Cenizas del Alma - 05
Parte 1
Despertando exaltado y sin saber dónde se encontraba Albert se levantó del mojado piso por la torrencial lluvia que caía en el lugar, sus piernas dolían un infierno y ni hablar de sus brazos que el solo tratar de moverlos generaba un dolor paralizante en todo su cuerpo, pero sin importarle esto Albert comenzó a caminar confundido y balanceándose de aquí para allá tratando de soportar el dolor.
Sin importar hacia donde viera la lluvia impedía ver a más allá de unos cuantos pasos de distancia, sumado a esto el sórdido sonido del agua chocando con el piso y que las gotas que impactaban su cuerpo era tan pesadas que apenas podía mantenerse erguido o levantar la cabeza, hicieron que, tras unos cuantos segundos de caminar por el desconocido lugar, Albert cayera de cara al inundado piso.
En el piso Albert trato desesperado pararse, sin embargo sus intentos fueron infructíferos por lo que intentó arrastrarse por el piso sin lograr avanzar ni un metro mientras repetía de forma delirante que debía encontrar a su hija.
– ‘Debes tranquilizarte Albert o empeoraras tus heridas’
Sin hacer caso a Abadón, Albert seguía tratando de arrastre por el piso, pero tal como le habían remarcado sus heridas todavía eran graves y aunque sus piernas no estaban tan mal, sus brazos y manos eran un total desastre, pero esto no detuvo a Albert quien seguía tratando de moverse.
– ‘Tienes que tranquilizarte ya, no estás en condiciones de pararte, mucho menos de entrar en aquel lugar, además no hay forma de salir de aquí sin mi autorización’
Haciendo un esfuerzo sobre humano Albert logro ponerse nuevamente de pie para caer de rodillas al piso casi de inmediato, para luego ordenar rabiosamente a Abadón.
– ¡HAAAAA! Déjame salir de inmediato, no tengo tiempo que perder.
Abadón no respondió a la petición de Albert, a lo que esté tratando de pararse nuevamente resbalo cayendo de cara al piso. Dando todo de si trato y trato desesperadamente de levantarse, pero ya no le quedaban fuerzas para moverse quedando acostado con la espalda en el suelo y mirando el nublado cielo.
-HAAAAAAAA…HAAAAAAAAAAAA…HAAAAAAA… Soy un inútil… un completo inútil.
Grito Albert exasperado, pero ni siquiera él era capaz de oír sus propios gritos que eran acallados por la estrepitosa lluvia que caía por doquier. Por la húmeda cara de Albert no paraban de fluir las gotas de lluvia que se mezclaban con sus lágrimas al punto que a simple vista era imposible diferenciar unas de otras.
-HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA…HAAA.
Albert enojado dio un golpe al suelo con su mano mientras gritaba a todo pulmón.
– Estuve tan cerca de lograrlo, estaba tan cerca de rescatar a mi hija, a unos cuantos metros y aun así no pude hacer nada… ¡NADA!
Ante los gritos desesperados y la ira de Albert, Abadón decidió no decir nada, no tenía palabras de consuelo, mucho menos sabía exactamente por lo que este estaba pasando, cualquier discurso que pudiera darle serian solo palabras vacías, por lo que decidió dejar que Albert se desahogara por el momento.
-Soy un bueno para nada, no pude proteger a mi hija cuando me necesitaba y ahora que me necesita más que nunca no puedo ni siquiera pararme, soy un fracaso como padre.
Dijo Albert apretando los dientes tratando de contener sus sentimientos lo mejor que podía. Pasaron varios minutos en el que Albert no paraba de gritar y maldecirse así mismo debido a su incapacidad de no poder hacer algo en tan tortuosa situación.
Los minutos fueron pasando y pronto se convirtieron en horas, pero no importaba cuanto tiempo pasara Albert seguía incapaz de moverse, mucho menos de pararse por sí mismo.
– ¿Cuánto tiempo llevo aquí? y ¿Cuánto tiempo más tendré que esperar para poder moverme?
Pregunto un ya calmado Albert.
– ‘Tienes que tener paciencia, el daño que sufrió tu cuerpo durante la última batalla fue demasiado grave, estoy tratando de curar las heridas lo mejor que puedo sin estresar demasiado tu cuerpo’.
-Eso no fue lo que pregunte. ¡RESPONDEME!, ¿Cuánto tiempo he estado aquí? Y ¿Cuánto tiempo tomara para que pueda moverme de nuevo?
– ‘Llevas alrededor de 2 días inconsciente y falta al menos un día más para que estés completamente recuperado’
-Jeee… jeje… Qué cruel es el destino, ¿no te parece?
La voz de Albert era sarcástica y llena de resignación, mientras trataba de cubrir sus ojos de la intensa lluvia que no paraba de caer con su maltrecho brazo.
– ‘El destino no tiene nada que ver, tampoco el azar, la razón por la que te encuentras aquí en este instante es por las egoístas acciones de otros… tanto tu como yo somos víctimas de las maquinaciones de alguien más y solo nos queda oponernos como mejor podamos a sus viles intenciones’
Suspirando a las palabras de Abadón en su cabeza Albert respondió melancólicamente.
-Dime Abadón, eres un ángel verdad… o al menos lo fuiste, podrías responderme una pregunta, ¿Existe realmente un dios?
– ‘No me preguntaste aquello antes, a que viene el repentino interés en el tema’
-En aquella ocasión me dijiste que la concepción de dios que tenemos es errónea, me dijiste que no era todo poderoso, que no podía verlo todo, que no está en todas partes, entonces pregunto, ¿Por qué lo llamamos dios?
– ‘No estás preparado para escuchar la respuesta de tal inquietud, lo siento’.
-Entonces cuando podré saber la verdad de todo, ¿Por qué te encerraron? y ¿Por qué te buscan?
En la voz de Albert se notaba como nuevamente estaba desesperándose.
– ‘Cuando ya no tengas vínculos con tu vida anterior, será el momento de que te diga todo lo que quieras saber antes no puedo decirte más de lo que sabes’
-Supongo que puedo esperar un día más… Cuanto deseo solo sentarme en paz y fumarme un cigarrillo.
– ‘Me alegra no tener que recordarte lo que pasara mañana, después de haber rescatado a tu hija’
-No me trates como un tonto Abadón, tengo bastante claro que es lo que me espera en ese lugar, he hecho cosas horribles para llegar ahí, muchas de las cuales no me siento arrepentido en lo más mínimo, espero mañana terminar con todo esto de una vez sin perder lo que me queda de conciencia.
– ‘Te seré honesto Albert, tu esencia es cada vez más oscura y siniestra, sin embargo, aún queda en ella una pequeña pero potente luz que se niega a apagarse sin importar las circunstancias, es a esa esperanza a la que debes aferrarte si no quieres perder por completo tu humanidad’
Entre la intensa lluvia un débil suspiro pudo oírse proveniente de Albert.
-Trato, de verdad que trato de aferrarme con todo mi ser a la esperanza de poder rescatar a mi hija, pero ¿Y si no lo logro?, no puedo parar de pensar en que aria si eso llegara a pasar…no se que haría… en lo que me convertiría.
La voz de Albert era melancólica y apagada, sonaba como si ya se hubiera rendido con todo y solo estuviera esperando el momento de desaparecer de la faz de la tierra. Albert quito el brazo con el que estaba cubriendo su rostro de la lluvia y siguió hablando.
-Estoy sumamente cansado, el cuerpo entero me duele, creo que necesito seguir descansando. Abadón me puedes despertar, cuando termines de sanar mis heridas.
Sin esperar respuestas Albert serró lentamente sus ojos y callo dormido casi inmediatamente después de hacerlo.
-‘No dejare que esa pequeña luz desaparezca, no puedo permitírmelo, de ser necesario cambiare incluso su significado para que pueda seguir brillando’
Sin que Albert alcanzara a escuchar Abadón esbozo esas palabras para si mismo.
Parte 2
Un día entero paso desde que Albert callo dormido y Abadón decidió que era el momento propicio para despertarlo por lo que controlando uno de sus brazos le dio una fuerte cachetada despertándolo en el acto.
– ¿QUE?… ¿Dónde estoy?… y ese golpe, de donde vino.
Dijo un desconcertado Albert al ver el lugar en donde se encontraba.
– ‘Me pediste que te despertara no es así’.
-No podías hacerlo de una forma más amable.
Dijo Albert mientras se tocaba el lugar en donde le habían golpeado con su misma mano.
– ‘Es la única forma en que podía despertarte, no seas llorón y levántate, ya deberías poder moverte bien de nuevo’
Albert se paró rápido y comenzó a estirarse y moverse para verificar que estaba todo bien con su cuerpo.
– ‘Puede que sientas el cuerpo un poco tieso, también algo de dolor en brazos y hombros, pero tendrás que soportarlo de momento’
-Ahora que lo mencionas tengo bastante tensos los hombros además de una fuerte punzada.
Albert comenzó a estirar con más intensidad sus brazos y hacerse masajes en los hombros para tratar de calmar un poco el dolor.
-Sabes, me he estado preguntando, ¿Por qué no para de llover?, digo, ayer cuando me desperté estaba lloviendo y todavía sigue, hasta la intensidad es la misma.
– ‘Recuerdas las manos que puedo hacer aparecer de tu sangre, bueno de aquí es donde provienen, te traje aquí para evitar que nos descubrieran, después de todo hicimos bastante ruido durante la pelea’.
-Eso no explica el por qué no para de llover.
– ‘Ni siquiera yo sé que está pasando, antes este lugar era un páramo desierto, solo había árboles muertos y rocas, no me explico cómo es que termino así’
-Cómo es que no sabes que está pasando, acaso esto no es tu poder.
– ‘Hay muchas cosas que desconozco Albert, no lo sé todo y tampoco pretendo hacerlo, deberías hacer como yo y solo aceptarlo’
-Supongo que no tiene tanta importancia entonces.
Terminando de estirarse Albert se sentía un poco mejor de cuando se despertó y con un solo objetivo en su mente pregunto.
– ¿Cómo salgo de aquí?
– ‘Normalmente pensándolo se abriría una especie de agujero en el piso por el que podría salir, sim embargo en estas condiciones apenas puedo controlar como funciona este lugar por lo que tienes que acostarte y dejarte llevar por las manos que irán apareciendo, es muy importante que no te resistas de ninguna manera o no podremos salir, entendido’.
-Entiendo, relajarme y dejarme llevar, lo tengo.
Albert se acostó sobre el mojado piso, cerro sus ojos y se relajó lo más que pudo, entonces comenzó a sentir como todo su cuerpo era sujetado firmemente y de un momento para otro sintió un fuerte tirón. Tras unos segundo Albert hoyo la voz de Abadón en su cabeza.
– ‘Ya puedes abrir los ojos’
Al abrir sus ojos Albert noto que el lugar en que estaba era el mismo en el que se había enfrentado a Cody unos días atrás. Era ya tarde en el día y el atardecer se hacía noche cuando Albert salió del bosque en donde se encontraba, busco el auto en el que había llegado, pero al no encontrarlo se dio por vencido y decidió dejarlo y seguir con su objetivo principal.
La mansión estaba igual que hace unos días, no pareciera que la pelea de Albert contra Cody hubiera alterado las cosas ahí. Albert estaba decido a hacer las cosas rápido esta vez y no llamar la atención como la vez pasada en consecuencia ideo un simple plan.
-Abadón necesito que hagas lo de siempre, de lo demás me encargare yo.
– ‘Entiendo, confió en que no harás alguna tontería, si necesitas algo mas solo dilo’
Albert se acercó a la gran reja de entrada de la mansión y pudo divisar dos guardias armados que vigilaban el lugar. Sin pensárselo mucho Albert salto el muro con inmensa habilidad por un lugar en que los guardias no lo vieran, para luego acercarse a uno de ellos por detrás y cortarle la garganta de un solo tajo para seguido atacar al segundo guardia a quien no mato, si no que guardo la daga, le rompió el brazo con el sostenía el arma para luego tomarlo por el cuello ahorcándolo y tapo su boca con su mano libre para que no gritara.
-Si gritas o haces un movimiento extraño te pasara lo mismo que a tu compañero, si entiendes asiente ligeramente.
Siguiendo la instrucción de Albert el asustado guardia asintió débilmente. Viendo la confirmación de que él estaba dispuesto a colaborar. Albert quito su mano de su boca, al mismo tiempo que aligeraba el agarre de la mano que tenía puesta en su cuello, para luego con su mano libre sacar su daga para amenazarlo con ella.
-Seré directo, ¿Dónde está tu jefe? Y no mientas porque sabré que lo haces, además no eres el único al que puedo sacarle la información que busco por lo que te recomiendo cooperar si quieres vivir.
La voz seria y sin vacilaciones de Albert hicieron que el atemorizado guardia no dudara en darle lo que quería.
-Generalmente está en su oficia en el tercer piso, es la habitación del centro con un balcón con vista al jardín trasero.
Dijo vacilante el guardia, a lo que Albert tranquilamente respondió.
-Buena decisión el no mentirme, gracias a eso te perdonare la vida.
Pero antes de que el guardia pudiera decir algo más Albert le dio un fuerte golpe en la cara noqueándolo de inmediato, para luego avanzar decidido hacia donde le habían indicado que estaba la persona que buscaba.
Ignorando a todos los demás guardias Albert se movió por las sombras para evitar ser descubierto y que alertaran a los demás de su presencia. Habiendo logrado sortear a todos los guardias que vigilaban en el frontis de la mansión llegando sin problemas a la parte trasera de está, consiguió ver el balcón del que le habían hablado, pero un diminuto problema se interponía en su camino. Un solo guardia armado resguardaba la parte trasera de la mansión por lo que sin pensárselo demasiado Albert arrojo su daga dándole de lleno en cara al desprevenido guardia matándolo en el acto, para luego tomar la pistola del difunto.
Esta vez Albert no se molestó en esconder el cuerpo ya que solo le quitaría precioso tiempo con el que no contaba, por tanto, se paró abajo del balcón y salto con todas sus fuerzas logrando agarrarse con una de sus manos de la cornisa de este para a posterior con esa misma mano impulsarse para subir al balcón.
En el balcón se encontró con un enorme ventanal que estaba cubierto de hermosas cortinas violetas que impedían ver hacia su interior, pero a través de rendijas y los bordes se escapa ápices de luz además que se podían escuchar un par de tenues voces al otro lado que conversaban calmadamente lo que indicaba que dentro había gente.
Preparándose mentalmente para enfrentarse a cuanto guardia se le pusiera delante Albert se preparó y cuando estuvo listo abrió el ventanal de golpe hacia el lado rompiendo el seguro en el proceso y entrando raudas a la habitación en la que diviso a dos personas, un hombre sentado detrás de un imponente escritorio y otro que estaba vestido como los demás guardias que había visto, por ende mato rápidamente al que parecía el guardia lanzando su daga como la última vez para posteriormente lanzarse sobre el otro sujeto y taparle la boca con su mano para evitar que gritara. Con su pistola en la cien de aquel hombre que pareciera tener más de 50 años con canas y unas cuantas arrugas en su rostro Albert comenzó a interrogarlo.
-Te quitare la mano lentamente para que podamos conversar tranquilamente, esta demás decir que si gritas o haces algo raro… Bueno que importa si lo haces no, puedo matarlos a todos sin ningún problema, lo único que lograrías seria enfadarme aún más.
Albert quito la mano de la boca de aquel hombre quien para sorpresa de este estaba tranquilo, a tal punto que se arregló la corbata que Albert había desordenado en su ataque.
-No había necesidad de matar a mi guardaespaldas, ahora tendré que hacer que limpien el charco de sangre que dejaste en mi oficina.
-Me sorprende tu tranquilidad, pareciera que estas acostumbrado a esta clase de situación.
Dijo un aún más sorprendido Albert por la naturalidad con la que le hablaba el hombre.
-Llevo bastante tiempo en este negocio y no eres el primero al que envían a irrumpir en este lugar, ¿Qué quieren esta vez?, matarme, extorsionarme.
El hombre tomo un abanó de una lujosa caja, luego de entre sus ropas tomo un encendedor bañado en oro para encender el abanó que había tomado, tras esto tomo un abre cartas y siguió revisando su correo como lo estaba haciendo antes de que Albert entrara.
– ¿Cuánto fue lo que te pagaron?, te pagare cinco veces esa cantidad, en efectivo, sin preguntas ni nada. Solo tomas el dinero y te largas de aquí, te parece.
Al no recibir respuesta inmediata de un pasmado Albert por la actitud del hombre que no se parecía a ninguno de los que había visto hasta ahora, este continúo buscando una respuesta.
-Pero respóndeme hombre, acaso te comieron la lengua, ¿Qué quieres?… Acaso te molesta no tener toda mi atención, pues bien.
Dejando su correspondencia de lado el hombre junto sus manos y se apoyó en el escritorio mientras veía directamente a Albert.
-Ya tienes toda mi atención, ahora dime por el amor a dios, ¿Qué quieres?
Conteniendo la ira que sentía en ese momento por la desfachatez del hombre, Albert saco su teléfono celular puso la foto de su hija y se la enseño.
– ¿Qué quieres que haga con esto?
-La reconoces.
-Como si tuviera memoria para recordar a todas las que veo, pero si quieres te puedo conseguir una igual, ¿Qué edad prefieres?
Sin poder aguantar más la ira Albert tomo de la camisa a aquel hombre levantándolo en el aire, respondiéndole con un golpe en su cara.
-Ella es mi hija maldito bastardo mal nacido, quiero que me digas donde está, ¡AHORA!
-Golpeándome y gritándome no me harás recordar o si, suéltame y te digo lo que quieras.
Tirándolo con fuerza de vuelta a su silla Albert dejo a aquel hombre mientras con su celular le seguía insistiendo.
– ¿Dónde está mi hija? …se me está agotando la paciencia.
El hombre se limpio la sangre que había salido de su nariz resultado del golpe de Albert con un pañuelo que saco de su bolsillo para luego decir tranquilamente.
-Sí, sí, déjame ver la foto de nuevo.
Cuando Albert se acercó para mostrarle la foto de nuevo el hombre tomo el abre cartas que tenía en su escritorio y se lo clavo en el hombro esperando herirlo para distraerlo y tomar un arma que mantenía escondida, pero Albert al recibir la puñalada ni siquiera se inmuto. Sin dejar de mirarlo Albert saco de un tirón el abre cartas que tenía incrustado en su hombro para luego clavarlo en la mano de aquel hombre.
-¡AHG!.. Como es que eso no te hiso nada.
Albert ya totalmente enfurecido saco su pistola y la puso nuevamente en la sien de aquel hombre.
-Adelante mátame y me llevare conmigo la ubicación de tu hija.
-Si no me lo dices conocerás un dolor peor que cualquier tortura.
-JA… no me hagas reír, no me causas ni el más míni…
Antes de que este pudiera terminar su frase, Albert saco el abre carta que aquel hombre tenía clavado en su mano y con la punta hiso una pequeña herida en su dedo índice de la cual empezó a gotear pequeñas gotas de sangre. El hombre tratando de aguantar el dolor por haberle sacado el abre cartas de golpe de sus manos, trato de detener la hemorragia agarrándola firmemente con su otra mano.
-Lo pediré una última vez. Dime dónde está mi hija y te matare rápidamente.
Sin responder el hombre solo hiso una maliciosa sonrisa que fue cortada por Albert que, habiendo guardado su pistola, puso una de sus manos en la boca de aquel hombre y dejo caer una gota de la sangre en su pierna. Inmediatamente después de esto el pedazo de ropa que mancho la sangre se deshizo dejando una horrible quemadura en el lugar afectado. El dolor que sintió aquel hombre fue indescriptible, pero sus desesperados gritos eran acallados por la mano de Albert quien no satisfecho dejo caer otra gota de su sangre en la otra pierna haciéndole retorcer de dolor.
Antes de que Albert dejara caer otra gota de sangre en alguna parte de su cuerpo el hombre le hizo una seña desesperado pidiendo que parara, accediendo a dejar de torturarlo Albert retiro su mano de su boca para que pudiera hablar.
-La niña de la foto, ya la recuerdo, llego hace unos cuantos días.
– ¿Qué más?, rápido o si no ya sabes lo que te hare.
Viendo que ya no le quedaba escapatoria en la cara de aquel hombre se dibujó una horrenda sonrisa, sumado a sus ojos que reflejaban un sadismo y psicopatía extrema, logro desconcertar a Albert por un momento.
-HEHEHE…HE…HEHE…HAHAHAHAHAHAHAHAHAHA… Sabes por qué recuerdo a tu hija, la muy puta mordió a unos de mis preciados clientes en su pierna, tuvimos que amarrarla para que el pudiera usarla.
Quedando impactado, la mente Albert quedo completamente en blanco mientras se agarraba la cabeza y repetía sin cesar.
-No puede ser… no puede ser… no puede ser.
Parándose de su silla y colocándose enfrente de Albert aquel hombre le siguió hablando.
-Acaso te sorprende, esto es un Burdel para personas de la alta sociedad, tu amada hija formo parte de una subasta en la que logre obtener una buena ganancia debido principalmente a su inocente carita y a su tierna edad, de hecho, mi cliente no pudo resistirse a llegar a su hogar para estrenarla, lo malo fue que al cliente y a sus amigos les gustaba jugar rudo, hubieras visto como la dejaron, quedo inservible, como un juguete roto… siendo honesto me dio un poco de repulsión solo de verla.
El hombre se acercó al oído de Albert y dijo tranquilamente.
-Creo que lo grabaron en video, por ser su familiar si quieres te puedo conseguir una copia, aunque creo que ya debe estar rondando por internet a un muy buen precio, no te da gusto tu pequeñita se convirtió en una estrella entre los pederastas.
En ese momento Albert cayó al piso arrodillado sin quitar sus manos de su cabeza, su vista se nublo completamente estaba al borde de la locura, solo hicieron falta unas cuantas palabras más de aquel hombre para hacerlo enloquecer de ira.
-Sabes, la mocosa no paraba de pedir que su papa la viniera a rescatar, hasta sus últimos momentos pidió tu ayuda, pero llegaste tarde, exactamente dos días tarde.
-Ya… ya nada… me importa.
Las paredes comenzaron a volverse negras, los vidrios y espejos se quebraron al instante y de todas partes innumerables manos comenzaron a aparecer.
– ‘Albert cálmate, no te dejes llevar’
Ignorando las advertencias de Abadón, las manos tomaron a aquel hombre de sus cuatro extremidades inmovilizándolo para que Albert se acercara. A mitad de camino Abadón trato de tomar el control del cuerpo de Albert enfrascándose en una disputa.
– ‘Si sigues así ya no habrá vuelta atrás, no pido que lo perdones, solo déjame tomar el control para que yo lo haga’.
– ¡SILENCIO!, cuando lo mate a él destruiré este lugar hasta que queden solo escombros.
– ‘No puedes usar este poder tan descaradamente o traerá seria consecuencias’
-Ya no me importa lo me llegue a pasar.
Suprimiendo con pura fuerza de voluntad e ira a Abadón y acercándose a aquel hombre Albert dijo.
– ¿Qué fue lo que paso después con mi hija?
-Acaso eres idiota, en su estado ya no servía, está muerta y el único que sabía dónde está el cadáver era el que mataste al entrar, HA…
Las manos tiraron con tal fuerza las extremidades de aquel hombre que estas se desprendieron de su tórax desmembrándolo y matándolo en el acto. Tras esto las manos comenzaron a esparcirse hacia afuera de la oficina lentamente cuando.
-HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA.
El inconfundible grito de una niña pequeña retumbo en toda la mansión haciendo entrar en razón a Albert. Las manos que habían aparecido por toda la oficina y las que se estaban esparciendo fuera de esta comenzaron a desvanecerse convirtiéndose en una negra ceniza lentamente dejando a la vista los destrozos causados al lugar a medida que Albert se calmaba.
Por un momento Albert pensó que solo fue una mera alucinación auditiva debido a las fuertes emociones que estaba experimentando en ese momento cayendo nuevamente en el estado en el que estaba antes, pero tras unos cuantos segundos un segundo grito se escuchó a lo lejos despertando definitivamente a Albert de su letargo.
Saliendo apresurado de la oficina en la que se encontraba, sin olvidarse de tomar la daga del cuerpo del guardia que había matado, Albert comenzó a buscar por la mansión el lugar de donde provenían los gritos que cada vez se hacían más fuertes y desgarradores. En su camino Albert mato a sangre fría a cualquiera que se le cruzara en su camino sin detenerse a mediar palabra alguna con cualquiera de ellos.
Al revisar la mansión rápidamente Albert pudo dar con la habitación de la que provenían los angustiantes gritos y al entrar el horror que pudo observar en ese lugar lo dejo pasmado por un segundo.
La habitación estaba amueblada como un dormitorio, una enorme cama, varios armarios y tocadores, algunos de ellos estaban abiertos y en su interior podía verse ropa y disfraces variados, sin embargo, lo que más llamó la atención de Albert fue la bizarra y grotesca escena que presencio con sus ojos. Dos hombres de bastante edad se encontraban completamente desnudos mientras se reían maliciosamente.
Uno de los Hombres el más delgado con una cámara que parecía ser bastante cara en la mano se encontraba filmando al segundo hombre con evidente sobrepeso que forcejeaba con una pequeña niña de cabellos rojos que desesperada trataba de huir de su abusador. Entre el forcejeo la pequeña niña de no más de 12 años mordió al hombre en su brazo a lo que claramente este reacciono enfurecido gritando.
-¡HAA!… Maldita puta, como te atreves a morderme, sabes cuánto dinero pague por ti, ya me cansé al menos me desquitare contigo.
Cogió un cuchillo curvo principalmente utilizado para degollar animales que tenía cerca en una de las repisas y se acercó a la niña con intenciones de desquitar su ira, para lo cual la apuñalo fríamente en el estómago.
Toda la escena no duro más que unos segundo, pero al ver que del abdomen de la pequeña empezaba a mancharse con sangre, Albert al fin reacciono saliendo de su aletargado estado, para seguido lanzando su daga como siempre mato al hombre con la cámara en mano para posteriormente y con una velocidad increíble tomar del cuello al segundo hombre con una de sus manos ignorando los improperios de este, Albert dejo caer una sola gota de su sangre que aún continuaba saliendo de la herida que se había hecho con anterioridad. La gota callo en el medio de la frente del hombre y de inmediato comenzó a deshacer toda la zona que había tocado dejando un agujero que se seguía agrandado lentamente en su cráneo.
Tras tirar el cuerpo inerte que tenía en las manos Albert sintió que algo agarro su pantalón tirándolo para llamar su atención y al desviar su mirada vio a la pequeña niña tendida en el piso. La sangre no paraba de salir de su abdomen dejando un charco de sangre en el piso que se mezclaba con su hermoso y rizado pelo rojizo haciéndolo parecer que tenía el pelo más largo de lo que verdalmente era.
-Por… por favor… ayúdame.
Su voz era entrecortada y su respiración agitada claramente por el intenso dolor que sentía, no le quedaba mucho tiempo, pronto se desangraría hasta morir si Albert no hacía nada para salvarla. En la mente de Albert todo aquello era su culpa, si no se hubiera quedado pasmado, si hubiera actuado rápido ante aquella situación la pequeña niña no tendría que estar pasando por aquel tormento.
Tomando a la niña en sus brazos la levanto y la dejo delicadamente sobre la cama que se encontraba en la habitación. Al ser dejada en la cama la niña agarro fuertemente la manga de Albert mientras seguía repitiendo que la ayudara, pero lentamente su agarre iba perdiendo fuerzas mientras su piel se tornaba blanca como el mármol, ya no le quedaba tiempo.
-Hay algo que puedas hacer para salvarla.
– ‘Claro que puedo hacer algo, pero ¿Por qué debería hacerlo?,¿Qué ganaría?, tu cuerpo y alma ya me pertenecen, no veo que más puedas darme a cambio’
-Estoy consciente que no me queda nada y que tu parte de nuestro trato ya fue cumplida pero no puedo dejarla morir así.
– ‘Esa no es una razón, es solo tu egoísta deseo de salvarla, ¿Qué la hace a ella diferente?, cientos de personas mueren diariamente y tu ni te enteras, ¿Por qué perder el tiempo salvándola a ella y no otro? Dime Albert, dame una sola razón para no dejarla morir’
– ¡SE QUE MI DESEO ES EGOISTA!, Como dijiste no puedo salvar a todo el mundo, eso es imposible, pero ella es diferente, está enfrente mío y tengo una forma de salvarla, simplemente no puedo dejarla morir sabiendo que pude haber hecho algo.
– ‘Te haces el moralista en estas circunstancias, se te olvida que has matado a una cantidad no menor de personas para estar aquí, quizás no hayan sido blancas palomas, pero aun así lo hiciste, la vida de esta niña a mis ojos es igual que la de ellos’.
-Se que mate a muchas personas pero siento que si no hago esto perderé lo único que me mantenía cuerdo, a mí ya no me queda nada y he perdido el rumbo de mi vida, sin embargo sí puedo obtener algo de todo lo que he vivido quiero que sea darle una segunda oportunidad de que esta niña al menos así creo poder estar en paz.
– ‘Buena respuesta, creí por un momento que te había perdido para siempre’.
Tomando el control del cuerpo de Albert, Abadón levanto el brazo de la mano en la que tenía una herida de la cual aún goteaba sangre y la acerco hacia la cara de la pequeña niña.
-Dime, ¿Quieres seguir viviendo? ¿Quieres que te salve la vida?, respóndeme y cumpliré tu deseo.
Con sus últimas fuerzas la pequeña miro directamente a los ojos de Abadón quien la miraba fijamente y le respondió débilmente al tiempo que se desvanecía y serraba lentamente sus ojos.
-Si.
Habiendo escuchado aquellas palabras Abadón sonrió tranquilamente y de la herida que tenía en su mano comenzó a salir un espeso liquido negro diferente a la sangre normal, este se juntó hasta hacer una enorme gota que Abadón vertió gentilmente en los labios de la niña haciendo que se tragara aquel líquido. Inmediatamente después de que se tragara el líquido negro la niña abrió de golpe los ojos no por que estuviera curada de sus heridas si no que un dolor aún más grande comenzó a esparcirse por todo su cuerpo, pero era especialmente fuerte en la parte de su abdomen en la cual tenía la herida.
La pequeña niña se retorcía en la cama de aquí para haya mientras gritaba desgarradoramente tomándose el abdomen con ambas manos, parecía como si se fuera a morir en cualquier momento. Los segundos pasaban, pero la pequeña no dejaba de gritar por el dolor que sentía y Albert se preocupó por esto.
– ‘¿Qué hiciste?, pensé que la salvarías’
-Eso fue lo que hice, tu sentiste un dolor similar la primera vez no es así, lo mejor sería que se desmayara rápido, pero parece tener más fuerza de voluntad que tú.
– ‘No me digas que le hiciste lo mismo que a mí’
Le recrimino Albert, quien sonaba en su cabeza muy enojado.
-Me pediste que la salvara y esta era la única manera de hacerlo, además no es lo mismo que te hice a ti, aunque se parezca el procedimiento en esencia son dos cosas distintas.
Curando su propia herida que tenía en la mano Abadón continúo hablando.
-‘Nuevamente no me respondes lo que pregunte’
-Solo espera un poco más Albert cuando salgamos de aquí responderé a todas tus preguntas e inquietudes de acuerdo.
Luego de eso sin poder aguantar más la niña en la cama se desmayó, por lo que Abadón reviso su abdomen y verifico que la herida había desaparecido por completo. Volviendo a tomar el control de su cuerpo Albert envolvió a la niña en una manta para que no se resfriase con la intención de irse, pero antes de hacerlo miro la muñeca de unos de los hombres que estaba muerto en el piso y noto que tenía un lujoso reloj de oro y lo tomo.
– ‘Para que quieres algo tan vano como eso’
-Ya no tengo dinero conmigo y no puedo retirar lo que tengo en el banco, necesitamos un lugar donde descansar de momento y mi casa ya no sirve.
Luego de esto tomo a la niña entre sus brazos e igual que la vez anterior tomo uno de los autos del estacionamiento de la mansión y salió del lugar lo más rápido que pudo sin encontrarse con grandes contratiempos.
Ya bien entrada la noche y después de haber vendido el reloj en una casa de empeño a un buen precio consiguiendo una cantidad de dinero no despreciable por él, Albert compro ropa para él y la niña que llevaba consigo además de arrendar una habitación de un motel de una carretera cercana para pasar lo quedaba de noche en un lugar donde pudiera descansar.
La habitación era pequeña, tenía dos camas individuales un baño y una pequeña televisión bastante antigua. Albert tras haber acostado en una de las camas a la niña y en mérito de que no tenía nada sueño decidió tomar una larga ducha en el baño que para su sorpresa contaba con agua caliente lo que le ayudo a relajarse de mejor manera, pero algo le molestaba de sobre manera, algo que por más que tratara de sacárselo de la cabeza no podía.
Tras un buen rato en la ducha Albert salió de esta se puso la nueva ropa que había comprado que como de costumbre era un traje negro bastante simple igual al que llevaba antes y se sentó al borde de la cama que quedaba sin ocupar, pensó en prender la televisión, pero considerando la hora no habría nada de interés en ella por lo que, desistiendo en la idea, decidió fumarse un cigarrillo por lo que salió de la habitación para no molestar a la pequeña durmiente.
Afuera hacia un frio terrible propio de la época del año y de la hora en la que se encontraba al igual que el cielo nocturno que lejos de mostrar el firmamento en su esplendor estaba cubierto por plomas nubes lo que daba pie a que las tinieblas reclamaran las calles de la ciudad.
La minúscula lumbre del cigarrillo encendido en la mano de Albert era la única fuente de luz en la oscura noche y como si su actitud se adecuara al ambiente Albert comenzó a hablar con voz apagada y fría sin parar de fumar.
-Me siento vacío, muerto por dentro, aun habiéndolo perdido todo en estos momentos soy incapaz de sentir tristeza o incluso ira, sinceramente en mi subconsciente siempre supe que no lo lograría, pero contra todo pronóstico no quería rendirme, JE… que iluso de mi parte pensar así, creer que con fuerza de voluntad y un poco de esfuerzo podría rescatarla, pero a pesar de todo lo único que logro sentir es un profundo odio y asco de mí mismo.
– ‘Es bueno que hayas superado tu perdida tan rápido’
-No te hagas el tonto conmigo Abadón, se perfectamente que todo esto es obra tuya.
– ‘Honestamente no pensé que te darías cuenta, pero la admito estoy reprimiendo la mayor parte de tus sentimientos, aunque claro es solo para que no pierdas el control como antes’
-Te entiendo perfectamente y hasta te agradezco que lo hagas, siendo franco no sé cómo me estaría comportando si no estuvieras ayudándome, pero al menos me gustaría llorar apropiadamente a mi hija.
– ‘Aunque entiendo lo que quieres no puedo arriesgarme de momento, de verdad de lo siento’
-Eso me temía, supongo que podría ser peor.
Habiéndose acabado el cigarro que tenía Albert entro nuevamente a la habitación del motel, se sentó en la horilla de la cama desocupada mirando hacia la pequeña durmiente y mientras la apuntaba con un dedo dijo.
-De todas formas, ¿Qué fue lo que le hiciste?
– ‘La salve como me pediste, eso fue lo que hice’
Suspirando ante la actitud de Abadón, Albert continuo con la charla.
-Eso lo tengo claro, me refiero a lo que mencionaste de que era algo similar pero no igual a lo que hiciste conmigo.
-Veras Albert, había una sola manera de salvarla, solo lo podía hacer una vez y está profundamente relacionado a el por qué me encerraron en aquel libro y por qué estoy aquí.
-Sigues sin responder mi pregunta, puedes dejarte de rodeos y ser directo al menos esta vez.
– ‘Como gustes, me dejare de juegos y seré directo, recuerdas la pelea que tuvimos en el bosque cerca de aquella mansión, más específicamente lo que era capaz de hacer con tu sangre’
– Te refieres a poder usar mi sangre como una especie de ácido, además de esas extrañas manos que brotaban por todas partes.
– ‘Me presente ante ti como el caído Abadón, antiguamente el Arcángel de la justicia portador de la llave del abismo en el cual encerraría a Satanás por mil años y aquel que dejaría caer sobre los enemigos de Dios un ejército de langostas para hacerlos pagar por sus pecados’
La estrepitosa voz de Abadón era deliberadamente alta y con un tono sarcástico mientras decía esas palabras, pareciendo que recitaba una línea de una obra de teatro.
– ‘O al menos eso dice la biblia’
Un confundido Albert por el burlesco y caricaturesco tono en la voz de Abadón solo atino a hacer una simple pregunta.
-Entonces, ¿Lo que dice la biblia es mentira?
– ‘De cierta manera cuenta una verdad embellecida por muchas mentiras para generar devoción en ustedes, pero volviendo al tema, lo que le hice a la niña para salvarla fue hacer un trato que ella acepto y a cambio le entregue un pequeño pedazo de mi esencia, pero además como conmemoración de esto le entregue además un regalo de inmenso valor’
– ¿Qué fue lo que hiciste?
Pregunto un asustado Albert preocupado por las inciertas intenciones de Abadón con la niña.
– ‘Como regalo le entregue la llave del abismo una de las armas más poderosas jamás creadas capaz de abrir una puerta a otra dimensión de la cual emergen innumerables manos que arrastran todo a un encierro eterno’
– ¡Acaso te volviste loco!, cómo pudiste involucrar a una inocente niña en esto.
– ‘Que no se te olvide que gracias a mi es que sigue con vida, además tarde o temprano lo hubiera hecho de todas maneras, siendo honesto espera realizar el trato con tu hija, pero afortunadamente encontré rápido un remplazo’
Hirviendo de ira por las palabras de Abadón, Albert no pudo más contener su voz y grito.
-Mi hija no es remplazable… me engañaste para cumplir con tus propios fines además de querer usar a mi hija para ellos.
Por suerte el fuerte grito no despertó a la pequeña que dormía plácidamente en su cama sin percatarse de la discusión que ocurría en la habitación.
– ‘Cálmate, mi intención era que pudieras pasar más tiempo con tu hija y que no tuvieras que dejarla atrás, no quería llegar hasta este punto, pero mis circunstancias y por ende las tuyas son criticas’.
-Siempre me sales con lo mismo, porque no me explicas todo claramente, de todas formas, lo averiguare con el tiempo.
– ‘Supongo que ya no puedo aplazarlo más, pero para no tener dudas estas seguro de querer saber la verdad de tu mundo’
Abadón a diferencia de antes sonaba serio y sereno demostrando que se habían acabado los juegos y que en esos momentos estaba preparado para contar todo por lo que Albert un poco dudoso contesto con corto y seco si, lo que causo que Abadón comenzara con su monologo.
– ‘No quiero preguntas hasta que termine entendido’
Con un gesto de su cabeza Albert indico que entendía.
– ‘Como te lo había mencionado antes, la idea de uno o más dioses todos poderos que crearon todo el universo esta errada. Cuando se creó el universo en lo que ustedes conocen como big bang, de él nacieron seres de energía pura, todos con distintas personalidades y habilidades, pero la mayoría de ellos decidió no quedarse en este estéril universo abandonando esta realidad, solo uno de ellos decidió quedarse, tenía la esperanza de poder encontrar vida en alguna parte de este basto universo.
Al no ser omnisciente ni omnipresente, sus esfuerzos eran abrumados por la inmensidad del cosmos y en su soledad fue cuando usando sus habilidades creo al primero de nosotros, para luego crear a cientos de millones más, cada uno con un don y una tarea específica que cumplir, pero por cada uno de mis hermanos que creaba más se iba debilitando su poder. Con el tiempo el deseo de encontrar vida natural de este universo lo comenzó a consumir, estaba obsesionado, hasta que en algunos planetas encontramos microscópicas formas de vidas.
Esta nueva forma de vida que estaba surgiendo por todo el universo eran primitivas, solo vivían para reproducirse, pero esto intereso inmensamente a nuestro creador. El tiempo siguió pasando y aunque lento estas nuevas formas de vida tenían la capacidad de ir cambiando con el tiempo, adaptándose a sus ambientes para poder sobrevivir esto logro que nuestro creador se interesara cada vez más y más en aquellas especies, sin embargo no importaba cuanto esperara en ninguna parte de este universo esas formas de vidas llegaban a tener un grado de inteligencia como para mantener una simple conversación, lo que causo tristeza en nuestro señor, es por eso que algunos de nosotros decidimos borrar completamente a esas inmundas bestias que habían causado tal agravio a nuestro creador.
Tras extinguir la vida en unos cuantos lugares, llegamos hasta este planeta con la intención de hacer lo mismo, pero antes de que hubiéramos exterminado toda vida él se enteró de lo que algunos estábamos haciendo, pero lejos de imponernos algún merecido castigo decidió concentrarse en salvar la poca vida que quedaba. Tras un tiempo se volvió su favorito, dedicaba gran parte de su tiempo a observar la flora y la fauna de este planeta y un día tus ancestros aparecieron dando sus primeros pasos, era la primera especie capaz de comunicarse en un lenguaje complejo, aunque primitivo, esto lleno de algarabía a nuestro creador, para él era un logro sin comparación llevar un planeta casi muerto a este ese punto de desarrollo gracias a sus atenciones.
Hasta ese punto la gran mayoría respetaba cada palabra y orden que él nos daba, adorándolo y venerándolo como nuestro padre, hasta que una sola decisión lo cambio todo. El deseaba con todas sus fuerzas poder compartir y conversar con ustedes, pero era imposible para el hacerlo, debido a que no podía tomar forma física a diferencia de algunos de sus hijos, por lo que tomó la decisión de que, si él no podía ir hacia ustedes, ustedes tendrían que venir con él y fue en ese momento que les dio el regalo más grande que podía dar, no solo a ustedes sino a todos los seres vivos de este planeta un alma similar a nosotros su primera creación.
La mayoría de mis hermanos aborrecieron la idea, hubo unos pocos que lo apoyaron y unos cuantos vieron una oportunidad, pero la decisión estaba tomada, no había vuelta atrás y las consecuencias no tardaron en llegar. Al darle a cada ser viviente un alma causo que nuestro creador se debilitara al punto que su presencia comenzó a desvanecerse lentamente hasta que un día desapareció completamente.
Esto causo colera y el odio hacia tu raza se expandió, pero teníamos prohibido intervenir con vuestras vidas por lo que esto no paso a mayores. Con el tiempo descubrimos que nuestro creador no se había marchado del todo, su presencia era apenas perceptible por unos cuantos y en nuestros esfuerzos por traerlo devuelta de su letargo entendimos que había que devolverle el poder que había entregado.
– ¿Quieres decir nuestras almas?
Dijo Albert mientras tragaba saliva imaginando lo que eso significaba.
– ‘Que te dije sobre que las preguntas eran al final… pero tienes razón, la única forma de traerlo de vuelta es usar sus almas, pero el principal problema era la cantidad requerida’
– ¿No bastaba con la misma cantidad de almas?
– ‘Lamentablemente el solo evitar que siguiera desvaneciéndose requería de una gran cantidad de almas, además no todas las almas servían, estas debían estar limpias de pecado alguno, por lo que las que estaban manchadas había que purificarlas y evitar que su mal se expandiera como un virus, por eso tuvimos que juntar sus almas y mantenerlas en óptimas condiciones hasta que tuviéramos suficientes como para traer de vuelta a nuestro creador’.
– ¿Tuvimos?, también participaste de eso.
– ‘Aunque me avergüence admitirlo, en un principio no tenía conocimiento del por qué estaban reuniendo sus almas y cuando lo supe no me importo mucho su destino, honestamente solo los veía como bestias, por lo que solo me dedicaba a seguir mis órdenes’
-Si es así entonces porque decidiste abandonarlos.
– ‘Conocí a una persona que cambio mi pensamiento sobre ustedes, entendí que estaba muy equivocado y entendí lo que nuestro creador había visto en ustedes, pude ver la inmensa bondad que eran capaces de tener y decidí ir en contra de mis hermanos y tratar de evitar el cruel destino que se cierne sobre la humanidad ‘.
-De que clase de destino me estás hablando.
Pregunto Albert intrigado por la posible respuesta.
– ‘De la extinción de la humanidad, llámalo como quieras, pero llegara pronto y hare todo lo posible para evitarlo’.
-¿Acaso estás loco?, ¿Cómo esperas hacer algo así?, apenas salimos vivos de la ultima batalla y ahora me dices que quieres salvar a la humanidad, antes de hacer esas declaraciones deberías ver el estado en el que nos encontramos.
-‘Creo que estas confundiendo las cosas Albert, no es necesario que volvamos a pelear, de hecho creo que ya no podemos hacerlo mas por un largo, largo tiempo’.
Albert comenzó a desesperarse.
-Se te olvida quienes nos están buscando, con ellos es pelear o morir, no veo como no pelear sea una opción.
– ‘Ellos solo me quieren capturar para volver a encerrar, de quienes te hablo, es de mis hermanos, que ansían el poder del arma que se me fue encomendada con el fin de que sus planes sigan sin contratiempos’.
– ¿Arma?,¿Como la daga?, si tenías algo así podríamos haberla usado antes.
Pregunto Albert curioso por saber que era esa arma tan peligrosa que de la que hablaba Abadón.
– ‘Se llama la llave del abismo, ya las has visto varias veces e incluso te embriagaste con su poder’.
Albert sin comprender bien de lo que hablaba Abadón se quedó en silencio esperando que este se explicara de mejor manera.
– ‘Las huesudas manos negras que brotaban de tu sangre, el lugar lluvioso en el que estuviste algunos días, esa es el arma, una capaz de tomar a tu enemigo y encerrarlo en una prisión que se encuentra por así decirlo en otra dimensión, de la cual no es posible escapar sin mi autorización’.
La respiración de Albert se detuvo por completo al comprender lo que las palabras de Abadón significaban.
– ¿La llave del abismo?, esa cosa que dijiste darle como regalo a la niña.
Albert se paro y apretando los dientes lo mas que pudo para evitar así gritar y despertar a la durmiente jovencita, dijo envuelto en colera.
-¡POR QUE!, ¡ACASO NO SUFRIO YA SUFIENTE!… y ahora la haces el blanco de unos maniáticos que no dudarían en matarla, no debiste, simplemente no debiste.
Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos a la para que apretaba su puño con ira.
-‘Creo que estas mal interpretando las cosas Albert, el blanco de ellos soy yo y solamente yo, no saben que no tengo la llave y no tienen por qué enterarse, también cuando termine de mezclar nuestras esencias te tendrán que mantener con vida, para cuando se enteren de esto, ya será demasiado tarde, solo tienes una cosa una misión Albert y espero que la cumplas como es debido’.
Entendiendo el argumento de Abadón, Albert se calmo lo suficiente como para preguntar reprimida mente.
– ¿Qué quieres que haga?
– ‘Solo cuídala, carga con la mentira de poseer la llave del abismo, por engaños, por más torturas que sufras, nunca deveras revelar el secreto, si eres capaz de hacerlo ella podrá vivir una vida entre comillas normal y buena’.
-Me pides que valla en contra del mundo solo para proteger a esta pequeña que apenas conozco… JAJAJAJAJAJAJAJAJA… no me queda nada, no tengo familia ni posesión alguna, no tengo propósito, tampoco un sueño que cumplir, lo perdí todo y es por eso que, si tengo que enfrentarme al mundo, lo hare con gusto, después de todo que más tengo que perder.
– ‘Desde este momento ni siquiera nuestra vida nos pertenece, quiero que lo recuerdes’.
-Mi vida dejo de pertenecerme en el momento en que hice aquel trato contigo.
Parte 3
Habiendo ya amanecido las primeras órdenes del día fueron entregadas a Robert mientras desayunaba apacible unos huevos revueltos con tostadas y un café para levantar el ánimo en esa fría mañana. Habían pasado varios días desde que Robert tuvo comunicación con Cody por ultima ves, sumado a esto la orden que recibió era que apenas terminara el desayuno se dirigiera inmediatamente a la oficina del maestre en el monasterio ya que él deseaba hablar personalmente con él, la noticia no pudo caerle peor a Robert, revolviéndole el estómago y quitándole las ganas de terminar su comida debido a que era casi seguro que habían descubierto que había estado ocultando información sobre la misión de Cody.
Habiendo dejado la comida de lado Robert se dirigió hacia la oficina del Maestre preparándose mentalmente para asumir la culpa de sus acciones y el castigo pertinente que ello conllevaba.
Ya a las afueras de la oficina Robert toco la puerta, pero al no recibir respuesta inmediata decidido entrar a la vez que pedía permiso.
En la habitación se encontraba el mariscal quien era su maestro vestido como de costumbre con el atuendo militar característico de la orden, una chaqueta negra con cuello serrado, de doble botonadura hasta la cintura y en cada hombro llevaba una estrella roja sobre fondo blanco, además llevaba consigo guantes blancos, pantalón plomo con un cinturón del cual colgaba una pistolera a un lado y una espada larga además de unas botas negras, para Robert esto era una manía de su maestro ya que no era obligación llevar el uniforme cuando se estaba en el monasterio pero esto era pan de cada día por lo que ya estaba acostumbrado.
La otra persona que se encontraba al interior era el dueño de aquella oficina, que tenía la misma edad de su maestro rondando los 35 años y que a diferencia de su rígida y seria cara, el parecía más amable y apacible, además sus gustos en vestimenta eran totalmente distintos, ya que el maestre utilizaba una simple chaqueta sin magas ploma y una camisa con la corbata desarreglada.
Tras pararse al lado de su maestro quien estaba cruzado de mano espero la severa reprimenda que de seguro le darían.
– ¿Sabes por qué estás aquí?
Pregunto el maestre directamente a Robert.
-Supongo que tiene que ver con la misión de Cody.
-Seré directo contigo, ¿Por qué nos ocultaste información?
Aunque sabía que era mala idea decir la verdad, Robert sentía un profundo respeto tanto hacia su maestro el mariscal y el maestre por lo que para el seria defraudarlo aún más de lo que estaban el mentirle, así que decidido contar la verdad.
-A petición de Cody decidí no informar de su situación.
– ¿Por qué harías eso?, sabes bien que una ofensa así es fuertemente castigada.
-Lo sé, pero me pareció que Cody tenía una razón válida para hacerlo.
-Si es así no habría problema en que nos contaras cual es esa razón.
-Cody tenía pruebas de que algo sospechoso estaba pasando dentro de la orden que al mi parecer eran dignas de tomarse en cuenta.
-Las acusaciones que estás haciendo son bastantes graves, será mejor midas tus palabras jóvenes escudero.
La apacible mirada del maestre cambio rotundamente a una mas seria y penetrante ante las acusaciones de Robert.
-Siendo honesto, sigo creyendo que Cody tiene razón, no le parece raro que hace unas semanas se nos informara de la ubicación de unos peligrosos nigromantes, pero aun así no se hiso nada, además del hecho de que a Wolphin se le prohibió portar sus armas mientras custodiaba aquel libro, lo que seguramente facilito que lo robaran y así como esas un montos de cosas más, acaso no le parece de que al menos alguien está encubriendo a nuestros enemigos.
-Esa es solo una parte de la historia, créeme que las cosas no son como piensas, hay información que desconoces y eso te impide ver el panorama completo, solamente por eso es que no respondo como es debido, ahora sin dilatar más el tema, podrías decirme ¿Qué fue lo que descubrió Cody?
La mirada penetrante del maestre calo fuerte en la mente de Robert dejándolo paralizado pensando en su grave error y que todo eso no eran más que tontas especulaciones suyas y de su amigo, por lo que decidido contar todo.
-Perdí contacto con Cody hace unos días, según su investigación al Padre Wolphin lo asesinaron con su propia arma, debido a que no presentaba lesiones de defensa y por las características de las heridas presumimos que seguramente estaba inconsciente cuando sufrió el ataque.
-Supongo por la información que pediste con los contactos de la orden que encontraron a un sospechoso.
-El principal sospechoso es Albert Lake, cuyo auto fue captado por una cámara de seguridad cerca del lugar a la hora de los hechos además una prueba de ADN confirmo su presencia en el lugar de los hechos.
-Lograron saber algo de su objetivo al robar el libro.
-Es una persona normal en todo sentido, no debería haber sabido de la existencia siquiera del libro por lo que pensamos que podría estar siendo manipulado por alguien más.
-Alguna otra cosa que quieras agregar.
No pudiendo recordad más detalles en esos momentos con respecto al caso, Robert se quedó callado e hiso una negativa moviendo la cabeza.
-Entonces pasando al siguiente tema, debido a que el escudero Cody desapareció sin dejar rastro alguno y sumado a esto su rebelde comportamiento anterior, no puedo pensar en otra explicación más que nos ha traicionado.
Sorprendido por las palabras del maestre Robert rebatió estas enérgicamente.
-Como puede decir eso de Cody, aunque tiende a no seguir ordenes, no sería capaz de traicionar a la orden.
-La otra opción es que allá muerto, pero no habrá certeza de ello hasta encontrar su cadáver.
Las frías palabras del maestre sobre su amigo hicieron enfadar a Robert quien no pudo o más bien no quiso contenerse.
-Como puede hablar así de nuestros compañeros, seguramente mandaste a morir a mi amigo a esa misión para deshacerse de él, acaso no confía en nosotros mald….
Un fuerte golpe en la nuca provocado por su maestro provocó que Robert se quedara callado de inmediato.
-No seas irrespetuoso con tus superiores niño.
-Que por qué no confió en ustedes, claro que no puedo hacerlo o acaso se te olvido el por qué llegaste aquí en primer lugar.
Sabiendo a lo que el maestre se refería Robert solo giro su cabeza desviando la mirada con ello.
-Todos y cada uno de los integrantes de esta orden se unieron por egoístas objetivos, principalmente para vengarse de algo o de alguien, yo, tu maestro que tanto admiras, inclusive tú, todos somos crueles asesino y me pides que confié en cada uno de ustedes. El mundo entero se cae a pedazos en estos momentos y solo cuento con un grupo de inestables asesinos, uno de ellos era tu amigo, solo lo puse a prueba con una misión que demostrara su valía.
El maestre se levantó de su silla y se paró enfrente de Robert para preguntarle con una cara amistosa, pero con una sonrisa que le indicaba que cualquier negativa seria castigada.
-Lo único que quiero saber, ¿Estas de nuestro lado?
– ¡Si señor!
-Si es así arregla el problema que tu amigo causo y recupera el libro, entiendes.
– ¡Si mi señor!
Dijo Robert mientras las piernas le temblaban por el siniestro y tenso ambiente que el maestre estaba generando y justo cuando las piernas de Robert parecía que no darían más de sí una grave y seria voz llego a salvarlo.
-Si me permite, me gustaría ayudar a Robert a arreglar el desastre de Cody.
-Cody era tu discípulo no, es lo menos que espero que hagas, ahora ambos fuera de aquí, tengo una reunión con el consejo a la que asistir.
Ya afuera de la oficina del maestre Robert pudo respirar con tranquilidad de nuevo.
-No sabía que el maestre podía dar tanto miedo.
-Ya te acostumbraras con el tiempo y aunque no lo creas por ahí hay algunas personas que dan mucho más miedo que el maestre.
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