Cómo es que el mundo se fue al carajo: Zona Norte - 05
Interior-Baño de la estación-Mediodía.
Brayan (en off): -Dale, boludo. ¡Apúrate! –
Ricardo: -Sí, ya voy. – {Le desabrocha la pistolera al policía.}
Interior-Boletería 2-Mediodía.
{Brayan, mochila puesta, revólver en mano. Monta guardia afuera del baño.} -Dale, chabón. ¿Qué estás haciendo? –
{Ricardo sale del baño, con la pistolera abrochada a su pierna y con el chaleco antibalas del policía en mano.} -Tomá, úsalo vos. –
Brayan: – ¿Qué cosa? – {Voltea y ve a Ricardo alcanzándole el chaleco. Lo agarra.} -Uh, cheto. – {Le da el revólver a Ricardo y apoya la mochila en el piso para ponerse el chaleco.} -Ah, pesa la mierda esta. –
Ricardo: -Sí, ¿viste? –
{Poniéndose el chaleco.} -Los pibes del barrio vendían uno de estos por quince mil pesos, pero creo que era de gendarmería. –
-Che, en serio. Gracias. –
-No pasa nada, amigo. Che, ¿Vos cómo te llamas? –
-Ricardo – {Le devuelve el revólver.}
{Se pone la mochila, sonriendo.} -Ahh, «El Riqui» –
– ¿Cuántas balas te quedan? –
-Ni idea. – {Abre el tambor, seis casquillos, dos vacíos y cuatro con munición. Cierra el tambor.} -Me quedan cuatro nomás, ¿Y esa? ¿Cuántas tiene? –
-Dos cargadores, uno en el arma y otro en mi bolsillo. –
{Luis, entra a la boletería, en el mismo estado que el policía, y se lanza sobre Brayan. Este sin vacilar, le dispara en el pecho. Luis cae hacia atrás, se retuerce un poco y segundos después muere.}
Brayan (exaltado): – ¡Papá! Nací para esto, soy un capo. Bueno, vámonos que si no van a seguir viniendo. –
Ricardo: – ¿A dónde? –
Exterior-Entrada de la estación-Mediodía.
– ¿No ibas a buscar a tu vieja? –
-Sí, pero y ¿Vos? –
{Van caminando por la vereda, no hay nadie en la calle. Autos estacionados, locales abiertos, pero vacíos, otros cerrados.}
Exterior-Calle paralela a la estación Chilavert-Tarde.
-Yo también voy. Mi abuela está internada en ese hospital. –
-Ah, bueno. Nos fuimos. –
-Sí, pero ¿Cómo mierda vamos al hospital? –
-Está a veinte cuadras de la estación de Ballester –
Brayan (con sarcasmo): – ¡Ah, joya! Esta es la estación Chilavert. –
-Bueno, vamos caminando. –
– ¿Sabés las cuadras que hay que caminar? ¿Sabés la de zombis que nos podemos cruzar? ¡Una banda! –
-No son zombis. –
– ¿Cómo qué no? Yo vi cómo se comían a un flaco, acá a la vuelta. –
-No son zombis, al otro le diste en el pecho y se murió. Si fuese un zombi seguiría vivo. –
-Como sea, pero nos podemos cruzar con una banda de acá al hospital. – {Se detiene en medio de la vereda.} -Espera, ¿tamos yendo bien? –
-Déjame, me fijo con el celular. – {Ricardo saca del bolsillo su celular. Tiene una llamada de un número no registrado.} -Estos putos que llaman para que me pase a abono. Casi me matan los conchudos. –
-Eh, pero si no te llamaban, no ibas a gritar y yo no te iba a escuchar. –
{Mirando el celular.} – ¿Cómo me escuchaste? Osea, ¿Dónde estabas? –
-Justo, justo estaba volviendo. Porque a la vuelta se estaban comiendo a un chabón entre cuatro y ni ahí que lo iba a ayudar. –
Ricardo: -Estamos a unas treinta cuadras del Hospital Ballester. Si le metemos, en media hora estamos ahí. –
{Ricardo guarda su celular en el bolsillo del pantalón y sigue caminando. Brayan se queda quieto.}
– ¡Para un poco, media hora! En treinta cuadras te cruzas con doscientos de esos. –
– ¿Dónde la viste doscientos? –
-Bueno, no doscientos. Pero unos pares debe haber. –
– ¿Cómo querés ir entonces? –
Brayan: -No sé. – {Mira a su alrededor y señala a la esquina de enfrente.} -Allá hay un patrullero con las puertas abiertas. –
Ricardo (inseguro): – ¿Vos decís? –
-No perdemos nada con probar. –
{Se cruzan de vereda y caminan hasta el patrullero.}
Brayan: -Fíjate si están las llaves. Yo te cubro. –
{Ricardo entra al auto}
Interior-Patrullero-Tarde.
{Ricardo busca las llaves. Revisa la guantera, debajo de los asientos, pero solo encuentra cigarrillos, un encendedor y varios papeles}
Brayan (en off): – ¿Encontraste algo? –
Ricardo: -Puchos y un encendedor. – {Ve por el parabrisas, un barrendero, ensangrentado, corre hacia ellos, mira a Brayan, está revisando la mochila.} – ¡Guarda! ¡Guarda que ahí viene uno! –
Exterior-Esquina de la calle-Tarde.
Brayan: – ¡¿Dónde?! Ah, ya lo vi. – {Se apoya sobre una rodilla, apunta y dispara. La bala le da en el pecho al barrendero.} -No si yo tuve que haber nacido en los tiempos del «Lejano oeste». «Billy the kid» un poroto al lado mío. –
Ricardo (en off): – ¡Las encontré! –
{Brayan sube al auto, del lado del acompañante, y cierra la puerta.}
Interior-Patrullero-Tarde.
Brayan: -Bueno, mándale mecha. –
{Ricardo coloca la llave, con un plástico naranja anillado que tiene escrito «B-37-P» con birome azul, y enciende el motor.}
Brayan: – ¿Viste? Vos querías ir caminando. –
{Ricardo mueve la palanca de cambios y pisa el acelerador. El patrullero avanza en reversa y choca un auto estacionado atrás, la alarma empieza a sonar.}
Brayan: – ¿Qué haces? –
Ricardo: -No sé, nunca manejé un auto y ¿Vos? –
-No, yo tampoco. –
{Una persona aparece, de repente, en la ventana del conductor. Ambos se asustan.}
Sabrina (desesperada): – ¡Ayuda! –
{Brayan apuntándole} -La puta madre, me cagué todo. –
Sabrina (en shock): – ¡Ayúdenme, me persiguen! –
Ricardo: – ¡¿Sabes manejar?! –
Sabrina: -Sí, pero no tengo registro. –
{Ricardo y Brayan se miran}
Ricardo: -Bueno, vení y manejá. Vos, bájate y anda atrás. –
Brayan: – ¿Por qué yo tengo que ir atrás? –
Ricardo: -Porque sí, dale. –
Sabrina: – ¡Ahí vienen! –
{Brayan mira por el espejo retrovisor, siete personas vienen corriendo por la calle. Rápidamente sale del auto y se sube en la parte de atrás. Ricardo se pasa al asiento del acompañante y Sabrina sube al auto.}
Brayan: – ¡Dale, dale! –
Sabrina: – ¡Espera! – {Pasa los cambios y arranca.}
{Otro viene por la derecha, se tropieza, y choca contra la puerta del acompañante. Sabrina grita del susto.}
Ricardo: – ¡Acelerá, acelerá! – {Sabrina pisa el acelerador.}
Exterior-Calle paralela a la Estación Chilavert-Tarde.
{El auto arranca y se aleja de las personas conforme aumenta la velocidad.}
Interior-Sala de la guardia-Mañana.
{Sergio forcejea con el doctor. Gladys (asustada) corre afuera de la sala.}
Interior-2do piso, pasillo del hospital-Mañana.
{Gladys mira hacia ambos lados, a la izquierda: la escalera de emergencias y los ascensores. A la derecha: Recepción, sangre en el piso frente al escritorio de la recepción. Gladys camina despacio a los ascensores.}
Sergio (en off): – ¡Alguien ayúdeme! ¡Por favor! –
{Gladys se detiene un momento, llega hasta la puerta de emergencias y la abre.}
Sergio (en off): – ¡Tengo una hija! ¡Ayuda! –
Interior-Sala de la guardia-Mañana.
{Sergio sigue forcejeando con el doctor.}
Sergio: -Hijo de puta, déjame. –
{El doctor lo muerde en el antebrazo. Gladys golpea al doctor con su celular, directo en la sien, matándolo al instante. El celular se rompe por la fuerza del impacto. El doctor cae a un lado. El joven amarrado sigue intentando soltarse. El paciente del otro lado de la sala permanece inconsciente.}
Sergio (agitado y sin aire): -Gracias. Muchas gracias, señora. –
Gladys: -Me llamo Gladys y de nada. ¿Está bien? ¿Lo lastimó? –
{Sergio revisa su brazo} (Contento): -No, solo mordió mi campera, decí que es de cuero grueso. –
– ¿Está muerto? – {Se cubre la boca y los ojos se le llenan de lágrimas.}
{Sergio mueve el cuerpo del doctor con el pie.} -Sí, creo que está muerto. –
Gladys (preocupada): – ¡No puede ser, lo maté! –
-No, no se preocupe. Fue en defensa propia. Además, estaba atacando a un oficial de policía. –
Voz femenina (en off): – ¡Ayuda! – {Sergio ve pasar un grupo de enfermeros, con la ropa ensangrentada, por la puerta en dirección a la recepción.}
Sergio: -Tenemos que aprovechar. –
Gladys (en shock): – ¿Cómo fue que pasó todo esto? –
-Señora, ¡Gladys! – {Gladys reacciona.}
-Tenemos que irnos de acá. –
– ¿A dónde? –
-Lejos. – {Va a la puerta y asoma la cabeza para ver afuera.}
Interior-2do piso, pasillo del hospital-Mañana.
{Sergio mira hacia la derecha y después a la izquierda, parece estar vacío.}
Interior-Sala de la guardia-Mañana.
Sergio (en voz baja): -Bueno, ahora es cuando. –
{Gladys intenta prender el celular.} -Se me rompió. ¡¿Y ahora?! ¿Cómo voy a comunicarme con mi hijo? –
Sergio (en voz baja): – ¡Shh! No haga ruido. Vamos, no hay nadie. –
Gladys (en voz baja): -Pero y ¿Mi hijo? ¿Cómo le digo que estoy bien? –
-Yo le presto mi teléfono, pero después llama. Ahora no porque nos pueden escuchar. –
– ¡¿Qué está pasando?! –
– ¡Gladys! – {Se escuchan vidrios romperse.} – ¡Vamos! – {Se la lleva de la mano.}
Interior-2do piso, pasillo del hospital-Mañana.
{Sergio y Gladys, tomados de la mano, caminan despacio a los ascensores. Antes de llegar, se escucha del ascensor deteniéndose, las puertas se abren. Dentro hay un joven tirado en un rincón, con una herida profunda en su cuello, sangre en todo el piso del ascensor.}
Sergio: – ¡A la mierda! –
Gladys: – ¿Qué? – {Asoma la vista y ve el cuerpo. Tiene una arcada, con las manos se cubre la boca.}
Sergio: -Vamos por las escaleras. – {Abre la puerta de emergencia y entra.}
Interior-2do piso, Escaleras de emergencia-Mañana.
{Sergio entra, sin perder tiempo, empieza a bajar. Gladys lo sigue por detrás. Se escuchan gritos detrás de la puerta del primer piso.}
Gladys: – ¿Vamos a ayudarlos? –
Sergio: -No podemos. –
-Pero sos policía. –
-Sí, pero hoy es mi día franco. Además, tengo un certificado médico que dice que no puedo trabajar. –
{En silencio bajan a la planta baja, justo antes de que Sergio abra la puerta.}
-Yo volví a ayudarte. –
-Bueno, vayamos a ayudar. –
{Vuelven a subir, mientras suben, abren la puerta de la planta baja.}
Martín: – ¡Suban! ¡Suban! – {Lo persiguen dos personas.}
Sergio: – ¡Subí, Gladys! – {Suben rápido por la escalera. Por la puerta del primer piso entran dos más.}
Martín: – ¡Apúrense, la puta madre! – {Empuja a Gladys contra la baranda, abre la puerta del segundo piso y escapa.}
Gladys: -¡Hijo de puta! –
Sergio (agitado): – ¿Qué pasó? – {Se detiene en la escalera y patea al sujeto que tiene más cerca, este se cae, deteniendo a los demás.} – ¿Qué esperas? –
{Gladys empuja y empuja la puerta, pero no se abre. Junto al picaporte hay un cartel, azul con letras blancas que dice.} «Tire».
Gladys (histérica): – ¡No se abre! ¡No se abre! –
Sergio: -Permiso. – {La hace a un lado, tira y la puerta se abre.} -El cartel dice «Tire». – {Ambos pasan y cierran la puerta.}
Interior-2do piso, pasillo del hospital-Mediodía.
Sergio: – ¿Dónde está el pendejo? –
{Gladys se sienta en el piso y Sergio se agacha frente a ella} – ¿Qué le pasa? ¿Qué tiene? –
Gladys: -Estoy cansadísima, tengo hambre. –
-Bueno, no se preocupe. Yo le consigo algo de comer, solo espere. –
-No, no me deje sola. –
-Voy y vengo. – {Se pone de pie. Camina hacia la recepción, pasa por la sala donde lo atendieron, el joven amarrado sigue esforzándose por escapar. Las otras habitaciones están cerradas. Rodea el escritorio y abre un cajón.}
-Ah, yo sabía. – {Del cajón saca un tupper (mediano, transparente) de plástico con comida dentro.}
– ¡Bien ahí! – {También saca una botella, transparente de litro con jugo un violeta. Sonriendo, vuelve con Gladys, cargando el tupper y la botella de jugo.}
Sergio (contento): -Acá conseguí para comer, pero busquemos un lugar más seguro. Deme la mano. – {Gladys le extiende la mano y con su ayuda se levanta.}
Gladys: -Gracias, Sergio. –
-Acompáñeme, vamos a buscar donde comer. –
{Juntos caminan por el pasillo. Sergio va probando abrir cada puerta, girando la perilla. Pero ninguna abre, hasta que llegan a la última de la izquierda, esta sí abre y es un depósito con góndolas llenas de cajas.}
Interior-2do piso, Depósito-Mediodía.
Gladys: -Bueno, no es un restorán, pero es mejor que nada. –
Sergio: – ¿Comemos acá entonces? –
{Sentándose en el piso} -Sí. –
– ¿Qué está haciendo? No se siente en el piso. Allá atrás veo unas sillas. – {Le da el tupper y la botella. Del fondo, entre la pared y las góndolas, saca tres sillas plegables metálicas y las coloca una frente a la otra,} -Ahora sí, siéntese. –
-No tenés que ser tan formal, digo pasaron muchas cosas. – {Gladys se para con ayuda de Sergio y se sienta en la silla más alejada de la puerta.}
-Ah, bueno. Mejor. –
{Gladys abre el tupper.} -A ver que tenemos. –
{Sergio se levanta de la silla, va a las góndolas y abre una caja.}
Gladys: – ¿A dónde vas? –
– ¡Tadán! – {De la caja saca dos vasos descartables, blancos, de plástico}
Gladys (sorprendida): -Oh, ¿Qué te parece? Canelones de verdura y milanesa napolitana. –
{Sergio se sienta, de espaldas a la puerta, Gladys encuentra dos tenedores y un cuchillo plástico descartables dentro del tupper, le da uno a Sergio y apoya el tupper en la silla del medio, utilizándola como mesa.}
Sergio: – ¡Buen provecho! –
Exterior-Calle paralela a las vías-Tarde.
{El patrullero se desplaza por el centro de la calle, esquivando a los autos estacionados. Hasta llegar a una esquina donde la calle está obstruida por un colectivo que chocó contra el muro que divide la calle de las vías.}
Ricardo (en off): -En esta, doblá a la derecha y después a la izquierda. – {El auto dobla a la derecha.}
Interior-Patrullero-Tarde.
{Ricardo mira el mapa en su celular, Sabrina maneja y Brayan cuenta plata en la parte de atrás.}
Brayan: – ¡Hijos de puta! Catorce mil pesos y nueve celulares se afanaron. –
Ricardo: – ¿De qué te sirve la plata ahora si todos los negocios están cerrados? –
-Mal… Y encima yo tengo un hambre. Che, ¿Pudiste llamar a tu vieja? –
-No, no me contesta. –
– ¡Ahí hay un chino abierto! Pará acá, amiga. – {Sabrina frena el auto y Brayan se baja.}
Sabrina: – ¿Falta mucho? –
Ricardo: -No, ocho cuadras nomás. –
-Ah, bien. –
Exterior-Vereda del chino-Tarde.
{El supermercado está abierto. Brayan mira la caja y no ve a nadie, solo bolsas con mercadería. Después de tantear el ambiente unos segundos entra.}
Interior-Supermercado-Tarde.
{Brayan entra al supermercado y empieza a cargar la mochila con galletitas, jugos en polvo, todo lo que le entre. Se escuchan ruidos desde el fondo del supermercado. Brayan carga más rápido las cosas en la mochila.}
Chino: – ¡Hio de puta! ¡Cholo! –
{Del fondo aparece un hombre asiático con una escopeta y le dispara a Brayan, el disparo falla y rompe la mercadería de la góndola junto a su lado.}
{Brayan (asustado) corre.} – ¡Concha de la lora! –
Interior-Patrullero-Tarde.
Ricardo (asustado): – ¡¿Qué onda?! –
{Desenfunda la pistola, Bersa Thunder 9 Ultra Compact Pro, y apunta a la entrada del chino. Brayan sale corriendo. Cargando en una mano la mochila y en la otra una bolsa con mercadería} –
Brayan (asustado): -¡Arrancá! ¡Arrancá! – {Revolea la mochila por la ventana, abre la puerta y entra al auto de un salto. Sabrina acelera a fondo.}
Exterior-Calle del chino-Tarde.
{El chino sale a la vereda y le dispara al patrullero, rompe el vidrio trasero.}
– ¡Cholo! – {Por atrás se acercan corriendo un grupo de personas}
Interior-Patrullero-Tarde.
Brayan (exaltado): – ¡No amigo, casi me muero! Me cagué todo, no lo vi. –
Ricardo: – ¿Te lastimó, estás bien? –
-Sí, sí, estoy re piola. Qué hijo de puta el chino ese. –
Sabrina: – ¿Pudiste conseguir algo de comida? –
Brayan: -Sí, amiga. – {Revisa la mochila.} -Tengo galletitas, pan lactal, sal, mayonesa, tengo todo. –
Ricardo: -Yo quiero pan. –
-Mirá que es pan negro. –
-No importa, tengo un hambre. –
Brayan: – ¿Y vos amiga? –
Sabrina: -Me llamo Sabrina -.
-Perdón. Sabrina ¿Qué te doy? –
– ¿Qué galletitas tenés? –
{Brayan lee los paquetes.} -Tengo… «Galletas veganas con calabaza y tomate” o «Pepas con dulce de batata». ¿Cuál te gusta más? –
{Sabrina extiende la mano hacia atrás.} -Dame las pepas… –
Ricardo: -Brayan. –
-Me lo imaginaba. –
Brayan: – ¿Qué cosa? –
Sabrina: -No, nada. Las pepas me gustan más. – {Brayan le da el paquete.} -Gracias. {Pasa el paquete a Ricardo, que está mordiendo un pan.} – ¿No me abrís el paquete, por favor?
Ricardo: -Sí, cómo no. {Lo abre y se lo deja sobre el tablero, junto al volante.}
-Gracias… –
-Me llamo Ricardo. –
-Mucho gusto… ¿Y ustedes son amigos? –
-Nos conocimos hoy en el tren. –
{Brayan comiendo las «Galletas veganas»} -Vos te fuiste y lo encontré llorando en el baño. –
Ricardo: – ¿Por qué mentís? No estaba llorando. –
– ¿No estabas en el baño? –
-Sí, pero no lloraba. –
-Bueno, detalles. No son importantes. –
{Sabrina frena el auto, pone el freno de mano, agarra una pepa y la muerde.}
– ¡Llegamos! Hospital Ballester. –
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