Boro: el último maestro. - 13
Ante la sorpresiva respuesta de su maestro, la mirada de Filot se llenó de pánico y sus pies comenzaron a temblar, hasta que Boro no pudo contener la risa por más tiempo, soltó una gran carcajada y abrazó al pequeño.
—Es una broma, las esporas no son mortales, además, nosotros te protegemos, ¿No es así?
Filot hizo una pequeña mueca y relajo su expresión, aunque no sabía si sentirse a salvo o llorar por el miedo que acaba de pasar o por la infantilidad de su nuevo maestro. Marco agitó la cabeza y le dedicó una mueca a su amigo.
—¿Por qué tienes que asustarlo? —exclamó con una ceja levantada.
Boro levantó la mirada y sonrió plácidamente.
—Porque es divertido, y alivia la tensión.
Marco lo fulmino con la mirada y después miro al cielo, como si les estuviera cuestionando a todos los dioses, si haber seguido a Boro había sido la decisión correcta.
—No te preocupes, tenemos todo bajo control y aunque las esporas si son venenosas, no son letales, pero sí muy molestas, en especial por los efectos que producen —informó Boro con voz relajada.
—¿Efectos? —cuestiono, al mismo tiempo en que suplicaba con la mirada que la nueva información no fuera desagradable.
—Así es, hay distintos tipos de Zetaceos, y los efectos de sus esporas varían dependiendo del color de sus hojas. Los que tienen un tono amarillento, como ese de allá —Boro hizo una ligera pausa para señalar al árbol que tenían enfrente a unos cuantos metros de distancia—, dan un sensación de hormigueo y paralizan el cuerpo. Pero también hay otros que tienen hojas de otros colores y sus efectos son distintos.
»los azules provocan somnolencia; los verdes dan náuseas y mareos; los rojos generan un feroz sarpullido; los rosas tienen un efecto afrodisíaco pero también pueden hacer estallar tu corazón. También hay algunos con hojas grises, moradas, y blancas, y aunque hay numerosos rumores con respecto a sus esporas, aún no hay un consenso de sus efectos.
—¿Consenso? —preguntó Filot con una mueca en el rostro.
—Que las personas aún no se han puesto de acuerdo con respecto a los efectos que provocan —intervino Marco con voz suave.
El pequeño abrió la boca y asintió con la cabeza.
—Así es —continuó Boro—, algunos dicen que pueden provocar vómito o hacerte defecar día y noche, otros dicen que pueden hacerte tener alucinaciones, otros que te pueden provocar sangra…
—¡Ejem! —intervino Marco con los brazos cruzados—. No hay necesidad de hablar de todos los rumores y menos cuando ni siquiera sabemos si son ciertos o no, ¿No lo crees?
Boro levantó los hombros, sonrió y asintió con la cabeza.
—Bueno, lo importante es que debes de estar muy atento, en especial con los árboles de tipo Zetaceos, las Lianas de Mortem y los Multicromaticos.
Marco se limitó a respaldar las palabras de su amigo con un sutil movimiento de su cabeza, luego suspiró y tomó la palabra.
—También con las Bombastias, las Armotentias, las Esponjas Lilas y las Orquídeas de Musiel.
Filot se quedó en silencio y con la boca abierta por un par de segundos, después tragó un poco de saliva y frunció el ceño.
—Y, ¿Cómo sabré cómo son?
—Andando pequeño, te explicaremos en el camino —exclamó Boro al abrazarlo por hombro y hacerlo caminar—. Verás, los Zetaceos no son tan malos, pero los otros dos son letales, por nada del mundo te acerques a ellos.
Filot frunció el ceño y miró a Marco en busca de una segunda opinión, por si Boro intentaba asustarlo de nuevo. Sin embargo, Marco lo miró fijamente y asintió con la cabeza, provocando que el miedo lo invadiera de nuevo. Boro afino su garganta y se preparó para dar una amplia explicación.
—Las Lianas de Mortem son espantosas, en apariencia no son nada especial, en promedio miden solo unos 10 o 15 metros, tienen raíces delgadas y ramas escuálidas con pequeñas flores rojas. Sin embargo, tanto sus raíces como sus ramas se mueven de manera independiente, casi como si fuesen serpientes hambrientas. Se enredan en otros árboles y se esconden debajo de la tierra a la espera de nutrientes, el problema, es que las Lianas de Mortem son carnívoras
»Primero aprisionan a sus víctimas, drenan toda su sangre y por último, inyectan una especie de ácido corrosivo que les ayuda a licuar la carne y los órganos para después consumirlos poco a poco, al final, lo único que queda son los huesos y el pelaje de sus víctimas, o la ropa en el caso de víctimas humanas. Y lo peor de todo, es que son una plaga, se encuentran por toda la frontera de Malus Virentia.
A Filot se le erizo la piel, miró con temor y cautela a su alrededor.
—¿Qué hay de las últimas?
Boro suspiró, inhalo fuertemente y elevó su vista al cielo por un par de segundos.
—Los árboles Multicromaticos son menos agresivos, pero mucho más letales que las Lianas de Mortem. Por lo menos, las Lianas de Mortem son bastante débiles ante el fuego, por ello resulta un tanto fácil el lidiar con ellas, pero los árboles Multicromaticos son inmunes a casi todas las afinidades de esencia, en otras palabras, son inmunes a todos los elementos, menos, a la magia primordial, es decir, a la esencia pura.
»El reconocerlos es muy fácil, tienen un tronco llamativo, sus cortezas están formadas por franjas onduladas de múltiples colores. Cuando son unos retoños tienen solo tres, pero conforme crecen van adquiriendo más y más colores hasta asemejarse a un lindo arcoiris. Sus hojas son triangulares y en los bordes tienen cientos de espinas de distintos tamaños. Sus ramas son bastantes flexibles y casi siempre rozan el suelo, pero se pueden mover con intensidad cuando sienten a un intruso.
Boro hizo una ligera pausa para retomar el aliento, miró la expresión abatida del niño y sonrió con un poco de frustración, después de todo, aunque fuera cruel espantarlo de esa manera, informar de tales cosas era sólo por el bien del pequeño.
—Aparte de eso, también tienen una infinidad de lianas colgando con una bola espinosa al final, mismas que pueden estirarse y duplicar su tamaño en cuestión de segundos, por ello, debes de mantenerte alejado de ellas, como mínimo… unos diez metros —concluyó con una pequeña mueca y los ojos distraídos.
Filot lo miró con curiosidad, esperaba que el joven ahora explicara lo atroces que esos árboles podían ser, después de todo, recibir unos cuantos piquetes y golpes era doloroso, pero hasta el momento nada de lo que Boro dijo lo habían hecho pensar que fueran peores que las Lianas de Mortem, así que espero paciente por la peor parte por un par de segundos.
Pero Boro permaneció con la boca sellada, provocando que el pequeño se desconcertara. Marco miró la expresión de confusión del niño y exhaló con fuerza antes de tomar la palabra.
—Filot, las hojas de los Multicromaticos adquieren el color que más abunda en sus cortezas y tienen un brillo muy especial que los hace incomparablemente hermosos durante la noche, sin embargo, su belleza palidece ante su letalidad. Cada color que sus cortezas contienen, representan un veneno distinto, mismos que se administran al menor contacto cuando las espinas de sus hojas se adhieren a la piel y a la carne como perros hambrientos.
»El simple hecho de retirar una sola hoja es una tortura, pero lidiar con diferentes tipos venenos, es prácticamente cruzar a la Umbra. El cuerpo se paraliza a los cinco segundo, y después, lo único que aguarda es una muerte dolorosa y atroz. Por eso, los árboles Multicromaticos siempre están rodeados de huesos y son considerados como el peor tipo de árboles que existen en Malus Vierentia.
Filot se quedó perplejo ante la nueva información, su semblante palideció y el miedo que sentía casi lo hacía orinarse encima. Boro estiró su mano y palmeó la espalda del pequeño.
—Vamos, que no decaiga el ánimo, solo mantente alejado de esos árboles y todo estará bien.
—Además, te protegeremos de cualquier cosa, así que no necesitas temer —comentó Marco con una gentil sonrisa.
Filot sacudió la cabeza e intentó mostrar su mejor sonrisa, la cual fue acompañada con un minúsculo tic en su ojo derecho. Los tres avanzaron en silencio por un par de minutos hasta que el pequeño se armó nuevamente de valor y retomó la conversación.
—Por cierto, ¿Cómo reconozco a los otros árboles que mencionaron?
Marco lo miró con incredulidad, le pareció sorprendente que a pesar del miedo que había sentido, su curiosidad no había disminuido. Negó con la cabeza, «Supongo que transmitimos confianza» pensó y sonrió plácidamente antes de continuar con las explicaciones.
—Esas no son árboles, son solo plantas, así que no solo debes de vigilar hacia el frente, sino también hacia el suelo. Las Bombastias son unas bolas llenas de espinas que explotan al menor contacto, las de color verde y amarillo son pequeñas y casi no tienen veneno, pero sus espinas duelen, y !Mucho!
»Las de color amarillo fuerte y anaranjadas son más peligrosas, tienen bastante veneno, sus espinas duelen a muerte y las explosiones que producen pueden ser letales para los débiles. Cuando las Bombastias maduran por completo, adquieren un tono rojizo, y si ves una de esas, ni siquiera te atrevas a respirar cerca de ellas.
—Y si por alguna razón tu suerte te abandona y te llegas a topar con una lila o blanca, entonces corre lo más lejos que puedas. Aunque no creo que nuestra suerte sea tan mala como para que eso suceda. Aún así, vigila por dónde pisas ya que crecen al ras del suelo —agregó Boro con su típico toque de diversión en su voz.
Fitot se detuvo de inmediato y miró debajo de sus pies. Marco soltó una carcajada y lo miró con cariño fraternal.
—Si hubieras pisado alguna, créeme que te habrías dado cuenta —mencionó con cariño —. Por otra parte, las Esponjas Lilas son más fáciles de identificar, son unas flores blancas que en el centro tienen un palo esponjoso alargado de color lila, y esa parte es la única que no debes de tocar directamente, ya que se desmorona al menor contacto y libera una gran nube lila altamente venenosa.
»Las Orquídeas de Musiel, son de color morado fosforescente, y debes de evitar caminar a menos de un metro de ellas, si no quieres que te lancen una espina venenosa tan rápida como una flecha disparada desde los mejores arcos. Por último, las Armotentias son las más hermosas, letales y al mismo tiempo las más codiciadas de las cuatro.
—¿Codiciadas? ¿Son valiosas? —cuestionó Filot con un nuevo brillo en los ojos. Después de todo y a pesar de las promesas que se le habían hecho para convertirlo en mago, su mente seguía siendo la de un mendigo que anhelaba riqueza.
Marco abrió los ojos en gran medida, relajo su expresión y le guiño un ojo.
—Mucho, todas sus partes son comerciables, aunque no conozco sus características específicas.
Filot giró su cabeza de inmediato y miró a Boro con ojos suplicantes y llenos de curiosidad. El joven respondió a la mirada con una pequeña mueca de burla.
—El polen que desprenden puede ser utilizado como anestesiante o veneno; su talló tiene muchas propiedades que pueden mejorar la fuerza de las bestias de esencia y además son muy resistentes y flexibles, siendo ideales para la construcción de cuerdas o armas como látigos cortos y arcos; sus hojas tienen efectos medicinales, si es que se saben preparan, o letales si se comenté alguna imprudencia; sus espinas son más duras que el hierro, así que tienen muchas aplicaciones, sobre todo, dentro de la forja de armas por su dureza y el veneno que poseen en su interior.
»Las flores, liberan un fuerte aroma que atraen a las Bestias por montones, siendo ideales para la caza a gran escala, pero también pueden ser tratadas para crear perfumes exóticos o afrodisíacos. Por último y lo más valioso, cada cierto tiempo, dan un pequeño fruto llamado Corazón Arcoiris, el cual tiene una infinidad de aplicaciones, pero los más destacados son el efecto afrodisíaco, el aumento de esencia, el fortalecimiento del cuerpo y el aumento de la longevidad, aunque este último no está totalmente confirmado.
Filot se olvidó de todo peligro y comenzó a dar saltitos alrededor de sus maestros.
—Wou, ¿Dónde encontramos de esas? —grito a los cuatro vientos, mientras vitoreaba hacia todos lados.
—No tan rápido, pequeño, recuerda que la mencionamos para que tuvieras cuidado con ella y no para que te hagas falsas ilusiones —replicó Marco al sujetarlo de los hombros y hacer que recobrara de nuevo la cordura—. Se dice, que las Armotentias son el tesoro que aguarda al final de los arcoiris, eso se debe a que viven dentro de una neblina colorida que ellas mismas producen gracias a una combinación de pequeñas gotas de esencia.
»Pero, el polen que desprenden es corrosivo y provocan graves lesiones en la piel, y las gotas de «agua» que producen con esencia, en realidad son veneno, y uno mortal, así que si miras un arcoíris en tierra, ni siquiera te acerques, a menos que quieras que la piel se desprenda de tu cuerpo.
Filot miró a Marco con el ceño fruncido y una expresión que denotaba su gran decepción.
—Entonces, ¿Cómo es que las personas pueden tomarlas?
—Gracias a la esencia —respondió Marco con cautela—, así que si quieres tomar los beneficios de la Armotentia, primero debes de convertirte en un auténtico mago, y uno bastante fuerte, mínimo de Rango Raro, de otra forma sería un suicidio.
Filot bajo la cabeza y lamento ser tan débil, sin embargo, su abatimiento duró nada más unos pocos segundos, ahora no estaba solo, tenía a dos individuos excepcionalmente amables que se habían ofrecido a enseñarle magia, así que por qué estar decepcionado en ese momento, cuando todo lo que había soñado alguna vez, por fin comenzaba a materializarse.
No solo podría ser un mago exitoso y rico en el futuro, sino también y mucho más importante, era una oportunidad única para encontrar a su madre y aunque para eso faltará mucho tiempo, por lo menos, la presencia de esos dos ya le habían regresado la llama de la esperanza que hace varios años se había apagado, y eso, ya era una gran ganancia.
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