Bajo Mi Mente En Otro Mundo - 29.5
Inés, que se había acercado a Alessio con misterio y en silencio, había comentado algo que lo había dejado helado, tanto que le costaba creer lo que le dijo sin siquiera haber explicado nada.
—Tenemos que hablar —pausaba con misterio—, chico de otro mundo.
Era inexplicable que Inés haya dicho eso al improviso, lo único que hacía era dejar confundido a Alessio, que, con una mirada despistada, se le nota un visible nervio e impresión.
—…
El no respondía, estaba procesando lo que le había dicho.
—¿Por qué no dices nada? Alessio.
Parecía un interrogatorio como si de un crimen se tratara, o eso era lo que sentía Alessio por el tono que demostraba Inés, o, dicho de otra manera, estaba cumpliendo con la investigación que había estado haciendo con Ilna.
—Inés… ¿De qué estás hablando? ¿Por qué me trajiste hasta acá…? ¿O por qué tus ojos están brillando…? Qué manera más rara de iniciar una conversación…
Se le notaba el nerviosismo al hablar, como si de cambiar la conversación se tratara, o al menos, no llegar hablar de ese tema.
—¿Por qué te muestras nervioso? ¿Acaso tienes algo que ocultar?
No obstante a esa verdad, Alessio no sentiría problemas de decir la verdad, tampoco era algo tan malo después de todo, aunque contarle a alguien que llegaste de otro mundo mediante un posible ‘viaje astral’, te podrían tomar de loco o alguien con un poder supremo de las artes místicas, aunque este último se podría quedar descartado y siendo más probable lo primero.
La única razón del porque no podía hablar de ello, ni de su pasado en la tierra, era por el simple motivo de…
—¡Ay…! No otra vez…
Tan sólo pensar en contestar o hablar sobre su mundo y su pasado hacia los demás, el dolor en su cabeza, que tanto había sentido en el último año antes de venir acá, asimismo cuando le preguntaron en su primer juicio, tocaba su rostro para calmar ese dolor de cabeza que tanto le fastidiaba; Inés lo tenía claro.
—Me esperaba que no me respondieras, sé que esto será confuso para ti… —lo observaba con sus ojos iluminados—, pero es algo que a Ilna y a mí nos tiene algo… curiosas.
—¿L-las tiene curiosas…?
—Creo que decir curiosas es algo más pequeño de lo que hemos estado estudiando, bueno, ella sacando sus teorías, y yo estudiándote.
—E-espera… ¿Ustedes me han estado estudiando a escondidas?
—Sí, pero no te hagas ideas raras, si me dejas explicarte tal vez lo entiendas mejor.
—Está bien…
Alessio sentía algo de inseguridad respecto a lo que le tiene que decir Inés, que ella ‘sepa’ que viene otro mundo era una suposición tan acertada, aunque aún se estarían por ver sus argumentos.
—Desde que llegaste hace un mes y fingiste ser Emilio, las dudas hacia ti se incrementaron luego de tu primer juicio.
—Mi primer juicio…
—Sí, además de las preguntas que te hice y no pudiste responder, hubo algo que dijiste que llegara a la conclusión de decir lo que te dije hace un momento, ¿te acuerdas esa frase que dijiste en el primer juicio?
—No… No recuerdo mucho…
Ajustando su voz, pronuncia las siguientes palabras.
—“Pero di lo mejor de mí en el menor tiempo posible y poder ser feliz en este mundo” —Le hacía recordar—. Eso fue lo que dijiste.
Como si algo le encendiera su mente, recuerda ese primer juicio como si de una pesadilla se tratara.
Observando a Inés, al sentir el ambiente cálido de la noche nocturna, no tiene mucho que decir más que estar con la boca cerrada.
—Se ve que no quieres hablar de ello, ¿es por ese ‘dolor’? ¿No es así?
—S-sí… ¡Ay…!
Sintiendo como su cabeza estuviera por sentir el frío más letal y varios puntos afilados estuvieran por clavarle su cerebro, con ambas manos sujetaba su cabeza para calmar inútilmente el dolor.
—Uhm, ya veo… me disculpo por eso, era necesario para sacar unas conclusiones.
Extrañamente, por más que no quería seguir pensando en ello, su dolor no parecía que quería irse, era como si lo quisiera dominar de algún modo hipotético al no poder calmar su dolor y dejaba de sentir que tenía el control de su cuerpo.
Inés, al ver que no reaccionaba y sólo tenía sus manos en su cabeza, se acerca hacia él y extiende su mano hasta el pecho del chico, para que luego, extrañamente, ese dolor se ‘escondiera’ o apagara de algún modo al sentir ese contacto con ella.
—Inés…
Alessio, perplejo ante ello, sentía como ese dolor se había desvanecido, aunque el efecto de un leve mareo era notorio al casi perder el equilibrio, era ayudado por Inés.
—Uhm, que extraño. —lo observaba con extrañeza—, no tienes alma…
—¿C-cómo? E-espera, Inés —la separaba—, no estoy entendiendo nada, pensé que querías decirme algo, pero no de esta manera, ¿me puedes explicar bien lo que está sucediendo?
Hasta ahora, Inés no le había dejado claro nada de lo que había estado estudiando junto con Ilna, o porque motivo le estaba diciendo estas cosas, ella tenía claro que no quedaba mucho para ese segundo juicio, el tiempo era poco y necesitaría de su ayuda, lo único que estaba provocando en él era nada más que desconfianza y poca accesibilidad de ayudarla, por lo cual, sin alternativas, deberá ser clara con él.
—Está bien, estoy yendo muy rápido por el poco tiempo que nos queda, pero si explicarte todo sirve para que me puedas ayudar, entonces pon mucha atención a lo que diré.
—¿Ayudarte…?
No recibe ni una respuesta, evita su pregunta por el momento.
—Desde que llegaste acá, Ilna y yo hemos estado poniéndote un ojo hacia ti, sé que suena raro, pero había algo que nos tenía curiosas, tu parecido a Emilio no es algo que se haya debido a una casualidad, tampoco tu llegada. Tal como dijo Ilna, ella te encontró en un carruaje dos días antes del ataque que hubo, cierto es que no recuerdas nada de ello, tal como se demostró en tu primer juicio, tu primera reacción consciente de este mundo fue el día del ataque a la mansión, ¿o no?
—Sí…
—Uhm… justo el día que hubo el ataque… además, ese día vino Emilio, antes de ello él estuvo fuera unos cinco días antes que despertaras, mismo día que fue a acompañar al señor Ernst a su viaje de negocios con las otras dos sirvientas, tal vez haya sido coincidencia, tal vez no, pero es raro que ese mismo día que despertaste el haya vuelto sin aviso alguno.
—¿Esto es lo que teorizaste junto con Ilna…?
—A medias, tuve que organizar todo para llegar a esta conclusión, Ilna por desgracia no quiere pensar tanto en ello, lo único que le importa es descubrir quién eres, y tu parecido a Emilio.
—Entiendo, pero… ¿a que quieras llegar con esto? ¿qué tiene que ver esto con que no tengo alma?
—Ya llegaré a eso, primero quiero hacerte entender todo esto, —aclaraba su voz—, no creo en las coincidencias, siempre hay un motivo para algo, así que no me cabe duda de que hay algo por detrás.
Alessio sentía confusión al oír lo que decía, aún nada le estaba siendo claro, aunque eso era el objetivo de Inés; le estaría por decir algo más confuso.
—¿Algo por detrás? ¿A qué te refieres…?
—Es sólo una especulación, pero tal como dije, es mucha casualidad que días antes que despertaras Emilio haya salido, no sería tan raro teniendo en cuenta que él siempre va acompañado con Ilna, pero esta fue de las pocas veces que no requirió de su ayuda, para que días después ella te encontrara y cuando despertaste hubo ese ataque sorpresa, y oh sorpresa, aparece Emilio.
—Parece un resumen lo que dijiste antes…
—Sí, lo es, pero teniendo un cuenta eso, y si te lo pones a pensar, ¿no te parece raro que Emilio sólo haya querido estar apegado contigo desde que llegaste? Él no es una persona del cual se toma mucha confianza con desconocidos, ni mucho menos con alguien parecido a él. Ya ha habido casos de personas que han aprendido como copiar la apariencia de otro, pero es tan poco común que requiere un estudio y practica más profundas que ni un Altramista podría lograr, pero que se ha logrado, se ha logrado.
—Entonces… Estás diciendo que alguien de algún modo creo la apariencia que tengo…
—Eso era lo que pensaba, pero queda descartado.
—¿Descartado?
—Simple y aquí respondo tu duda. Había un estudio llamado Altraestia que básicamente podías aprender a presenciar el alma de cada ser vivo, fue un estudio muy poco estudiado que sólo los Altramistas más dedicados estaban aprendiendo, el estudio era estudiado principalmente por casos ‘similares’ al tuyo en encontrar una respuesta a personas que no podían responder a una pregunta y les sucedía algún tipo de dolor, o incluso morían, aunque bueno, todo ese estudio se fue abajo cuando estalló la guerra de los Diez años, y muchos de esos Altramistas por circunstancias desconocidas han desaparecido o ya en otro caso, hayan muerto.
—…
Con relación a lo que Inés había dicho, Alessio estaba atónito ante la información que recibía, era como si estuviese en la clase de historia y le contaran sobre lo que pasó en las guerras mundiales, o conflictos que nunca pudo vivir, pero que sucedieron.
En definitiva, Alessio estaba más curioso de lo que Inés contaba.
—Personas que sentían dolor cuando le preguntaban… —pausaba, aumentando sus pulsos— “Tal vez no sea el único…” —Pensaba.
‘Tal vez no sea el único’ refería al pensar que había otros que sean de otro mundo, aunque llegar a esa conclusión no era más que una especulación que aumentaba más su curiosidad y ansiedad hacia qué mundo había llegado y del cual ahora se encontraba.
—A esas personas se les llamaban Los extraños, por un extraño motivo no se supo nada de ellos durante y luego del conflicto de la guerra de los Diez años, pero nos estamos saliendo del tema.
—Cierto, cierto… Habías comentado que los Altramistas podían ver las almas de los seres vivos, ¿pero eso que tiene que ver…? ¿o como sabes de ello?
—Por suerte había algunos libros en la biblioteca que hablaban de ello, pero fue Marst el que me introdujo a eso, por desgracia, la sirvienta tuvo que acabar con él.
Entre un silencio que sólo analizaba lo que decía, recuerda la vez que estuvo en la celda con él.
—Marst… esa vez que estuve en la celda me decía cosas sin sentido, pero fue el primero que reconoció que yo no era Emilio y quería asesinarme no por venganza, sino porque era su trabajo, o por algo que podría ocasionar… Y al igual que tú, sus ojos estaban iluminados cuando tuvo contacto conmigo.
—Interesante… Esto no lo sabía, Marst era unos de los pocos que sabían a profundidad de la Altraestia, era muy fiel a lo que hacía, no es de extrañar que habrá visto en ti algo que ni yo podría alcanzar, podría haber sido la respuesta a nuestras dudas, pero la tardanza de mi hermano al encontrar un Altramista que sepa Altraestia como Marst tal como le ordeno Velleda para tu segundo juicio, da entender que no queda muchos, o prácticamente ni uno como él.
—Mi segundo juicio… Me había olvidado completamente de ello…
—Sí, no queda nada para que se dé, pero no debemos concentrarnos en eso, al menos no por ahora. Dijiste que quieres saber cómo sé que no tienes alma, la respuesta es sencilla, prácticamente hay dos distinciones de estas, uno cristalino y uno rojo como el vino, los que tienen el alma de color cristalino quiere decir que eres conscientes de tu existencia, mientras que el rojo se da a los animales, monstruos u homúnculos al no tener consciencia y sólo actúan por instinto.
—¿Homúnculos…?
—Son seres creados mediante experimentos, o en otro caso, personas que han creado similitud a otras personas en estos seres, y como dije, esto era lo que pensaba que eras al inicio, pero al ver tu alma, mi conclusión es distinta.
—¿Y cuál sería tu conclusión…?
—Prácticamente como dije no tienes alma, y eso es lo que me extraña, no veo ni uno de los dos estados de almas en ti, pero muestras conciencia, prácticamente como un ser vivo cualquiera, pero con la similitud de Emilio, además, no expulsas mana, y tu ‘alma’ es completamente vacía.
“¿No tenía alma?”
Eso era lo que dijo Alessio en su mente, el sentía como era consciente de cada segundo que pasaba en este mundo, recuerda perfectamente lo que había vivido y lo que hizo para llegar acá, esto sólo era una confusión que tenía a ambos muy enredados.
—Pero a todo esto, ¿a qué viene que querías mi ayuda? ¿Ilna sabe todo esto?
—No, Ilna sólo teorizaba al aire, no estuvo tan metida a profundidad, todo lo que te conté fue a base de lo que investigué y reuní por mi cuenta, decirle esto a Ilna sólo habría provocado ciertos inconvenientes y retrasos. Ella sabe que estoy haciendo la investigación, coordinamos que le diré todo cuando cooperes con nosotras, tu ayuda vendría siendo si me das una pizca de tu sangre.
—¿Mi sangre…? ¿Por qué…?
—¿Te acuerdas ese tipo de armadura morada? Del cual si no fuera por Emilio podrías haber incluso muerto.
—No me lo hagas recordar…
—Y te lo hice recordar, te aguantas. Continuando, he estado pensando estudiar tu sangre con el metal de la armadura, tiene algunas sustancias curiosas como si un ser vivo hubiera estado ahí dentro, pero la vez que lo recogí con mi hermano ni siquiera ni una pizca de polvo había dentro, lo curioso vino días después, esa armadura de algún modo emitía una voz, no se le entendía nada, era como si de un lenguaje extranjero fuera, pero de ni uno que haya conocido.
Recordando un suceso que pasó al sentir una voz en su mente semanas atrás, interrumpe a Inés.
—Inés, ¿puedo preguntar algo?
—Claro, ¿Qué debes decir?
—El tipo… bueno, su armadura, ¿estaba dentro de esa puerta ‘mágica’ del cual tu cerraste y que te pregunté por ello?
—Sí, estaba ahí dentro, ¿por qué lo preguntas?
—Bueno, ¿recuerdas que me dijiste que no entrara a la habitación?
—Sí.
—Bien, entré porque había alguien que hablaba en mi mente, parecía que me estaba convenciendo.
—Espera, ¿estás diciendo que la armadura te estaba hablando?
—No prácticamente, el tono de voz del que me hablaba era la mía, pero quiero creer que de algún modo él pudo comunicarse conmigo, pero para no tener desconfianza, posiblemente haya elegido hablar con mi tono de voz.
—¿Y le entendías?
—Sí…
Organizando sus ideas de la información que recibía de Alessio, sacaba sus conclusiones.
—Así que de algún modo puedes entender lo que él te decía… ¿Qué te dijo?
—Recuerdo que sólo intentaba convencerme de entrar, sentí… como de alguna manera hubiera tenido el control de mi cuerpo y como si fuera de un parpadeo a otro, ya estaba dentro de la habitación.
—Ya veo… esto es más complejo de lo que pude creer, pero como dije, necesitaré un poco de tu sangre para estudiarlo de algún modo.
—Pero hasta ahora no entiendo, ¿por qué quiere que las ayude? ¿o por qué tanto interés en estudiarme? Perdona, pero siento algo de inseguridad…
—Comprendo que sientas eso, no deberá ser algo fácil de digerir, pero recuerda quién eres y donde te encuentras, no sé si eres de otro mundo, o un nuevo tipo de homúnculo o ambas cosas, o incluso, ni una de las anteriores, pero hago esto también por mero egoísmo por el mal trato que tuvimos los Altramistas y hacer ver que sea han equivocado, que de algún modo no somos malos y sólo ha sido una confusión…
Sintiendo que se está expresando más de lo que debía, suspira para corregirse.
—Perdón, me dejé llevar, no es algo que te incumba, sólo quiero que nos ayudes, sé que esto es muy confuso para ti, ni mucho menos creo que recibas una respuesta, tu segundo juicio será en dos a tres días, y cualquier cosa podrá pasar, y antes de eso quiero tu ayuda, y de algún modo calmar la inquietud e incertidumbre de Ilna, sé que si sigo investigando podré encontrar la respuesta a este misterio.
Esperando la respuesta de Alessio, no parecía que diría algo, ¿quién se podría digerir todo lo que le acababa de decir? Sentir que de algún modo estás metido en algo mucho más grande y complejo sin que tu hayas querido, sólo aumentaba su presión ante ese miedo, por un lado, estaba todo lo que le contó Inés, y por el otro estaba el segundo juicio del cual había olvidado.
—No sé qué responderte, Inés… —se ponía en cuclillas—, pensaba que iba ser una conversación normal, o como dijo Lyna, que haríamos las pases respecto a la discusión que tuvimos en la mansión, escuchar todo esto sólo siento que de algún modo sólo soy un objeto para sus cosas…
—¿Y la mentira? Si hablamos de algo serio, sí, así te vemos, recuerda de quién eres igual y como viniste, un desconocido igual a Emilio que aparece de la nada y que este no haga nada al respecto más que pasar tiempo contigo, es cuestión de intriga por lo que podría tramar. Emilio es un misterio, nunca se sabe que es lo que realmente tiene planeado, sólo quiero que veas también las cosas de otro modo, ¿o acaso no eres un ser consciente de libre expresión?
—Lo soy… pero no me gusta pensar en ello… a veces por el simple hecho de no saber cómo reaccionar a ello, más bien decidí vivir lo mejor posible acá, no pensar en nada más que vivir tal como quería, hacer amigos y pasarlo bien, aunque la realidad es que los problema siempre vendrán, no importa donde uno este…
Al recordar que tarde o temprano algo malo podría pasar, era inevitable eso, nadie puede escapar de los problemas, ni mucho menos de su pasado, pero Alessio evitó todo eso y aprovechó de la mejor manera posible vivir su estancia en este mundo, claro que no podía decirle a nadie esto último, pero no era algo que realmente le importara por la buena vida que estaba llevando, pero cada vez que pensaba en la realidad del mundo del cual ahora vivía, le hacía darse cuenta a qué lugar desconocido se encontraba.
—Eso es cierto, pero no te pongas así, no soy una persona que sabe animar a otros.
—Tranquila, no es necesario que me animes, sólo que no sé cómo responder a tu pregunta, perdón…
Viéndolo como tenía la mirada en bajo, se acerca hacia él y observa el horizonte.
—Sé que es difícil digerir todo, prácticamente cualquier cosa de esta vida es difícil de digerir así que está bien que estes así, cierto es que no te conozco, siento intriga hacia ti, pero por más que te parezca a Emilio, es como si fueran dos personas distintas.
—Pero hace un momento dijiste que nos parecemos, sólo soy una copia tal como dice Jeremy.
—Sí, eres una copia, de eso no hay duda y no esperes que digamos lo contrario, esa es la verdad, eres un desconocido del cual tal vez sólo Emilio sepa alguna respuesta a nuestras dudas, pero nada será cierto hasta ese juicio, o por otro lado cuando saque mis conclusiones si me ayudas. Intento ser lo más transparente contigo, mentirte u ocultarte algo no me servirá de nada, si debo decir algo lo digo sin pelos en la lengua, pero tú decides en quien confiar, no me voy a meter en eso, es tu vida, ¿no? Tú decides, Alessio.
Analizando lo que le decía Inés, sacaba sus conclusiones respecto a cómo le trataba Emilio, cierto era que fue muy amable y amistoso con él, le era difícil creer que realmente le estuviera guardando algo, pero agregando las últimas palabras que le dijo ese Mapola o la conversación que tuvo con John, era claro que había algo de Emilio que nunca este le ha hablado o lo ocultaba, pero cierto era que podría ser una posibilidad, a pesar de ello, Alessio no mostraba aún una decisión definitiva.
—Comprendo lo que dices, pero no sé qué decisión tomar, ni a que bando formar, sólo quiero vivir tranquilo, pasar tiempo con los otros y seguir conociendo a Lyna y alquilarle ese libro, perdona si no tengo una respuesta, no sé qué decir al respecto…
—…
En un silencio que acompañaba la leve brisa de la noche, donde las hojas de los árboles se chocaban entre sí, y los grillos se dedicaban a entonar su típico sonido nocturno, Inés observa las estrellas tan brillosas, donde distintos cuerpos celeste en el firmamento decoraban un hermoso espectáculo encima de ellos.
—Oye, deja de estar ahí deprimido y alza tu mirada.
Alessio no hacía mucho caso, aún seguía pensando en las cosas que le dijo Inés, pero al no sentir ni una respuesta más de ella, hace caso a lo que le decía, para que se llevara un hermoso espectáculo nocturno.
—Wow… cuántas… estrellas… —Decía atónito.
—Sí.
Ambos se quedaban mirando el cielo, les era imposible calcular las tantas estrellas que había por encima, eran tantas que se podrían tomar más tiempo que en buscar una respuesta a sus dudas existenciales.
Alessio era el más sorprendido al tan sólo pensar que en alguna parte de esas estrellas o galaxias lejanas estaba lo que algún día fue su hogar; la tierra.
—Es una pena que no me puedas dar una respuesta, aunque también es mi culpa por haberte dado más dudas que respuesta a lo que te dije, supongo que estamos a mano en cierta forma. —Comentaba Inés con la mirada en alto.
—Lamento eso, soy una persona que le da tantas vueltas a un asunto, pero ten por seguro que te daré la respuesta, y gracias por haberme traído acá, esto es una vista hermosa.
Observándolo, a ese chico misterio del cual le había impulsado a hacer una investigación y darle un nuevo sentido al nombre Altramista y limpiar su legado, comprendía que a fin de cuentas era un simple humano que sólo se parece a Emilio, o Emilio que se parece a él, una incógnita que no será respondida hasta quien sabe cuándo.
—Sí, es una hermosa vista. —Le respondía.
No recibir una respuesta de Alessio podría atrasarle en su investigación, pero seguir insistiendo sólo empeoraría las cosas, pero con la esperanza que le haya dejado claro respecto a quien debería confiar es más que una posible aceptación que quiera ayudar. Dejando de pensar en ello, sólo se dedica a observar el cielo, un cielo nocturno que comparte al mismo tiempo con su hermano gemelo que hacía varios kilómetros que los separaba, pero cada día que pasaba era poco lo que faltaba para que se volvieran a encontrar.
En el campamento, donde hacía Lyna sentada en un tronco delante de la fogata, Luz y Jeremy se despendían de ella al entrar a sus carpas; ella esperaba la llegada de Alessio e Inés.
Habían tardado una hora desde que se fueron, la posibilidad que algo les hubiera pasado no era algo posible que ella llegara a pensar, sino hace rato, conociendo como era Inés, lo más seguro hubiera tratado de hacer un ruido en llamada de ayuda.
Sintiendo el calor de la fogata, recuerda cada momento que pasó con Alessio, del como gracias a él ese pasado que siempre había estado inundando sus pensamientos eran cambiados por el presente del cual vivía, y un futuro con él era lo que invadía sus pensamientos. Con una sonrisa al pensar eso, escucha unos pasos que se aproximaban; era Alessio e Inés que habían llegado.
—Hola, Alessio, hola, Inés, ¿qué tal les fue? —Saludaba la sirvienta.
—Nada interesante, Alessio tenía la cara larga.
—¿La cara larga? ¿Sucedió algo, Alessio? —Preguntaba preocupada.
—No, no, agh… No le hagas caso a lo que diga, está exagerando. —Se defendía.
—Sino fuera porque soy perfecta en animar te hubieras puesto a llorar.
—Ey, ey, ey… ¿De que hablas? Si tu dijiste que no eres buena en animar a otros…
—Eso dije, pero sin hacerlo ya estás mejor, ¿o no?
Bromeaba sarcásticamente.
—Bueno… sabes animar a tu manera, aunque es algo peculiar.
Lyna, que hacía viendo como hablaban, no evita mostrar una notable alegría.
—Me alegra ver que ahora se llevan bien, y una pregunta, señorita Inés, ¿por qué lleva puesto su vestimenta de trabajo?
Al hacer esa pregunta, Alessio observa a Inés con curiosidad por ver qué respuesta le dará, dicho sea el caso que le explicara todo el tema que le dijo, sería una enorme explicación que deberían dar.
Inés, que hacía en silencio, le responde con simpleza.
—Hacía frío. —Dice sin más.
—Oh, cierto, si gustas puedes sentarte en la fogata, podemos compartir un momento juntos.
—No te preocupes, Lyna, iré a mi carpa.
—Esta bien, como usted quiera, pero cuando gustes la fogata siempre estará acá.
—Bien. Bueno, cuídense y Alessio… —se detiene y lo observa—, espero tu dinero, ese libro no se alquilará sólo.
Despidiéndose hasta entrar a su carpa, Lyna y Alessio eran los únicos afuera en el oscuro bosque.
—La señorita Inés suele ser un poco especial, tan típico de ella.
—Sí, así es ella…
Respondiendo a dudas penas, preocupa a Lyna.
—¿Sucede algo, Alessio?
—No, no es nada, más bien, vámonos a sentarnos, también siento algo de frío.
Sentándose delante de la fogata, ambos sentían el calor que este desprendía, pero Alessio no mostraba que quería decir mucho, había algo que le seguía preocupando, ocultar eso a Lyna no era más que algo inútil, provocando en ella preguntas que quisiera hacerle, aunque lo más seguro podría hacerle sentir mal, por lo que tampoco dice nada.
—Que rápido pasó, ¿no crees? —Preguntaba Alessio con una voz neutral.
—Sí, pensar lo rápido que pasó estos días significa que lo hemos pasado bien.
—Sí, sí…
Respondiendo con un notable vacío, solo provocaba que Lyna se preocupara más.
—¿Hay algo que te preocupa, Alessio? Sabes que puedes contarme cualquier cosa. —Preguntaba al no contenerse al verlo así.
—Lo sé, y lo aprecio, pero sabes, pasaron tan rápidos estos días que no me daba cuenta lo cerca que estaba para que llegara el segundo juicio.
—El segundo juicio…
—Sí…
—¿Eso es lo que te preocupa?
—Mentirlo no me sirve de nada, estaba tan concentrado en tal vez… perder el tiempo en vez de recordar que había algo más importante que me esperaba, soy un idiota.
Lyna no decía nada, sólo se dedicaba a escuchar.
—Tengo miedo, ahora que analizo las cosas, sólo evitaba la realidad, que todo… todo tal vez acabe, rayos…
Sosteniendo su cabeza ante la crudeza de sus pensamiento, Lyna, que se había acercado más a él, pone su cabeza apoyándose en su hombro para consolarlo.
—¿Me sientes? —Preguntaba con tranquilidad.
—Sí, te siento…
—¿Me escuchas?
—Claro que te escucho…
—¿Me ves?
—Claro que te veo…
—¿Me ves?
—C-claro…
—Mírame…
Haciendo caso a lo que decía, alzando su mirada hasta verla, siente la suavidad de su mano en su mejilla, como si de la mano de un bebé se tratara.
—Sabes, veo un chico muy gentil y divertido, pero al mismo modo veo miedo e incertidumbre, tus lindos ojos lo demuestran, tanto que se formó un cálido carchó de agua que espera caer.
Sobando su ojo para quitar las lagrimas que se habían formado, Alessio sólo se dedicaba a obsérvala, verla purificaba lo que sentía dentro.
—Sé que temes por lo que podría pasar en el juicio, yo también temo por lo que te pase, pero mi corazón siempre esperará lo mejor para ti, no estás sólo, Alessio —lo recostaba en su hombro—, siempre me tendrás a mí, no sabes lo muy agradecida que estoy al haberte conocido, aunque estos días estarán por acabar, otros buenos vendrán, siempre cuando estes tú, mis días siempre serán los más bellos y que recordaré con cariño; tranquilo, tranquilo.
Sintiendo su cariño y sus suaves manos pasando por su cabeza, calmaba esas cosas que le dijo Inés, lo único que le importaba ahora era relajarse junto con la persona que más confiaba, y la cual quería de alguna manera, un fuerte respeto y pequeño amor naciente entre ambos nacía un poco más en ese momento que compartían con enorme pasión.
—Gracias, Lyna, eres tan buena conmigo que no sé cómo recompensártelo…
—No debes darme nada a cambio, mi cariño hacia ti no tiene precio, con que estes a mi lado me basta.
Chocando sus cabezas, ambos tienen la mirada hacia la fogata, ni uno ya no sabía que más decirle al otro, sólo se dedicaban al disfrutar el silencio del bosque del cual tanto los relajaba, y así estuvieron por una larga hora, hasta que ambos se fueran a sus respectivas carpas y se despidieran con un beso en la mejilla que calentaba ese amor entre ambos sin que lo supieran.
Alessio en su carpa, observaba a Jeremy abrazando su bate lleno de clavos, era raro que no se lastimara, pero encontrarle sentido no serviría de mucho. Puesto su chándal como piyama, acostado en su cama, observa el cielo nocturno hasta caer en sus sueños profundos.
Sintiendo la calma en su cuerpo, una fuerte paz se creaba dentro de él, sentía como si su cuerpo estuviera flotando en un vacío tan profundo como esa vez que fue invocado a este mundo, pero a pesar de ello, era tan relajante que no sentía nada, como si fuera consciente de esa paz, diversos recuerdos que aparecían como parpadeos hacían en sus ojos.
Estos recuerdos eran leves momentos de los cuales Alessio podría considerar el que más paz le trajo, como la primera conversación que tuvo con Lyna luego del ataque a la mansión, los ricos manjares que ella había preparado, o simplemente pasar tiempo con ella.
Mientras que recordaba esos momento podía visualizarla con una gran sonrisa en su rostro, todo aquel que la viera y sin que ella lo dijera, mostraba ser la mujer más feliz del mundo.
Ella también disfrutaba estar con él mientras que ambos se agarraban de las manos viendo a unos tres niños jugar en el campo, esta paz que ambos provocaban en sólo verse les traía una necesidad de juntarse y compartir ese amor mediante la conexión de sus labios.
Era lo que se podía esperar, todo aquel que los viera podía creer que era un bonito matrimonio del cual ambas parejas estarían por demostrar su amor incondicional. Acercándose uno y el otro para darse ese beso, Alessio, que comenzaba a sentir un naciente escalofrío y como su entorno se volvía opaco, los niños se desvanecían e inmediatamente observa a Lyna, grande fue su sorpresa al ver su rostro.
Lo que había sido una expresión dulce y tierna, poco a poco se desvanecía, como si un filtro borroso se ponía encima de su rostro.
Miedo, tristeza, sorpresa, perplejidad y confusión era lo que el sentía en ella por más que no podría ver su rostro, él no entendía el porqué de este sentimiento ajeno, y sin motivo alguno, comienza a correr para escapar de ello, por un extraño motivo esa mirada borrosa le causaba culpa, miedo en algo, observarla como se alejaba cada vez que el corría, llega un punto donde sólo estaba flotando nuevamente en la nada tan helada que sólo aumentaba su presión.
“¡¿Q-qué está sucediendo?! ¿Por qué tengo miedo? ¿Qué está pasando? ¡¿Por qué no puedo despertar?!”
Sintiendo el latido de su corazón aumentando, y como su cerebro palpitaba sin control, creía que estaría por morir, cierto era que nunca pasó por ese estado, pero era tanto el dolor que pensó en esta posibilidad.
“¡No, no…! ¡Quiero despertar, quiero despertar!
Por más que gritara, no lograba su cometido, parecía un sueño tan profundo del cual no podía despertar.
“¡Chicos, chicos! ¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! ¡L-Lyna…!”
Estaba tan desesperado que llamó a sus amigos, pero como era de esperarse nadie vendría a ayudarlo, por lo que, haciendo la mayor fuerza posible, intentando tener nuevamente el control de su cuerpo, hace presión en su cuerpo para de algún modo sentir alguna parte de sus extremidades.
“¡Debo salir de aquí! ¡Debo salir de aquí!”
Poniendo toda resistencia al dolor que estaba sintiendo, poco a poco va sintiendo algunas partes de su cuerpo, tanto era su adrenalina que el dolor se estaba quedando en segundo plano.
“¡Aaaaah!”
Gritando ante la luz lejana que cada vez se estaba acercando a él, como si sintiera que abruptamente habría caído al suelo, se levanta con rapidez observando su alrededor.
—Y-ya estoy… al fin… —Suspiraba con fuerza, pero al ver su contorno sólo le traía más confusión del cual ya había tenido—, Ya es de día… ¿qué hago cerca al río… ¡ugh!
Sintiendo nauseas y mareo luego que haya despertado, vomita en el río. El agua cristalina tan limpia donde hacían distintos tipos de peces se mancha de un color amarillento acompañado de varios desechos sin procesar, como la cena del día anterior.
—Que asco… —Dice Alessio luego de vomitar.
Echo esto, aún siente que tiene algo por botar y como si se tratara de una flema, lo escupe directo al río, pero grande fue su sorpresa al ver que era de un color rojizo en vez del color verdoso que el conocía.
—Dios… ¡Auch!
Sobando su rostro como si fuera una resaca, Alessio se pone en pie a duras penas, aún sentía un poco de mareo, pero su confusión ante como llego aquí lo dejaba intrigado.
—¿Por qué estoy aquí…? —ajustaba su voz—. ¡Jeremy! ¡Luz! ¡Inés! ¡Lyna! ¡Chicos! ¡¿Me escuchan?!
No recibía respuesta alguna.
—Esto deberá de haber sido una mala broma de parte de Jeremy… joder… —Analizaba su entorno—, menos mal que no estoy tan lejos, tendré que recibir una buena explicación…
Comenzando a caminar a duras penas, tambaleando y sosteniéndose en los troncos de los árboles para no caer, era raro el ambiente que sentía, tan desolador como si fuera el único que se encontraba en la zona, observa un montón de cosas tiradas.
—E-esto es nuestro… ¿qué hace aquí?
Observando las cosas que hacían en el suelo, estás indicaban que se estaba acercando al campamento.
—¡Luz! ¡Jeremy! ¡Chicos! ¡¿Me escuchan?!
Seguía sin recibir respuesta.
Avanzando cada vez con más miedo ante la soledad que sentía, quería creer que esto formaba parte de una mala broma, aunque eso se estaría por ver al seguir avanzando en ese desolado bosque.
Caminando y escuchando sus pasos, observaba cada lado, como si esperara que Jeremy saliera de la nada y le diera un susto, aunque eso podría ser lo más probable, no parecía ser el caso; Jeremy no apareció en ni un momento.
Ya estando cerca al campamento, observa como todas las cosas estaban tiradas, un enorme desorden como si algo los hubiera atacado, cosa imposible por el cristal que Luz había puesto.
—¡C-chicos…! ¡Digan algo por favor…!
Acercándose cada vez más, al llegar, un sinfín de un charco rojizo, acompañado de varias tripas y las carpas destruidas, hiela la piel al ver los cadáveres de los cabagones.
—¡S-santo cielo…! ¡¿Q-qué sucedió aquí…?! ¡Chicos! ¡Chicos! ¿¡Dónde están!?
Gritando con preocupación, comenzaba a temblar ante la inseguridad que le traía estar ahí parado, no era claro lo que veía, sólo sentía tensión al poder encontrarse más adelante, pero sin tener más de otra, sigue avanzando hasta ver lo que le dejaría con la piel en punta, y un miedo y horror profundo estaría por salir.
—C-chicos, están… ¡Dios! ¡Dios! ¡Dios! ¡Qué mierda! ¡Qué mierda…!
Cayéndose al suelo al presenciar la cosa más horrorosa y terrible que había visto, era lamentable lo que hacía delante de él, el cuerpo sin vida y descuartizado de Jeremy hacía tirado en el césped, sólo estaba su parte dorsal para arriba, la otra parte de su cuerpo hacía tirado en alguna parte del bosque.
—¡J-Jeremy…! ¡J-Jeremy…! ¡Ah…! ¡Ah…!
Intentando borrar de su mente lo que había presenciado, ver así a su amigo, con su cara partida en dos y que su bate estaba clavado en su cráneo, sólo le provocaba nauseas del cual no se contuvo en botar.
Limpiando su boca y con el terror por los cielos, toma pulso para correr del lugar, y ni tan sólo tomar otro camino para irse del campamento, observa el cuerpo sin vida de Luz colgado en un árbol, era como si algo le hubiera atravesado dentro de su boca y este saliera por detrás de su cuello, teniendo dentro una rama que la sostenía y quedada ahí colgada, además de tener dos flechas incrustadas en sus ojos y su vientre cortado, dejando al aire sus intestinos donde las moscas ya estaban haciendo su trabajo.
En definitiva, Alessio estaba más que aterrado ante el horror que había visto, como sus dos amigos, de los cuales el día anterior habían compartido una cena juntos y la habían pasado genial, ahora hacían sin vida; esto sólo dejaba más confuso a Alessio.
—¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Q-que alguien me ayude! ¡D-Dios…! ¡P-por qué…!
Formando unas lagrimas en sus ojos, corría sin rumbo ante el incierto bosque, no podía hacer nada, sólo correr y correr, su miedo era tanto que sentía en sus entrepiernas humedad; sin saberlo, se había orinado del horror que había presenciado.
Dándose cuenta de esto, pierde el equilibrio cayendo al suelo al tropezarse con unas rocas, en el suelo, recordando lo que había visto, se pone nuevamente en píe tan rápido para escapar de ese lugar, ya no era el campamento que tanto había disfrutado, ahora era sólo una carnicería.
Corriendo y corriendo por el lugar, sólo era eso que le importaba, mirar atrás sólo era un impulso para que continuara, pero en eso, en su distracción, se choca con una rama de un árbol que lo abate y queda tirado en el césped.
—¡A-ayuda…! A-ayuda por favor… Inés… Lyna…
Pensado en las dos únicas personas que aún no había encontrado, no quería pensar que les tocó el mismo destino que Jeremy y a Luz, pensar en ello sólo lo hacía sentir más sensible.
Alzándose y sobando su cara, mira su alrededor sin motivo alguno, desconcertado no sabía que hacer ni a donde ir.
En eso, entre unos arbustos logra observar unas patillas negras, como si se tratara de unos anteojos, sin pensárselo, los toma y grande fue su sorpresa que estaban cubiertos de sangre; era claro que esos anteojos pertenecían a Inés.
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Comments for chapter "29.5"
QUE TE PARECIÓ?
Nooo, no puede ser!!!
No es cierto, nooo!!!
Hayyyy :»(
Pero que pasó :», estuvo intenso este cap😰
Nooo Jeremy