Cómo es que el mundo se fue al carajo: Zona Norte - 04
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- 04 - Capítulo 2 ¡Vámonos a la mierda, que se re pudrió!”
Exterior-Andén de la estación José L. Suárez-Mañana.
{Una señora mayor intenta subir al tren, pero los escalones están muy altos y no le alcanza la fuerza en sus piernas para subir. Sabrina, lleva una calza tipo jean negra, camiseta amarilla, campera de cuerina negra y zapatillas cómodas grises. Se acerca a la señora.}
Sabrina: – ¿La ayudo señora? –
Señora: -Por favor. –
-Obvio, sí. – {Empuja suavemente a la señora para que pueda subir.}
{La señora logra subir al tren.} -Gracias, linda. – {Va a buscar asiento.}
-No, de nada. – {Sube al tren.}
Interior-Vagón del tren-Mañana.
{Brayan, tiene una bermuda gris, una chomba rayada, roja y blanca, y zapatillas de tela de color rojo, desgastadas por el tiempo. Está sentado en los asientos del fondo, con los pies sobre el asiento de al lado. Ricardo sentado junto a la ventana ve llegar a un hombre, ya mayor, canoso, acarreando una bicicleta con un canasto plástico, que tiene varios termos y cajas de saquitos, vendiendo café. Se para junto a Ricardo.}
Vendedor: – ¿Café, mate cocido, té? –
Ricardo: -No, nada. Gracias. – {El hombre sigue de largo. Ricardo mira la hora en su celular, son las 11:07 a.m.}
Vendedor (en off): -Buen día, pibe. ¿Café, mate cocido, té? –
Brayan (en off): -No, capo. Gracias. –
{La señora toma asiento en los más cercanos a la puerta, del lado derecho. Sabrina se sienta en los de la izquierda junto a la ventana, deja su cartera negra en el asiento de al lado. El tren comienza a moverse. Después de unos minutos, entran dos individuos al vagón, ambos con actitud sospechosa. Vestidos con remeras deportivas, bermudas coloridas. El primero, se levanta la remera y enseña el mango de un cuchillo, sujetado con el elástico del pantalón. El segundo, tiene una mochila negra, se la quita y la abre.}
Luis: -Buenos días. Mi nombre es Luis y este es mi amigo Miguel. – {Los dos se ríen.} -Bueno, me van dejando las cosas de valor en la mochila de mi amigo. No quiero tener que ponerme violento, así que cooperen. –
{Miguel agarra la cartera de Sabrina. Esta tiene los auriculares, rosados, puestos.}
Sabrina (sorprendida): – ¿Qué haces? –
Miguel: -Dale, flaca. Dame el celular y la plata que tengas. –
Señora: – ¡Ay, dios mío! –
Luis: -Usted también, señora. Deme todo lo que tenga, vamos que no tengo todo el día. –
{Sabrina se saca los auriculares y se los entrega junto con el celular, modelo A50.} – ¡Toma ahí lo tenés! –
{Miguel Ríe} -Cúchala… ¿Y si ahora quiero que me des otra cosa? –
{Ricardo tiene los auriculares puestos, se los saca y junto con el celular los pone en el piso, bajo el asiento de adelante y se pone de pie.}
Luis: – ¡¿Qué está esperando, doña?! ¡Le dije que me dé la plata! –
Señora (nerviosa): -No tengo nada. –
Luis: – ¡No quiera tomarme por boludo! ¡Deme su cartera! –
{Señora llorando}: -No, por favor. Es todo lo que me queda hasta el mes que viene. –
– ¡Me chupa un huevo! –
Miguel: -Sácate la ropa. –
{Sabrina, mirando por la ventana.} -No, no me voy sacar un carajo. –
{Miguel (enojado) la agarra del pelo.} -Escúchame hija de puta… –
– ¡Ay! Soltame, negro de mierda. –
Ricardo: – ¡Eh! Ya fue, te dio el celular ¿No? –
Luis: – ¿Qué te pasa salame? –
Ricardo: -Ya tienen las cosas. Ahora tómense el palo. –
{Miguel ríe} -Míralo al héroe. –
{Luis se acerca despacio a Ricardo} – ¿Querés que te pinche? –
{Hace un intento por desenvainar el cuchillo. Pero Ricardo instantáneamente, le da un derechazo con toda su fuerza, directo en la nariz. Luis cae al piso, se agarra la nariz, que no deja de sangrar.}
Miguel: -Uy, hijo de puta. – {Empuja a Sabrina contra la ventana. Cierra la mochila, se la pone, se echa para atrás y flexiona los brazos una y otra vez.} -Dale vení, cagón. Mano a mano. –
{Ricardo pasa por arriba de Luis, sin tocarlo, y se pone en guardia.} -Ya fue, flaco. –
Miguel: -Le rompiste la ñata al pibe, ¿Te pensás que nos vamos a ir así nomás? – {Arremete contra Ricardo, este le acierta un jab en la cara, haciéndolo retroceder.} -Hijo de puta. –
{Ricardo sonríe (exaltado).} -Dale, la concha de tu hermana, mándale. –
{Luis, desde el piso, patea a Ricardo en la parte posterior de la rodilla, logrando que este se caiga hacia delante. Miguel, aprovecha la oportunidad y le engancha un golpe cruzado detrás de la oreja, tirándolo al piso.}
Miguel (contento): – ¡Toma, la concha tuya! – {No pierde el tiempo y empieza a patearlo en el piso.} – ¿Qué pasó, no eras malo? –
{Ricardo cubriéndose la cara.} -No dejas que me pare, cagón. –
{Luis, se levanta, tiene el rostro y remera manchados con sangre, y toma el cuchillo de su cintura. Se pasa la mano por la nariz.} -Córrete que lo pincho todo. –
Brayan (en off): – ¡Bueno, ya fue! –
{Luis, cuchillo en mano} – ¿Vas a saltar por él? –
{Brayan saca un revólver Taurus 82S 38SP + P, que tenía apretado con el elástico de la bermuda, y le apunta a la cabeza.} -Sí, ¿Por qué? ¿Vas a hacer algo? –
Luis: -No, amigo. Nosotros ya nos vamos. – {Golpea a Miguel en el hombro para llamar su atención.}
Miguel: – ¿Qué pasa? – {Ve a Brayan y deja de patear a Ricardo.} -Eh, amigo. Ya fue. –
{Luis le extiende la mano a Ricardo para ayudarlo a pararse.} -Disculpa, amigo. Mala mía, ¿Estás bien? –
{El tren va bajando la velocidad}
{Ricardo (adolorido) poniéndose de pie.} -Chúpame la pija. –
Luis: -Bueno. Nos vamos yendo. – {Intentan irse caminando.}
Brayan: – ¡Eh! ¿Dónde van? –
Luis: -Acá bajamos nosotros. –
Brayan: -Esperá, dame la mochila -.
Miguel: – ¿Cómo? –
– ¡Que me des la mochila, la concha de tu hermana! –
{Miguel se agarra la entrepierna.} -¡Esta te voy a dar! –
-Dame la mochila porque te cago matando sino. –
-Tira, si te da la sangre. – {Se palmea el pecho.}
{Ricardo vuelve a su asiento y se tantea la cara con las manos.}
Brayan: -Ah, ¿Sí? – {Sin vacilar, aprieta el gatillo y no pasa nada. Pero se asustan al ver que jaló el gatillo sin dudar.} -Uh, te salvaste. –
Luis: Eh, no, amigo. – {Intenta sacarle la mochila a Miguel.}
Miguel: – ¿Qué haces? –
-Dale la mochila. –
-No le voy a dar un carajo. –
{Se detiene el tren}
{Señora llorando.} – ¿Dónde está el guarda? –
Brayan: -Los domingos no viene el guarda hasta el mediodía. –
{La señora mira su reloj.} -Pero son las 12:13. –
{Miguel se saca la mochila y se la revolea a Brayan, este la agarra en el aire. Los dos ladrones se van corriendo, abren la puerta y saltan al andén.}
Miguel (en off): ¡¡Ya te vas a regalar!! –
{Brayan, guarda el revólver atrás en la cintura. Se pone la mochila al revés, del lado del pecho, camina hasta Sabrina, abre la mochila, mete la mano y saca un celular.} – ¿Este es el tuyo? –
Sabrina: -No, no es ese. –
-Emm, bueno. Fíjate cual es el tuyo. – {Deja la mochila en el asiento junto a Sabrina. Sabrina, primero, no quiso ni ver la mochila. Pero después, la abrió bien.}
Sabrina (sorprendida): -A la mierda, hay como diez celulares acá. –
Brayan: -Agarrá el tuyo y nada más. – {Se acerca a la señora.} – ¿Está bien, doña? ¿Le robaron algo? –
Señora: -Sí, estoy bien. No, no me robaron nada. –
{Sabrina saca su celular de la mochila y hace una llamada.} -Acá lo tengo. –
Brayan: -Bueno, me alegro. –
Señora: -Gracias, lindo. –
{Brayan sonríe} -De nada. – {Va donde Ricardo, que está con su celular.} -Capo, ¿Estás bien? –
Ricardo: -Sí. Gracias por la ayuda. –
-Eh, peleaste piola, lástima que te la dieron a traición. –
-Me mancharon toda la ropa esos putos. –
-Pero vos le rompiste la nariz al loco ese. Creo yo que él se llevó la peor parte. –
-Sí, pero yo ahora tengo que ir al hospital todo sucio. –
– ¿Hospital? ¿Te duele algo? –
-Tengo que ir a buscar a mi vieja que se desmayó en el trabajo. –
-Ah, ¿En qué hospital está? – {Se sienta al lado de Ricardo.}
-El Ballester. –
-Ah, mi abuela está internada ahí. –
– ¿Es bueno? –
-Es público, así que… –
-Bueno. Al menos, no tenemos que pagar. –
-Ah, sí. Eso es cierto. –
Sabrina (en off): -Hola, ¿Rogelio? –
{Ambos ven a Sabrina que está de pie y camina de un lado a otro.}
Brayan: -Che, está linda. Por ese rosquete yo también hubiese jugado la del héroe. –
Sabrina (en off): -Gusti, amor. No sabes lo que me pasó, estoy acá en el tren… –
Brayan: -Uh, pero parece que falló tu plan. En esta historia el héroe no se queda con la chica. –
Ricardo: – ¿De qué estás hablando? –
-Dale, pillín. No te hagas que conozco bien tus intenciones. Quisiste hacer la del «Zorro» y no te salió. –
-No, nada que ver. –
-Sí, ¿Qué no? –
Sabrina (en off): -Bueno, nos vemos… Te amo. – {Cuelga y mira donde están Ricardo y Brayan.}
Brayan: -Ahí viene, «Romeo». –
{Ricardo mira por la ventana y ve a un policía parado en la entrada de la boletería. Sabrina se acerca con la mochila y se la da a Brayan.}
Sabrina: -Muchas gracias. A los dos. –
Brayan: -De nada. –
Ricardo: -No fue nada. –
Sabrina: – ¿Cómo que nada? Por poco y me violan esos hijos de puta. Yo los hubiera matado a los dos. – {Ricardo y Brayan se miran.}
Ricardo: -Bueno. La próxima será. –
Sabrina: -Pobre señora, querer sacarle lo poco que tenía… –
Ricardo: – ¿Y la señora? –
{Los tres miran el asiento donde estaba la señora, está vacío.}
Brayan: -Ni idea. –
Sabrina: -Habrá bajado. –
Brayan: -Che, ¿Qué hora es? Porque llevamos un rato sin movernos. –
Ricardo: -Mal, estamos hace banda en esta estación. – {Vuelve a mirar por la ventana, el policía ya no está en la boletería. Suena el celular de Sabrina}
Sabrina: -Disculpen. – {Atiende y se va a la puerta del vagón a hablar.} – ¿Hola? Ah, hola Mari. –
Brayan: -Alta loca. – {Se escucha el tono de llamada.} – ¿Estás llamando a tú mamá? –
Ricardo: -Sí, pero no me atiende. No sé qué onda. –
-Capaz que se quedó sin batería, si está en el hospital, seguro tiene los datos prendidos y eso consume banda. – {Revisa la mochila.} -Nueve celulares, se afanaron esos locos. –
Ricardo (sorprendido): -Hijos de puta. –
{Brayan ríe} -Te cagaron a palo. –
Sabrina (en off): -Bueno, listo. Voy en auto entonces. Nos vemos. – {Cuelga.}
-Bueno, nos vemos chicos. Y gracias por todo. –
Brayan: -Nos vemos. –
Ricardo: – (…) –
{Sabrina agarra su cartera y se baja del tren.}
Brayan: -Ahí se va… El amor de tu vida. –
{Ricardo vuelve a llamar a su madre y no atiende. Segundos después se pone de pie.}
Brayan: – ¿Te vas? –
Ricardo: -Y sí, esto no arranca más y tengo que llegar al hospital. – {Camina a la puerta del vagón.}
– ¿Sabes cómo? –
-No, pero lo busco en internet. –
-Ah, de una. Bueno, nos vemos. – {Levanta el pulgar.}
-Nos vemos. Un gusto. –
Exterior-Andén 1 Estación Chilavert-Mediodía.
{Ricardo baja del tren. Mira hacia ambos lados, la estación está desierta, mira la hora en su celular, son las 12:38. Camina a la boletería.}
Interior-Boletería-Mediodía.
{Ricardo se acerca a la ventanilla de la boletería y mira por la rejilla, por donde se pasan el dinero y el boleto, y no ve a nadie adentro. Detrás de él están los baños. Ricardo vuelve al andén.}
Exterior-Andén 1 Estación Chilavert-Mediodía.
{Ricardo camina hasta la locomotora del tren, no hay nadie. Saca del bolsillo del pantalón, su celular y prueba otra vez llamar a su madre, nadie atiende.} -Concha de su madre. –
{Guarda el celular. En la otra punta del tren, se ve a dos personas, Ricardo camina hacia ellas. Cuando está a unos cincuenta metros, los reconoce, son los mismos que intentaron robar en el tren. Esta vez tienen una pistola.}
Miguel: – ¡Uy, sos pollo! – {Ricardo empieza a correr y lo siguen.} – ¡No corras, cagón! – {Una persona viene corriendo desde la estación y tacklea a Luis, quien tiene el arma, ambos caen a las vías. Ricardo se aleja bastante.}
Miguel (agitado): – ¡Anda, cagón! – {Deja de correr para tomar aire. Se escucha que alguien viene corriendo.}
{Ricardo llega hasta la locomotora, se da la vuelta y alcanza a ver, cómo un policía y la persona que tackleó a Luis, persiguen a Miguel que salta a las vías y corre sin parar.}
Interior-Vagón del tren-Mediodía.
{Ricardo entra al vagón donde estaba Brayan, pero no hay nadie.}
{Agarrándose la cabeza} -Uy, la puta madre. –
Exterior-Andén 1 Estación Chilavert-Mediodía.
{Ricardo se baja del tren y corre a la boletería, para poder salir a la calle tiene que atravesar las vías y el andén del frente.}
Interior-Boletería-Mediodía.
{Pasa corriendo}
Exterior-Andén 2 Estación Chilavert-Mediodía.
{Ricardo corre por las vías y sube al andén. Se detiene un segundo para observar el ambiente, no hay un alma cerca, y sigue adelante.}
Interior-Boletería 2-Mediodía.
{Ricardo entra corriendo. En la escalera que da a la calle hay un policía. Ricardo se detiene, el policía voltea lentamente, tiene los ojos rojos, la frente llena de venas y los dientes amarillos, lo ve a Ricardo parado y sonríe.}
Exterior-Andén 2 Estación Chilavert-Mediodía.
{Ricardo corre por el andén, el policía lo sigue de cerca. Mientras corre, a lo lejos junto a un tacho de basura, ve una escoba, corre hacia ella, la agarra y se da la vuelta. El policía se abalanza sobre él y Ricardo, con todas sus fuerzas, le parte la escoba en la cabeza y sale a correr, (Cansado) se detiene en la boletería. El policía se pone de pie y corre hacia Ricardo}
Ricardo (agitado y sin aire): -Hijo de puta. –
{El policía, cada vez está más cerca. Ricardo busca algo con que defenderse, pero no encuentra nada} -Pero la puta madre, no hay nada. –
Interior-Boletería 2-Mediodía.
{Ricardo (agitado) va a los baños}
Interior-Baño de la estación-Mediodía.
{Entra y se esconde en el último cuarto de inodoro. Se oye como jadea el policía en la boletería, después de unos segundos, ya no se lo escucha. Ricardo echa un largo suspiro y sonríe. Alguien llama a su celular.}
-¡La concha de tu madre, hijo de puta! – {Sale del cuarto y ve al policía que se aproxima al baño.}
Ricardo (cansado): -Dale, vení. –
{El policía está a punto de pasar la puerta.}
Brayan (en off): – ¡Wanchankken! – {Patea en la espalda al policía, haciendo que golpee su cabeza contra el marco de la puerta. Ricardo sonríe y de la alegría cae sentado.}
Brayan: – ¡Tomá, hijo de puta! – {Con su revólver, le dispara directo en la cabeza.}
Ricardo: -¡Gracias! ¡Gracias, loco! ¿Cómo te llamas? –
{Brayan hace una pose con los brazos cruzados.} -Podés llamarme «Brayan, tu salvador». –
{Ricardo se pone de pie y coloca sus manos sobre los hombros de Brayan} – ¡Sos un capo! ¡Me re salvaste! –
{Brayan señala al cadáver.} – ¡Sácale el fierro y vámonos a la mierda, que se re pudrió! –
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