más útil que usarlo como escoba; cada uno de sus pelos los usaré para crear polos que irán puestos en sus entierros, ¿les parece bien la idea?
Burlándose de ellos al intentar intimidarlos, responden a su amenaza.
—¡Y tú quien rayos te crees que eres para amenazarnos de esa forma! No eres nada, ni nadie para decirnos esas palabras, ¡un mero enmascarado que oculta su identidad no es más que un farsante que no quiero mostrar su verdadero yo!
Encontrado el momento justo, Alessio, detrás de su mascara, expulsa una sonrisa de oreja a oreja con la emoción en alto.
—Tienes razón, un enmascarado no es más que un don nadie, ¿un farsante? Tal vez; ¿mi verdadero yo? Todo un placer… —Llevándose sus manos hacia su mascara, todos los presentes estaban observando lo que estaba por hacer Alessio, y en un lapso de pocos segundos, se quita la máscara y muestra su verdadero rostro a los Mapolas.
—A-Alessio… —Decía al ver la mascara quitara de su rostro.
—I-idiota…. —Pronunciaba Inés a duras penas.
—¿E-ese no es…? —Decían padre e hija al mismo tiempo.
La sorpresa de los presentes no era de esperarse, como ya se sabía, la presencia de Emilio era signo de respeto y fuerza, siendo un reflejo en el rostro de Alessio que, al ser visto por los Mapolas, se quedan boca abierta ante lo que estaban viendo.
—No, no… Ese no puede ser…
—¡¿Q-qué hace él ahí?! ¡N-no nos dijeron que el estaba aquí…!
—…
Dos de los tres Mapolas se habían quedados perplejos ante quien estaba delante de ellos; era Emilio según ellos, la similitud entre ambos era más que claro, y fallar en eso sería sólo un mal sueño.
—¿Qué pasó? ¿Y esas caras de incertidumbre? Pensé que éramos amigotes.
Burlaba como lo hacía Emilio.
“Menos mal que pasé mucho tiempo con Emilio, podré tomarlo a mi favor fingir ser él, sólo debo asegurarme en no provocar que haya un enfrentamiento”, decía mientras observaba como los Mapolas tiraban sus lanzas.
—Oye, oye… Escucha, escucha, nosotros no tenemos nada que ver, sólo somos meros chicos huérfanos que acabamos en malas circunstancias, ten piedad hacia nosotros…
—Sí… Mira, no le haremos daño a nadie si no nos haces nada, te diremos todo lo que sabemos, pero no nos hagas nada por favor…
Decían ambos, en cambio, su otro colega los veía confundidos como se morían del miedo.
—Ya veo… ¿Pero una mera disculpa sólo arreglaría todo el daño que han provocado? Tienen como diez segundos de desaparecer de mi vista, si no quieren pudrirse en prisión mejor lárguense todos ustedes de aquí, porque tengan por seguro que cualquier cosa que me entere de ustedes, por más mínimo problema que hagan los iré a buscar, y haré que paguen todos los problemas y daños que han hecho, ¿lo entienden?
—Sí, lo tenemos claro… —Decían ambos al mismo tiempo—.
—…
Alessio, sin decir nada, los observa en silencio para intimidarlos, usar su silencio para atemorizarlos podría funcionar y hacer que se alejen por completo de la zona, por lo que, en unos largos e intensos segundos para los Mapolas, Alessio comienza a contar al acercarse hacia ellos.
—Uno. Dos. Tres…
Al tan sólo pronunciar unos números, los dos Mapolas, preparados para correr al ver que cada vez se acercaba, salen corriendo ante la presencia intimidante de Alessio, su actuación como Emilio estaba saliendo con éxito, por lo que voltea su mirada y observa a Lyna con orgullo, como si le estuviera diciendo que todo está bajo control, pero un llamado detrás de él cambiaría su atención hacia ese Mapola restante.
—No creas que me asustas, Emilio. —Expresaba el Mapola restante, poniéndose en una posición de batalla.
“Aún falta este…”, decía Alessio al escuchar esa voz, volteando su mirada hacia él.
—¿No correrás como tus otros amigos? Sabes, si no vez bien, soy Emilio, el tipo más fuerte de todo el país, si quieres vivir te recomiendo…
—¡Cállate! Yo no soy como los cobardes de ellos, aunque mis pies piran irse, yo les obligaré a quedarse, tu no me das miedo ni me intimidas.
Con muestra de determinación sin pizca de dejar caer su lanza, observa con enojo a Alessio, parecía ser un Mapola distinto, era algo que notó Alessio por su forma de hablar.
—Vaya, me sorprende que tengas mucha determinación, es muy admirable de alguien como tú no sientas miedo alguno por mí mismo… —Se acercaba a él con mucha confianza—, pero ten en cuenta quien toque a mis aliados, o cada aquel que rompas las reglas, siempre merecerá un…
Mientras continuaba hablando con confianza para intimidarlo, esto era muy notable por el tambaleo que mostraba en sus manos al sostener su lanza, pero escuchar esas palabras habían encendido algo dentro de ese Mapola, por lo que, sin contenerse, con la fuerza de su mástil, como si se tratara de una cachetada, lo golpea en todo el rostro de Alessio, haciendo que pierda el equilibrio y caiga al suelo.
—¡Alessio! —Exclamaba Lyna al verlo tirado en el suelo.
—¡Auch…! —Quejaba Alessio sintiendo como su visión daba vueltas gracias a tal golpe que recibió; no siendo tan consciente lo que pasaba a su alrededor, una silueta que parecía ser del Mapola estaba al frente suyo, este, poniéndose y sentándose encima de él, agarra el cuello de su ropa y sin perder tiempo, sin piedad alguna, comienza a golpearlo con sus puños.
—¡MALDITO! ¡MALDITO! ¡MALDITO! —Continuaba pegando golpe tras golpe—, ¡Eres un maldito! ¡No eres un salvador! ¡Muérete, muérete!
Con la adrenalina en alto, pensando que era más fuerte que ese Alessio que fingía ser Emilio, Alessio no logra reaccionar a sus golpes, aún aturdido por el golpe que había recibido, intentaba esquivar y proteger su rostro con su mano, pero la fuerza de este Mapola estaba más alto a comparación de su inexperiencia ante estas situaciones.
—A-Alessio… A-Alessio… —Recordando la misma situación a lo que había pasado su hermana y Alessio cuando afrontaron al tipo de Armadura Violeta oscura, no dejaría que sucediera lo mismo que esa vez.
—¡Tú mandaste a mis padres a morir! ¡Tú hiciste daño a mucha gente! ¡Por tu culpa acabé así! ¡Muere! ¡Muere!
Seguía golpeando sin piedad; la razón por lo que seguía ahí y no dejaría de golpear a ese Emilio era por esa notable venganza y odio hacia él, no dudaba de la debilidad de Alessio, sólo estaba cegado de la venganza, al fin había encontrado al hombre que todos temían afrontar, menos él, y al igual que Lyna, que, temerosa ante cualquier situación similar, había dado un salto de fe para proteger a su amigo, yendo hacia ese Mapola que no dejaba de golpearlo y afrontarlo.
—¡No te atrevas! ¡Déjalo! —Expresaba Lyna al intentar apartarlo, pero la resistencia del Mapola no mostraba signo de tambaleo, sólo seguía golpeando.
Alessio, aún desconcertado, observa a duras penas como Lyna, con lo poco que podía hacer, intentaba empujar o apartar hacia atrás al Mapola sin éxito alguno.
—¡La lanza! ¡La lanza! —Gritaba el padre a Lyna, haciéndole entender lo que debería hacer.
Escuchando lo que le decía el padre, Lyna observa la lanza que hacía tirada a unos cuantos metros de ella, por lo que se acerca y lo recoge con cierta incertidumbre, recordando la vez que Marst le había enviado a recoger algo filudo para acabar con Alessio, era un paralelismo que le hacía pensar, pero la situación y motivo eran muy distintos, por lo que, segura de lo debería hacer, alza la lanza y apunta hacia el Mapola.
—¿Q-qué está sucediendo…? —Preguntaba inconscientemente Julia a su padre.
—Estas bien hija, no es nada, no es nada… Tú sigue reposando… —Intentaba calmarla, despejándola de cualquier preocupación; sabía cómo era su hija, y si supiera lo que estaba pasando iría a afrontarlo con sus pocas fuerzas, cosa que su padre no quisiera que hiciera, pero eso no podía impedir que otra persona más dentro del carruaje diera sus últimas fuerzas…
En eso, mientras que el Mapola seguía golpeando a Alessio, Lyna tenía listo la lanza, no habría manera que el no pueda caer ante esto, por lo que agarrando camino y fuerza y poniéndose en posición, agarra impulso y va hacia él.
—¡¿P-por qué?! ¡¿P-porque tuviste que traicionar a mis padres?! ¡Ellos hicieron lo que pediste!
Golpeando entre lágrimas que se acumulaban en sus ojos, sus golpes cada vez se debilitaban, recordar a sus padres le hacían desconcentrar de su objetivo, por lo que dejaba de golpear.
—E-ellos eran buenas personas, estaban dispuesto a ayudarte… ¡Ellos tuvieron la culpa de haber creído en ti-agh…
Emitiendo un ruido de dolor, como si algo le hubiera interrumpido en un instante, su cuerpo cae desplomado al suelo haciendo un movimiento extraño, como si su mismo cuerpo estuviera reaccionando a un último nuevo estado que sentiría en su vida plena, para que paso seguido no muestre movimiento alguno.
Lyna, que había estado cerca de clavarle la lanza al Mapola, este al caer al suelo, Lyna se tropieza con el cuerpo de Alessio haciendo que caiga al suelo y caiga al costado del cuerpo del Mapola; alzando su mirada para ver lo que había pasado, observa el cuerpo tirado del Mapola, donde este, sin rastros de levantarse, la sirvienta, atónita al ver su frente, hace que voltee su mirada hacia el carruaje para ver quién había hecho esto, su sorpresa fue que Inés, al haber alzado su rostro para ver el resultado y observar a la sirvienta, hacía entender a Lyna que ella había hecho esto, para que paso seguido baje su mirada.
“¿Qué está pasando…?”, decía Alessio en su mente, no entendía nada lo estaba pasando, pero al ver nuevamente una silueta encima suya lo hace asustar, pero al ver un cabello blanco largo que caía por la gravedad al observar lo, ella extiende su mano y él responde a su ayuda.
—Déjame llevarte, Alessio… —Decía Lyna al ayudarlo a levantarlo.
—Gracias, Lyna… ¿Qué fue lo que pasó? —Preguntaba al soportar el dolor en su rostro.
—Pues…
Ambos observando el cuerpo desplomado del Mapola, Alessio queda impresionado lo que hacía en sus ojos; el Mapola, que hace menos de un minuto le había estado golpeando sin piedad alguna, ahora hacía tirado muerto provocado por un orificio que hacía en el centro de su frente, creando un charco de sangre alrededor de su cabeza; no sería la primera vez que Alessio observa un cadáver apenas unos segundos de haberlo visto vivo, siendo el primero Marst, pero la diferencia y lo que le daba una mala vibra y difícil de digerir al ver ese cadáver, era los ojos apagados y confundidos del Mapola, como las lagrimas habían caído al saber lo que el destino ya le había preparado…
Alessio creía que había superado las últimas palabras que le había dicho Marst luego de ver su cadáver, pero luego de haber escuchado lo que le dijo el Mapola expulsando su odio hacia el Emilio que él creía que era, hizo que volteara su mirada hacia otro lado a sólo unos segundos de haber visto el cadáver.
—¿Ocurre algo, Alessio? —Preguntaba Lyna preocupaba al ver como su respiración aumentaba al llevarlo al carruaje
—Nada, nada… No es una situación a lo que estoy acostumbrado… —Observaba el carruaje—, ¿quién hizo eso? —Preguntaba al aire.
Recordando el contacto visual que tuvo con Inés, le responde.
—Inés…
—¡¿Inés?!
—No sé si lo ha hecho… No vi nada, fue tan rápido… Sólo me observo…
Dando respuestas que no explicaban lo que sucedió, ambos habían llegado al carruaje; el padre, que había bajado a atenderlos, observa a Alessio con sorpresa.
—Así que el que estaba detrás de esa máscara era Emilio, ¡fui salvado por Emilio! ¡Era Emilio! ¡El gran y glorioso Emilio! ¡El jefe! ¡El mandón! ¡El libertador! ¡El salvador!
Abrazando a Alessio hasta cargarlo y tronarle sin querer la espalda, Alessio está un tanto incomodado ante la explicación que debería dar, pero el padre que no dejaba de hablar no le dejaba pensar en que escusar dar.
—Señor Ceres… No sé si podrías bajar a Aless… Digo, Alfonso…
—¿Alfonso? Así que eso era tu nombre clave, sabes, que pésimo nombre, ¿le llamaste también Alessio? ¿Qué nombre tan patético es ese? ¡No encaja en lo asombroso que es Emilio! ¡Es Emilio! ¡Oye! ¡Oye! ¡Sabes que de niño coleccionaba tus firmas de las cartas de cigarrillos! ¡Por el dragón del Norte! ¡Ser rescatado por el gran Emilio! ¡Esto no tiene sentido!
Sacando su niño friki de su interior, dejaba incomodo y confundido al pobre Alessio y Lyna, no sabían como decirle la verdad, tampoco Lyna servía de mucho; cada vez que quería hablarle al padre, siempre le interrumpía al seguir hablando
—O-oye… Señor… —Expresaba Alessio queriendo parar que hable.
—¡Ceres! Bueno, es el apellido de mi esposa, llámame, Señor Franco, ¡ay! ¡Sabes mi nombre! ¡Sabes mi nombre! ¡Es todo un placer! Tengo muchas preguntas que hacerle, ¿qué hace alguien como usted en un sitio como este? ¿Por qué rebajarse hasta ser un mero aventurero? ¿O por qué llevabas esa máscara? ¿Por qué tenías un alias horrible? ¿Por qué ocultabas tu identidad…?
—¡Papá! ¡cállate! —Gritaba Julia a duras penas, dejando que su padre deje de hablar—, ¿N-no vez que los estás incomodando? No por algo no tienes amigos. —Decía dejando humillado a su padre, haciendo que se sonrojee un poco y la observe.
—¡O-oye niña malcriada! ¡¿Quién te enseñó a hablar mal de tú padre delante de los demás?! Sólo estoy haciendo unas preguntas, no me hagas sentir mal delante del señor Emilio…
Volteando su mirada levemente hacia Alessio y Lyna, dice.
—No le hagan caso lo que dice mi hija, está exhausta, tal como dijiste piernas bonitas, no tiene mana, está algo agotada… —Sintiendo una presión al ser observado con seriedad por parte de ellos, bota un leve suspiro.
—Debe calmar tus preguntas señor Franco, hacer muchas en menos de treinta segundos agobia a uno. —Expresaba Lyna, su forma de hablar como sirvienta había vuelto.
—¡Sí! ¡Lo tendré en cuenta! —Inclinaba como disculpa, llamando la atención de Alessio, como si hubiera visto de alguna parte esa forma de disculpa en su mundo—. Pero si se me permite ahora, y lamento mucho si hago preguntas… ¿Por qué ocultabas tu identidad señor Emilio? ¿Qué hace usted acá…?
Escuchando esas preguntas, Alessio y Lyna se observan entre sí, como si esperaran que uno de ellos respondiese primero para ayudar al otro, pero sin signos de decir nada, Alessio parecía que quería hablar al voltear su mirada hacia el padre, pero una presión naciente que se sentía desde su interior no le hacía salir las palabras, como si algo lo estuviera callando, sus ojos demostraban que algo no estaba yendo bien dentro de él.
—¿E-Emilio…? —Preguntaba Lyna al verlo un tanto pálido.
Como si escuchar su voz hacía eco en sus oídos, más bien, cada respiro, cada aleteo de un pájaro, o el canto de un grillo hacía eco en su cabeza, como todo sonido se estuviera disminuyendo, como si su interior estuviera casi cayendo a una desconocida oscuridad.
—Oye, gordo, escucha, deja de hacer tantas preguntas o me darán ganas de hacerte volver adentro a ese bosque y sobrevivas a base de verduras y frutas. —Decía una voz seria dentro del carruaje.
—¿Q-quién dijo eso? —Temiendo que fuera otro Mapola, observa hacia donde había venido esa voz—. Tú… Chica explosiva, ¡¿qué tienes con mi peso?!
—Señorita Inés… —Agregaba Lyna al escuchar su voz.
Alessio, al escuchar la voz de Inés y como la conversación iba ir por otro camino, la sensación que estaba sintiendo se desvanecía poco a poco, dejándolo más confuso y extrañado.
—Cállate sirvienta. —Alzaba su rostro apoyándose de la ventana del carruaje—. Escucha señor gordo, es mejor que no haga preguntas que no le convenga.
—Sí, pero…
—Usted no tiene el derecho de saber los motivos del porque el señor Emilio está acá, si él anda por acá eso no es su problema, si se quiere poner el nombre que quiera eso no es su problema, si quiere ocultar su identidad eso no es su problema y deja de ser un problema y compórtese como un señor de su edad, da vergüenza ajena. —Baja su rostro—. Pobre tu madre, al haberte tenido habrás sido un gordo problema.
Dejando callado al padre al escuchar las palabras directas de Inés, avergonzado y entendiendo lo que le dijo, observa con ojos de schok a Alessio.
—Oye… Lamento las preguntas que dije, la chica explosiva tiene razón, usted tiene sus razones y no debe explicarlo… M-mejor subo al carruaje y atiendo a mi hija, y gracias, por habernos salvado señor Emilio.
Sin decir más, digiriendo lo que le dijo Inés, va hacia su hija y no dice más, en cambio, Alessio y Lyna, sorprendidos por lo que dije Inés, ambos botan una leve risa y suspiro al salvarse en dar una explicación.
—Creo que esta vez la señorita Inés no salvó. —Hablaba Lyna con tono burlesco.
—Sí… Darle una explicación hubiera sido muy complicado, pero… Creo que todo está bien por ahora…
Al voltear su mirada al ver el cadáver del Mapola, Alessio se queda pensativo y confundido por la sensación que acababa sentir.
Suspiraba para despejar su mente, y al abrir sus ojos, observa que Lyna le estaba entregando su máscara, pero por un extraño motivo, siente una leve inquietud al observarlo, pero al no querer hacer sentir mal a Lyna, lo toma sin decir nada más que devolverle una leve sonrisa.
“Espero que lleguen pronto, Jeremy y Luz… Este ambiente me tiene algo tenso”, Decía al observar el bosque oscuro donde estarían sus dos compañeros que tardaban en llegar.
En otro parte del bosque, profundo y poco luminoso, Jeremy, que se había quedado a combatir y retener a algunos Mapolas, estaba algo apretado, pero no le era difícil acabar con ellos.
Aprovechaba su entorno libre para saltar entre las ramas de los árboles, como si demostrara ser un experto en el parkour, tenía cierta ventaja al esquivar e ir a un lado a otro con mucha rapidez sin mucho problema.
—¡Sí que son novatos! ¡Toma esto! ¡Y tú también! —Expresaba al noquear a los últimos Mapolas que quedaban en el lugar, quedando sólo él y Mapo Segundo.
—Sí que te sabes mover, eres como una pulga andante. —Decía algo exhausto.
—Al menos no soy como ustedes, par de asquerosos a olor a pescado.
Dando un brinco hacia Mapo segundo, este retiene su golpe con sus dagas, la ventaja parecía estar en Jeremy, pero el Mapola no mostraba pizca de rendición.
—Serás rápido, pero eres confiado, y la confianza mal usada puede traerte una pésima decepción.
Empujando con su daga a Jeremy, ambos se miraban fijamente; suspirando y transpirando, esperaban el siguiente movimiento del otro.
—Te confundes, lo que vez en mí no es confianza, ni mucho menos una rabieta de un niño porque perdió a su hermano; está bien, lo acepto, lo asesinaste y ya no está aquí, eso me lastima… —Sostiene sus dagas con fuerza—, pero defenderé a lo que más me importa, es lo que él hubiera querido, y cumpliré su voluntad.
—Bien, pues así sea, a ver cuanto puedes llegar a cumplir eso.
Acomodando sus dagas con estilo, da los primeros pasos para ir hacia Jeremy, haciendo que el haga lo mismo hasta que ambos corran hacia el uno que el otro y comiencen a pelear.
Era una pelea pareja, esquivaban o chocaban sus dagas entre sí, las chispas creadas al chocar ambos metales eran notorio en la oscuridad del entorno, ni uno de los dos mostraba signo de querer perder, cada uno quería proteger lo suyo, pero las motivaciones de Jeremy eran más fuertes que no le causaría problemas si se rasguñaba un poco.
En una pelea donde la única arma es algo filudo, por regla otra cosa no podría intervenir, pero dicho caso, Mapo segundo, sin encontrar una manera de llegar a tocarlo, combina con sus puños los ataques de su daga, facilitando su pelea.
—¡Carajo, pelea limpio! —Expresaba Jeremy inconforme a la acción del Mapola.
—Aquí no hay reglas, es vivir o morir, uno siempre hará lo que sea por la supervivencia.
Defendiendo su acción, hacía entender a Jeremy que el también podía jugar sucio, por lo que, sintiéndose más libre, va con más fuerza al atacar sin retenerse en causarle un daño.
Ahora que iban en serio, los daños entre ambos se hacían notorios, rasguños sea en sus vestimentas que en sus pieles eran el resultado de su batalla por la supervivencia.
Jeremy, hábil en sus movimientos, lograba rasguñar y clavar casi en profundidad en los brazos y pies del Mapola, haciendo que bote sus dagas.
—Tal vez seas un viejo a olor a pescado que pueda intimidar a gente indefensa, pero nunca confíes en tus habilidades en un joven que entreno toda su vida para un momento como este.
Teniendo la ventaja ante el Mapola, este no mostraba pizca de gracia ante las palabras de Jeremy, era claro que no quería confiarse, pero sus bromas o forma relajada de hablar sólo alteraba más al Mapola.
—Ja, ja… —Exhausto, reía en voz baja, estaba teniendo un plan y esperaba el siguiente movimiento de Jeremy, sólo tenía una oportunidad para acabarlo.
—Protegeré a mis amigos y a mi familia cueste lo que cueste, tú sólo eres un estorbo para ellos.
Preparado y listo para acabar con él, va con todas sus fuerzas, parecía un golpe preciso, pero Jeremy no contaba que, Mapo segundo, confiado en su último ataque, esquiva con facilidad el ataque de Jeremy y lo agarra para luego sostener su cuello en sus brazos.
—Con que no muy habilidoso, ¿no? —Mencionaba Mapo segundo, burlándose de Jeremy.
—¡Agh! —Emitía Jeremy con signos de falta de respiración.
Por más que quisiera escabullirse o golpear su abdomen, era completamente inútil, Mapo segundo estaba poniendo toda su resistencia para dejarlo inconsciente.
—Debiste pensarlo dos veces antes de afrontarnos, es cierto que mucho de nuestros integrantes son un par de idiotas y les falta un clavo, pero nuestra determinación en pelear hasta el final para tener lo que queremos nos hace especiales entre nosotros, cosa que tú, ni tu pobre hermano pudieron cumplir.
—N-no te atrevas a decir eso… ¡agh!
Soportando la falta de aire y no quedar inconsciente, Mapo segundo apretaba cada vez más el cuello de Jeremy.
—¿No atreverme? ¿Quién fue el que quiso salirse con la suya en mi campamento? ¿Quién fue el que creyó que podría salirse con la suya? Jo, jo, jo, ¡ay muchacho! Cuando acabe contigo como tú hermano te vas a arrepentir en haber venido, juro que acabaré con cada uno de ustedes y sus cabezas serán de los tantos trofeos que haré comer a los cerdos a fuerzas.
Quedándose sin aliento, siente poco a poco como sus fuerzas iban disminuyendo, si ya era oscuro el bosque, cada vez más era notorio lo borroso y apagado lo que presenciaba, ¿era el final? ¿Era todo lo que podía dar? No podía ser el fin del chico que prometió proteger a sus seres querido, Jeremy sabía que tenía una larga vida que vivir; en nombre de su hermano y a su última voluntad, haría lo que fuera para sobrevivir y cumplir esas palabras que le dijo ese último día, pero en las circunstancias en las que se encontraba, le era difícil soltarse del fuerte brazo de Mapola segundo.
—Poner resistencia ante algo asegurado es peor que no aceptarlo, debes aceptarlo, debes rendirte y dejar de lado las promesas, son sólo palabras, meras palabras que dejan de servir en tu cercana muerte.
Concentrado en apretar más fuertes su cuello, no se daba cuenta lo que estaba pasando a su alrededor; luego que Luz haya ayudado a Lyna y compañía a tomar el camino hacia el carruaje, va directo hacia donde estaría su amigo de la infancia, y entre las alturas, grande fue su sorpresa al verlo en la situación en la que se encontraba.
—Sí, sí, sí, tan hablador que ahora te falta el aliento, a que se siente bien no poder hablar, ¿no? Je, je, je… ¡ah!
Luz, sin perder el tiempo, se había lanzado hacia el Mapola a su espalda, tirarse sin haber tenido un plan no era típico de ella, por lo que algo tenía en mente.
—¡Quién anda atrás! —Expresa el Mapola confundido.
Soltando a Jeremy para quitarse a la persona que tenía encima, el pobre muchacho cae al suelo medio inconsciente; tirado y recuperando el aliento, observa a su alrededor y grande es su sorpresa que Luz, sin pizca de miedo alguno, se había aferrado a la cabeza y espalda de Mapo segundo, haciendo que ella tenga el control de sus movimientos al inclinarse hacia donde quisiera ir.
—L-Luz… —Mencionaba en voz baja.
—¡Deja en paz a mi amigo! —Decía Luz intentando llevar a Mapo segundo hacia su plan.
—¡Maldita perra! ¡N-no creas que me podrás dominar!
El Mapola, intentando deshacerse de Luz, no tiene de otra que tirarse bruscamente al suelo, aplastando a Luz.
Su peso y su tamaño corporal robusta había logrado lastimar a Luz, que tirada y sintiendo un leve mareo, Mapo segundo coge su cuello y comienza a estrangularla.
—Qué inútil que eres, yendo a atacar por la espalda, patética.
Dándole uno que otro puño en su rostro, Jeremy que andaba tirado en el césped recuperando sus fuerzas, observa lo que Mapo segundo estaba haciendo.
Tenía ganas de acabar con él, levantarse y afrontarlo, por lo que buscando en su alrededor sus dagas o las del Mapola, por una extraña razón no lograba encontrarlas más que un cuchillo mariposa que había botado Mapo segundo al inicio del combate.
Observando esa arma blanca que era lo único que podía servirle, va hacia ella gateando en silencio y lo toma.
—E-esto servirá… —Pronunciaba al sostenerlo y voltea su mirada hacia su objetivo.
El Mapola que seguía estrangulando a Luz, no era consciente que, detrás de él, Jeremy estaba yendo con sigilo.
—¿No dirás nada? ¿Sabes que puedo romper tu frágil cuello en dos? Quiero verte agonizar, gritar, vamos, poner resistencia no te servirá niña. —Luz, sin hacerle caso lo que le decía el Mapola, no cumple lo que el Mapola quería, alterándolo—. ¡Di algo!
—Justo detrás de ti. —Susurraba Jeremy, asustando a Mapo segundo.
Al escuchar su voz, suelta el cuello de Luz para voltear y atacarlo, lanzándole un puño, pero Jeremy, preparado y ágil, lo esquiva fácilmente y sin perder tiempo y tener el hueco libre, le clava el cuchillo mariposa en el lado derecho del cuello del Mapola.
Luz, al ser libre de las manos del Mapola, da un salto y con sus ambas piernas, empuja al Mapola hacia el punto donde quería llevarlo, para que luego este, tirado intentando retener la sangre que salía expulsada de su boca como si fuera una cascada, los observa como ambos se alejaban.
—¡Agh…! ¡Eres un cobarde! —pronunciaba.
—Era una lucha libre, ¿no? —Decía Jeremy al recordarle la condición que el Mapola con anterioridad había dicho.
—¡Agh…! —Emitía el Mapola con enojo, intentando alzarse para ir hacia él, Luz apunta su arco hacia él.
—¿Querías que dijera algo? —Al tirar su flecha hacia una rama de un árbol, este explota y los dos que lo rodeaban lo hacen de la misma manera, cayendo a dirección del Mapola—. Te deseo dulces sueños.
El Mapola, consciente lo que iba a suceder, su fin estaba cerca, por lo que los observa por última vez y bota un diente suyo, para que segundos después los árboles cayeran encima de él.
—Buen tiro. —Decía Jeremy.
—Que gentil de tú-ú… —tosía—, …parte, pero sabes, podía haberlo hecho sola. —Guardaba su arco en su espalda con aire de grandeza.
—No vengas a presumir como si realmente pudieras haberlo acabado tu sola con él, mira que yo tuve que retener a varios de esos olorosos para que Alessio y Julia escaparan; hablando de ellos, ¿qué fue del rescate del padre?
—Wow, wow, no te alteres, era una broma, ¡ja, ja, ja! —le tiraba una palmada en la espalda.
—Sí, que buena broma, ja, ja, ja. —Reía con sarcasmo.
—Pero, gracias por salvarme.
Mirándose entre ambos, botan una leve risa como si dijera: “Menos mal que todo está bien”.
—En fin, el rescate fue casi todo un éxito, digo “casi” ya que nuestra pobre Lyna casi se pierde con el padre e Inés, pero por suerte pude encontrarla y le di las indicaciones para que tome el camino hacia el carruaje.
—Buen trabajo, ahora debería ser nuestro turno en juntarnos con los demás, ya me quiero ir de aquí y tomar una refrescante bebida con la recompensa del trabajo de hoy.
—Sí, tienes razón, es mejor ya irnos y no hacerles esperar más tiempo.
Luz siendo la primera en dar media vuelta para irse, Jeremy, que la observaba con la mano en alto, la confunde.
—¿Qué haces? —Preguntaba Luz.
—Es lo que hacen Alessio y Lyna, me da curiosidad lo que se siente al chocar ambas manos luego de esta dura noche, no sabes como me hace feliz haberlos protegido, como… Él, él tal vez… —Poniendo su voz aguda, recordándolo, sus recuerdos hacia él vienen enseguida, pero el coche de otra mano lo calma al observarla.
—Haz hecho un buen trabajo, él estaría muy orgulloso en la persona en la que te estás convirtiendo, estoy muy orgullosa de ti por lo que has logrado, bien hecho. —Apretando su mano con la de Jeremy, este gesto le daba fuerza, haciéndole entender que nada ha sido en vano y que era hora de volver a casa.
—Muchas gracias, Luz. —devolviéndole el apretón de mano, con una sonrisa en sus rostros, deciden volver hacia donde estarían sus compañeros.
Al dar ya unos cuantos pasos, ambos sienten un leve temblor, alertándolos.
—¿Sentiste eso? —Preguntaba Luz.
—Sí…
Observándose entre ambos en busca de una respuesta, coinciden en ver hacia ese cúmulo de árboles que había caído encima del Mapola, para que paso seguido otro leve temblor apareciera.
En el carruaje donde se encontraba los otros, Alessio y Lyna que también habían sentido ese temblor, se sienten algo inquietos ante este evento.
—¿Qué fue eso? —Preguntaba Alessio mientras acariciaba al cabagon.
—Fue un temblor… E-espero que estén bien… —Decía Lyna al darle de comer al otro cabagon.
—Eso esperemos…
Los cabagones al sentir los temblores comienza a relinchar como signo de una amenaza, esto confunde a Alessio, intentando calmarlos, pero sin éxito alguno.
—¡Oye, muchacho! Tranquilo, tranquilo… —Expresaba Alessio a los cabagones.
—Están asustados, por más que intentemos tranquilizarlos, si la amenaza supera su miedo, saldrán corriendo.
—¿Eso quiere decir que algo malo está por venir?
—Tal vez… Pero para que se calmen un poco debemos hacerles entender que lo protegeremos, sólo pon tú mano por encima de ellos y acaricia los y dales de alimentar, son muy golosos en momentos tensos, ten. —le pasaba un poco de paja.
Haciendo caso lo que le dice Lyna, acaricia al cabagon y le da de alimentar, era como si fuera un caballo de su mundo, pero su piel un tanto escamosa como la de un reptil, le hacía complicado acariciarlo recordándole a una serpiente.
—Ya, ya, ya… Estás bien, estas bien, eres un buen chico, ten mi niño… —Decía Lyna, calmando al cabagon.
El cabagon, calmado y abriendo levemente sus escamas que pasaban como una ola, y emitiendo un relinchido relajante, daba a entender que se estaba tranquilizando, Alessio al ver lo que hacía, intenta copiarlo a su cagabon y dicho y hecho, este también se tranquiliza.
—Wow, se ve que eres experta en esto. —Comentaba Alessio sorprendido.
—G-gracias… En la academia también me enseñaron lo básico en atender a los cabagones, sobre todo los de agricultura o de ganado, son los más fáciles que los de batalla.
—Que interesante.
Acariciando la piel de su cabagon, al parecer todo calmado, Lyna le dirige la palabra.
—Sabes, fue muy gentil de tú parte al haber querido enterrar el cuerpo del Mapola.
—Sí… No podía dejarlo ahí, creo que era el más cuerdo del resto, no actuaba como un lunático, mostraba estar sólo, consumido del odio, quería venganza… Hacia mí… Bueno, a Emilio…
Recordando las palabras que le había dicho ese Mapola, sacude su cabeza para calmarse.
—El señor Emilio tiene muchos amigos como enemigos, no deberías preocuparte por lo que dijo, no iba hacia ti, no eres culpable de lo que tuvo que pasar, tranquilo, Alessio.
—Sí… Tienes razón, Lyna, tienes razón.
Haciendo caso lo que decía su amiga, ambos seguían calmando a los cabagones, pero nuevamente, sin motivo alguno, los cabagones volvían a estar inquietos, esto extrañaba a ambos, no había signo de temblor como antes.
—¿Qué esta pasando ahora? ¿Por qué se están inquietando?
—Tal vez algo más peligroso está por venir.
Observando hacia el bosque oscuro donde estaría ese peligro que inquietaba a los cabagones, unas voces se hacían escuchar.
—¡Preparen los cabagones! —Gritaban.
—¿Quién dijo eso? —Preguntaba Alessio.
—Podría ser Luz y Jeremy.
—¿Tú crees que sean ellos?
—No lo sé, pero es mejor que hagamos caso…
Obedeciendo lo que habían escuchado dentro de ese bosque, sentados en la parte delantera del carruaje, sentía como las pequeñas rocas comenzaban a saltar, como el leve temblor se volvía cada vez más fuerte, los cabagones se estaban desesperando, pero no podían dar marcha hasta ver quien era los que estaban gritando.
—¡Alessio, Lyna! ¡Corran, corran! ¡Ya, ya, ya! —Gritaba Luz al salir del bosque con Jeremy.
—¿Qué sucede? ¿Por qué corr-…
Un rugido tan fuerte casi similar como el de un oso, hizo entender de una a Alessio y Lyna ante la amenaza que estaba por venir, a pesar de eso, ni uno de los dos quería arrancar, pero los cabagones por instinto de supervivencia comienzan a arrancar.
—¡Vamos, vamos, vamos! —Expresaba Jeremy corriendo detrás del carruaje—. Toma mi mano.
Extendiendo su mano hacia Luz, lo impulsa hacia el carruaje, para que paso seguido de un salto y sea sostenido por el Padre y Julia que lo ayudaban a subir.
—¡Uf! Gracias. —Suspiraba Jeremy—. ¡Así es como se hace! ¡Je, je, je!
Mientras que Jeremy celebraba ante la “victoria”, no esperaría que esa cosa que los estaba siguiendo les había lanzado un árbol entero hacia ellos, fallando el tiro, pero provocando que estén todos alerta.
—¡Qué rayos es eso! —Exclamaba el padre al ver que era lo que los seguía.
Una figura monstruosa, como de seis metros de alto y un tanto peluda como si se tratara de un hombre oso, con ojos que emitían un brillo rojizo reflejando su furia, y con un colmillo que resaltaba de su boca, estaba yendo hacia ellos.
—Es unos de los Mapolas que derrotamos. —Contestaba Luz.
—¡¿Los Mapolas se pueden convertir en eso?! —Hablaba el padre.
—Esperemos que no, pero no podemos dejar que nos siga hasta el pueblo, debemos deshacernos de él sea como sea. —Respondía Jeremy.
Pensando en un plan para detenerlo, el Mapola ahora convertido en un oso humano, comienza a lanzar rocas hacia ellos que con su fuerza parecía proyectiles, causando daños en el carruaje.
—Esto es peligroso, si seguimos así no habrá duda de que unos de sus ataques nos lleguen a lastimar. —Mencionaba Alessio.
—¡¿Entonces que sugieres, Alfonso?! ¡No podemos hacer nada ante esa bestia! —Contestaba Luz.
Alessio, sin poder dar una respuesta, se queda pensativo observando a la bestia que estaba detrás de él, no hay nada que pueda hacer, pero Julia, que parecía estar observando con atención al Mapola, logra ver algo que le llama su atención.
—¡Eso es! —Decía Julia—. Miren bien su pecho, hay un pequeño orificio donde resale una leve luz roja.
Los demás haciendo caso a lo que decía, era verdad lo que veían.
—¿Eso que quiere decir? —Preguntaba Alessio.
—Eso quiere decir que, a lo mejor, posiblemente sea su corazón, o la fuente que le da la fuerza para que se haya convertido en esa bestia, es algo similar que tienen los otros monstruos, por lo que, si es similar al de ellos, con tan sólo sacar lo que hay dentro de ahí podremos acabar con él. —Explicaba Julia.
—Tiene sentido, no hay que perder tiempo, ¿aún te sientes lista de bailar esta noche, Luz? —Proponía Jeremy.
—Siempre y cuando haya buena comida, cuenta conmigo. —Aceptando, se levanta y preparada sus flechas.
—Yo también los ayudaré, no dejaré que un Mapola siga con vida. —Agregaba Julia.
—¡Pero hija! ¡Es peligroso!
—Tranquilo padre, yo los estaré apoyando desde acá, he recuperado un poco de mana, por lo que podría usar un poco de mi habilidad de tierra para cegarlo, mientras que ustedes intentan sacarle eso de su pecho.
—Buena idea; perfecto, Lyna, Alfonso, ustedes intenten bajar la velocidad de los cabagones, sólo tiren de ellos hacia atrás, cuento con ustedes. —Mandaba Jeremy.
—Tenlo por asegurado. —Respondía Alessio, mientras que Lyna decía un “sí” al asentir con su cabeza.
—No se olvide de esto Jeremy. —Lyna, que sacaba algo detrás de su asiento, le pasa el bate de Jeremy.
—Lyna… ¡Gracias, chicos! —Observando su bate recordando su hermano, bota un leve suspiro y observa a la bestia—. ¡Vamos a por ese hijo de perra! ¡Ya!
Jeremy, el primero en ir hacia la bestia, con determinación y emoción, esquiva fácilmente los lentos golpes del Mapola, pero este, consciente de eso, agarra piedras y ramas para lanzarlo.
—No creas que lo harás. —Julia, que había hecho movimientos extraños con sus dedos, hace que una cantidad de polvo salga hacia arriba y aturda al Mapola.
—Perfecto, ¡mi turno! —Luz, lanzando sus flechas, estás clavan en los brazos de la bestia, para que segundos después exploten y salga expulsado una lluvia de sangre, emitiendo un fuerte rugido.
Lyna y Alessio en cambio estaban reduciendo la velocidad de los cabagones, cada uno estaba colaborando a su manera, pero de manera imprevista, una leve explosión había chocado en el Mapola, casi llegando a Jeremy.
—¡Pero que fue eso! —Volteando su mirada hacia el carruaje para ver quien había provocado eso, veía a Inés que, al improviso y sin avisar a nadie, también ella estaba colaborando.
—Señorita Inés. —Decía Lyna.
—Cállate sirvienta, tu sigue con lo que te mandaron hacer, debemos acabar con ese monstruo tal como dijo la chica esta. —Refería a Julia.
—Esa Inés… —Entonaba Jeremy—. ¡Bien! ¡Sigan con todo lo que tienen!
Y así, cada uno estaba haciendo con lo suyo, Luz había cambiado flechas a unas más gruesas y filudas, en cambio, Julia creaba pequeñas bolas de tierra que chocaban constantemente en el rostro de la bestia, Inés expulsaba un tipo de lazer verdoso desde sus dedos, y el padre… El padre sólo observaba los atributos de sus rescatistas, pero Inés al fijarse lo que estaba haciendo, lo observa sin decir nada y amenaza con sus dedos, asustándolo.
Parecía que sus esfuerzos estaban dando frutos, la bestia sólo emitía rugidos con furia, lo estaban conteniendo.
Era el momento oportuno para quitarle esa cosa rojiza de su pecho, por lo que Jeremy, preparando su salto, salta encima de él y comienza a escalar.
—Ya está arriba, no debemos seguir atacando. —Indicaba Luz.
La bestia sin brazos y que corría sin razón alguno, observa con impotencia a Jeremy, entendiendo lo que quería hacer, a pesar de no tener sus manos, el movimiento de sus hombros daba a entender que quería agarrarlo.
Con todo pronóstico, Jeremy, escalando la gran bestia, estaba llegando hacia el pecho, veía claramente que algo luminoso estaba detrás de ese mediano orificio.
—¡Vamos, vamos! ¡Más esfuerzo!
Escalando con todas sus fuerzas, llega hacia el orificio que había mencionado Julia; dentro de ello había una luz rojiza luminosa, por lo que, sin perder tiempo, pone su mano y comienza a sacar lo que había dentro.
Gracias a esto, la bestia comienza a rugir más fuerte, como si realmente le estuviera doliendo, no dejaría que nuevamente el mismo tipo acabara con él dos veces, por lo que, usando todas sus fuerzas internas, poco a poco le estaba creciendo su mano derecha.
—¿Qué está haciendo? —Decía Luz preocupada.
—¿Sé está regenerando su otro brazo? —Agregaba Lyna.
Jeremy no era consciente lo que el Mapola estaba haciendo, mientras intentaba sacar la cosa que estaba dentro de su orificio, la mano derecha del Mapola poco a poco se estaba regenerando.
—Veamos, veamos… —Buscando entre su mochila y tintas, mala era su sorpresa reflejada en su rostro—. No, no, no… ¡No tengo más flechas explosivas! —Comentaba Luz preocupada observando a Jeremy.
La mano del Mapola cada vez era más grande, incluso más que el anterior al igual que su grosor, provocando que, al alzar su brazo para agarrar a Jeremy, creara una sombra por encima de él que lo ponía en alerta, haciendo que ponga todas sus fuerzas para sacar esa cosa antes que lo aplastara.
Estando cerca de aplastar a Jeremy, un grujido tan potente que exponía dolor, la sombra que hacía presente por encima del chico desaparecía, Jeremy, al observar que pasó, vio a esa chica, tan seria como siempre, Inés, que había expulsado una fuerte carga explosiva hacia el brazo de la bestia, pudo lograr que la mano regenerada de la bestia cayera.
—Al fin sirves de algo cuatro ojos. —Teniendo su objetivo claro y sin riesgo que le pase algo, da todas sus fuerzas en sacar esa cosa impregnada dentro del orificio.
Logrando poco a poco sacar esa cosa, la bestia rugía y rugía, no podía hacer nada más que observar al chico que subestimo.
—Hola de nuevo, ¿quieres ver como saco lo que te mantiene vivo? Pues no hay problema, estás en primera fila para presenciar esta maravilla.
Observando la luz rojiza, recuerda a su hermano, y con un leve suspiro, saca con sus últimas fuerzas esa cosa de su orificio, provocando una explosión que lo tira expulsándolo directo hacia el carruaje.
El Mapola que era una bestia, comienza a rugir sin parar, dentro de él, siente como cada parte de sus órganos explotaban, un mar de sangre estaba saliendo de su cuerpo, por lo que perdiendo la conciencia y observando como ese chico, cuyo hermano había asesinado varios años atrás al querer saber que sucedió con su grupo de amigos, veía la diferencias entre ellos dos, lo que pudo haber terminado igual para ambos, uno dio la diferencia, y el otro podría descansar en paz en verlo cumplir su última voluntad.
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Comments for chapter "26.5"
QUE TE PARECIÓ?
Capitulo lleno de accion,el capitulo fue carreado por Jeremy y luz y su trabajo en equipo, son muy compatibles como amigos para ayudarse el uno al otro en una pelea mas si es contra los mapola que era de vida o muerte, Jeremy no se queda atrás se quería vengar si pero dejo los sentimientos de odio hacia un lado para proteger lo que le importaba ahora , no me espere que e pudieran transformar en un oso pero el trabajo en conjunto hizo que pudieran derrotarlo, buen trabajo en equipo, Alessio gano tiempo haciendo que lo confundieran con Emilio, su habilidad especial xD y Lyna salvándolo como la primera vez que se conocieron muy buen desarrollo y suerte que acabaron con los Mapola, A por el siguiente capitulo
Me gusta la estrategia que aplicaron para enfrentarse al enemigo, la Mapola me la imaginé como una bestia imponente y jejej cuando lo derrotaron, visualicé todo el desastre que ocacionó, jajaj ¿quién limpiará todo eso?
Pero mas que buena esa batalla, y el trabajo en equipo, wow, si que son un equipo.