Clara - 09
Agh… Mi cabeza… Siento que está a punto de estallar…
Levemente se froto su frente.
-Maestro ¿Se encuentra usted bien? –Dijo preocupada-
De manera repentina, el acaba de escuchar la voz de una chica, su tono de voz era suave y cálida.
-No creo, me duele un poco la cabeza…
Contesto de manera involuntaria, hasta que se dio cuenta por un instante, que él había estado solo antes de desmayarse.
-Espera un momento ¿Maestro? ¿Mujer?
-Si yo estaba solo.
Al alzar la mirada, vio enfrente de él, un gigantesco rostro de una chica.
Al verla, no pudo evitar gritar repentinamente.
-¡¡Ahhh!!
Tanto fue su sorpresa, que se terminó cayendo de su silla.
-¡Maestro!
Movio su mano para ayudarlo a levantarse.
-¡No, espera!
La chica se detuvo al instante.
-¿Le sucede algo maestro? –Se escuchó preocupada-
-No, no, no, es solo que ando algo confundido es todo.
Aun sin comprender que estaba pasando, decidio tranquilizarse y analizar que estaba sucediendo.
Hagamos un poquito de memoria, recuerdo que estaba en la oficina trabajando como siempre, cuando de repente me dio sueño. Al abrir mis ojos de nuevo, vi a esta gigantesca chica enfrente de mí llamándome maestro.
-Mmm… -Pensando-
Le paso por la mente que todo esto era un sueño, asi que pensó en lanzarse desde algún lugar alto para confírmalo.
-Veamos… -Volteo hacia todos lados-
Al ver que todo era enorme lo único que era casi de su tamaño, era un pequeño escritorio, que estaba sobre otro escritorio que era mil veces más grande.
Tan siquiera llegar al borde, le llegaría a tomar algunos minutos, asi que mejor optaría por algo mucho más rapido.
-¿Y si mejor vuelo?
Se levantó de donde estaba tirado, para despues dar varios saltos al aire.
-¡Fuah! ¡Fuah! –Saltaba-
-¿…?
A aquella sirvienta lo miraba con un rostro de confusión, lo estuvo observando por un largo rato, hasta que vio que el su pequeño maestro, se comenzó a cansar.
-Ahh… Ahh… Mierda… -Jadeaba-
Eh estado saltando por un minuto entero y no logre nada. Como que este sueño cada vez se está volviendo más realista.
Ahora agotado y cansando, tomo asiento en su pequeña silla.
-¿Quiere un poco de agua maestro?
-Si por favor.
La chica saco un pequeño gotero y de ahí lo exprimió para que saliera una gotita de agua.
-Aquí tiene~
-Gracias…
Una simple gota de agua, es equivalente a varios litros para él, era más que obvio que no podría terminárselo toda, ni de chiste.
-Qué tan bajo he caído…
Se sentía como una mascota.
-Oye señorita, ¿Serias tan amable en decirme en qué fecha andamos?
-Por supuesto maestro, estamos en el año 57, en el segundo mes de otoño y en el día 12 ¿Por qué?
-No, no es por nada, es solo que ando algo desorientado, pero no es algo de qué preocuparse. –Se rasco levemente su cabeza-
Carajo, incluso las fechas se me es confuso, ya estoy comenzando a dudar si esto es un sueño o no.
Mientras que él estaba metido dentro de sus pensamientos, de repente se escucharon varios pasos en el pasillo.
Hasta que Sono unos pequeños golpecitos en su puerta.
«Tock» «Tock»
-¿Si? –Salio de sus pensamientos-
-Maestro, ya cumplimos con nuestra tarea, vamos a pasar.
Al abrir, se vieron otras dos gigantescas chicas entrar, pero estas iban vestidas de maid al igual que la primera.
Dejando a un lado que son enormes, las tres chicas eran bastantes lindas, incluso podrían considerarse modelos sí que alguna agencia lo viera.
-¡Piedad señorita!
-¡Prometemos pagar!
La belleza rápidamente fue interrumpida por los gritos y sollozos de alguien.
Al mirar más de cerca, noto que una de ellas tenía entre sus manos una pequeña jaula, la que tenía una forma de campana.
Adentro pudo estar alguna ave, pero lo que vio ahí adentro, le hizo creer que algo andaba muy mal en este mundo.
-Maestro, aquí le traigo a estos dos deudores que no quisieron pagar lo que le habíamos prestado hace un mes atrás.
La que hablo, fue la sirvienta que tenía la pequeña jaula entre manos. Al escuchar su voz, sonaba tranquila pero a la vez enojada al mencionar a los deudores.
-¡Mi señor! ¡Le suplicamos que tenga piedad entre nosotros!
-¡No nos volveremos a escaparnos de usted, se lo prometemos!
Ambos pequeñicos rogaban y suplicaban que los dejaran escapar, pero aun asi, ninguna de las tres chicas se inmuto ante ellos.
¿Qué es esto? ¿Qué le piensan hacer a estos dos?
Sus piernas temblaron, su frente se llenó de sudor, las palabras no le salían más que lo intentaran, hasta que escucho una de ellas hablar.
-Ustedes dos, guarden silencio.
-Nuestro maestro les dio un tiempo límite para que pagaran.
-En vez de ponerse a trabajar, se la pasaron de vagos todos estos días.
-¡Pero en verdad lo sentimos, estábamos muy cansado! –Dijo entre suplicas-
-No hay segunda oportunidades para los flojos como ustedes –Dijo fríamente.
Sin nada más que hablar, abrió la pequeña puerta de la jaula para sacar uno de ellos.
Lo tomo con brusquedad entre sus manos, haciendo que el chico sintiera como sus huesos estaban a punto de romperse por la enorme fuerza de la chica.
-¡Noo! ¡Piedad!
Despues de aplastarlo un poco, lo coloco en el piso. El chico no podía moverse debido al enorme dolor que tenía sobre todo su cuerpo.
Para de un momento a otro, vio enfrente de él, la enorme suela de los zapatos de la criada.
En esas mismas suelas, se podían ver algunos trozos de ropas o huesos de quien haya pisado antes.
Eso hizo que el chico tuviera el doble de miedo, de lo que le iba a pasar.
-Como último acto de piedad, te prometo que te dare una muerte rápida.
Mientras tanto el maestro, seguía sin poder moverse de su lugar, no sabía que estaba pasando, pero se ya estaba dando una idea, de cuál era el destino de ese pobre chico.
¿¡Que mierdas está pasando aquí!? ¿Acaso soy el lider de un mercado de esclavos!?
¡¡Debo de acabar con todo esto o podría meterme en serios problemas!!
Estando a pocos segundo de que el chico sea aplastado por la chicada, el maestro dio un gran grito para detenerla.
-¡Alto! –Grito con todas sus fuerzas-
-¡¡…!!
Las tres sirvientas al escucharlo, se detuvieron al instante.
La chica que tenía el pie en el aire, lista para pisar al chico, puso su pie a un lado.
-¿Le sucede algo maestro?
-Este… No hay necesidad de matarlo.
-¿…?
Cada una de ellas se miraron algo confundidas.
Debo de buscar la manera de que no sigan cometiendo este tipo de barbaridades. Pero el verdadero problema sería ¿Cómo lo hare?
¡¡Espera!! ¿Acaso esto no era un sueño? ¿Y si les digo que me lastimen? Quizás eso me ayude a despertarme.
Aferrado que todo era un sueño, no se lo pensó dos veces en dar esa orden.
-Antes que nada, una de ustedes les ordeno que me aplasten.
-¡¡…!!
Al escuchar esas palabras salidas de la boca de su maestro, todas rápidamente se preocuparon y se negaron rotundamente.
-¡Denegado! –Dijeron al unísono-
-No queremos herirlo maestro.
-Usted es todo lo que nos queda.
-Prometemos portarnos bien, pero por favor, no nos obligue a hacerle algo que lo ponga en peligro o atiente su vida. –Dijo entre sollozos-
La reacción de ellas fue la menos inesperada para el maestro, no pensó que el cuerpo original de este tipo fuera tan cercano a ellas.
Si no hubiera visto hace unos segundos atrás lo que son capaces de hacer estas mujeres, podría considerarlas como a unas santas (A cuanto su comportamiento)
Pero ahora, lo que veía enfrente de sus ojos, no eran mujeres frías, sino unas chicas bastantes lindas que le suplicaran que no le hicieran daño.
Teniendo en cuenta la diferencia de tamaños, el fácilmente podría a ver sido aplastado con un solo movimiento de los dedos de alguna de ellas.
Hasta este punto, pensar que todo esto sería un sueño terminaría siendo algo secundario, hasta que finalmente se daría cuenta de lo que ha visto, se aleja de un sueño.
Aunque… Solo para quitarse de dudas, se dio un fuerte pellizco en su brazo izquierdo, al sentir el dolor de su brazo. Hizo que sus últimas esperanzas se hayan desvanecido.
-¡Auch!
-No… No es un sueño… -Hablo entre murmullos-
Mientras tanto, el pequeño chico que estaba en el piso. Seguia jadeando por ayuda, hasta que noto que una de las chicas movio su pie, acercándolo lo suficiente para aplastarlo.
Lastimosamente termino pereciendo en ese mismo instante.
Ahora el único que quedaba era el otro sujeto. Que Seguia encerrando dentro de la jaula y con bastante miedo.
-Lo siento chicas, no fue mi intención en preocuparlas.
Todas ellas se relajaron al ver que su maestro se disculpó, asi que para animarlo dijeron algunas palabras de apoyo.
-¡No, no! ¡No tiene de que disculparse!
-¡Usted siempre nos ayudó cuando más lo necesitábamos!
-¡Solo estábamos haciendo nuestro trabajo! ¡Si usted lo pide, podemos dejar de matarlos!
Carajo, entonces sí estuvieron pisando a más personas.
Escuchar esas declaraciones, hizo que comenzara a sudar frio.
Ya estando más consciente de su situación, pensó en varias cosas para cambiar de profesión, pero por ahora, hay varias cosas sigue sin entender.
¿Por qué diablos es tan pequeño? O ¿Él es normal y ellas gigantes?
Por el momento tendría que pensar en lo más básico.
En qué situación se encuentra por el momento.
-Gracias por tratar de animarme chicas –Sonrio-
-Pero ahora necesito saber algo.
-¿Cómo han ido nuestros ingresos últimamente?
No tengo ni una sola puta idea de cómo voy, asi que lanzare una pregunta al aire, ellas al a ver mencionado que nos deben dinero, asi que tengo algo de fe en esa pregunta.
Una de ellas saco una libreta, que tenía escrito nombres y la suma de las personas que le debían.
-Tenemos muchos deudores, a aquellos dos que trajimos eran personas que no habían pagado.
-Hablando de ellos dos, ¿En dónde se encuentra el otro?
-¡¡…!!
Al darse cuenta de habían olvidado su misión, miraron hacia abajo en busca del pequeño chico, para su mala suerte, lo habían pisado por accidente, ahora su cuerpo estaba aplanado como un papel en el piso, manchado de sangre.
-…
-Este… ¿Ups?
-Debiste ser más atenta Sofía.
Sofía: No fue mi intención, igual ustedes dos debieron estar atentas a él.
-No nos eches la culpa de sus errores.
Ambas comenzarían a discutir.
-¡Oigan! ¡Deténganse!
Ambas: …
-¿Qué sucedió con el chico?
Sofía: Yo… Lo aplaste por accidente, en verdad lo siento maestro.
Sofía se sentía culpable al a ver aplastado al pobre chico con su pie, pero ella no sentía nada al verlo pisado, sino que si verdadera preocupación era al ser castigada o regañada por su maestro.
Su maestro viéndola que ella tenía su cabeza hacia abajo y con una mirada triste, decidio relajarse, sabía que ella había matado a una persona, pero no lo había hecho malas intenciones. Asi que decidio perdonarla.
-Sofía, no tienes de que preocuparte, fue un accidente.
-Solo que a la próxima ten más cuidado en donde pisas ¿Si?
Pero por otro lado, él estaba siendo bastante cuidadoso con sus palabras, quizás en una de esas, si dice algo que hiera, podría terminar con el mismo destino de aquel chico.
Sofía: Gracias maestro, usted ha sido muy amable conmigo.
-Sí, despues de todo somos familia.
El al decir la palabra «Familia» Todas ellas abrieron su ojos, era la primera vez que decía que las consideraba como su familia.
-¿Es verdad lo dice maestro?
Sofía: ¿Usted nos considera como su familia?
Siento que acabo de meterme en hoyo que nunca poder escapar.
-Por supuesto, yo las quiero a las tres como mi familia.
Todas ellas sonrieron con una gran felicidad. A cuanto el maestro, Seguia sin entender que estaba pasando.
-Chicas, ya nos desviamos del tema.
-¿Tenemos algunas cosas importantes que hacer últimamente?
Sofía: Si, hace poco el banco me envio una carta, de que tenemos que pagar lo que les debíamos, o nos embargaran.
-Bueno ¿Qué tanto le debemos al banco?
Sofía: Unas 100 monedas de oro, ya añadiéndole los intereses.
-¿Y cuánto tenemos de ahorro?
Sofía se puso nerviosa en decir la cantidad, pero viendo la situación en que estaban, no le quedo de otra que decirlo.
Sofía: Diez monedas de oro… -Hablo avergonzada-
-…
¿¡Pero qué mierda!? ¿¡Como a este pendejo se le ocurre hacer un negocio de préstamos sin ningún plan de respaldo!?
¡Tengo que pensar en algo rapido o me ire a la quiebra pronto!
-Ahh… -Solto un suspiro-
Ya viendo mi nueva realidad, no me queda de otra que seguir hacia adelante, tengo tres gigantescas mujeres de mi lado, necesito sacar eso a mi favor.
Miro a cada una de ellas.
-Bueno, es hora de cobrar esas deudas.
-Sofía, ¿Cuantos días nos dio el banco para que le paguemos?
Sofía: Unos 15 días aproximadamente.
-Bien, quizás nos de tiempo.
-Dentro de la lista ¿Quién es él nos debe más dinero?
Sofia: El asqueroso de su primo. –Al mencionarlo le dio enojo-
-¿Cuánto nos debe?
-Unos setenta de oro, si le añadimos los intereses.
-Ya tengo fijo un objetivo.
-¿Estan listas chicas? ¡Iremos por el!
-¡Como usted ordene, joven maestro! –Dijeron al unísono-
-Es mi turno de llevarlo.
-No Olivia, es mi turno.
Olivia: Para nada, la última vez lo llevaste tu Valeria.
Sofía aprovechó para llevarse a su pequeño maestro entre sus manos, las otras dos al percatarse de que su maestro ya no estaba, fueron corriendo detrás de Sofía.
Olivia: ¡Vuelve aquí tramposa!
Valeria: ¡A mí me toca llevarlo!
Gritaron desde lejos.
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