Cenizas del Alma - 07
Habiendo llegado al país de destino sin mayores contratiempos, Albert junto con Revecca se dirigían en un autobús turístico que recorría los mejores lugares para ver o visitar de la zona y al parecer el castillo al cual se dirigían estaba incluido en el tour, Albert pensó que la suerte estaba de su lado pero su desilusión fue grande al enterarse que solo podrían ver el castillo desde un mirador bastante alejado ya que este era de propiedad privada y estaba prohibido el acceso a cualquier desconocido.
-Estas seguro que este es el lugar que buscamos.
– ‘Completamente, de hecho, no ha cambiado en lo absoluto desde la última vez que estuve aquí’.
Ignorando la llamada de la persona a cargo del recorrido para partir Albert se quedó apreciando el paisaje y pensar su siguiente movimiento no muy convencido con las palabras de Abadón.
-Tienes alguna sugerencia de cómo llegar ahí, digo, solo entro y ya, no sería peligroso hacer eso, normalmente no me importaría, pero no quiero que algo le pueda pasar a Revecca.
– ‘Aunque es acertado lo que dices, ya que no sé lo que podríamos encontrarnos en ese lugar, tampoco es una buena opción dejarla sola, recuerda que es posible que la orden nos esté pisando los talones’
-Supongo que tienes razón, no puedo dejarla sola.
Albert se acercó a Revecca que estaba mirando a través de unos prismáticos que se encontraban en el mirador.
-Revecca, te estas divirtiendo.
-Me estoy divirtiendo mucho, es primera vez que viajo tan lejos.
Siendo de esperar la respuesta de Revecca debido a como la trataba su madre, Albert trato de cambiar el tema rápidamente para no traerle malos recuerdos.
-Dime que estabas mirando, parecía que estabas bastante concentrando viendo.
-Estaba viendo el castillo, escuché que una señora dijo que el castillo estaba embrujado y quise ver si podía ver algo, pero está demasiado lejos y casi no se veía nada.
-Embrujado dices y no te da miedo que pueda aparecérsete un fantasma.
-Yo no le tengo miedo a los fantasmas.
Dijo Revecca inflando su pecho y sus mejillas queriendo parecer más grande.
-Es bueno saber que no le tienes miedo a ese tipo de cosas ya que tenemos ir a ese castillo.
En ese momento Revecca se encogió, empezó a tiritar nerviosamente y el sudor comenzó a brotar de su pálida cara, claramente estaba aterrada con la idea de acercarse demasiado al castillo, notando esto Albert quiso jugarle una pequeña broma.
-Sabes a mí me dan mucho miedo los fantasmas.
-Que se le va a hacer, eres un miedoso papá, no como yo.
-Es verdad soy un miedoso y como tú eres tan valiente quiero que vayas delante de mí, que te parece.
-Claro… no tengo problema.
La voz de Revecca indicaba claramente lo nerviosa que estaba, pero de todas maneras tomo tímidamente de la mano a Albert y comenzó a adentrarse al bosque que los separaba del castillo por un sendero que encontraron. Revecca apretaba fuertemente la mano de Albert mientras caminaba conteniendo su miedo, era claro que en cualquier momento no aguantaría más por lo que dejando su broma pesada hacia su hija Albert le dijo.
-Dime Revecca, alguna vez te han llevado de caballito.
-No.
-Entonces quieres que te lleve.
-Pero si no voy primero te vas a asustar y te vas a poner a llorar.
-La que se va a poner a llorar eres tú.
Albert soltó la mano de Revecca para tomarla, levantarla y sentarla sobre sus hombros.
-De esta forma no me dará más miedo ya que estas junto conmigo protegiéndome.
Revecca secándose las pocas lagrimas que le habían salido, abrazo la cabeza de Albert para afirmarse.
-Si, supongo que no queda de otra.
Albert y Revecca estuvieron caminando un par de minutos por el bosque en dirección al castillo no encontrando ningún obstáculo que les cortara el camino lo que le parecía un poco extraño a Albert que no podía sacarse de encima la sensación de que algo andaba mal con ese bosque y que esa era la principal razón del por qué no había ni siquiera un simple cercado para alejar de los intrusos, lo más probable es que nadie se atrevía a acercarse al castillo y para los que se atrevían a hacerlo les esperaba un terrible destino pensó Albert.
Cuando Albert estaba por parar tomar un pequeño descanso y verificar que se dirigían en la dirección correcta debido a que el bosque se había vuelto tan denso de un segundo a otro que a Albert le era imposible ver el enorme castillo si quiera, a través de la maleza y las copas de los árboles. Estando a punto de bajar a Revecca de sus hombros para poder ver y subir a un lugar alto para verificar su ubicación, Albert sintió un ruido que se acercaba a lo lejos rápidamente, intuyendo lo que le esperaba tomo a Revecca en sus brazos y dio un salto lo suficientemente alto como alcanzar una rama de uno de los árboles, dejo a Revecca en esta y con la mano le indico que se quedara en silencio.
Esta vez Albert estaba totalmente desarmado a excepción de una navaja de no muy buena calidad que había comprado con el poco dinero que le quedaba, esto debido a que para poder salir de Inglaterra tuvo que deshacerse de todas sus armas. Esperando lo peor Albert tomo la navaja con su mano derecha preparado para atacar cuando escucho la inconfundible voz de Abadón en su cabeza.
-´Por el ruido y la velocidad a la que se acercan es probable que sea un grupo pequeño de animales, no más de cuatro, quizás lobos, pero en este lugar podría ser cualquier cosa ´
-Crees que pueda con ellos en este estado y sin un arma decente.
– ‘Honestamente estaremos en serios problemas si no son lobos o algún otro animal’
-Quizás sea mejor escapar, o usar mi sangre.
– ‘Si son simples animales escapar podría ser una opción, pero si es algo distinto sería más difícil hacerlo además mi poder solo debemos usarlo como último recurso’
En ese momento tres perros salieron de entre los arbustos rodeando rápidamente a Albert, eran todos de raza Rottweiler, pero lo que más llamaba la atención era el evidente estado en el que se encontraban los perros, literalmente cayéndose a pedazos a los ojos de Albert quien no entendía bien que estaba pasando. Sin darle tiempo para pensar los perros se lanzaron a atacar a Albert pero sin muchos problemas pudo deshacerse del primero clavándole la navaja en la cabeza quedándole incrustada en el cráneo del animal y al tratar de removerla de esta se quebró, lo que dejo a Albert sin ninguna arma para defenderse pero lejos de perder los ánimos este continuo concentrando en el combate esquivando al segundo can y logrando darle una patada en el hocico al tercero con tal fuerza que logró fracturárselo, creyendo que solo le quedaba un solo perro y viendo la facilidad con la que podía eliminarlos se confió por un segundo lo que causo recibiera un fuerte mordisco en su hombro por parte del perro al que le había enterrado la navaja en la cabeza.
De repente la pelea se había complicado enormemente, claramente los ataques de Albert no habían servido de nada ya que los perros seguían de pie y atacándolo a pesar de que uno tenía un pedazo de la navaja clavada en su cabeza y el otro tenía la mandíbula totalmente quebrada y colgando de su cabeza, era obvio que no sentían dolor alguno además del hecho de que matarlos no servía de nada, la situación era más peligrosa de lo que podría haber imaginado.
-Abadón una ayuda no me vendría mal en este momento.
-´Lo sé, lo sé, pero toda esta situación no tiene sentido, para poder realizar un ataque tan coordinado como este deberíamos poder ver al que los está controlando´
– ¿Controlando?, acaso a alguien quien maneja a estas cosas.
-´Así es, pero para hacerlo de esta manera debería estar cerca viendo los movimientos de los perros, pero por más que trato de verlo no puedo encontrarlo, tu sigue peleando como puedas, ya pensare en algo´
Con Abadón sobrepasado de momento por la situación Albert solo podía tratar de esquivar como mejor pudiese los ataques en conjunto de los perros llevándose en el proceso un par de mordidas y rasguños de parte de estos. Tras un tiempo logro quebrarle el cuello a uno de los perros con una patada, pero esto no lo detuvo ya que este seguía tratando de rasguñar a Albert con sus garras a pesar de que llevaba la cabeza colgando y sin moverse, fue en ese momento que las palabras de Abadón pasaron por su cabeza.
-Abadón no entiendo muy bien la situación, pero lo único que necesita es ver a estas cosas para poder controlarlas ciertos.
-´En efecto solo necesita poder ver el lugar de alguna manera para poder controlarlas a distancia, pero la maleza y los árboles no deberían permitirle ver desde muy lejos´
-Y qué tal si está usando cámaras para poder ver lo que está pasando sin necesidad de estar cerca.
-´Es posible, pero donde, no he visto cámaras instaladas en ninguna parte del bosque´
-Fíjate en los collares de los perros, tienen una esfera colgando de ellos, al principio pensé que solo podrían ser adornos, pero perfectamente podrían ser cámaras camufladas.
-´Habría que intentar destruyéndolas para verificar tu teoría´
Teniendo un plan para poder combatir a los perros Albert se lanzó hacia uno de los perros y rápidamente rompió el orbe negro que colgaba de este comprobando que efectivamente era una cámara de video enmascarada. Con una cámara destruida los perros no se detuvieron y continuaron atacando a Albert, pero esta vez noto que sus ataques eran menos precisos y coordinados que antes.
-´Con una cámara no basta deveras romperlas todas si nos queremos deshacer de ellos´
Siguiendo las instrucciones de Abadón, Albert logro romper fácilmente la segunda cámara y la respuesta fue la que se esperaba, el perro que tenía la última de las cámaras dejo de atacar y retrocedió seguramente para evitar que fuera destruida además de tener una mejor visión del campo de batalla. Albert trataba y trataba de poder acercarse al último perro, pero o este huía o los otros dos restantes se interponían en su camino no dejándole pasar.
-´Mientras estés en el rango de visión de la cámara no podrás acercarte lo suficiente como para poder destruirla´
-Creo que tengo una idea, pero tiene muchas posibilidades de fallar.
-´De que te preocupas no podríamos estar en peor situación en este momento, solo hazlo´
Teniendo permiso de Abadón, Albert llevo a cabo su plan para lo cual tomo dos piedras del tamaño de su puño una en cada mano, para seguido lanzar la que tenía en su mano izquierda con mucha fuerza la cual como esperaba Albert fue interceptada por un de los otros dos perros evitando que esta fuera destruida, al instante después de lanzar la piedra Albert salto hacia un lado más específicamente hacia uno de los árboles para seguido lanzar nuevamente la segunda piedra a lo que como era ovio uno de los perros se interpuso en el camino de la piedra evitando que fuera destruida pero lo que no se esperaba era que Albert usando el perro que protegió la cámara con su cuerpo logro cubrir la cámara por un segundo el cual aprovecho para impulsarse con sus piernas en el árbol atrás del en dirección de la cámara logrando tomarla y rompiéndola lo que causo que los tres perros cayeran al piso como muñecos a los cuales les cortaron las cuerdas.
-Sabias de esto no es así Abadón, no crees que hubiera sido oportuno habérmelo dicho con antelación.
Le recrimino un cansado Albert a Abadón quien respondió un poco confundido.
-´También estoy sorprendido no solían atacar a los visitantes la última vez que estuve en este lugar´
-Así que esto si es obra de la persona que estamos buscando, al menos me dirías que son estas cosas.
-´En el avión te mencione a quien estamos buscando lo recuerdas´
-Solo mencionaste vagamente el apellido Dippel y que eran una especie de mercenarios, más que eso no has querido decirme.
-´Lo siento si sientes que te oculto información, pero mientras menos sepas de momento es mejor para nosotros, además no estaba seguro de que si quiera encontráramos algo aquí, pero estos perros son clara prueba de que estamos en el lugar correcto ´.
– ¿Como estas tan seguro de eso?
-´Si te fijas bien los tres perros que nos atacaron eran cadáveres, estos estaban siendo controlados a larga distancia gracias a las cámaras y solo un grupo reducido de personas puede hacer tal cosa y uno de ellos es la familia Dippel´
Albert se sorprendió al escuchar las palabras de Abadón, aunque luego de un segundo esta sorpresa se desvaneció al recordar por todo lo que había pasado.
-Pueden controlar cadáveres como si fueran muñecos, eso es conocido como nigromancia no es así, es bastante desagradable si me lo preguntas, que utilicen así los cuerpos de los muertos.
-´Para ellos cuando el alma deja el cuerpo deja de ser un ser vivo para pasar a considerarse un objeto más como cualquier otro, es por eso que son bastante repudiados en general´.
– ¿Y pretendes que nos aliemos con ese tipo de personas?, no me parece muy buena idea.
-´Pueda que sea como dices, pero no nos quedan más opciones, además esa familia es conocida por el odio y aversión que tienen hacia la orden que nos está siguiendo el rastro´.
-Haaaaa, esto hace que me duela la cabeza, por lo menos según dices estaremos relativamente a salvo en ese castillo.
Albert comenzó a frotarse la sien para tratar de calmar el dolor.
– ‘Al menos eso espero, las cosas han cambiado más de lo que esperaba en el tiempo que estuve cautivo’.
-Ya ha pasado un tiempo crees que nos ataquen de nuevo, si no para bajar a Revecca del árbol donde la deje.
-´Si quisieran atacarnos de nuevo lo hubieran hecho de inmediato, por lo creo que es razonable no preocuparnos más por eso y continuar hacia el castillo ´.
Tras las palabras de Abadón un agotado Albert se acercó al árbol donde había dejado a Revecca y de un salto llego a la altura donde estaba ella, la tomo entre sus brazos para después caer suavemente al piso para luego con una sonrisa en su cara y tono afable preguntarle.
– ¿Estas bien?,¿No te paso nada?
-Estoy bien.
Albert esperaba que Revecca al menos estuviera un poco inquieta por la situación con la que se toparon, pero fuera de todas sus expectativas esta estaba sumamente calmada por lo que Albert quiso saber la razón de esto.
-Pareces bastante tranquila, acaso no te dieron miedo esos perros que nos atacaron.
-Si me asuste, pero cuando estás conmigo siento que nada malo pasara y que sin importar que no dejarías que algo así nos separara.
Con estas palabras Revecca se aferró con un abrazo fuertemente a Albert con una enorme y dulce sonrisa en su rostro que solo logro que Albert se encariñara cada vez más con la pequeña que apenas conocía, de cierta manera le hacía recordar los momentos más felices que había pasado su verdadera hija.
Albert en lo más profundo de su corazón sentía que estos sentimientos que estaba desarrollando rápidamente hacia Revecca no eran genuinos, era el egoísmo de Albert en estado puro viendo a la pequeña como un reemplazo para su ya fallecida hija a la cual nunca podría recuperar. Sabiendo esto Albert decidido rendirse ante el sentimiento y esconder tales preocupaciones en lo más profundo de su subconsciente para luego devolverle el abrazo a Revecca seguido de una pequeña frase.
-Tienes razón mi pequeña Revecca, eres mi hija y como tal nunca dejare que nada malo te pase, aunque tenga que ir contra del mundo entero no dejare que nada ni nadie te haga sufrir.
Con Revecca de vuelta en sus hombros Albert continuo por el denso bosque siguiendo las indicaciones de Abadón sin encontrarse con ningún nuevo percance en su camino por lo que pudieron llegar fácilmente al castillo en cuestión de unos cuantos minutos de caminata a paso rápido.
Aunque no era primera vez que Albert veía un castillo antiguo este en especial despertaba un sentimiento de inquietud en lo más profundo de su ser provocado quizás por saber a quién pertenecía o tal vez lo siniestro mismo del lugar, estaba completamente rodeado de árboles que apenas dejaban ver la fachada a excepción de dos enormes torres que destacaban enormemente de resto de la estructura sin contar con la enorme entrada con puertas de madera y un picaporte antiguo con la cabeza tallada de un lobo, además Albert pudo notar a su izquierda una habitación que al parecer era parte de un jardín o invernadero hecho de completamente de vidrio.
Dejando a Revecca en el piso Albert se dispuso a tocar la puerta con el picaporte, pero antes de que si quiera pudiera poner su mano en este la enorme puerta de madera fue abierta por un hombre en sus 40 años con pelo canoso y vestido con un traje negro completo, tenía guantes blancos en sus manos, pero lo más notorio era un parche en su ojo izquierdo además de una notoria cicatriz que atravesaba su severo rostro.
Con su mirada el que parecía el mayordomo del lugar miro de pies a cabeza a Albert y Revecca para posteriormente con voz serena invitarles a entrar.
-Adelante señor le estábamos esperando, el amo vendrá en unos instantes para recibirlo.
Albert le dio firmemente la mano a Revecca y entro cautelosamente al castillo teniendo como primera impresión una sala principal con doble escalinata que llevaba a una especia de balcón que conectaba con el segundo piso del castillo además en la bifurcación de las escaleras una enorme pintura adornaba el lugar retratando a una pareja con dos hijos, la niña en el centro de sus padres y el hermano a un costado.
-Por cierto, mi nombre es Hagen Crosse.
Con desconfianza Albert respondió a Hagen quien no le había quitado su ojo de encima ni por un momento desde que abrió la puerta.
-Mi nombre es Albert Lake y ella es mi hija.
Albert apunto a Revecca y dijo.
-Adelante preséntate apropiadamente.
-Me llamo Revecca un gusto conocerlo.
Esbozando una leve sonrisa en su rostro Hagen miro amablemente a Revecca y respondió su presentación.
-Al contrario, el gusto es mío al poder conocer a tal encantadora señorita.
En ese momento por las escaleras bajo un joven acompañado de una mujer aparentemente de su misma edad, él tenía el cabello rubio ceniza, sus ojos resaltaban por su color castaño claro casi pasando a amarillos, llevaba puesto una bata de laboratorio manchada de sangre con una corbata mal abrochada, usaba lentes y unas notables ojeras evidenciaban su falta de sueño en su cara, en cambio la señorita que lo acompañaba tenía el pelo negro liso hasta los hombros y bien peinado, ojos negros, también llevaba una bata puesta pero esta estaba completamente pulcra además lo que más destacaba en su persona era un collar de oro con un extraño pero simple símbolo compuesto por un gran circulo con un triángulo en su interior y dentro de este un cuadro que a su vez tenía un círculo dentro de él.
Mientras bajaban por la escalera el joven abrió sus brazos y con una alegre sonrisa en su cara que en realidad solo hacia verlo más macabro debido a los restos de sangre en su cara dijo despreocupadamente.
-Bienvenidos sean a mi humilde hogar inesperados visitantes, perdón por mi vestimenta, pero ustedes entenderán que por la premura de la situación no tuve tiempo de prepararme.
Como si todo fuera premeditado el joven termino su oración justo al terminar de bajar las escaleras para luego poner su mano izquierda al lado izquierdo de su pecho y seguidamente hacer una reverencia mientras se presentaba a si mismo de forma estrepitosa.
-Mi nombre es Johann Víctor Dippel amo y señor de este castillo y como tal exijo que se presenten y declaren sus intenciones al venir a mi morada.
Nuevamente sin dejar reaccionar a Albert y respondiendo por este Hagen hablo.
-Amo Siegfried.
-Hagen sabes muy bien que mi nombre desde hace ya mucho tiempo es Johann, ya nadie me llama Siegfried, pero te empeñas en seguir usando ese nombre.
Sin siquiera inmutarse ante los reclamos de Johann quien se había alterado notablemente a escuchar su antiguo nombre Hagen replico.
-Es una total falta de respeto hacia sus padres el no usar el nombre que ellos escogieron para usted y en honor a su memoria seguiré usando el nombre que ellos le dieron.
-Una falta de respeto dices, JAJAJA, no me hagas reír Hagen desde cuando alguien en esta familia les rinde respeto a los muertos.
Se podía sentir la tensión en el aire y el tono burlesco y sarcástico de Johann solo hacía que esta aumentara considerablemente.
-Solo digo que una persona no debería de Abandonar algo tan importante como su nombre tan a la ligera.
El ceño de Johan se frunció enormemente y levantando la voz respondió enojado.
– ¿Una decisión tomada a la ligera?, sabes perfectamente que me llevo a querer cambiar mi nombre y aun así te empeñas a llevarme la contra, claramente lo haces a propósito.
-Y si es así que problema existiría, déjeme recordarle amo Siegfried que, aunque este en calidad de mayordomo en este castillo no me encuentro bajo su mando sino todo lo contrario por ende me puedo tomar el derecho de llamarlo como estime conveniente.
Con sus dos manos sobándose las sienes de su cabeza Johann estaba a punto de explotar de ira y confrontar a Hagen directamente pero antes de que esto pudiera ocurrir una voz tranquila intervino cortando el conflicto en ese instante.
-Johann ya sabes lo terco y cabeza dura que puede llegar a ser Hagen, ya tendrán tiempo para arreglar su desacuerdo además este no es momento para ponerse a discutir de un tema tan delicado frente a nuestros invitados.
Johann miro a la mujer que tenía a su lado luego a Hagen quien seguía estoico en su posición sin moverse ni mostrase preocupado por la situación en la se encontraba, esto de cierta manera tranquilizo a Johann quien decidió dejar aquella conversación para más tarde ahora era momento de centrarse en la sorpresiva visita.
-Tienes razón Charlotte me disculpo por mi inapropiado comportamiento, también debería disculparme con nuestros visitantes, pero antes quisiera saber sus nombres.
-Amo Siegfried ellos son el señor Albert Lake y su hija Revecca.
Dijo Hagen sacándole una muesca de enojo a la cara Johann que aguantándose las ganas de replicar se acercó a Albert estirando su mano para saludarlo, pero dándose cuenta que la tenía manchada de sangre se la limpio en su bata y la estiro de nuevo dándole un fuerte apretón que Albert devolvió.
-Un gusto conocerle Albert.
Sin esperar a que este respondiera Johann se fijó en la pequeña al lado de Albert que estaba tímidamente agarrada de la mano de este y lo veía con una mirada ingenua y de preocupación como si estuviera evaluando si era o no una amenaza.
-Y tú debes ser la señorita Revecca es un placer conocer a una damita tan hermosa.
Johann se agacho para que su cara quedara a la altura de la de Revecca para luego posar una de sus manos en la cabeza de Revecca y mientras revolvía su cabello con esta puso una sonrisa de oreja a oreja.
-Sabes tengo una hermana pequeña que debe ser un par de años mayor que tú y de cierta manera me recuerdas a ella, espero poder llevarme bien contigo.
-Bueno.
La corta y tímida respuesta de Revecca causaron una inesperada reacción en Johann quien se puso la mano en el pecho y en tono de broma dijo.
-HAAAAAAAAAAA, es demasiado ¡LINDA!, mi corazón no puede aguantar tanta dulzura.
Antes de que Johann siguiera con su escandalo Charlotte lo tomo del hombro y le dio una seña para indicarle que quería decirle algo en privado por lo que se alejaron un poco y tras decirle algo al oído la sonrisa de Johann se borró de su cara para luego mirar fijamente a Albert y luego a Revecca.
-Ya me parecía extraño, que alguien se atreviera a venir aquí, descarte que fueras un asesino porque vienes acompañado de una pequeña pero principalmente porque si lo fueras esos tres perros no deberían haber sido un obstáculo, pero ahora entiendo todo, dime Albert si ese es tu nombre que fue lo que le hiciste no solo a tu alma, sino que a la de la pequeña a quien llamas tu hija.
Una pausa incomoda se produzco hasta que soltando la mano de Revecca Abadón hablo fuerte y claro dando pequeños aplausos con sus manos.
-Mis felicitaciones, veo que la familia Dippel todavía sigue teniendo miembros con gran habilidad, en especial la dama que te acompaña.
-Veo que pareces haber tenido relación con esta familia, tal vez un ex cliente… no creo sino no hubieras venido a este castillo, por lo que debe ser algo mucho más viejo, de cuando este lugar todavía era la sede principal de la familia hace más de 200 años o me equivoco.
-Me sorprende que seas tan preciso, quizás hasta ya sepas quien soy en realidad.
-Bueno no es tan difícil de deducir si lo piensas un poco, pero el rango todavía es demasiado grande para decir a ciencia cierta quién eres, aunque puedo decir que lo más probable es que seas un demonio o un caído quizás ya que un ángel no se hubiera atrevido hacer lo que tú.
-No sé de qué me hablas, perfectamente podría ser un ángel poseyendo a una persona.
-No le trates de mentir a un mentiroso, puedo ver claramente a través de tus engaños, creo que te convendría más admitir lo que hiciste o talvez le llegue tu ubicación a cierto grupo molesto de personas.
Estando acorralado por las palabras de Johann quien no parecía estar mintiendo con sus intenciones o al menos eso creía Abadón al no ver el más mínimo ápice de duda en su discurso, este decidido rendirse, pero no sin antes tratar de saber cómo fue que lo descubrió.
-Bien, lo admito esto no es una simple posesión, aunque sabes más de lo que dices y tus deducciones son demasiado acertadas para contar con tan poca información, es obvio que obtuviste información relevante en algún momento que pudo delatarme y me inclino a pensar que fue la señorita a tu lado la que te la dio cuando te hablo al oído, no es así.
Con una sonrisa burlesca en su rostro Johann parecía disfrutar de sobre manera la situación en la que se encontraba, pero al mismo tiempo parecía tratar de contenerse para no terminar demasiado pronto con lo que para él era una mera entretención.
– ¡HO! ¡HO!, me dejas atónito, estas en lo cierto Charlotte fue la que me dijo lo que habías hecho, ¿Quieres saber cómo?, pues solo diré que tiene una muy buena vista.
El comportamiento de Johann levanto una alarma en la mente de Abadón la cual no paraba de advertirle lo peligroso que ese escenario se estaba volviendo, no era normal que alguien revelara información así de valiosa de buenas a primeras, era obvio que creía tener el control y sus siguientes palabras solo confirmaron ese hecho.
-Creo que ya es tiempo de terminar con esta charla tan casual y pasar directo al grano, no crees.
La sonrisa en la cara de Johann desapareció dejando una cara seria y maliciosa en su lugar para luego continuar hablando.
-Quiero que me entregues a la niña, si no lo haces daré tu ubicación a la Orden y les diré los actos impíos que te atreviste a cometer, está claro que a la más mínima indicación de desobediencia no dudare en desarme de ti.
Sin poder discernir si las palabras de Johann eran reales Abadón no se precipito a actuar y debido a como avanzaba la situación el concebir un plan para salir de ese predicamento era esencial, pero una pequeña molestia en su cabeza no le dejaba concentrarse en ello.
-Es claro que no sabes a quien te estas enfrentando muchacho, si quieres seguir con vida me dejaras marchar junto a la niña de inmediato.
Dijo Abadón tratando de intimidar a Johann quien lejos de asustarse pareció emocionarse más por sus palabras.
-El ver como tratas de amenazarme en mi propia casa casi me hace morir de la risa, además el ver como tratas de proteger a la pequeña Revecca con tanto esmero solo me hace quererla más y poder experimentar con ella hasta la saciedad.
Aunque era claro que las intenciones de Johann eran hacer enojar a Abadón este no mordió el anzuelo, pero Albert no estaba dispuesto a que existiera si quiera una mínima posibilidad de que eso llegara a pasar, se deshizo del control de Abadón sobre su cuerpo, tomándolo el mismo y tratando de atacar a Johann.
-No dejare que le toques un solo pelo a mi hija.
Fueron las palabras de Albert justo antes de lanzarse al ataque, pero antes de que pudiera si quiera dar un paso más de su posición sintió como un filo increíblemente se había posado en su garganta parando en seco el intento de ataque.
Quien había detenido a Albert no era más que Hagen que para sorpresa tanto de Albert como de Abadón fue tan rápido que ninguno pudo ni verlo poner la hoja en el cuello de Albert que salía de su muñeca.
-Un movimiento más y te cortare la garganta limpiamente y luego le hare lo mismo a la niña.
Fueron las palabras de Hagen en un tono serio y que demostraba que estaba listo para matarlos a ambos en cualquier instante, la tensión en el ambiente se sentía sofocante y abrumado por la velocidad de Hagen solo podían tratar de pensar en una manera de salir airoso de la situación en la que se encontraba.
Solo una navaja rota era lo que Albert y Abadón tenían para defenderse de Hagen por lo que pelear no era una opción, por el otro lado escapar, aunque parecía a simple vista más viable, el tener que llevar a Revecca al hombro además de la rapidez con la que se había movido Hagen hacían prácticamente imposible el poder hacerlo. Sin más opciones Abadón decidido tratar de evitar el conflicto directo recurriendo a las siguientes palabras.
-Enserio quieres hacer esto aquí, aunque en lo personal no tengo problema en hacerlo, pero tanto tu amo como la señorita de ahí podrían verse envueltos en la confrontación y sería una lástima que algo les pasara.
Hagen ni siquiera se inmuto ante las palabras de Abadón y sin quitar la cuchilla de su cuello rebatió las palabras de Abadón.
-No tengo ningún problema con ello, para empezar, no eres ninguna amenaza además de que tú también tendrías a alguien a quien no querrías involucrar en una pelea o me equivoco “Albert”.
Solo un chasquido de la lengua de Abadón se holló demostrando la frustración de este, pero todavía era muy pronto para rendirse todavía había una última carta que jugar que involucraba a la pequeña Revecca que se encontraba escondida a las espaldas de Abadón, aunque el peligro de hacerlo era demasiado grande.
Justo cuando Abadón estaba a punto de hacer su movimiento una emocionada voz se escuchó desde las espaldas de Hagen, no era más que Johann quien no pudiendo aguantar más comenzó a reír agarrando su estómago con fuerza.
-Lo siento, lo siento… no pude aguantarme… tu expresión es simplemente comiquísima… Hagen es claro que nuestro invitado no representa una verdadera amenaza además de tener algo bajo la manga lo hubiera utilizado ya… puedes dejarlo ir.
Hagen sin decir palabra alguna dejo a Abadón, escondiendo rápidamente el cuchillo por el mismo lugar que había salido dejando respirar a Abadón después de unos agobiantes segundos. Acercándose a paso lento Johann aun riéndose entre pasos se paró enfrente de Abadón y con una jocosa sonrisa le hablo.
-Tranquilo “Albert” lo de tomar a la fuerza a Revecca solo era una broma, quería ver como reaccionabas nada más, aunque como se me ocurrió de repente Hagen no estaba enterado por lo que si hubieras intentado algo te hubiera matado en el acto… Error mío, no pensé que escalarían así de rápido las cosas.
– ¿Qué es lo que tramas armando todo este circo?, no fue para evaluar mi fuerza o mis habilidades, de lo contrario no hubieras detenido a tu mayordomo.
-Tienes razón ni de asomo pretendía probar tus habilidades ya que eso no es importante y para responder a tu pregunta supongo que lo hice porque quise hacerlo y podía, aunque aprendí más de lo crees de ti con tu reacción.
Para Abadón era extremadamente difícil comprender a Johann, sus palabras a primera vista no tenían ni un ápice de mentira, pero al mismo tiempo era claro que ocultaba sus verdaderas intenciones detrás de una fachada infantil y despreocupada, era del tipo de persona impredecible y problemática con la que más le costaba tratar a Abadón.
-Dejando los juegos de lado por un momento, Albert no viniste hasta aquí solo para turistear no es así, que tal si conversamos como es debido en un lugar más cómodo.
-Por mi está bien, vamos Revecca.
-HA, HA, con solo nosotros es sufriente no te parece, puedes dejar a la joven Revecca con Charlotte y no te preocupes te doy mi palabra que no le pasara nada y que ella la cuidara como es debido.
-Y que si me niego a separarme de ella.
-No tienes esa opción Albert, en estos momentos no estás en posición de oponerte a ninguna de mis demandas.
Johann tenía razón en todo lo que decía, si él lo quisiera tanto Abadón como Revecca estarían muertos o peor, lo mejor en esa situación era agachar la cabeza y seguirle el juego a Johann y ver cuáles eran sus intenciones por lo que Abadón tranquilo miro a Revecca y acariciando su cabeza le dijo.
-Revecca en estos momentos tengo que arreglar un pequeño asunto con Johann y creo que sería tedioso y aburrido para ti quedarte con nosotros por lo que aquella señorita se ofreció a mostrarte el castillo que te parece.
-No me importa que sea aburrido no me quiero separar de ti papa.
-Entiendo que no quieras separarte de mí, pero solo sería por un rato nada más, me harías ese favor.
Tras unos segundos de refunfuñar Revecca respondió inflando las mejillas.
-Está bien, pero después aras lo que yo te pida.
Dijo Revecca a regañadientes mientras se separaba de Albert y se marchaba lentamente de la habitación junto a Charlotte quien le indico un camino y antes de que se fueran Johann grito.
-Charlotte no te comas de nuevo mis helados favoritos o ya te veras.
Charlotte sin siquiera voltearse para responder dio un si desanimado mientras agitaba su mano derecha en el aire.
– ¡HAAAAAAAA!, siempre hace lo mismo, no te parece que es irrespetuoso el cómo me trata tu hija deberías haberla educado mejor.
-Amo Siegfried no debería comportarse tan infantilmente frente a sus invitados.
-Acaso me escuchas, ¿Por qué nadie me hace caso en este maldito castillo?, deberían respetarme más.
Mientras Johann era agobiado por la indiferencia de su mayordomo y su hija, Albert solo atino a toser falsamente con la mano en su boca para llamar la atención de este.
-Tendremos esa conversación que mencionaste.
Mirándolo sin ganas de nada Johann respondió agotado.
-Si, si, la conversación, por favor sígueme.
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