Cenizas del Alma - 09
Parte 1
Era ya el cuarto día desde que Albert junto a Revecca habían llegado al castillo, su rutina diaria era levantarse para luego dirigirse a desayunar en el comedor y tras este volver a su habitación, esto se repetía con las tres comidas diarias, al principio Albert trato de pasar su tiempo leyendo algún libro o viendo televisión, pero esto se volvió aburrido y monótono rápidamente para él, por lo decidió que lo mejor era pedirle a Abadón que le enseñara todo lo que pudiera en esos tiempos muertos.
Revecca por su parte tenía más libertad dentro del castillo pudiendo vagar libremente mientras no se acercará ni a los laboratorios o al sótano, pero el recorrer el castillo no era muy divertido en si ya que en el recorrido que le había hecho Charlotte habían visitado los lugares más interesantes del castillo siendo el resto solo habitación sin mucha diferencia la unas de las otras.
Desde pequeña a Revecca siempre le había gustado leer, pero en su casa tenía solo un par de libros que le habían hecho leer como parte de un trabajo para la escuela y no eran de su agrado, pero para su suerte el castillo contaba con una muy completa biblioteca llena tanto de libros de historia, mitología, ciencia y novelas de todos tipos, Revecca por primera vez en su vida podía regodearse y elegir algo que realmente le llamara la atención.
El mar de libros de los cuales elegir abrumo bastante en un principio a Revecca, pero tras ignorar completamente la sección de historia y ciencias, para enfocarse en algo que realmente quisiera leer esta se mantuvo dando vueltas en la sección de novelas y la de mitología, pero entre todos estos una novela le llamo la atención, no era muy largo además de su extraña portada en la cual se encontraba una pequeña niña frente a cuatro sombras, el titulo era “Cuentos de amor, de locura y muerte ”, a todas luces no era una lectura que se recomendaría para alguien de su edad pero la intriga de que podría encontrarse entre las páginas del libro eran más grandes que cualquier otra cosa y tras leer los tres primeros cuentos Revecca no quiso dormir esa noche con su almohada puesta.
Era el día anterior en el que los familiares de Johann llegarían y las cosas seguían como en días anteriores, pero tras el almuerzo Charlotte apareció en la habitación de Albert con la intención de conversar y tras pasar sin siquiera pedir permiso se sentó en la orilla de una de las camas y le dijo.
– ¿Dónde está Revecca?, creí que se mantenía pegada a ti siempre que podía.
-Dijo que el dia era bastante lindo como para pasarlo encerrado en una habitación por lo que se fue a leer al invernadero.
-Eso es perfecto, justamente venía a hablarte de ella.
Sin alarmase mucho por las palabras de Charlotte, Albert saco una cajetilla de cigarros de entre sus ropas, para tomar uno de estos, encenderlo y llevárselo a la boca.
– ¡HA!, perdona te molesta si fumo, no me gusta hacerlo frente a Revecca por lo que no tengo mucha oportunidad de hacerlo.
-Preferiría que no lo hicieras, pero si te mantienes cerca de la ventana no hay problema.
Soltando una gran bocanada de humo Albert hiso caso a la sugerencia Charlotte y se paró al lado de la ventana.
-Con respecto a Revecca que es lo querías saber.
-Ella no es tu hija verdad.
– ¿Por qué dices eso?
-Lo deberías haber notado ya… mis ojos pueden ver todo lo que es invisible a simple vista, en esencia puedo ver el alma de las personas y unas cuantas cosas más.
-Ya veo…
Albert dejo salir nuevamente humo de su boca a la vez que quitaba las cenizas de su cigarro con simple golpecito de su dedo en él.
-Tendrás que ser más especifica si buscas una respuesta que no sea un “de que me estás hablando”.
-Lo noté la primera vez que te vi, no solo el hecho de que no eran padre e hija, sus almas son demasiado diferentes para serlo, sino que también tanto tu alma como Revecca están siendo lentamente mescladas con algo más.
-En efecto ella no es mi hija, de hecho, has acertado en todo lo que has dicho, pero no viniste aquí solo para confirmar lo que ya sabias desde hace días.
Era claro para Charlotte que Albert estaba al tanto de al menos de una parte de sus habilidades también, pero ignorando el hecho de cómo fue que lo supo continuo con la charla.
-Tenía que confirmarlo ya que tiene que ver con lo siguiente que quiero aclarar.
Charlotte dejo de apoyarse con sus manos en la cama para luego llevar una de ellas a su boca para morderse la uña del dedo índice a la par que su otro brazo lo dejaba caer sobre su cabeza como si este fuera un cintillo mientras revolvía inquietamente su pelo.
-mmmmmmmm… como decirlo… es difícil explicar lo que veo ya que soy la única que puede hacerlo y tampoco tengo alguna clase de referencia.
-Entiendo eso, pero esa extraña pose para que es.
-Acaso te molesta.
-No es que me moleste, solo me pareció curioso que te sientas lo suficientemente relajada en mi presencia como para comportarte de esa manera.
-No entiendo, ¿Por qué debería estar intranquila?
-Al menos no deberías bajar tu guardia, te recuerdo que, aunque sea su aliado me están obligando a serlo por lo que en cualquier momento podría cambiar de opinión.
En ese momento Charlotte dejo su extraña pose dejando caer sus brazos a la par que el silencio devoraba por completo la habitación, parecía como si al fin las provocaciones de Albert habían surtido efecto sobre Charlotte, haciendo que Albert sintiera la enorme tención que había en el aire, quizás había ido demasiado lejos pero ya no había vuelta atrás. Albert estaba preparado para recibir en cualquier momento un ataque directo de Charlotte, pero le extrañaba que Abadón no hubiera dicho nada ya que usualmente en estas situaciones siempre lo estaba apoyando por lo que Albert tomo esto como si su oponente no merecía la pena.
La primera en moverse fue Charlotte y Albert rápidamente boto el cigarrillo que mantenía en sus manos para defenderse, pero el ataque de Charlotte nunca llego en cambio se encontraba agarrándose el estómago mientras reía estrepitosamente.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA… Lo siento…. JAJAJAJAJAJA… no puedo par… JAJAJ… de reírme…JAJA.
Charlotte con una de sus manos seco las lágrimas que había en sus ojos por tanto reír dejando pasmado a Albert en su posición.
-Lo siento, lo siento, sé que hablabas en serio, pero deberías estar más consciente de tus propias habilidades, quizás a Johan podrías ganarle en encuentro uno contra uno con algo de dificultad sim embargo déjame decirte que soy mucho más fuerte que Johann y siempre estoy armada, pero…
En ese momento Charlotte llevo sus manos a su pelo que estaba pulcramente peinado con un simple tomate como era costumbre quitando de este un palillo para el pelo de plata con una hermosa mariposa incrustada de rubís, a simple vista solo parecía un simple accesorio para el pelo, pero esta tenía una punta afilada que si era bien utilizado podía convertirse en una temible arma. Tras quitarse el palillo de pelo, el oscuro y largo cabello de Charlotte quedo completamente suelto dándole un aire más elegante y femenino que se vio arruinado por completo al momento que esta se dejó caer sobre la cama en la estaba sentada con ambos brazos abiertos dejando su pelo desparramado en todas direcciones.
– Ahora estoy completamente indefensa.
La coqueta voz de Charlotte invitando a atacarle sorprendió bastante a Albert quien no se la esperaba, pero este recupero rápido la compostura recordando que, aunque digiera estar indefensa todavía tenía un arma en su mano.
-Ya demostraste tu punto, eres más fuerte que yo, lo entiendo, ¿Podemos continuar donde lo dejamos?
-Si así lo quieres… Veamos donde fue que nos quedamos… ¡HA!, te iba a preguntar por la cosa extraña que vi en el alma de Revecca.
Charlotte sin levantarse de la cama volvió a su extraña pose anterior y dijo mientras se mordía una uña a la par que Albert volvía a encender un cigarro.
-Quiero que te imagines tanto tu alma como la de Revecca como una copia exacta en apariencia y en ambas puedo ver a otra entidad que lentamente se ramifica, pero en el caso de Revecca existe una leve diferencia, en su pecho logro notar otra extraña presencia, algo que nunca antes había visto.
-Entonces quieres te explique por qué tanto mi alma como la de Revecca lucen así.
-No del todo, me di cuenta casi de inmediato que sus almas se estaban combinando con una tercera entidad ya que hay casos iguales registrados, lo que de verdad me inquieta es lo que vi en el pecho de la niña.
-No puedo decírtelo, es por así decirlo mi arma secreta y quiero que se mantenga de esa manera, al menos de momento.
Charlotte dejo su extraña pose para pararse de la cama dejando que su largo cabello cubriera por completo su cara para luego apuntar su arma a Albert.
-Qué tal si te ataco y te obligo a utilizarla.
-Ahora tu eres la que me quiere hacer reír, si quisieras que las cosas fueran en esa dirección me hubieras atacado directamente en vez de armar todo este teatro.
Charlotte lanzó un gran suspiro para seguido quitarse el cabello de la cara para mostrar una sonrisa con la lengua afuera burlándose de Albert.
-JAJA, me descubriste, pero era de esperarse ya que a diferencia de Albert eres bastante más perspicaz.
-Bueno a diferencia de Albert yo tengo mucha más experiencia y se cuando alguien tiene verdaderas intenciones de atacarme.
Charlotte volvió a usar el palillo de plata que tenía para amarrarse el pelo con un simple tomate mientras se volvía a sentar en la cama más cercana a Albert.
-No creí que también te gustara fumar.
Señalo Charlotte con su mano al cigarrillo que Albert tenía en la boca.
-Normalmente no lo aria pero el cuerpo de Albert está acostumbrado a fumar por lo que también siento los síntomas de la abstinencia.
-Sabes de cierta manera es un alivio que hallas cambiado con Albert ya que seguramente no podría responder a mi duda de la mejor forma.
-Y que te hace creer que yo si responderé, quiero que te quede claro, solo mande a Albert a dormir porque no es capaz de controlarse y seguro armaba un lio si lo dejaba continuar a él.
-Mira “Albert” o como sea que te llames, no quiero problemas, mañana llegaran los miembros de la familia Dippel a ver el trabajo de Johann y es imprescindible no solo que nos digas que es lo que pusiste en el alma de Revecca si no también quién o que eres y por qué te buscan.
Abadón en el cuerpo de Albert tras soltar una gran bocanada de humo a la par que suspiraba y lanzaba la colilla de cigarro por la ventana respondió.
-Creo que ya no tiene sentido esconderlo, además de todas formas tenía pensado decírselos una vez que firmara el contrato solicitando la ayuda de la familia Dippel, pero te lo advierto es una historia larga y ya no habrá vuelta atrás cuando sepas el por qué estoy aquí.
-Bueno hoy tengo bastante tiempo de sobra y estoy bastante cómoda.
Abadón procedió a contarle no solo lo que había sucedido desde que Albert encontró el libro, sino que también el por qué le habían encerrado, además respondió a las preguntas que la habían traído a la habitación en primera instancia tomándole un poco más de media hora el terminar.
-Ya veo ahora todo tiene más sentido, pero me sigue quedando una duda, esta arma que pusiste en el alma de Revecca, ¿Cómo funciona exactamente?
-El funcionamiento exacto no podría decírtelo ya que yo no fui el que la creo, solo sé que está hecha para activarse solo por mí y que es una puerta a otra dimensión por así decirlo, lo demás te lo he contado todo.
-Otra duda con respecto a lo mismo, el arma está en el alma de Revecca y es por eso que mesclaste un poco de tu propia alma con la de ella, pero eso sígnica que todavía responde a ti por lo que podrías usarla.
-Estas en lo correcto, creo que si mesclaras un poco de la sangre de Albert con la de Revecca debería ser capaz de activarla.
Charlotte se paró de la cama en la que todavía seguía sentada haciendo su pose para pensar y dirigiéndose a la puerta le pregunto a Abadón.
– ¿Que tanta sangre necesitas para que puedas usar el arma efectivamente?
-Con un par de gotas es suficiente como para sorprenderte.
-Entiendo, eso era todo, volveré aquí después de la cena para platicar sobre lo de mañana.
Charlotte se fue sin cambiar su extraña pose y sin decir adiós dejando solo a Abadón quien encendió un cigarrillo mientras miraba el hermoso cielo por la ventana en que se encontraba.
-Espero que hallas puesto atención.
– “Lo hice y ahora entiendo mejor todo, pero estas seguro de contarle, parecías bastante reacio a hacerlo solo hace un par de días”
-No tenía sentido seguir guardando información, de todos modos, mañana pasara lo que pasara se hubiera sabido gran parte de lo que revele.
– “Solo espero que Johann sea tan buen estratega como lo es haciendo tonterías”.
-Te puedo asegurar que el muchacho es más de lo que dice y aparenta ser, desde que llegamos no ha parado de pensar en dos o incluso tres pasos adelante, solo pregúntate ¿Para que necesitaría nuestra sangre?
– “Después de las preguntas de Charlotte solo puedo pensar que al menos ya había deducido parte de lo que le dijiste a ella”
-Supongo que lo único que no sabía era mi identidad y para que servía exactamente la llave del abismo.
Dijo Abadón encogiéndose de hombros en señal de resignación.
– “Me dan escalofríos lo joven que es y ver lo que a mi parecer es un desequilibrado”
-Bueno que esperabas, seguramente se crio entre asesinos, cadáveres y una familia que le expulso de su propia casa a corta edad, me extrañaría más que eso no le hubiera afectado.
– “Al menos esta de nuestro lado y aunque sea debido a las circunstancias me calma que sea así”
-Pienso igual, creo que sería un enemigo a temer para cualquiera y es por eso que tienes que seguir con tus estudios, no sabemos si en el futuro seguirá de nuestro aliado.
El tiempo entre la visita de Charlotte y la cena paso rápidamente sin ninguna novedad resaltable a excepción de un animado Johann que lejos de encontrarse intranquilo debido a la pronta llegada de su familia al castillo seguía haciendo boberías apenas tenía oportunidad.
Tras la cena Albert volvió junto a Revecca a su habitación y debido a que esta última había pasado todo el día fuera leyendo Albert quería tener un tiempo de padre e hija con ella antes de los eventos que sucederían al siguiente día.
-Te la pasaste todo el día afuera, parece que ese libro que estas leyendo es bastante interesante como para mantenerte tan pegada leyendo.
-Es entretenido, supongo.
Viendo la poco enérgica respuesta de Revecca siendo esto todo lo contrario a la usual, Albert se preocupó un poco creyendo que algo le había pasado.
-Te paso algo hija, te noto un poco extraña, quizás tenga que ver con que el otro día no quisiste usar tu almohada para dormir.
Evitando preguntar directamente Albert trato de sacar alguna respuesta de Revecca que sostenía el libro que había estado leyendo contra su pecho guardando silencio.
-Vamos puedes decirme que te pasa, soy tu padre después de todo y estoy para escucharte, para darte concejo, animarte cuando las cosas no van bien, no quiero que enfrentes las cosas sola, menos si estoy aquí contigo.
En ese momento Revecca estallo en llanto a la vez que dejaba caer el libro y abrazaba a Albert con todas sus fuerzas dejando todo su traje sucio con lágrimas y mocos, pero sin importarle esto último Albert se agacho y le devolvió el abrazo a Revecca.
-Ya, ya, tranquila, llora todo lo que necesites hasta que hayas sacado toda la pena que tienes en tu corazón.
Luego de un par de minutos de llantos por parte de la pequeña Revecca, Albert noto como esta se calmaba lentamente pero aun así podía sentir que algo la aquejaba por lo que cuando Revecca estuvo en condiciones de hablar este le dijo a la par que secaba sus lágrimas con el puño de su camisa.
-Si te encuentras mejor me podrías decir por qué lloras.
Respondiendo con su cabeza de forma positiva Revecca se limpió la cara refregándose contra el traje de Albert para luego apuntar hacia el libro.
-Leíste algo que no te gusto o quizás te trajo un mal recuerdo.
Revecca volvió a responder positivamente con su cabeza a la afirmación de Albert quien desvió su mirada para echar una ojeada al libro que Revecca había estado leyendo y aunque había visto el libro varias veces esos días nunca había escuchado de él, mucho menos lo había leído por lo que no sabía que podría haber leído en esas páginas.
-En el libro… hay un cuento… se llama la gallina degollada.
Solo por el titulo Albert podía intuir el contenido de este, pero por temor a adelantarse y equivocarse, decidió guardar silencio y dejar que Revecca continuara con su explicación aun con algunas lágrimas cayendo de sus ojos.
-En él hay cuatro hermanos y una hermana pequeña… los cuatro hermanos mayores tenían una enfermedad y por eso no eran queridos ni cuidados por sus padres… toda la atención de los padres iba para la hermana menor, pero en un descuido la hermana fue degollada como lo había hecho una criada con una gallina por los hermanos mayores.
Revecca nuevamente abrazo a Albert quien viendo hacia donde se dirigía el asunto no fue capaz de emitir una sola palabra dejándola seguir con su monologo.
-Tras leer el cuento, me di cuenta que yo soy como los hermanos mayores y por eso mi mama no me quería, por eso nunca me ponía atención, por eso siempre me trataba como si estuviera enferma, por eso mi mama se vía tan triste, porque yo no soy lo que ella quería.
Las lágrimas nuevamente comenzaron a brotar como ríos de los ojos de Revecca a la vez que elevaba cada vez más su voz al hablar.
-Por qué si yo no hubiera nacido ella hubiera tenido la felicidad ella quería.
En ese momento Albert no pudo contener más las lágrimas lo que lo impulso a abrazar con más fuerza a Revecca mientras trataba de calmarla.
-Nada de eso fue tu culpa… tú no eres como los niños de esa historia… no tienes nada de ma…
– ¡COMO LO SABES!, siempre creí que ella en el fondo me quería, pero en verdad me odiaba y yo también la odiaba, siempre la he odiado y me asusta pensar en lo que pasaría si la volviera a ver.
-Entonces no pienses en eso.
-No puedo, no puedo parar de pensar en las cosas malas que me hiso, no puedo parar de pensar que todo es mi culpa por nacer y no puedo parar de odiarla.
Albert sabía perfectamente a que se refería Revecca, pero no era quien para darle un sermón a alguien sobre si era o no correcto desearle mal a una persona que te había hecho daño, además Abadón ya le había advertido que algo así tenía la probabilidad de pasar debido a lo tuvo que hacer para salvarle la vida.
-Te entiendo perfectamente Revecca, pero no debes dejarte llevar por tus impulsos.
Albert tomo a Revecca para luego sentarse en una de las camas para seguido poner a esta en su regazo mientras la abrasaba.
-Sabes Revecca, tú y yo no somos personas normales… en nuestro interior se encuentra algo sumamente peligroso, eso nos hace impulsivos con nuestras emociones y es como si no tuviéramos retraimientos, como si nada más importara más que conseguir lo que queremos, dime, te sientes así.
-Siento como si fuera a explotar cuando pienso en eso.
-Y es por eso que no tenemos que dejarnos llevar por esos impulsos, yo lo hice y termine haciendo cosas terribles, horribles cosas y es probable que las siga haciendo, pero quiero que al menos tengas una infancia lo más normal posible.
– Pero ¿qué puedo hacer?, este sentimiento no desaparece.
Pregunto un poco angustiada Revecca con algunas lágrimas todavía en su linda carita.
-Solo queda aguantarlo lo mejor que puedas, aunque te puedo decir que puedes mantener tu mente ocupada en otra cosa, como estudiar, eso me funciono bastante bien, quizás si lees algo un poco más alegre te sirva para distraerte.
Respondiendo que si con su cabeza Revecca se secó ella sola las lágrimas y con una pequeña sonrisa respondió.
-Voy a tratar, pero al final mientras te tenga a ti para abrazarme todo lo demás se me olvida.
Mientras Albert y Revecca compartían un abrazo alguien toco la puerta, pero como de costumbre esta persona entro sin esperar respuesta haciéndole pensar a Albert que debía poner pestillo a la puerta, pero era más que seguro que Charlotte tenía llaves de la habitación por lo que al final sería un despropósito hacerlo.
– ¿Los interrumpo?
Pregunto Charlotte mientras entraba y se ponía cómoda sentándose en la cama restante.
-Solo estaba conversando con mi hija.
-Su conversación tendrá que esperar ya que tengo el tiempo justo esta vez y no puedo desperdiciarlo.
-Supongo que has venido por lo de mañana, ya me estaba poniendo ansioso con la idea de que no me dirían nada.
-No es que tengas mucho que hacer tampoco y por precaución solo te diré las partes que te involucran además no debes preocuparte por Revecca ya que ella quedara fuera de todo esto por lo que no correrá peligro alguno si todo sale bien.
-Me parece bien, mientras no pidan imposibles podre con ello.
-Perfecto lo único que tienes que hacer mañana es presentarte y…
La explicación de lo que Albert haría durante los días en que los altos mandos de la familia Dippel estarían en el castillo no tomo más de 5 minutos ya que principalmente no había demasiado que explicar.
Luego de que Charlotte abandonara la habitación Albert que ya estaba cansado decidió que lo mejor era irse a dormir temprano esa noche, aunque apenas sentía sueño desde que conoció a Abadón por lo que era más una costumbre que una necesidad.
Parte 2
La noche como siempre se fue rápidamente dando paso a una soleada mañana que saludaba con su cálido tacto a un Albert que no había podido pegar pestaña, quizás el nerviosismo o miedo a lo que podría llegar a ocurrir no lo dejaron descansar a diferencia de la pequeña Revecca que como de costumbre dormía plácidamente en su cama.
Como era la costumbre Albert despertó con algo de dificultad a Revecca para luego bañarse, vestirse y quedarse esperando a Charlotte que los iría a escoltar al desayuno como todas las mañanas. Albert sin siquiera pensar en cambiar su estilo decidido usar uno de los tantos trajes negros que llevaba entre su equipaje a diferencia de Revecca que decidiendo llevar algo diferente a sus usuales vestidos se puso un conjunto de un short negro y una blusa blanca con un pequeño moño negro en el cuello, llevaba sus zapatos rojos de charol y dejando su largo pelo rojizo suelto.
Charlotte llego a la hora de siempre abriendo la puerta sin pedir permiso llevando un pantalón, más una blusa y chaleco formal que la hacía verse totalmente diferente a su usual vestimenta destacando en mayor medida que no llevaba su característica bata de laboratorio.
-A qué viene la ropa formal, no digo que te veas mal, pero pensé que usuarias lo usual.
-Lo mismo podría decir de ustedes, al menos de Revecca, en verdad no soporto usar trajes, pero el jefe de la familia llegara hoy y sería una falta de respeto no vestirme adecuadamente.
Tras el corto intercambio de palabras, Charlotte escolto a Albert y Revecca al comedor para desayunar encontrándose en este a Johann quien no parecía en lo absoluto preocupado al punto de que llevaba la misma ropa que siempre, una camisa mal planchada, con una corbata aflojada todo esto acompañado de su bata que pareciera que no la habían lavado en días
-Te dije varias veces que al menos te cambiaras la bata.
Dijo una enojada Charlotte quien se dirigió directamente a increpar a Johann.
-Pero es mi bata favorita además no veo la necesidad de arreglarse tanto, solo viene mi hermana.
-Amo Siegfried, debe tener en cuenta que, aunque sea su hermana asimismo es la actual líder de la familia Dippel y por tanto no debe descuidar ni sus modales ni su vestimenta en su presencia.
Dijo Hagen mientras entraba al comedor con un carrito lleno de los platos que serviría en el desayuno.
-Que pesados que son, pero tienen suerte de que no tengo ganas de discutir con nadie hoy por lo que si se calman me cambiare, aunque me niego rotundamente a usar una chaqueta.
Con esas palabras Johann se fue del comedor rápidamente con dirección a su habitación volviendo unos 20 minutos más tarde mientras todo comían su desayuno. Esta vez llevaba puesto un traje completo conformado por una camisa negra, un pantalón y chaleco formal sin brazos ambos de color plomo, no llevaba su sucia bata además del hecho de que no se había peinado en lo absoluto todo el conjunto le quedaba bastante bien.
La mañana se fue bastante rápido llegando al medio día que era la hora en que llegaría la hermana de Johann junto a los demás miembros de la familia Dippel. Tras unas cuantas horas de espera en el salón principal al fin alguien toco a la puerta con el picaporte yendo Hagen a abrir la puerta y a recibir a los invitados.
Al abrir la puerta se encontró con un joven de unos 15 años que llevaba una boina negra que cubría su cabello que era al igual que el de Revecca rojo, pero mucho más claro casi llegando al naranjo, el joven llevaba una bufanda que cubría su boca y un abrigo largo con cuello de color azul marino que mantenía cerrado a pesar del calor que hacía.
-Buenas tardes padre, perdón por la tardanza, tuvimos algunos problemas menores por el camino.
Dijo el joven mientras se dirigía con mucho respeto a Hagen.
-Qué es lo que te tengo dicho con respecto a la puntualidad.
-Siempre he de ser puntual y que siempre debo tratar de adelantarme a los problemas.
En ese momento una joven de plateados cabellos y ojos color ámbar que te hipnotizaban con solo verlos hiso a un lado al muchacho que hablaba con Hagen empujándolo con su mano. Ella se paró con los brazos cruzados frente a Hagen, lleva un vestido con volantes hasta la rodilla de color negro con una chaqueta estilo gótico morada con doble hilera de botones dorados además de un laso en el cuello de color negro, en sus pies llevaba botas de cuero con tacón sin mencionar que cargaba consigo un muñeco de trapos con dos grandes botones rojos como ojos, con una gran sonrisa cosida, llevaba un sombrero de copa con una franja roja por el cual algunos cabellos negros se escapaban de la base, tenía puesto un traje con un enorme moño rojizo y de una de sus manos colgaba un bastón mientras que de la otra una varita mágica clásica negra con puntas blancas.
-No es culpa de Edward el que llegáramos tarde, si no mía ya que quise detenerme a comprar un suvenir como regalo por nuestra visita.
-Señorita Erika, por favor perdóneme no tenía idea, por favor pase la estábamos esperando.
Edward y Erika entraron al castillo seguidos por tres hombres de mediana edad que a su vez cada uno era seguido muy de cerca por lo que parecían sirvientes que llevaban el equipaje.
-Como estas Hagen, espero que tener que cuidar de Siegfried no sea demasiado problema.
Dijo uno de los hombres a Hagen mientras entraba, este era alto con un pelo que pareciera estar lleno de canas, lleva un traje plomo completo con camisa blanca y corbata negra, tenía una barba bien cuidada y frondosa además de una cara amable y bonachona. Los otros dos que llegaron junto a Erika no resaltaban en nada ambos llevaban un traje negro clásico, uno de ellos era bastante más viejo que el resto teniendo en su cara claras arrugas que lo demostraban mientras el otro parecía tener la misma edad del primero, pero a diferencia de los otros dos este tenía un claro sobrepeso.
Habiendo entrado las ocho personas al castillo, los cuatro familiares de Johann más sus cuatro sirvientes siendo el joven que llamo padre a Hagen el protector de Erika la hermana de Johann quien había desaparecido de la habitación de un segundo para otro dejando a Charlotte buscando con la mirada por todas partes sin tener resultados.
-Charlotte ¿dónde está mi hermano?, se suponía que debería estar esperándonos.
Dijo Erika autoritariamente mientras se acercaba a Charlotte quien nerviosamente hiso una reverencia a la vez que respondía.
-Lo… lo siento señorita Erika, su hermano estaba aquí hace un instante y aunque le pedí que no se moviera este hiso caso omiso de mi sugerencia.
Antes de Erika pudiera replicar una fuerte voz se escuchó proveniente del segundo piso.
-Bienvenidos sean visitantes a mi castillo, mis queridos invitados los estábamos esperando.
Era Johann quien con una alegre sonrisa y los brazos abiertos iba bajando las escaleras lo que le causo un extraño deja vu a Albert de la primera vez que vio a Johann.
-Hermana, tío Niels, personas a las cuales claramente no recuerdo, es un placer verlos de nuevo.
En ese momento el tipo con claro sobrepeso muy enojado dio un paso al frente.
– ¿Qué clase de falta de respeto es esta?, deberías tener más respeto con tus mayores muchachos o…
-Perdón, pero ¿Quién es usted?, creo que nadie pidió su opinión.
Interrumpió Johann de forma sarcástica mientras mantenía una burlesca sonrisa.
-Mocoso impertinente con quien crees que estás hablando, quiero que escuches bien mi nombre y te lo graves en esa cabecita tuya…
-Por favor dígamelo, así sabre que poner en tu lapida cuando te entierre.
La ira era claramente visible en el rostro del que Johann se estaba burlando, su seño estaba fruncido, su cara roja, tenía venas marcándose en su frente y su respiración era agitada, en cualquier momento explotaría, pero antes de que siquiera se moviera una mano toco su hombro.
-Cálmate Karl es claro que te está molestando y estas cayendo directo en sus juegos.
Era el tío de Johann, Niels quien con su imponente estatura y voz hiso calmar inmediatamente a Karl.
-Siegfried podrías…
-Johann, me cambie el nombre y ahora me llamo Johann.
Con un largo suspiro por parte de Niels este acepto rápido el cambio de nombre de Johann y continuo en donde le interrumpieron.
-Johann podrías dejar de provocar Karl, tampoco quiero que lo intentes con Volker.
Dijo Niels apuntando al anciano que los acompañaba.
-Con que Karl y Volker… por más que lo intento no los recuerdo… pero qué más da, es un placer conocerlos señores.
Johann hiso una reverencia para luego acercarse a su hermana y abrazarla enérgicamente.
-Cuanto tiempo hermanita no sabes las ganas que tenia de verte.
El abrazo sim embargo fue breve y efímero ya que Edward tomando del traje a Johann lo separo de Erika.
-Esta estrictamente prohibido que toques a la señorita Erika sin su previa aprobación.
Johann un poco enojado se sacudió la ropa y se acercó a Erika apuntado con su dedo a Edward.
-Deberías de haber entrenado mejor a tu perrito faldero, no debería ladrarme de esa manera, menos a mí que soy tu hermano.
-No sé a qué te refieres, Edward solamente está cumpliendo con su deber.
Con esas palabras Erika desvió enojada su mirada dejando a Johann paralizado ante la fría respuesta de su hermana.
Niels sin siquiera inmutarse ante la infantil actitud de Johann procedió a señalar a dos personas que no conocía y que se encontraban al lado de Charlotte.
-Me podrías decir, ¿Quiénes son ellos?
Espabilando de su letárgico estado Johann se paró y contesto aun deprimido.
-Ellos son Albert Lake y su hija Revecca, vinieron a este castillo con la intención de contratar los servicios de la familia es por eso que les sugerí que se quedaran a esperar que ustedes llegaran y concretar el contrato.
Al oír el nombre de Albert el tío de Johann Niels no pudo evitar verse sorprendido.
-Tu eres ese Albert Lake que ha estado en todas las noticias, ya me parecía raro que un simple criminal lograra asesinar a tanta gente en tan poco tiempo anqué luce totalmente distinto a las fotos que rondan por la televisión e internet.
-Antes que nada, es un gusto conocerlo señor Niels, Johann me ha hablado mucho de usted y si se refiere a mi aspecto es debido a que este cuerpo no es más que un mero recipiente para mi verdadero ser y lo adecue a mis necesidades.
-Ya veo entonces referirse a usted como Albert sería un error.
-Eso es correcto, es bastante perspicaz Niels, aunque un nombre es irrelevante para mi pueden llamarme Abadón.
Niels se puso a acariciar su barba mientras de reojo miraba a Revecca inquisitivamente como si la historia de Abadón no le sonaran del todo cierta siendo la razón de esto la pequeña niña.
-Quizás estoy pensándolo demasiado, pero porque alguien como usted llevaría un lastre como ella.
Una pequeña sonrisa se dibujó en la cara de Albert al escuchar lo que estaba esperando.
-Bueno veras Niels, como podrás saber las víctimas de posesiones tienden a resistirse al ser controlados por lo que para evitar ese fastidioso problema tome la precaución de tomar como rehén a su hija.
-Me parece que lo que dices son puras escusas.
Dijo un escéptico Niels mientras se acercaba a Albert a la par que sacaba una pistola de entre sus ropas.
-Si solo es un rehén mátala ahora mismo y te daré lo que pidas a cambio, pondré todos los recursos de la familia a tu disposición si así lo deseas.
Albert sin dudarlo tomo el arma que Niels le ofrecía para posteriormente apuntar hacia la cabeza de Revecca que está a su lado.
-Bien la matare, pero a cambio quiero tu vida.
-Creo que no entiendes mi propuesta, si me matas a mí también no tendría como cumplir con mi parte.
-Tu eres el que no entiende, lo quiero es tu cuerpo y por ende todos tus contactos, información y recursos pasarían a ser completamente míos por lo que cumplirías con tu parte, serias mi esclavo por lo que dure tu efímera vida.
Las palabras de Albert incomodaron a Niels quien no sabía bien cómo responder.
-No estas siendo un poco irracional.
-Irracional dices, que te parece pedir deshacerme de lo único que me da control total del cuerpo que poseo solo para demostrar que no he mentido, para venir y ofrecerme algo que ni siquiera iguala el valor de lo que perdería.
-Es cierto que quizás me sobrepase con mi petición, pero también tiene que admitir que es bastante extraño que alguien de su clase valore de tal manera las vidas de unos simples humanos sin importancia, pero afortunadamente tengo forma de saber si no es así.
Niels quito el arma de las manos de Albert para luego apuntar el mismo a la cabeza de la pequeña Revecca quien estaba extrañamente impasible ante la situación.
-Charlotte quiero que me digas inmediatamente si esta niña es normal.
-En mi opinión ella no tiene nada fuera de lo común, tanto su cuerpo como espíritu son los que se esperarían de niña de su edad.
La ira comenzó a consumir a Niels lentamente mientras una enorme vena que pareciera que estuviera a punto de explotar se le marcaba en su frente.
– ¡ME ESTOY ARTANDO DE LAS MENTIRAS!, nadie en este maldito castillo es verdaderamente confiable… a excepción claro del único que nunca ha mentido, aunque eso le trajera problemas, Hagen supongo que estuviste vigilando a nuestros invitados estos días, además de a tu tonta hija y mi sobrino, así que dime de inmediato que es esta niña.
Hagen calmadamente se acercó a Niels, miro a Albert y luego a Revecca para seguido poner una amistosa sonrisa.
-Por lo que he podido observar la niña es completamente normal, no ha mostrado actitudes extrañas ni fuera de lo común, y si me deja darle mi opinión Albert no representa ni el más mínimo peligro.
– ¿Estás seguro de lo que dices?
-Completamente, no tengo la menor duda de que Revecca y Albert no representan un peligro.
-Me parece correcto, pido disculpas a usted y a la niña.
Sin parecer todavía muy convencido Niels guardo su arma y se dispuso a acariciar la cabeza de Revecca que se mantenía mirando hacia el piso sin moverse.
-Creo que me sobrepase un…
Justo antes de que Niels tocara la cabeza de Revecca, Albert con una espeluznante sonrisa lo agarro de la muñeca evitando que la tocara.
-Si piensas seguir con esto es claro que no te interesa hacer negocios conmigo, pero no te preocupes me iré de inmediato a algún lugar en el que no me falten el respeto, además es evidente que le diré a todos el cómo fui descortésmente tratado en este lugar.
Tras chistar molesto Niels retiro su mano cambiando su actitud completamente.
-Pido nuevamente perdón por mi terquedad, pero entenderá que en este negocio no se puede ser confiado, además le ofreceré un enorme descuento en nuestros servicios si se queda.
Mas calmado por las palabras de Niels, Albert respondió.
-Quizás exagere un poco también por lo que tomare su oferta así que me gustaría saber cuándo podríamos ver los detalles.
-Como vera estaremos muy ocupados estos dos días por lo que si puede esperar un poco más concretaremos el trato ¿qué le parece?
Antes de que Albert pudiera responder una estrepitosa vos vino de las escaleras.
-No me gusta meterme, pero tengo todo listo por lo que si pasan de inmediato a ver lo que prepare mañana en la mañana ya podrían hablar de la petición de Abadón.
-Si eso es cierto, me gustaría que así fuera ya que tengo a bastantes personas pisándome los talones.
Niels cerro los ojos a la par que suspiraba fuertemente además de presionar su cien con sus dedos.
-Me gustaría que se pudiera así, pero tanto yo como los demás debemos descansar del largo viaje además del hecho de que hay algunas cosas muy importantes de las que debo encargarme antes por lo que me liberaría a más tardar mañana en la noche sin embargo preferiría concretar el trato a la mañana siguiente.
Tras pensarlo por unos cuantos segundo Albert respondió sin dudarlo más.
-Me parece bien, entonces pasado mañana será.
Niels le estiro la mano a Albert para dar como un hecho el pacto siendo este devuelto.
-Ahora que todo está decidido creo que me tomare una refrescante ducha, si me disculpan.
-Por aquí señor.
Niels siguió a Hagen igual que los demás quien los llevaba a las habitaciones que ocuparían por los siguientes 2 días, dejando en la entrada a Revecca, Charlotte, Johann y Albert quien tenía las piernas como fideos, tomo una gran bocanada de aire para luego suspirar.
-Sentí como si me fuera a descubrir en cualquier momento.
-Te preocupas demasiado, lo hiciste perfecto, hasta yo me lo creí, pero más importante, Revecca estas bien no te has movido nada desde que llegaron.
Tanto Albert como Johann vieron a Revecca que todavía miraba hacia el piso y de un instante para otro levanto la cabeza teniendo el rostro completamente rojo.
– ¡LO, LO SIENTO SE ME OLVIDO LO QUE TENIA QUE DECIR!
-JAJAJAJAJA, eso era todo, tranquila no tienes que forzarte tanto solo relájate y se tu misma desde ahora.
Dijo Johann mientras le revolvía el pelo a Revecca quien hacia pucheros.
Parte 3
Durante esa misma tarde en las calles de Londres caminaba Robert el escudero de la orden del Temple junto a su maestro.
-Como es posible que una persona desaparezca completamente sin dejar rastro, ni siquiera en cámaras de seguridad, me comienzo a preguntar cuanto más durara esto.
-No seas impaciente Robert o no podrás ver el panorama completo, además tenemos una pista.
-Solo es una auto robado de la mansión que menciono Cody a la que iría, pero los vidrios estaban polarizados y las cámaras de tráfico no lograron captar al que conducía por lo que podría ser cualquiera.
-Vez es justo a eso lo que me refería, no es en el auto en el que te debes concentrar si no el destino que eligió Albert Lake, pregúntate ¿Por qué vendría esta ciudad?
-Solo se me ocurre que vendría a una ciudad tan especifica buscando a alguien o algo, pero para qué.
-Siquiera se te paso por la cabeza que quizás quiera abandonar el país.
-No le serviría cualquier ciudad con aeropuerto, además lo hubieran descubierto de inmediato al mostrar sus papeles.
Robert se dio un pequeño golpe en la cabeza con su palma abierta.
-Como no me di cuenta antes por eso Londres y no otra ciudad.
-Te tardaste bastante esta vez Robert, como estás pensando, en Londres lo único realmente destacable es el Bar The hause of lies, en donde puedes conseguir falsificaciones de lo quieras, para el dueño un par de papeles seria solo un juego.
-Entonces es haya donde nos dirigimos.
-En efecto está a unas cuantas calles más por lo que no deberíamos demorarnos tanto en ….
En ese momento el celular del Mariscal el maestro de Robert sonó a lo que este rápidamente contesto y comenzó a conversar con la persona que había llamado, una conversación de la que Robert por obvias razones solo escucho la mitad de ella.
-Hola con quien Hablo.
-Si ese es el nombre.
-Ok, estaré esperando por el correo.
-En tanto a la recompensa la discutiremos cuando lo hallamos capturado.
El Mariscal corto la llamada para luego guardar su celular y mirar a un poco confundido Robert.
– ¿Qué fue esa llamada?, acaso lo encontraron.
-Al parecer ya no necesitaremos ir al Bar, me llamaron de la familia Dippel para informarme que Albert Lake se encuentra en uno de sus castillos.
– ¿La familia Dippel?, no creo que sea correcto confiar en esa clase de personas.
Replico Robert con razón en sus palabras.
-Pienso de la misma manera que tu pero ya hace años que tienen una especie de tregua con la orden además si nos están mintiendo tendría la excusa perfecta para desarme de esa escoria de una buena vez por todas.
No muy convencido de las palabras de su maestro Robert replico.
-Pero no cree que sería peligroso ir solamente nosotros solos, no sería mejor pedir refuerzos.
-Podría ser cierto, pero no contamos con personal para ello, de todas maneras en la familia Dippel solamente hay una persona de la que deberíamos estar preocupado sin embargo si me esfuerzo al máximo creo que tengo bastantes chances de ganarle.
-Espero que sea como dice.
-Estas dudando de tu maestro muchacho, créeme cuando te dijo que le puedo ganar después de todo ya lo he hecho antes.
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