Cenizas del Alma - 12
Parte 1
Solo un par de minutos habían pasado desde que Hagen se había comunicado con su hija Charlotte por celular pidiéndole que le llevara de forma urgente la doncella de hierro cuando a la distancia este pudo apreciar a su hija cargando lo que le había pedido. El artilugio que llevaba Charlotte en su espalda tenía exactamente la misma forma que el artículo de tortura del cual provenía su nombre, una doncella con un vestido que en su interior ocultaba una cámara con pinchos de metal.
-Te tardaste demasiado en llegar.
Le dijo Hagen a su hija mientras apoyaba su espalda en uno de los árboles del bosque.
-Mis disculpas por la tardanza, debido a que se reforzó la estructura de la doncella para evitar que pasara lo de la última vez, ahora está bastante más pesada y difícil de mover.
Hagen dejo de apoyarse en el árbol para caminar hacia su hija mientras con una mano arrastraba a su prisionero que levanto del piso y que se encontraba completamente inmóvil.
-Toma, llévalo ante la presencia de la señorita Erika, yo por otra parte me encargare de tu hermano.
-Pero padre, no sería mejor que te acompañe, estas herido y claramente no estás en condiciones, no podrás contenerlo en estas circunstancias.
Charlotte parecía realmente preocupada lo que se veía reflejado en su tono de voz angustiado y el claro nerviosismo en su rostro ante el asunto.
-No puedo dejar que me acompañes, este problema es mi responsabilidad y estoy dispuesto a hacer lo necesario para que no se salga de control, no volveré a cometer el mismo error dos veces.
Hagen se comportaba distante mientras trataba de que su hija le entregara la doncella de hierro, pero yendo en contra de los deseos de su padre Charlotte se negó rotundamente a entregársela.
-¡NO!… no te dejare ir solo, no después de ver en la condición que te dejo la última vez… me niego a tener que volver a tener que pasar por lo mismo una segunda vez.
Hagen dejo caer al piso al prisionero que arrastraba y con ambas manos agarro los hombros de una Charlotte que luchaba por no romper en llanto.
-Mi pequeña Charlotte, has crecido y madurado tanto en estos años, aun así, no puedo dejarte ir conmigo, no me mal entiendas, creo que eres completamente capaz de ayudarme, pero las cosas podrían complicarse al punto que tendría que tomar medidas más drásticas.
Un sepulcral silencio se apodero del lugar debido a las implicaciones de las palabras de Hagen quien dándole un beso en la frente a su hija le dijo acomplejado.
-No quiero perder a más de un hijo este día… por favor déjame esto a mí y vuelve al castillo, te prometo que haré todo lo posible para no tener que llegar tales extremos.
-Ten… cuidado.
Con esas cortas palabras Charlotte le entrego la doncella de hierro a su padre para luego tomar al joven cautivo que yacía inconsciente en el suelo e irse del lugar sin decir nada más.
Tras la partida de Charlotte y que esta desapareciera de la vista de Hagen, este dio un gran suspiro mientras se tocaba su abdomen con claras señales de dolor.
-Espero llegar a tiempo.
Se dijo Hagen a si mismo, mientras buscaba fuerzas para seguir con la difícil tarea que debía cumplir, para luego sin pensarlo mucho más tomar a la doncella de hierro y partir al encuentro con Edward.
Parte 2
Hacia no más de un minuto que Edward había recibido una llamada de Charlotte indicándole la ubicación de uno de los intrusos por lo que este sin pensarlo dos veces y sin esperar que su hermana terminara de hablar colgó el celular y se dirigió de la manera más rápida que pudo a donde le habían indicado.
Edwar llego rápido al lugar por lo que se dispuso a buscar al intruso, pero sin saber de dónde exactamente un pequeño objeto a gran velocidad se acercaba a su cabeza, por el sonido Edward intuyo que se trataba de una bala y sin mucho problema la esquivo moviendo su cabeza un poco hacia el lado dejándola pasar de largo, pero para su sorpresa en el momento en que la bala estuvo al lado de su cabeza esta exploto con una potencia considerable.
Todo fue inesperado para Edward, quien recibiendo un golpe equivalente a mazazo en la cabeza cayó al suelo mientras agarraba la boina que tenía puesta con su mano para evitar que esta se callera. Ya en el suelo y aun confundido por la explosión, Edward comprobó que no tenía heridas visibles en su cabeza o rostro, pero la explosión había afectado bastante su oído izquierdo solo oyéndose a través de él un incesante pitido.
Las heridas no habían sido graves, solo tenía un poco dañado el tímpano, nada que se solucionara fácilmente pensó Edward por lo que trato de pararse, acción que fue interrumpida por otra bala que se dirigía esta ves a su pecho. Edward sabia a lo que se enfrentaba y no dudo ni un solo momento el tratar de esquivar la bala, lo cual logro fácilmente, el problema era que probablemente esta nuevamente explotaría en cualquier momento, por lo que sin darse tiempo para descansar Edward se alejó lo más que pudo de la bala dando un salto hacia atrás, pero el sonido de la explosión nunca llego, en cambio a lo lejos se escuchó el sonido de otro disparo que como la anterior estaba dirigido a su pecho.
Edward logro esquivar por poco el segundo proyectil a duras penas, contorsionando su cuerpo en el aire lo que impidió que la bala impactara en su pecho, pero para sorpresa de nadie esta vez la bala si exploto con una potencia similar a la primera causando que Edward volara por los aires por unos cuantos metros hasta que impacto de lleno con un árbol de las cercanías dislocándose el hombro por la increíble fuerza choque.
El dolor le era indiferente a Edward quien parecía no sentir nada ante los impactos que había recibido, volviendo a poner su hombro en su lugar fácilmente para luego sacar de los bolsillos de su abrigo un par de guanteletes de cuero que en la punta de los dedos tenían garras de color negro que parecían estar muy afiladas para sin más ponérselas una en cada mano y habiéndose armado adecuadamente, flexiono un poco las rodillas y dejo caer sus brazos y así se quedó sin moverse en lo absoluto.
Pasaron unos cuantos segundos en el los que Edward no se movió, parecía una tétrica estatua con los ojos bien abiertos, siendo solo estos últimos los que se movían en todas direcciones buscando a su atacante. El cuarto disparo no tardó en llegar y como si estuviera poseído Edward de inmediato comenzó a correr en dirección de donde provino, esquivo la bala dejándola atrás y como las demás antes de ella también exploto lo que desequilibro a Edward, quien tras caerse y dar un par de vueltas en el piso retomo rápidamente su marcha divisando por fin a su atacante quien estaba escondido tras unos arbustos. Edward estaba listo para atacar, lo tenía prácticamente al frente suyo cuando otro objeto se acercó a su cara, esta vez era más largo y delgado que una bala, Edward lo esquivo sin problemas, pero para su sorpresa una nueva explosión lo descoloco completamente.
La última explosión había sido mucho más débil que las anteriores aun así esto le compro el suficiente tiempo al atacante como para alegarse de Edward a una buena distancia.
Tras recomponerse de la contusión Edward pudo ver al intruso a unos cuantos metros frente a él, era un hombre de mediana edad de pelo cano que tenía puesto un uniforme militar con una cruz roja sobre un fondo blanco en su hombro, tenía una medalla con forma de escarabajo dorado en su pecho, además de lo anterior este llevaba un estoque en su mano derecha y en su izquierda un revolver con el que probablemente le había estado disparando.
-Ya se me hacía extraña esa inhumana resistencia, ni una solo herida importante te he logrado hacer, cuando un humano estaría luchando por estar de pie en estas condiciones.
Edward no entendía de que era lo que el hombre estaba hablando, pero tras ver su inquisitiva mirada que apuntaba a su cabeza y tras buscar desesperadamente su boina y no encontrarla se dio cuenta de a que venían esas palabras.
En su cabeza que siempre era cubierta por una boina se encontraban dos orejas de zorro color anaranjado del mismo tono que su cabello las cuales pasaron de estar totalmente erguidas a inclinarse hacia atrás.
-Yo, el caballero Joseph Vacher te daré muerte en este instante como lo dictan las sagradas leyes de la gran Orden del Temple, me gustaría poder decir que no es nada personal, pero… estaría mintiendo.
Edward ignorando por completo el discurso de su contrincante se dedicó a analizar su aspecto y armas con la finalidad de urdir una estrategia de combate que le pudiera hacer frente a tan molesta habilidad que poseía el enemigo. Edward noto en Joseph una cortada en su mano derecha que dejaba correr su sangre desde la empuñadura hasta el filo de su estoque, lo que probablemente estaba causando las explosiones, lo que le llevo a pensar que sus balas también debían estar cubiertas con sangre para lograr que explotaran, era una teoría solidad que explicaba los anteriores ataques. En ese momento un horrible escalofrió recorrió el cuerpo de Edward que dándose cuenta de la habilidad de Joseph miro desesperadamente el suelo a sus pies.
-Bastante perspicaz, no te preocupes no hay sangre en el piso cerca de ti.
Con esas palabras Joseph disparo nuevamente en direcciona Edward quien sabiendo lo que le venía esquivo el disparo fácilmente alejándose lo suficiente como para que el radio de la explosión no le hiciera daño, pero para realizar la maniobra puso demasiada atención en la bala perdiendo de vista tan solo por un instante a Joseph que aprovechó ese pequeño lapsus para aparecer por su costado dando una precisa estocada dirigida a su cabeza, la cual Edward pudo esquivar por poco.
Joseph logro con su ataque inicial solo asestarle un pequeño corte en la mejilla a Edward, pero eso no era todo, todavía quedaba la explosión que acompañaban la mayoría de los ataques de Joseph, una explosión que nunca llego, debido a que antes de que este pudiera hacerlo, de la herida que el mismo había infringido en la cara de Edward una pequeña gota de sangre salió y en un instante está estallo en una llama de color blanco con bordes turquesas que emitía un calor tal que obligo a Joseph a alejarse lo más rápido posible.
Joseph estaba impactado ante tales acontecimientos, mientras miraba la herida de Edward de la cual seguía brotando sangre la cual seguía quemándose como si de combustible se tratara, aunque con mucha menos intensidad que en un principio dejando una pequeña llama de color blanco alrededor de la herida de Edward que no se extinguía con el paso de los segundos.
-Me va costar más de lo que pensaba el acabar contigo… al menos tus heridas no se curan de inmediato.
Edward parecía bastante molesto con el hecho de que le hubieran causado una herida en su mejilla y aunque no parecía afectarle el fuego, esto claramente no se aplicaba a su ropa quedando en evidencia cuando algo de sangre encendida cayo en la gruesa bufanda que cubría su boca haciéndola arder en llamas, sin preocuparse por el fuego Edward la tomo con su mano y la lanzó al piso revelando una boca un poco más grande lo usual llena de dientes puntiagudos y afilados que por instinto casi animal enseñaba agresivamente, algo que Edward trataba de ocultar serrando su boca o tapándola con sus manos.
Era claro para Joseph que a Edward le costaba horrores controlarse cuando su lado más animal comenzaba a aflorar, por lo que decidido a no perder más el tiempo recargo su revolver no sin antes impregnar de sangre las balas y aunque este le tomo algo de tiempo su enemigo parecía más preocupado de esconder su boca u orejas que de prestarle atención a él.
Aprovechando la distracción de Edward y habiéndose preparado Joseph salto de nuevo al ataque acercándose a gran velocidad a un Edward parado que seguía sin hacer nada, por lo que dándole una patada en sus pies logro desequilibrarlo para luego con otra patada mandarlo a volar hacia arriba dejándolo sin ningún punto de apoyo, lo que Joseph aprovecho descargando el cargador completamente en el sin preocuparse de apuntarle siquiera.
Edwar apenas dándose cuenta de lo que ocurría y ya en el aire pudo esquivar un par de balas, sin embargo otras lo atravesaron dejándole graves heridas por su cuerpo de las cuales como era esperado el fuego comenzó a brotar intensamente. Las balas que Edward fue capaz de esquivar a pesar de su mala posición explotaron desde todas direcciones dejándolo aún más dañado de lo que estaba cayendo tras esto al piso que para su sorpresa tenía unas cuantas machas más de sangre que había dejado Joseph quien ya se había alejado del lugar.
El destino de Edward era inevitable, no había forma de escaparse de la situación, solo podía dejar que la gravedad actuara la cual lo llevo sin frenos hasta la tierra la cual exploto en una gran bola de fuego destruyendo con ella una buena porción del terreno.
-Me sorprende que sigas en una sola pieza.
Dijo Joseph tras ver tendido en el piso de Edward con severas heridas en todo su cuerpo las cuales ardían con tal fuerza que era difícil para el acercarse.
-Las balas que lograron darte deberían de haber estallado en el momento que entraron a tu cuerpo haciéndote explotar en pedacitos, pero supongo que quizás ese molesto fuego blanco tuyo, incinero por completo la sangre antes de que pudiera detonarla.
Joseph se pudo acercar al cuerpo de Edward cuando la intensidad del fuego había bajado lo suficiente, este ya había recargado de nuevo su revolver y estaba listo para rematarlo cuando Edward a pesar de sus heridas se paró y en esta ocasión no parecía distraído si no que veía directo a Joseph, no trataba de esconder ni sus orejas ni sus dientes, además del hecho que parecía estar bastante más tranquilo que antes mientras se hablaba a sí mismo en voz baja.
-Solo mátalo… no puedo, tengo que llevármelo con vida… ¡MATALO!, sabes que quieres hacerlo…no puedo…
Las ropas de Edward estaban ardiendo y cada paso que daba dejaba caer pequeñas gotas de sangre encendidas que seguían ardiendo unos cuantos segundos después de tocar el piso.
Joseph no esperaba que después del último ataque Edward pudiese estar de pie, era claramente más resistente de lo que suponía, además del hecho de que cada herida que le hiciera aumentaba los focos de fuego en su cuerpo lo que a su vez le impedía acercarse demasiado para seguir atacando, en resumidas palabras mientras más se alargara la pelea, el joven Edward iría ganando cada vez más ventaja por lo que solo le quedaba una salida.
-Cada segundo que pasa más me convenzo de que matarte es la decisión correcta, tu sola existencia representa una amenaza para el mundo, una amenaza que debe ser exterminada cuanto antes.
Tras sus palabras Joseph procedió a realizarse un profundo corte en su mano izquierda de la cual comenzaron a brotar grandes cantidades de sangre.
-Terminemos esto rápido.
Con ambos ya preparados el primero en atacar fue Joseph quien rápidamente se acercó de frente a Edward y agarro su cabeza con su mano izquierda llenándola de sangre para luego soltarlo, Joseph dio un rodillazo dirigido al estómago que fue bloqueada por Edward con su brazo izquierdo mientras que con el derecho lanzó un zarpazo dirigido al abdomen de Joseph el cual apenas pudo esquivar dejando leves marcas de garras en su abdomen.
La estrategia de Joseph era mancharle con sangre a Edward, para luego alejarse y hacerlo explotar, aun así, no sería tan fácil, después de todo el ya conocía sus habilidades y por ello lo hostigaba constantemente con ataques a corta distancia.
Estando en apuros por los repetidos y constantes ataques de Edward quien no se despegaba de él, Joseph recurrió a tirarle una pequeña cantidad de sangre a Edward en sus ojos para luego hacerla explotar no con demasiada fuerza, pero si la suficiente como para segarlo al menos por el momento y poder tomar distancia de él, pero Edward al tener un sentido del oído inhumano pudo seguirle aun sin poder verlo.
Viendo que segarlo no fue suficiente y que debido al intenso fuego que recubría algunas partes de su cuerpo este no podía atacarlo a la ligera, Joseph tenía pocas opciones en esos momentos, de las cuales la mayoría eran realmente inviables para ganar el combate además viendo que su principal problema era que no podía alejarse lo suficiente de Edward, decidido concentrarse en sus piernas y brazos para así reducir en gran medida su movilidad.
Con un plan más o menos funcional, Joseph lo primero que hiso fue soltar su estoque momentáneamente clavándolo en el piso para luego mientras esquivaba uno de los zarpazos de Edward tomo su brazo y aprovechando su fuerza superior le quebró el brazo de tal manera que la fractura no fuera expuesta con la finalidad de no aumentar los focos de fuego en su cuerpo, pero el poder tomar su brazo trajo sus consecuencia dejando graves quemaduras en los suyos además del hecho de que incendio en el instante la ropa que llevaba puesta por lo que tras lograr alejarse por un momento, este se quitó la parte superior de su traje que ardían en llamas.
Habiendo recibido algunas quemaduras en sus brazos y manos Joseph aprobó como exitoso su ataque ya que se había desecho con éxito de unos de los brazos de su contrincante, en esos momentos él tenía la ventaja habiendo obtenido quemaduras que, aunque fueran dolorosas no mermaban de gran manera su movilidad y fuerza. Edward con un brazo roto y sin poder moverlo continuaba atosigando con sus ataques a Joseph ya que sabía que el alejarse demasiado significaba su perdición por lo que aguantando el dolor como mejor podía no dejaba de atacarlo logrando solo generar rasguños y quemaduras en su cuerpo que ya de por si estaba lleno de cicatrices por todas partes.
La pelea continuó sin que ninguno de los dos lograra acertar un golpe realmente decisorio a excepción del brazo quebrado de Edward que no parecía haberle afectado de la manera que Joseph esperaba, además Edward ya había recuperado en parte su visión y aunque todavía tenía los ojos afectados por el ataque anterior podía ver lo suficiente para que combinado con su sentido de la audición y olfato pudiera seguir el combate con relativa facilidad.
Joseph cada segundo que pasaba se volvía cada vez más lento debido principalmente al cansancio y a la pérdida de sangre que conllevaba el utilizar su técnica en un combate demasiado prolongado, esto no solo era un problema único de Joseph ya que Edward aunque en menor medida también se había visto afectado por la pérdida de sangre y las heridas que había sufrido durante la pelea, sin embargo a Joseph aun le quedaba una última alternativa que solo debía utilizarse como último recurso por lo que dándolo todo por alejarse aunque sea unos centímetros de Edward este dijo.
-Aunque me asquee la idea de no haberte podido vencer en un combate justo, no tengo más alternativa que usar esto para deshacerme de una peste como tú.
De uno de su bolsillo Joseph había sacado una cajita metálica no más grande que una billetera de la cual saco una jeringa que utilizo de inmediato en sí mismo mientras esquivaba con gran dificultad los incesantes ataques de Edward. Tras unos cuantos segundos luego de inyectarse sus pupilas se dilataron, su respiración se aceleró y el constante goteo de sangre de sus herida aumento con aquellos síntomas también vino un incremento de su velocidad la cual dejo perplejo a Edward quien no espera un aumento tan brusco en sus capacidades, al punto que por un momento Joseph desapareció de la vista del joven y para cuando este se dio cuenta de su posición ya era demasiado tarde, marcando ese instante con fuertes explosiones que provenían tanto de las manchas con sangre que estaban en su cuerpo como las del suelo.
Las explosiones fueron tan potentes que dejaron a Edward en un pequeño agujero causado por estas y aunque el daño en el joven no era demasiado fue lo suficiente como para dejar laceraciones en todo su cuerpo de las cuales brotaba sangre que al instante se encendían en un intenso fuego cubriendo casi la totalidad de su cuerpo a excepción de unos de sus ojos, parte de su boca y frente.
Sin dejar que un dañado Edward siquiera se parara completamente del suelo, Joseph ataco con una patada al joven mandándolo a volar en dirección al cielo a la par que con su mano lanzó su sangre desperdigándola en el aire en cientos de gotas y justo antes de que estas fueran evaporadas por el intenso fuego que cubría a Edward, el hiso que explotaran. Sin poder controlar su caída después del ataque de Joseph, Edwar estaba totalmente desprotegido en el aire, algo que su enemigo aprovecho y sin dejarlo respirar dio un enorme salto quedando por sobre Edward para luego darle una patada hacia abajo lanzándolo con una enorme fuerza contra el suelo y para evitar que este se moviera del lugar en el que cayo Joseph lanzo su estoque como si de una lanza se tratara dándole en uno de sus hombros y clavando a Edward en el suelo con este.
Edward estaba perdido no tenía escapatoria, sabía perfectamente que desde que su oponente se había inyectado probablemente una droga o algo parecido, este lo había superado en fuerza y velocidad, además si a esto le sumabas la mayor experiencia del enemigo que no lo dejaba ni un solo segundo en paz con sus ataques, era claro que el combate y su vida estaban sentenciados. Ya no tenía sentido preocuparse por capturarlo, ya no tenía sentido contenerse, ya no tenía sentido las posibles represarías por fallar, ya nada tenía sentido en la cabeza de Edward, las preocupaciones lentamente se desvanecían en su cabeza mientras su conciencia se hacía humo.
En el piso al borde de la inconciencia Edward extendió su mano hacia Joseph dando la sensación de que pidiera ayuda, algo totalmente contrario a lo que salió de su boca.
-Por favor, mátame antes de q…
La sangre cubrió por completo lo quedaba de su rostro y sin que Joseph hubiera escuchado sus palabras se acercó, retiro su estoque del hombro del joven para luego acercarse a su cabeza e intentar clavárselo, pero antes que este pudiera darle muerte fue detenido por la mano de Edward cubierta de blancas llamas y tras unos segundos de forcejeos en los cuales este no soltó el filo del armas esta comenzó a tornarse de uno rojo carmesí para luego de unos segundos más estar al rojo vivo lo que causó que el pedazo de hoja que Edward sostenía se desprendiera tras haberse fundido.
Con su estoque roto Joseph tomo distancia al notar que el calor se había intensificado para evaluar la situación, Edward estaba cubierto de llamas blancas con un pequeño borde turquesa y del piso a su alrededor salía humo producto de la roca fundiéndose a sus pies.
Los ataques de Edward no tardaron en llegar, acercándose rápidamente a Joseph quien se sorprendió al ver la soltura y velocidad con la que se movía, casi parecía como si las heridas y cansancio se le hubieran esfumado de la nada y aunque sus ataques eran rápidos, también eran predecibles y salvajes, se parecían más a los de una bestia que a los de alguien entrenado, lo que le facilito el poder esquivarlo pero esto no era suficiente, ya que el solo estar cerca le causaba quemaduras de primer grado en su cuerpo.
Aprovechando que Edward en ese estado se comportaba como un animal que solo atacaba sin pensar, Joseph esperaba que se acercara lo suficiente para dejar sangre en el piso, luego esquivaba su ataque para explotar la sangre que había dejado en lo que a la larga debería de haber desgatado a Edward que por más ataques que recibía no parecía afectarle en lo más mínimo.
El tiempo no se detenía y Joseph sabiendo que lo tenía contado ataco con todo lo que tenía a Edward con la finalidad de acabar cuanto antes el combate haciendo más grande la herida de su mano izquierda con el fin de poder lanzar más sangre a través de esta. Las explosiones se volvieron más grandes, más poderosas y también comenzaron a afectar a Joseph, que desesperado por matar a un salvaje Edward que solo parecía reaccionar furiosamente lanzando gruñidos de ira luego de levantarse del piso tras cada explosión.
Las piernas de Joseph en un momento comenzaron a fallar, la fatiga se había acumulado y el efecto de la adrenalina que se había inyectado se desvanecía lentamente, se le hacía cada vez más difícil llevarle el ritmo a un rabioso Edward que parecía no cansarse y tras una última y potente explosión de la cual el joven se levantó como si nada este dijo enrabiado.
-Maldito monstruo… ¿Por qué?… ¿por qué no te mueres de una maldita vez?
Joseph con sus últimas fuerzas se acercó a Edward y con una patada lo lanzo contra un árbol el cual se encendió en fuego de inmediato, en el proceso sus botas se prendieron también lo que no pareció importarle y sin hacer nada con ello lanzó lo que quedaba de su estoque clavando a Edward contra el árbol, luego tomo con su mano ensangrentada la medalla en forma de escarabajo que llevaba en su pecho para luego acercase lo más posible a un momentáneamente inmovilizado Edward.
-Tu, maldita abominación de la naturaleza, nunca debiste existir, eres un peligro para el mundo… ya no me queda nada y apenas puedo moverme, pero si al menos puedo llevarte conmigo quizás pueda descansar en paz, sabiendo que acabe dando mi vida por una noble causa.
Estando prácticamente al frente de Edward e ignorando sus ropas que se habían encendido en llamas este saco el estoque del abdomen de Edwar para luego clavárselo el mismo en su cuello mientras apretaba con fuerza su medalla de escarabajo. Con la sangre brotando a borbotones de su cuello Joseph cerro sus ojos y con esfuerzo trato de esbozar una sonrisa, algo que no logro por completo ya que una inmensa explosión que era claramente, cientos de veces mayor que las anteriores destruyo todo el lugar en donde se encontraban. La explosión fue tan poderosa que desbasto un gran radio a la redonda, destruyendo todo lo que había a su paso produciendo una gran columna de fuego y escombros que podía ser vista a cientos de metros de la misma.
Joseph se había sacrificado haciéndose explotar a si mismo por completo con la intención de generar un estallido lo más poderoso posible, lo cual logro con creces pero su sacrificio había sido en vano no logrando matar a Edward, quien todavía se movía con suma dificultad después de tremendo impacto y aunque apenas podía moverse todavía lograba mantenerse con algo de dificultad en pie y como si de un animal se tratara atraído por las luces del castillo este comenzó a moverse lentamente en su dirección mientras dejaba una estela de llamas por donde pasaba.
Parte 3
Hagen tras haber llegado varios minutos después de la explosión solo encontró un gran cráter en el suelo además de ver regado por todo el lugar lo que parecían ser restos humanos que podrían ser tanto de Edward como del intruso, aun así Hagen descarto esto último rápidamente al notar que alguien se había marchado del lugar dejando un rastro de material carbonizado en dirección del castillo y conociendo el comportamiento de su hijo este dedujo que era él quien había dejado tales rastros.
Siguiendo el camino calcinado con la doncella de hierro a costas y acompañado por sus dos muñecos restantes, Hagen encontró sin complicaciones a un Edward consumido completamente por las llamas que se movía con dificultad sin embargo al momento de notar la presencia de Hagen cerca de él lo ataco al instante, no siendo esto una sorpresa para Hagen y aunque estaba herido logro esquivar el ataque con relativa facilidad debido principalmente al deplorable estado de Edward.
-Solo lo diré una vez, si aun tienes algo de conciencia para de inmediato con esto.
Las palabras de Hagen no causaron la reacción que el esperaba en su hijo quien con gritos y gruñidos se acercó nuevamente para atacarlo.
-No me dejas opción.
Esquivando el zarpazo de Edward el cual se dirigía directo a su garganta, Hagen saco rápidamente el cuchillo escondido que salía desde su muñeca para clavárselo directamente en el hombro con la intención de dañar los nervios de su brazo y que este no pudiera utilizarlo. El ataque de Hagen fue un éxito dejando a Edward revolcándose en el piso por el dolor ya con ambos brazos inutilizables por el momento, lo que le daba una inmensa ventaja, pero al tener que acercarse tanto para poder realizar su ataque, la prótesis que utilizaba en su brazo comenzó a incendiarse por lo que rápidamente tuvo que retirársela y tras quitar los seguros de esta, Hagen la arranco de su brazo.
La prótesis solo remplazaba la mano y parte del antebrazo de Hagen por lo que no le suponía una gran pérdida comparado con la herida que logro causarle a Edward además para Hagen perder su prótesis no era un gran problema debido a que esta era fácilmente reemplazable incluso en esos momentos.
A Hagen todavía le quedaban dos muñecos, el pequeño que se movía con sus cuatro extremidades tocando el piso y el que tenía forma humana más precisamente la de un maniquí, este último fue el que se acercó a Hagen para que luego este estirara su brazo derecho a lo que Hagen con total tranquilidad le quito parte del brazo al muñeco y se la puso al el mismo como reemplazo de su prótesis perdida anteriormente y tras comprobar que la podía mover con soltura este fijo nuevamente su mirada en Edward.
Edward era un desastre, tenía sus dos brazos y una pierna inutilizados, tenía múltiples heridas por todo su cuerpo que no paraban de sangrar y en consecuencia este se encontraba cubierto en llamas, pero para la mala sorpresa de Hagen este trataba desesperadamente de levantarse mientras le gruñía furiosamente.
En esas condiciones el plan de Hagen para detenerlo no funcionaria, todavía estaba demasiado enérgico por lo que solo le quedaba seguir atacándolo lo suficiente como para hacerlo perder la conciencia sin matarlo, lo que era una tarea en extremo difícil por las condiciones tanto de el mismo como las de Edward al cual apenas podía acercársele.
Teniendo a solo dos de sus muñecos los cuales no eran ni de cerca los que Hagen hubiera elegido para la situación, este ataco a un apenas de pie Edward golpeándolo directamente en su cabeza con una fuerte patada proveniente del muñeco que parecía maniquí, este muñeco continuo atacando a Edward sin dejarlo respirar ni por un segundo lo que provocó que este se encendiera completamente en llamas, aun así esto era lo que menos le preocupaba a Hagen quien siguió atacando a diestra y siniestra con el muñeco mientras este se consumía lentamente por la fuertes llamas provenientes del cuerpo de Edward.
Tras darle una enorme paliza a Edward el muñeco con el que estaba atacando se fue destruyendo lentamente, cayéndose en pedazos carbonizados quedándole finalmente la cabeza, el torso y una sola pierna, ese fue el momento en que Edward al verse liberado de la cadena de golpes que estaba recibiendo ataco mordiendo con sus filosos dientes el cuello del muñeco destrozándolo y decapitándolo al instante para luego seguir por la pierna y el torso destrozando lo que quedaba de este.
Habiendo perdido uno de sus muñecos Hagen antes de que Edward centrara su atención en él, mando al último de sus muñecos quien hiso exactamente lo mismo que la última vez, abrasando la única pierna que le restaba a Edward destrozando esta luego de sacar sus púas, pero al tener que entrar en contacto directo con el cuerpo del joven el muñeco se calcino casi al instante dejándolo completamente inutilizable.
Edward tendido de cara en el piso y sin poder mover ninguna de sus extremidades seguía empeñado en atacar a Hagen, por lo que arrastrándose como si fuese un gusano, retorciéndose se acercaba lentamente a Hagen quien lo miraba con pena y preocupación, estaba claramente consternado, pero sacándose la preocupación de su cabeza y aprovechando que Edward se acercó a este.
– ¡Por favor desmáyate!, no sigas peleando.
Con algunas lágrimas saliendo de sus ojos Hagen pateo con fuerza la cara de Edward. El golpe fue fuerte pero no lo suficiente como para dejarlo inconsciente, era claro que Hagen se estaba conteniendo con la intención de no matarlo por accidente, lo que causo que este no se desmayara y aunque ya no se arrastraba Edward seguía moviendo la cabeza mientras gruñía, en ese momento Hagen considero que era el momento propicio para utilizar la doncella hierro que había traído con él.
Tomando del cuello a Edward y levantándolo con su prótesis para evitar quemarse, Hagen se acercó rápidamente a la doncella de hierro la cual se abrió dejando expuesto su interior, el cual estaba repleto de púas diseñadas y ubicadas para no dañar las partes importantes del cuerpo. Tras dejar a Edward dentro de la doncella de hierro, Hagen la serró clavando las púas en su cuerpo dejándolo completamente inmóvil, luego apretó un pequeño botón el cual libero un polvo blanco con la intención de sofocar las llamas en el cuerpo de Edward y aunque estaba diseñada para aguantar altas temperaturas no soportaría demasiado a una exposición constante a las intensas llamas.
Tras a ver capturado exitosamente a Edward dentro de la doncella de hierro y también el haber podido al menos capturar a uno de los intrusos, Hagen se sintió con el derecho de tomarse un pequeño descanso, algo que tras considerarlo por un momento y luego de unos cuantos suspiros decidió que lo mejor era llevar rápido a Edward para que le practicaran primeros auxilios y le trataran sus heridas más graves, por lo que respirando hondo y tomando la doncella de hierro Hagen se puso en marcha nuevamente, esta vez en dirección al castillo.
Parte 4
-Jaque mate dices, enserio crees que estas débiles cosas podrán mantenerme capturado, no me hagas reír mocoso impertinente.
Dijo Niels que al igual que Karl y Volker se encontraba inmovilizado por la huesudas y negras manos que habían aparecido desde el vino derramado en la mesa tomando a los tres hombres por el cuello y brazos.
-Alardeas bastante para alguien que aún sigue atrapado, si pudieras liberarte lo hubieras hecho desde un principio, a mi parecer ya no te queda nada, tus súbditos están muertos o han sido capturados como tú, sin mencionar que tontamente revelaste tus verdaderas intenciones dejándote al descubierto, de hecho, ya no es necesario interrogar a nuestros intrusos para eso los tenemos a ustedes.
Johann se regodeaba y pavoneaba frente a Niels que, aunque estuviera capturado no perdía su ímpetu ni su arrogancia.
-JA…JAJAJAJAJAJAJAJAJA… me amenazas niñato, acaso tienes siquiera la menor idea de lo que significa el matarme, la maldita Orden del temple conoce cada una de las propiedades y escondites de la familia a excepción de este castillo y la única razón por la cual nos dejaban tranquilos era por mí y nadie más que por mí.
Niels estaba alterado y gritaba para parecer más imponente de lo que realmente era sin embargo tenía razón, no podían matarlo tan fácilmente o al menos no hasta saber que tanto le había revelado a la Orden del temple.
-Quizás tengas razón en que no podemos matarte, pero que hay de los dos que te acompañan, tengo entendido que son tus más fieles seguidores, seguro que… si les damos una buena razón para hablar, lo harán encantados.
-Esos dos son solo unos lambiscones, no saben nada, solo se dedicaban a seguirme como perros falderos, no conseguirás nada de ellos, aunque los tortures, cosa que no puedes hacer ya que las reglas de la familia los protege al no ser parte integra de mis negocios.
Johann miro a Niels luego a su hermana Erika que se encontraba sentada tranquila mientras escuchaba atenta la conversación y como si intuyera la pregunta que seguramente le haría Johann esta se paró de su asiento y dijo en voz alta y clara.
-Tiene razón, para esos dos no hay pruebas de que estén verdaderamente involucrados en todo esto, por lo que no puedes hacerles daño… sin embargo nuestro invitado, el señor Abadón está completamente exento de nuestras reglas, también quiero aclarar que tanto la permanencia con vida de Karl como la de Volker me es indiferente.
Tras sus palabras Erika se quedó en completo silencio mientras miraba a Albert fijamente a la par que se centava, a lo que Albert respondió.
-Veo que tengo vía libre, con ellos dos, ¿qué debería hacer?, quizás torturarlos, quitarles los dedos uno por uno para luego arrancarles las extremidades una por una hasta que hablen.
Johann un poco consternado por las palabras de Albert por lo que se acercó a él, le puso la mano en el hombro y como si estuviera preocupado dijo.
-No es necesario que lleguemos a tales extremos, en lo personal, torturar físicamente lo encuentro un poco grotesco e indigno, me dejarías sugerirte otra cosa.
Johann se acercó al oído de Albert para susúrrale su sugerencia mientras alternaba su mirada entre Karl y Volker. Para cuando termino se alejó de Albert y este le pregunto.
– ¿Alguna preferencia?
– ¡Que considerado!, te lo agradezco.
Dijo un alegre Johann que cruzando los brazos se acercó a los dos aprehendidos y tras mirarlos unos segundos volvió al lado de Albert.
-Hazlo con Volker, solo porque quiero ver la cara que pondrá Karl al verlo.
Albert procedió a taparle los ojos con su mano a Revecca quien se encontraba a sus espaldas hasta ese momento, con la intención de que no viera lo que sucedería a continuación. Durante unos segundos no pasó nada pero de un momento para otro de la boca de Volker el más viejo de los presentes, comenzaron a aparecer las misma huesudas manos que lo tenían retenidos las cuales tomaron con fuerza la boca de este por dentro y comenzaron a abrirla hasta más allá de sus límites normales a la par que desde su estómago, pecho, cuello y espalda la sangre comenzó a fluir para que luego poco a poco las misma manos comenzaran a aparecer, abriéndose paso entre las entrañas y la carne desde su estómago dibujando una línea recta que dividía a Volker, para luego al igual que con la boca estas comenzaron separar su cuerpo en dos mitades con una fuerza tan bestial que tan solo en unos segundos el cuerpo de este se partió a la mitad, a excepción de su cabeza la cual era lo único que unía las dos partes del dividido cuerpo.
La escena fue completamente grotesca, Johann por un momento desvió la mirada ya que le había parecido un exceso, Erika miro de principio hasta el final sin siquiera inmutarse, Revecca preguntaba enérgicamente que había pasado, Niels al no haber probado el vino esa noche estaba tranquilo algo que no se podía decir de Karl, quien estaba aterrorizado y en pánico tratando infructuosamente de liberarse de las huesudas manos que lo mantenían cautivo y tras no poder lograrlo las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos mientras desesperado imploraba con voz quebradiza.
-Les diré todo… nunca fue mi intención traicionar a la señorita Erika o a la familia, fue Niels, el hiso todo, me amenazo para que no hablara, por favor… les diré todo.
-Tranquilo, nuestro invitado no te hará nada mientras cooperes y respondas a nuestras preguntas con total sinceridad.
Johann se acercó nuevamente a Karl y le comenzó a hablar calmadamente.
– ¿Desde cuándo Niels tiene relaciones con la Orden del temple?
-No respondas o te hare algo peor cuando me libere.
Dijo Niels enojado mirando directamente a Karl.
-Solo no le hagas caso y responde mi pregunta o ya sabes que te pasara.
Le apunto Johann con la cabeza a el cuerpo dividido de Volker.
– ¿No me harás nada si respondo?
-Mientras nos des la información que te pedimos, prometo que nuestro invitado no te hará nada, ahora responde.
-Aunque supe de esto tiempo después, estoy seguro que Niels entablo relaciones con la orden del temple casi un año antes de la muerte de tus padres.
-Ya veo, eso tiene mucho sentido… ¿Niels tiene algo que ver con la muerte de nuestros padres?
-Como podría saberlo, eso sucedió antes de que supiera de la traición de Niels, pero es muy probable que sí.
Niels estaba claramente irritado y trataba con todas sus fuerzas liberarse del agarre de las huesudas manos que lo mantenían cautivo, lo que no le impedía de poder amenazar a Karl.
-Aunque salgas de esta con vida, la Orden sabe de ti y te casaran hasta encontrarte, ya estás muerto, me escuchas ¡MUERTO!
Haciendo oídos sordos ante las amenazas de Niels, Johann continuo con el interrogatorio.
-Es cierto que la orden conoce todas nuestras propiedades.
-Tengo entendido que esta era un escondite de emergencia de Niels por si pasaba algo, mas no sé.
Karl estaba más calmado y se notaba en la fluidez cuando hablaba sin embargo todavía se veía afectado y temeroso de lo que podría pasarle. Todo marchaba sobre ruedas en el interrogatorio, pero antes de que este pudiera seguir una gran explosión se sintió a lo lejos y uno de los sirvientes que antes yacía muerto en el piso ataco a Albert haciéndole perder la concentración, lo que combinado con la ayuda de otro de los sirvientes muertos, Niels logro liberarse de las manos que lo mantenían cautivo destrozándolas por completo.
El sirviente que ataco a Albert se había arrastrado lentamente por el piso para acercarse lo suficiente como para atacarlo y aunque Albert se deshizo rápidamente del sirviente con una simple patada todo resulto de maravilla para Niels quien estando libre y con el control de tres cuerpos se sacudió la ropa y encaro directamente a Johann y a Erika.
-Todo este jueguito termina aquí sobrinos míos, es una pena, pero tendré que matarlos a ambos, casi me atrapan, pero todavía les faltan años para poder vencerme… no te preocupes Karl no me he olvidado de ti.
Niels parecía confiado después de todo tenía más experiencia en combate real que todos los presentes en la habitación, también era ampliamente superior en fuerza y velocidad que sus oponentes, sin dejar de mencionar que tanto Erika como Johann eran nigromantes como el, pero a diferencia ellos no tenían cuerpos a los que manipular, por lo que la situación no representaba un reto para él.
-Los veo demasiados tranquilos para el problema en el que se han metido, en especial tu mocosa insoportable.
Erika se paró de su silla se subió arriba de la mesa para poder ver mejor todo debido a su baja estatura, luego soltó al muñeco con disfraz de mago que siempre llevaba consigo y cuando este toco el piso se levantó como si tuviera vida además de la punta de su varita una afilada navaja surgió.
-Niels ríndete en este preciso momento y daré una muerte rápida como castigo por tu traición en contra de la familia.
A pesar de su tamaño y no estar apropiadamente armada, las palabras de Erika aun eran imponentes.
-Crees que te tengo miedo, a una niña que nunca ha tenido una verdadera pelea, de hecho, dudo de tus verdaderas habilidades y aunque estas fueran reales solo tienes un misero muñeco con el que no podrás hacer nada.
Erika bastante enojada dio varios pasos en la meza en dirección de Niels acompañada de su muñeco.
-Ultima oportunidad, ríndete o sufrirás un destino peor que el de Volker.
-JA, no me hagas reír mocosa.
En ese momento Erika acercó su mano al muñeco a sus pies y este procedió a cortarle la palma de la mano la cual comenzó a sangrar de inmediato. Niels sin esperar a ver qué era lo que Erika quería hacer mando a los tres sirvientes controlados por el a atacar a Erika que sin despeinarse lanzó su sangre hacia los sirvientes manchándolos, a lo que Niels respondió con risas.
-No puedes ser más estúpida, no puedes tomar posesión de un cuerpo sin haber roto el contra…
Niels quedo tan impactado que no pudo terminar su frase, los tres cuerpos que había estado controlando hasta ese momento se encontraban parados en frente de Erika quien paso entre ellos tranquilamente, estos ya no seguían las ordenes Niels y aunque este trataba desesperadamente de controlarlos, los cuerpos se limitaron a caminar junto a Erika como lo hacía el pequeño muñeco a sus pies.
– ¡Imposible!, no deberías poder… ¡MALDITO DEMONIO!, aunque seas un monstruo aun sigo siendo más fuerte.
Niels tomo un cuchillo de la mesa y ataco directamente a Erika que utilizo a los tres sirvientes para defenderse, pero esto no era problema para Niels quien se deshizo fácilmente de los tres lanzándolos por los aires, para luego proseguir con Erika quien dando un salto hacia atrás se alejó de Niels.
-Vamos, deja de huir, ya no tienes escapatoria.
Erika seguía esquivando y alejándose de Niels, esto siguió hasta que se paró y miro hacia la puerta del comedor, una sonrisa burlesca se formó en su rostro y de un momento para otro la puerta fue derribada por decenas de muñecos como el que Erika llevaba siempre consigo, entre ellos había diferentes tipos, pero en su gran mayoría eran muñecas con vestidos antiguos. Niels al ver la horda de muñecos que se dirigía sin parar hacia él y calculando su número en al menos unos 50 decidió acabar con quien los controlaba primero, pero en el instante que se distrajo el muñeco que acompañaba a Erika le salto en la cara clavándole su navaja en uno de sus ojos dándole el tiempo suficiente a los demás para llegar hasta los pies de Niels.
-No… no puedo perder… no me puede derrotar una simple mocosa… ¡NO LO ACEPTO!
Niels trato de moverse, pero antes de que pudiera dar siquiera un paso los muñecos los cuales contaban todos con al menos una pequeña navaja cada uno, le clavaron sus cuchillas en sus tobillos haciéndolo caer al piso, trato de afirmarse con sus manos, pero estas sufrieron el mismo destino que sus piernas, siendo molidas por las reiteradas puñaladas propiciadas por los muñecos.
Estirado en la mesa sin poder levantarse Niels miro a Erika quien recogió a su muñeco favorito del piso, le limpio la sangre con una servilleta y se quedó observando con una escalofriante sonrisa como los muñecos lentamente cubrían el cuerpo de Niels para luego apuñalarlo, una y otra vez, sin descanso , siendo tantas y en tan corto periodo de tiempo que despedazaron todos sus músculos, dejando luego de que terminaron pequeños trozos de carne desperdigados por toda la meza y un cuerpo en los huesos con algunos despojos de carne aun ellos.
Erika estando satisfecha con lo que había hecho se bajó de la mesa y camino lentamente hacia la silla que había estado utilizando para luego sentarse y quitar el control que estaba ejerciendo sobre los ensangrentados muñecos los cuales se desplomaron volviendo a ser meros objetos inanimados.
-Siegfried, puedes continuar con el interrogatorio.
Siguiendo las ordenes de su hermana Johann pretendía hacerle una que otra pregunta más a Karl cuando desde la puerta destrozada entro Charlotte llevando consigo al intruso que había capturado Hagen anteriormente. Charlotte se acercó a Johann y dejo al joven desmayado frente a él y le dijo.
-Mi padre me pidió que trajera frente a la señorita Erika al intruso capturado, no lo hiso el mismo ya que tuvo que encargarse de un asunto de mayor urgencia.
– ¿Cuál es el problema, para que Hagen hubiera tenido que ir personalmente?
Pregunto Erika con voz autoritaria a Charlotte quien haciendo una pequeña reverencia respondió de inmediato.
-No estoy completamente segura de que es lo que ha pasado, pero es probable que se trate de Edward.
– ¿Perdió el control?, eso explicaría esa extraña explosión, aunque pensándolo mejor no debería poder hacer algo así con su poder.
Johann le pregunto a Charlotte que se volteo a mirarlo.
-No conozco todos los detalles, de todas maneras, mi padre se llevó consigo a la doncella de hierro, como precaución por si algo pasaba.
-De todas formas, sabremos lo ocurrido cuando vuelva Hagen, lo importante es que conseguimos capturar al menos uno.
Johann se acercó al joven y noto que Hagen, como siempre hacia cuando capturaba a alguien le había colocado el arnés de cuerpo completo, por lo que tomando un cuchillo de la mesa este se hiso un pequeño corte en su pulgar para luego dejar caer una gota de su sangre sobre el arnés.
– ¡Despierta!
Con esas palabras el arnés se movió poniendo de rodillas al desmayado para luego abrir sus brazos y doblarlos hacia su espalda más de lo que daban sus articulaciones lo que causo un intenso dolor que lo despertó al instante.
-Entiendo que estés confundido, te despiertas en una sala llena de personas que no conoces, con una extraña cosa en tu cuerpo que no te deja moverte y que a la vez dobla tus extremidades tanto que preferirías morir, pero sinceramente no me gustan este tipo de cosas, por lo que te doy la opción de responder rápida y sinceramente a mis preguntas o te hare sufrir como no te lo puedes imaginar, espero que entiendas.
El joven impedido de moverse miraba en todas direcciones encontrando varios cuerpos de personas muertas, además de dos que estaban tan destrozados que era casi imposible reconocerlos como humanos, todo le indicaba que el peligro era real.
-Seré directo, ¿Cuál es tu nombre y rango dentro de la Orden del temple?
-Me llamo Robert y soy escudero primero de la Orden del temple.
Johann se sorprendió que hablara de inmediato, por lo general hacía falta más tortura psicológica como física para hacer hablar a alguien y aunque para Johann la posibilidad de que este mintiese era grande se guardó sus dudas y decidido seguir con el interrogatorio.
-Sabes quién es Niels Dippel.
-Nunca había escuchado ese nombre.
Robert estaba un poco mareado por la pérdida de sangre y sus respuestas eran lentas pero concisas.
– ¿Cómo supieron de este lugar?
-Un informante nos dio la ubicación, también nos dijo que en este lugar se encontraba Abadón.
– ¿Sabes quién era el informante?
-Mi maestro fue el que recibió la información, solo conozco los detalles que el me dio.
Respondió Robert sumisamente a los cuestionamientos de Johann.
-Ya veo, dime alguien más sabe de este lugar.
-Que yo sepa no, aunque el piloto del avión sabe que venimos a la zona.
Johann estaba atónito, la situación no era normal ya que Robert no estaba presentando ninguna clase de resistencia al interrogatorio, tampoco trataba de liberarse, esto sumado a su actitud tranquila y sus pupilas dilatadas hicieron pensar a Johann.
-Charlotte, de casualidad le hiciste algo a nuestro prisionero antes de traerlo aquí.
-Como usted dice, le administre algunas drogas con la intención de facilitar el interrogatorio.
La positiva de Charlotte ante su interrogante no sorprendió a Johann quien tenía planeado hacerlo de todas maneras.
-Aprecio que te adelantes, pero al menos debiste habérmelo dicho, ya me estaba preguntando si me estaba mintiendo.
-Perdóneme, fue imprudente de mi parte hacerlo sin haber pedido permiso, no volverá a pasar.
Esa actitud sumisa y tranquila que Charlotte tenía no agradaba en demasía a Johann que pensaba que era horrible, pero callándose debido a la presencia de su hermana continúo hablando como se suponía que tenía que hacerlo ante un sirviente.
-Solo avísame para la próxima, dejando eso de lado, tengo una última pregunta, ¿Qué tanto sabe la Orden de la estructura familiar y de los miembros de la familia Dippel?
Le pregunto Johann a Robert que respondió de inmediato.
-Solo lo básico, tengo entendido que el trato que tenían con la Orden era para no interferir en los asuntos del otro, quizás los altos mandos sepan más, de todos modos, no es mi caso.
Johann obligo a Robert a caer de cara al piso y luego se acercó a su hermana Erika que continuaba sentada en su lugar escuchando todo.
-Qué te parece, tienes algo más que quieras saber.
-No realmente, Niels se descubrió el solo como un traidor por lo que el problema de filtración de información debería estar resuelto, aunque todavía quedan las posibles represalias de la Orden.
Aunque hablaba de represalias, Erika no parecía en lo absoluto preocupada por ello.
-Mientras nos deshagamos del piloto del avión no debería haber problema con escondernos en este lugar por un tiempo.
-Viendo la situación a la que nos ha arrastrado Niels, podría ser peor, al menos no fue tan estúpido como para darles todo en bandeja a la Orden… cuando vuelvan Hagen y Edward informales de lo sucedido.
Erika se levantó de su silla con intención de marcharse cuando Johann la detuvo.
-Hermana, podría hacerte una petición.
-Que sea rápido.
Algo ofuscada por la situación, Erika decidido que al menos escucharía lo que su hermano quería.
-Me gustaría que reconsideraras la petición de nuestro invitado.
-Te veo bastante empeñado en que acepte el trabajo, si me dices el por qué, quizás considere escuchar lo que tenga que decir.
Johann parecía durativo, pero tras unos segundos respondió de todas formas.
-A cambio de su ayuda con el problema de Niels le prometí el aceptar su petición.
Erika se acercó a Albert y mirando desde abajo dijo.
-He de disculparme en nombre de mi hermano, él no tiene las atribuciones para ofrecer tales tratos, por lo quiero que olvide todo, ahora si me disculpan quiero retirarme a mi habitación.
-No dijo que al menos oiría lo que tengo que decir.
Albert no se rindió ante la actitud de Erika que estaba decidida en no aceptar su petición.
-Aunque lo escuche no creo que mi opinión respecto al asunto vaya a cambiar, pero si con eso expió los errores de mi hermano, te escuchare.
Erika se sentó nuevamente en una de las sillas a escuchar lo que Albert tenía que decir, por lo que esté siendo los más conciso posible le conto la historia completa saltándose los detalles menos importantes para así no alargar demasiado el relato y tras haber terminado Erika cruzo los brazos y con cara acomplejada dio su veredicto.
-Tras meditarlo y haberte escuchado me he convencido aun más de que he tomado la decisión correcta al rechazar tu propuesta, no solo no tienes con que pagarnos apropiadamente, si no que nos pides algo prácticamente imposible.
Albert no sabía cómo responder y antes de que entrara en pánico e hiciera algo inapropiado Abadón tomo el control.
-Comprendo perfectamente su razonamiento, aun así, este es un problema que de una u otra manera les afectara tarde o temprano.
-Aunque así sea, el enfrentarse a la Orden del temple directamente esta fuera de toda discusión, sin dejar de mencionar que debido a los recientes acontecimientos los números en nuestras filas se han mermado y no contamos con los suficientes miembros como para ayudarte a detener lo que se avecina.
Erika estaba decidida a no aceptar lo que a su parecer era una locura, pero las siguientes palabras de Abadón empezaron a hacerla dudar.
-Creo que me ha mal entendido, no pretendo que peleen a mi favor o que intenten hacer algo para detener lo que se avecina, mi petición es que cuiden a la pequeña que está a mis espaldas, mientras el enemigo no se haga con lo que hay en su interior no tendrán que hacer nada más.
-Lo que acabas de mencionar es más razonable, pero todavía no tienes el cómo pagarnos por nuestros servicios y dudo que puedas conseguir algo que me convenza.
Abadón se quedó rápidamente sin más opciones y Erika quien estaba cruzada de manos y pensando, no parecía estar dispuesta de ninguna manera a aceptar el ayudarlos por lo que no le quedaba más que abandonar el lugar y buscar otra solución.
-Aunque tras pensarlo detenidamente, tal vez si tengas algo con lo que pagar.
– ¿De qué se trata?
Abadón pregunto incrédulo ante el repentino cambio de actitud de Erika, pero él estaba dispuesto a darlo lo que fuera lo que le pidiera con tal de que aceptara el trato o estaba dispuesto hasta que escucho lo ella pedía.
-Quiero que me des el arma que tiene la niña en su interior.
Abadón quedo impacto por tal petición al punto que no pudo responder por unos segundos.
-Eso es imposible, no hay forma de separar el arma de su alma y en estos momentos solo ella y yo con algunas condiciones podemos usarla, por lo que, aunque fuera posible no te serviría de nada el tenerla.
Erika se calló cavilando las palabras de Abadón y tras unos segundos esta dijo aún más decidida que antes.
-Perfecto, entonces quiero a la niña.
Esta vez todos quedaron atónitos, nadie se esperaba que Erika pidiera tales cosas con total descaro.
-De hecho, solo aceptare si me ofreces a la niña a cambio, creo recordar que su nombre era Revecca no es así… que me dices, ¿hacemos el trato?
Erika estiro su mano en dirección a Abadón quien estaba por reclinar la oferta cuando Johann un poco consternado pregunto.
-Hermana no creo entenderte bien, ¿Podrías explicarte de mejor manera?
-Es cierto quizás se me haya mal entendido.
Abadón pudo respirar nuevamente.
-Me refiero a que me entregues a Revecca, pasara a ser de mi propiedad y la cuidare como tal, es eso lo que querías verdad.
-Cuando dices que será de tu propiedad, ¿A qué te refieres exactamente?
Pregunto Johann tratando de ayudar a Abadón y de comprender mejor toda aquella situación.
-Al igual que tú, Charlotte, Hagen, Edward y todos los demás miembros de la familia, todos me pertenecen y soy libre de hacer lo que me plazca con sus vidas, en este caso la adoptaremos dentro de la familia Dippel, por lo cual me juraría lealtad a mi como corresponde y así yo podría disponer de su poder cuando lo requiera, a cambio será tratada como parte de la familia con todos los veneficios que esto conlleva.
Johann miro a Abadón y le dijo.
-Siendo objetivos es un buen trato, deberías al menos considerarlo.
Abadón sopeso seriamente las palabras de Erika y lo que estas conllevaban.
-Solo tengo una pregunta, ¿Revecca sería una sirvienta?
Erika sonrió descaradamente y respondió.
-Un poder como el de ella no merece ser parte de la servidumbre, si me la entregas, ingresara a la familia Dippel como mi hermana.
Abadón tras pensarlo por unos segundos parecía bastante satisfecho con las condiciones, Revecca no solo sería protegida por la familia Dippel que contaba con personas como Hagen, sino que también sería parte de la familia principal, solo le quedaba concretar una cosa más.
-Tengo entendido que a los miembros de la familia Dippel se les asigna un sirviente.
-Así es.
-Aceptare el trato con la condición de que yo me convierta en el sirviente de Revecca.
-Me tendrás que jurar lealtad a mi para poder serlo, estás dispuesto a ello.
-Totalmente.
Albert ya habiendo recuperado el control y estando de acuerdo le dio la mano a Erika concretando el acuerdo, desde ese momento Revecca sería una hija adoptiva de la familia Dippel mientras él se convertía en su sirviente personal, pero antes todavía quedaba algo más por hacer.
-Ahora que hemos llegado a un acuerdo es momento de que prosigamos con la ceremonia de iniciación y para nuestra suerte tenemos a dos personas perfectas para ella.
Erika se acercó hacia Robert que estaba de cara en el piso y le indico con la mano a Johann que lo levantara.
-Empezaremos con usted Albert, primero que nada, arrodíllese ante mí.
Albert se acercó a Erika y siguiendo sus órdenes se arrodillo frente a ella mirando hacia el piso, para que luego ella con su mano le levantara la cabeza para que así quedara mirando de frente, seguido de esto con su otra mano aun ensangrentada dejo caer una gota de su sangre en la frente de Albert.
-Albert Lake estas dispuesto a entregar tu vida y tu alma a la familia desde este momento hasta el día de tu muerte.
-Desde este momento juro servir a la familia Dippel, es por ello que le entrego mi vida y alma para que con ellas cumpla con su voluntad.
Erika tomo uno de los cuchillos de la mesa y se lo entregó a Albert para luego apuntar con su mano a Robert que yacía de rodillas.
-Demuéstramelo.
-Como usted desee mi señora.
Albert con cuchillo en mano se acercó a Robert y de un solo corte le rajo la garganta por completo, matándolo casi al instante dejando un enorme charco de sangre por todo el piso.
-Desde este momento eres un sirviente, que no se te olvide.
Con esas palabras Erika se alejó de Albert y Robert para acercarse a Karl que todavía se encontraba atrapado por las huesudas manos que además de retenerlo le habían cubierto la boca para que no hablara.
-Sigues tu Karl, tráiganme a Revecca, es su turno de realizar el juramento.
En esos momentos Revecca se encontraba parada a unos pocos metros de Albert viendo toda la escena y lucia bastante asustada de todo lo que estaba sucediendo.
-Revecca puedes venir un segundo.
Revecca se acercó temblando hasta donde estaba Albert quien se agacho para poder estar a su misma altura y verla directamente a los ojos.
-Dime, ¿Quieres quedarte junto a mí?
Revecca le dio un abrazo a Albert y le respondió de inmediato.
-Si, no quiero que nada nos separe.
Revecca estaba asustada y sus emociones estaban a flor de piel.
-Tampoco me gustaría tener que separarme de ti, por eso hice lo de antes, por eso mate a esa persona, para poder seguir estando a tu lado.
– ¿Él quería separos?
Revecca era lista y entendió rápido lo que Albert quería decir, lo que le facilito mucho el seguir.
-No del todo, pero si no lo mataba era probable que un futuro tendríamos que separarnos, ¿me perdonas?, lo hice para poder estar a tu lado.
El abraso de Revecca se hiso más fuerte por lo que Albert en ese punto decidió devolvérselo.
-No me importa, nada de eso me importa, mientras me pueda quedar a tu lado nada más importa.
El sentimiento de apego de Revecca hacia Albert era totalmente irracional, para ella su único deseo era no ser abandonada por lo que para ella era su padre.
-También deseo no tener que separarnos, pero hay un pequeño problema y necesito de tu ayuda para que eso no ocurra.
– ¡Hare cualquier cosa que me pidas!
Albert alejo por un momento a Revecca la tomo de los hombros y con la cabeza apunto a Karl.
-Tienes que hacerle lo mismo que yo le hice al muchacho, sé que es difícil de asimilar lo que te estoy pidiendo.
-Pero eso está mal.
Albert sabía bien lo que le estaba pidiendo a Revecca, pero no había otra alternativa, una pequeña manipulación sentimental no haría daño, eso fue lo que pensó.
-Lo sé, pero es por nuestro bien, por tu bien, solo quiero que seas feliz, no quiero que vuelvas a estar sola nunca más, no te obligare a hacer nada, solo piensa en ello detenidamente y has como mejor te parezca.
-Pero está mal hacerle eso a otras personas.
Las convicciones de Revecca eran sólidas, pero Albert sabía que para cruzar la línea solo hacía falta un pequeño empujoncito.
-No te discutiré eso, pero esta es la única forma de seguir juntos, de lo contrario quizás tengamos que separarnos y tengas que volver con tu madre.
Revecca rompió en desconsolado llanto mientras se apegaba con todas sus fuerzas a Albert.
-Todo menos volver a esa casa, por favor hare lo que sea.
En ese momento la semilla que Abadón había puesto en su alma termino de crecer y florecer, quitándole a la pequeña Revecca sus últimos atisbos de inhibiciones, llevándola al punto en que haría lo que fuera por cumplir sus deseos.
– ¡LO HARE!
La respuesta de Revecca fue rápida y concisa, ya no existía la duda en sus palabras y aunque se tratara de matar a una persona, Albert habiéndose dado cuenta de lo que había hecho entro en una pequeña crisis en su mente, ¿Por qué dijo todo eso?, ¿Por qué Revecca había accedido tan fácilmente?, preguntas que Abadón le respondió con facilidad.
– “Al igual que tú, ella ya no es una niña normal, tanto tu como ella en estos momentos se dejaron llevar por sus deseos egoístas más profundos, dejando de lado la duda y la moral, para poder llevarlos a cabo, tu convenciste a la niña de hacerlo y ella esperaba que la convencieras de hacerlo, ambos harán lo que sea por cumplir los mayores anhelos de su corazón”
Abadón le dio una convincente explicación a Albert quien se imaginaba que algo del estilo era lo que pasaba, por lo que, aceptando su destino, le pidió a Revecca que se acercara a Erika y repitiera todo lo que él le dijera al oído.
-Revecca Lake estas dispuesto a entregar tu vida y tu alma a la familia desde este momento hasta el día de tu muerte y tomar el apellido Dippel desde ahora en adelante.
Luego de esto Erika dejo caer sobre la frente de la pequeña una pequeña gota de sangre sobre para continuar con el ritual, a lo que Revecca respondió siguiendo las indicaciones de Albert que se guiaba por lo que le había contado Charlotte de cómo era la ceremonia en su charla la noche anterior.
-Desde este momento le entrego a usted el líder de la familia mi vida y mi alma, es por esto que Juro servir a la familia hasta el día en que mi alma venga a ser reclama y quede solo mi cuerpo.
Erika le entrego el mismo cuchillo que le había entregado a Revecca, quien siguiendo las ordenes de su padre se hiso un pequeño corte en su pulgar para posteriormente dejar una marca con su sangre en la frente de Karl.
El momento había llegado, Revecca debía matar a Karl y para sí misma ella se repetía en voz baja algo que no era escuchable para los demás. El brillo en los ojos de Revecca se apagaba lentamente mientras se acercaba vacilante a Karl con el cuchillo en manos, y aunque su caminar era lento, este era constante, ella estaba decidida a hacer lo necesario para no tener que separase de Albert por lo que estando al frente de quien sería su víctima, esta sin siquiera mirarlo de frente le clavo con todas sus fuerzas el cuchillo en su cuello y aunque uso ambas manos para hacerlo no logro penetrar mucho en su cuello, por lo que no murió al instante si no que cayó al suelo, tras de que Albert retirara las manos que lo que tenían cautivo para desangrase lentamente en el piso hasta morir.
Revecca no se quedó a esperar a que Karl muriera si no que soltó rápidamente el cuchillo y corrió nuevamente hacia Albert.
– ¿Lo hice bien?
Revecca parecía no sentir nada tras a ver matado a una persona, algo había cambiado en ella, además de que su tono y postura indicaban que quería que Albert la felicitara por lo que había hecho, era claro que nada de eso estaba bien, pero sin preocuparse más por el asunto, puso su mano en su cabeza y comenzó a frotarla.
-Lo hiciste perfecto, pero todavía queda una cosa más que tienes que hacer.
Albert se agacho para luego tomar la mano de Revecca y con su pulgar dejo caer una gota de su sangre en su aun ensangrentada frente.
-Repite luego de mí.
Se acerco a su oreja y le recito las palabras que tenía que replicar.
– Tu vida, tu alma, tu mente, desde este momento me perteneces hasta el día en que mueras y cuando el día de tu caída llegue tu cuerpo también lo hará.
-Nada me aria más feliz que servirte por resto de mi vida, mi señora.
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