¿¡Celos sabor a chocolate!? (crossover) - 4.5
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- 4.5 - La persecución de los valientes (Partes 5 y 6)
Parte 5.
El cielo se tiñó en naranja anunciando así que pronto caería el anochecer. Una gran montaña se alzaba dando una vista espectacular, y en su punta con forma de pico, algunas aves extrañas planeaban a su alrededor. A una gran altura se encontraba Celeste volando.
—Tal vez debería acercarme más… —se dijo, pero su voz fue llevada por el viento.
Celeste era la decoración definitiva de aquel cielo hermoso, pues sus alas de ángel se contemplaban con majestuosidad. Sin embargo, no era como si el propósito de Celeste fuese lucirse en el cielo, más bien su objetivo era localizar a Amaltea, la cual, supuestamente estaba en algún lugar de la cima de aquella montaña.
De repente Celeste notó algo en algún lugar de la cima…
—¿Humo azul? —Ella se detuvo en el aire y se quedó viendo con duda aquel humo.
Era como si alguien hubiese disparado una bengala en socorro.
—¡Quizás sea Amaltea! —Celeste sonrió, al fin tenía una pista, así que agitó sus alas y descendió rumbo a aquella dirección.
Celeste no desviaba la mirada de aquella importante señal, ella no pensaba en perder nada de tiempo, se concentraría al máximo en eso y ayudaría a sea quien sea el que pidiese ayuda, no obstante, no se dio cuenta de que un proyectil se le acercaba por un costado.
—Por favor… que la cascarrabias esté… —Celeste dejó de hablar al percibir el silbido del viento que era cortado y entonces, de manera instintiva, se giró rápidamente y atacó con su puño, pues un enorme carámbano estaba a nada de atravesarla.
De haberse tardado un milisegundo más, de seguro hubiese sido empalada por aquella masa de hielo puntiagudo. Por suerte, el golpe que Celeste le dio al carámbano fue tan fuerte que lo hizo estallar en cientos de pedazos.
—¡Qué susto! —Celeste peló con exageración sus ojos, luego agitó su cabeza al darse cuenta de algo—: Hielo… hielo… ¿hielo malo? ¡Bingo! ¡es el mismo que arrojaba aquel villano!
Celeste recordó que entre los Elegidos que atacaron el pueblo había uno que podía disparar carámbanos, eso significaba que estaba cerca y sus actos viles aún no habían cesado.
—¡Voy a por él!… o no… ¿quizás debería ir a donde el humo?
Celeste se quedó unos segundos pensando mientras se mantenía alerta, y justo cuando iba a decidir a dónde ir, otro carámbano fue disparado pero esta vez no iba hacia donde estaba Celeste, sino que fue a la dirección del humo.
—Esto es muy extraño. —Celeste optó por ignorar al villano que disparaba el hielo y fue rápidamente a destruir el carámbano.
Tras alcanzarlo a una velocidad anormal y destruirlo, al fin Celeste llegó justo al lugar donde nacía aquel humo azul. Entonces vio a varios individuos reunidos en una planicie y entre ellos estaba…
—¡La cascarrabias, digo, Amaltea! ¡Y la chica cebra perdida… ¿o era chica vaca?! —gritó Celeste, luego bajó y aterrizó con galanura, tal cual como una heroína.
Ahora en tierra, Celeste se paró con un porte firme, determinado y no desviaba la mirada de aquellos sujetos que estaban a varios metros adelante.
—Wow, esa fue una entrada espectacularmente espectacular, mis deseos de tenerte han aumentado drásticamente, felicidades felices. —Una voz desagradable, dicha por un sujeto enmascarado, llegó a los oídos de Celeste.
—¿Quién eres tú? He venido por mis amigas.
Celeste señaló a Amaltea y a la chica vaca quienes, por alguna razón extraña, estaban abrazando al hombre enmascarado.
—Tranquila, como puedes ver con tus ojos, puedes visualizar que tus amigas están bien. Yo no quiero hacerle daño a nadie, de hecho, te estaba esperando esperándote para compartir compartiendo un trato contigo.
—¿Un trato? —Celeste no dejaba de estar en alerta, y les echó un vistazo a los demás individuos a espaldas del hombre enmascarado—. Ellos son quienes atacaron a los pobres aldeanos, ¡ustedes son malvados!
En total habían seis Elegidos allí, contando a Amaltea y el hombre enmascarado, sin embargo, aún faltaban los otros villanos que atacaron el pueblo, incluido Centurión.
—¿Será que se fueron a molestar otra vez a los aldeanos? —Celeste frunció el ceño—. ¡Entonces no tengo tiempo que perder! —Celeste se preparó para atacar y llevarse a las chicas, pero…
—Mis disculpas. En serio, estoy muy avergonzado apenado por lo que le hicieron al pueblo. —El sujeto enmascarado hizo una reverencia en disculpa.
—¿Eh? —Celeste se quedó sin palabras, ella creyó que ese hombre reaccionaría con la misma agresividad de los otros Elegidos, pero lo que estaba viendo era algo completamente distinto.
“¿Será que él es bueno?”. Pensó Celeste y olvidó la idea de atacar, por ahora.
—Uff… Es bueno y excelente que no seas tan impulsiva. Hablemos con la boca un rato y no te preocupes, nadie está atacando el pueblo en este momento.
Naturalmente, debido a la despreciable imagen y manera de hablar de este hombre, Celeste estaba siendo cautelosa, aun así, sería mejor si pudiera resolver este problema con solo conversar. Fue fugaz, pero Celeste recordó que lo mismo había creído antes de luchar contra Centurión y al final hablar con él no sirvió de nada.
“Por favor, que él sea distinto”, pensó. Tras suspirar, Celeste cruzó los brazos y pidió:
—Sí, no quiero causar ningún daño. Por favor, libera a Amaltea y más nunca vuelvan a molestar a los demás, ¿sí?
—Oh, sé sabiendo el nivel de tu fortaleza y es un alivio aliviador que no quieras luchar… —El hombre enmascarado habló y se carcajeó—: No tenemos intenciones de dañar a nadie más, cumpliré con eso… pero sin embargo, como puedes ver, es Amaltea quien no se quiere separar de mí, no es que yo la haya raptado secuestrado o algo así…
Celeste se quedó pensativa y sus expresiones demostraban que estaba muy confundida.
La semihumana Helix había mencionado que Amaltea se había ido con este sujeto a voluntad, y lo que Celeste estaba viendo confirmaba esa declaración, pero…
—Aquí hay algo raro… —Celeste entrecerró sus ojos y observó fijamente a Amaltea—. ¿Me dejas hablar con ella?
—Por supuesto… Por cierto, me llamo Pléyades —Él acarició el cabello de Amaltea y le ordenó—: Hey, querida que quiero, ¿no has estado muy callada silenciosa? Ve y habla hablando con ella.
La Amaltea que no se quería separar por nada del mundo de este hombre, aquella que no le dirigía la palabra a su “esclava” —Celeste— y se babeaba al ver a este Elegido, dijo:
—Oh, mi amado, esa repugnante mujer se ha atrevido a hablar con usted… ¿está bien si la liquido? Jijijijiji…
—Despacio tranquila, solo háblale ¿ok?
—¡Oki doki!
Celeste se quedó abobada tras oír y ver los gestos infantiles que Amaltea le dirigía a Pléyades, era como si aquella chica odiosa que conocía hubiese sido poseída por un ente con una loca personalidad.
Finalmente, Amaltea dejó de abrazar a Pléyades, empezó a caminar hacia donde estaba Celeste y la vio como si quiera matarla solo con la mirada.
—¡Amaltea! ¿Estás bien? ¿Te hicieron daño? ¡Dime qué está pasando! No entiendo nada —comentó Celeste.
—Cierra el pico, una descarada como tú no debería ni tener el don del habla… ¡Es… es absurdo tu nivel de atrevimiento! ¿Cómo te atreves a venir acá a hacerle daño a mi amado y luego hablar como si nada pasara?
—Ammm… no, no es eso… Pepe, Lyna y los demás están preocupados por ti y por eso vine a ayudarte… yo… —Celeste se quedó pensativa y trató de comprender a esta anormal Amaltea—: ¡Oooh sí! ¡Eso es! ¿Recuerdas a lo que vinimos acá? ¡Sí, sí, a hacer choco choco!
Amaltea arrugó su rostro e hizo un ademán despectivo.
—Estás delirando… No sé de qué hablas, yo he estado toda mi vida al lado de mi amado, jamás te había visto y no sé quién es esa tal Lyna.
—¿Ehhhhh? Espera, espera… Recuerda que tú eres nuestra invocadora y nos necesitabas para hacer choco para alguien, ah y siempre juegas con Pepe y… las aventuras que nosotras… y… No puede ser, ¿en serio olvidaste todo?
Celeste no hallaba las palabras apropiadas para poder hacer entrar en razón a Amaltea, aun así, mencionar algunas de las experiencias que habían vivido juntas ayudó a que Amaltea se quedara un rato pensativa y dudando…
—Curioso… —De repente Pléyades se posicionó al lado de Amaltea y a unos pasos de distancia delante de Celeste, a lo cual, la chica ángel sospechó.
—Tú… ¿qué le hiciste? —Celeste chocó sus puños, el mensaje estaba claro.
La respuesta del hombre enmascarado fue una carcajada estridente, una risa que solo transmitía su satisfacción por su gran maldad.
—¡Ahora lo entiendes comprendes! ¡Puedes visualizar con tus ojos y contemplar que escapar de mí es imposible! Buajajajajajaja, así es… he usado una habilidad en esta Elegida: Ámame.
—¿Una habilidad…?
—Sí en efecto, mi genial habilidad hace que las personas se enamoren perdidamente de mí y me obedezcan. Ahora ella es mía, me pertenece y pronto tú también… quiero de tu fuerza, deseo que seas mi guerrera legendaria, por eso te he traído aquí.
Celeste nuevamente realizó su postura de combate, ella ya había escuchado suficiente, era momento de actuar.
—Bueno, ya sabía desde un principio que todo esto era una trampa —Celeste pensó en Lyna, quien le había advertido con gran preocupación acerca de todos los peligros de venir a este lugar—: Pero eso no importa, esta vez… ¡Esta vez yo los protegeré a todos!
—¡Jajajajaja! No importa lo que hagas haciendo, en cualquier momento puedo usar mi habilidad sobre ti y hasta ahí llegarás… Mejor ven conmigo por las buenas, sé mi aliada de todo corazón y ganarás muchas riquezas y dinero.
—¡Ya basta!
Celeste decidió que hablar con este hombre también era inútil, así que de inmediato se abalanzó con todas sus fuerzas hacia él con intenciones de golpearlo, mientras lo hacía, la chica vaca que estaba mucho más atrás gritó:
—¡No lo hagas!
Pero ya era demasiado tarde… Pléyades botó una pequeña risita, pues todo había salido tal y como lo planeó…
Todo ocurrió en un parpadeo…
El puño de Celeste jamás logró golpear a Pléyades, debido a…
—¡Piedad (HS)! —Amaltea con gran rapidez se posicionó delante de Pléyades y al usar esta habilidad, todo el cuerpo de Celeste se desvió hacia un lado y debido a esto no pudo golpear a su objetivo.
—Amaltea… —por culpa de esa habilidad, Celeste se tropezó justo al lado de aquel villano, sin embargo, la chica ángel estaba asombrada debido a que Amaltea lo protegió, sus palabras de antes realmente no sirvieron de nada…
—¡Ahora sí estás lo suficientemente cerca! —exclamó Pléyades con satisfacción, su objetivo siempre fue provocar a Celeste para que estuviera al lado de él para de esta manera usar su habilidad—: ¡Ámame (HS)!
Un montón de rayos salieron de Pléyades haciendo la forma de un campo magnético… La única desventaja de esta habilidad era el poco rango que tenía, por eso es que él la tuvo que inmovilizar —aunque sea por poco tiempo—.
Los rayos impactaron contra Celeste y pronto la habilidad de Pléyades surtiría efecto: Celeste se enamoraría de él y le obedecería para siempre. Ahora con Celeste en sus filas, Pléyades podría recoger a cualquier Elegida que deseara para dársela al Rey, conquistaría todas las regiones que quisiera y grandes riquezas le esperarían. Desde un principio, este fue el plan que él tuvo con su aliado: Centurión.
Todo había ocurrido demasiado rápido y Celeste no había tenido ni la más mínima oportunidad de escapar. Era el fin…
—¡Buajajajajajajajajajajajajjaaj! ¡Excelentemente excelente, maravillosamente maravilloso, ahora eres mía! Mi carta definitiva, te usaré todo lo que quiera, serás mi mejor de mejores herramientas ¡Buajajajajajaja! —Pléyades había enloquecido por la emoción de tener a la poderosa Celeste bajo los efectos de su habilidad, sin embargo, aún no había comprobado el nivel de lealtad de su nuevo peón, así que prosiguió con naturalidad—: Ahora dime… ¿Qué piensas de mí?
Él no desviaba la mirada de la chica ángel que lentamente se levantaba y sacudía el polvo que se pegó en su ropa.
La chica Ángel solo ladeó la cabeza confundida, se llevó una mano bajó la barbilla y sonrió con amabilidad…
—Yo pienso que tienes un pésimo sentido de la moda.
—¿Ja?
Pléyades se quedó en shok, esa respuesta estaba lejos de ser la que esperaba, y sin siquiera darse cuenta, un veloz puñetazo dio justo en su máscara pervertida… el poderoso golpe resonó en todo el valle y una onda de choque mandó a volar a Pléyades, el cual impactó violentamente contra una roca que estaba más atrás, y tras la colisión, la piedra se destruyó, así de fuerte fue.
—¡Cariño! —gritó Amaltea, y rápidamente fue a socorrerlo.
—¡Señor! —bramaron los otros Elegidos que allí estaban.
—Ups, creo que me excedí. —Y esto lo dijo Celeste, quien se rascaba la cabeza con algo de vergüenza. Celeste se había aprovechado de que estos enemigos habían bajado la guardia y atacó a Pléyades; ni siquiera Amaltea pudo preverlo y por eso esta vez no pudo protegerlo.
Ahora Celeste no estaba dudando a la hora de realizar sus ataques, ella ya entendía bien lo peligrosos que eran estos individuos… en su mundo, Celeste había peleado muy pocas veces y cuando lo hacía, generalmente se trataba de entrenamientos. Pese a que odiaba lastimar a los demás, ella comprendía para qué entrenó con tanto esfuerzo: tarde o temprano tendría que usar su poder para acabar con el mal.
Por otro lado, todos los Elegidos atendían al herido Pleyades, quien tocia y gritaba con enojo:
—¡Imposible! ¡Imposible! ¡Imposible! ¡Imposible! —Un individuo común y corriente hubiese quedado noqueado por el fuerte golpe, sin embargo, Pléyades era un Elegido y su resistencia era ridícula. De hecho, él podría pelear en ese mismo instante si así lo quisiera, no obstante, no se centraba en ello, sino que su ira se debía a que no entendía por qué su habilidad no había servido.
—Esa maldita. ¡La mataré! —Esto lo exclamó una Elegida con cara de loca: Amaltea. Al principio se alivió al ver que su “amado” estaba bien, pero ahora una ira propia de un asesino sediento de venganza invadió su cuerpo.
Amaltea notó que Celeste aprovechó y liberó a la chica vaca, la cual escapó de regreso al pueblo.
—¡Ahora sí que te excediste! ¡Vamos, Corazón Alado!
El Arma Sagrada de Amaltea fue invocada y el corazón con alas que ella manipulaba apareció, sobrevoló y disparó varios proyectiles que pronto acabarían con la semihumana que huía, pero…
—¡No lo permitiré! —dijo Celeste con determinación, se puso delante de los proyectiles y los desvió con sus brazaletes.
—¡Ahhhhhggg! Eres verdaderamente insoportable.
—¡Vamos a atraparla! —Exclamó otro Elegido, aquel que usaba una cadena como Arma Sagrada. No obstante, antes de que él intentara algo…
—Ella es mi presa, insecto, no te metas… ¡Corazón Roto (HS)!
Amaltea tocó por la espalda a este Elegido y usó una de sus nuevas habilidades, de repente, este cayó y empezó a gritar por la tortura causada por las muchas emociones negativas que invadían su ser. Esto es lo que hacía este nuevo poder de Amaltea: Exacerbaba las emociones negativas del objetivo hasta hacerlo enloquecer.
Así es, Amaltea se había vuelto tan psicópata que no dudó en atacar a un “aliado”.
—¡¿Qué le has hecho?! —dijo otro de los Elegidos.
—¿Quieres ser el siguiente, basura? —Amaltea era tan aterradora, que intimidó a ese sujeto con solo esas pocas palabras—. Ayuda a mi amado, yo me encargaré de matar a esa…
—¡Sí, señora! —luego susurró—: Que miedito…
Por parte de Celeste, ella estaba esperando a que Amaltea se le acercara y atacara. “Bien, amiga, ven a mí… prometo que encontraré una manera de hacerte volver”, pensó Celeste.
En medio de aquella planicie en el bosque, en aquel lugar donde la oscuridad de la noche en pocos minutos se manifestaría, donde el silencioso entorno creaba un ambiente inquietante, dos guerreras se preparaban para combatir.
Y así, el enfrentamiento de Amaltea vs Celeste inició.
Parte 6.
Hace quince minutos atrás…
En el pueblo humano…
En una plaza donde cuyos banquillos y adornos antes eran hermosos, pero ahora estaban destruidos, una en la que anteriormente niños jugueteaban y rebosaban de alegría, pero ahora eso se había perdido y solo reinaba la tristeza, plaza en la cual una pareja había muerto, allí solo dos almas se encontraban: Pepe y Lyna.
Tras la conversación con Celeste, ellos volvieron al pueblo y descubrieron que la mayoría de los aldeanos se refugiaron en una casa para pasar la fría noche. Varios hombres estaban haciendo guardia por si algún enemigo aparecía, pero debido a que se requería de trabajadores para poder recolectar los suministros perdidos, habían pocos guardias, así que Lyna se ofreció para ayudar con este trabajo, pues sentía que más ayudaría como guardia que intentando atender a los heridos.
Gracias a que Pepe comandaba un mini ejercito de Helixs, él les ordenó a vigilar varios lugares del bosque, no obstante, pronto caería la noche y la oscuridad sería un problema para estos animalitos.
—Me preocupa la señorita Celeste… —Le dijo Lyna al pequeño Cuy que volaba al nivel sus hombros, ella caminaba alrededor de la plaza y veía entre los matorrales por si acaso algún peligro se aproximase.
“Ella estará bien”, Pepe respondió tras mostrar un cartel que eso decía, luego hizo varias caras graciosas a fin de levantarle los ánimos a Lyna.
—Eres adorable, señor Pepe… Pu-puede que tengas razón… Celeste es muy fuerte y dudo mucho que alguien pueda hacerle daño…
Tal vez Pepe estuviese fingiendo que todo estaba bien cuando en realidad él también estaba inquieto por el estado de su amiga.
Pepe estaba a punto de hacer algún otro gesto, pero él y Lyna se detuvieron tras oír un ruido sospecho en algún lugar del bosque.
Estando en alerta, ellos se acercaron a ese lugar con cautela y fue entonces cuando lo vieron y oyeron:
—Escúchame bien, por favor óyeme y no te mueras, asquerosa… gracias: ese maldito de Pléyades me puso hacer lo más aburrido, ¿no es terrible? De seguro coincidirás conmigo en que así es, pero claro, de seguro tú serás muy amable, no me importa si es por condescendía conmigo, y harás que esta misión sea mucho más entretenida, ¿lo harás verdad? Me deleitarás con tus gritos de horror ¿cierto? ¿Si piensas orquestar alaridos de desesperación tal como un ser vivo que es devorado por gusanos mientras aún está consiente? Oh, eres maravillosa si piensas hacerlo, muchas gracias, ahora por favor, te lo suplico: hazme oír tu mejor clamor de terror…
En la rama de un árbol muy grande se encontraba la silueta del peor enemigo que tanto Lyna y Pepe se querían topar, sí, ante ellos estaba el molesto Centurión Miracle Sermón Birdwhistle Vordania.
Lo peor de todo es que no solo estaba él, también acechaban otros Elegidos subordinados, quienes reían con malicia.
—E-esto e-es… muy malo… —Lyna se quedó inmóvil, sus manos y piernas le temblaban, aun así, se esforzaba inútilmente por mostrarse firme, sabía que pronto tenía que hacerle frente a estos individuos y no era momento de ser débil…
“¡Cuy, cuy!”, chilló Pepe con tono regañón.
Centurión sonrió con mucha confianza y saltó del árbol para luego aterrizar con elegancia. La distancia entre él y Lyna era de unos diez metros.
Como de costumbre, él hizo lo que todos más odiaban; usó su “poder” más irritante: Hablar tonterías…
—Ahhhh, tu cara, tu cara, sirvienta… ¡Es asombrosa! Esa es la reacción propia de aquellos que se enfrentan a un enemigo que saben que por nada en el mundo conseguirán derrotar… me parece que esa expresión de desesperanza es el único adorno de tu feo rostro y resulta hasta ser excitante, deberías tenerlo siempre y ¿sabes por qu…? ¡Coff! ¡Cofff! ¡Ahg!
Centurión se calló, se llevó las manos al pecho y empezó a toser, esto ocurrió gracias a que una mosca voló cerca y él la chupó accidentalmente cuando inhaló para respirar, causando así que se atragantara con ella.
Podría hasta considerarse un milagro que el discurso de este hombre hubiese sido interrumpido. No, no fue un milagro, todo fue gracias al sacrificio de aquella mosca, un gran guerrero que dio su vida a favor de una causa justa.
Lyna aprovechó que Centurión estaba distraído y no dudo al decirle a Pepe:
—¡¡¡Rápido, Pepe, ve y adviértele a los aldeanos!!!
Pepe empezó a negarse y jalaba la manga de la ropa de Lyna, era como si le dijera: “¿Y qué pasará contigo? Ven conmigo”.
—¡Pepe, debo distraerlos, tú ve por ayuda! ¡Yo… yo tengo un plan! Por favor, confía en mí… —Lyna dijo esto con mucha confianza y valor, a lo cual, Pepe frunció el ceño y asintió con la cabeza.
“Volveré con refuerzos. Confío en ti.” Pepe sacó un cartel que esto decía, así que Lyna le sonrió.
—Gracias… Estaré bien.
Pepe voló velozmente a cumplir con su cometido.
“La verdad es que no tengo ningún plan, pero no puedo permitir que ellos vuelvan a dañar a estas pobres personas… Alessio, esto es lo que tú harías ¿verdad?”, pensó Lyna, y recordar el gran valor de aquel chico que admiraba fue lo que le dio las fuerzas necesarias para lo siguiente que iba a hacer.
—Bi-bien, jugaré contigo… Y-yo me aseguraré de entretenerlos. —Le dijo Lyna a los Elegidos que estaban ahí, quienes se burlaron de esto—, a ver si me atrapan.
Finalmente, Lyna corrió en dirección contraria, se adentró al bosque y corrió colina abajo. Su intención era alejar a estos enemigos del pueblo.
—Ah, así que un juego del cazador y la presa, esto será divertido, señor. —habñló otro de los Elegidos.
—Ja, ja, ja… —Recuperando su compostura, Centurión rio y miró complacido a la insignificante sirvienta que huía—. El juego del gato y el rato ¿eh?, JAJAJAJAJAJA… Interesante.
Los cazadores —Los Elegidos— se prepararon para jugar con la presa —Lyna—.
Y así comenzó una feroz persecución, donde se demostraría que la valentía de una muchacha de corazón puro era suficiente para hacerle frente a cualquier amenaza…
Comments for chapter "4.5"
QUE TE PARECIÓ?
Después de casi tres largos mes, al fin se pudo subir el nuevo capítulo, buen trabajo Fernando y Juan.
Oh no me lo puedo creer Celeste también cayó en las redes de Pléyades. Y empieza un enfrentamiento con Amaltea como es posible, se decide atacar a su aliada con sus habilidades, mientras que Lyna y Pepe se dispersaron…me quedé con preguntas claves sin resolver, la llegan atrapar? (☉_ ☉)
Todas esas preguntas lo sabrás… En el siguiente episodio :v ✌️
Las cosas se están complicando más y más para nuestras heroínas😰