Cenizas del Alma - 15
Parte 1
Unos cuantos días habían pasado desde que los restantes miembros de la familia Dippel se habían reunido y Erika habiendo zanjado aquel asunto se dispuso a seguir con el negocio familiar como se llevaba haciendo por siglos, por lo que aquel día se reuniría con importante mafioso que deseaba contratar sus servicios.
Erika se encontraba en su oficina en el castillo detrás de un gran escritorio sentada mientras jugaba con el muñeco de mago que siempre llevaba consigo esperando, a su lado se encontraba parado Hagen que todavía estaba relevando a Edward en sus funciones.
-Hagen, ya me estoy aburriendo, ¿cuánto crees que falte para que llegue?
Hagen viendo que el té en la tasa de su joven ama se había agotado decidió servirle un poco más mientras contestaba.
-Debe ser paciente, según el itinerario no deberían de tardar en llegar.
Erika dejo de lado el muñeco con el que jugaba para tomar la taza de té recién servida y tomar un sorbo.
-De todas, maneras ¿Por qué estoy haciendo esto yo?, debería habérselo dejado a Siegfried, después de todo es su trabajo.
Erika parecía desanimada y algo cansada, además se notaba que no le agradaba la idea de tener que conversar directamente con sus clientes.
-Señorita Erika, sin ganas de ofender, pero siendo honestos, ¿Creo que no sería buena idea dejar al amo Siegfried negociar con los clientes?
-¡HAAAAAAAA!.
Erika se revolvió a sí misma el pelo un poco desesperada.
– ¿Por qué Siegfried tiene que ser tan raro?, el solo pensar en las tonterías que haría me hace enrabiar, si al menos Revecca fuera más grande y tuviera más experiencia, no necesitaría de él.
-Es cierto que el amo Siegfried tiene sus excentricidades, pero ¿No cree que lo está infravalorando?
Erika miro seriamente a Hagen casi diciéndole que se arrepintiera de sus palabras.
-No lo defiendas, es inteligente lo admito, aun así por lo acontecido sus habilidades no son necesarias.
-Si es así como lo ve, ¿Por qué le dio tal posición dentro de la familia?
-Es el único miembro de sangre de la familia Dippel además de mí y eso en nuestra condición es bastante valioso, de hecho, estoy considerando el arreglar un matrimonio para él.
Antes de que Hagen pudiera responderle como quería a Erika el sonido de alguien tocando la puerta lo interrumpió.
-¡Pase!.
Dijo Erika en voz alta y firme dando pie a que la puerta se abriera y detrás de ella se encontraba Frederick acompañado de un señor de la edad de Hagen con algunas canas en su pelo y barba, que al entrar se mostró profundamente confundido al ver a una joven que nunca había visto sentada invitándolo a tomar asiento.
-Debe ser Frank Castell, por favor tome asiento.
Frank se quedó parado por un momento anonadado y tras unos segundo solo una pregunta salió de su boca.
– ¿Creí que hablaría con Niels?
-Es esperable su confusión, sim embargo debido a asuntos internos tuvimos que prescindir de los servicios de Niels, por lo que ahora para negociar nuestros servicios tendrá que hacerlo conmigo.
Frank estaba incrédulo y por ello no pudo evitar preguntar.
– ¿Acaso esto es una broma?, podrían sacar a esta mocosa de aquí y…
El alegato de Frank fue detenido por una fina espada posada en su garganta por Frederick quien lo miro directamente a los ojos para decirle en tono frio.
-Si quieres mantenerte vivo, te aconsejo que no le vuelvas faltarle el respeto a la señorita Erika.
El silencio se hizo notar en la habitación hasta que Erika decidió romper el hielo.
-Frederick puedes dejarlo pasar, entiendo que fuera una sorpresa la salida de Niels, así que déjeme presentarme, me llamo Erika Dippel y soy la actual cabeza de la familia, es un gusto conocerle.
Frank se quedó en silencio apretando sus puños con ira.
-Entiendo que está aquí ya que necesita nuestra ayuda para acabar con algunas alimañas, pero también me gustaría aprovechar esta oportunidad para decirle que debido a ciertos acontecimientos me he visto en la obligación de subir la cuota mensual por protección en un 50%, espero que no sea un inconveniente.
La cara de Frank lentamente se fue deformando hasta convertirse en una mueca mientras escuchaba cayado todo lo que Erika tenía que decir mientras se acercaba lentamente al escritorio.
-También ha subido el precio de nuestros servicios por lo que le costara el doble que antes, pero creo qu…
Un fuerte golpe resonó en toda la habitación interrumpiendo a la joven mientras hablaba.
– ¡ACASO CREES QUE SOY IDIOTA!
Frank estaba notoriamente enojado y antes de que Frederick lo detuviera nuevamente Erika le dio una señal con la mano para que parara y lo dejara continuar.
– ¿Qué vas aumentar la cuota por protección?, ¿protección contra qué?, mi organización es de las más grandes y poderosas del país, no hay nadie que nos haga frente, solo la continuaba pagando para mantener una buena relación con Niels.
Frank se dio la vuelta y mientras abandonaba la habitación dijo sin girar su cabeza.
-No les tengo miedo a una mocosa y a sus matones, no pienso darles más de mi dinero.
Antes de Frank abandonara la habitación Erika le dijo a Frederick.
-Puedes acompañar a nuestro invitado a la salida, no quiero que se pierda por su camino.
Frederick de inmediato siguió las ordenes de Erika dejando la habitación de inmediato.
-Bastante maduro de su parte señorita Erika.
Hagen se volteo a ver a su joven ama, dándose cuenta de que había hablado demasiado pronto, esta tenía una fiera mirada y una incómoda sonrisa mientras apretaba con fuerza sus dientes.
– ¿Qué cree que deberíamos hacer a continuación?, si desea para esta noche habrá muerto de la forma más horrible posible.
-Eso me gustaría, pero creo de momento no puedo hacerme mala fama, las noticias se esparcen rápido, no puedo permitir que crean que matamos a todo el que se niegue a trabajar con nosotros.
-Bastante sabio de su parte, aunque creo que podría traer otra clase de problemas.
Tomando algo del delicioso te que Hagen le había servido Erika trato de relajarse.
-De momento no puedo darme el lujo de preocuparme por problemas futuros.
Erika decidió dejar pasar por esa vez que uno de sus clientes se desvinculara de la familia algo que en los días posteriores le traería más de un dolor de cabeza.
Un par de días habían pasado desde aquel incidente con el mafioso y Erika se encontraba en su oficina hablando por teléfono cuando por la puerta entro Hagen y al ver que Erika estaba ocupada se quedó parado al lado de la puerta a esperar a que esta terminara.
-Disculpe mi interrupción, pero el amo Siegfried me a pedido una extraña petición que podría poner en riesgo la integridad de la familia, es por ello que me he visto en la necesidad de pedir primero su permiso para proseguir con su petición.
Hagen espero a que la joven colgara el teléfono para hacerle saber su inquietud, Erika en respuesta poso sus manos en sus sienes y comienzo a masajearlas lentamente mientras le respondía en tono algo enojado.
-Solo has lo que te pida, seguramente es alguna estupidez.
– ¡PERO SEÑORITA E…
Erika bajo sus brazos dando un fuerte golpe a su escritorio e interrumpiendo a Hagen en el acto.
– ¿Qué es lo que acabo de decir?, no estoy de humor de para estar repitiendo las cosas dos veces.
Hagen se arrodillo en una pierna al escuchar el regaño de Erika.
-Le pido perdón, no se volverá repetir.
Luego de pedir las correspondientes disculpas Hagen se paró y se acercó a Erika que seguía sentada masajeando sus sienes.
– ¿No debería estar Frederick acompañándola?
-Como podrás notar, lo que sucedió hace un par de días escalo más de lo que había pensado, parece que todos han olvidado su lugar y creen poder librarse de mi yugo, para solucionarlo les demostrare, lo realmente insignificante que son.
Erika se paró de su silla tomo su muñeco favorito del sillón en el que se encontraba plácidamente sentado y comenzó a jugar con él dándole la espalda a Hagen.
-Solo tengo que acabar con el que inicio todo este problema para empezar, lo voy a hacer sufrir como no se lo puede imaginar, hare que mi cara y nombre queden gravado en su ser para el resto de su miserable y desgraciada vida.
Luego de esas palabras Erika se dio media vuelta, miro bastante alegre a Hagen y le dijo.
-Envié a Frederick a buscar un presente para la ocasión, no me puedo permitir asistir a la residencia de unos de nuestros clientes de sorpresa y con las manos vacías, eso sería inapropiado.
Erika aun sonriendo se acercó a Hagen y con una seña de su mano hizo que este se agachara para que ella pudiera verlo directamente a su cara sin tener levantar su cabeza.
-Partiremos en un par de horas, quiero que estés listo, también debido a Edward todavía no está en condiciones me llevare a Albert con nosotros, cuando Frederick vuelva estaremos listo para la visita.
Sin nada más que decir Erika agito su mano en señal para que Hagen abandonara su oficina de inmediato.
Parte 2
Erika, Hagen, Frederick y Albert no se encontraban en el castillo y debido a ello las lecciones de Hagen con Revecca se habían cancelado ese día por lo que la joven deambulaba por el castillo sin nada que hacer durante la tarde.
Después del almuerzo Johann y Charlotte se enfocaban completamente en su trabajo en los laboratorios por lo que Revecca no quería interrumpirlos. Era la primera vez que Revecca se encontraba totalmente sola y sin nada que hacer, ya había terminado el libro que estaba leyendo y no tenía ganas de momento de iniciar otro, aburrida Revecca se dirigió a el invernadero de cristal del castillo para ver las distintas plantas y flores que hay crecían para pasar el tiempo.
Revecca estuvo casi una hora mirando las plantas hasta que de reojo vio por los enormes ventanales una figura moverse lenta y torpemente por los amplios pasillos del castillo, era Edward que ignorando las indicaciones de Johann y deambulaba por el castillo ayudado de una muleta que no le permitía moverse muy rápido.
El tiempo que llevaba Revecca en ese lugar era ya considerable y seguramente esto solo iría en aumento, sin embargo, en todo ese tiempo apenas había visto a Edward un par de veces, tampoco le había dirigido la palabra ni una sola vez, por lo que la joven muchacha pensó que tal vez lo mejor sería conocerlo un poco. Revecca se acercó corriendo por la espalda de Edward mientras gritaba animadamente para llamar su atención.
– ¡EDWARD!
Aunque el grito fue fuerte y claro, al que iba dirigido el llamado no se tomó ni la molestia de darse la vuelta para ver quien lo realizaba, solo siguió caminado tratando de ignorar los constantes gritos que cada vez se hacían más fuertes, hasta que una mano toco su hombro desde su espalda.
-No seas mal educado al menos responde cuando alguien te llama.
Edward ignorando el regaño de la pequeña Revecca, se quitó su mano de su hombro con una sacudida y continuo su camino lo más rápido que le permitía su condición.
-Si estás buscando a Erika, salió hace como una hora.
Al escuchar el nombre de su señora, Edward de inmediato se dio vuelta y miro de pies a cabeza a la muchacha que tenía enfrente.
-Si hubiera salido me lo hubieran informado.
Con esas frías y serias palabras Edward pretendía darse media vuelta y seguir buscando por el castillo cuando Revecca le hablo.
-Es verdad, se llevó a mi padr… digo a Albert, Hagen y otro más, creo que su nombre era algo como Freddie, o algo así.
Nuevamente Edward se detuvo a medio camino y miro a la directamente a la joven e hizo memoria.
– “Eso explicaría por qué no había nadie vigilando la enfermería”
Se dijo a sí mismo, para luego sopesar la situación en silencio hasta que después de unos cuantos segundos le pregunto a Revecca.
-¿Albert era el tipo que quería contratar los servicios de la familia y tú eras la niña que lo acompañaba?
-Es como dices.
-Entonces por que la señorita Erika se lo llevaría junto con los demás, tenía entendido que no aceptaría su petición.
Revecca miro extrañada a Edward mientras respondía a la conversación.
-No estoy segura, al parecer necesitaba a más sirvientes, creo que ocurrió algo hace unos días y por eso fue que salió.
Edward se encontraba extrañado de las palabras de la jovencita que tenía frente a sus ojos.
– ¿Sirviente?, al final termino volviéndose vasallo de la familia, supongo que también es tu caso.
-Aún no lo entiendo bien, pero al parecer me adoptaron o algo así y mi pad… digo Albert se volvió mi sirviente.
La reacción de Edward no fue la mejor frunciendo el ceño y levanto la voz, algo que contrastaba con su serena y seria actitud de antes.
– ¡NO TE ATREVAS A MENTIR DE ESA MANERA!
Viendo la impresión en la cara de Revecca y dándose cuenta de su propio estado, este solo se dio la vuelta y comenzó a caminar.
-Oye, no seas grosero.
Con esas palabras Revecca trato de detener a Edward tomándolo desde su brazo, pero esto solo logro colmar más aun su paciencia al punto que hirviendo de ira este se quitó la mano que lo retenía de un tirón, para dar vuelta su cuello mientras le mostraba sus filosos dientes a la joven y decía en tono siniestro con una punzante mirada.
-No vuelvas a tocarme.
El intento por asustar a la pequeña Revecca con el fin de que lo dejara solo no dio el resultado que el esperaba ni por asomo.
-¡Ji!.
Una pequeña risa se escapó de la boca de Revecca lo que dejo impactado a Edward.
-Lo… lo siento, es… es que con las orejas de animal y los dientes no puedo dejar de pensar en un pequeñito perro enojón.
La respuesta de Revecca lejos de hacerlo enojar más de lo que estaba, logro que este se calmara y digiera ya más tranquilo.
– Solo déjame en paz.
Luego de esas palabras que al parecer de Revecca sonaron solitarias, Edward se dio media vuelta y continuo su camino si decir más.
Parte 3
Unas cuantas horas habían pasado desde que Erika junto a sus acompañantes habían salido del castillo en dirección de la mansión de Frank la cual se encontraba retirada a las afueras de la ciudad que quedaba cerca del castillo. El auto lo conducía Hagen y de copiloto se encontraba Frederick, mientras que Albert se sentó en la parte de atrás al lado de Erika que durante todo el trayecto se mantuvo jugando con el muñeco que llevaba a todas partes consigo.
-Señorita Erika, me permitiría hacerle una pregunta.
Digo Albert mirando a la joven, a lo que esta solo respondió moviendo su cabeza en forma de aprobación.
– ¿Para qué me pidió que viniera?, siendo honesto no creo poder ser de mucha ayuda contra mafiosos, menos aun si están bien armados.
Frente a la pregunta Erika se mantuvo calmada y respondió casi sin pensarlo.
-Para eso es que vienen Hagen y Frederick, a ti te he traído para algo un tanto más importante en esencia.
– ¿Podría decirme ahora?
Todavía concentrándose en el muñeco que tenía en sus manos más que en Albert, la joven respondió.
-Para llevar mi sombrilla, es importante no exponer mi tersa y blanca piel al intenso sol de estos días, deberías considerarte honrado.
-Claro que lo es.
Con una pequeña mentira para no ser reprendido por sus pensamientos totalmente contrarios, Albert solo cayo y se resignó.
Habiendo llegado a su destino, Hagen estaciono el auto a las afuera de la mansión y al lado de la gran reja metálica que era resguardada por un hombre alto con un fusil de grueso calibre en su mano que miraba extrañado como con una tranquilidad pasmosa dos hombres se bajaron de la parte delantera, mientras un tercero le abría la puerta a una hermosa joven de pelos plateados que tras poner ambos pies sobre el asfalto fue cubierta con una sombrilla que llevaba el mismo tipo que le había abierto la puerta.
-Identifíquense.
El guardia les apunto con su arma pidiendo una explicación.
-Soy Erika Dippel, no tengo una cita previa con Frank Castell, pero creo que no será necesaria para que acceda a verme.
-Aquí no vive ningún Frank Castell, además esto es propiedad privada y le pido que se retire de inmediato, si no abriré fuego.
Erika sin atender mucho al guardia miro a Frederick y le pregunto.
-Tú que piensas, ¿Nos está diciendo la verdad?
Entonces Frederick apunto con su mano hacia la mansión y convencido dijo.
-Frank se encuentra en la mansión, está en el tercer piso, en la habitación en la cual hay un balcón, además está acompañado de alrededor de tres hombres todos bastante robustos.
Entonces Erika se acercó a la reja seguida de cerca de Albert que mantenía la sombrilla lo mejor que podía.
-Si abres la reja sin hacer escándalo, te dejare vivir, de lo contrario ese juguete no te servirá de nada.
Viendo que las personas que tenía enfrente no solo no retrocedían, si no que lo amenazaban de muerte, el guardia se dispuso a dar un tiro de advertencia, sin embargo, antes de que pudiera apretar el gatillo Frederick desenvaino la espada que guardaba en su bastón y se la arrojo atravesándole el pecho, lo que no lo mato de inmediato y en consecuencia antes de que cayera desfallecido pudo dar un tiro al aire que alerto a todos los guardias que rondaban el inmenso jardín.
-Deberías de haber sido más cuidadoso, has alertado a todo el personal.
Hagen regaño a Frederick, pero este respondió totalmente despreocupado.
-No seas exagerado, tarde o temprano se iban a enterar de nuestra presencia, además en el patio conté alrededor de unos 32 o 34 y dentro de la mansión hay al redor de unos 20 más repartidos, no son suficientes siquiera para significar un reto para mí solo.
-El ser tan confiado no te traerá nada bueno, pero no es tiempo para un sermón.
Entonces Hagen se acercó a la reja y de un solo golpe con su mano la mando a volar varios metros por los aires.
-Yo me encargare de proteger a la señorita Erika y me encargare de los que hay en el jardín tu harás lo mismo con los de la mansión.
-Si, si, como digas.
Frederick saco su espada del pecho del tipo que yacía muerto en el piso y desapareció en el instante siguiente, en cambio Erika comenzó a caminar por el camino recto que se dirigía a la mansión de forma lenta pero constante mientras abrazaba a su muñeco y Albert mantenía la sombrilla sobre su cabeza desde su espalda. Los guardias que estaban en el patio no tardaron en aparecer y apuntaron de inmediato a la joven muchacha que caminaba tranquilamente, pero al disparar en su dirección las balas nunca llegaban, algo las paraba o desviaba a medio camino.
Todos los guardias confundidos no hacían más que gastar su cargador, pero todo era simplemente inútil, ninguna bala llegaba a su destino, en cambio cada vez mas de ellos iban cayendo al suelo con la garganta cortada y desparramando sangre por doquier. Una lluvia de balas y sangre envolvía el ambiente mientras la hermosa joven con su largo pelo ondeante por el viento se desplazaba con total tranquilidad.
Uno tras otro Hagen mataba a los guardias que protegían la mansión cortándole la garganta a la vez que evitaba que ninguna bala se acercara a su ama ni un solo metro. Para cuando la joven llego a la enorme puerta de la mansión, una gran masacre se había llevado a cabo y el perpetrador se encontraba parado y salpicado completamente de sangre mientras le abría la puerta y hacia una reverencia a la muchacha.
Al entrar Albert serró la sombrilla y vio que el mismo escenario se repetía en el interior, sangre, cuerpos y agujeros de balas en las paredes marcaban la tenebrosa decoración y frente a la puerta esperando se encontraba Frederick que al igual que su padre adoptivo se encontraba lleno de sangre.
-Señorita Erika, Frank se encuentra exactamente donde predije que estaría, lo deje encerrado junto a sus tres hombres.
-Perfecto, deja que Hagen se encargue del resto, tú por otra parte quiero que busques el presente para Frank y esperes afuera hasta que te de la señal.
Frederick hiso una reverencia y dijo.
-Como usted ordene Señorita.
Tras esas palabras Frederick desapareció de la vista al instante y Erika siguió su camino junto a Hagen y Albert que la escoltaban desde atrás mientras miraban el desastre que había producido Frederick en los pasillos de la mansión. Habiendo tardado más de lo esperado debido a que Erika se tomaba las cosas con demasiada calma, los tres se encontraban frente a la puerta de la habitación en la que se encontraba Frank encerrado junto a tres de sus guardas.
Hagen se dispuso a quitar lo que impedía el paso para luego abrir la doble puerta de golpe encontrándose a tres personas con ametralladoras apuntando directamente a la puerta, es por esto que de inmediato salto al ataque a una velocidad que incluso a Albert le costó ver, cortando las manos que sostenían las armas de sus enemigos en un segundo para luego volver al lado de su señora e invitarla a pasar con su brazo.
– ¡HAGEN!
Erika al entrar llamo la atención de Hagen bastante enojada mientras se cubría sus dos orejas con sus manos.
-Como esperas que tenga una civilizada charla con este ensordecedor ruido.
El ruido al que se refería la joven eran los incesantes gritos de los tipos que habían perdido sus manos hace tan solo unos segundos a manos de Hagen.
-Per… perdóneme, lo arreglare de inmediato.
Para solucionar el problema indicado por su señora, Hagen se acercó uno por uno a los guardias que se revolcaban en el piso para aplastarles la cabeza con su pie matándolos al instante.
-Perfecto, espero que no se vuelva a repetir.
Dijo Erika mientras caminaba a paso lento y agraciado hacia Frank que se encontraba sentando y paralizado en su silla aterrado por la escena que acababa de presenciar. Solo un leve golpeteo sobre su escritorio lo hiso salir del shock en el que se encontraba.
– ¿Te quedaras hay sentado sin saludar?, ¿Creí que al menos tendrías algo de modales?
Erika parecía indignada mientras miraba de frente a Frank esperando alguna clase de respuesta de este, la cual no tardó en llegar.
-Se… señorita Erika, es un placer recibirla en mi hogar.
Dijo Frank mientras se paraba claramente nervioso y con una sonrisa a todas luces falsa dibujada en su cara.
-Me permitiría preguntarle, ¿A qué se debe esta inesperada visita?
Estando frente a la pequeña niña Frank tuvo que agachar la cabeza para poder verla.
-Eres directo, eso me agrada.
Erika se tomó el cuello con su mano y masajeándoselo hiso claras señas de un leve dolor.
-Es bastante incomodo tener que estar mirando hacia arriba cuando hablo y ya que estoy en presencia de un caballero espero que este me ayude a apaciguar este terrible dolor.
Frank miro a Erika, luego a Hagen quien no le quitaba la vista de encima para finalmente mirar los cuerpos de sus subordinados en el piso y tras pensarlo por unos segundos, trago algo de saliva para humedecer su seca garganta y respondió tratando de ocultar su nerviosismo lo mejor que pudo.
-Claro, no hay problema, qué tal si me arrodillo para que no tenga que esforzar su delicado cuello.
Erika al oír las palabras de Frank esbozo una radiante sonrisa y abrasando su muñeco con dulzura respondió.
-Me parece una maravillosa idea.
Frank entonces procedió a arrodillarse con el rostro rígido mientras desviaba la mirada y Erika por su parte se acerco a el y poniendo su mano sobre su hombro le dijo casi sin levantar la voz.
– ¿Por qué desvías la mirada?, creí que tendríamos una conversación de tú a tú.
El sudor frio comenzó a recorrer el cuerpo de Frank quien lentamente giro su cabeza, mientras de reojo miraba los cuerpos de sus guardias tirados en el suelo y cuando su mirada se cruzo con la joven quien no era mas grande que su propia hija, la ansiedad se apodero de cuerpo, mientras observaba los grandes ojos bien abiertos color ámbar de Erika, que lo miraba fijamente sin pestañear.
-Por… Por… fav… favor… perdóneme.
Erika entonces como si quisiera calmar a Frank esta le respondió con una gran sonrisa en su cara.
-Claro, un error lo comete cualquiera.
-Graci…
-Pero este no es tu primera falta de respeto, no es así.
Interrumpió Erika a Frank, mientras estiraba su mano para que Hagen le entregara una daga dorada adornada con decenas de pequeñas piedras preciosas en su empuñadura.
-Tranquilo, no pienso hacerte nada.
Dijo Erika al ver la cara de espanto de Frank al ver que le habían dado un arma a la jovencita.
-De hecho, estoy dispuesta a perdonarte por absolutamente todas y cada una de tus faltas de respeto, solo tienes que hacer una minúscula cosa.
-Hare lo que sea, pagare la cantidad de dinero que quieras, si puedo obtener su perdón.
Estando desesperado, Frank estaba dispuesto a aceptar lo que fuera con tal de que esa pesadilla se acabara, aun así, su cara se quedo de piedra al escuchar la petición de Erika.
-Quiero que me declares lealtad absoluta de ahora en adelante.
Solo eso es lo que quiere, pensó Frank quien sin pensárselo mucho respondió.
-Si con eso puedo enmendar mis errores, lo hare con gusto.
Habiendo serrado el trato, Erika bastante feliz se hiso un pequeño corte en su dedo índice, para luego con el mismo dedo darle un toque en la frente a Frank dejando una pequeña mancha.
-Listo, habiendo terminado los preparativos, Frank Castell me juras lealtad a mi, Erika Dippel por el resto de tu vida.
-Le juro lealtad.
Frank respondió casi sin pensarlo, creyendo que con eso seria suficiente y que mientras no se le fuera la boca de nuevo todo estaría como antes, pero para Erika la cuestión todavía no estaba del todo zanjada.
-Perfecto, ahora solo queda que me demuestres tu lealtad.
Sin dejar que Frank digiera algo más, Erika dijo algo en tono tan bajo que era inaudible para cualquiera en la habitación, aun así, la puerta se abrió de inmediato dejando ver a Frederick que lleva consigo a una mujer de mayor y a una pequeña niña amordazadas y con sus caras totalmente manchadas de sangre, una en cada mano, levantándolas como si nada.
El pálido rostro de Frank al ver a las que eran su esposa e hija en aquella situación, no deja mas que entrever que su alma había abandonado su cuerpo en ese preciso momento.
-Te he traído un pequeño presente para que seas capaz de demostrarme tu verdadera lealtad.
Le dijo Erika a Frank, abandonando su alegre tono anterior y dejando caer frente a Frank la daga dorada, con la que anteriormente se había hecho el corte en su dedo.
-Mátalas.
Fue la fría y corta orden que le dio Erika al demacrado Frank por la estresante situación, a la cual solo pudo responder entre lagrimas mientras miraba su familia.
-Por favor… no lo hagas, te daré cualquier cosa.
Erika al ver un acto que a sus ojos era patético, tomo de los pelos a Frank y lo obligo a mirarla directamente a la cara.
-Hazlo.
Otra corta orden salió de la boca de Erika, a lo que Frank trataba con todas sus fuerzas de oponerse, pero la fuerza de la pequeña niña frente a el era ampliamente superior a la suya.
-No,no,no, mátame a mí, por favor, cualquier cosa meno…
La cara de Frank se estampo contra el suelo, Erika no lo dejo terminar su suplica, estaba harta de su actitud por lo que dejo a Frank tirado en el suelo con la nariz y su boca sangrando por el golpe, para acercarse a su familia.
-Crees que tu misera vida me importa, si lo quisiera ya te hubiera matado desde hace mucho.
Erika entonces tomo la cara de la hija de Frank y la comenzó a apretujar mientras la movía de lado a lado.
-Quiero verte sufrir Frank, quiero verte totalmente humillado a mis pies mientras me pides de rodilla que acabe con tu miserable vida, pero matarte tan rápido seria aburrido, muy corto y sin sustancia.
Erika soltó el rostro de la niña que se encontraba aterrada para nuevamente ordenarle a Frank.
-Mátalas.
Frank viendo que su destino era inevitable se paro del piso como pudo y sin miedo le respondió.
-No lo hare.
Con esas palabras el ojo derecho de Erika tirito con fuerza, la inútil valentía de Frank la sacaba de quicio, por lo que harta de todo eso decidió terminarlo todo ella misma.
-No solo me haces repetir mis ordenes, también me desobedeces.
Erika estaba claramente enojada, pero eso a Frank ya le daba igual, para él, tanto el cómo su familia ya estaban muertos, no había escapatoria, pero al menos tenia el consuelo de que no seguiría las ordenes de Erika. Las ilusiones de Frank sin embargo se esfumaron en el momento en el que Erika levanto su brazo derecho con la palma abierta apuntando hacia él.
-¿Qué?
Frank estaba atónito, su cuerpo comenzó a moverse por sí solo, agachándose y recogiendo la daga que Erika antes había dejado en el suelo.
-¿QUÉ ME HACES MALDITO DEMONIO?
Grito Frank desesperado.
-Silencio.
Erika con sus poderes cerro la boca de Frank impidiéndole hablar, en ese momento lo único que podía mover Frank de su cuerpo eran sus ojos de los cuales no paraban de brotar lagrimas al entender que lo quisiera o no, tendría que cumplir con la voluntad de Erika.
Frank se fue acercando lentamente a su familia con la daga en mano y aunque trato de desviar la mirada como pudo, cuando Erika se dio cuenta de esto, lo obligo a fijarla en su objetivo. La primera fue la hija, Erika quería que ambos padres vieran el acto, Frank enterró la daga directo en el corazón de su hija lentamente mientras esta se retorcía, hasta que de un momento a otro los horrendos espasmos se detuvieron.
La segunda fue la esposa que fue obligada a ver como su propio esposo mataba a su hija frente a ella, Erika parecía disfrutar del momento por que de nuevo apuntando al corazón he hiso que Frank clavara la daga lentamente para maximizar el sufrimiento.
Estaba hecho, Frank había matado a su familia con sus propias manos, ya no le quedaba nada y aunque este sintiera que las piernas no le daban más, este no podía caerse rendido debido al control de Erika sobre él.
-Ves, no era tan difícil.
Le dijo Erika mientras le quitaba la daga de sus manos, Frank estaba destruido mentalmente y sabiendo esto Erika no podía dejar pasar la oportunidad de tortúralo aún más.
-Papi, ¿Por qué me mataste?
La voz era inconfundible, era su hija a la que había matado hace unos momentos, tenia los ojos abiertos y de su boca corría la sangre.
-Te odio.
Con esas palabras de la niña muerta, Erika quito el control del cuerpo de Frank que se desplomo al instante, cayendo de rodillas mientras miraba al piso con la mirada perdida y muerta. Erika entonces lo tomo del pelo nuevamente y levanto su cara para que este la pudiera ver directamente.
-Que te quede claro Frank, me perteneces.
Tras sus palabras Erika dejo caer la cabeza de Frank para luego decirle a Frederick.
-Cuida que no se suicide, al menos por unas semanas, no quiero que se pierda el mensaje.
– ¿Qué hago con los cuerpos?
Le pregunto Frederick a su señora.
-Dáselos a Hagen, quiero añadirlos a mi colección.
-Como desee.
Frederick entonces le entrego los cuerpos de la mujer y la niña que aun sostenía a su padre Hagen, para que luego este, Erika y Albert abandonaran la mansión tranquilamente devuelta al castillo, con una Erika que irradiaba felicidad y satisfaccion.
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