Cenizas del Alma - 13
Parte 1
Una semana había pasado desde la noche en que Revecca había asesinado a una persona a sangre fría sin mostrar ni el más mínimo remordimiento por lo que había hecho. Albert aun sabiendo que el mismo había sido el que la incito a cometer tal acto, hipócritamente le preguntaba a diario si se sentía bien con lo que había hecho, a lo que la muchacha respondía de la misma manera en todas las ocasiones.
-No siento nada en particular.
El haber matado a alguien no parecía haber afectado a Revecca, para ella lo que había hecho no se diferenciaba de las cosas que cotidianas, algo que Albert se espera, después de todo Abadón le había dicho que las cosas serian de esa manera.
-Sabes que lo que hiciste es algo malo verdad.
Albert le menciono a Revecca mientras camina a su espalda por los grandes pasillos del castillo, a lo que está sin detenerse giro su cabeza hacia atrás para mirar a Albert quien la seguía a solo unos pasos para luego con una sonrisita responderle.
-Lo se… pero no me provoca nada, lo único que logro sentir es felicidad por no tener que separarnos.
Dijo Revecca mirándolo despreocupada.
-No creo ser la mejor persona para decir esto, pero al menos deberías de sentir algo de remordimiento.
Las palabras de Albert tuvieron el efecto contrario al que el esperaba, la hermosa sonrisa de Revecca se desvaneció de su rostro y de inmediato fue remplazada por una escalofriante mueca que lo miraba directamente con grandes y apagados ojos.
– ¿Por qué debería sentir remordimiento?, tú me lo dijiste, ¡El QUERIA SEPARNOS!, no había otra manera… se merecía lo que le hice…si tuviera que volver hacerlo lo haría sin dudarlo uno y otra vez.
Albert estaba consternado por la actitud de su hija, aun así, no había más responsable que el mismo, solo le quedaba asumir la responsabilidad de lo que había hecho.
-Tranquila, no creo que algo así vuelva a pasar, de acuerdo.
-De acuerdo.
Revecca quito su muesca de su rostro, se posó al lado derecho de Albert y tomando su mano continuaron caminando hasta que llegaron a la biblioteca del castillo.
Parte 2
A la mañana siguiente de todo lo ocurrido, a Revecca se le explicaron sus nuevas responsabilidades y derechos dentro la familia, se le empezaron a impartir clases privadas en las mañanas en la biblioteca del castillo siendo impartidas Historia, Biología, además lenguas y literatura por Johann, dejando Matemáticas, Física y Química a su sirvienta Charlotte. Generalmente se hubiera contratado maestros personales para Revecca, pero debido a la situación eso era imposible, no dejando más opción para Erika que dejarle la educación de su nueva hermanastra a Johann y a Charlotte, quienes eran expertos en sus respectivos campos.
La educación dentro de la familia Dippel era algo que se tomaban bastante en serio, empezando a una tierna edad a ser instruidos y aunque Revecca fuera adoptada, esta no iba a ser la excepción. Los primeros días a la pequeña Revecca le costó bastante retomar los estudios, las clases eran largas y si bien Revecca era inteligente, le costaba seguir el ritmo de estas, lo único bueno era que al ser la única estudiante, Johann y Charlotte se podían tomar el tiempo para explicarle todo lo que no entendiera con calma.
Las clases eran intercaladas y diarias, un día impartía clases Johann para que al siguiente fuera el turno de Charlotte, fue así como Revecca había pasado sus últimos días en el castillo y aunque tuviera las tardes libres, esta se dedicaba a repasar sus apuntes con ayuda de su padre Albert.
Aquel día era el turno de Johann de impartir su clase, tocando la asignatura de biología, aunque al entrar a la biblioteca él no se encontraba por ninguna parte por lo que Revecca se sentó en el escritorio que siempre usaba, abrió su cuaderno en el que tenía sus apuntes y comenzó a repasarlos a la par que Albert como de costumbre se sentaba a su lado a esperar a Johann que como de costumbre se retrasaba.
Unos cuantos minutos pasaron cuando la puerta se abrió de repente entrando por ella un desganado Johann.
-Nunca pensé en que tendría que pasar por esto de nuevo, menos aún como profesor.
Johann arrastro la pizarra que utilizaban para las clases al frente del escritorio en el que se encontraba Revecca, luego levanto su mano y saludo entre bostezos.
-¡HAFFFF!, buenos días Albert, para ti también hermanita… me podrías decir en qué quedamos en la última clase, no logro recordarlo.
Revecca sin tener que revisar su cuaderno respondió de inmediato.
-Buenos días, empezamos con Estructura celular y mitosis.
-Mmmmmmmmm, entonces continuare desde ahí.
Johann se acercó a los estantes de los libreros y comenzó a sacar varios libros que luego entrego a Revecca.
-Del primer libro abre la página n°110, y comienza a leer desde el primer párrafo en voz alta.
Así era como enseñaba Johann, primero le pedía a Revecca que leyera alguna fracción de texto para luego pedirle que explicara lo que entendió con sus propias palabras, para luego explicar todo más detalladamente apoyándose en ilustraciones y descripciones de los libros que había cogido de las estanterías.
Las clases eran largas, pero no demasiado, estas terminaban al medio día dejando a Revecca libre para que hiciera lo que se le plazca, pero ese día cuando la clase de Johann estaba terminando apareció Erika acompañada de un recién llegado Hagen quien en el plazo de la última semana había estado encargándose de los cabos sueltos que podrían haber quedado luego de los últimos acontecimientos.
-Revecca espero no haber interrumpido tus clases.
Dijo Erika tras pararse entre el escritorio en el que estaba sentada Revecca y Johann dándole la espalda a este último quien un poco molesto por ser ignorado le contesto.
-De hecho, ya estábamos terminando cuando nos interrumpiste descaradamente, pero eso parece importarte más bien poco al parecer.
Erika ignorando los comentarios de Johann continúo hablándole a Revecca.
-Veras Revecca, como sabes ahora eres parte de la familia Dippel y por ende debes cumplir con las expectativas que esto conlleva, debes de ser educa, inteligente, elegante, comportarte como se espera de alguien de tu nuevo estatus, pero sobre todo debes de serme útil.
Erika le pidió a Hagen quien hasta ese momento se encontraba parado al lado de la puerta que se acercara.
-El motivo por el que decidí adoptarte en la familia es por el inmenso poder que hay en tu interior, pero el poder no significa nada si no se sabe cómo usarlo apropiadamente y es por eso que desde hoy después del almuerzo se te serán impartidas clases por Hagen para que puedas sacarle el máximo provecho a tus habilidades.
Hagen se paró a las espaldas de Erika y miro fijamente a Revecca.
-Sera un placer el poder enseñar y guiar a la señorita Revecca, espero poder estar a la altura de las expectativas.
Hagen le hiso una reverencia a Revecca quien al no estar acostumbrada a ese tipo de trato se sonrojo y tímidamente le respondió.
-No es necesario la reverencia… espero no decepcionarlo.
Parte 3
Después de que el almuerzo terminara el primer entrenamiento de Revecca estaba por comenzar en el gimnasio del castillo, estando presentes en la habitación para observar Albert y Erika, que decidió estar presente por desconocidos motivos. Para su primer entrenamiento Hagen creyó pertinente empezar explicando conceptos que tal vez Revecca no sabía o no comprendía bien.
-Según tengo entendido, en tu primera clase de historia se te han dado algunos conceptos básicos, me podrías decir cuales son.
Revecca estaba parada frente a Hagen y respondió como mejor pudo tratando de ocultar su nerviosismo.
-Todos tenemos un alma la cual esta dormida, esta contiene nuestros recuerdos y que al ser despertada esta puede ser usada para distintos propósitos.
– ¿Eso es todo?
-Solo estudiamos lo más básico, Johann me dijo que lo demás lo aprendería a su tiempo.
Hagen solo pudo pensar en la incompetencia de Johann y que luego le daría un regaño por no hacer adecuadamente su trabajo.
-Entiendo… para comenzar te explicare como se despierta el alma de una persona o animal, la explicación es larga por lo que es mejor si tomas asiento.
Revecca siguiendo la indicación de Hagen se sentó en el suelo con las piernas entre cruzadas, atenta a todo lo que este decía.
-Alma, espíritu, chi, el praná, los chakras, ka, etc, etc… son los diferentes nombres que las distintas culturas le han dado a la energía vital que corre por tu cuerpo, en condiciones normales esta fluye lentamente y en pequeñas cantidades por tu torrente sanguíneo.
Hagen se hiso uno pequeño corte en su dedo índice dejando caer una gota de sangre.
-La sangre es la conecta tu parte física con la espiritual, por ello la utilizamos como catalizador para las distintas habilidades, pero para ello primero se debe liberar el flujo de energía despertando el espíritu, lo cual se logra de las siguientes maneras: meditando durante extensas sesiones, el tiempo dependerá de la persona teniendo un mínimo de un año y medio para haberlo logrado, aunque también he sabido de personas que lo han logrado en el triple de tiempo, la segunda forma es más rápida pero arriesgada.
Hagen se acercó a Revecca y apuntándole al pecho continuo con su explicación.
-Debes morir, más específicamente se te debe de detener el corazón para luego ser resucitado, lo que si no se hace de forma apropiada podría conllevar graves secuelas.
Revecca un poco asustada miro con grandes ojos un poco llorosos a Hagen y le pregunto.
– ¿Me vas a hacer eso a mí?, ¡No quiero morir!
Ante la temerosa y adorable reacción de Revecca, Hagen no pudo evitar soltar una pequeña risita para luego responderle a la pequeña.
-Debe estar tranquila señorita Revecca, ya que esa no es mi forma preferida de hacer las cosas ya que es demasiado peligroso, de hecho, con mis tres hijos utilice la primera manera, lamentablemente con la señorita Erika y su hermano mi opinión no fue aceptada de buena manera y supongo que esta vez no será diferente.
En ese momento Revecca aun con los ojos un poco llorosos miro a Erika quien despreocupada respondió a la pregunta que seguramente quería hacerle.
-En la familia Dippel a los hijos del líder se le somete al segundo método unos cuantos días después de haber nacido, induciendo un paro cardiaco para luego resucitar al recién nacido… no me mires de esa manera Revecca, puede sonar traumático, pero en realidad no recuerdo nada, por lo que es casi una anécdota para mí.
-Veo que aún siguen practicando esos barbáricos rituales.
Abadón hablo tomando el control sobre el cuerpo de Albert.
-Dentro de la familia el apegarnos a las tradiciones nos ha permitido conservar nuestro linaje puro por tantos siglos, matrimonios arreglados además de la selección del miembro con los mejores rasgos para ser líder es algo que se lleva haciendo desde el principio de nuestra familia.
Respondió Revecca inflando el pecho, claramente orgulloso de sus tradiciones y historia.
-Es irónico que suenes igual que como tus antepasados de hace más de 200 años.
-Eso no sería una sorpresa, mi deber como líder de la familia es proteger los intereses y la supervivencia de esta, así como lo hiso mi padre, mi abuelo y todos los que vinieron antes que ellos.
Abadón se movió del lugar desde donde observaba la clase para acercarse a Revecca que aún permanecía sentada para luego poner su mano sobre su cabeza un gesto que a la pequeña pareció gustarle.
-Volviendo al tema de la clase, Revecca ya tiene su alma despertada, por lo que no sería necesario tales procedimientos.
-Si es como dice eso nos ahorraría bastante tiempo, aun así, esto también podría generar otra clase de complicaciones.
Dijo Hagen mirando a la pequeña Revecca.
-Asumo que no lo hiso a través de meditación por ende no comprende la sensación de sentir su propio espíritu lo que es esencial para iniciar la segunda fase del entrenamiento.
Hagen se acercó a las mancuernas que se encontraban en el totalmente equipado gimnasio para seguido tomar una que estaba marcada con un peso de 40 kilogramos levantándola con una sola mano sin siquiera esforzarse.
-Cuando logres controlar tu espíritu podrás, por ejemplo, aumentar tu fuerza física más allá de los limites humanos, siendo esta clase de aplicación de las más básicas que existen.
Hagen dejo la mancuerna en el piso para luego sentarse con las piernas cruzadas frente a Revecca y apunto hacia su pecho.
-Para ello debes liberar el poder de tu alma a través de la sangre, haciendo llegar este a tus músculos como si de oxígeno se tratase, para ello primero quiero que cierres tus ojos.
Revecca siguió las indicaciones de Hagen sentándose de la misma manera que el para luego serrar ambos ojos.
-Ahora quiero que respires profunda y lentamente, luego imagina que tu alma es gran estanque del que fluye un pequeño riachuelo cuyo caudal está siendo tapado por una compuerta, cuando tengas esa imagen mental en tu cabeza continuaremos.
Luego de unos segundos Revecca aun con los ojos cerrados contesto.
-Estoy lista, ¿Qué más tengo que hacer?
-Con la imagen completa en tu cabeza quiero que abras esa compuerta que impide el paso del agua y solo déjala fluir, cuando sientas algo quiero que me lo digas.
Revecca siguió las instrucciones al pie de la letra de Hagen, pero tras más de 10 minutos sin tener algún resultado Revecca un poco exasperada abrió los ojos y dijo.
– ¡No siento nada!, por más que abro y dejo fluir el agua, no logro sentir nada.
-Eso era de esperarse, no puedes querer meditar por un poco más de 10 minutos y tener resultados, esto tomara su tiempo unos cuantos meses quizás.
Le respondió Hagen a una Revecca que claramente comenzaba a desesperarse por el entrenamiento.
– ¿Tanto tiempo?, no creo soportar tanto tiempo solo meditando.
-Para esto no hay atajos señorita Revecca, el trabajo duro y constante siempre es bien recompensado, ahora vuelva a cerrar sus ojos, respire profundamente y deje fluir el agua.
-Al menos podría decirme que es lo que se supone que debo sentir.
-Su petición es razonable… cuando lo logre sentirá como si su sangre se calentara llevando ese reconfortante calor por todo su cuerpo, además de esto su cuerpo se relajará y toda la fatiga desaparecerá.
Sabiendo más o menos como debía sentirse, Revecca medito toda la tarde pasando horas en una misma posición, sin que Hagen la dejase tomarse siquiera un descanso, después de todo en sus propias palabras ella solamente estaba sentada.
-Nunca me había cansado tanto de no hacer nada, es agotador el no poder moverse.
Revecca lucia genuinamente desgastada luego de la extensa sesión de entrenamiento, parándose desganada del piso en cual se encontraba sentada para sacudirse el polvo.
-Aunque hallamos terminado por hoy, espero que siga meditando tanto como pueda en su tiempo libre, ahora si me disculpan debo retirarme para preparar la cena… Señorita Erika… Señorita Revecca.
Hagen hiso una reverencia a ambas antes de marcharse dejando en el gimnasio a Albert, Revecca y Erica quien se había quedado observando a Revecca todo lo que había durado el entrenamiento.
-Revecca hasta que esté lista la cena te gustaría charlar conmigo en mi habitación.
Con esas palabras Erika se acercó a Revecca que se encontraba estirándose luego de haber pasado tanto tiempo sin moverse.
– ¿De qué quieres hablar?,¿Hice algo mal?
-Solo sígueme, ya verás de lo se trata.
Un poco confundida por el amistoso comportamiento de Erika a quien Revecca veía como alguien serio y autoritario, está la siguió hasta su habitación acompañada de Albert quien seguía a ambas unos cuantos pasos atrás. Cuando Erika abrió la puerta de su habitación Albert pudo ver una gran cantidad de peluches y muñecas repartidas por todo el lugar, pero antes de que pudiera entrar siguiendo a Revecca, Erika lo detuvo con la mano.
-Quiero que vayas a la cocina y le pidas a Hagen que prepare te para mí y Revecca, también quiero que traigas algunos pastelillos y galletas… vamos no te quedes ahí parado, quiero que sea rápido.
Albert todavía no estaba acostumbrado a ser tratado como un sirviente por lo que la situación lo shockeo un poco, pero tras unos cuantos segundos recupero la compostura.
-Como ordene señorita Erika.
La pequeña niña antes los ojos de Albert le serró la puerta en la cara dejándolo parado atónito y con un mandado que tenía que cumplir. Tras traer lo que le había pedido, nuevamente Erika no dejo pasar a Albert por lo que tuvo que esperar afuera de la habitación por un prolongado periodo de tiempo, para ser más precisos hasta que Hagen llego a anunciar que la cena estaba lista, continuando con normalidad su día de ahí en adelante.
Al siguiente día la rutina diaria de Revecca siguió como era costumbre, tuvo sus clases matutinas con Charlotte para luego del almuerzo seguir con su entrenamiento con Hagen, el cual no parecía avanzar nada con el transcurso de las horas. Como el día anterior Erika había asistido al gimnasio a observar el progreso de Revecca la cual se sentía impaciente por no conseguir nada a pesar de tanto esfuerzo.
-No se preocupe señorita Revecca, es normal no poder hacerlo en un principio, esto requiere paciencia y concentración, con el tiempo le aseguró que comenzara a ver los resultados.
Con esas palabras Hagen había dado por finalizado el entrenamiento del día dejando en libertad a Revecca la que se levantó del piso en el que estaba sentada y se sacudió el polvo, para que inmediatamente después se le acercara Erika.
-Hagen, Albert acérquense.
Luego de que ambos se acercaran Erika les comenzó a Hablar a los tres al mismo tiempo.
-En diez minutos los quiero a los tres en el comedor, Hagen quiero que le digas a Siegfried y Charlotte que también vengan.
Tras sus órdenes Erika se marchó del gimnasio, seguida por Hagen quien siguiendo sus órdenes se dirigió a los laboratorios para darle el aviso a su hija y Johann, en cambio Revecca al salir se dirigió directamente al comedor seguida de cerca por Albert.
Los primeros en llegar al comedor como era de esperarse fueron Revecca y Albert, para que tras unos cuantos minutos aparecieran Johann, Charlotte y Hagen. Los diez minutos estaban por acabarse cuando Erika entro por la puerta se sentó en la cabecera de la mesa, a su derecha se sentó Revecca y enfrentada a ella tomando la izquierda de Erika se encontraba Johann, dejando a los tres sirvientes presentes de pie cada uno a las espaldas de su señor.
-Los he convocado para presidir la primera reunión tras los últimos acontecimientos y para discutir el camino que tomara la familia desde ahora en adelante.
-Aunque solo he participado en unas cuantas hace años, no se supone que todos los miembros de la familia deberían de a ver sido convocados.
Johann fue el primero en hablar con la intención de aclarar sus dudas.
-La situación es peor de lo que podríamos haber imaginado, según un informe entregado por Frederick, Niels junto con Karls y Volker se encargaron de deshacerse de todos los demás miembros principales de la familia y sus sirvientes, además de los hoy presentes, solo quedan unos cuantos sirvientes, los que estaban encargados de las demás viviendas y unos cuantos que se encontraban en misiones.
Albert levanto la mano para pedir permiso para hablar el cual fue concedido por Erika.
-De antemano pido disculpa por la siguiente pregunta, ¿Cómo es posible que algo de esta magnitud sucediera en frente de sus narices señorita Erika?
Erika se mantuvo seria y calmada ante la pregunta, la cual respondió sin vacilar.
-Es una pregunta bastante valida, para comenzar el encargado de administrar la familia era Niels que mantuvo su cargo cuando fui elegida como la nueva líder de la familia, desde esa posición él se encargó en conjunto con la Orden del Temple de ir eliminado poco a poco a sus opositores, además aunque mi autoridad es absoluta, solo se me consultaba por decisiones realmente importantes, por lo que realmente solo trataba con pocas personas dentro de la familia, todas ellas aliados de Niels al parecer, además en nuestra línea de trabajo las muertes son inevitables, por lo que nunca le di mayor importancia a estas.
-Entonces de los que aún no quedan con vida, no podemos saber quiénes eran aliados de Niels y quienes no, las cosas están bastante peor de lo que me dijo Edward.
Johann parecía bastante preocupado por la situación lo que discrepaba con Erika que seguía tan relajada y serena como al principio.
-Por eso le di la orden a Frederick, de que todo aquel que siguiera vivo deberá estar aquí en una semana, no habrá excepciones de ningún tipo, en ese momento nos encargaremos de los traidores restantes.
-No crees que es arriesgado, sin saber quién es un traidor nos exponemos a que le revelen nuestra ubicación al enemigo.
Replico Johann preocupado por las decisiones de su hermana.
-Eso sería correcto, sin embargo, solo los aquí presentes saben de la muerte de Niels, por lo que le dije a Frederick que diera la orden como si esta hubiera sido dada por el, también pretendo presentar oficialmente al nuevo miembro de la familia ante todos, espero que estés preparada.
Revecca quien solo se había quedado callada y escuchando hasta el momento, respondió.
-Hare lo mejor que pueda.
Erika sonrió ante la respuesta de Revecca.
-Así espero que sea… habiendo zanjado ese tema quiero preguntar por la condición de Edward tras la última batalla.
En ese momento Johann tomo la palabra.
-Su estado no es crítico, le tomara al menos un mes más el recuperarse, pero si te lo preguntas creo que podrá caminar con algo de dificultad en una semana, por lo que podría estar presente cuando todos se reúnan.
-Perfecto, no debería haber más proble…
-Sin embargo, hay algo que me preocupa, ¿Qué hare con el pedido de cuerpos modificados que habías pedido?, como están las cosas no habría nadie que los utilizara, yo solo puedo con esfuerzo con tres cuerpos, Hagen se reúsa a utilizar cuerpos humanos, tú eres la líder por lo que no entras en combate nunca, por lo que al no haber más nigromantes en la familia sería un desperdicio fabricar tantos cuerpos.
Las palabras de Johann no podían ser mas ciertas por lo que Erika respondió en consecuencia de estas.
-Siendo como dices, quiero que fabriques al menos cinco de cada tipo y que los mantengas como reserva.
-Como quieras.
Erika entonces miro a la callada Revecca directamente.
-Antes de terminar quería saber cómo te estaba yendo en las clases Revecca, no he podido asistir a supervisar debido a que en las mañanas estoy ocupada, espero que Siegfried no te de problemas.
-En general es buen profesor, pero a veces se pone a divagar y a hablar cosas que no tienen que ver con la clase, la última vez termino hablando de lo tierna que eras y montón de cosas por el estilo.
Johann un poco avergonzado y sorprendido que hayan sacado el tema desvió la mirada hacia Charlotte quien también desvió su mirada para evitar verlo a los ojos.
– ¡HE!, ¿Por qué desvías la mirada?, y ustedes no me miren así, no he hecho nada malo, solo expresaba mi muy válido punto de vista… ¡SI ASI VAN A ASER LAS COSAS YO ME LARGO!
Con las miradas en él, Johann se paró enojado e indignado, salió rápidamente del comedor, pero tras unos cuantos segundos volvió abriendo lentamente la puerta para luego decir mientras se volvía a sentar.
-No pienso admitir que lo que hice estuvo mal, solo volví porque me dio hambre, entienden.
Parte 3
-He convocado a esta junta con la intención de pedir su apoyo, la situación es grave y los tiempos que se avecinan son oscuros, temo que si no actuamos pronto la situación se nos escape de las manos y se vuelva incontrolable.
La habitación era redonda con un gravado que cubría por completo el piso de una rosa de los vientos cuales cuatro puntas marcaban cada una un podio elevado y en cada uno de ellos dos personas se encontraban sentadas. En el centro de la habitación se encontraba el Maestre de la Orden del temple parado al lado de un enorme mandoble que a pesar de estar clavado en el centro de la habitación el pomo le quedaba a la altura de su cintura.
– ¿Problemas?, Acaso no es solo Europa la que se encuentra en problemas, según tengo entendido tus filas están cada vez más escuetas y lentamente se están viendo superados.
Dijo un hombre de ascendencia japonesa vestido formalmente como todos en la habitación que se encontraba sentado en el podio que estaba marcado por el este.
-Es claro que la orden del temple ya no es lo mismo, sus días de gloria pasaron hace ya tiempo o quizás el problema solo sea su líder.
Esas provocativas palabras salieron de la boca de un hombre sentado en el podio marcado como oeste siendo este claramente de nacionalidad estadounidense.
-La soberbia es típica americana aun cuando fueron los últimos en anexarse al consejo, era de esperarse esa clase de descortesía, sin embargo, me sorprende que los asiáticos tengan el descaro de criticar cuando su continente es el más “pacífico”, mientras que en Europa nos encontramos en una sangrienta guerra que ha durado siglos, en Asia en cambio lo más peligroso que puedes encontrar son espíritus que solo son una amenaza para una o dos personas, claro sin dejar de mencionar una que otra abominación de vez en cuando.
Las palabras del maestre de la orden más que calmar los ánimos los enardecieron siendo esto claramente visible en los rostros de los hombres que habían hablado con anterioridad y antes de que alguno de ellos abriera la boca alguien más hablo.
-Pido disculpas por el comportamiento de mi acompañante, sus palabras no fueron acertadas y no representan el pensar de nuestra organización completa, dicho esto podríamos dejarnos de discusiones sin sentido y pasar al, ¿Por qué nos convocaste?
-Muy amable de su parte madam y si nadie más tiene algún comentario fuera de lugar me gustaría continuar.
El maestre se dio una vuelta alrededor de la espada en el centro de la habitación mientras miraba a todos los asistentes.
-No me gustaría hacerles perder su preciado tiempo por lo que seré directo, un libro en el cual estaba sellado una oscura entidad, es difícil darle un nombre concreto ya que dependiendo de la cultura puede tener diferentes interpretaciones, por ejemplo Sejmet, Shinigami, Mictlantecuhtli, Yan Wang, todos ellos comparten similitudes con la entidad de la que les hablo, nosotros la conocemos como Apolión, en nuestra mitología es un poderoso ser destructor capas de arrasar ciudades enteras o llevarse los cuerpo y almas de miles para alimentarse de ellas… Ese libro ha sido robado y me temo que estén planeando liberarlo con oscuras intenciones.
El impacto que causo la noticia era visible en todos los asistentes, algo de esas características no había pasado en cientos de años, algo para lo que quizás no estaban preparados.
– ¿Sabes la identidad de los que robaron el libro?
El primero en hablar fue una mujer de tes oscura que se encontraba en el podio del norte.
-Lamentablemente pese a nuestras investigaciones no hemos podido averiguar sus identidades, su ubicación o si pertenecen a algún culto, lo única información que poseemos es su poder ofensivo, enviamos a tres de nuestros mejores miembros para recuperarlo, aun así, todos desaparecieron a pocos días de haberles entregado la misión, he de suponer que ya están muertos y como sabrán estamos sumamente escasos de personal.
-Es por eso que convocaste esta junta, ¿Quieres pedir ayuda para recuperar el libro?, o en caso de que liberen su contenido detenerlo.
Dijo un hombre algo bronceado que se encontraba en el podio sur.
-No exactamente, quiero su ayuda, pero no para que me ayuden a recuperar el libro.
– ¿Qué quieres exactamente?
-Seré honesto con ustedes, no pretendo menospreciar a sus miembros, pero conociendo las fuerzas de combate de las distintas ramas y tras meditarlo detenidamente no serían suficiente como para detener a nuestro peligroso enemigo.
-Estas diciendo que nuestros miembros son débiles, no crees que el soberbio ahora eres tú.
Dijo el hombre americano mientras apuntaba al maestre de la orden.
-No me mal entiendan, mi orden tampoco consta de alguien que tenga la fuerza suficiente como para acabar con esto, sim embargo hay alguien, una persona que tiene la fuerza que necesitamos.
-Si conoces a alguien con tal poder, no le des más vuelta y di su nombre.
La mujer de tes morena que acompañaba a el americano estaba bastante impaciente ante los rodeos del maestre quien tras escuchar sus palabras apunto con su dedo a la espada por la que había estado dando incansables vueltas.
-El que clavo esta espada en el piso hace años, frente a esta misma junta prometiendo no volver a tomarla, hablo de Desmond Burke más conocido como el “El Caballero de la Muerte”
El shock en los presentes fue mayor que cuando el maestre les conto sobre el libro robado, demostrando el respeto o miedo que le tenían al mencionado.
-Te has vuelto loco, me oyes ¡ESTAS DEMENTE!, el dejo bastante claro que la próxima vez que tocara esa espada seria para acabarnos a todos nosotros.
-Es verdad, si quieres recurrir a ese demonio lo harás sin nuestro apoyo.
-Imposible, simplemente imposible, si se le diera la gana podría aniquilar la orden completa, nadie se salvaría.
El maestre a pesar de las advertencias y reclamos de todos en la habitación parecía tranquilo mientras habría los brazos y decía alto y claro.
– ¡ACASO LE TIENEN MIEDO A UN SOLO HOMBRE!… un hombre que no ha tomado un arma en más de una década… que patéticos, tal vez fue mi error pensar que tendrían el valor para hacer lo que sea necesario por el bien del mundo, pero veo que me equivoque.
-Hablas de miedo cuando tú eres el primero en pedir ayuda para tratar con ese monstruo, si es tan solo un hombre como dices porque no la orden del temple se enfrenta sola a él, después de todo fue miembro de tu orden.
-Nuevamente me están malentendiendo, lo único que quiero es su apoyo, después de todo yo conozco el punto débil de Desmond.
-Si es así debiste mencionarlo antes, aunque dudo de que conociendo su punto débil lo dejaras marcharse de la forma en la que lo hiso.
Menciono el delegado americano.
-Verán, su debilidad no es algo físico si no mental, es información poco conocida que el posee un sobrino que ha cuidado desde su nacimiento como si fuera su propio padre… propongo usar al niño para chantajearlo emocionalmente y hacer que vuelva a la orden para cumplir con este difícil trabajo.
– ¿Pretendes amenazarlo con un niño?, es que acaso no tienes moral, La Gran Orden se creó para proteger el mundo de amenazas de las que no es consciente, hacer algo así de ruin y bajo, va en contra de todo en lo que creemos.
Todos parecían enfadados por la proposición del maestre de la orden del temple, nadie parecía comprender ni aprobar su idea, pero todavía le quedaba una última carta por jugar.
-Conozco perfectamente los “ideales” de nuestra organización pero es el destino del mundo del que estamos hablando, no pido que matemos al niño, después de todo, estamos hablando del “Caballero de la Muerte”, cumplirá su misión fácilmente y después lo dejaremos nuevamente libre, lo que pido es solamente la promesa de apoyo para persuadirlo de aceptar, de esa manera no se sentirá seguro en ninguna parte del mundo hasta que cumpla con nuestras condiciones luego de eso le aseguraremos no volver a molestarlo nunca más.
Nadie contesto a la idea del maestre, por lo esté dijo sus últimas palabras.
-Si alguien tiene una mejor idea, es libre de expresarla, si no es así pido votación para aprobar la moción.
De las nueve personas presentes y tras varios minutos de sopesarlo seis levantaron la mano incluyendo al maestre por lo que el plan fue aprobado por mayoría de votos.
Parte 4
Casi una semana había pasado desde que el maestre de la orden del temple tuvo la reunión en la que se decidió traer de vuelta a Desmond Burke de regreso a la orden con la intención de que se encargara del problema del libro robado. Era medio día y el sol estaba en lo alto del despejado cielo cuando un hombre bastante alto apareció, de cabello castaño oscuro, vestido de manera simple, con una polera negra, un pantalón azul, y unas zapatillas blancas, su apariencia no resaltaría normalmente, pero debido a que se encontraba en la puerta del monasterio este parecía no encajar del todo en aquel lugar, a su lado se encontraba un pequeño niño de unos 10 años de edad, un poco bajo, de pelo negro y vestido como lo haría normalmente alguien de su edad.
Sin pedir permiso ni tocar a la enorme puerta de madera, el hombre entro en el monasterio pasando a través de un umbral que lo llevo más allá de las murallas de piedra, llegando al patio central del monasterio en donde un hombre bastante más joven que él estaba sentado en una de las bancas al lado de un árbol que proveía de un refugio del abrazador calor que hacía en ese momento. El hombre que yacía sentado tras mirar por unos segundos al recién llegado se paró rápidamente de su asiento y se acercó con una gran sonrisa en su rostro, llevaba el uniforme de la orden.
-Maestro, me sorprende verte de nuevo… cuantos años han pasado, diez, once quizás, la verdad no lo recuerdo.
-Henri, ya no soy tu maestro, eso quedo en el pasado.
-Lo sé, pero siento que sería un poco raro llamarte Desmond ya que nunca lo he hecho adema… no me había percatado de que venias acompañado, déjame adivinar… tú eres William, que cambiado estas.
Henri le estiro su mano al pequeño el cual le devolvió el saludo con confianza.
-Así es, soy William Burke, un gusto conocerlo.
– Un gusto conocerte también William, aunque en realidad ya te conocía, pero en ese entonces no eras más que un lindo bebe, por cierto, mi nombre es Henri Petain y podría decirse que era un antiguo compañero de trabajo de tu padre.
– ¿También es obrero?
Pregunto inocentemente el niño a Henri quien miro de reojo a Desmond.
-Dejémoslo en que éramos como una pareja de héroes velando por el bien de las personas.
-No le cuentes cosas extrañas, entendiste Henri.
Desmond parecía reacio a que Henri le hablara de su pasado a William por lo que este entendiendo la indirecta decidió cambiar el tema.
-De todas maneras, es raro el verte por aquí, de verdad pensé que no nos volveríamos a ver, pero si estás aquí significa que ocurrió algo grave no es así.
-Creí que sabrías de la carta que me enviaron, pero al juzgar por tu sorpresa tampoco sabes la razón.
-Ya sabes cómo es el Maestre, nunca le cuenta nada a nadie y cuando decide revelar algo omite detalles a su conveniencia, siendo honesto me provoca escozor el solo estar cerca de él.
-Es en parte una de las razones de por qué dejé este lugar, nunca confié en él, si me dejas darte un consejo has como yo y deja este lugar antes de que te arrepientas.
Le dijo Desmond a su antiguo pupilo.
-Eso me gustaría, no es que quiera recriminarte ni nada, pero las personas ignoran en su gran mayoría los peligros de los que nos encargamos, a lo largo de mi estancia en la orden he salvado a un sin número de personas que no sabían que estuvieron en peligro o que siquiera existo, no podría dormir tranquilo sabiendo que pude haber hecho algo y no lo hice.
-Has madurado tanto desde la última vez que te vi, me dejas sin palabras, aun así, hay veces en las que no podemos escoger.
Henri le puso la mano en el hombro a Desmond quien estaba acomplejado y le dijo.
-Entiendo perfectamente su situación y creo que de estar en la misma posición yo hubiera actuado de igual manera.
-Gracias Henri, fue un gusto verte de nuevo… me gustaría alargar más este encuentro, pero tengo que hablar con el maestre lo más pronto posible por lo te dejo.
-Maestro, llevara a William con usted.
-No me queda más opción y aunque no me gustaría que él viera lo siguiente, comprenderás que no puedo dejarlo solo, tampoco al cuidado de cualquiera.
– ¿Qué tal si me deja cuidarlo?, al menos hasta que termine su encuentro con el maestre, le juro en el nombre de Mia que no dejare que nada malo le suceda.
– ¿También conociste a mi mama?
El pequeño William al oír el nombre de su madre inmediatamente pregunto a Henri quien le respondió.
-Claro que la conocí, fuimos grandes amigos, de hecho, si tu padre me deja te podría contar unas cuantas historias de cuando éramos jóvenes.
Tanto William como Henri miraron a Desmond con cara de perrito para que accediera y este con una leve sonrisa en su rostro miro al pequeño William y le dijo.
-Tengo algunas cosas que hacer allí dentro y creo que sería aburrido para ti acompañarme, que tal si te dejo con Henri y como él dice te cuente un par de anécdotas mientras me esperas.
-Está bien, te estaré esperando aquí con Henri.
-No hagas ninguna tontera de acuerdo.
-Te preocupas demasiado Desmond, conmigo estará seguro.
-No tengo dudas de ellos.
Tras despedirse de su antiguo discípulo y de William, Desmond se dirigió al interior del monasterio y luego de pasar por unos cuantos pasillos y escaleras llego al lugar al que le habían citado, que no era más que la misma habitación en la que aquella reunión se había llevado a cabo para traerlo de vuelta y en el centro de la habitación junto a su vieja espada se encontraba el maestre.
-Un placer verte de nuevo mi viejo amigo.
Desmond sin detenerse avanzo enfadado con fuertes pisadas hasta el maestre para luego tomarlo del cuello de su camisa mientras con su otra mano sostenía con rabia una carta que había sacado de su bolsillo.
– ¿Quieres explicarme que significa esto?,¿Creo haber dejado claro las cosas la última vez?
El maestre con una maliciosa sonrisa en su rostro respondió burlescamente.
-Acaso tantos años trabajando bajo el sol te frieron las neuronas al punto de no entender una simple…
-Sabes perfectamente de lo que estoy hablando, maldita rata embustera.
-Primero que nada, quítame las manos de encima.
Con una gran fuerza el maestre se quitó la mano que lo tenía agarrado del cuello para seguidamente coger una carpeta de un pequeño sillín situado en un rincón y rebuscar en ella hasta encontrar el documento que buscaba
-Desde este preciso momento tú y tu pequeño sobrino son declarados enemigos de máxima prioridad para la “Gran Orden”, esto significa que les daremos caza a ustedes dos, nada de prisioneros, hay ordenes de matar al primero avistamiento.
-Estas dementes, nadie daría su consentimiento para algo como esto, te conozco demasiado bien como para saber que perfectamente podrías inventar algo así.
-Y es exactamente por eso mismo que he traído este papelito conmigo, como veras tiene los cinco sellos que acreditan mis palabras.
Tras entregarle la orden de caza a Desmond el maestre se alejó y se paró nuevamente al lado de la espada.
-Crees que esto me detendrá, ya lo dije una vez y te lo repetiré, si se atreven a meterse conmigo o con William los matare a todos, no importa de donde sean o cuantos vengan me asegurare de matar a cada uno de ustedes.
-No tengo problemas en hacer las cosas de esa manera, te vas de aquí sin hacer caso a lo que te digo y ¿luego que?, quizás tu seas perfectamente capas de protegerte a ti mismo, pero William es un asunto aparte, ¿Cuánto tiempo crees poder protegerlo?, no podrá ir a la escuela, no podrá salir de su casa, tendrán que vivir huyendo y aun así ni siquiera podrás dormir tranquilo, siempre habrá alguien esperando la oportunidad perfecta de matar al mocoso, ahora dime ¿Cuánto podrás seguir con eso?
-Te tengo una mejor pregunta, ¿Qué harás cuando hayan matado a William y nada más me detenga de destruir este lugar al completo?
El maestre abrió en alto ambos brazos y casi gritando dijo.
– ¡NO HARE NADA!… sabes ¿por qué?, porque no te arriesgaras a que el muchacho muera, preferirías vender tu alma a que algo malo le pasare y es exactamente el trato que te estoy ofreciendo, dame tu alma y el muchacho no tendrá que verse involucrado en nada de esto.
Desmond bastante serio se acercó hasta donde estaba el maestre y coloco su mano sobre la empuñadura de su antigua espada para luego de un solo tirón arrancarla del piso y con elegantes movimientos casi imperceptibles poso el filo del arma al lado del cuello del maestre.
-Al más mínimo rasguño o señal de que algo anda mal, vendré directamente a ti para que seas el primero en que decapite con mi espada, para luego seguir con este maldito lugar.
– ¡AHHHH, QUE MIEDO!… en un momento realmente te llegue a respetar, eras alguien sin miedos, sin debilidades, pero mírate ahora, escondiendo los dientes e inclinado la cabeza a la primera mención de tu familia, me das pena.
Con un golpecito de su mano el maestre se quitó la espada de su cuello para luego entregarle otro de los papeles que mantenía en su carpeta.
-Quiero que te quede claro Desmond, nunca te he temido, solo te deje marchar aquella vez porque me era conveniente, realmente pensaste por un minuto que eras libre de decidir, no te engañes solo solté un poco la correa, pero nunca fuiste libre realmente.
El maestre se acercó tranquilamente a Desmond quien estaba parado escuchando su monologo, para luego tomarlo del cuello.
-No eres más que un misero perro a mis ordenes, yo decido donde iras, yo decido si darte algo de libertad y yo decido contra quien quitarte el bozal y es tiempo de ver si tus dientes siguen tan afilados como antes.
El Maestre soltó el cuello de Desmond y gentilmente le entrego el documento que había sacado de su carpeta.
-Un trabajo simple… si consideramos tus actitudes pasadas.
Tras un poco más de un minuto en el que Desmond reviso el documento este aun de malas ganas pregunto.
– ¿Por algo tan simple me hiciste venir?, perfectamente Henri podría encargarse de eso fácilmente, si quieres probarme deberías al menos darme un verdadero reto.
-Siempre con ese exceso de cofinancia tan característico, pero te lo pondré de esta manera, no me discutas nuevamente o alguien visitara a William uno de estos días, no será grave, solo unos cuantos dedos menos o rotos nada que lo ponga en peligro.
Con movimiento rápido Desmond poso su espada en su hombro y con un largo suspiro se dio la vuelta para marcharse tranquila y relajadamente mientras una sonrisita se dibujaba en su cara para luego cuando estaba a punto de dejar la habitación, miro hacia atrás y dijo.
-Considéralo una advertencia.
Con esas palabras dejo completamente la redonda habitación dejando al maestre que tras unos segundos se dio cuenta de lo que Desmond hablaba. Tras notar que una gota de sangre callo al piso este se tocó el cuello y en él se hallaba un fino corte no muy profundo que goteaba sangre lentamente.
-Desmond, Desmond… tienes suerte de que no pueda sentir nada, pero esa suerte pronto se te terminara.
El maestre rompió la manga de su camisa para poner el pedazo de tela sobre la herida y así tratar de no seguir manchándose con sangre su ropa cuando su asistente entro a la habitación.
-Henri ya ha vuelto y me ha entregado el reporte de su misión.
El asistente que poseía unas enormes ojeras, parecía no prestarle atención a la herida que tenía el maestre ignorando por completo el hecho de que estaba herido.
-Deja el informe en mi oficina lo leeré luego.
-Si señor… podría hacerle una pregunta.
-Si es con respecto a la mi herida no tienes que preocuparte.
Dando una negativa con la cabeza el asistente le contesto.
-Me refiero al hombre que vi pasar cuando me dirigía hacia aquí, él era el Desmond no es así, siendo honesto me esperaba alguien más amenazante.
-Es solo su apariencia, te aseguro que es un lobo en piel de oveja, aunque supongo que esa no era tu pregunta o sí.
– ¿Por qué lo dejo marcharse de la orden?, no hubiera sido mejor el haberlo chantajeado desde un principio, además no va en contra de las reglas el daño a civiles.
El maestre viendo que el sangrado le había parado se sacó el trapo que mantenía en su cuello y se lo lanzó a su asistente.
-Todo lo hago por un bien mayor, siempre pensando en el futuro, simplemente no era el momento adecuado para hacerlo volver, además si te preocupa las reglas nada de lo que dije era verdad.
-Entonces lo de hacerle daño al niño eran mentira.
-Claro que eran mentiras, no soy un monstruo, no sería capaz de hacerle daño a mi propio sobrino.
– ¿Sobrino?, eso quiere decir que el niño…
-Es como supones, tu llegaste después de que paso todo eso, por eso no sabias.
El asistente estaba impactado por la revelación del maestre quedándose de piedra, mientras el este se estiraba caminando hacia la salida.
-Bueno, suficiente conversación por hoy, tengo bastante trabajo que hacer y tú también.
Despabilando de su shock el asistente siguió al maestre rápidamente sin poderse quitar de su cabeza lo que había descubierto.
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